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  Cartas a Dios  (Oscar et la dame rose)
  Dirigida por Eric-Emmanuel Schmitt
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Entrevista con Eric-Emmanuel Schmitt

P: ¿Qué fue lo que motivó que quisiese trabajar en el cine?

R: Tal vez se trata del hecho de que cuando era niño, en mi familia, el cine era algo muy mío. Ni mis padres ni mi hermana veían películas.

Así que saboreaba mis horas como amante del cine independiente, tiempo durante el cual descubrí a Lubitsch, Max Ophüls, Cocteau, Sirk, y me nutrí de ciclos de películas de Greta Garbo y Marlene Dietrich. El tipo de cine que me atraía era el que supiese contar bien una historia y a la vez lograr que resultase apasionante.

Como resultado soñé con hacer cine, y ¡luego me olvidé de todo! Me olvidé porque me tomó otra forma de expresión: la escritura. Escribí primero obras teatrales y después novelas. Yo seguía siendo un amante de las películas, pero no yendo más allá del mero espectador cinéfilo y fue a través de una especie de malentendido que surgió la oportunidad de hacer Odette Toulemonde. La gente tenía fe en mí porque yo había cosechado varios éxitos en librerías y en escenarios. Así que en esta, mi primera película, sabía que tenía que aprender a utilizar los instrumentos de este nuevo arte: el trabajo en equipo, las técnicas, la dirección de actores, la edición etc. Fue un esfuerzo enorme. Tuve que demostrar a la gente que no se había equivocado al poner su fe en mí.


P: ¿Cómo surgió la idea de adaptar CARTAS A DIOS? ¿Fue una reacción a las adaptaciones anteriores de sus libros o simplemente lo hizo porque quería?

R: Era puro deseo, y no un deseo de corregir nada ni dar ninguna lección. De ninguna manera. Tuve la sensación durante mucho tiempo de que estaba destinado a hacer CARTAS A DIOS ("Oscar y la Dama de Rosa") pero no quería correr el riesgo de que fuese mi primera película. Lo primero que quería era conseguir una historia ligera y encantadora, lo mismo que traté de hacer con Odette Toulemonde.


P: ¿Qué recuerdos tiene de la creación de CARTAS A DIOS?

R: CARTAS A DIOS (cuyo nombre en novela es "Oscar y la Dama de Rosa") fue un éxito inesperado y arrollador. Inesperado, porque trata de un tema tabú; el de la enfermedad de un niño, y de su muerte, de manera inexorable. Al escribirlo – por una necesidad interna –, me decía a mí mismo: "Si hay un libro mío que el público puede rechazar, es éste." Y sin embargo fue completamente lo contrario.

"Oscar y la Dama de Rosa" cambió totalmente mi carrera. Me convertí en un autor. Esta historia llegó al corazón de la gente. Los primeros en leerlo fueron los médicos que lo compraron por docenas, para dárselo a su personal en las clínicas o a determinados pacientes. Este libro, que no es de contenido médico, recibió insólitamente un premio de la Academia de Medicina, el premio Hamburger prize, al considerar que "Oscar y la Dama de Rosa" contribuía a la humanización del hospital y ayudaba a comprender la situación de la persona enferma. El segundo camino a su éxito fue a través de los jóvenes. Niños de la edad de Oscar, de 10 años, empezaron a leerlo y a recomendárselo entre ellos, y después se lo dieron a sus padres y abuelos. Como resultado de ello, el libro pasó a ser transgeneracional.

Permaneció durante 160 semanas en la lista de los libros más vendidos. Y ha sido traducido a unos 40 idiomas, y se reimprime continuamente.


P: Dice que "tenía algunas imágenes en mente en el momento de escribir la novela." ¿Volvieron a usted durante el proceso de su adaptación?

R: Sí. Todo el entorno del hospital, el doctor, los niños, la fuga. Había visualizado todo aquello desde el primer borrador, mientras pensaba: "En una película, estas secuencias nos permitirán salir del hospital."


