Entremezclados con el obsceno divertimento de EL CANGURO surgen subrepticiamente momentos cómicos más sosegados y moderados que logran conectar con el público de la forma más inesperada. El cuerpo, alma y antihéroe que protagoniza EL CANGURO es Jonah Hill, que se ha revelado como un extraordinario y original actor cómico en películas como "Virgen a los 40", "Lío embarazoso" y "Supersalidos", y que más recientemente ha recibidos grandes elogios por sus trabajos dramáticos en la aclamada película independiente "Cyrus" y en el gran éxito de crítica y público "Moneyball: Rompiendo las reglas", donde actuó junto a Brad Pitt.
El personaje que Hill interpreta, Noah, no es el típico canguro que entretiene a los niños aunque la tarea pueda resultarle un fastidio. Ni siquiera se le parece. No es partidario de hacer de niñera; más bien prefiere, en fin, hacer cualquier otra cosa, sobre todo si no requiere mucha actividad. "Noah es más la clase de canguro que se 'sienta en el sofá, se come un burrito y da órdenes del tipo 'haz lo que te digo o te mato'", dice Hill.
Hill, que también fue productor ejecutivo de EL CANGURO, colaboró estrechamente con el director David Gordon Green para garantizar el máximo impacto cómico y emocional del filme. "El sentido del humor en EL CANGURO es provocador y subido de tono, pero en el fondo la película está llena de buenos sentimientos", afirma Green, que en su taquillera comedia "Superfumados" supo fusionar con habilidad el yin y el yang combinando obscenidad con emociones.
"David posee un gran sentido del humor", señala Hill, "pero cuando tuve oportunidad de conocerle más, me di cuenta de que también compartíamos un profundo deseo de aportar, sorpresivamente, cierta textura, ciertos detalles y lecturas de la película".
EL CANGURO nació a partir de una sencilla idea de los guionistas Brian Gatewood y Alessandro Tanaka. "Pensamos que resultaría divertido ver a Jonah Hill gritando y maldiciendo a los niños que tenía a su cargo", dice Gatewood. "No obstante, el reto entonces fue cómo hacer una película en torno a esa idea", añade Tanaka. "Empezamos a imaginar EL CANGURO como algo más que una idea graciosa o un simple sketch; quisimos crear algo donde hubiera un desarrollo de personajes, así como la oportunidad de recomponer, en cierto modo, las cosas que se habían malogrado".
Junto con los guionistas Gatewood y Tanaka, Hill, Green y el productor Michael de Luca trabajaron sin descanso para dar cuerpo a la historia y a los personajes, empezando por el propio canguro. "Noah se halla en un momento decisivo de su vida", señala Hill. "Le han expulsado de la universidad, está saliendo con una chica que no le trata muy bien y lo único que quiere hacer es tirarse en el sofá materno y ver la televisión. No sabe qué hacer con su vida". De Luca añade: "Noah está atascado. No avanza en el plano vital y lamenta algunas decisiones que tomó en el pasado".
En cuanto al presente, las opciones de Noah son, como era de esperar, extraordinariamente limitadas. Resulta bastante significativo que su mejor opción sea ser, repentina y brevemente, canguro, algo que Noah acepta a regañadientes y únicamente por ayudar a su madre, que pretende acudir a una cita a ciegas con un cirujano (fijada por los padres de los niños que Noah debe cuidar). "Noah sólo quiere que termine su labor de canguro lo antes posible y volver a casa de su madre para ver la televisión", declara Hill.
Sin embargo, una vez que Noah se convierte en canguro, ya no tendrá forma de volver a su vida anterior; cualquiera que fuera. En el confortable hogar de la zona residencial de Nueva York donde Noah va a pasar la noche ejerciendo de canguro, acechan tres criaturas a las que debe cuidar que Noah enseguida, y justificadamente, califica como "bichos raros".
El mayor, Slater (Max Records), de 13 años, sufre unas tremendas crisis de ansiedad y un trastorno de identidad, por lo cual está sujeto a un estricto régimen de medicación. Incluso con las pastillas, Slater parece estar a punto de perder el control en cualquier momento. "Me gustó la conflictiva y sorprendentemente delicada naturaleza del personaje", dice Green, "y Max, que me había impresionado con su trabajo en [la película dirigida por Spike Jonze en 2009] "Donde viven los monstruos", supo expresar la agitación interior de Slater con toda su magnitud".
