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  La cara oculta  Dirigida por Andrés Baiz
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Una película que da nuevo rostro al cine colombiano
La nueva cinta dirigida por el colombiano Andi Baiz pone un punto alto en narración, calidad y producción. Un equipo de Colombia, España y México se unió en torno a un proyecto que sedujo a Fox Internacional, y que dará mucho de qué hablar.

Con la majestuosidad de la música clásica y los grandes conciertos se abre el telón para la que tal vez sea una de las más gratas sorpresas del cine colombiano: La cara oculta. El proyecto pone de manifiesto el talento de uno de los directores colombianos más sobresalientes, Andi Baiz, el mismo de Satanás.

Su segundo film tiene visos de thriller psicológico clásico, con la influencia de Alfred Hitchcock y RomanPolanski, un suspense al que las producciones nacionales no tienen acostumbrados a los colombianos y que indica que cada vez está más cercano un cine de nuevas propuestas y que empieza a destacarse por su calidad técnica y narraciones apasionantes.

Dos enamorados españoles, él director de orquesta joven y talentoso que se hace cargo de la filarmónica de Bogotá, se establecen en esta ciudad y tejen una historia de pasión, celos, inseguridades y drama. Adrián se enfrenta a la repentina e inexplicable desaparición de Belén cuando ésta decide poner a prueba sus sentimientos y comprobar hasta donde llega su amor, e inicia un juego que pone en riesgo no solo la relación sino su propia vida.

La historia está contada en una forma tan magistral que además de capturar el interés de la productora colombiana Dynamo y de la española Cactus, enganchó por completo a Fox International, que asumió la tutela del proyecto.

Baiz, hizo una reescritura al texto original del español HatemKraiche Ruiz-Zorrilla, que justificó que el rodaje se hiciera en Colombia y no en España, como lo planteaba inicialmente.

Además le dio vida a una historia tan universal que bien habría podido contarse en cualquier ciudad del mundo, pero que por fortuna escogió una Bogotá cosmopolita, bella, nocturna y cultural, y que se pone a la altura de cualquier capital.

Detrás de él se formó un equipo técnico de españoles, mexicanos y colombianos, en un collage de nacionalidades. Entre ellos, Josep Civit, el director de fotografía, con un extenso recorrido en el cine y para quien era imprescindible el respeto por dos historias que transcurren simultáneamente en la cinta. "La cara oculta tiene texturas distintas, y para abordar ese reto recurrí a emulsiones diferentes", explica Josep.

Los paisajes románticos y melancólicos son parte de una fotografía espectacular en la cual la luz y el color se cuelan al compás de la música y que fue posible gracias a que se emplearon todos los recursos técnicos disponibles hoy en día en el cine, como una cámara inglesa con ópticas impecables para destacar las texturas y tonos de piel, grúas de control remoto, stadycam, cámara de mano, dolly, cámara cars… "Es una película en la que la cámara tiene un protagonismo muy importante y se convierte en un personaje más".

Esto se acentúa porque en la pantalla transcurre la arquitectura como parte integral de la historia y cobra relevancia gracias a las locaciones, en especial a la casa que se utilizó en inmediaciones de Mosquera, y el búnker que se construyó en un estudio de televisión. Ambas, a pesar de estar en espacios distintos, estaban íntimamente ligadas.

La casa regala un registro espectacular como pocas locaciones y adquiere un peso histórico y estético enorme. Rodeada de un verde intenso, fue construida por un arquitecto italiano, Vicente Nasi, hacia las décadas de los 40 y 50. "Estaba en un lugar aislado, era invitante, creíble y con personalidad propia: misteriosa e interesante", dice Bernardo Trujillo, diseñador de Producción de Arte.

Sin embargo, sus espacios, pensados para lograr la incidencia de la luz en todos los rincones, estaban en ruinas y obligaron al equipo de arte a hacer grande esfuerzos para dar una atmósfera Baushaus que exigió buscar objetos por espacio de tres meses para decorarla en un estilo que Diana Trujillo, directora de Arte, define como ‘de coleccionista’, en capas que hacen que el paso del tiempo esté marcado por los objetos.

