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  La chispa de la vida  Dirigida por Álex de la Iglesia
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Roberto, un publicista en paro, es rechazado por todas las agencias en las que solicita trabajo. Su situación económica es desesperada. Ya nadie valora que fuera el creador del archiconocido slogan "la chispa de la vida" de Coca-Cola.

Todo cambia cuando de pronto sufre un accidente que le hace debatirse entre la vida y la muerte. Queda atrapado de tal forma que ni el Samur, ni los bomberos, ni siquiera los médicos se ponen de acuerdo en cómo rescatarlo.

Lo absurdo y dramático del suceso provoca el interés de los medios de comunicación. El protagonista decide aprovechar su experiencia como publicista para explotar la situación, convirtiéndola en un espectáculo mediático. Para ello contrata a un representante. La idea es simple: Vender la exclusiva a las televisiones y solucionar para siempre el futuro de su familia.

Luisa, su mujer, llega al lugar del accidente y asiste impotente al espectáculo que se ha generado alrededor de su marido. Intenta convencerle de que desista de su idea, pero la obsesión de Roberto por conseguir la exclusiva es cada vez mayor. Sin embargo, las negociaciones con las televisiones se eternizan, los intereses afloran y el rescate se complica. ¿Conseguirá el protagonista salvar su vida? ¿Preferirá dar la vida a cambio del dinero?


Argumento
A ROBERTO GÓMEZ le cuesta levantarse de la cama. Dos años en el paro es mucho tiempo para un publicista de éxito como él, creador del archiconocido “La chispa de la vida” de Coca Cola. Pero aquello fue hace tanto tiempo. Tanto. De hecho, nunca después ha hecho nada memorable. Por eso se siente un fracasado. Siente que ha fallado a su maravillosa mujer LUISA, una guapa maestra de origen mexicano, y a sus brillantes hijos, LORENZO (17) y BÁRBARA (18).

Por eso se arrastra una mañana más a una entrevista que le cancelarán. Animado por los cariños de Luisa, nuestro hombre logra hacer acopio del optimismo necesario para salir por la puerta de su casa. Si le dan el trabajo, Roberto llevará a su chica a pasar el fin de semana al hotelito donde pasaron su luna de miel, en Cartagena. En Mccann Erickson su antiguo colega DAVID SOLAR prefiere seguir jugando a la Wii que saludarle. Roberto encaja el golpe con elegancia y es recibido por el presidente, un ex jefe suyo, que le da palmaditas en la espalda en lugar de un trabajo. Su siguiente cita en Ogilvy ha sido anulada otra vez. Pero quizás puedan entrevistarle dentro de… Es igual. Roberto y su malogrado ánimo se marchan, tras recoger los añicos de su dignidad.

Roberto conduce a toda velocidad por la autopista, destrozando a pleno pulmón las letras de ACDC. Destino: Cartagena. Cuál es su sorpresa cuándo en lugar de hotelito romántico Roberto se topa con… un teatro romano. El mismísimo ALCALDE está intentando presentar en rueda de prensa las excavaciones llevadas a cabo por el museo que ha sustituido al hotel. Huyendo de la multitud, un atolondrado Roberto se pierde entre las laberínticas excavaciones. El inesperado grito de un guardia jurado, CLAUDIO, le hace perder pie y caer fatalmente, de modo que queda tumbado boca arriba en el suelo… con una pequeña barra de hierro clavada en la cabeza.

El bueno de Claudio avisa a la directora del museo, MERCEDES, para que no continúen la visita con los periodistas. El bueno de Claudio avisa a una ambulancia. Pero, sobre todo, el bueno de Claudio calma al pobre Roberto, que aún no entiende qué ha pasado. Roberto está tranquilo. Luisa. Tiene que avisar a Luisa.

Los acontecimientos se suceden sin cesar. Los ATS no pueden mover a Roberto. Los ATS llaman a un médico. El médico hace una radiografía. El médico dice que la barra ha penetrado veinte centímetros. El médico decide que hay que intentar cortar la barra. El médico llama a Mercedes y al alcalde. Los periodistas siguen a Mercedes y al alcalde. Mercedes que es arqueóloga se ofrece a cortar la barra, pero vibra. Vibra demasiado. Luisa está aquí. Luisa no entiende nada. Luisa abraza a Roberto.

Como no podía ser de otra manera, se ha corrido la voz. Medios y curiosos se agolpan en las inmediaciones del museo. Todos los canales de televisión emiten imágenes del suicida agonizante. En la mente de publicista de Roberto se enciende la bombilla con el símbolo del dólar. Luisa, haz una llamada: necesito un representante. ¡¿Representante?! Señoras y caballeros, el show ha empezado. Llega JOHNNIE, ave de carroña. Negocia una entrevista millonaria en prime time. Pero no es suficiente. Nada es suficiente. El médico llama a otro médico. Hay que operar. Una unidad quirúrgica móvil. El alcalde. Los medios. Luisa. Los niños. Avisa a los niños. Roberto está tranquilo. Va a ganar en veinte minutos más de lo que nunca ha ganado en un año entero. Pero no es suficiente. Nada es suficiente.

Los acontecimientos se precipitan. El ex jefe de Roberto no puede permitirse que nadie se suicide por su culpa. El ex jefe de Roberto envía al ex colega David Solar, el que prefería seguir jugando a la Wii que saludarle. Un trabajo. Ahora sí. Tarde.

JOHNNIE, ave de carroña. Sigue negociando. Prime time. No es suficiente. Una agonía en directo vale más, mucho más. El alcalde recibe órdenes de arriba. El show debe continuar. Prime time. Publicidad gratuita para la ciudad. Roberto está tranquilo. Llegan sus hijos. Hay que operar. Pero, ¿y la entrevista millonaria? Luisa explota. Se acabó. Todo. Sólo importa una cosa. La vida de Roberto. Luisa, Johnnie, el prime time, la entrevista millonaria. Una farsa. Roberto está tranquilo. Ha ganado en veinte minutos más de lo nunca ha ganado en un año entero. Hay que operar. Se acabó. Todo. La chispa de la vida.