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  Hidalgo, la historia jamás contada  Dirigida por Antonio Serrano
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Antonio Serrano

Biografía del director
Mexicano, con nacionalidad española estudió comunicación en la Universidad Iberoamericana y teatro en México, Inglaterra, Dinamarca, Francia e Italia.

En teatro escribió y dirigió sus propios montajes, entre los que destacan A destiempo, Doble Cara, Café Americano, Sexo, pudor y lágrimas. De otros autores ha montado diversas obras como Moliere, Sexo, drogas y rocanrol, Por amor al arte...

Ha dirigido más de quinientas horas de televisión incluidos tres de los más importantes méritos de la televisión mexicana, las telenovelas Nada personal (1996), Mirada de mujer (1997) y La vida en el espejo (1999), producidas por Argos Televisión.

En cine debutó como director y guionista con Sexo, Pudor y Lágrimas. Después dirigió La Hija del Caníbal y el segmento Vida Express, de la película Cero y van cuatro. Actualmente tiene en preparación tres historias: Dead End, Mientras Vivo y Pequeñas Certezas. Para la televisión, está preparando la serie Códigos privados.

Ha obtenido diversos reconocimientos como director, dramaturgo y guionista a lo largo de su carrera, como el premio Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.

Unas palabras de Antonio Serrano
Algunos dicen que el rostro conocido de Miguel Hidalgo, ése que está impreso en los billetes de mil pesos, no es el suyo, sino el de un sacerdote belga que hizo retratar Maximiliano para que los mexicanos tuviéramos una imagen del héroe independentista. Dicen también que se escogieron ciertos razgos físicos para retratarlo, como la calvicie, pues por la década de 1840 se creía que la alopecia demostraba inteligencia.

La visible senectud de ese retrato que todos conocemos hoy, nos muestra a un anciano de mirada dulce que garantiza invariablemente el respeto de cualquiera. ¿Quién puede dudar de un viejo sabio con una mirada así?
Y es este rostro empañado y gris el que el guión de Leo Mendoza borra con singular alegría para destapar ante nosotros a un Hidalgo mucho más real. El guión, además de contarnos pasajes de su vida poco conocidos, nos descubre a un hombre fascinante lleno de luces y sombras: la personalidad de un estudioso integro y tenaz, pero también la de un ser irreverente y rebelde, mucho más joven y menos sereno, aficionado a la música, al baile, al teatro y a la lectura. Un ser humano al fin, muy lejano a esa mítica imagen del anciano benevolente y heróico retratado en los billetes.

Su gusto por el teatro, y sobre todo por el teatro de Moliere lo emparenta con ese gran maestro de la irreverencia y la ironía, que supo retratar a la sociedad de su época para ayudar a cambiarla. Como también la cambió él, el cura comediante de Dolores y de Torres Mochas, ese otro pueblo donde Hidalgo estableció su casa, a la que se le conoció como “La pequeña Francia”. Unir a Hidalgo y a Moliere en una película, es unir el mito con el hombre y es unir el teatro con el cine, ambos oficios liberadores de ideas y espejos de su tiempo, como espejos fueron también en el suyo, Jean Baptiste Pocquelin “Moliere” y
Miguel Gregorio Hidalgo y Costilla y Gallaga Mondarte.

NOTA AL MÁRGEN
A los veinticinco años soñaba con ser actor. Hice un viaje por Italia, y me inscribí en un curso de Commedia del’Arte: ese antiguo género italiano donde Arlequino, Pantalone, Francescina, el Capitano y un sin fin de máscaras y personajes, recrean a través de la improvisación, complicados y políticamente incorrectos entuertos y aventuras. Y esta experiencia me permitió entrar a formar parte de una compañía especializada en ese género, el Tag Teatro de Venecia, a la que acompañé varios años viajando como actor, por las calles, plazas y teatros de pueblos y ciudades donde presentábamos nuestros espectáculos. Fue en esa compañía donde conocí a Gozzi y a Moliere.

Años después, ya en México, Sabina Berman me invitó a dirigir Moliere, una espléndida obra suya donde enfrentaba a los dos géneros rivales del teatro: la comedia y la tragedia. Aquello era un duelo a muerte encarnado por los dos dramaturgos franceses más representativos del S.XVII: el ligero Moliere contra el pomposo y solemne Racine. Y al recibir aquella invitación sentí una gran emoción, no sólo porque iba a hablar de esa guerra tan apasionante y antigua, sino porque ante mí revivían todas aquellas experiencias de ese teatro vital, original y trashumante que conocí más joven en la compañía italiana.