"Uno va de un lado para otro a través de los muros, de las ventanas, del búnker. Hay mucha relación del espectador con el espacio y va a sentir que puede pasar por las paredes", dice para referirse al búnker, que se recreó en una maqueta de 3D durante un mes, tras investigar cómo podían ser estas estructuras en la Alemania de la II Guerra Mundial. A esto se une el cuidado de detalles como la paleta de colores muy europea y otoñal, impregnada de olivas, berenjenas y bronces, y acordes con el paso del tiempo, con patinados y musgo.

La estética está manifiesta en toda la cinta, primordialmente en su música, que exigió al director de sonido, el colombiano César Salazar, y a todo el equipo cuidar la coordinación de música y movimientos, al protagonista Quim Gutiérrez, un aprendizaje musical acelerado. También incluyó el decorado de una orquesta tocando en pleno en la solemnidad del teatro Jorge Eliécer Gaitán con un despliegue de equipos envidiable; y la ambientación musical que hizo el compositor argentino Federico Jusid.

Todo esto hace de La cara oculta una película que propone un rostro distinto para el cine nacional: uno de historias bien pensadas, distintas, que atrae a los productores extranjeros. Con un reparto donde la figura de Quim Gutiérrezconsolidad su lugar en el cine español, con una Martina García que brilla con luz propia; y en la que la estampa de la española Clara Lago surge con una fuerza inusitada en una interpretación que hace pensar en una nueva figura. La cara oculta del cine colombiano es sin duda, muy prometedora.


Martina García (bendecida por el cine)
Una de las actrices con más reconocimiento en Colombia y de mayor proyección en Latinoamérica protagoniza La cara oculta, la cinta de Andi Baiz en la que comparte set con los españoles Quim Gutiérrez y Clara Lago.

Sus actuaciones en las cintas Perder es cuestión de método, Satanás, Amar a Morir, Rabia y Biutiful hablan bastante bien del desempeño de la colombiana Martina García, quien con los años se ha convertido en una figura con peso en el cine Latinoamericano.

Entre 2010 y 2011 su rostro se volvió aún más cotidiano en la pantalla grande y con La cara oculta, reafirma su talento en un género por el que la actriz muestra bastante interés: el thriller sicológico: "Siempre me encantaron películas como Repulsión o RosemaryŽsbaby de Polanski. Estuve muy feliz de poder hacer esta película, desde que leí el guión me encantó. No sólo por su género sino por la historia misma. La cara oculta mira hacia un lado diferente, el de las pasiones humanas", sostiene.

La actriz no se equivoca cuando asegura que su carrera en el cine es un privilegio y agradece que todas las películas en las que ha participado se hayan estrenado, pues no duda que es otro riesgo el que se hagan y después no se exhiban ni vayan a festivales. "La verdad es que todas hasta ahora de una manera u otra me han dado muchas satisfacciones".

Pero este ‘privilegio’ no es gratuito. Martina nunca ha dejado de prepararse aunque signifique empezar de cero en otros ‘mercados’ internacionales en lugar de disfrutar cómodamente del reconocimiento logrado con las producciones de TV y cine colombianas.

Paco Barrera, en Bogotá; Juan Carlos Corazza, en Madrid; y The Central School of Speech and Drama, en Londres, son algunas de las escuelas donde Martina ha ido adquiriendo conocimientos que posteriormente ha expuesto en la pantalla y que han merecido elogios de grandes de la actuación como el mexicano Damián Alcázar, con quien compartió set en la cinta Satanás: "¡No sabes qué cosa!"… me sorprendió su capacidad de reacción, el director le pedía algo y lo movía inmediatamente y de una manera auténtica. Verdaderamente tiene una pasión innata".