Luego está Blithe (la debutante Landry Bender), de 9 años, a quien le gusta jugar a disfrazarse, siempre con colores rosas, y embadurnarse con el maquillaje de su madre. El primer encuentro de Noah con esta "celebutante" (celebridad + debutante) en miniatura resulta algo desagradable: Blithe le rocía la boca con un perfume de esencias florales en dos ocasiones. "¡Está loca!", afirma Hill sobre este personaje. "Blithe representa a ese segmento de nuestra sociedad cuya vida gira totalmente en torno a ir de fiesta. No obstante, con sólo nueve años, Blithe ni siquiera comprende lo que significa 'ir de fiesta' ni lo que es el mundo de las celebrities".
El proceso de selección para el personaje de Blithe fue, como el propio personaje, poco convencional. "No estaba muy seguro de lo que estaba buscando", admite Green, "pero sabía lo que no quería. Cuando Landry hizo la prueba, su autenticidad y encanto nos convenció de que podría hacer que el desagradable comportamiento de Blithe produjera, sorprendentemente, simpatía".
Esta terrible troika se completa con Rodrigo (Kevin Hernandez), de 10 años, un insolente matón en miniatura y adicto a las explosiones que la familia adoptó en México. Rodrigo no es feliz a menos que esté haciendo explotar algo
literalmente; cuando Noah y los niños inician su espuria odisea, varios inodoros a lo largo de la ciudad de Nueva York resultan perjudicados por los petardos de Rodrigo. Así mismo, el robo de un artículo de valor incalculable de la guarida de un excéntrico capo de la droga por parte de Rodrigo, provoca al hostigado canguro una interminable serie de problemas.
Sin embargo, los realizadores no tuvieron ningún problema para ver el lado más dulce de estas crueles criaturas. "Rodrigo pretende hacerse el duro porque, tras ir de un hogar de acogida a otro, cree que esta será su última oportunidad y que le recluirán definitivamente. Pero verdaderamente quiere formar parte de esa familia", dice Hill. Green añade: "Kevin aporta mucho optimismo a un personaje marcado por la zozobra y la alienación".
A medida que se van intensificando las confrontaciones, las riñas, las peleas, las explosiones, las visitas a tugurios y los casos de robos a gran escala, Noah empieza a sentir un auténtico vínculo con los niños. "Noah se da cuenta de que cada uno tiene sus propios conflictos y problemas, y comienza realmente a entenderlos y a ayudarles a solucionar dichos problemas", señala Hill.
De Luca señala: "Todos los personajes se encuentran en el lado equivocado. Todos han escogido un camino incorrecto en la creencia de que quieren algo que en realidad no necesitan". Juntos, empiezan a darse cuenta de las cosas.
Por el momento, a quien Noah necesita comprender es a su presunta "cuasi novia" Marisa, una mujer que le manipula y utiliza sexualmente, cuyo encargo a Noah de que le consiga algo de coca con la promesa del subsiguiente sexo desencadena una noche que el canguro no olvidará. Conocemos a Marisa, interpretada por Ari Graynor ("Conviction") en los momentos iniciales del filme, mientras vemos su reacción al sexo oral que Noah le está proporcionando. ("Fue una escena de
mmmmm, muy interesante de rodar", afirma Graynor, apuntando que Hill ilustraba enormemente la situación entonando una popular canción de un videojuego al mismo tiempo que la acción se desarrollaba). Pero cuando él le pide a ella que le devuelva el favor, Marisa se niega, aduciendo débiles excusas.
El egoísmo de Marisa supone un enorme obstáculo para que su personaje nos resulte simpático, pero, de nuevo, los realizadores supieron encontrar su lado más tierno. "Marisa es de armas tomar, y un grano en el culo, pero también es muy vulnerable", señala Graynor. "Progresivamente vas descubriendo que su insensible comportamiento está motivado por su inseguridad y por una relación amorosa anterior que le destrozó el corazón".
