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  Al borde del abismo  (Man on a ledge)
  Dirigida por Asger Leth
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AL BORDE DEL ABISMO está producida por Lorenzo di Bonaventura ("Red", "Transformers", "Salt") y Mark Vahradian ("Red") para Summit Entertainment; sus productores ejecutivos son Jake Myers y David Ready ("Red"). El guión es obra de Pablo F. Fenjves ("The Affair").

El director de fotografía es Paul Cameron ("El fuego de la venganza"), mientras que Alec Hammond ("Red") se encarga del diseño de producción. Kevin Stitt ("X-Men") realiza el montaje y Susan Lyall ("Red", "El castor") se ocupa del diseño de vestuario.


La historia: Primeros pasos
El productor Lorenzo di Bonaventura llevaba interesado en convertir el guión de AL BORDE DEL ABISMO en una película desde sus días como presidente de producción de Warner Bros. Bonaventura, "es una película donde las cosas no paran de enredarse".

La historia comienza con un individuo trajeado no identificado que sale de una boca del metro de Nueva York, entra en un hotel de lujo, pide una habitación y encarga una comida ostentosa, que incluye champán y langosta. Luego escribe una nota y sale a la cornisa de su habitación. Para los espectadores, parece un hombre desesperado, que reacciona quizá a una funesta situación económica con la única solución que se le ocurre: poniendo fin a su vida.

"La idea de un hombre subido a una cornisa tiene algo apasionante", prosigue di Bonaventura. "¿Saltará? ¿No saltará? Hablamos con muchos policías veteranos y otras personas que han estado en situaciones de este tipo y comentan que, en general, la gente que hay abajo, en la calle, suelen repartirse aproximadamente al 50% a favor y en contra de que salten, lo que resulta en cierto modo de mal gusto pero, al mismo tiempo, supongo que así es la naturaleza humana. Creo que lo que nos atrajo del guión era esa inminente catástrofe y, en este caso, queríamos tener una gran interactividad entre la cornisa y lo que está sucediendo allí".

El productor ejecutivo David Ready agrega: "tenía una cualidad claramente romántica. Una historia de redención de un tipo que se está jugando el todo por el todo en un día, con intención de recuperar su vida. Nos afectó a todos los niveles, tanto a mí como a los demás".

Pasamos entonces a una escena en prisión, donde volvemos a encontrarnos con nuestro "suicida", Nick Cassidy (Sam Worthington), antiguo agente de policía de Nueva York, convertido ahora en recluso, condenado a 25 años de cárcel por un delito que no ha cometido. Cassidy confiesa sus instintos suicidas al loquero de la prisión, y reconoce que se ve incapaz de cumplir todo el tiempo de su condena por el crimen por el que lo han inculpado. Mientras se encontraba haciendo un trabajo extra, escoltando el valioso diamante Monarch, esta excepcional joya es robada y el empresario David Englander (Ed Harris) inculpa a Cassidy de su desaparición, por lo que tendrá que pasar 25 años entre rejas, mientras Englander cobra el importe por el que tiene asegurado el diamante. El lema de Englander, en palabras de di Bonaventura, es: "si alguien te arrebata algo, tú recuperas más de lo que te han quitado, 'porque así es América'".

Cassidy recibe permiso para asistir al funeral de su padre, circunstancia que aprovecha para poner en marcha un complicado plan de fuga, seguido de una emocionante persecución, que nos lleva de vuelta a la cornisa. "Cassidy tiene una prioridad", explica di Bonaventura, "que es demostrar que ha sido incriminado, aunque el público seguirá pensando todavía que quizá sea también algo suicida". Ready prosigue: "empieza como una fuga de prisión, que se convierte en una película de un gran golpe, para acabar transformándose en una especie de historia de amor". Worthington se muestra de acuerdo: "tiene algo que la diferencia de otras películas de acción... me quedo quieto en más de una ocasión y tengo oportunidad de actuar un poco, no me limito a ir de un lado a otro gritando".

