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  Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma  (Star Wars: Episode I - The phantom menace)
  Dirigida por George Lucas
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Orígenes y diseños
Llevar EPISODIO I a la pantalla fue una empresa cuya planificación y realización requirió años. Empezó en Noviembre de 1994. George Lucas se sentó a escribir el guión a mano usando una carpeta que ha empleado en todas sus películas. Cinco años más tarde, habiendo rodado en tres países, elaborado miles de diseños, trabajado con docenas de miembros de los equipos artístico y técnico, y apoyándose en todo un mundo nuevo de innovadores efectos especiales – incluido el primer "fondo digital" de la historia del cine – la primera película de la serie Star Wars de los últimos dieciséis años llega por fin a los cines del mundo entero.

Las semillas de EPISODIO I se plantaron hace más de veinte años, cuando Lucas estaba escribiendo el argumento de la primera entrega de la serie. Mientras lo hacía, creó una historia que dejó en segundo plano y que tenía lugar una generación antes de los sucesos objeto de su guión. "No era más que un pequeño esbozo argumental con un poco de esto y de aquello", recuerda Lucas. "Pero tenía una estructura que en todos estos años no ha sufrido muchos cambios".

Ni que decir tiene que, por aquel entonces, nunca llegó a pensar que este relato secundario pudiera acabar convertido en una película – hasta que La Guerra de las Galaxias se convirtió en un fenómeno de proporciones mundiales. "Todo el mundo empezó entonces a preguntarme: 'Cuántas piensas rodar?'" nos dice Lucas. "De modo que se me ocurrió que podría volver atrás y rodar lo que habían sido argumentos de apoyo de la trilogía original …"

Los personajes y los mundos que Lucas concibió para la nueva película no podrían haberse creado mediante efectos tradicionales. Pero una vez que contempló las soberbias innovaciones digitales logradas por Industrial Light & Magic – una compañía fundada por Lucas en la década de los setenta para crear los efectos especiales de La Guerra de las Galaxias – en la película de 1993 Parque Jurásico, Lucas se dio cuenta de que ILM podía hacer frente al formidable reto que representaba superponer sin solución de continuidad animación digital y acción real en la nueva película de la serie de Star Wars. "Parque Jurásico marcó un verdadero hito", recuerda Lucas. "Eso, junto a la conclusión de Las Aventuras del Joven Indiana Jones (la galardonada serie de televisión producida por Lucas), me llevó a preguntarme qué sería lo que haría a continuación". La respuesta fue un nuevo capítulo de la saga Star Wars.

Un año y medio después de que tan innovadores efectos especiales llegaran a las pantallas, Lucas comenzó e escribir el EPISODIO I de su imborrable saga. Pero hubo de hacer frente a algunos retos de primera magnitud. Los espectadores del mundo entero ya conocían el desenlace de la serie; ahora Lucas tenía que dar marcha atrás y crear el principio. El relato tendría que mantener la coherencia con las tres películas anteriores (Episodios IV al VI), además de con las dos que la seguirían (Episodios II y III).

Estos desafíos también le señalaban el camino de una oportunidad excepcional: la creación de una saga todavía más rica. La idea de continuar una historia épica ha sido un aspecto crucial desde la misma concepción de La Guerra de las Galaxias. "A fin de cuentas, serán seis películas y una sola historia que dura unas doce horas", precisa Lucas. "A lo largo de la elaboración del guión y la realización de EPISODIO I, no aparté la vista ni por instante del momento en que la nueva trilogía haya sido acabada, dentro de diez años. Entonces podrán los espectadores ver las seis películas juntas, tal y como se pretendía que se exhibieran".

Lucas compara la estructura y la trama de la saga con una composición musical. "La saga de Star Wars tiene, hasta cierto punto una naturaleza sinfónica", explica el creador. "Hay unos cuantos estribillos musicales que repito con toda intención – el acorde puede ser diferente, pero, con todo, se repiten".

Estos ecos temáticos provienen del paralelismo entre la historia de Anakin Skywalker en EPISODIO I, y la del futuro hijo de Anakin, Luke, en la trilogía original. "En las primeras tres entregas, conté una historia concreta", prosigue Lucas. "Con la nueva trilogía, la historia que narro es casi igual y tiene muchos momentos semejantes desde el punto de vista emocional, el psicológico y en cuanto a la toma de decisiones". Un tema que se repite particularmente es el del valor: el que hace falta para abandonar el hogar, para dejar atrás lo que resulta cómodo, para seguir los propios sueños y decidirse a correr riesgos. En la saga de Star Wars, tanto Anakin como Luke dan muestras de ese valor, pero éste les lleva en direcciones muy diferentes.

La estructura sinfónica de EPISODIO I se hace eco e incorpora otros temas clave, incluido el equilibrio entre el bien y el mal, la revelación y lo que Lucas define como "relaciones simbióticas". Esto quiere decir que los personajes trabajan juntos y dependen unos de otros para el logro de sus objetivos – y para su supervivencia. De modo que existen otros varios personajes y líneas argumentales clave de importancia casi igual, todos los cuales se entrelazan cuidadosamente y contribuyen a la narración de la historia.

La fascinación que siente Lucas por las tramas argumentales enrevesadas y entremezcladas se remonta a su entonces original trabajo con múltiples y convergentes aspectos de la misma trama en American Graffiti, un recurso frecuentemente empleado en la actualidad por realizadores de todo el mundo. En EPISODIO I, Lucas continúa experimentando con la estructura del guión, enriqueciendo la trama hasta el extremo de que llega a haber cinco hilos argumentales que se desarrollan simultáneamente a lo largo de la película.

La idea que sirve de marco a la trama de EPISODIO I se centra en el Senador Palpatine, un influyente político que se mueve sigilosamente con el fin de consolidar su poder en una época en que los disturbios se han apoderado de la República, durante la cual el gobierno se ha debilitado y ha acabado convertido en un cenagal burocrático.

Un incidente en particular que se desarrolla dentro de este marco coloca a Palpatine en el núcleo de un conflicto que estalla entre la gigantesca Federación Comercial y el pequeño y pacífico planeta de Naboo. Naboo siente la amenaza del poder de los inagotables recursos de la compañía, que empiezan a ignorar las restricciones impuestas por el débil gobierno de la galaxia.

La joven reina de Naboo debe enfrentarse a difíciles decisiones personales. Decidida a mantener la paz, debe escoger entre sacrificar sus ideales o no, cuando la guerra se abate sobre su pueblo.

Dos de los caballeros Jedi, los guardianes de la paz y la justicia en la galaxia, son enviados para negociar una solución de la crisis. Preparados para hacer frente a una disputa política, el Maestro Jedi Qui - Gon Jinn y el aspirante Obi - Wan Kenobi descubren que la Federación Comercial se dispone a desencadenar sus poderosas fuerzas en una guerra abierta contra Naboo. A menos que los dos Jedi logren el éxito, el futuro del planeta se presenta sombrío.

En el transcurso de su aventura, Qui - Gon descubre a un niño, Anakin, que vive como esclavo en el desértico planeta Tatooine. Qui - Gon siente que Anakin es quien está destinado a aportar equilibrio a la Fuerza y toma la profética decisión de instruir a Anakin como a un Caballero Jedi. Al mismo tiempo, Anakin entabla amistad con la Reina de Naboo.

Para dar vida a estas historias y personajes, Lucas decidió ocupar de nuevo la silla del director, después de un intervalo de más de veinte años que se abrió después de haber llevado las riendas del episodio original de La Guerra de las Galaxias. "Tuve desde el principio la sensación de que probablemente tendría que dirigir EPISODIO I", confiesa, "porque un buen número de ideas experimentales formaban parte de la película". Lucas también calculó que se ahorraría mucho tiempo y no poco esfuerzo si el él mismo se encargase de la dirección. "Así no tendría que discutir con el director ni haría falta que le explicase nada", concluye, sin poder contener la risa.

