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  Somos la noche  (Wir sind die nacht)
  Dirigida por Dennis Gansel
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Nueva sangre en venas antiguas
Los vampiros encienden la imaginación de los directores de cine como pocas otras figuras míticas y literarias consiguen hacer. Una mirada a los archivos confirma que se han hecho más de 3000 películas sobre vampiros desde 1912, incluyendo clásicos mudos, slashers, comedias porno y emotivos dramas para adolescentes.

SOMOS LA NOCHE es un thriller repleto de acción sobre hermosas vampiresas que viven por encima de la ley disfrutando de la vida nocturna de la vibrante Berlín y matando a su antojo, en todo un ejercicio de combinar lo mejor del género de los chupasangres de todos los tiempos.

Las cuatro protagonistas representan diferentes épocas de la historia, en función del momento en que fueron convertidas en vampiro. Así la película se convierte en una especie de viaje en el tiempo, que transcurre en el moderno Berlín, con su famosa variedad de clubes nocturnos, y el submundo del crimen, la pobreza y la desesperanza, pero al mismo tiempo volviendo la vista atrás para rendir homenaje a grandes piezas del género tanto en literatura como cine.

Louise, interpretada por Nina Hoss, lidera el grupo y nos recuerda a otra vampiresa deslumbrante buscando desesperadamente un compañero perfecto: en 1872, el irlandés Joseph Sheridan, novelista gótico escribió su versión de la historia de "Camilla", que aterrorizó Styria, Austria, durante siglos. Quince años más tarde, el periodista irlandés Bram Stoker publicó su famoso "Drácula", basado en la leyenda eslava, cuyo poder sexual desenfrenado golpeó a la represiva sociedad victoriana como un murciélago surgido del mismo infierno.

En 1921, la historia de terror de Bram Stoker inspiró a la pionera industria del cine para producir la seminal Nosferatu, a symphony of horror, influenciando a todo el género durante años. La historia dirigida por Friedrich Wilhem Murnau sobre el Conde Orlok, interpretado por Max Schreck, fue rodada en Berlín, Wismar, Lübeck, Lauenburg, Rostock y la isla de Sylt, además de los Cárpatos. Con su estreno en 1922, Murnau no sólo revolucionó el cine con un número de copias sin precedentes, 540, sino el género de vampiros en general. El hecho de que la luz del sol los convierta en polvo, por ejemplo, es contribución suya. Casi 100 años después, SOMOS LA NOCHE está profundamente en deuda con la visión de Murnau.

Tras el estreno de Nosferatu, la viuda de Bram Stoker demandó a los productores por vulneración de los derechos del autor. La corte de Berlín estuvo de acuerdo y en 1925 ordenó la destrucción de todas las copias y negativos de Nosferatu. Afortunadamente, el éxito mundial de la película aseguró que hubiera demasiadas copias en circulación para conseguir que la sentencia se cumpliera en su totalidad. Siguiendo el éxito de Nosferatu, la viuda de Stoker firmó un contrato de 40,000 dólares con los estudios Universal de Hollywood para una adaptación autorizada de Drácula, que rodó Tod Browning en 1931. El protagonista fue otro actor descubierto por Murnau en The Janus head, de 1920: Bela Lugosi.

Hollywood se apresuró a exprimir el género y siguiendo a este Drácula se realizaron La hija de Drácula (1936) o La casa de Drácula (1945). En 1958, Christopher Lee hinca sus dientes al ya legendario papel, protagonizando nueve películas.

En 1967, Fearless vampire killers, de Roman Polanski, añadió una gota de humor inteligente al sangriento cocktail, lo que desembocaría directamente en comedias como Amor al primer mordisco (1979) o Drácula: Dead and loving it (1985), de Mel Brooks.

En 1992, Francis Ford Coppola volvió a la novela original para rodar la sangrienta y sexual historia para la nueva generación MTV, Bram Stoker’s Dracula. El regreso a un vampiro más "serio" siguió con Near Dark de Kathryn Bigelow, Abierto hasta el amanecer, de Robert Rodriguez, Blade, de Stephen Norrington, o Vampiros, de John Carpenter, mostrando a los chupasangres en toda su brutalidad.

