Emma casi tiene treinta años. Sus ojos están ciegos pero ella cree verlo todo muy claro: quiere ser madre. Lo ansía de forma obsesiva. Tras descubrir que su novio no podrá dejarla embarazada, rompe con él y emprende la búsqueda de un espermatozoide perfecto. Sin enamorarse, sin sentimientos. Parece fácil, pero no tardará en descubrir que su ceguera no reside únicamente en sus ojos.
Sinopsis larga
Emma casi ha cumplido los treinta. Es guapa, magnética, despampanante. Y también es ciega. La joven trabaja como coordinadora del Teléfono de la Esperanza, vive en un pequeño apartamento (sólo acompañada por su inseparable perra guía, Rosca) y sale con Jorge desde hace medio año. Emma, sin embargo, parece más interesada en los espermatozoides de Jorge que en Jorge como persona. Y es que ella sueña, desde hace años y de forma casi obsesiva, con quedarse embarazada, pero Emma pronto descubre que su novio actual no se lo va a poner fácil. Sin dudarlo, rompe con él y decide emprender la búsqueda de un espermatozoide perfecto. Simplemente. Sin enamorarse, sin sentimientos. Una vez que toma la decisión, en la vida de Emma pronto irrumpen dos candidatos aparentemente idóneos como sementales: el psicólogo Germán, al que conoce en un grupo de terapia al que comienza a acudir, y su joven vecino Diego. El objetivo de Emma parece fácil de lograr, pero nuestra protagonista pronto caerá en la trampa de su propio juego y descubrirá que hay muchos modos de estar ciega.