Una parte fundamental a la hora de ayudar a Lucas a trasladar sus ideas a la pantalla corresponde al productor Rick McCallum, quien ya había desempeñado idéntico papel en Las Aventuras del Joven Indiana Jones y el la Edición Especial de la Trilogía de La Guerra de las Galaxias. La dedicación y la destreza de McCallum contribuyeron de manera fundamental a que la producción se desarrollase sin impedimentos, evocando la época cuando la labor de los productores también acarreaba trabajo creativo. "La contribución de Rick a la película es inconmensurable", dice Lucas acerca de su infatigable colega. "Sus dotes de organizador y su capacidad creadora son formidables".

McCallum tiene una idea muy sencilla de su complicadísimo trabajo. "Mi labor consiste en ayudar a que las ideas de George se conviertan en realidad", según él lo explica. "Yo tenía que estar al tanto de todo a fin de que lo que él había pensado, sucediera".

El trabajo de McCallum comenzó en época muy temprana – cuando Lucas plasmaba sus ideas en el papel. Para empezar, el productor anduvo de acá para allá por todo el mundo, localizando exteriores. De entre la multitud de sus primeras responsabilidades, destacaba por su importancia la busca y contratación de artistas conceptuales para un pequeño departamento artístico, el que, andando el tiempo, produciría miles de diseños de vestuario, criaturas, vehículos y escenarios para EPISODIO I.

Este departamento artístico llegaría a desempeñar un papel crucial en la película. El relato de Lucas, que abarca varias culturas, planetas y estilos, exigía un diseño rico y variado. "Intenté representarme cómo era cada cultura", afirma Lucas, "y qué clase de diseño sería el apropiado para cada una de ellas". Esta empresa requería un número incalculable de diseños para absolutamente todo: empezando por una ciudad submarina en estilo Art Nouveau, pasando por los broches que luce la reina y acabando con docenas de naves espaciales, centenares de prendas y millares de piezas de attrezzo dignas de otro mundo. Sólo la arquitectura incluye todo lo imaginable: casas tunecinas de adobe ibadita y edificios de barro del estilo de Malí, rascacielos futuristas de una milla de altura, palacios del Renacimiento italiano y unos interiores de forma libre y aspecto muy extraterrestre.

Doug Chiang, uno de los directores artísticos de ILM, se incorporó al equipo de EPISODIO I en 1994 para supervisar el diseño. En el competente grupo de artistas conceptuales que trabajaba a las órdenes de Chiang figuraban Terryl Whitlatch, cuyos conocimientos de zoología hacía de ella la persona ideal para diseñar los centenares de criaturas de la película, y Ian McCaig, cuya labor incluía el diseño del complicado vestuario.

Con su interpretación de las ideas de Lucas, Chiang aportó un nuevo aspecto a la épica saga. Para empezar, Chiang estudió con todo cuidado el estilo Star Wars. Pero Lucas tenía en mente algo muy distinto: en vez de limitarse a reproducir el aspecto físico de la trilogía original, quería crear muchos decorados y otros tantos mundos completamente nuevos. La importancia atribuida por Lucas al diseño de la película fue evidenciada por las reuniones que empezó a mantener con Chiang y con el departamento artístico en las primerísimas etapas de la preproducción. "La primera vez que nos reunimos, George me dijo que quería algo nuevo y diferente", recuerda Chiang. "Me dio una gran alegría que George me dijera, 'Rebasa los límites; descubre algo nuevo.'"

Esta actitud de romper moldes caracteriza el aspecto de EPISODIO I, incluido su rico diseño de modas y vestuario. Si bien el artista conceptual Ian McCaig y la diseñadora de vestuario Trisha Biggar gozaron de amplia libertad de acción, Lucas, a pesar de todo, tomó parte muy activa en el proceso de dar forma al mundo de moda que recoge la película.

En menos de un año, Biggar y su equipo diseñaron y confeccionaron concienzudamente más de mil vestidos de todas clases, tanto los atuendos formales, complicados y repujados como las sencillas, aunque cuidadosamente detalladas, vestiduras de los esclavos. El departamento de vestuario y attrezzo llegó incluso a fabricar todos los accesorios, incluidos los cascos, las prendas de cabeza y las hebillas de los cinturones.

En lo referente a los vehículos que aparecen en EPISODIO I – incluidos los cazas estelares, la nave de la Reina, los que participan en la carrera de naves, los transportes de tropas, los carros de combate y los acorazados – la función cede con frecuencia el primer lugar a la forma. En opinión de Chiang, algunos pueden incluso ser considerados como obras de arte, puesto que expresan lo que Chiang llama "arte y estética en estado puro". Para dar a sus diseños un carácter singular, Chiang prescindió de la estética contemporánea, decidiéndose, en vez de ello, a basar sus diseños en diferentes épocas de la historia del mundo.

Después de que Chiang y su equipo de artistas hubieran finalizado su trabajo en los elaborados diseños arquitectónicos, correspondía al diseñador de producción Gavin Bocquet la tarea de darles vida. Bocquet, quien empezó su trabajo en 1996 – casi dos años después de que Chiang hubiera dado comienzo al suyo en los diseños conceptuales – fue el responsable de supervisar la construcción de los más de sesenta decorados de la película en Inglaterra, Italia y Tunicia, contribuyendo así, de manera fundamental a la deslumbrante apariencia visual de EPISODIO I.


Los actores y los personajes
En todas sus películas, Lucas ha puesto especial interés en incluir en el reparto a los actores que, a su modo de ver, mejor podrían encarnar a los personajes. "El reparto de papeles es lo más importante de la labor de un director", asegura. "A lo largo de mi carrera he tenido la enorme suerte de tropezarme con personas que parecían haber nacido para interpretar sus papeles. Eran exactamente como los personajes que había imaginado cuando estaba escribiendo el guión".

"Me interesa mucho el conjunto", añade Lucas, "y la forma que tienen los actores de interpretar a sus personajes en relación mutua".

Para EPISODIO I, Lucas, McCallum y la directora de reparto Robin Gurland reunieron a una impresionante compañía para satisfacer las exigencias de Lucas en cuanto a reparto. Mas al principio el trío tuvo que hacer frente a algunos retos interesantes. No sólo estaban dando forma al conjunto de un reparto cuyos componentes tenían que encajar, sino que varios personajes necesitaban tener un parecido físico con posteriores encarnaciones de sí mismos o, en algunos casos, con sus hijos. "En los casos de Anakin y la Reina, tuvimos que realizar un proceso inverso", nos explica Gurland. "Ya conocíamos el aspecto que tendrían sus hijos, Luke y Leia, por lo que hubimos de basarnos en ello para asignar los papeles de sus padres. Y, naturalmente, el actor que interpreta a Obi - Wan tenía que guardar un parecido con el mismo personaje al alcanzar éste una edad más avanzada".

Liam Neeson interpreta a Qui - Gon, una nueva incorporación a la familia de personajes de Star Wars. La interpretación de Neeson en La Lista de Schindler , por la que fue candidato al Oscar®, es quizá el punto culminante de una distinguida carrera que también comprende Michael Collins, Rob Roy y Los Miserables, junto a su aplaudida participación en Anna Christie, escenificada en Broadway.

La idea original de Lucas era dar al papel a un actor norteamericano pero Neeson, que es irlandés, causó toda una impresión en el realizador con sus dotes y su presencia: "Es una gran ventaja contar con un actor al que se considera un maestro, en quien los demás actores pueden fijarse, que tiene los rasgos de la fuerza que exige el personaje".