Al mismo tiempo, los vampiros impregnaron la cultura pop a todos los niveles, desde la serie adolescente Buffy Cazavampiros al musical El baile de los vampiros, adaptación de la película de Polanski, o la serie de libros infantiles Pequeños Vampiros.

La "domesticación" del terror fue conseguida sobre todo gracias a autoras más interesadas en el melodrama que en el caos, y más en los corazones rotos más que en los atravesados por estacas. Así fue como Anne Rice se convirtió en pionera del subgénero con Entrevista con el vampiro, convertida en película por Neil Jordan en 1994. Más recientemente, la serie Crepúsculo de Stephanie Meyer ha extendido el fenómeno a escala global. Mormona, madre de tres hijos y creadora de un universo de vampiros castos, casi sin sangre ni sexo, su visión es apta para una generación de jóvenes cuyos padres les esperan a la salida del centro comercial con el monovolumen. Mientas que el sensacional éxito de Drácula en 1897 fue un shock para el público por sus referencias al sexo oral, sus herederos en este siglo parecen haber tomadovotos de castidad eterna.

Algo que no sucede en SOMOS LA NOCHE, donde nuestras vampiresas van de compras y bailan hasta el amanecer en una fiesta permanente de 24 horas al día, siempre vestidas para matar y siempre al borde del abismo. "Podemos comer, beber, esnifar coca y follar todo lo que queramos, nunca engordamos, nos enganchamos, ni nos quedamos embarazadas", dice Nora en un momento de la película. La metrópolis berlinesa es su territorio de caza, la noche, su capa de invisibilidad, la sangre de sus víctimas, el néctar de la vida. Justo como los pioneros del género los imaginaron.


Notas de producción

Dos compañeros de Universidad y un sueño

Los vampiros viven eternamente, y a veces puede costar una eternidad llevar sus aventuras a la gran pantalla. Prueba de ello, la historia épica de chupasangres berlinesas SOMOS LA NOCHE. "Tenía 23 años cuando tuve la idea para esta película", comenta Dennis Gansel, guionista y director, "y tendré 37 cuando finalmente se estrene en Octubre de 2010". El proyecto nació en un apartamento compartido por los estudiantes de cine Dennis Gansel y Christian Becker. Ambos estudiantes se matricularon en la escuela de cine HFF de Munich en 1994 y trabajaron juntos en el cortometraje The wrong trip, que se proyectó antes del film Muerte súbita en 700 salas, y acabó convertido en todo un éxito underground que consiguió cimentar aún más su amistad. En septiembre de 1996, Dennis Gansel sugirió una idea para una película a Christian Becker que les tendría ocupados los siguientes catorce años. Dos experiencias le dieron la idea a Dennis: "Mi novia estudiaba teatro en esa época y tenía una foto suya muy sexy en blanco y negro que me recordaba a un vampiro", recuerda el director. "El otro momento clave fue mi visita a Berlín verano de 1996, cuando conocí esa arquitectura decadente y Victoriana en la zona de Schlesisches Tor y visité algunos clubs de la época como el Tresor o el WMF."

Dennis Gansel se encontró con el apoyo entusiasta de su compañero de piso y estudios. "Christian Becker lo pensó un momento y dijo: ¡Estupendo! Desde entonces hemos estado juntos en este proyecto. A él le gustaban los elementos de acción y a mí me interesaban más los aspectos románticos." El director escribió un esbozo de tres páginas llamado The Dawn, una historia de amor entre una joven vampiresa de Berlín y una joven mortal. Otra coincidencia le condujo hasta la protagonista de la película: "Estaba en el estreno de Girl called Rosemarie de Bern Eichinger y vi a Nina Hoss en pantalla. Me di cuenta al momento de que tiene un talento único, y modelé el guión a su medida".

