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  La maldición de Rookford  (The awakening)
  Dirigida por Nick Murphy
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EL DESPERTAR, dirigida por Nick Murphy, escrita por Stephen Volk y Nick Murphy, y producida por David M. Thompson, Sarah Curtis y Julia Stannard, es una producción de Origin Pictures.


Introducción
EL DESPERTAR nació cuando el productor David M. Thompson (Billy Elliot, Promesas del Este, An Education) conoció al guionista Stephen Volk (Octane, Las voces de los muertos) gracias al inquietante telefilme Ghostwatch, escrito por éste para la BBC y estrenado a principios de la década de los noventa. "Ghostwatch daba tanto miedo que vetaron su reemisión en la televisión, porque es una de las cosas más terroríficas que nadie haya visto nunca", recuerda Thompson. "La gente no sabía si era realidad o ficción, y yo pensé que sería fantástico trabajar con el guionista, Stephen Volk, en una película actual, terrorífica y escalofriante".

"Entonces a Stephen se le ocurrió la idea de EL DESPERTAR, y a mí me pareció que el guión era muy bueno", continúa diciendo el productor. "Poco tiempo después tuvimos la suerte de fichar a Nick Murphy, el director, para el proyecto". Nick Murphy, que debuta en el cine con este largometraje de terror psicológico, es conocido por su trabajo en televisión, que incluye series como "Ancient Rome: The Rise and Fall of an Empire", "Invasión Jurásica" y la ganadora de un BAFTA "Occupation".

Thompson afirma que le impresionó la diversidad de talentos cinematográficos de Murphy, sobre todo su "energía y su visión, y descubrimos la habilidad de Nick para conseguir unas interpretaciones fantásticas de los actores".

"Me impresionó especialmente “Occupation”, y pensé que era una obra excepcional por su vívida caracterización y su increíble narrativa; la chispa que ha sabido transmitir en la pantalla es excelente". Murphy también es guionista por derecho propio, "lo que es muy útil con algo como EL DESPERTAR, que tiene que estar muy bien pensada y concebida por la mente creativa de una sola persona. Es un mosaico de ideas, pero está muy bien hilada".

"David es un tío inteligente y muy perspicaz a la hora de calar a la gente", dice Murphy. "Yo no tenía unas ganas locas de hacer una historia de fantasmas. Y aunque me mandó un guión muy bueno, yo no tenía claro que supiera cómo hacerlo. Entonces David, que fue muy considerado, me dijo que me tomara mi tiempo y que me planteara qué añadiría o cambiaría llegado el momento. Entonces me lancé, mi mente empezó a bullir con ideas, y una semana más tarde yo mismo estaba sorprendido de lo enganchado que estaba. TENÍA que hacer esa película, recuerdo que cuando me dirigía a nuestra segunda reunión iba pensando en lo decepcionado que me quedaría si David hubiera cambiado de idea."

Cuando Nick Murphy se unió al proyecto modificó el guión, trasladando la película de la época victoriana a principios del siglo XX, cuando Inglaterra aún se tambaleaba por los estragos de un coste humano sin precedentes en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial.

"Desde el principio, Stephen Volk y yo quisimos que esta película fuera algo más que una historia de miedo sobre fantasmas", continúa diciendo el productor. "Es un thriller sobrenatural que se desmarca con sorprendentes giros y que te trasporta a un lugar bastante oscuro y misterioso. Pero sobre todo se trata de una historia de fantasmas psicológica; un thriller sobrenatural, pero también una historia sobre una mujer que se adentra en un mundo aterrador arrastrándonos con ella. Y todo lo que Nick propuso cambiar no hizo más que realzar eso".

"La historia sigue siendo la de una chica que va a un internado para explicar un fenómeno", explica Murphy. "A partir de ahí el guión se desarrolla progresivamente hacia el sentimiento de pérdida que se vivía en 1921, cuando más de un millón y medio de personas habían muerto de una u otra forma en los últimos cinco o seis años, a causa de la gripe o de la guerra".

"Ese sentimiento de pérdida contribuyó a la necesidad de ver fantasmas", prosigue el director y guionista. "Creo que eso subyace a lo largo de toda la película: que es un país que está de duelo, un país enfermo, y por las ausencias se cuelan los fantasmas."