La historia de amor entra en juego a través de la relación entre Cassidy y Lydia Mercer (Elizabeth Banks), la negociadora de la Policía de Nueva York, a quien Cassidy solicita expresamente. Mercer es una figura controvertida dentro del cuerpo de policía, al haber perdido recientemente a un suicida que era uno de los suyos. "Cassidy elige a Mercer", explica di Bonaventura, "porque cree que ella entenderá lo que le ha pasado. Lo han condenado al ostracismo por algo que no ha hecho, como le pasó a ella por algo sobre lo que no tenía control alguno".

AL BORDE DEL ABISMO era un guión escrito por Pablo F. Fenjves, cuyos derechos esperaba adquirir Lorenzo di Bonaventura durante su época de presidente de Warner Bros. Más adelante, lo adquiriría a través de su sello, di Bonaventura Pictures. Como Mark Vahradian continúa explicando: "el guión se quedó atascado por el camino en MGM Studios, donde mostraron interés por quedárselo. Luego fue a parar a Paramount, con intención de asignárselo a Paramount Vantage. Tres meses después, Paramount Vantage cerró sus puertas y el guión volvió a quedarse en el limbo".

Pero di Bonaventura y Vahradian no lo dieron por perdido. Acababan de terminar "Red" con Summit Entertainment, así que enviaron el guión al estudio. "Les enamoró", asegura Vahradian. De pronto, Sam Worthington mostró interés por él, y Summit lo compró esa misma semana. "A partir de ahí, todo fue muy, muy rápido", explica Vahradian.

Decidieron incorporar al proyecto al director Asger Leth, que tenía experiencia en documentales, para ponerse al mando de AL BORDE DEL ABISMO y que se convirtiera así en su primer largometraje de ficción. Fue una decisión que tenía a los productores especialmente entusiasmados, porque las cualidades que había demostrado para contar historias reales eran precisamente las que andaban buscando. Según comenta Vahradian: "lo que Asger aportaba era ese conocimiento de los detalles que necesitas tener como realizador de documentales. Tienes que ser capaz de escoger lo que resulta interesante dentro del enorme marco del mundo real y centrarte en ello".

Lorenzo di Bonaventura describe a Leth como "con agallas", un atributo que probablemente convendría encontrar en un director que va a tener que filmar una cornisa de 35 cm a unos 70 metros de altura sobre Manhattan. La audacia de Leth quedó patente inicialmente en su primera reunión con di Bonaventura. Según recuerda Leth: "Iba a reunirme con él para hablar de otro guión pero, por el camino, pensaba: 'también tiene ese otro guión que me gusta mucho, del que llevo cierto tiempo hablando con mi agente'. Así que acudí a la cita y le dije: 'Lorenzo, sé que esta reunión es para tratar este guión, pero he leído otro guión, AL BORDE DEL ABISMO, y me ha gustado mucho'".

El productor quedó impresionado por el interés de Leth por abordar un gran título de cine de evasión para su primer proyecto cinematográfico. "No le preocupa asumir riesgos", afirma di Bonaventura. "Es estupendo encontrar a alguien así. Hay tanto que no resulta familiar, que te interesa contar con alguien con agallas. Además, estilísticamente, realizar documentales es muy interesante, así que esperábamos dotar de ese estilo y esas agallas a nuestra película".

En menos de una semana tras esa primera reunión, Leth y di Bonaventura estaban hablando con Summit y Sam Worthington. "Worthington tenía un calendario muy apretado", explica Leth, así que se decidió que, si iban a hacerlo, había que empezar inmediatamente.


El hombre de la cornisa: Sam Worthingtom como Nick Cassidy
Sam Worthington, estrella de "Avatar" y "Furia de Titanes", ayudó a que la producción de AL BORDE DEL ABISMO se pusiera definitivamente en marcha cuando manifestó su interés inicial por el guión. Vahradian comenta sobre sus primeras reuniones con el actor protagonista de la película más taquillera de todos los tiempos: "La verdad es que no sabíamos qué esperar de Sam. Sabíamos que era un tipo bastante serio, porque se sentó a hablar con nosotros unas cuantas veces para hablar sobre el guión. Y me encanta el hecho de que estuviera implicado de una manera muy elegante y fuera un colaborador excelente".