P: ¿Fue fácil escribir la adaptación?

R: Requirió un largo periodo de maduración. Es más, al principio, cuando productores y directores me pedían los derechos de adaptación del libro, les dije que no podía adaptarse. Con toda sinceridad. Les dije: "No podéis mostrar a un niño sufriendo; si puedes verlo, ya no escucharás lo que está diciendo."


P: ¿Se hizo a sí mismo esas preguntas durante la redacción del guión de la película?

R: ¡Obviamente! Ya que me había pasado años diciéndoles a otros que no podía adaptarse, me planteé esas preguntas, y, gradualmente, resolver las dificultades de la adaptación. Lo que me hizo decidirme por completo fue darme cuenta de que la película no solo contaría la historia de Oscar, sino también la de la dama vestida de rosa, mientras que el libro sólo trata del punto de vista del niño. La película generaría así las mismas emociones básicas que la versión escrita, pero añadiría algo más: la andadura de la dama vestida de rosa.

¿Cómo afronta alguien el ir cada día a un hospital infantil? ¿Cómo soporta uno lo insoportable? ¿Cómo encuentras dentro de ti la fuerza para ayudar a otros, para creer en la vida cuando no va a durar? No quería que la dama de rosa fuera una santa: está viva, no carece de sexualidad, tiene problemas financieros, igual que cualquier persona. Y no está "enmendando" un error que se reproche haber cometido. El niño le revelará a sí misma cómo es. Esta historia de amor va en dos direcciones: Rose cambia la vida de Oscar, Oscar cambia la vida de Rose. Este chico le hace descubrir que tiene un don para la reflexión, para acompañar, que tiene en su interior un caudal insospechado de generosidad. De hecho, ella renace. Al mismo tiempo, ella le ayuda a él a morir. Cuando me dí cuenta de ello, me dije que merecía la pena hacerlo.


P: Uno de los principales problemas fue encontrar a los actores adecuados. ¿En qué momento pensó en Michèle Laroque?

R: Michèle era una elección evidente incluso antes de empezar a escribir. Tiene ese lado ácido, cortante, irritable y brusco que yo vi en el personaje, pero al mismo tiempo cuenta con esa cierta elegancia, verdadera ternura y humanidad. Pensé que tenía tanto las espinas como los pétalos para interpretar a una rosa.


P: ¿Y qué hay de Amir en el papel de Oscar? ¿Cómo le encontró?

R: Mi mayor preocupación era no ser capaz de encontrar al niño. A medida que avanzábamos en la elaboración, me repetía a mí mismo: "cómo pretenden que haga una película sin saber quién interpreta el papel principal. ¡Ni siquiera se si existe!" Vi a Amir por primera vez en un video, en un fotograma. Recuerdo haberme dicho: "ya podría ser el bueno, porque físicamente es justamente el indicado." Y tan pronto como abrió la boca –su timbre, su voz, su inteligencia, su alegría – quedé convencido de inmediato. Y yo solo fui el primero: todos los que trabajaban en la película se quedaron pasmados. Hechizó a Michèle por completo. Max von Sydow, un hombre importante, dijo: "Es uno de los mejores actores que he conocido en toda mi vida." ¡Amir, como su nombre indica, es un príncipe!


P: Han unido un reparto muy ecléctico para esta película. Sólo su talento ya justifica su elección, pero, ¿por qué Max von Sydow?

R: Él forma parte de mis mejores recuerdos cinematográficos. En los ciclos del club cinematográfico a los que hice referencia antes, se incluyeron las películas de Bergman. Bergman amaba el cine porque, como él solía decir: "es el teatro de las expresiones." Quería hacer películas para acercarme a las expresiones. Y entre ellas están las de Max von Sydow’s – que además estuvo a punto de actuar en una de mis obras. Lleva dentro de él el dolor y la impotencia del Doctor Düsseldorf, la debilidad humana auténtica y hermosa en el físico de un gigante. Encajaba en la lógica de mi historia. Así que contacté con él, y me encontré con que estaba hablando con uno de mis lectores. Max había leído "Oscar y la Dama de Rosa", y "El Evangelio Según Pilatos". Hubo un vínculo inmediato entre nosotros.