Se conocieron por primera vez en la primavera de 1999. "Le di a Nina el guión y le pedí que dejara su agenda libre para el otoño de 1999", recuerda Gansel. "Estaba totalmente convencido de que rodaríamos aquel año". Nina Hoss recuerda aquel primer encuentro marcado por el entusiasmo del joven director: "Dennis me enseñó el primer borrador del guión. La trama no estaba todavía resuelta, era algo diferente al guión que pretendía rodarse, pero me encantó la parte de las vampiresas así que le dije: ¡llámame cuando el guión este acabado!". Con una sonrisa, Nina añade: "Diez años después, lo estaba".

El largo viaje
Durante los siguientes años, Dennis Gansel tuvo que aprender que a menudo no es fácil dar vida los no muertos, especialmente en un país europeo que favorece las películas "artísticas" y con poca tradición en películas de género. "Mi guión estaba terminado en el 2000, pero creo que se adelantó a su tiempo", dice el director. Ningún productor ni distribuidor quería financiar su romance vampírico. Mientras tanto el director dirigió sus esfuerzos a otros proyectos exitosos como Girls on top, Napola, Before the fall y La Ola. Al mismo tiempo sin embargo, nunca dejó de trabajar en el guión de The Dawn. Y su paciencia y perseverancia finalmente dieron su fruto: el éxito de La Ola, producida por Christian Becker, proyectada en Sundance y vista sólo en Alemania por 2,6 millones de espectadores, tuvo el efecto deseado para conseguir que el proyecto de Gansel obtuviera luz verde por parte de Constantin Film. "Naturalmente el éxito de Crepúsculo también le dio alas a nuestra película", admite Becker, "pero ten en cuenta que nuestro guión ya estaba hecho antes de que Stephanie Meyer hubiera escrito una sola palabra".

Además, Jan Berger añadió un toque especial con grandes dosis de acción. "Dennis y yo somos grandes fans de Luc Besson, y el estilo de sus primeras películas fue una gran inspiración. Queríamos hacer un thriller de acción europeo, con una identidad única. Puesto que las protagonistas eran cuatro vampiresas en Berlín, ricas, hermosas, eternamente jóvenes e inmortales, para ellas la fiesta nunca acaba".

Celluloid Dreams, que también se encargó de la venta de La Ola en medio mundo, se unió a otras compañías para respaldar SOMOS LA NOCHE. "Nos ganamos el apoyo de Media Board Berlin Brandenburg, Bavaria’s Film Board, el Comisión Federal para el Cine y el German Film Fund", comenta el productor. "Junto al NRW Bank y Constantin Film, conseguimos un presupuesto multimillonario, que nos permitió contar la historia como realmente queríamos".

El reparto ideal
"Fue fantástico que Nina Hoss siguiera interesada en el papel de Louise diez años después de nuestra primera conversación. Nina posee grandeza, misterio, y eso le permite retratar la implacable brutalidad de la líder una banda de vampiros".

Nina Hoss ve a Louise como un personaje con múltiples facetas: "Ella decide a quien se muerde. Tiene a las otras en la palma de la mano. Pero al mismo tiempo, no es sólo malvada, tiene un lado vulnerable también. Está cansada de la vida que ha llevado los últimos 250 años. El tiempo pasa, el mundo a su alrededor cambia, pero ella permanece. Ha perdido cualquier escrúpulo ya. Sólo puede sobrevivir matando a otros, dejándolos secos, así es para ella. No siente ningún remordimiento como Lena, por ejemplo".

Igual que Nina Hoss, Karoline Herfurth estaba en lo alto de la lista del director para trabajar en la película. "En el 2000 rodé Girls on top con Karoline y le di The Dawn para que lo leyera, se suponía que sería mi siguiente proyecto", recuerda Dennis Gasel. "A Karoline le encantó el guión, pero era demasiado joven entonces para interpretar a Lena. Como mucho, hubiera sido Nora". Pero como la película se retrasaba año tras año, el problema de la edad se resolvió solo, algo que el productor Christian Becker considera un golpe de suerte: "Karoline Herfurth contribuye con una presencia increíble y una belleza excepcional, pero también tiene una parte etérea, ligeramente oscura".