Worthington opinaba sobre el guión que era a la vez fácil de captar pero también engañosamente complicado. "La película trata sobre un hombre en una cornisa, como indica el título original, pero ¿cuáles son los distintos obstáculos a los que se enfrenta ese individuo? No se trata únicamente de preguntarse ¿saltará o no saltará? O ¿se caerá o no se caerá? Sino más bien de ¿demostrará su inocencia o no? ¿Y es siquiera inocente? El viaje de este hombre, eso es lo que va a resultar verdaderamente apasionante y emocionante para los espectadores".

Worthington admite que en parte también sentía curiosidad por el papel por su miedo a las alturas, ya que la mayoría de las escenas de la cornisa estaba previsto que se rodaran en una cornisa de verdad del Hotel Roosevelt, a más de 60 metros de altura sobre la calle 45, en pleno Manhattan. Leth ofrece más detalles sobre ese aspecto: "Le gusta forzar los límites, igual que a mí, y por eso encajamos bien. Le dan miedo las alturas y creo que ese es uno de los factores que le atraen de esta película. Es típico de él. 'Aquí hay algo que a mí, Sam, me resulta difícil, así que voy a hacerlo para forzarme".

Cuando se le pregunta cómo se preparó para el papel, Worthington explica: "No creo que sea posible. Creo que lo único que puedes hacer es salir por la ventana y hacerlo. Si sales por la ventana de un hotel, te van a decir que vuelvas a entrar". Los especialistas pueden contarte cómo va a ser, explica, pero luego agrega: "es como enamorarse. Hasta que no lo haces personalmente, es difícil de imaginar".

Vahradian reconoce que la acrofobia de Worthington les causaba cierta preocupación. "Llegamos a reunirnos para hablarlo, '¿De verdad va a salir ahí fuera? ¿Va a subirse a esa cornisa, va a estar cómodo y va a ser capaz de hablar? ¿Va a ser capaz de actuar? ¿Y de interpretar?' Y, bueno, la verdad es que lo hizo. Se le podía ver en los ojos y esa era la otra parte por la que resultaba valioso rodar realmente allí. Podía verse que era consciente de estar a más de 60 metros de altura en el aire, y nos interesaba especialmente conseguir esa sensación en los primeros momentos en los que saliera ahí fuera, porque es algo que no había hecho nunca y se le nota en la mirada. Eso, para nosotros, no tenía precio".

Además del nerviosismo del actor por encontrarse a tanta altura sobre el suelo, era importante transmitir el mismo miedo y la misma reacción en la cornisa del plató, donde no se encontraría más que a unos dos metros y medio sobre el suelo. Pero, una vez más, no había motivo para preocuparse. Leth explica: "No tenía ni idea de si realmente podríamos trasladar esa sensación al plató de la cornisa, pero me pareció que, si queríamos tener la más mínima posibilidad, había que pasar antes por la cornisa real, para hacerse verdaderamente a la idea de la altura y de la sensación de peligro". De nuevo, la producción no tenía por qué preocuparse. Leth prosigue: "llegado el momento, esa recuerdo neurológico extremo, esa especie de 'memoria muscular', de recuerdo mental, está allí; me quedé estupefacto ante cómo se consiguió trasladar al plató. Como si siguiéramos realmente allí, en el piso 21, a 21 plantas de altura. La verdad es que me costó creerlo".

En última instancia, Vahradian asegura que Worthington aportó al personaje todo lo que cualquiera podría esperar, y mucho más todavía. "Está muy seguro de sí mismo, a veces quizá incluso demasiado. O sea, teníamos que encargarnos nosotros de contenerlo un poco. Pero esa combinación de ser capaz de actuar y de mantenernos interesados en la cornisa y hacer también la parte de acción, nos pareció increíble, una auténtica maravilla".