A Thompson le gustó la idea de que la película estuviera ambientada en el siglo XX. "Originalmente estaba ambientada en la época victoriana, como tantas otras historias de fantasmas", explica, "pero a Nick se le ocurrió la idea de trasladarla a después de la Primera Guerra Mundial, cuando todo el país estaba devastado por las pérdidas y la muerte".

"Creo que eso ha dado a la película una gran resonancia y profundidad. Pienso que de alguna manera la hace mucho más interesante y pertinente, porque era una época en que la muerte estaba en la mente de todo el mundo. Buscaban a sus seres queridos, y también eran muy vulnerables a los engaños de charlatanes y farsantes, que es precisamente lo que sucede al principio de la película."

La historia comienza con una sesión de espiritismo en Londres, a la que acude el personaje principal de la historia, Florence Cathcart, una mujer que arrastra su propia carga de dolor y desgracia debido a la época en que vive. "Creo que la película intenta explorar el vacío que se creó como resultado de aquella horrible época", apunta Murphy, "y retratar una Gran Bretaña irreparablemente dañada y cambiada por la enorme pérdida de un número de vidas del que hoy en día no somos capaces ni de hacernos una idea".

"Es tan impactante por el elevadísimo número de gente que murió", continúa diciendo. "Hoy en día no podría librarse una guerra semejante, sobre todo por la forma en que ahora se informa sobre los conflictos. No podríamos incurrir en pérdidas de tal envergadura sin que hubiera una revuelta. Si alguien saliera en las noticias diciendo: “Hoy han muerto 30.000 soldados en Flandes”, diríamos: “¡Que vuelvan a casa, esto es intolerable!”. Esa fue la última vez que las autoridades quedaron impunes por mandar a tanta gente hacia su muerte."

El productor ejecutivo Joe Oppenheimer (Shooting Dogs, El último gran mago, En el límite del amor), por su parte, añade: "Se vive el duelo en todas partes, y hay una conexión entre el duelo y el mundo de los espíritus. El mundo que habitan los personajes está impregnado de pérdida. La gente siente el impulso de realizar sesiones de espiritismo para contactar con los muertos y sentir que están presentes. Detrás de todo esto acecha el recuerdo de todos aquellos jóvenes que murieron. Parecía una época perfecta para ambientar una historia sobre los muertos que habitan entre nosotros".

"Hay algo muy atractivo en crear una película de género de terror con profundidad emocional y unos personajes con peso y resonancia histórica", continúa Oppenheimer. "No es una película sobre la Primera Guerra Mundial, pero está muy bien cimentada, sobre todo en lo que respecta al personaje de Florence Cathcart."


Florence Cathcart
En este paisaje de duelo aparece Florence Cathcart, una mujer que está viviendo su propio luto y que se opone enérgicamente al florecimiento del movimiento espiritista y a los embaucadores que éste ha generado. Pero cuando la llaman para investigar unos extraños fenómenos ocurridos en un recóndito internado llamado Rookwood, pasa por la mayor prueba de su vida, tanto a nivel profesional como psicológico.

Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona, El desafío: Frost contra Nixon, The Town) da vida a Florence en la pantalla. "Ya al principio del casting, Rebecca Hall fue la primera opción, tanto para Nick como para mí", dice Thompson, "así que nos dio muchísima alegría que quisiera el papel. Era la candidata perfecta, porque tiene mucha fuerza, profundidad y sutileza, y además transmite mucho en pantalla. También resultaba adecuada para el papel porque tiene un carácter fuerte y contundente".

Joe Oppenheimer está de acuerdo con él: "Florence es muy tenaz", dice. "Es una mujer adelantada a su tiempo. Es tremendamente inteligente y está sufriendo mucho su pérdida. Rebecca tiene todas esas cualidades, y ha sido capaz de combinar la modernidad con un auténtico aire de época."

Para el director, ese sentido de "modernidad" era primordial. "Lo hablamos muy al principio", explica. "Estaba siempre especificado que debía llevar trajes de pantalón, lo que era algo moderno para la época; Florence es lo que serían las mujeres diez años después del final de la película, a mediados de la década de 1930. Eso era lo que buscábamos en ella, seguridad e individualidad."

