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  Si quiero silbar silbo  (Eu cand vreau sa fluier, fluier)
  Dirigida por Florin Serban
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FESTIVAL DE BERLÍN - GRAN PREMIO DEL JURADO.


Entrevista con Florin Serban

P: ¿Cómo se te ocurrió la idea para la película?

R: Catalin, mi co-guionista y Andreaa Valean, autora de la obra de teatro, Si quiero silbar, silbo, visitaron un centro de menores hace más de diez años. Andreaa escribió la obra y Catalin una primera versión del guión. Hace dos años Catalin me lo envió y me preguntó si quería trabajar en él. Lo leí y no me lo podía quitar de la cabeza. Trabajé en la historia durante un año y medio. Pasé por muchísimos cambios y un montón de versiones. Pero los cambios cruciales vinieron cuando empecé a trabajar con los chicos de la cárcel. Durante ese tiempo empecé a conocerlos, a entender algunas de las razones de sus errores, a comprender como muchas de sus acciones han sido influenciadas por sus familias, su entorno y por último por nosotros, los que estamos fuera de los muros de prisión.


P: ¿Qué elementos de la película son comunes a la obra de teatro y qué cambios hiciste?

R: Tuvimos que cambiar mucho para adaptar la obra original a un medio como el cine que tiene restricciones diferentes y por supuesto un público algo distinto. Las cosas más importantes que mantuvimos en la película son el espíritu y la actitud de los reclusos, su manera de pensar salvaje, inflexible, algo infantil, su forma de pasar a la acción sin pensar en las consecuencias. La determinación para alcanzar un objetivo sin importar lo que cueste. Se mantuvo el título y el secuestro de la chica. Nos centramos en Silviu, aunque cambiamos el personaje considerablemente. Aquí es más humano, más vulnerable, y los motivos para sus acciones son distintos. Trabajamos para hacerlo más simpático para el público. Eliminamos esa especie de sensación de ensoñación que rodeaba su huida. Cambiamos varios detalles, los personajes de la madre y el hermano son añadidos, al igual que la razón de su salida de prisión. La dinámica dentro de la prisión, la jerarquía, el personaje de Ursu, añadimos más humanidad y matices al director de la cárcel, y también cambiamos el final.


P: ¿Cómo trabajaste con actores que no eran profesionales sino convictos reales?

R: Trabajamos con los chicos dos meses e hicimos un taller de interpretación en dos de los centros de menores de Rumanía: Craiova y Tichilesti. La primera condición para seleccionarles fue que estuvieran dispuestos a participar en un proyecto, y después su seriedad. Aún así, si solo hubiera considerado esos factores habría acabado con cien chicos. Los que seleccioné para actuar fueron los que demostraron tener talento, ser serios, dedicados y los que no habían tenido problemas graves de comportamiento en los meses previos. No esperaba encontrar chicos tan dedicados, con tantas ganas de hacer algo. Muchos son muy inteligentes y despiertos por naturaleza tras años en orfanatos y prisiones. Algunos tienen un increíble talento, nacieron para ser actores y espero con todo mi corazón poder trabajar con al menos dos de ellos en futuros proyectos. Estoy incluso pensando en escribir un guión para uno de ellos. Trabajar con ellos ha sido una alegría y una oportunidad de hacer un gran descubrimiento. Ha sido una de esas experiencias que te marcan para siempre. Espero que el sentimiento sea mutuo.

El mayor desafío fue ganarme su confianza. Hacer que se dieran cuenta de que no les estaba utilizando o mandándoles, que les considero chicos normales que cometieron errores. Algunos han hecho cosas terribles, pero nunca les juzgué. Son juzgados demasiado rápido. Las cosas cambian fundamentalmente en el momento en que la gente empieza a verlos de manera distinta, no como titulares de un tabloide o una estadística. Generalmente estos chicos miran las oportunidades que les das de manera muy distinta a los que están fuera de la cárcel, y abren sus corazones de una forma que otros niños nunca harán. No hay secreto, todo lo que tienes que hacer es tratarles con el respeto que todo ser humano merece.


P: ¿Cómo elegiste tu reparto?