La imagen que Neeson se hace de Qui - Gon es la de un espíritu sabio, intemporal, dotado de una filosofía de origen oriental. Siendo un Jedi, el personaje también domina las artes marciales. "Creo que es lo más parecido que se puede esperar al modelo de guerrero sabio que rebosa confianza", comenta Neeson. "Qui - Gon es como un guerrero samurai dotado de grandes poderes y no menos humildad".

Neeson también aprecia que la saga tiene temas de mayor alcance y un ámbito más amplio. "Estas películas intentan sacar partido de algo que está vacío", asegura. "Hemos perdido la tradición oral de contar cuentos, mitos y leyendas, y La Guerra de las Galaxias contribuye a compensar esa falta".

El actor escocés Ewan McGregor se encarga del papel de Obi - Wan Kenobi, que Alec Guinness había interpretado en la trilogía original. En EPISODIO I, Obi - Wan es un joven aspirante a Jedi, que en ocasiones las tiene tiesas con su rebelde mentor , Qui - Gon Ginn. Obi - Wan prefiere no plantarle cara al Consejo Jedi y querría que Qui - Gon se atuviera a las reglas.

Uno de los miembros de la última generación de actores más polifacéticos y aplaudidos por la crítica, McGregor cuenta con intervenciones memorables en películas tales como Trainspotting, Emma y las recientes Velvet Goldmine y Little Voice. Lucas, que apoda a McGregor el "Joven Turco de la industria cinematográfica europea", valoró las múltiples facetas del actor: "Ewan tiene la energía, la gracia y el entusiasmo que todos esperamos del joven Obi - Wan".

Gurland quedó impresionada con la semejanza existente entre McGregor y Guinness, que van más allá del simple parecido físico. "Alec daba un toque de picardía a muchos de sus papeles", explica la directora de reparto. "A pesar de que Obi - Wan es un personaje serio y de fuerte carácter, conserva un destello o quizá un atisbo de luz en sus ojos. Ewan también lo tiene".

Como preparación para EPISODIO I, McGregor estudió varias de las interpretaciones de Guinness, tanto las de sus primeros trabajos como las de las películas de la serie Star Wars. "Era importante que mi actuación fuera comparable a la de Guinness en algunos aspectos relevantes", subraya McGregor. "Me esforcé de modo especial en lograr el justo timbre de voz, imaginando cómo sería la de Obi - Wan en su juventud".

La decisión de aceptar tan deseado papel fue fácil de tomar para McGregor. "Cualquiera comprenderá que me fuera imposible rechazar la oferta del papel", afirma. "En un verdadero honor formar parte de este leyenda y mito moderno". McGregor también tiene vínculos familiares que le unen al universo Star Wars: su tío es Denis Lawson, quien dio vida a Wedge, el piloto de combate rebelde, en las películas de la trilogía original. Por último, fue imposible rechazar la ocasión de esgrimir el arma favorita de los Jedi. "¡Nadie puede imaginarse lo que se siente al desenvainar un sable de luz y encenderlo!"

Obi - Wan tiene el rango de discípulo, o Aspirante Padawan, del venerable Caballero Jedi Qui - Gon Jinn. A pesar de su estrecha relación, Obi - Wan y Qui - Gon tienen ideas diferentes sobre cuestiones clave que determinarán sus respectivos destinos. Por ejemplo, cada uno tiene una opinión diferente acerca de Anakin. Qui - Gon toma bajo su protección al joven esclavo, que según él traerá el equilibrio a la Fuerza, a pesar de los recelos de Obi - Wan y los miembros del Consejo Jedi.

Obi - Wan y Qui - Gon acuden en ayuda de una joven y hermosa reina cuyo planeta sufre el ataque de la Federación Comercial. La parte exigía a una mujer joven que pudiera resultar creíble como gobernante de dicho planeta, pero que a la vez pareciese vulnerable y franca. Natalie Portman, cuya carrera cinematográfica incluye películas como The Professional y Beautiful Girls, y a la que se pudo ver en Broadway en El Diario de Ana Frank, se hace cargo del papel de la Reina. "Yo buscaba alguien que fuera joven y fuerte según las pautas marcadas por Leia", explica Lucas. "Natalie encarnaba todos esos rasgos y algunos más".

Portman aceptó el papel con los brazos abiertos, dando muestras de haberlo valorado rápidamente y comprendiendo que el personaje era un modelo de comportamiento. "Resultó maravilloso interpretar a una joven reina que tiene tanto poder", dice, entusiasmada. "Creo que será bueno para las jóvenes el ver a una fuerte mujer de acción que también tiene inteligencia y dotes de mando".

A diferencia de la mayoría de sus coprotagonistas, Portman no estaba familiarizada con el fenómeno Star Wars cuando se incorporó al EPISODIO I. Pero alguno de sus parientes le sirvieron de apuntadores a la hora de transmitirle el entusiasmo. "Mis primos siempre han estado obsesionados con las películas", recuerda, "pero yo ni siquiera las había visto cuando me dieron el papel. Cuando me vi metida en todo esto, mis primos se pusieron a gritar: '¡Oh, Dios mío, te has metido en Star Wars!'"

La busca de Anakin, el esclavo Tatooine de nueve años de edad, supuso el reto más grande de la confección del reparto. Las especiales habilidades del niño, algunas de las cuales salen a la luz en el curso de una electrizante carrera de naves, atraen la atención de Qui - Gon y Obi- Wan, quienes se encuentran abandonados en el planeta en que vive el niño.

A lo largo de un periodo de dos años, Gurland sometió a pruebas a centenares de adolescentes que pudieran dar vida al ingenioso y esperanzado niño, ignorante por completo del destino y de los terribles retos que le aguardan. Lucas quería que Anakin fuera muy extrovertido, intuitivo, imaginativo y lleno de confianza en sí mismo. El personaje debía resultar atractivo a los espectadores jóvenes y a sus padres.

Como resultado de su minuciosa busca, los realizadores se acabaron decidiéndose por Jake Lloyd. "Yo buscaba a alguien que fuera un buen actor, entusiasta y lleno de energía. Jake tiene un don natural", afirma Lucas. Rick McCallum abunda en la opinión: "Jake tenía todas las cualidades apropiadas que George estaba buscando en Anakin. Es listo, revoltoso y le gusta todo lo que sea mecánico: exactamente igual que Anakin".

Jake describe a Anakin como "el que siempre se mete en líos y follones". Pero añade: "Anakin es muy inteligente y muy buena persona, y se preocupa de los demás más que de sí mismo". La futura encarnación de Anakin fue, sin que pueda extrañarnos, un importante incentivo para Jake. "Interpretar a Anakin suponía mucho para mí porque Darth Vader es mi personaje favorito de La Guerra de las Galaxias".

La mezcla de sentido del humor, gracia y desenvoltura que caracterizan a Jake se ganó en seguida a sus compañeros de reparto. Así lo segura Ewan McGregor: "Nunca había trabajado con un actor infantil tan bueno como Jake. Parece que siempre haya querido ser actor y siempre se comportaba como un profesional aunque le gustara gastar bromas de cuando en cuando".

Como bien saben las muchedumbres de seguidores desde la primera trilogía, el destino de Anakin acabará en manos del Emperador Palpatine. En la primera trilogía, el Senador Palpatine es un poderoso mandatario que comienza a moverse para consolidar su poder. Ian McDiarmid recupera su papel de Palpatine sin el maquillaje que envejeció al actor en El Retorno del Jedi.

La experiencia resultó memorable para McDiarmid. "Entrar por vez primera en el estudio donde se rodaba EPISODIO I era parecido a retroceder en el tiempo a causa de mi experiencia en el Jedi", recuerda. "Palpatine es un personaje interesante; exteriormente es de los que no destacan, pero tiene un interior diabólico: siempre está en el límite, intentado ir más allá de lo que es posible".

