Notas de producción
LUCES ROJAS es el tercer largometraje de Rodrigo Cortés tras las multipremiadas CONCURSANTE (2007) y BURIED (Enterrado) (2010). Un thriller psicológico que explora los mecanismos de percepción del cerebro humano y las fronteras difusas entre creencia y ciencia, a partir de las vivencias de dos científicos racionalistas que diseccionan el mundo de los fenómenos metapsíquicos, y del choque de fuerzas que llevarán a cabo con un psíquico de fama mundial. El pasado y el presente de cada uno de los protagonistas encierran una oscuridad no desvelada que contribuirá a desencadenar una oscura trama de tensión creciente y giros inesperados.
Mientras Ryan Reynolds sufría, literalmente, en las inmediaciones de Barcelona el rodaje de BURIED (film que estaba destinado a triunfar en Sundance 2010 y en taquillas de todo el mundo), el guión original de LUCES ROJAS ya aguardaba en el escritorio de trabajo de Rodrigo Cortés. El proyecto llevaba tiempo gestándose; podría afirmarse que BURIED fue una tarjeta de presentación para lo que estaba por venir.
Ambos filmes son, en apariencia, antitéticos, aunque comparten la misma vocación de convertirse en experiencias físicas y emocionales de primer orden. BURIED se realizó con un presupuesto muy reducido; el coste de LUCES ROJAS multiplica diez veces esa cantidad. La soledad de Reynolds a lo largo de sólo 17 días de rodaje contrasta con los exhaustivos castings realizados para LUCES ROJAS en Los Ángeles, Nueva York, Londres o Toronto, que se traducen en más de 60 actores, 4.000 extras y un elenco principal que no requiere presentación ni adornos: Sigourney Weaver, Cillian Murphy, Robert De Niro, Toby Jones, Elizabeth Olsen, Joely Richardson
, a lo largo de diez semanas y media de rodaje en diversas localizaciones de Barcelona y Toronto. Sin embargo, el ritmo frenético de trabajo, la cantidad de planos obtenida por Cortés en cada jornada para conseguir el meticuloso ritmo de montaje a que nos tiene acostumbrados, y el radical control creativo sobre cada aspecto de la producción, mantenido al 100% desde España, emparientan ambas experiencias mucho más de lo que parece a simple vista.
LUCES ROJAS intenta demostrar que el sentido de la comercialidad no tiene por qué estar reñido con el rigor, y que los grandes valores de producción y las estrellas de Hollywood no tienen que servir para mirar al espectador por encima del hombro, sino para hacerlo partícipe imprescindible de un juego sensorial: tratarlo de tú a tú. Con proverbial meticulosidad, Cortés dedicó más de año y medio al estudio de todo tipo de fenómenos inexplicables y los intentos de respuesta desde la ciencia escéptica, por un lado, y la parapsicología tradicional y el sector «creyente», por otro, para conseguir una aproximación tan científica y rigurosa como la que define a los propios protagonistas de la historia. Resulta indispensable ser verosímil, evitar maniqueísmos, y a la vez transmitir una sensación de radical verosimilitud y tensión constante. De ahí un rodaje que conceptualmente acercaba más la trama al thriller político que a un film de puro género, y cuyos referentes han sido Pakula, Pollack, Lumet o Frankenheimer por encima de otras propuestas más ligadas a los fuegos de artificio. Volviendo a los paralelismos con BURIED, la propuesta de LUCES ROJAS ha seducido profundamente al mercado internacional desde su presentación en el American Film Maket del año pasado, y ésa quizá sea la mayor diferencia entre ambas cintas: mientras BURIED tuvo que mostrarse en Sundance para que el público y el mercado entrasen en su juego, LUCES ROJAS ha visto garantizado desde el inicio de la producción su estreno a nivel mundial, y los distribuidores más importantes de cada territorio se han hecho con los derechos de la película, situándola como uno de los estrenos más esperados de 2012 en todo el mundo.
Notas del director Rodrigo Cortés
LUCES ROJAS es dualidad. Es certeza e incertidumbre. Es un enigma. Uno cree pisar tierra firme y el suelo se abre bajo sus pies. LUCES ROJAS es un nudo gordiano; sus personajes, un laberinto: complejos y contradictorios, en busca de sí mismos, definidos por sus actos y omisiones, sus palabras y silencios.
Nuestras creencias se ven determinadas por nuestras esperanzas, exigencias, necesidades, sueños, deseos... LUCES ROJAS propone una aproximación científica y rigurosa a la fenomenología paranormal, es una película de género con alma de thriller político, expone cómo el cerebro humano no es un instrumento en absoluto fiable para percibir la realidad. Vemos lo que queremos ver.
Creemos lo que queremos creer.
Ciencia y magia. Luz y sombra. Cara y cruz
LUCES ROJAS es la confrontación del ilusionismo con la ciencia, de lo oculto con la desmitificación esclarecedora y realista. Une los goces combinados de lo paranormal y la prestidigitación de escenario con la disección psicológica de ciertas películas de los 70. No es un whodunit, ni una película de género al uso: persigue la lógica subterránea de las novelas de Richard Matheson. Es analítica no en vano transcurre en aulas y laboratorios y tiene como protagonistas a científicos, rigurosos racionalistas, dotados psíquicos y parapsicólogos, pero también emocionante y física. Es una película de demostraciones, experimentos y espectáculos de masas, con registro constante de datos; una película de actuaciones públicas, fenómenos inexplicables, aparatos medidores, cámaras de vídeo, archivo, una película de monitorización electrónica y retransmisión televisiva. Pero es también una película dinámica, física y esquiva, para cuyo tránsito resulta difícil encontrar un mapa fiable.
LUCES ROJAS se mueve en territorios fronterizos. Sus personajes usan los diálogos con desenvoltura para transmitir información profesional, debatir hipótesis y cerrar planes de acción, pero, en lo emocional, nada se explicita verbalmente. Las relaciones profundas entre los diferentes personajes, su emocionalidad escondida, fluyen por cauces no verbales. LUCES ROJAS se afirma con tanta pasión en su trama como en la fuerza dramática de sus personajes, reales, complejos. Contradictorios. Por eso ha sido fundamental contar con el talento de grandes actores, con sus miradas y sobreentendidos. El subtexto que esconden sus reacciones. Sus silencios. Sus secretos.
Visualmente, se busca el rigor, una especie de elegancia severa combinada con una organicidad palpable. Hemos intentado que la luz sea precisa y estética, creíble, muy física, y su planificación rigurosa y arrebatadora. El espectador debe vivir una experiencia llena de intensidad emocional, percibir de forma tangible la amenaza de lo desconocido. LUCES ROJAS es una película muy pegada al suelo, estilizada pero sudorosa, progresivamente contrastada, pero con vocación aterrizada y tangible, concreta, emocionante y realista. Existe la continua incertidumbre sobre si lo que sucede, sin importar su espectacularidad, responde a manifestaciones inexplicables o no; podrían encontrarse argumentos para sostener ambas teorías. La duda es constante.
El espectador, sin apenas darse cuenta, adopta la perspectiva analítica de los protagonistas, poniendo en cuestión cuanto ve sin poder dar nada por cerrado, tratando de encontrar las claves ocultas tras los hechos, las contradicciones internas, las notas discordantes, las incongruencias.
Las luces rojas