Martina, sin embargo, es más prudente cuando se refiere a su capacidad interpretativa: "En la interpretación hay mucho que aprender y es necesario prepararse, pero al mismo tiempo también estoy convencida de que es básico tener un don, en el que se mezclan fuerza interior, valentía, criterio y extrema sensibilidad".

Pero esta mujer de exótica belleza va más allá y en los últimos años ha adelantado estudios de Filosofía en La Sorbona de París, aunque a paso lento porque su trabajo en el cine latinoamericano la ha ocupado bastante. El más reciente es La cara oculta, en el que interpreta a una camarera que se enamora del director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y quien sufre por la misteriosa desaparición de su novia, de la cual es sospechoso.

En esta cinta Martina comparte unas seductoras escenas románticas con el español Quim Gutiérrez, muchas de las cuales fueron ‘entre sábanas’. La actriz destacó que se sentía muy privilegiada por tener la oportunidad de compartir reparto con él y con Clara Lago, otra promesa del cine. "Ambos tienen un talento desbordante, son actores dedicados, aman su trabajo y están impresionantes en la película".

En la piel de Fabiana
Para Martina su personaje en la cinta se mueve entre la autosuficiencia y la dependencia propia de un niño. Fabiana es camarera, trabaja en un bar, vive sola y hace su propia vida. "Su padre está muerto y su madre… ni idea", dice. La describe como solitaria y muy fuerte, casi ruda en su manera de ser, de vestir y de hablar, pero a veces con momentos de fragilidad. "Siente miedo, cree en fantasmas y en lo sobrenatural y eso confunde mucho las cosas".

Sin embargo, no duda ni por un instante que se trata de una mujer que cree en el amor, más cuando lo encuentra en Adrián y se siente plena e ilusionada. "Tanto que enfrenta un dilema moral muy fuerte, que no es fácil de juzgar, por lo que no me atrevo a decir si es buena o mala. Sabe que si actúa de una manera correcta puede perder a la persona que ama".

Las escenas que muestran a Fabiana agobiada, alterada al punto de llegar a fumar y no poder dormir fueron las que más le exigieron y le atrajeron por el ‘punto de quiebre’ que suponían: pasar de ser una mujer libre, autosuficiente, fuerte aunque con toques infantiles y de un rollo masculino muy presente; a otra mujer frágil, que no quiere hacer daño a nadie pero que sabe que puede cambiar la vida de dos personas.

Sin embargo para Martina no hay duda de que en el film todos al final son víctimas de sí mismos y que Fabiana se debate constantemente en esa situación. Por eso le interesó tanto el dilema moral interno al que se ve enfrentada. "Los tres personajes principales se encuentran en situaciones un poco extremas", afirma.

Desde Barcelona, donde reside hace varios años, Martina habló de las expectativas que tiene con La cara oculta.

P: ¿Qué ha pasado en lo profesional y lo personal en el 2011? ¿En qué anda?

R: Sigo viviendo entre París y Barcelona aunque dejé mi licenciatura de filosofía en La Sorbona para filmar La cara oculta,porque mientras estaba trabajando en Europa era posible pero rodando en Colombia no. Después estuve en México haciendo la serie El Sexo Débil de Sony Pictures y ahora estoy concentrando mi tiempo en varios proyectos de los que hablaré pronto.

P: ¿Cómo es que un momento de Rabia la llevó a protagonizar La cara oculta?

R: Lo que sucedió fue que estuve en Colombia específicamente para promocionar la cinta Rabia, también de la productora Dynamo, y terminé quedándome a hacer La Cara Oculta. No lo tuve claro desde el comienzo pero cuando vimos que el rodaje era inminente y que ya teníamos fechas decidí quedarme de una vez.

P: ¿Qué fue lo que más le gustó de esta cinta?

R: Todo: la historia, el personaje… me moría por hacerlo y estoy encantada del resultado. La cara oculta es una historia muy metafórica y simbólica sobre las relaciones, el amor, los miedos y la condición humana. En resumen, sobre la imposibilidad de las relaciones, aunque suene un poco fatalista.