Otro personaje de los que caminan por el filo es Sith Lord Darth Maul, quien junto a su mentor, desencadena una cruenta guerra contra los Caballeros Jedi. Ray Park, campeón de artes marciales y consumado esgrimista y gimnasta, interpreta el papel. Originalmente, Park se incorporó a la producción para trabajar al lado del coordinador de especialistas Nick Gillard, pero fue tal la impresión que causó en Lucas, , McCallum y Gurland que obtuvo el ansiado papel, que supone su primer trabajo en el cine.

Junto con sus enemigos en la pantalla, Liam Neeson y Ewan McGregor, Park colaboró estrechamente con Gilliard en las escenas de lucha que aportan una nueva dimensión atlética y un nuevo estilo de lucha a la saga Star Wars. Gillard, la verdad sea dicha, creó un nuevo arte marcial mediante la combinación de varias de las grandes técnicas del combate a espada, rematando la faena con algunos movimientos de leñador y otros de tenista. En el culminante duelo con espadas de luz entre el Jedi y Darth Maul se pueden ver acrobacias tan complicadas como meticulosamente planeadas en cuyo rodaje hubo que emplear semanas.

Volvemos a encontrarnos en el universo Star Wars, aunque en formas ligeramente diferentes, a los entrañables robots R2 - D2 y C - 3PO. Kenny Baker vuelve a ocupar el cuerpo metálico de "R - 2", y Anthony Daniels se reengancha en la saga como "3 -P - O", el robot de protocolo, al que en el EPISODIO I Anakin tiene a medio construir. Dado que a "3 - P - O" no le han puesto aún la "piel", Daniels no pudo trabajar dentro del traje, como hizo en la trilogía original; en vez de ello, puso la voz del robot fuera de cámara mientras que un titiritero manipulaba al personaje.

Otro regreso muy bien recibido es el de Yoda, el Maestro Jedi, en esta ocasión, como es natural, en una encarnación ligeramente más joven. Frank Oz da vida una vez más a Yoda sirviéndose de una marioneta creada por el equipo del supervisor de criaturas Nick Dudman, quienes en total produjeron alrededor de ciento cuarenta personajes.

En EPISODIO I, Yoda es un miembro de Consejo Jedi, del que también forma parte un nuevo personaje de la saga Star Wars, Mace Windu, encarnado por Samuel L. Jackson. Antes de comenzar la producción, a Jackson, admirador desde hace mucho de La Guerra de las Galaxias, le preguntaron durante una entrevista con qué directores le gustaría trabajar. Su respuesta inmediata fue: George Lucas, añadiendo acto seguido que le gustaría trabajar en la nueva entrega de la serie. Gurland, enterada del interés de Jackson, se puso en contacto con él ofreciéndole el papel de Mace Windu. La experiencia resultó inolvidable para el veterano actor. "Ahí estaba yo, al lado de Yoda, actuando en EPISODIO I", recuerda mientras sonríe. "Uno de mis sueños se había hecho realidad".

Las precisas instrucciones dadas por George Lucas para encontrar el mejor actor para cada papel se ponen también de manifiesto en la selección de la actriz sueca Pernilla August, que da vida a la madre de Anakin, Shmi Skywalker. Las escenas en que intervienen madre e hijo aportan a la historia momentos conmovedores. Veterana de varias películas de Ingmar Bergman, August, afirma Rick McCallum, "tiene toda la dignidad y la fuerza que uno cabría desear en el personaje de la madre de Anakin".

Otra nueva incorporación a la familia Star Wars es Jar Jar Binks, una criatura torpe y de aspecto infantil que habla un idioma completamente de su propia cosecha. Jar Jar se une al grupo de Qui - Gon, Obi - Wan, la Reina y Anakin y comparte sus aventuras. En la pantalla, Jar Jar será un personaje creado por un ordenador que interactúa realmente con los personajes reales. Se prestó gran atención a la hora de dar el papel a un actor cuyas características físicas y de voz respondieran a las del personaje, y a partir del cual se elaborara la imagen de la figura creada mediante ordenador. El artista escénico Ahmed Best, que fue localizado por Gurland durante una representación de Stomp en San Francisco, interpreta a Jar Jar.

"Ahmed es Jar Jar", certifica Robin Gurland. "Fue su trabajo lo que hizo posible el personaje". A lo que añade Liam Neeson: "Ahmed es un artista muy divertido y con muchas dotes del que puede decirse que de verdad da vida a Jar Jar". Algunas veces, las payasadas de Best, singularmente teatrales, cogían desprevenidos a sus compañeros de reparto. "Hubo muchas tomas en las que resultaba difícil mantener una expresión seria", recuerda Neeson, "porque se ponía a hacer movimientos ridículos y a emitir sonidos raros y originales de su propia cosecha".

Para que Jar Jar resultase tan cómico y divertido como fuera posible, Best dotó al personaje de todo un repertorio de movimientos inusitados que habitualmente acababan con la criatura metida en problemas. "Jar Jar ansía con desesperación agradar a todos y hacerlo todo bien", asegura Best. "Pero lo intente como lo intente, siempre acaba rompiendo algo y cayéndose encima de alguien".

Otras intervenciones fundamentales con que cuenta EPISODIO I son el afamado actor inglés Terence Stamp en el papel del Canciller Valorum, cuya posición como Presidente del Senado se ve amenazada por el Senador Palpatine; Ralph Brown encarna al piloto de Naboo Ric Olié; y Hugh Quarshie da vida al valeroso guardia de la Reina, el Capitán Panaka.


El estudio digital
A lo largo de más de veinte años, George Lucas se ha dado a conocer como un pionero del campo de los efectos visuales. La trilogía original de La Guerra de las Galaxias influyó de forma considerable en la forma como se creaban los efectos especiales, así como en el proceso de postproducción y en la presentación de las películas.

A fin de hacer realidad sus ideas sobre efectos visuales en La Guerra de las Galaxias, Lucas creó la compañía de efectos especiales, Industrial Light & Magic, que incorporó la tecnología informática a la industria cinematográfica y revolucionó el campo de los efectos especiales. ILM, que comenzó siendo lo que Lucas denomina una "unidad de comandos" de cuarenta y cinco miembros y que ahora cuenta con más de mil empleados, fue, pasado el tiempo, galardonada con catorce Premios la Academia® por los Mejores Efectos Visuales y con otros tantos Premios a los Logros Científicos y Técnicos por su labor pionera en efectos especiales a lo largo de más de ciento veinte películas.

Esta tradición innovadora en el campo de los efectos especiales, continúa en EPISODIO I, que se apoya, desarrollándolo, en el asombroso trabajo digital realizado por ILM en Terminator 2: El Día del Juicio, Parque Jurásico, Forrest Gump y Twister. En EPISODIO I, la tecnología digital tiene una importancia mucho mayor que en cualquier película de la Historia.

Para este "estudio digital" ILM hubo de afrontar el reto de dar vida a mundos de extraordinaria fantasía, al tiempo que mantenía una apariencia realista e incluía el metraje de acción real en que intervenían los actores. No sólo los fantásticos fondos, sino muchos de los decorados, vehículos e incluso personajes han sido creados mediante computadoras. En realidad, el 95 % de los fotogramas de la película, que comprenden casi dos mil tomas, emplean recursos digitales, lo que más que triplica el número más alto de imágenes creadas informáticamente en una película hasta la fecha.

A pesar de la impresionante tarea que Lucas había dejado a las puertas de ILM, nunca dudó el director que la compañía estuviera a la altura del reto. "Después de haber trabajado con ellos durante más de dos décadas", asegura, "estaba seguro de que podrían lograrlo".

