Ante el vacío y la falta de explicación racional de muchos de los problemas del mundo contemporáneo, a veces parece que la única salida es refugiarse en los instinstos y los instintos nos conducen al sexo. Al menos esta es la salida que encuentran los protagonistas de esta historia como vía para conjurar la impotencia y reafirmar sus personalidades laceradas por la soledad. Pero el resultado es efímero y el intento tiene consecuencias imprevisibles.