La actriz confiesa que el guión le pareció "de lo más fascinante", y añade: "Si dejas a un lado los golpes en mitad de la noche y los elementos sobrenaturales, lo que queda es un drama psicológico muy profundo. Gracias a Florence, EL DESPERTAR tiene también un personaje protagonista tremendamente fuerte que atraviesa un cambio transcendental. No se trata sólo de un drama cotidiano, sino de un cambio muy intenso que representa un auténtico reto a nivel físico y emocional. Como actriz, siempre vas buscando algo así".

Cuando el espectador ve por primera vez a Florence, ella está de luto por su prometido, fallecido durante la guerra. "Y no se lo está poniendo fácil a sí misma", explica Hall. "Sufre de una manera masoquista. Tiene una visión de la vida totalmente nihilista. Piensa que la gente muere sin razón, y que no existe la justicia. Descubrimos que, antes de que su prometido muriera, ella le había escrito una carta diciéndole que ya no le quería. Ahora se siente muy culpable por ello, y como resultado se cierra a cualquier forma de felicidad."

Hall dice que Florence no está abierta a nuevas ideas. "Ése es su gran error. Está atenazada por la culpa, y por eso usa su ateísmo militante para negar cosas importantes sobre ella misma."

Pero sus percepciones se ven puestas a prueba tanto por los acontecimientos que ocurren en el internado como, aunque de una manera distinta, por uno de sus maestros, Robert Mallory. "Las películas de estas características suelen mostrar a un personaje orgulloso antes de la caída", observa Hall. "El público percibe que va a pasar algo que va a cuestionar su concepto del mundo.

"Lo más interesante de EL DESPERTAR es lo que dice de la gente a una mayor escala. En última instancia habla de ser fiel a uno mismo. De abordar cuestiones que la gente tiende a enterrar en vez de afrontar, el miedo que eso genera y la vida atrofiada a la que puede dar lugar."

Cuando viaja a Rookwood, Florence se enfrenta a la imagen difusa de un fantasma de apariencia infantil que se aparece repetidamente, y que, a pesar de su escepticismo inicial, desafía cualquier explicación lógica. Ocurren sucesos extraños, y Florence necesita mucho valor para hacerles frente en toda su magnitud, y para solucionar esa intriga desconcertante y peligrosa.

"
La película no se plantea si los fantasmas existen o no", explica Hall. "Se plantea por qué los necesitamos. Si los fantasmas no existieran, tendríamos que inventarlos. Todos necesitamos sistemas de creencias, y todos necesitamos la imaginación como válvula de escape. Contamos historias para entendernos mejor a nosotros mismos. Eso es lo que EL DESPERTAR cuenta de una forma muy emocionante a partir del momento en que Florence llega a Rookwood."


Rookwood y sus inquilinos
Cuando Florence llega a Rookwood por primera vez su escepticismo se confirma, y, a pesar de que los acontecimientos ocurridos recientemente han asustado hasta la médula a alumnos y profesores, ella está convencida de que no tienen nada de sobrenatural. Sin embargo, a su partida, las cosas se tuercen y Florence está a punto de ahogarse, aunque Mallory está allí para evitarlo.

"Desde el principio tuvimos claro que Mallory no rescataría a Florence", apunta Murphy. "Para mí era muy importante que esta mujer tan fuerte no se rindiera sin más, que no apareciera de repente él abriendo puertas a patadas y solucionando el problema. Quería que Florence se rescatara a sí misma, y por eso hay una escena que demuestra que Mallory no la rescata."

No obstante, entre Florence y Mallory se produce una conexión, ya que "sufren el mismo problema en muchos aspectos", explica Murphy. "Se sienten solos. Florence ha amado a una persona que ya no está con ella, pero necesita a alguien, y Mallory está rodeado de fantasmas y de vacíos, tras haber luchado en la Gran Guerra y haber perdido a personas a las que amaba".

"Sin embargo, hacen frente a su dolor de manera distinta. Mallory está preparado para abrir los ojos y ver cómo esos vacíos se llenan de muertos. Al contrario de lo que ocurre con Florence durante gran parte de la película. Pero en definitiva los dos se enfrentan a los mismo."