Hoy que llega a mis manos esta historia de Hidalgo y Moliere, siento la misma emoción. No sólo por poder montar de nuevo una tarima a plena calle y jugar con un teatro que enfrenta a través de la comedia, los vicios de una sociedad y sus estructuras de poder, sino porque eso que amo tanto, el teatro, me regala la oportunidad de comunicarme directamente con ese otro oficio que aprendí después: el cine. Y puede ser una idea guajira, pero ¿por qué no? Quizás haya sido ese mismo teatro, una de las influencias decisivas para que Hidalgo se levantara contra el poder de sus tiempos y cambiara un país.

NOTA DE LA PRODUCCIÓN
Antonio Serrano es uno de los más reconocidos directores de escena en México quien, además, ha incursionado con notable fortuna en el cine. Dirigió la puesta en escena de Sexo, pudor y lágrimas, una obra de su autoría que obtuvo un gran éxito de público y de crítica y que, posteriormente, la llevó al cine, convirtiéndola en una de las cintas más taquilleras del cine nacional.

Entre sus puestas en escena se cuenta Moliere, una obra de Sabina Berman en la que el comediante francés se encara con Rancine (ambos dramaturgos puestos en escena por Hidalgo en los años finales del siglo XVIII). La obra se mantuvo varios meses en cartelera y fue uno de los grandes eventos teatrales en 1998.

Estos grandes conocimientos del cine y del teatro, en la dirección de actores y en la representación (que es un elemento esencial en el guión) llevó a Astillero Producciones a pensar en Antonio.


Proyecto Libertadores
Se trata de una colección de 8 películas, a través de las cuales se dará a conocer al público el pensamiento y obra de las figuras más relevantes de la lucha por la emancipación de América Latina, haciendo especial hincapié, no sólo en los hechos históricos, sino sobre todo en su faceta más humana y su ideología de carácter libertador.

El apelativo de Libertadores no les viene dado sólo por haber luchado por la Independencia de sus países. Su actividad revolucionaria iba encaminada más allá, hacia la liberación de la humanidad, representada en primer lugar por la de sus naciones.

Todos tenían en común la idea integradora de una gran patria americana, basada en dos grandes ideas que, en nuestra era de la globalización, tienen una evidente actualidad y vigencia:
· La fraternidad de sus pueblos.
· La libre relación con los del resto del mundo, fundada en el progreso material, político, social y cultural.
Sus ilusiones y fracasos, sus derrotas y triunfos no siempre se vieron recompensados; pero su lucha ha dejado un legado de esperanza en un mundo más justo que hoy perdura, y, con sus aciertos y errores, vemos plasmado en el acontecer diario de América.

Los personajes que hemos elegido están además, estrechamente ligados a España no sólo por las circunstancias políticas o por el idioma, sino porque las ideas que alimentaron su pensamiento viajaron de un lado a otro del Atlántico y su obra ha sido – y es – decisiva en nuestra historia.

Sin embargo no se trata aquí solo de exponer los hechos históricos que vivieron o sus biografías, sino de penetrar en la personalidad de cada uno de ellos y por tanto, acercarlos al terreno de la emoción. El argumento de cada una de las películas partiría así de:
· La literatura. La visión que algún escritor nos haya legado.
· La leyenda popular sobre el personaje que ha perdurado generación tras generación.
· De una posible situación ficticia que vivieron– amparada, eso sí, siempre en los hechos objetivos –.
· Incluso de sus propios escritos personales.
Y a través de la ficción, de la dramaturgia creada en torno al personaje, se desgranarían sus vidas y pensamientos, con lo que la serie no pertenecería al terreno del documental histórico, sino más bien al del drama, mediante la colección de 8 películas de largometraje de ficción.

Cada película se rodaría:
· En los países de origen de cada libertador.
· Con actores profesionales.
· Serán dirigidas por los más destacados directores de su país.
La producción estará a cargo de Wanda Films (José María Morales) y Lusa Films (Sancho Gracia) en coproducción con Televisión Española, que estrenará en España las películas directamente en televisión. Mientras que en América Latina y en el resto del mundo,las películas pueden tener una distribución en salas de cine además de pases en las principales televisiones nacionales y panamericanas.