También me gusta que cada personaje esté expuesto, en particular los dos femeninos, en cuanto a sus inseguridades, a sus miedos, al amor y a sí mismas. Mi personaje me encanta porque me dio la posibilidad de explorar muchas contradicciones y si hay algo en lo que creo fielmente es en las contradicciones del ser humano.

Pero sin duda lo que más satisfacción me dejó fue volver a trabajar con Andi Baiz, quien ya me había dirigido en Satanás. Fue muy especial, es un director maravilloso con una gran energía creativa permanente y motivante para todo el equipo.

P: ¿Qué le dejó esta mezcla de nacionalidades en el equipo de La cara oculta?

R: A mí me encanta trabajar con gente con talento de distintos lugares del planeta, en todas las películas que he hecho ha sido así, aunque las nacionalidades al final no importan, lo que vale es trabajar con un equipo profesional, con talento y apasionado como el de La cara oculta. Fue un rodaje intenso donde se creó un universo particular y todos lo disfrutamos muchísimo.

P: Hablando de Fabiana ¿interpretarla le sacó a flote algunas emociones?

R: Miedo a los celos y a la idea de que el amor sea imposible. Es verdad que me asusta más lo terrenal, lo cotidiano. También reafirmé mi claustrofobia, no quisiera nunca quedarme encerrada.

P: ¿Ha tenido la oportunidad de ver algún corte? ¿Qué opina?

R: He visto solo el trailer y algunas escenas. Estoy muy contenta y confío plenamente en el resultado. Hay mucho talento en todos los frentes de esta película y sin duda es muy importante tener el respaldo de un estudio como Fox Internacional.


Quim Gutiérrez (Actor a besos forzados)
Cuando se habla de actores jóvenes y con talento el nombre de Quim Gutiérrez sale a flote en el cine iberoamericano con todas sus credenciales. Su rostro ya es familiar en numerosas producciones del cine español e internacional. Ahora la oportunidad la tiene en una producción de cine colombiana-española: La cara oculta.

Empezó a actuar a los 12 años, cuando pidió a sus padres que lo inscribieran en una escuela de teatro y participaba en funciones de colegio con el único propósito de pasarlo bien, hasta que alguien le vio y le invitó a hacer un casting para una serie televisiva.

"Ese día lo pasé muy mal, tenía que darme besos con una niña tres años mayor, a pesar de lo cual me dieron el papel. No tenía actitud, no era actor, simplemente me divertía. Esa primera experiencia fue muy intuitiva", asegura Quim, un catalán que se inició en el teatro y la televisión de su ciudad natal antes de dar el salto a Madrid, donde empezó a trabajar en la pantalla chica y la grande casi de manera simultánea.

"Coincidió que por esos días se estrenó la segunda película que rodé, Azul oscuro, casi negro, que recibió tres Premios Goya, obtuve el premio Revelación, y tuvo gran acogida en España y en festivales como el de Críticos de Nueva York y el de Venecia", recuerda.

En La cara oculta, su primera cinta en Colombia, Quim Gutiérrez es Adrián, el director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y el amor de tres mujeres interpretadas por las colombianas Martina García, Marcela Mar y la española Clara Lago.

Si hablar de los sentimientos es difícil en la vida real, descifrarlos cuando se está representando un personaje de ficción no tiene por qué ser más sencillo y para Quim es así de complejo describir a Adrián, tanto que al final el personaje no sabe quién es a ciencia cierta: ¿el malo o el bueno?, ¿Un oportunista del amor o su víctima?

Además del enorme ‘esfuerzo’ por dejarse amar por tres mujeres en la trama de la cinta, Quim tuvo que aprender en seis clases de piano lo que se obtiene en diez años de conservatorio. "Aparte de buen oído y ritmo y algunos pinitos tocando algún instrumento, no tenía ni idea del tema. Por suerte tuve un profesor con una paciencia infinita", comenta.