Dominic West ("The Wire", 300) interpreta a Mallory, que sufre heridas físicas, pero también emocionales. "Es un hombre muy roto", dice el actor. "Sufre neurosis de guerra. También tiene una herida que mantiene abierta arrancándose la costra. Han pasado tres años desde el final de la Primera Guerra Mundial, pero él sigue atormentándose. Se autolesiona debido a su rabia contra el mundo y a su sentimiento de culpa por haber sobrevivido. La herida es una imagen muy poderosa, porque es una manifestación física de lo que ocurre dentro de él. Al igual que mucha gente en la década de 1920, está desconsolado. Habla a diario con sus amigos muertos; los ve todos los días, son una presencia constante en su vida."

A instancias de la encargada del internado, Mallory visita a Florence para convencer a esta experta en montajes para que vaya a Rookwood. "Ella tiene una explicación racional para los llamados “fenómenos paranormales”, y su objetivo consiste en demostrar a la gente que la muerte es definitiva", continúa diciendo West, "pero Mallory duda mucho de su punto de vista. Él cree que es ridículo que ella no crea en los fantasmas, porque él convive con ellos a diario. Al principio, Florence y Mallory son la noche y el día, y él es muy duro con ella."

Pero, poco a poco, Mallory se da cuenta de que ella también está herida. "Cuando Florence comienza a ver cosas, empiezan a acercarse el uno al otro", explica West. "El título, EL DESPERTAR, se refiere al despertar de ella, cuando se da cuenta del trauma que ha enterrado. Y él también despierta su propia alma y encuentra el amor tras un largo tormento. Es una película profundamente romántica y conmovedora que espero que tenga un gran impacto en los espectadores."

Aunque la película gira en torno a Florence y Mallory, durante las vacaciones navideñas en Rookwood los acompañan otros dos personajes muy importantes: la encargada del internado, Maud Hill, y uno de los niños, Tom, que tiene que quedarse allí porque sus padres viven en el extranjero.

La candidata a un Oscar Imelda Staunton (El secreto de Vera Drake, Harry Potter) interpreta a Maud. "Es una historia muy intensa", dice la actriz. "No hay nada mejor para un actor que tener un guión tan bueno como éste. Si el guión es malo te sientes decepcionada, pero éste tiene profundidad psicológica y emocional. Es una obra muy compleja, porque cubre muchos aspectos de la condición humana. Y, a medida que avanza, descubres más y más cosas sobre los secretos que esconden los personajes".

"La película aborda una época concreta y es muy conmovedora", continúa. "Ahonda en esa época y deja claro que no fueron momentos fáciles. En aquel entonces, la gente no decía: “Venga, vámonos a tomar algo juntos”. Era una época muy austera."

Staunton pasa gran parte de la película junto al pequeño Tom, interpretado por Isaac Hempstead-Wright ("Juego de tronos"). "Yo tenía muchas escenas con Isaac, y lo pasamos muy bien juntos", dice Staunton. "El viejo tópico de “nunca trabajes con un niño” no es cierto. Nunca he estado de acuerdo con eso, ¡y estamos hablando de una persona que ha interpretado a Dorothy en El mago de Oz! Trabajar con niños en EL DESPERTAR ha sido fantástico."

El personaje de Tom es clave para la historia, y el casting fue crucial. "Creo que a la gente le gusta ver las películas a través de los ojos de los niños", afirma Thompson, "y algunas de las mejores películas en las que he participado tienen a niños como personajes centrales. Los niños pueden ser fabulosos, como es el caso de nuestra joven estrella. Isaac es un gran artista. Tiene un talento enorme y muy bien labrado. Creo que aportó mucha seguridad al papel."

De hecho, el joven actor fue el último niño al que el equipo de casting hizo las pruebas. "La directora de casting, Shaheen Baig, me enviaba cintas, y trabajó muy duro con un montón de niños", recuerda Murphy. "Había algunos estupendos, y muchos de los que se presentaron para el papel de Tom acabaron igualmente en la película".

