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  Encontrarás dragones  (There be dragons)
  Dirigida por Roland Joffé
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Película del director británico dos veces nominado al Oscar y ganador de la Palma de Oro de Cannes Roland Joffé (La Misión, Los gritos del silencio).

Con "There be dragons", Roland Joffé vuelve a sus orígines con un drama épico que nos acerca a la que fuera la obra cumbre de su carrera, La Misión.

There Be Dragons está protagonizada por un reconocido elenco internacional encabezado por Charlie Cox (Stardust, Casanova), Wes Bentley (Las cuatro plumas, American Beauty), Olga Kurylenko (Centurión, Quantum of Solace), Dougray Scott (Hitman, Mission Imposible 2), Unax Ugalde (Bon Appétit, Amor en los tiempos del cólera), Rodrigo Santoro (Ché: el argentino, Ché: Guerrilla, 300), Jordi Mollá (El cónsul de Sodoma, Blow, La buena estrella) y Ana Torrent (Las hermanas Bolena, Yoyes, Tesis).

El equipo técnico está formado por prestigiosos profesionales entre los que se encuentran cuatro ganadores del Oscar. La película ha contado con un presupuesto de producción de 36 millones de dólares.


Sobre el director, Roland Joffé
"¿Supone Encontrarás Dragones una vuelta a mis raíces? –se pregunta Joffé‐‐ No estoy seguro; pero es cierto que la vida va tendiendo una serie de lazos, y que al encontrarme con la figura de Josemaría hay un tema que me he vuelto a plantear. Los cosmólogos y los físicos, los que se dedican a estudiar la estructura de las cosas, comienzan a darse cuenta de que hay modelos y formas en el universo del que formamos parte. El modelo superior a todos está hecho de amor, del mismo modo que lo más aterrador que existe es fruto siempre de la ausencia de amor. Cuando el amor se va, deja un vacío que provoca miedo, odio y desesperación. He vivido lo suficiente para comprobarlo por mí mismo, y para darme cuenta de que el amor es el sentimiento que nos da fuerzas para vivir.

He contado una historia que gira sobre la capacidad de comunicar el amor a los demás, mostrando las consecuencias de la ausencia de ese amor en nuestras vidas. La película pone de manifiesto que es posible perdonar, y que hay una serie de actos, aparentemente sin sentido, que son capaces de generar por nuestra parte unas respuestas que nos conducen a la curación. La inagotable posibilidad del perdón nos abre una puerta a la esperanza. Pero el precio que tenemos que pagar es alto: necesitamos esfuerzo, disciplina, voluntad y la firme decisión de no dejarnos llevar por el estado de ánimo de los que nos rodean.

Cuando un productor le propuso al británico Roland Joffé ‐nominado al Oscar como mejor director‐ la posibilidad de escribir un guión y dirigir una película en la que apareciera el personaje de Josemaría Escrivá, su reacción inicial fue decirle: "muchas gracias, pero no".

Sin embargo, cuando estaba redactando la carta para rechazar el proyecto, reparó en un DVD que formaba parte del material sobre el fundador del Opus Dei que le había entregado. El DVD contenía un vídeo de uno de los muchos encuentros que Josemaría acostumbraba a tener con grupos de personas de diversas partes del mundo. En un encuentro celebrado en Chile, una chica le dijo: ‐Padre, yo soy judía, pero creo en la religión católica, y mi más ferviente deseo es convertirme al catolicismo; pero soy menor de edad y mis padres no me lo permiten…

Josemaría le respondió que debía respetar la voluntad de sus padres y no convertirse sin su consentimiento, y quererles como la mejor hija del mundo. Joffé recuerda: "vi aquel momento del video y pensé: 'Qué momento más inesperado y maravilloso, sobre todo viniendo de una organización de la cual todo el mundo esperaría que dijera lo contrario'. Apagué el DVD, dejé de escribir la carta y me puse mi gorra de guionista. Escribí una escena en la que Josemaría se encuentra junto a un hombre moribundo, al que ya conocía de antes, que le cuenta que es judío y que está pensando en convertirse. Escribí toda la escena de un tirón, mientras pensaba: 'verdaderamente, me gustaría ver esto en un film. Pero no lo veré nunca si no hago esta película'".

Y en vez de continuar con la carta que estaba escribiendo, escribió otra en la que mostraba su interés en el proyecto, con la condición de que gozara en todo momento de plena libertad creativa y que no se le exigiera seguir unas líneas de actuación preconcebidas. "Lo haré lo mejor que pueda", escribió, "pero tengo que seguir mi propia verdad. Si se respeta mi libertad, estaría encantado de trabajar en este proyecto".

Poco después, al investigar sobre la vida de Josemaría y descubrir cómo se dieron los primeros pasos del Opus Dei a comienzos de los años treinta y en medio de las vicisitudes de la Guerra civil, Joffé empezó a apasionarse cada vez más con esta historia, un drama épico en el que intervienen numerosos personajes.

La financiación de la película constituyó todo un desafío. Cuando el abogado y financiero español Ignacio Gómez‐Sancha recibió una llamada de una amiga profesional del mundo de la televisión, proponiendo conocer a Joffé, quien estaba en Madrid intentando conseguir financiación para una película sobre el fundador del Opus Dei, se interesó vivamente por el proyecto. Gómez‐Sancha, miembro del Opus Dei, es un gran fan de las películas de Joffé, en especial de La Misión y de Los gritos del silencio. Concertaron una entrevista y al terminar, sellaron el acuerdo. "Roland es una especie de humanista del Renacimiento, es muy honesto y coherente", dice Gómez‐Sancha, para quien Joffé es el director adecuado para dirigir esta película. "Siempre he pensado –comenta‐ que la persona idónea para contar la historia de un personaje de izquierdas debe ser alguien neutral o de derechas, porque si lo hiciera una persona de la misma orientación ideológica acabaría contando la historia de forma sesgada o, al menos, desde un punto de vista unilateral. Por lo tanto, pienso que es fantástico que Roland, un hombre agnóstico, casado tres veces y activista socialista en su juventud, sea el guionista, director y productor de una película sobre un santo de la Iglesia Católica. Esto rezuma legitimidad intelectual".