El productor di Bonaventura agrega: "Hay algo que no había podido apreciar antes en Sam, que es su sentido del humor. Parece que, si te fijas en el conjunto de su obra, se le ha pedido que sea el tipo fuerte, silencioso y un hombre que contiene sus emociones. Este personaje es un tipo con las emociones hasta cierto punto a flor de piel. Ha reconocido tener impulsos suicidas. Se lo toma todo con una especie de humor negro. Así que es un personaje que resulta muy simpático. Como Sam es tan fuerte, tener esa especie de vulnerabilidad no hace que parezca débil. Hace que resulte más bien vulnerable". Di Bonaventura prosigue: "A veces, te das cuenta a posteriori de lo inteligente que has sido al elegir a alguien. Y esta ha sido una de esas veces, ya que la verdad es que ha supuesto una gran ventaja extra para nosotros que su bagaje como actor haya jugado a nuestro favor".


El reparto: Las cosas se van aclarando
El equipo se sintió más seguro aún de sus posibilidades cuando la elección de Worthington para el papel principal se vio reforzada con la incorporación al reparto de Elizabeth Banks, Kyra Sedgwick, Anthony Mackie, Edward Burns, Jamie Bell, Titus Welliver, Génesis Rodríguez y Ed Harris. "Es fantástico", afirma di Bonaventura. "Hemos logrado un excelente equilibrio. Con tantos grandes actores, sabemos que estamos en muy buenas manos".

"El reparto de esta película es de auténtico ensueño", agrega Ready, "tanto por lo que respecta a quiénes son como actores como a quiénes son como personas. Hemos tenido mucha suerte".

Elizabeth Banks demostró ser una excelente, aunque inesperada elección para interpretar a su personaje, la hastiada negociadora de la Policía de Nueva York Lydia Mercer. "Elizabeth nos parecía una elección interesante", señala Mark Vahradian. "Me gusta el hecho de que tenga una cualidad algo así como áspera, casi como si fuera de pura sangre azul, mientras que Sam es más como de clase obrera. Al mismo tiempo, pensamos que su vis cómica, que es por lo que resulta más conocida, serviría para dar un toque de ligereza a esos diálogos".

Banks describe a Lydia de la siguiente manera: "No es capaz ni de poner orden en su propia vida, mucho menos de salvar la de otra persona. Así que creo que lo genial de esta película es que es la historia de una doble redención. Nuestro protagonista, Nick Cassidy, interpretado por Sam Worthington, necesita redimirse de verdad. Y lo estupendo es que otorga a Lydia la oportunidad de redimirse también ella".

Anthony Mackie sentía un gran interés por interpretar el papel de Mike pero, además, quedó sumamente impresionado con el director Asger Leth. "Vi su documental y me dejó boquiabierto", comenta Mackie. "Quedé muy sorprendido con su capacidad para contar una historia sin juicios de valor. Quedamos para hablar del personaje, y a mí me parecía que Mike tenía algo oscuro y misterioso. Sentía que tenía algo muy cerebral aunque, al mismo tiempo, no era nada agresivo ni peligroso".

Mackie continúa explicando que la película "posee una gran energía, que se mantiene de principio a fin. Eso es lo que resulta divertido. Y lo que me resultaba interesante es que AL BORDE DEL ABISMO trata sobre un tipo en una cornisa. Una vez está el tipo en la cornisa, ¡ya está! Así que, ¿cómo haces para mantener el interés de la historia y cómo mantienes a esos personajes tridimensionales y completamente realizados, a lo largo de toda la película? Siempre me han gustado los retos de ese tipo. Siempre me gusta tomar esos personajes que podrían resultar unidimensionales o aburridos y dotarlos de vida propia".

