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  La banda Picasso  Dirigida por Fernando Colomo
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La banda Picasso está basada en la historia real del robo de La Gioconda del Museo del Louvre de París, en 1911, por el que detuvieron a Pablo Picasso y a su amigo Guillaume Apollinaire como sospechosos de haber cometido el delito.

"La comedia es un excelente vehículo para contar esas cosas que nos parecen tan serias e importantes", afirma el director.


Qué película he querido hacer y por qué
Por Fernando Colomo

Hace bastantes años que quería hacer una película sobre Picasso y sus primeros tiempos en París. El cubismo era algo que me había marcado en la infancia y pensaba que la existencia de Picasso y Juan Gris podía teñir de español el invento que cambiaría para siempre la concepción de la pintura y el arte en general.

Pero en cuanto intenté profundizar me di cuenta de que cualquier aproximación pasaba por un lado excesivamente documental; no quería hacer un "biopic" y abandoné.

Hasta que un día, leyendo una reciente y documentadísima biografía de Picasso, descubrí una historia real que era, en sí, una apasionante película. Cuando en 1911 desapareció La Gioconda del Louvre —gran conmoción en Francia y en el mundo— Picasso y su amigo Guillaume Apollinaire fueron detenidos e interrogados. Apollinaire fue llevado hasta la prisión de La Santé, donde permaneció una semana a la espera del juicio, que le otorgaría la libertad condicional. Su nombre apareció repetidamente en todos los diarios y fue sometido a escarnio público por su condición de extranjero, crítico de arte y poeta.

Picasso, sin embargo, fue inmediatamente puesto en libertad y nadie citó este incidente en su biografía hasta muchos años después. Picasso llegaría a ser el personaje más famoso del siglo XX.

¿Pero qué había pasado realmente? ¿Cuál era la implicación de Picasso y Apollinaire en el robo de La Gioconda?
Cuatro años antes, en 1907, la llamada "banda Picasso" se agrupaba en el "Bateau-Lavoir", un antiguo almacén de pianos en el que muchos artistas pobres tenían sus casas-estudio. Allí, en el estudio que Pablo compartía con Fernande Olivier, le frecuentaban sus amigos Guillaume (Apollinaire), Max (Jacob) y Manolo (Hugué) a los que se unirían Georges (Braque) y Marie (Laurencin).

Allí surgió la idea de Las señoritas de Avignon, aquel cuadro brutal que nadie entendía. Pero para ¿crear? "aquello" Pablo necesitaba unas pequeñas estatuas ibéricas que su amigo Manolo le había descubierto, semiabandonadas, en el Louvre.

Y Guillaume, siempre creativo, y generoso se las "consigue". Y Pablo, encantado, las acepta.

Durante cuatro años no pasa nada, bueno, sí pasa, todos los miembros de "la banda Picasso" mejoran, especialmente Pablo, que junto a Georges Braque contemplaba divertido el papel que cumplían como "chefs d’ecole" de un movimiento nuevo: el cubismo.

Pero el robo de La Gioconda lo va a trastocar todo.

El "Barón", la persona que robó las estatuas para Pablo por indicación de Guillaume, confiesa orgulloso y anónimo su crimen. Los periódicos hablan de una "banda internacional llegada a Francia para desvalijar nuestros museos". Apollinaire tenía pasaporte ruso, el "Barón" era belga y se hablaba de otros extranjeros implicados.

Esta es en síntesis la historia. La documentación es escasa y contradictoria. Esto me ha ayudado a crear "una ficción inspirada en una historia real".

He articulado la película en torno a los dos personajes principales: Pablo y Guillaume. Este le consigue las estatuas y un adelanto del mecenas Leo Stein para pintar, y a cambio Pablo le consigue una mujer, Marie Laurencin.

Alrededor están "la banda" y los rivales, Matisse y Henri Pierre Roché (autor de la novela Jules et Jim), el primero en la cartera de los Stein y el segundo en el corazón de Marie.

La acción se sitúa en 1911, momento del robo de La Gioconda y de las maniobras (¿arrojar las estatuas al Sena?) entre los dos protagonistas por huir de la justicia.

He utilizado el recurso del flash-back para contar el origen de todo —aquellos polvos trajeron estos lodos— y la creación de Las señoritas de Avignon, un cuadro que rompió con todas las normas estéticas y que —paradójicamente— se lo puso muy difícil a Pablo.

Una comedia con tensión dramática
Creo que la comedia es excelente para contar esas cosas que nos parecen tan serias e importantes. Y el mundo del arte, lleno de imposturas e intereses, se brinda a ello.

Por otro lado, la historia de un grupo en la pobreza —que es una forma de clandestinidad— dispuesto a dinamitar el orden-artístico-establecido es un tema apasionante que se repite en la historia.

Es una historia universal que interesa más allá de nuestras fronteras.

La he afrontado de una forma sincera, es decir, irreverente. No quiero presentar a unos personajes, protagonistas en el arte y la literatura del siglo XX, como "intocables". Quiero tratarles como seres humanos, como personajes de carne y hueso, mostrar sus deseos y debilidades, su sentido de la amistad, del amor, del arte y de la vida.

LA BANDA PICASSO es, sin duda, el guión y el proyecto que más tiempo, trabajo e ilusión me ha llevado.