Al constatar el entusiasmo de Joffé por el proyecto, Gómez‐Sancha, junto con el también productor Ignacio Núñez, creó un fondo de capital‐riesgo privado, compró el guión original y se dedicó a recaudar fondos entre un centenar de inversores de más de una docena de países. La confianza de Gómez‐Sancha en la película y la visión creativa de Joffé han dado lugar a una de las asociaciones más creativas del cine moderno. "Diez meses más tarde, y tras 500 presentaciones a inversores, conseguimos que 100 de ellos inviertieran", cuenta Gómez‐Sancha, "y dimos luz verde al proyecto".


El santo de lo cotidiano
"¿Cómo hacer una película sobre un santo?", se preguntaba Joffé. "Porque, de hecho, precisamente a causa de su santidad, muchos santos no realizan ese tipo de acciones que le interesan al gran público".

Escrivá fundó el Opus Dei ("Obra de Dios") en Madrid, en 1928; y pocos años después el Opus Dei se convirtió en una de las realidades más destacadas de la Iglesia Católica y en la diana de numerosas conspiraciones y mitificaciones, incluyendo el reciente El Código Da Vinci.

Cuando Josemaría falleció en 1975, el Opus Dei estaba presente en numerosos países de los cinco continentes. En la actualidad esta institución de la Iglesia cuenta con 90.000 miembros; pero en el periodo en el que transcurre gran parte de la acción de la película ‐la década de 1930‐ era apenas. Muchos de los que escuchaban a Josemaría se asombraban de que dijera que se podía alcanzar la santidad sin necesidad de hacerse sacerdote o de retirarse a un monasterio. "Veía la santidad en actos que pueden ser realizados perfectamente por la gente corriente en las cosas pequeñas de su vida diaria", señala Joffé. "Pienso que es una idea maravillosa: 'mira, si quieres, puedes tener una relación espiritual con Dios mientras estás cocinando, cuando estás con tu familia, o incluso cuando estás manteniendo una discusión'".

El Papa Juan Pablo II, que en el año 2002 canonizó a Escrivá ante una multitud de 500.000 personas en Roma y lo llamó "el santo de lo cotidiano".

Pero, ¿qué ocurre cuando lo cotidiano es una guerra civil? El director de Encontrarás Dragones vio enseguida las posibilidades dramáticas que ofrecía la idea. "Esto significaba que podía escribir sobre unas personas normales que intentan ser santas en medio de su vida cotidiana; en este caso, en medio de una guerra terrorífica. La película trata sobre gente que está atrapada en este conflicto, cercada por sus enemigos. ¿Qué ocurre si pones a un santo en medio de esto? ¿Qué actitud adoptaría y qué influencia tendría sobre las personas que le rodeasen?

"Quería encontrar un punto de vista honesto en el retrato de su carácter", continúa Joffé. "Leí diversas biografías y recuerdos de Josemaría y pensé: esta es una historia sobre un hombre que da un extraordinario paso en su vida porque siente un inmenso amor por Dios. Y ese amor a Dios se convierte en un principio fundamental de su vida que le da fuerza y sencillez".

Joffé creé que el retrato que ha hecho de Josemaría en su película es bastante fiel a la realidad. "En lo que se refiere a su visión del amor, y a su profundo sentido del humor (un humor que tenía, sin duda alguna, como demostró en diversos momentos de su vida), pienso que mi retrato se acerca mucho a cómo Josemaría era realmente".

Joffé no lo convierte en un santo de escayola. Ha creado un personaje profundamente humano que debe enfrentarse a graves conflictos, destacadamente sus propias dudas y dragones interiores. "La duda es fundamental –afirma Joffé‐, porque sin duda no hay nada que superar. Creo que hubo momentos durante la guerra en los que a Josemaría le invadieron unas dudas terribles, porque Dios parecía estar en silencio, la gente se moría en las calles y la misión de su vida parecía un sinsentido. Sus 'hijos', por decirlo de algún modo, y sus amigos se encontraban en diversas zonas del país luchando por sobrevivir; sus familias estaban destrozadas. Como sacerdote que era, quería dar apoyo y fortaleza a la gente que le rodeaba, y mostrarles de alguna manera que Dios no les había abandonado. Pero parecía que Dios no le escuchaba".

En medio del dolor ocasionado por la violencia de la guerra, Joffé refleja otro tipo de dolor: la desolación de sentirse abandonado por Dios, una desolación que Josemaría experimentó vivamente en la clínica en la que se refugió, huyendo de la furia anticlerical. El director y guionista imagina una trama dramática en la que Josemaría se encuentra con Aline, una mujer que ha sido violada y que le habla de Dios con un lenguaje apasionado. Ella le proporciona la fuerza para seguir incluso cuando Dios parece estar ausente.

Joffé muestra su propia visión de Josemaría, al que considera "un hombre bueno". Y añade: "Me encontré con una persona que desde muy pronto descubrió algo que realmente simplificó su vida. Y me dije: ¿por qué voy a cambiar la línea argumental de la película intentando complicar su vida?".

Charlie Cox, que interpreta a Josemaría, ha declarado: "Quería saber quién era este hombre en realidad. No el que los miembros del Opus Dei dicen que era, sino el que era realmente". "Y me encontré con que, verdaderamente, era una persona muy especial".