El productor di Bonaventura siempre había querido trabajar con Mackie. "Me había faltado muy poco en un par de ocasiones", señala. "Es tan natural, que ni siquiera te das cuenta de lo buen actor que es, porque parece que le sale sin ningún esfuerzo".

En cuanto a Jamie Bell, para di Bonaventura fue todo un gusto poder trabajar con la estrella de "Billy Elliot (Quiero bailar)". "Jamie es divertido", afirma. "Jamie es una gran estrella en alza. Es un actor maravilloso y hábil, que se adapta fácilmente. Descubrimos que Sam y él poseen una gran química como hermanos y se relacionan de una manera que resulta de lo más natural. Y puede ser muy extravagante, así que le dejamos jugar con sus extravagancias y dejamos que se divirtiera en ese aspecto".

Vahradian agrega: "Evidentemente, también estás buscando cierto parecido, y podrías creerte que Sam y él pudieran ser parientes. Queríamos que pareciera alguien como de clase trabajadora, al igual que Sam. Nos imaginamos a esos tipos, dos irlandeses de Long Island, una de esas familias estadounidenses. Aunque, tiene gracia, ya que cada uno tiene un acento propio y distinto", (Bell procede de Inglaterra y Worthington de Australia).

Bell señala: "Se está ofreciendo constantemente más información, que va cambiando el rumbo de la historia, cambia el rumbo que siguen ciertos personajes, lo que es algo que resulta fantástico de interpretar y en lo que tomar parte".

Los productores decidieron dotar de más entidad al papel original de Kyra Sedgwick cuando se dieron cuenta del impacto que aportaba a su personaje de la reportera de televisión Suzie Morales, ávida de sacar el máximo partido posible al creciente interés que despierta la historia del hombre de la cornisa. Vahradian recuerda: "Se presentó y nos pareció asombrosa, muy profesional, y empezó: 'así es como creo yo que es mi personaje, esto es lo que me encanta y esto es lo que creo que tengo que intentar mejorar'. Fue una colaboradora excelente; no es fácil conseguir que alguien como ella se interese por trabajar unos pocos días en algo así, pero le encantaba el personaje". Ready, el productor ejecutivo, se muestra de acuerdo: "Destaca mucho, incluso en lo referente a su aspecto en la película. Su vestuario es precioso. La ves a ella y ves esa Nueva York en directo, ella es la voz de la ciudad y es muy divertida".

Para Sedgwick, formar parte del ambiente de las calles de esta historia resultaba emocionante para una neoyorkina como ella. "Ahí abajo encuentras gente de toda clase y condición", asegura Sedgwick, "para captar la atmósfera de la ciudad, que creo que es algo importante, de verdad".

Edward Burns aportó su carisma particular a su papel del inspector de la Policía de Nueva York Jack Dougherty. "Fuimos añadiendo escenas y más escenas", (para Edward Burns) recuerda Vahradian, "porque todo lo que salía por su boca resultaba divertido, gracioso, irónico, duro, era el perfecto policía auténtico de Nueva York. En muchos aspectos, es el corazón de la película. Supuso una grata sorpresa para nosotros".

La mayor parte de las escenas de Burns son con el personaje de Banks, Lydia, ya que el inspector Dougherty no la ve muy capaz de afrontar el reto que plantea la situación en la que se encuentran. "No le gusta el hecho de que ella lo haya sustituido", explica Burns. "Se supone que debería ser trabajo de Dougherty, pero se lo quitan para dárselo a ella. Durante la primera parte, se lo hace pasar mal a Lydia, no se muestra muy amable, aunque luego se acaba dando cuenta de que debería ayudarla".

La participación de Ed Harris en el papel del acaudalado empresario de Nueva York David Englander surgió a raíz de su respeto por Sam y lo emocionante que le pareció el relato. "Es una historia apasionante que espero que mantenga a la gente en vilo", señala Harris. "O sea, el tipo está casi colgando del borde de un edificio, esperemos que eso sirva para mantener a la gente en tensión".