El equipo de ILM encargado de EPISODIO I, del que formaban parte doscientos cincuenta artistas informáticos, trabajó durante dos años en este universo digital. El trabajo que requerían los efectos visuales de la película eran tan enormes que no ya uno, sino tres de los mejores supervisores de ILM recibieron el encargo de compartir el esfuerzo, haciéndose cada uno responsable de una o más de las secuencias de acción principales así como de los tipos específicos de efectos que tienen lugar durante la película, como, por ejemplo, las resplandecientes hojas de las espadas de luz. Dennis Muren, ganador de un Oscar, veterano de los primeros e innovadores efectos de La Guerra de las Galaxias, supervisó los gigantescos efectos de la batalla terrestre de la película y las escenas submarinas. John Knoll, uno de los creadores del extensamente usado programa Photoshop, se encargó de las secuencias de la nave espacial y las carreras de naves, y Scott Squiers hizo lo propio con la creación de las emocionantes secuencias de la Ciudad Theed y con los efectos de las espadas de luz. Entre ellos, estos magos de los efectos especiales crearon literalmente mundos enteros en los ordenadores de ILM, una hazaña que llena la pantalla de maravillas pero que a menudo dejó a los actores de pie en escenarios de "pantalla azul", vacíos, que más tarde sería reemplazados por fondos digitales.

Actuar en medio de un ambiente lleno de pantallas azules y elementos creados informáticamente supuso un desafío de primera magnitud para los actores, que a menudo se encontraron con que tenían que imaginarse todo lo que les rodeaba, sin más ayuda que la que su vestuario o un ocasional doble les brindaban para ayudarles a representarse el universo que, al cabo, los rodearía en la película. Por sorprendente que resulte, ninguno de los actores tenía ninguna experiencia en el trabajo ante un fondo de pantallas azules; pero todos ellos parecían no sólo superar el proceso sino que hasta se entusiasmaban. Así se expresa Liam Neeson, que compara esa experiencia con la de estar en un escenario: "Hay que usar la imaginación. Adoptamos ante todo ello una actitud muy intuitiva. Por mi parte, yo quería estar seguro de parecer convencido de que todo fuera real".

El campo de lo digital también se extendió a la creación de alguno de los personajes de EPISODIO I, incluida una figura ya conocida desde El Retorno del Jedi y La Guerra de las Galaxias Edición Especial: Jabba el Hutt. De entre las más de sesenta nuevas creaciones generadas informáticamente bajo el control del supervisor de animación Rob Coleman, destacan Jar Jar Binks; Sebulba, el campeón de la carrera de naves al que desafía Anakin; y Watto, una criatura de voz áspera para la que Anakin trabaja como esclavo. Cada criatura creada informáticamente nos brinda una actuación particular y rica gracias a sus expresivos rostros y a su distintivo lenguaje corporal, creado todo ello por los magos de los efectos de la película. Incluso sus ropas se mueven y ondean como las de sus compañeros de carne y hueso.

Quizá este mundo sea digital, pero también se necesitaba que métodos más tradicionales trabajasen en armonía con esos efectos que iban estableciendo nuevas pautas. La fabricación de maquetas, realizada en el taller de maquetas de ILM bajo el control de Steve Gawley, siguió desempeñando una parte importante en el universo Star Wars, trabajando en combinación con el material informáticamente creado.

El trabajo digital cumple una función básica en la creación de los exóticos y dispares mundos que aparecen en EPISODIO I, tres de los cuales forman los escenarios principales del relato. El desértico planeta Tatooine, de sobra conocido por los incondicionales de la trilogía original, es el hogar de multitud de especies de alienígenas que viajan por sus remotos puertos espaciales. Este mundo de frontera se encuentra fuera del alcance de las influencias civilizadoras de la república galáctica, lo que ha transformado a Tatooine en un escabroso planeta gobernado por gángsters, donde el mercado negro y el juego son los motores de la economía, y donde los ricos tienen esclavos.

Naboo es un pacífico e idílico paraíso de paisajes verdes y pocas ciudades, situadas por encima y por debajo del agua. Este mundo, tranquilo como una aldea, sirve de escenario al conflicto que desencadena toda la serie de sucesos que pone en marcha la saga Star Wars.

Coruscant es un mundo – ciudad en el que la expansión urbana ha cubierto la totalidad del planeta de colosales rascacielos, y que es el centro del universo Star Wars. Aquí se alza el cuartel general de los Jedi, en el imponente Templo Jedi, y desde aquí gobierna la República el Senado Galáctico.


Sedes del rodaje
Además del trabajo digital realizado en ILM, los remotos escenarios de EPISODIO I exigían platós especiales y centros de producción. A tal efecto, los realizadores se hicieron con los Leavesden Studios en el Reino Unido, creando una factoría cinematográfica virtual bajo su extensa techumbre. Los casi ochenta mil metros cuadrados de sus instalaciones fueron transformados en diez escenarios y sesenta platós, además de disponer de extensas zonas para los efectos de suelo, los efectos de las criaturas especiales y la confección del vestuario. Incluso disponía de sus propio departamento de instalación de maquinaria y contra incendios.

Leavesden, que una vez fue sede de una fábrica de motores de aviación Rolls Royce y que cuenta con el decorado más grande de todos los estudios del mundo, fue en verdad la elección adecuada a la escala y los rigores de gran parte del rodaje de EPISODIO I. "Probablemente sea el mejor lugar en el que yo haya rodado una película", sentencia Rick McCallum. "Pudimos rodar y construir al mismo tiempo, sin esfuerzo y sin interrupciones".

El rodaje de EPISODIO I comenzó en Leavesden durante el verano de 1997, casi tres años después de que Lucas hubiera comenzado a escribir y su equipo de diseño hubiese emprendido la tarea de dar forma a sus diseños de conceptos iniciales, y un año después de que se iniciado la construcción de los platós. La producción se trasladó luego al Palacio Real de Caserta, cerca de Nápoles, en Italia, para rodar las escenas que se desarrollan en el palacio de la Reina del Planeta Naboo. Otros varios escenarios había sido considerados, pero los realizadores coincidieron en que el Palacio Real de Caserta, uno de los edificios más bellos y elegantes de Europa, proporcionaría una dosis importante de realismo y autenticidad a las escenas.

En pleno rigor del verano, el equipo del EPISODIO I realizó lo que McCallum denomina un desplazamiento "sísmico" as límite del Sahara septentrional: a Tunicia, el escenario de las escenas de Tatooine. La inconfundible y tradicional arquitectura de Tunicia añade una vez más su exótica riqueza al tapiz de culturas de la película, como hizo hace más de veinte años con La Guerra de las Galaxias. El equipo técnico realizó cambios de poca monta en algunos exteriores, sin que hubiera necesidad de efectuar más que unos ligeros arreglos para completar la ilusión de Tatooine en estas construcciones Bereberes que, por lo demás, parecen sacadas de otro mundo.

Por motivos logísticos, este traslado y la consiguiente filmación hubo de realizarse en Julio y Agosto, los meses más calientes del año en este abrasador desierto. Con unas temperaturas medias de 55 grados, el equipo técnico construyó no sólo el plató de una gran ciudad, sino que también edificó una aldea que acogería a los casi 200 miembros de los equipos técnico y artístico.

Uno de los participantes en la producción no sólo resistió el calor, sino que hasta parecía que le sentara bien. "Me encantaba su intensidad", exclama Ewan McGregor. "Llevábamos unas ocho capas de ropa cuando íbamos dando botes por el desierto. Era una exageración pero a mí me gustaba".

El intenso calor resultó ser sólo el primero de los inconvenientes meteorológicos con que se tropezó el equipo de EPISODIO I en Tunicia. Una tarde, a finales de Julio, técnicos y actores contemplaron, primero con fascinación y después con alarma, los relámpagos que iluminaban el cielo del desierto, seguidos por una muralla de arena que se les acercaba a toda prisa. Cuando el equipo acababa de llegar a sus hoteles, espesas cortinas de agua comenzaron a acribillar los escenarios.