R: La selección del protagonista duró siete meses. Vi miles de fotos, entrevisté a cientos de chavales. Vi a jóvenes actores, estudiantes de interpretación, chicos de distintos institutos, agencias de casting. Me costó encontrarle porque debía cumplir más requisitos de lo normal: carisma, inteligencia, una fuerte presencia y personalidad. Debía tener la habilidad de cerrar los ojos y dejarse llevar por sus emociones, de actuar, en otras palabras. Había muchos chicos que tenían una o varias de esas habilidades pero George fue el único que las tenía todas. Ha sido su primer papel y creo que ha sido una gran ventaja. George tiene una frescura que pocas veces se ve. Esto no ha sido una desventaja, ha sido muy profesional y mostrado mucha fortaleza, que es lo que necesitaba el personaje. Encontramos un lenguaje común y todo fue bien. Hubo veces durante los ensayos y el rodaje que pensamos que no lo íbamos a conseguir, momentos en que improvisábamos dentro de los límites del guión. George es ahora estudiante de primer año en la Escuela de Cine y Teatro y espero que siga haciéndolo tan bien como hasta ahora. El casting femenino tampoco fue fácil. Ada fue llamada para otro papel en principio, que luego fue eliminado, la probamos durante 6 meses. Trabajé distinto con ella, tiene una presencia electrizante, un enorme talento y ganas de trabajar.


P: ¿Cuál es tu próximo proyecto?

R: Quiero abrir una escuela de interpretación para gente que nunca ha hecho nada de esto antes. El trabajo con los presos, en el rodaje, y sobre todo en los talleres de interpretación en la cárcel, me afectó de muchas formas. Fue una oportunidad para mí para de sumergirme en un mundo del que solo había oído hablar, me abrió la puerta a nueva forma de pensar.

Trabajar con actores no profesionales te da satisfacciones a muchos niveles, profesional y espiritualmente. Es un gran desafío, la línea entre el éxito y el fracaso es muy delgada, puedes estar encantado por su inocencia y fracasar como director. Sin embargo, creo de verdad que se pueden conseguir grandes interpretaciones con actores no profesionales y alcanzar cotas imposibles con verdaderos actores, aunque por supuesto no pienso que sea la opción para todos los papeles.

Conociendo a los chicos en prisión, me di cuenta que lo que más les faltaba era amor y atención, año tras año esto se traduce en falta de confianza. Creo que actuar puede ayudar en esta situación, y creo que ayudó en este caso. Para alguien que solo ha escuchado que no vale para nada y que es menos que un perro callejero, es algo enorme darse cuenta que puede “atrapar” al público con su sola presencia, con una sonrisa o un gesto, que puede hacer estremecerse o reír a 200 personas. Esto hace que se forme la autoconfianza y puede generar un cambio. La idea de una escuela de interpretación surgió de esos talleres. Creo de verdad que lo que pasó con los reclusos puede pasar con gente “normal”. Mucho más incluso. Imagino un lugar donde la gente puede actuar y sacar sus demonios interiores y explorar lugares que solo ha soñado. Pienso que es un acto profundamente terapéutico, y también creo que este trabajo me ayudará a encontrar nuevos talentos en el futuro como pasó con el trabajo con los jóvenes presos.


P: ¿Cuáles son tus influencias como director?

R: Me encantan Bresson y Almodóvar. Me fascinan N.B. Ceylan. Bruno Dumont y Ken Loach. Espero hacerme viejo y hacer películas como “Ozu”, pero mientras me gustaría hacer algo como “Gladiator”.


Florin Serban
FILMOBIOGRAFÍA
2010
SI QUIERO SILBAR, SILBO
Director
Co-guionista con Catalin Mitulescu
Premios FESTIVAL INTERNACIONAL DE SARAJEVO
Premio Work In Progress (2009)
Premio Guión Cinelink (2008)

2009
UNA Y OTRA VEZ, de Antonio Méndez Esparza (Cortometraje)
Productor
Premios Mejor Cortometraje Festival de Los Angeles (2009)
Mejor Corto Lationamericano (2009)

2002
HALF OF THE CITY MAKES LOVE
WITH THE OTHER HALF (Cortometraje)
Director y Guionista

2001
MECANO (Cortometraje)
Co-Director
Premios Premio del Jurado en el CINEMA IUBIT DE BUCHAREST

Nacido en Resita, Rumanía, en 1975, Florin Serban estudió Filosofía y Hermenéutica, y trabajó como reportero de noticias para varias televisiones. Realizó un master y entró en el programa de dirección de cine de la Universidad Nacional para el Teatro y el Cine de Rumanía. Durante sus estudios escribió y dirigió cortos y trabajó en publicidad y programas de televisión para la mayoría de las cadenas de Rumanía. Florin entró después en el programa de dirección de cine en la Universidad de Columbia, NY, donde recibió varias becas de investigación y enseñó Teoría de la Historia y el Cine. Volvió a Rumanía para rodar SI QUIERO SILBAR, SILBO.


Ficha artística
George Pistereanu - Silviu
Ada Condeescu - Ana
Clara Voda - Madre
Mihai Constantin - Director
Marian Bratu - Hermano
Chilibar Papan - Ursu
Mihai Svoristeanu - Soare
Alexandru Mititelu - Finu
Cristian Dumitru - Blondu
Laurentiu Banescu - Psicólogo