P: ¿Cómo se le ocurrió que Amira Casar interpretara a la enfermera jefe?

R: Según estaba escrito el papel se podría pensar que requería a una mujer de 55 años, destrozada y frustrada de algún modo. Pero yo imaginé a una mujer bonita, una persona del tipo "el deber ante todo". Así que pensé en Amira, cuya belleza es una alegría de contemplar en la pantalla, y a la que le gustan los papeles complejos. Ella y yo creamos juntos este personaje femenino, que al principio era funcional, ligeramente enamorada del Doctor Düsseldorf, e incapaz de comprender cómo esa boba de Rose puede comunicarse con los pacientes mejor que ella.


P: Mylène Demongeot también forma parte del cine de su infancia, de las películas de Fantomas.

R: Sí. Pensé que podía interpretar a la madre de Michèle Laroque y escribí el papel para ella. Una madre que se he quedado atascada permanentemente en la infancia, un poco cursi, un hada ya crecida. Nos permite entender la resistencia de Rose ante cualquier sentimentalismo. Lo que tienen en común es que ambas son bruscas, y que tienen un corazón mucho más grande de lo que les gusta demostrar. Se protegen de sus propias emociones, de la vida, del amor. Pero hay momentos en los que no puedes protegerte. Mylène entiende eso, como mujer y como actriz.


P: ¿Fue difícil rodar las escenas entre Oscar y Rose?

R: Fue extremadamente agotador, a nivel emocional. Pero estábamos deseando llegar al set cada mañana. Me dí cuenta de que, en las escenas difíciles, frecuentemente era el niño el que nos hacía relajarnos. El día que le enseñé a Amir su último traje, de color blanco, me dijo: "¡Genial! ¡Mi pijama para morir!". Somos nosotros, los adultos, los que a menudo complicamos las cosas. Los niños están felices porque están actuando, contando una buena historia, interpretando personajes, expresando sentimientos y demás. ¿Por qué perdemos ese enfoque despreocupado alegando nuestra madurez?


P: ¿Fue difícil encontrar el equilibrio emocional adecuado en la fase de edición?

R: Hacerlo correctamente era mi obsesión. La precisión del diálogo, la precisión en la interpretación, el equilibrio de emoción adecuado es lo que busco a toda a toda costa. Pero eso es algo subjetivo, no es como tocar la nota adecuada en música. ¡Vaya trabajo! Intentar alcanzar algo imponderable constantemente... Volviendo al tema de la edición, intenté dejarle espacio al espectador para que sintiera sus propias emociones. Michel Legrand me ayudó mucho. Como fue el primero que vio lo que había editado, me pidió que le concediera el tiempo necesario para experimentar sus sentimientos, para escribir la música de forma acorde. Michel Legrand y yo hemos sido amigos durante muchos años, y con OSCAR fue él quien me animó a mí, el escritor, a confiar en imágenes sin diálogo en otras palabras, a confiar en la música.


P: ¿Estabas preocupado por tener que filmar la muerte de Oscar?

R: Fue terrible. Max estaba consternado. Michèle, cada vez que cortábamos, se dejaba llevar por las emociones que estaba conteniendo durante la toma. En cuanto a mí, por una vez me quedé pegado a mi monitor, porque si hablaba con alguien del set me echaría a llorar. Los técnicos miraban al techo, con los ojos rojos. Acabamos riéndonos de ello, naturalmente: ¡Michèle y yo llamamos a esos momentos "días cebolla"! Todo el mundo en el rodaje, desde los niños hasta el equipo de filmación, quería contar esta historia, y eso suponía afrontar muchos altibajos emocionales. Para mí era duro; solía emocionarme estando solo, cuando escribía. Aquí, con el cine, he descubierto la belleza de compartir estas emociones.