La actriz tuvo que mostrar dos aspectos muy extremos de su personaje de manera convincente. "Al principio, Lena es una chica de la calle, en el lado equivocado de la vida, pero después de que Louise le muerda, se deja llevar por el lujo, las ropas caras, las fiestas asombrosas y su propio Lamborghini", explica el guionista Jan Berger. Es este choque vital donde Lena debe encontrar su camino, y eso hace a Karoline perfecta para el papel según Gansel: "Karoline tuvo que buscarse la vida muy pronto también, es una persona asertiva, con una personalidad rebelde. Al mismo tiempo se ha establecido como actriz, y se mueve en un mundo de glamour, de premieres, de estrenos, de cámaras y festivales. Como Lena, está familiarizada con los dos mundos".

A Karoline le atraía del papel su conflicto interior: "Para Lena, ser un vampiro es una maldición, no un regalo. Después de que Louise la muerda, se convierte en vampiro y tiene que matar para sobrevivir, lo que va en contra de lo que ella cree que está bien. No quiere hacer daño a la gente".

Jennifer Ulrich, que había protagonizado previamente La Ola, encarna en SOMOS LA NOCHE a Charlotte, vampiresa flemática y reflexiva que fue actriz de cine mudo en los años 20. La noche del estreno de su película Dr. Mabuse, fue mordida por Louise, obligándola a dejar a su marido y a su hija. "Estoy segura de que al principio disfrutó siendo un vampiro, pero pronto se aburrió. Le deprimía y se refugió en la literatura, su única fuente de felicidad para ella", comenta Jennifer Ulrich. Christian Becker alaba las muchas facetas de la actriz. "Jennifer es perfecta para el papel. Además de ser extraordinariamente guapa, es natural y puede mostrar a un vampiro melancólico tan bien como la condesa original del Dr. Mabuse mudo. De hecho insertamos a Jennifer como Charlotte en una escena de la película original, lo cual fue un enorme desafío a nivel técnico".

Anna Fischer corona el temible cuarteto como Nora, una asidua de los clubs y las fiestas rave que fue mordida por Louise en una "Love Parade" de principios de los 90. "Anna Fischer es ideal como la chica de las fiestas", dice el productor Christian Becker. "Es joven, vivaz y llena de energía". Dennis Gansel sólo tiene elogios para ella: "raramente he visto una actriz dar vida así y contribuir con su energía de esa forma a un personaje". Anna Fischer sabía que no había sido elegida para un papel de chica vergonzosa: "Nora simboliza los inocentes, infantiles y despreocupados primeros años 90", opina la actriz. "En contraste, las otras vampiras están aburridas, o cansadas, o aborrecen lo que hacen".

La elección de Dennis Gansel para el papel de Tom Serner como protagonista masculino en el papel del policía fue Max Riemelt. Después de Girls on top, Napola, Before de fall, y La Ola, SOMOS LA NOCHE es la cuarta película que hacen juntos. "Tiene una aura increíble, es una auténtica estrella. La forma en que interpreta al policía... nos podemos dar cuenta de porque Lena se enamora de él al momento. Al mismo tiempo, su estilo elegante encarna todo lo que ella ha abandonado del mundo normal, rindiéndose a las tentaciones de una vida lujosa de vampiresa".

Incluso más anclado en el mundo ordinario está el compañero de Tom, Lummer, interpretado por Arved Birnbaum, a quien Gansel describe como un hombre corriente, con los pies en la tierra. "Además tiene el aspecto de un policía de verdad." Para investigar sobre la película el director pasó algunas noches de patrulla con la policía de Berlín, y con la división de narcóticos de Essen. Tras esas experiencias, Gansel buscó un actor con apariencia y modos de policía auténtico.