Las secuelas de aquella tormenta nocturna dejaron el escenario de Tatooine con el aspecto de un estacionamiento de caravanas después de un tornado: centenares de trajes habían sido esparcidos por el desierto, y varias estructuras habían quedado retorcidas o incluso hechas añicos. Incluso algunos de los robots yacían por el suelo, rotos y dispersos como soldados caídos en un campo de batalla.

A primera hora de la mañana siguiente a la tormenta, el productor Rick McCallum se presentó en medio de las ruinas e inmediatamente comenzó a buscar formas de que la producción volviera a ponerse en pie. En lugar de ponerse a lamentar el tremendo daño, técnicos y artistas se enfrascaron en una actividad frenética bajo la dirección de McCallum y, de repente, la imposible reconstrucción comenzó a parecer posible. George Lucas se hizo cargo de la primera unidad para encontrar un lugar relativamente indemne en donde se pudiera rodar. Los vestidos fueron desenterrados de la arena del desierto y limpiados mientras edificios y vehículos eran reparados. Todos echaron una mano en cualquier lugar donde hiciera falta y, por puro milagro, el rodaje se atuvo al calendario previsto. El propio Lucas realizó lo que probablemente sea la evaluación más optimista de lo que todos consideraban un suceso devastador cuando hizo notar que lo mismo había sucedido más de veinte años antes durante el rodaje de la primera Guerra de las Galaxias. Su razonamiento era que quizá la repetición del suceso fuera un buen augurio.

Acto seguido, la producción regresó Leavesden, donde a principios del Otoño se dio por terminada la fotografía principal. Unos meses más tarde, y estando ya muy avanzado el proceso de montaje, los monumentales estudios volvieron a servir de campamento base cuando los realizadores se reunieron con motivo de las sesiones de doblaje de los diálogos y las tomas de vistas, cuya necesidad fue evidenciada por la forma como evolucionaba la copia de trabajo que iba elaborando Lucas.

A decir verdad, el montaje, que para Lucas es la parte preferida dentro de la realización de una película, fue adquiriendo dimensiones cada vez más emocionantes por gentileza de la tecnología digital de ILM. Lucas y sus montadores, Martin Smith y Ben Burtt, contaban con la ventaja de una enorme flexibilidad: sus avanzados recursos tecnológicos les permitían verdaderamente crear tomas en la sala de montaje sacando personajes e incluso escenarios de una toma y trasladándolos a otra. "Durante el proceso de montaje podía perfectamente reconstruir y reescribir íntegramente el argumento", confiesa Lucas.


Música y sonido
Siempre fue la intención de George Lucas emplear en las películas de la serie Star Wars las técnicas de sonido más avanzadas. "Me ocupo mucho del sonido y las bandas sonoras", comenta, subrayando que uno y otras colaboran a la hora de contar las historias que él escribe.

La primera entrega de la serie Star Wars contribuyó a popularizar el sistema estereofónico Dolby de reducción de ruidos, al igual que los otros dos episodios de la trilogía original.

La tecnología del sonido en la industria del cine ha experimentado importantes mejoras con la introducción del sonido digital y el programa THX elaborado por Lucasfilm. Así, para La Edición Especial de la Trilogía de la Guerra de las Galaxias., Lucas creó una nueva mezcla digital de la banda sonora que incluso superaba los espectaculares fotogramas de 70 milímetros del original, que empleaba bandas magnéticas.

Dada la opinión de Lucas sobre el particular, no nos sorprende en absoluto que EPISODIO I abra nuevos caminos en el campo del sonido cinematográfico, al igual que hace con los efectos digitales y el montaje. Esta película es la primera que dispone del sistema Dolby Digital - Surround EX, que emplea un sonido de 6.1 canales, añadiendo de esta forma un canal más al formato digital con que actualmente cuentan las salas de exhibición. Lucasfilm THX y Dolby Laboratories desarrollaron conjuntamente el nuevo sistema de sonido envolvente para salas de cine, bajo la supervisión del diseñador de sonido ganador del Oscar® Gary Rydstrom, director de actividades creativas de Skywalker Sound.

El nuevo sistema de sonido sirve de escaparate al talento de dos artistas cuya labor ha sido aclamada en el mundo entero. El compositor John Williams, quíntuple ganador del Premio de la Academia, y el diseñador de sonido Ben Burtt aportan nuevamente sus singulares contribuciones al universo Star Wars.

No es posible exagerar la importancia de la contribución de John Williams a la saga Star Wars. Su música realza a los personajes, y acentúa las emociones y la acción de las películas. "Siempre he mantenido que éstas son como las películas mudas", dice Lucas, "y tengo la enorme suerte de que John lo comprenda".

Para EPISODIO I, Williams ha compuesto casi dos horas de música, creando unas partituras que son nuevas y flamantes pero que también guardan relación con los temas y la textura de la música de la trilogía original. De esta forma, si bien casi toda la música de EPISODIO I es nueva, subsisten algunos temas y pasajes musicales ya conocidos por las tres primeras películas. Con el Tema de Anakin, por ejemplo, los espectadores percibirán sugerencias de lo que será de él en su encarnación posterior.

"No obstante, mi principal reto, al par que oportunidad", dice Williams, "consistía en crear un nuevo material que supusiera una identificación musical a los nuevos personajes, al igual que habíamos hecho en las películas anteriores". Por consiguiente, hay material completamente nuevo para Jar Jar, Darth Maul, y la Reina, entre otros. "Esta especie de catálogo musical Star Wars parece crecer a medida que George continúa introduciendo nuevas criaturas en este zoo", añade el compositor.

Burtt, cuyos ingeniosos diseños sonoros desempeñaron un papel fundamental en las películas de la serie Star Wars, así como en sus Ediciones Especiales, ha creado más de 1,000 nuevos sonidos para el EPISODIO I. Recogió dichos sonidos en países lejanos e incluso en el jardín de su casa. La revolución digital no ha influido menos en el trabajo de Burtt, al hacer que la manipulación de mezclas de sonido resulte mucho más fácil de lo que era hace veinte años.

A la vez que creaba las nuevas e innovadoras atmósferas de sonido, Burtt tuvo mucho cuidado en permanecer fiel al ambiente sonoro original de Star Wars. "Tenemos tantas rúbricas sonoras que se repiten en EPISODIO I que me parece lo más indicado basarme en ellas porque resultan conocidas a nuestros incondicionales", nos explica Burtt. En el caso de algunos de los sonidos de las espadas de luz, se mezclaron nuevos y viejos, encargándose Burtt de reelaborarlos para que se adecuaran a las escenas de lucha, más rápidas, que tienen lugar en la nueva película.

La rica y variada banda sonora de la película junto a sus innovadores efectos pusieron el toque final en lo que había comenzado como un sueño para George Lucas. Ahora, gracias al innovador trabajo y al duro esfuerzo de miles de personas que han cooperado estrechamente, el sueño se ha hecho realidad. Un fantástico nuevo mundo que continúa siendo fiel a sus adorados predecesores está dispuesto para los millones de admiradores que llevan años aguardando su llegada.

El comienzo ya está aquí.


Diseño de Vestuario
El argumento escrito por George Lucas para EPISODIO I, que nos transporta al centro de la galaxia y a sofisticados planetas cuyos habitantes poseen majestuosas riquezas, poder, influencia política y clase, hacía necesario el diseño de una moda y un vestuario ricos y complejos. La diseñadora de vestuario Trisha Biggar y el creador de ideas Iain McCaig fueron elegidos por Lucas para dar vida a su visión del mundo de la moda y del vestuario reflejados en EPISODIO I.

