La rutina diaria para los policías de la Unidad de Protección de menores del Departamento de Policía: arrestar pederastas, perseguir carteristas menores de edad y discutir problemas de pareja a la hora de comer; interrogar a padres maltratadores, recoger declaraciones de los chicos, hacer frente a los excesos de la sexualidad adolescente, disfrutar la solidaridad con los colegas y reír descontroladamente en los momentos más insospechados. Sabiendo que lo peor existe y viviendo con ello, ¿cómo mantienen el equilibrio entre sus vidas privadas y la realidad que afrontan cada día de trabajo?
Fred, el hipersensible chico para todo del grupo, va a pasarlo mal enfrentándose al escrutinio de Melissa, una fotógrafa con el encargo del Ministerio de documentar la Unidad.