Luego tuvo que aprender con el director asistente de la Filarmónica de Bogotá sobre análisis de partituras, fraseo y todos los elementos expresivos. "Eso fue apasionante también. Es uno de los privilegios de este trabajo, que te metes intensamente en algo durante dos semanas con gente brillante y te enriqueces".

P: Háblenos de Adrián…

R: Es un tío complejo que tiene muchas fachadas y defensas. Es alguien bastante hermético, con poca capacidad de expresión de sus emociones, pero al mismo tiempo capaz de dirigir una filarmónica donde canaliza toda esa energía, toda esa pasión. Es un contraste muy interesante y que se puede extrapolar a todo el resto de relaciones que tiene con Belén, Fabiana y Verónica.

P: ¿Qué fue lo que más lo impactó del personaje?

R: Es la historia de un hombre cuya mujer desaparece y en realidad él nunca sabe qué pasó, vive engañado. Yo enfoqué el proceso de Adrián como un proceso de dolor, de culpa y de un poco de miedo a lo que uno mismo se cree capaz de hacer.

P: ¿Ósea, que Adrián es la víctima en la película?

R: Ese es uno de los debates que más me interesaba porque no está claro y muchas veces en la vida nos encontramos con eso. Incluso en el rodaje lo debatíamos. Muchas veces uno se ve envuelto en esa situación y piensa qué hay de real en esa seducción, qué hay de real en ese coqueteo, qué nivel de culpa debe uno acarrear, si es cierto que está flirteando o no, si la culpa depende de si te sientes culpable o no, de si estás jugueteando de verdad o simplemente estás siendo cordial.

Es uno de los límites que a nivel humano exploramos cada día, así que me pareció algo muy terrenal, muy reconocible por todo el mundo y, al mismo tiempo, cuanto más consigas que el espectador se implique y se haga esas preguntas, más habrás logrado con tu interpretación.

P: ¿La película deja un mensaje en el tema de los celos?

R: Creo que no sienta cátedra, pero sí plantea situaciones y transmite vibraciones al espectador, que es lo interesante. Evidentemente se habla bastante de los celos en muchos campos y muy distintos y en ese sentido no me puedo quejar porque he sido yo el sujeto entre varias mujeres en la película. Es algo inevitable que a uno le remuevan cosas personales con episodios de la vida propia, porque ¿quién más o quién menos ha coqueteado cuando no debía, o ha sentido celos y los ha provocado sin motivo?

P: ¿Sigue angustiado por los besos forzados de aquella primera audición?

R: Ahora ya no producen tanta incomodidad (risas) en especial en La cara oculta donde alterné con tres mujeres maravillosas: Clara Lago, Martina García y Marcela Mar, con quienes tuve que realizar escenas románticas.

P: ¿La oportunidad de trabajar con actrices como ellas qué le dejó?

R: Con Clara ya nos conocíamos en España y trabajamos en la película Primos, pero no habíamos tenido ni una frase juntos, es la primera vez y a los dos nos hacía especial ilusión. El entendimiento fue absoluto, compartimos un montón de momentos, de agobios, de angustias de escenas, pero el proceso fue muy fácil y placentero.

Con las chicas colombianas, maravilloso igualmente, tanto Marcela como Martina son dos fabulosas actrices. Me relacioné bastante más con Martina porque con Marcela lidiamos con cosas técnicas de la dirección de orquesta y ella de tocar el violín.

Con Martina hubo una química espectacular, tuvimos la suerte de conectar y de hecho en el estudio de los diálogos descubrimos matices de personajes. El trabajo con ella fue maravilloso.

P: ¿Qué tipo de papeles, temáticas o personajes lo han identificado más como actor?