El productor di Bonaventura califica a Harris de "uno de esos actores legendarios", que encajaba a la perfección con las facetas más desmesuradas de la personalidad de David Englander. "Es un papel divertido para él", comenta di Bonaventura. "Es un personaje codicioso, sumamente interesante, pero también es divertido, elegante y a la vez zalamero. Así que es un contraste atractivo".

Para la recién llegada Génesis Rodríguez, que encarna a la novia del personaje de Jamie Bell, resultaba emocionante interpretar a alguien listo para formar parte de algo peligroso y lleno de engaños. "Creo que es muy ágil. Es inteligente y realmente divertida de interpretar. No para nunca. Está siempre llena de energía. Ayuda a que la película no pierda ritmo en ningún momento".


De arriba abajo: Alcanzar nuevas cotas
Llegado el momento de resolver las escenas en las que Cassidy se aferra desesperadamente a la pared exterior de un edificio en AL BORDE DEL ABISMO, el equipo de realización sabía que no habría nada más efectivo que un auténtico rascacielos de Nueva York. En cuanto al proceso por el cual se llegó a esa decisión, di Bonaventura describe: "Creo que algunas películas probablemente no habrían subido a casi 70 m de altura para hacerla. Decidimos que era lo más alucinante que podíamos hacer, tanto visualmente, para darle realismo, como para ser fieles al concepto". Sin embargo, dado el escaso margen de tiempo con el que contaban y que se acercaba el invierno de Nueva York, resultaba fundamental encontrar el escenario adecuado, aunque resultó ser un proceso más complicado de lo que cabría esperar.

Con cientos de edificios en Nueva York, encontrar una cornisa, y más aún la cornisa adecuada, suponía darle muchas vueltas al tema. "Al principio, se discutió mucho de a qué altura debía estar la cornisa", recuerda el diseñador de producción Alec Hammond. "Había quien la quería más baja, para que Cassidy pudiera tener una interacción más directa con la multitud de abajo. Otros dijeron que no, que tenía que estar mucho más alto o no habría suficiente peligro". Al final, se acordó que la cornisa debía estar entre las plantas 18 y 22, lo suficientemente alto para provocar inquietud y lo bastante bajo para que la gente y la calle fueran algo más que pequeñas motas. El responsable adjunto de exteriores, Kieran Patten, recalca que, una vez tomada esa decisión, entraban en juego otras consideraciones de diseño. "Aparte de la altura como elemento principal del criterio, buscábamos un edificio que tuviera un aire clásico de Nueva York, alguna construcción que quedara de las décadas de 1920 o 1930, que hablara de la historia de Nueva York en su edad de oro", explica Patten.

No tardaría en quedar claro que el Hotel Roosevelt, también conocido como la "gran dama de la avenida Madison", construido en 1924 y situado en la esquina de la avenida Madison con la calle 45, en el centro de Manhattan, era el escenario ideal. La cornisa seguía planteando numerosos retos, así que hubo que construir una cabina elevada, con un decorado de habitación del hotel, y situarlo en el tejado del famoso edificio. "Necesitábamos contar con un lugar en el que pudiéramos controlar, al menos hasta cierto punto, todos los aspectos del rodaje, la seguridad del actor y del equipo, y contar con flexibilidad para la cámara y la capacidad de mirar alrededor y captar numerosos ángulos y vistas", explica. "Al director artístico David Swayze se le ocurrió la genial idea de situar el plató ladeado hasta la esquina, lo que creaba una cornisa a su alrededor. Se construyó sobre un sistema de raíles, lo que permitía moverlo hacia adelante y hacia atrás para permitir filmar los distintos ángulos".

