Para el Grupo 7 no existe la delgada línea que separa los recursos poco éticos de los abiertamente ilegales. Su modus operandi: violencia, coacciones, mentiras, y medias verdades... todo vale.
Grupo 7 lo componen: Ángel (Mario Casas), un joven aspirante a inspector, inteligente y compasivo, Rafael (Antonio de la Torre) un policía expeditivo, contundente y arrogante, Miguel (José Manuel Poga) y Mateo (Joaquín Núñez) que son los socarrones del Grupo y capaces de las mayores brutalidades, pero también de inesperadas muestras de ternura.
Entre Ángel y Rafael surgirá una extraña comprensión y terminarán pareciéndose el uno al otro más de lo que hubieran imaginado nunca. Ángel transita, cada vez con más soltura, por el camino de la ambición y de los excesos policiales, mientras que algo en el interior de Rafael se transforma gracias al amor inesperado de la bella y enigmática Lucía.
El juego de traiciones, lealtades y sentimientos se complicará a medida que el Grupo 7 acumula éxitos y condecoraciones.
Los personajes
Rafael (Antonio de la Torre)
Es un policía de la vieja escuela. Expeditivo y violento, lacónico, contundente. Vive solo; sólo pisa su casa para dormir. Bebe todas las noches y lleva una vida desordenada. Con frecuencia duerme vestido y es incapaz de recordar cómo consiguió llegar a su casa, un páramo desangelado, deshabitado y rancio. No tiene amigos.
Rocoso y torpe en cuanto a los emociones, es incapaz de implicarse, de mostrar sus sentimientos. No confía en nadie. No cree en la personas.
Arrastra la culpa de no haber podido ayudar a tiempo a su hermano menor, Pablo; muerto por sobredosis de heroína tres años antes del comienzo de esta historia. Cosa que lo hace ser hosco y autodestructivo, cargado de remordimientos. Cuando está borracho, suele rezar en silencio frente a un Cristo que hay junto al bar que frecuenta. Rafael es pura mezcla y enfrentamiento entre religiosidad y paganismo. Aborrece la droga y todo lo que esté relacionado con ella.
Angel (Mario Casas)
Está casado con su novia de la adolescencia, Elena. Juntos tienen un hijo, Alejandro. Su relación con su familia es inmejorable. Acaba de incorporarse al Grupo. Carece de la experiencia que tienen sus compañeros. Pese a su preparación, la calle le es extraña y hostil al comienzo de la historia. Le sobrepasa. Su humanidad y concepto de la justicia, al comienzo de historia, parece que no casan con los métodos del grupo y el pulso de la calle.
Es espontáneo y extrovertido. Inteligente. Obstinado como un niño que desconoce la palabra frustración. Es competitivo. Se ofusca cuando no consigue lo que quiere. Se lleva bien con la gente. Se preocupa por ella.
Su objetivo, hacer justicia. Su deseo oculto: brillar, la notoriedad, impartir la justicia. El poder como distintivo, como refuerzo de su debilidad.
Mateo (Joaquín Núñez)
Padre de familia numerosa. En casa, un calzonazos. En la calle, alterna las hostias con el paternalismo.
Mateo representa el lado más humano y chistoso del Grupo. El único que al final de la historia se plantea la moralidad de las actividades ilegales que ha llevado cabo el Grupo. Su falta de inteligencia y formación, de una parte, cierta desidia arrastrada por años de desempeñar un trabajo que él considera ingrato, de otra, así como su obsesión por el bienestar de su familia numerosa, le hacen dejarse llevar por la corriente progresivamente impuesta por Ángel al Grupo.
Miguel (José Manuel Poga)
Miembro del Grupo 7. Treinta y cuatro años. Pese a su edad y su largo noviazgo con una joven con la que se ha comprado un piso, Miguel sigue soltero y vive con sus padres, una pareja de septuagenarios analfabetos para los que su hijo es el rey de la casa. Miguel está obsesionado con la enfermedad, con la pulcritud, no admite que nadie le toque y se lava las manos constantemente. Es excesivamente aprensivo. Detrás de sus comportamientos violentos y fascistas con homosexuales, toxicómanos y prostitutas, hay un ser terriblemente cobarde cuyo complejo de inferioridad le hace tener verdadero pánico a sentirse expuesto y mostrarse frágil.
Elena (Inma Cuesta)
Casada con Ángel. Es una mujer sencilla, sensata, bastante práctica y aunque en ocasiones pueda parecer ingenua, tiene un sentido común excepcional. Fuerte, pese a aparentar fragilidad. Está muy enamorada de su marido Ángel, de quien admira su perseverancia e inteligencia. A diferencia de su marido, Elena es natural, sin dobleces, franca. Confiada. El contrapunto moral de Ángel cuando éste se deja llevar por su ambición y su afán de notoriedad.
Lucía (Lucía Guerrero)
A diferencia de Rafael, Lucía es luminosa y alegre, extrovertida, espontánea, curiosa y libre, carente de prejuicios. Pese a su energía, optimismo y capacidad para buscarse la vida, Lucía es una joven débil que lejos de la entereza que irradia, requiere la protección de una niña. No obstante, será ella la encargada de activar la humanidad que hay enterrada en Rafael y despertarlo a la luz y a la vida por medio del amor, y de enseñarle a confiar en las personas. Es el objeto inconsciente de la redención de Rafael.