R: Me gustaría pensar que no hay una temática o un tipo de roll que me identifique y creo que no me equivoco. Me gustan los papeles que me ofrecen retos, que me obligan a hacer cosas distintas. Los actores y en general las personas siempre tendemos a buscar la comodidad. Me gusta sentirme incómodo porque de ahí salen cosas creativas, aprendo a desarrollar recursos y a tener la mente despierta y en jaque en situaciones que no sabes muy bien cómo resolver, es lo que te hace evolucionar como intérprete.

P: Le persiguen los papeles protagonistas…

R: Por suerte y por desgracia, pues considero que los papeles protagonistas en general ofrecen un amplio abanico de registros y muchas escenas para que el actor demuestre que puede hacer cosas distintas. Pero al mismo tiempo te limita el campo porque por desgracia hay poca imaginación en los mercados de cada país y después de que te ubican en un tipo de papeles no son capaces de imaginar que puedes hacer otras cosas. Evidentemente protagonistas interesantes no siempre hay muchos y eso efectivamente te limita y a veces te aburre.


Clara Lago (La cara oculta de Belén - Un viaje al encierro)
Aunque es la primera vez que participa en una producción colombiana, en España suma 11 años de trabajo en televisión y cine. En total ha actuado en siete series de TV y nueve películas, entre éstas El viaje de Carol, El club de los suicidas y El hijo del ahorcado.

Belén, una diseñadora de moda, fuerte, segura y bella, es el personaje que trajo a Clara Lago por primera vez a Colombia. El proyecto lo conoció a través de su compañero de set, Quim Gutiérrez, quien ya había sido seleccionado como protagonista de La cara oculta, cinta dirigida por Andi Baiz.

"Todo fue muy rápido. Entre recibir el guión y viajar a Bogotá pasaron apenas diez días. Lo leí y me enamoré totalmente y así se lo dije a Andrés: ‘Sí o sí, quiero hacer parte de la película’. Me atrapó totalmente la historia del personaje, lo que le pasa es terrible y representa un gran reto como actriz".

Y reto es una palabra que quizá se queda corta porque a 20 días del rodaje Clara producía en el set de La cara oculta una mezcla de respeto y preocupación. Lucía tan delgada que parecía enferma, pero era evidente que su entrega en cuerpo y mente al personaje de Belén no se fijaba límites. Este aspecto lo logró con ayuda de una estricta dieta para perder peso rápidamente.

"Para despedir el rodaje, el equipo jugó al ‘amigo secreto’ y se mandaban dulces, se regalaban brownies y alfajores, y yo con mi piña, mi pedazo de pavo, gaseosa ligth y un tabaco. ¡Qué horror! cuando terminó todo tuve que desintoxicarme", cuenta la actriz que al momento del rodaje apenas completaba los 20 años de edad.

El estado emocional del personaje también requirió muchos sacrificios, uno de ellos fue quedarse, después de una dura jornada de rodaje, a dormir una noche en el búnker construido en un estudio de un canal de televisión en Bogotá, para impregnarse del sufrimiento de su personaje. "Lo que le sucede a Belén es terrible y tenía que vivirlo para entenderlo, para interiorizarlo".

Con el desparpajo propio de los españoles va más allá y asegura "Belén nunca tuvo la intención de enfrentarse a algo así pero quedó atrapada con toda su mierda, por sus celos y la necesidad de comprobar que Adrián la quería y era sólo para ella. Es un poco la metáfora y, al fin y al cabo, las cosas siempre pasan por algo y el inconsciente nos traiciona".

P: ¿Qué fue lo que más le atrajo del guión?

R: Me gustó mucho como está escrito, la forma como primero te cuenta la mitad de toda la historia y de repente vuelve a empezar otra vez la película y comienzas a comprender lo que está pasando. Esa forma de ver el amor, el tema de la posesión, los celos y la obsesión me parece que está muy bien hecho, sobre todo como logra jugar con la mente del espectador.

P: ¿Cómo calificaría el amor que Belén siente por Adrián?