P: ¿Encontró el niño que hay en su interior en cierto sentido en la parte imaginativa en CARTAS A DIOS?

R: El niño que hay en mí ¡encontró un placer infinito en la filmación de la lucha libre! En bucear en la obra burlesca y aceptarla de buena gana. De hecho, fue Oscar quien filmó esas escenas. Cuando la medicina ya no puede salvarte, todavía puedes ser salvado por el humo y la imaginación.


Entrevista con Michele Laroque

P: Eric-Emmanuel Schmitt dice que escribió la adaptación de CARTAS A DIOS para ti. ¿Sabía usted eso?


R: Sí. Eric-Emmanuel me sugirió que interpretara el personaje, incluso antes de que escribiera la adaptación. Dijo que yo era la opción más obvia, así que tuve una fe ciega en él. Desde que leí el libro, acepté sin saber exactamente lo que el personaje iba a ser, aparte del hecho de que Eric-Emmanuel quería hacer que el personaje pareciera más joven. La oportunidad de actuar con un papel como este es uno de los mejores regalos que te pueden hacer como actor.


P: ¿Tuvo alguna duda cuando comenzó a leer el guión?

R: No, yo no tenía ninguna duda. Hay tantas cosas mágicas que han sucedido desde el comienzo del rodaje de esta película. Es más, tuve esa impresión desde el primer momento. Oscar es sublime, como algo fuera de este mundo.


P: ¿Cómo abordó el personaje de “la dama de rosa”?

R: Igual que un niño curioso frente a otro niño. La primera vez que mi personaje conoce a Oscar, le cuenta que ha pasado la mañana metido en un armario y mi personaje le pregunta "¿Y fue agradable?" Ningún adulto reaccionaría así. Es muy importante mantener la parte de la infancia que está dentro de nosotros - que pone las cosas en perspectiva y nos permite ir por la vida de una manera más alegre y feliz.


P: Cuando tiene que interpretar a un personaje que se enfrenta a situaciones difíciles, ¿es fácil hacerlo bien y no ir demasiado lejos?

R: Mientras que sientas emociones reales, y que estas sean sinceras, nada puede salir mal. Esto es un hecho con cualquier tipo de emoción, ya sea la risa o el llanto. Yo soy una actriz de comedia y muchos actores a veces tienen problemas para no ir demasiado lejos con las emociones o revolcarse en ellas. Es más, Eric-Emmanuel tiene una manera de enfrentarse a este tema muy dulce e iluminadora.


P: ¿Cómo se desarrollo el rodaje?

R: No me sentía como si tuviera mucho que ver. Todo estaba bastante claro. En general, cuando tienes un personaje el cual debe sentir emociones fuertes, tienes que trabajar duro para encontrarlas. Pase mi tiempo tratando de controlarlas.

Está comenzando a interpretar roles de personajes que están más abiertos emocionalmente, como la dama rosa.

Es verdad. Y por cierto, tengo menos miedo y en estos días he aprendido a enfrentarme a mi hipersensibilidad y a gestionar mejor mis problemas. No hubiera podido hacer este papel a los veinte o a los treinta. Afortunadamente, es ahora cuando me están ofreciendo estos papeles que me permiten expresar ese lado. Es, sin duda, algo que emana de mí.


P: Ya actuó con un niño en la película de Alain Berliner LA VIDA EN ROSA, ¿eso le ayudo?

R: Sí, y también que confiaba mucho en Eric-Emmanuel. Sabía que iba a elegir a un niño extraordinario, fuera de lo común. ¡El pequeño Amir es tan inteligente!


P: ¿Cuál fue su primer encuentro con Amir?

R: Hicimos una pequeña prueba. La escena del coro en la que me presenta a los demás niños, y ahí ya estaba perfecta. Cuando se le pidió que hiciera algo diferente, lo hizo de inmediato. Lo entendió todo. Yo sólo tenía que responder, reaccionar, y dimos en el clavo. Es muy fácil trabajar con a él: ¡no actúa, es el personaje! Tengo una historia de amor real con Amir. Hay algo muy fuerte entre nosotros, aunque no nos veamos mucho ahora. Esta película fue una experiencia muy intensa para mí, no sólo como actriz. Es la aventura humana que compartimos, que permanece conmigo cuando veo CARTAS A DIOS.