Los retos fundamentales fueron el monumental volumen del vestuario que exigía el argumento y el breve espacio de tiempo en que todas las ideas de Lucas tenían que convertirse físicamente en realidad. En menos de un año, Biggar y las cuarenta personas que formaban el núcleo de sus colaboradores, diseñaron concienzudamente y juntaron más de mil trajes, que incluían tanto una pléyade de barrocas, ricas y repujadas indumentarias, como las simples, aunque cuidadosamente detalladas, prendas de los esclavos. "Nuestro departamento de vestuario y attrezzo llegó al extremo de fabricar todos los accesorios, incluidos los cascos, las prendas de cabeza y las hebillas de los cinturones", afirma Biggar, quien supervisó el proceso. "Realizaron un trabajo increíble".

Muchas de las ideas de vestuario que tuvo Lucas se basan en la moda y en el aspecto de varios países o épocas de la Historia, así como en patrones de colores, en los que tiene un especial interés. Pueden advertirse influencias japonesas, mongolas, chinas, norteafricanas y europeas en los incontables estilos de EPISODIO I, y sin embargo, cada prenda tiene una apariencia y un estilo singulares. Así lo explica Biggar: "Cada diseño del guardarropa de EPISODIO I tiene un fundamento histórico, pero los hemos cambiado y hemos jugado con el vestuario para evitar que éste tuviera un aspecto que permitiera identificarlo fácilmente con un país o una etnia".

McCaig comenzó a crear conceptos de trajes muy al principio de la etapa de preproducción. "Entonces ni siquiera contábamos con un guión", recuerda. "George nos visitaba y nos describía escenas y personajes para que pudiéramos empezar a trabajar en algunos diseños".

Si bien concedió a Biggar y McCaig una libertad considerable para que elaborasen y confeccionasen sus diseños, Lucas, a pesar de ello, participó muy activamente en la tarea de dar forma a estos universos de moda. "En realidad George es el definitivo diseñador de ropa", dice McCaig. "Se quedó con lo que quería y nos guió hacia donde él quería llegar".

Biggar abunda en esa opinión: "George tomó una parte muy activa en todo el proceso. De forma regular convocaba reuniones para discutir todos los aspectos relativos a los tejidos, los colores y las formas".

Después de que McCaig hubiera completado sus bocetos y diseños, Biggar se hizo cargo del trabajo y convirtió aquellos en realidad, a la vez que aportaba sus propios bosquejos e ideas.

La riqueza, variedad y complejidad del vestuario del EPISODIO I puede apreciarse en muchos de los personajes del relato, pero en ninguno con más fuerza que en la Reina Amidala, interpretada por Natalie Portman.

Aunque dude a la hora de decidirse por un personaje o una indumentaria favorita, Biggar admite que se le presentaron muchas oportunidades en el proceso de diseño y creación de los vestidos de la Reina y sus sirvientas. "Las prendas usadas en el planeta de la Reina fueron muy interesantes de confeccionar porque estampamos unos diseños inconfundibles en los tejidos", explica. "Utilizamos también varias técnicas de teñido que nos permitieron aunar telas muy modernas con verdaderas antigüedades".

La Reina luce ocho vestidos. En un principio, estaban previstos muchos menos, pero el deseo de Lucas de expandir el universo de la moda de la saga provocó que el número original casi se triplicase. "George quería que la Reina llevase un vestido diferente cada vez que la viéramos", recuerda Biggar.

Cada uno de los vestidos de la Reina tiene su aspecto y su diseño particulares. Quizá el más complejo de todos ellos es el vestido de la Reina para el Salón del Trono, que cuenta con una serie de luces que iluminan el contorno del dobladillo. El trabajo en este vestido, cuya finalización requirió casi ocho semanas, comenzó con la confección de una prenda interior que fue diseñada casi como si fuese un cucurucho de helado vuelto del revés, lo que hizo más fácil que a Natalie Portman le quedase el vestido como un guante. Dicha prenda estaba hecha de muchos pequeños paneles de lona que fueron reforzados en el contorno del bajo para mantener la forma de campana. El vestido contaba con varias capas a fin de resistir el peso de las luces y el de los hilos que salían de las pilas que encendían las luces. Aunque al principio se pensó en confeccionar el vestido en terciopelo, las exigencias de la iluminación para las cámaras hicieron necesario sustituirlo por seda. Respetando la base histórico – cultural de muchos de los vestidos, éste transmite lo que Biggar denomina como "una especie de sensación china imperial" a través de sus proporciones y su silueta.

Algunos de los vestidos de la Reina sirvieron de estímulo a Biggar y a su equipo en su búsqueda de tejidos del mundo entero. Incluso llegaron a crear algunos de su propia cosecha. "Hicimos tejer, pintar y teñir las telas: hicimos todo lo que se le puede hacer a un trozo de paño", rememora Biggar.

El primer vestido de viaje de la Reina fue elaborado completamente a mano y en él se usa una clase de género parecido a una tela de araña, cuya confección tardó más de un mes y requirió el trabajo de una persona en jornadas de diez horas diarias durante cinco días a la semana. El primer paso en la fabricación del vestido fue coserlo sobre una tela especial de soporte muy delgada. Ésta fue entonces sumergida en agua, lo que provocó que el soporte se deshiciera, quedando sólo los pespuntes que habían sido colocados sobre él. Cada una de las piezas del vestido fue hecha de modo que fuera posible coserlas sobre otra pieza sin costura alguna. Resultado: una pieza delicada y compleja se añade al universo de la moda de EPISODIO I.

Biggar y su equipo se sirvieron igualmente de varias piezas de anticuario. Para el segundo vestido que luce la Reina fuera de su palacio, Biggar empleó una prenda de alrededor de 1910, pero de cuyo origen no está segura. "Nos parecía que fuera un vestido", observa la diseñadora, "pero estaba en tantos pedazos que no podíamos asegurar lo que era". Biggar transformó los motivos de la tela en unos intrincados bordados.

El uniforme de combate de la Reina también exigió el empleo de una gran cantidad de trabajo y de tiempo: la persona que lo confeccionó tardó más de un mes en finalizarlo. El vestido estaba hecho de capullos de gusanos de seda procedentes de la India, que fueron luego entretejidos en una malla de seda. Los capullos fueron después quitados de la parte alta del vestido y, a continuación, fueron vueltos a coser uno a uno a fin de crear la adecuada forma del hombro.

El vestido que luce la Reina en el Senado, con sus tres capas, resulta todavía más enrevesado. La prenda interior, que esta hecho de seda tornasolada de color naranja y verde (una tela de setenta años de antigüedad), está tableada; estos pliegues atrapan la luz de los colores del vestido cada vez que el personaje se mueve.

Una gran variedad de piezas de encaje bordado con cuentas decoran la prenda interior. La capa media del vestido está hecha de terciopelo tornasolado verde y rojo, bordado en bronce. Por medio de una técnica especial se añadió textura e intensidad de color al tejido. El cuello y los puños están decorados con filigrana metálica de oro, utilizando un método de costura denominado trapunto, mediante el cual unos tubos pequeños son cosidos formado un diseño en el que introducen hilo para conseguir un leve efecto de acolchado. También esto fue un proceso que consumió mucho tiempo, pues una persona empleó toda una semana en confeccionar los bordados y el trapunto. Sobre la túnica va una capa de piel falsa con hombros muy acolchados a los que se dio forma de pirámide. La capa lleva además un forro de seda roja.

Este vestido, al igual que todos los demás, va acompañado de un elaboradísimo tocado. El que la Reina luce en el Senado, que tiene un aire Mongol, era el de más peso. La prenda fue chapada en oro para conseguir un color de la calidad adecuada; y a continuación, decorada con pequeñas joyas. "Nos pareció que este tocado era digno del esfuerzo, el peso y el gasto que suponía emplear oro auténtico", subraya Biggar.

