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  Les Lyonnais  Dirigida por Olivier Marchal
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Notas del director
Cuando hace unos años, Edmond Vidal decidió escribir un libro titulado Pour une Poignee de Cerises (Por un puñado de cerezas), fue con la intención de revelar la verdad de su pasado a su familia, a sus hijos y nietos.

De ninguna manera es una hagiografía, pensada para justificar el camino seguido por un criminal fuera de lo común. Más bien arroja luz sobre la humanidad que existe tras una vida de sufrimiento, pobreza y prisión pero también de amor, celebración y lealtad.

Fue esta faceta del personaje lo que hizo decidirme a acometer este proyecto épico.

Reconstruir tan fielmente como fuera posible la realidad de un gitano que podría haberse dedicado a la basura como sus hermanos y quien, por robar unas cerezas, pasó 7 años en prisión, seguida de la espiral clásica que eventualmente conduce al crimen.

Como antiguo policía, tras explorar ese mundo en tres películas (Gangster, Department 26 y The Last Deadly Mission, además de la serie Braquo), quería cruzar lo que para mí era una línea simbólica y darle voz a los que una vez perseguí.

Momon Vidal es un criminal con un código de honor, que respeta sus orígenes gitanos, a su familia y su esposa, y que odia la violencia al igual que las armas que usa como último recurso.

Esto le gana una estima excepcional por parte de la policía que tuvo tratos con él en el pasado e incluso ahora.

Los Lioneses no busca tanto retratar sus robos, de los que se hizo maestro indiscutible, como la vida íntima de un hombre, sus dudas, sus desilusiones, y sus esfuerzos reconciliar una vida de crimen con las exigencias de una vida privada.

De nuevo, el propósito no es justificar, sino explicar cómo funciona la máquina. La cárcel, una escuela del crimen, los primeros robos, mezclarse con la gente equivocada, el dinero que llega, la envidia, los traidores y la irremediable violencia que en algún momento te alcanza.

A pesar de todo, he alcanzado una empatía real con Momon, una empatía que espero transferir a su personaje. Puesto que frente a la adversidad, la muerte, la lucha sin piedad por la supervivencia, Momon sigue siendo un hombre sencillo, que no alberga deseos de gloria o sueños irrealizables.

Un hombre lleno de humanidad, sin cinismo, que era y sigue siendo un pilar para la comunidad y su familia, que nos enseña una lección de tolerancia, indulgencia y amor, a pesar de las ideas preconcebidas que llevamos en nuestro subconsciente colectivo.

Lo que está en juego para mi protagonista es también reside la esperanza, mantener unida a su familia, el amor de su mujer, la tranquilidad de una vida serena por fin.

Con esta película espero encontrar una manera de expresar mi ansiedad ante el paso del tiempo y la fragilidad de nuestra existencia mientras muestro mi visión sobre la esperanza, el instinto de supervivencia y el amor, que es lo que me inspira para hacer Los Lioneses.

Soy un pesimista con el deseo y la necesidad de tener esperanza. Momon Vidal y Los Lioneses, hacen eso posible.