P: ¿Qué clase de director es Eric-Emmanuel Schmitt?

R: Es muy seguro, muy tranquilo y muy dulce. También es muy preciso: sabe exactamente lo que quiere, pero al mismo tiempo sabe escuchar y tomar nota del resto de ideas. Hablé de esto con el escenógrafo, Jean-Jacques Gernolle, quién me dijo: "Es increíble la cantidad de espacio que nos dio después de todo" es su historia, la conoce por dentro, él escribió este libro, soñaba con rodarla y, sin embargo no tenía miedo, no nos transmitió ningún tipo de estrés, no había tensión. Cuando en ocasiones, el diálogo no funcionaba, Eric-Emmanuel nos explicaba admirando nuestro trabajo como podíamos hacerlo para que sonara mejor, de una manera que pocos directores son capaces de hacer.


P: Cuéntenos cómo es trabajar con Max Von Sydow.

R: Fue un encuentro fantástico, y un gran honor trabajar con él. Su relación con los demás es realmente excepcional y generosa. Y además nos lo hemos pasado muy bien. Cuando estábamos filmando, Max me decía: "Es fabuloso, Michèle, saber que estamos haciendo una película extraordinaria. Y siempre debemos recordar esto, porque es muy raro. “Cuando Max Von Sydow te dice esto, con la carrera estelar que ha tenido, ¡te crecer las alas! Nunca me dijo directamente lo que pensaba de mi personaje o de las escenas que rodamos juntos, pero le dijo a Eric-Emmanuel, que estaba muy contento, y eso me animó muchísimo. Incluso aunque no tenga dudas a cerca de lo bien o lo mal que lo he hecho, me siento llena de humildad hacia mi trabajo. En el plató, lo doy todo, pero a veces sé que me equivoco en ciertas cosas y no siempre estoy feliz con mi trabajo. Cuando me animan, obviamente, me hace sentir bien, y más aún cuando se trata de Max Von Sydow.


P: ¿Cómo vuelves a poner los pies en la tierra después de actuar con un niño moribundo?

R: No lo haces. Los diálogos son extremadamente tiernos, lo iluminan todo incluido cualquier temor que puedas tener. Lo que Rose le dice a ese niño es también una manera de tranquilizarse a sí misma. Esa es la sabiduría de no caer en lo patético, en la idea que se tiene de la muerte y la enfermedad. Es una película muy tranquilizadora.


P: ¿Qué hay de Mylène Demongeot? ¿Es una madre tranquilizadora?

R: ¡Mylène es magnífica! Ha sido un placer verla en el set. Al verla actuar a su personaje, entiendes por qué la vida es complicada para la dama de rosa. Y al mismo tiempo, hizo que su personaje fuera divertido, como un niño. Es la más infantil de todos nosotros.


P: ¿Se divirtió actuando como un luchador?

R: ¡Sí, por supuesto! Era como una tira cómica. El ex-director del Circo del Sol ha trabajado en las escenas con maravillosos resultados.


P: Pero ¿no era, después de todo, la parte más difícil debido a las limitaciones técnicas?

R: Eso es cierto. Estábamos encerrados dentro de un estudio en Canadá, pasamos mucho tiempo, ¡fuera del estudio se alcanzaban los -30 °C! Pero por otro lado, fue muy divertido llevar los trajes, y trabajar con esos extraordinarios acróbatas. Me he encontrado muy a gusto.


P: ¿Cuál fue su reacción al ver la película?

R: Encontrate con un personaje como este es algo único en la vida de un actor. CARTAS A DIOS es una película que lleva un mensaje tranquilizador, alegre, que te quita los miedos y te deja ser feliz. Y si hay una cosa que me hace feliz en la vida es la difusión de un mensaje así.