Otra de las prendas de cabeza fue creada usando una antigua pieza de puntilla con cuentas, proveniente de la falda de una bailarina exótica de alrededor de 1920. Parte de la tiara desciende sobre la frente de Portman; luego, los abalorios son dispuestos en pliegues sobre el resto de la toca, lo que produce un aspecto parecido al de un flequillo. El vestido que completa el conjunto está inspirado en el aspecto de un kimono japonés, y Biggar añadió algunos diseños exclusivos de su propia cosecha. Realzó en bastante medida las mangas y las bautizó "mangas de pingüino" porque eran tan redondeadas que se asemejaban un tanto a dicha ave. En esta creación tan compleja se utilizaron bordados hechos a mano y a máquina.

El vestuario presentaba varios retos singulares no sólo a Biggar y a su equipo, sino también a Natalie Portman. Para cada uno de los tocados se sacó un molde de la cabeza de la actriz, a partir del cual se confeccionaron ésta y todas las demás prendas de cabeza de la Reina.

Por si eso no bastara, para vestir los complicados y pesados vestidos de la Reina hizo falta su pizca de reflexión creativa y práctica. De modo que los realizadores idearon una manera ingeniosa de que la actriz estuviese dispuesta en un mínimo de tiempo y con poquísimo esfuerzo: la vistieron por "piezas". Se ponía la ropa interior en el camerino; acto seguido, Portman se dirigía al plató de sonido, donde le colocaban el resto de la indumentaria. Además de que a Portman le resultara más fácil moverse entre toma y toma, este procedimiento ayudaba a evitar el uso y desgaste de los vestidos.

Las cortejos de doncellas que siguen a la Reina en sus aventuras también contaban con diferentes trajes para atender a su señora. Los vestidos fueron siempre diseñados teniendo en mente los de la Reina, recibieron idéntica atención al detalle y mantenían el mismo estilo. "Lo que intentamos", explica Biggar, "fue que las doncellas llevaran siempre vestidos de diseño vertical, mientras que la Reina lucía todo tipo de grandes ropajes de patrones diagonales, con el fin de su porte superior destacase, y sus doncellas pareciesen pequeñas e insignificantes".

El Vestido de Viaje de las Doncellas fue realizado, en parte, utilizando una técnica especial de teñido. El abanico de colores del vestido abarca desde el amarillo pálido en los bajos, hasta un naranja fuerte en la parte alta. Para conseguir que el tinte tuviese la misma intensidad en todo el vestido, éste fue teñido por partes pequeñas.

El Vestido de las Doncellas en el Senado se compone de varios paneles; si fuera necesario meter la prenda, el número de paneles habría de ser reducido. La prenda interior correspondiente está elaborada con acero y con una tela parecida a la lona, lo que le hacía ser muy rígido y que resultara difícil caminar con él. Se le dio una forma tal que no hubiese movimiento en el tejido externo. El vestido también tiene una capucha, cada una de las cuales fue cortada para que se ajustase a la actriz que la llevara.

Una nueva oportunidad de creación de moda la brindaron los vestidos que estaban destinados a personajes que no eran humanos. También en este apartado Biggar y su equipo emplearon un tiempo considerable en el diseño y confección de las prendas. Para un traje en particular, Biggar y compañía colocaron meticulosamente piedras de verdad, que recogieron en una playa, dentro de la ropa interior (que era de goma y de una sola pieza). Pero el calor del desierto tunecino hizo que la goma se dilatase, y las piedras empezaron a descolocarse. Fue necesario mucho tiempo para volver a colocar tan fundamental accesorio.

El diseño del vestuario de los Caballeros Jedi presentó retos diferentes a Biggar y McCaig. La apariencia de los Jedi ya era familiar a innumerables incondicionales de "La Guerra de las Galaxias". No era eso lo único, sino que un escenario principal de la nueva película es el desértico planeta Tatooine, que ya había aparecido en "La Guerra de las Galaxias" y en "El Retorno del Jedi". Paisajes y personajes tan conocidos dieron a Biggar la oportunidad de mantener una cierta continuidad con respecto a la moda de las tres primeras películas, al tiempo que añadían algunos toques especiales de su propia creación.

Para establecer un enlace entre los attrezzos anteriores y el de EPISODIO I, Biggar visitó los archivos de Lucasfilms, donde estudió con detalle algunos de los viejos vestidos. Sin embargo, el argumento de EPISODIO I exigía algunas modificaciones de las telas y los diseños. Apartándose de las películas anteriores, todos los trajes de los Jedi de EPISODIO I están hechos de seda, de lino o de lana muy fina. También la ropa interior sufrió algunos cambios con respecto a los anteriores filmes: ahora era más cómoda de llevar y más adecuada para las acrobáticas luchas, para las escenas de especialistas y para los combates con las espadas de luz.

Si bien Anakin Skywalker es un personaje complejo, su atuendo es uno de los más sencillos. Biggar y McGain idearon un traje de esclavo que era virtualmente idéntico al que Luke Skywalker, el futuro hijo de Anakin, llevaba en las escenas de la primera película ambientadas en Tatooine. Para la carrera de naves, desarrollada a velocidad de vértigo, Anakin se enfunda un casco especial y unas gafas de piloto del estilo de la Primera Guerra Mundial. La prenda de cabeza está sacada de una fuente sorprendentemente terrestre y corriente: el casco de ciclista de un niño. Por supuesto, algunos nuevos accesorios fueron añadidos a lo alto del casco para otorgarle un aspecto singular.


Diseños de Vehículos y Naves Espaciales
El artista principal de EPISODIO I, Doug Chiang, ha dotado la épica saga de George Lucas de un nuevo aspecto. Interpretando la visión artística de Lucas, Chiang y su equipo de artistas han creado para EPISODIO I miles de piezas de diferentes géneros artísticos, incluidos bocetos, esculturas, diseño de vestuario, modelos de criaturas e ilustraciones de producción a todo color.

Fanático admirador de la trilogía original, Chiang estudió cuidadosamente el estilo Star Wars antes de comenzar su trabajo en el EPISODIO I. Pero Lucas tenía en mente algo muy distinto: quería crear diseños, mundos, ciudades, vestuarios, criaturas y vehículos nuevos.

"Durante más de veinte años nos han atiborrado de diseños derivados del original de 'La Guerra de las Galaxias'", observa Chiang. "Me dio una gran alegría que George me pidiera algo nuevo, como formas elegantes y cromadas, 'Art Nouveau' y arte moderno". "Fue entonces cuando me di cuenta", añade Chiang, "de que EPISODIO I iba a ser algo nuevo y no simplemente la reelaboración de materiales antiguos".

Lucas, Chiang y el departamento artístico de EPISODIO I comenzaron a celebrar reuniones diarias en las primerísimas etapas de la preproducción. En estas discusiones iniciales, que tuvieron lugar mientras Lucas todavía estaba escribiendo el guión, explicó sus ideas acerca de las diferencias que deberían existir (en la gama de colores, las formas y los diseños) entre la nueva película y la primitiva trilogía. En las anteriores películas era muy fácil determinar, a través de la observación de formas y colores, qué vehículos y qué personajes formaban parte de la heroica Rebelión y cuáles representaban al Imperio. Éste último se caracterizaba por el negro, el rojo y el blanco y sus naves tenían líneas marcadas y angulosas. Por el contrario, los vehículos de los Rebeldes tenían una apariencia más deteriorada.

Para los diseños de EPISODIO I, Lucas cambió de orientación completamente. "George quería difuminar las líneas", nos explica Chiang, "de modo que cuando los espectadores vieran una nave espacial, no les resultase tan fácil identificar el bando al que el vehículo representa".

Muchas de las diferencias existentes entre los vehículos de EPISODIO I y los de sus predecesores, son el resultado de las diferentes épocas en que una y otras fueron producidas. Según Chiang, los diseños de la trilogía original parecían salidos de una cadena de montaje, resultado de una esté