"Cuando vi la prueba de Isaac, estaba en casa de mis padres con mi familia. Me habían enviado un enlace, y yo estaba en la mesa de la cocina viéndolo mientras mi madre y mi mujer también miraban por encima de mi hombro. Cuando él salió, dijeron: “¡Ése, ése!”. Él era el último, pero tenían razón. Había algo en él, puede que su habilidad para hacer otras cosas mientras actuaba. A veces te encuentras con niños que son muy buenos y muy precoces, realmente sorprendentes, pero básicamente lo que hacen es interpretar a adultos. Lo mejor de Isaac es que interpretaba a un niño. Y necesitábamos a un niño".


Casas encantadas: las localizaciones
A pesar de que los exteriores de Rookwood se rodaron en Lyme Park, en el condado de Cheshire, y de que la mayor parte de la película se desarrolla en el internado y sus alrededores, los cineastas optaron por tres casas de campo distintas en localizaciones de Berwick-on-Tweed, en la región de los Borders: Gosford House y sus jardines, Manderston y Marchmont House. "Cuando rodábamos en una de las casas, había un nombre grabado en el cemento: “Walter”. El nombre estaba tachado de una manera que parecía obra de un muerto", recuerda Murphy. "Walter es el nombre del niño que muere al principio de la película, y Rebecca dijo: “El departamento artístico ha hecho un buen trabajo ahí”. Pero entonces nos enteramos de que no había sido el departamento artístico, y los dos lo miramos y dijimos: “¡Aaah, qué miedo!”."

Murphy quería un espacio en el que sus personajes pudieran respirar, de ahí la variedad de localizaciones. "Queríamos disponer de todo el espacio posible", explica el director. "No queríamos un pequeño internado. Si la mayor parte de la película va a transcurrir en interiores, no puedes buscarte una pequeña escuela de un pueblo perdido y contar tu historia de tablones que crujen a lo Henry James. Esa no es la manera. Queríamos espaciosidad, amplitud, que los niños pudieran correr de un lado para otro dentro de aquel lugar. Por eso buscamos las casas más grandes que pudimos."

Thompson añade: "Las casas a veces era un poco fantasmagóricas. Nos contaron que en una de ellas había muerto alguien por un arma de fuego, de una manera parecida a como ocurre en la película. Por la noche daban mucho miedo, tenían una atmósfera tétrica, y por eso las eligió Nick, porque no eran meros decorados. Estaban cargadas de historia, y estoy seguro de que había muchos fantasmas merodeando por ellas".


Notas sobre la Gran Guerra
"El momento histórico de la película, justo después de la Primera Guerra Mundial, era otro de los grandes atractivos del proyecto", explica la protagonista, Rebecca Hall. "Fue una época única (por suerte) de la historia británica en la que hubo una experiencia colectiva de estrés postraumático. Todo el país estaba de duelo. No había ni una sola persona que no llorara a alguien cercano. Ni una sola familia que se hubiera librado".

"Antes de rodar EL DESPERTAR, leí Adiós a todo eso, de Robert Graves, The Great Silence: 1918-1920. Living in the Shadow of the Great War, de Juliet Nicholson, y mucha poesía de guerra. También escuché mucha música de aquella época. Todo estaba cambiando mucho a nivel cultural. Aquella terrible guerra provocó un cambio muy drástico."

De los soldados europeos que fueron movilizados entre 1914 y 1918, ocho millones murieron en combate, siete millones quedaron incapacitados de por vida y quince millones resultaron gravemente heridos. En Gran Bretaña, el servicio militar obligatorio reclutó a prácticamente cualquier hombre que fuera físicamente apto. De los elegidos, más de 750.000 perdieron la vida, y 1.700.000 resultaron gravemente heridos. Según un estudio, el treinta por ciento de los varones de entre 20 y 24 años, y el veintiocho por ciento de los que tenían entre 13 y 19 años, murieron en 1914.

Y luego vinieron las secuelas psicológicas, las neurosis de guerra, los traumas y la culpa que atormentaba a los supervivientes. Las dificultades económicas continuaron, y no sólo sufrieron los soldados que combatieron en el frente: según se ha documentado, 160.000 mujeres perdieron a sus maridos, y 300.000 niños, a sus padres. En el censo de 1921 había 1.209 mujeres solteras de entre 25 y 29 años por cada 1.000 hombres.