R: Belén está enamoradísima de Adrián, pero al final es una persona más enamorada del amor, del sentimiento de estar enamorada. Hay una curva en ella, un cambio radical porque de alguna forma se da cuenta de que lo que la encierra es su miedo a perder y a estar sola, a no tener el amor de Adrián. Vive un viaje personal bastante fuerte que la confronta con sus características negativas: los celos, las inseguridades y la dependencia en el amor.

P: ¿Hay que aislarse del mundo para un papel así?

R: Yo tuve que aprender a estar sola también lejos de mi país, mi familia y mis amigos. Aunque el equipo fue maravilloso, estar en Bogotá lejos de todo ayudó a que me metiera al búnker con ella. Fue duro pero también satisfactorio y espero que se vea el resultado.

P: ¿Cómo interiorizó y experimentó los cambios del personaje?

R: Yo creo que los personajes siempre te llegan en el momento que deben para enseñarte algo de ti mismo. Creo que a mí también me tocó hacer un viaje con este personaje hacia esto de la soledad, del amor y las inseguridades. De alguna forma yo me planteé lo que iba a ir viviendo con ella.


Alexandra Stewart (En la piel de una alemana - una correcaminos del cine mundial)
Su nombre tiene historia en el cine mundial. Ha figurado en más de 40 filmes en todo el mundo al lado de nombres ilustres de la cinematografía como Paul Newman, Warren Beatty, Anthony Quinn o Charlotte Rampling, y al de directores como FrancoisTruffaut.

Cuando se habla con Alexandra Stewart sobre su participación en La Cara Oculta parece como si fuera el primer papel de su vida: brota sencillez a mares. Alexandra, actriz canadiense radicada en Francia, llegó a la película tras un mensaje de su representante que decía que había un papel para interpretar a una mujer alemana en un film colombiano en coproducción con España, que encajaba perfectamente con su perfil.

"Físicamente encajé perfecto, no sé cómo actriz. No tengo un físico típico alemán, más bien escocés o irlandés, pero puedo pasar muy bien como alemana", dice, al tiempo que reconoce que pasó dificultades para pronunciar ciertas frases en castellano. "Debía decir cosas como ‘vidrios blindados de transparencia unidireccional’, ‘blindaje acústico a toda prueba’, ‘totalmente hermético’", dice riendo.

Al principio no sabía que Fox International era la que decidía sobre el casting, así que no entendía nada y no pensó mucho en el tema pero le hizo saber a su representante que le gustaría volver a Colombia, país en el que había estado de paso hace 35 años, dos noches en Bogotá y Cartagena.

Su anhelo se hizo realidad cuando su representante le confirmó que la llamaría Andi Baiz, director de la película. "Hablamos por teléfono, luego lo conocí y me pareció muy simpático y gentil, como todo el equipo que encontré en Colombia".

En la cinta Alexandra representa a una mujer mayor que alquila a una joven pareja una casa construida años atrás por su esposo, con quien huyó de Alemania para refugiarse en Colombia y que guarda un secreto que cambiará sus vidas.

"Me gustó mucho la arquitectura de la casa donde rodamos en Mosquera porque me gusta el campo, las flores y los animales. Así que en realidad todo hizo que me sintiera muy cercana del personaje de Emma".

Fanática de Colombia
Sobre el reparto su agradecimiento es aún mayor y confiesa que encontró adorable a Clara Lago. "Es una niña muy joven, pero muy madura y me ayudó mucho. Cualquier otra podría haber dicho: ‘¿Por qué tengo que ayudar a esta señora con su español? Pero ella no. La verdad es que todo el mundo estuvo más que simpático en el rodaje".

Entonces, como para probar que su modestia es total, saca a relucir por primera vez su experiencia. "Yo he hecho muchas películas en el mundo, en América del Sur en Brasil, Chile, Perú, Argentina… Este de Colombia será un recuerdo demasiado corto para mí, pero de simpatía formidable".

Sin duda el director, el equipo técnico y sus compañeros de set la recordarán también de la misma forma.