La seguridad del reparto y del equipo era una de las prioridades fundamentales. El jefe de maquinistas Jim McMillian recuerda muchas noches en vela pensando en todo lo que podía salir mal, especialmente cuando el rodaje se está realizando en una cornisa de tan solo 35 cm de ancho. McMillian explica, "Teníamos una grúa louma de diez metros y medio de Panavision, que pusimos metro y medio más allá del extremo del edificio, a tres metros en el aire. Y luego, dos plantas por encima de nosotros, teníamos la grúa de 26 m, que pesa más de 3 toneladas, moviéndose mientras sobresalía por encima de cuatro carriles de la avenida Madison. Al no tener sitio alguno en una cornisa de 35 cm, para poder filmar el rostro de [Sam Worthington] e interactuar con él necesitábamos sacar cámaras a unos 70 metros del suelo, en el aire".

McMillian prosigue: "Se realizaron todo tipo de cálculos, se le dio muchas vueltas, se hicieron muchos números para ver cómo poder realizar este trabajo con seguridad". Agrega, no obstante, que "la seguridad hizo sin duda que el equipo estuviera mucho más unido, porque todos sabían que estaban pendientes de la vida de otra persona. Cada movimiento que hicieras, cada cosa que movieras, lo hacías con sumo cuidado porque, de caerse, podía hacer mucho daño, o incluso matar a alguien que hubiera abajo". También se incorporó un sistema de cuerdas de salvamento, explica McMillian, con el que todos, tanto el personal como el material, pudieran estar con seguridad en la cornisa, y permitía recuperar y volver a alzar a cualquiera que se cayera del plató. Antes de acceder al set de rodaje, se obligaba a todo el reparto y el equipo a vaciarse los bolsillos y deshacerse de todo lo que llevaran, ya que hasta algo tan aparentemente inocuo como un centavo podía causar estragos abajo.

Ready recuerda: "Alec Hammond y el equipo de producción encontraron una forma completamente de locos de diseñar la cabina elevada en la cornisa de modo que pudiera pasar por la planta 21 del Roosevelt. Y no, no tenía ni la más mínima idea de que se pudiera hacer algo así. Y sigo pasmado de que consiguiéramos hacerlo".

Se acabaron construyendo tres sets de rodaje de la cornisa, para poder filmar toda la película. Hammond explica: "Tenemos el set de la pared, que es una versión del set que se encuentra en el aparcamiento del estudio de Long Island, luego está la parte del set del interior del estudio, donde el techo está solamente a unos 8 m de altura, y la parte de la cabina elevada (en el propio Hotel Roosevelt). Tres versiones básicamente de lo mismo".

"Para poder trabajar en el set del tejado del Hotel Roosevelt de manera segura", prosigue McMillian, "y poder no solamente meter y sacar a Sam, sino poner cámaras allí, construimos las dos plantas de la cornisa, que podíamos deslizar hacia dentro y hacia fuera mediante raíles. En conjunto pesaba unas cuatro toneladas y media. Lo deslizábamos hacia atrás, en la posición alejada de la cornisa, preparábamos a todos, con cámaras que pudiéramos meter físicamente en el set, y luego lo deslizábamos hasta el borde de la cornisa y montábamos nuestra propia fachada. La verdad es que construimos este set por partes y luego lo deslizamos hasta el borde".

La cantidad de peso que el equipo de rodaje llevó al tejado del Hotel Roosevelt fue enorme. "Calculo que ya solamente el peso del set por sí mismo eran unas cuatro toneladas y media", continúa McMillian. "Su contrapeso suponía fácilmente otras cuatro toneladas y media. Además, subimos la grúa Technocrane hasta allí, que son casi dos toneladas más, a lo que hay que sumar sus propios contrapesos, lo que supone más de dos toneladas y media extra. Yo diría que probablemente subimos entre 15 y 18 toneladas de peso hasta allí arriba".

Como era de esperar, las fases de documentación y planificación resultaron fundamentales.

"Contamos con la participación de un ingeniero estructural, para preparar los sets, las paredes y los pesos", señala McMillian. "Pero el verdadero problema fue el departamento de urbanismo de la ciudad de Nueva York. No conseguimos la aprobación para montar el set en el tejado del Hotel Roosevelt hasta un martes y estaba previsto empezar a rodar allí ese viernes. Así que fue una auténtica carrera desenfrenada. Cuando conseguimos tenerlo todo en el tejado para poder montarlo de modo que resultara seguro, también tuvimos que incorporar el sistema de cuerdas de salvamento para [Sam Worthington] y el equipo humano y material".

Lo verdaderamente complicado era llevarlo todo hasta la azotea del Hotel Roosevelt.

McMillian recuerda: "Teníamos una grúa de construcción de 300 toneladas y más de 90 m, que se encargó de subir el set. Muchas de las paredes estaban preconstruidas en un estudio. Pero otro obstáculo fue que, en la ciudad de Nueva York, entre el 2 de noviembre y el 2 de enero, no puede operar ninguna grúa de construcción, a causa de las fiestas. De ese modo, todo lo que montábamos en el tejado tenía que estar meticulosamente medido, para poder bajarlo de allí por partes. Así que tuvimos que desmontar la grúa louma y subirla en el montacargas para sacarla del hotel".

El supervisor de efectos visuales Richard Kidd señala además que las tres versiones del set de la cornisa tenían que coincidir entre sí hasta en el último detalle escenográfica y arquitectónicamente. Kidd explica: "Las uniremos todas con la extensión generada por ordenador, porque lo que no esté ya físicamente presente, se añadirá mediante infografía. Es la parte superior del edificio lo que realmente no existe en exteriores, ni en el interior del plató. Las uniremos todas y haremos que quede impecable y fantástico".

Además del Hotel Roosevelt, otros exteriores incluyen el famoso correccional de Sing Sing, situado a 50 km al norte de la ciudad de Nueva York, en el pueblo de Ossining. La perspectiva de rodar en esa prisión de tan mala fama era emocionante y encontrarse en un lugar tan conocido resultó ser una experiencia estimulante.

Leth describe la importancia que tenía para él contar con exteriores que ayuden a meterse en la historia. La conocida prisión, así como el exterior donde se produce el choque entre el coche y el tren, eran fundamentales para la historia. "El exterior [de la escena de la colisión] era asombroso", asegura Leth. "De fondo puede verse el edificio Empire State. Está lejos de la ciudad pero, mientras [Cassidy] se escapa, puede verse Manhattan a lo lejos, tan solo un pelín, pero te mete en la historia".

La ciudad de Nueva York se vuelve importante no solamente como lugar en el que se ambienta la película, sino como un personaje más de la misma. "Es una mezcla tan vasta no solo de arquitectura, sino de gente que encuentras viviendo en esos edificios y que se ven luego por la calle, cuando acuden a ver cómo se desarrollan los acontecimientos de la historia y todo eso", señala Leth. Para él, Nueva York es el lugar ideal para historias como la de AL BORDE DEL ABISMO. "¡Es Nueva York! En Nueva York pasa de todo. Y eso me encanta".

Hammond agrega: "Asger dejó claro desde el principio que quería que la película fuera un auténtico tapiz de Nueva York y que tratara también sobre las pequeñas historias y personajes y pequeños sucesos que se están produciendo en torno al hecho de que Nick se suba a la cornisa".

Worthington se muestra de acuerdo: "Es una idea interesante para una película. La gente preguntaba: '¿Qué está pasando ahí arriba?', y creo que así es exactamente como deberían sentirse. No deberían saber qué está pasando exactamente ahí arriba, deberían hacerse sus propias ideas sobre lo que está pasando con ese tipo. Y así es exactamente la gente de la calle, otro personaje más [de la película]".

Todo ello está puesto al servicio de crear algo con lo que los espectadores vayan a disfrutar. "Esperas ofrecer una gran película al público", asegura Worthington. "Así es como veo yo sencillamente el cine, la gente paga por acudir a las salas, quieren verse transportados al momento o el entorno que sea, y sentir que están allí, sentir que lo que hay en juego es lo suficientemente emocionante como para quedarse sentados y mantener su atención".