Pero precisamente es la naturaleza distante y manipuladora de Marisa lo que le hace idónea para embarcar a Noah en una misión imposible: que consiga algo de cocaína para ella; justo cuando Noah está ocupado cuidando de tres niños insoportables. La infructuosa gestión de Noah da lugar a que le persigan y le den una paliza, y también que un montoncito del blanco material acabe impregnando toda su cara. Los camellos favoritos de Marisa son Karl, un desequilibrado traficante de droga pero, curiosamente, muy sensible, y su compinche Julio. El aclamado actor Sam Rockwell (Moon) interpreta a Karl, y J.B. Smoove, más conocido por su papel de amigo de Larry David en la serie 'Curb Your Enthusiasm', es el locuaz e irreverente Julio.
Estos dos antagonistas son tan extremos, y de forma tan inesperada, que Green admite, "No estoy seguro de cómo creamos esos personajes. Creo que les dejamos salir de la jaula y simplemente explotaron, y entonces todo se alteró y empezó a descontrolarse. Concebimos a Karl como una especie de combinación de James Cagney y Andy Warhol".
Sam Rockwell señala que Karl es "peligroso y temible, pero muy divertido. Considera a Noah algo más que un cliente; piensa que es su amigo, y ser amigos implica confianza. Cuando Karl cree que Noah ha traicionado esa confianza, se siente muy, muy decepcionado con Noah".
El personaje de Julio tiene el enfoque algo más convencional de tipo duro. "Me encanta hacer de malo", dice J.B. Smoove, expresándose con la característica acelerada jerga de su personaje. "Julio es muy malo, y no lleva pistola; ¡no la necesita! Julio pretende que le abonen su deuda, y para conseguirlo, persigue a Noah por toda la ciudad".
El subordinado de Karl, Garv (Sean Patrick Doyle), nunca se quita sus emblemáticos patines; patinando recibe a los visitantes de la guarida de Karl y patinando hace los recados de su jefe. Karl aprecia la lealtad y amistad de Garv; pero eso no le impide a este capo de la droga dispararle en la pierna cuando Garv le contraría.
Un personaje tan rocambolesco como Karl merece, por supuesto, una guarida igualmente excepcional, por lo tanto, el diseñador de producción de EL CANGURO, Richard Wright, creó un laboratorio de drogas y un fortín igualmente surrealistas, donde, al ritmo hipnótico de música techno europea, anabolizados culturistas levantan pesas bajo omnipresentes luces fluorescentes.
¿Culturistas? ¿Levantamiento de pesas? ¿En un laboratorio de drogas? "Yo sólo sabía que quería que hubiera culturistas en este contexto", explica Green en relación a esta incongruencia. Para Wright fue un absoluto placer cooperar en ello, y su imaginación se despertó a partir de todo tipo de referentes, desde los épicos escenarios utilizados por Stanley Kubrick a las películas de breakdance de los años 80.
Otro de los sets predilectos de los realizadores fue "Kid City", una tienda de ropa donde Noah debe interrumpir su búsqueda de droga, con los niños a cuestas, para comprarle unas braguitas a la joven Blithe, que había ensuciado las que llevaba. ("Quería tirarme un pedo y me he cagado", anuncia Blithe en el coche al consternado canguro). Como Noah está esperando a que Blithe se cambie de ropa, se encuentra completamente solo en el departamento de ropa interior para niñas. Noah se ve interpelado por un empleado de la tienda, que supone lógicamente que es un pedófilo, quien, a raíz de ello, empieza a engendrar un persistente rencor hacia Noah. La confrontación entre ambos irá en aumento a lo largo de toda la historia, produciéndose finalmente un inesperado resultado.
EL CANGURO, una genuina historia de Nueva York, fue rodada entre el otoño y el invierno pasado en Manhattan, Queens, Brooklyn y una zona de clase media alta en Yonkers. El distrito de Brooklyn proporcionó lugares coloridos y emblemáticos, tales como los barrios Williamsberg y Greenpoint, situando en este último varias localizaciones exteriores e interiores para el increíble loft atestado de culturistas donde reside Karl.
El Astoria Park de Queens facilitó la localización para una conmovedora escena entre Noah y Slater, con el skyline de Manhattan brillando al fondo e intermitentes reflejos de luz sobre el East River que contribuían a hacer realidad la magia del cine. El Forrest Park Carousel, una histórica atracción de feria ubicada en medio de un pintoresco parque, así como Grand Army Plaza y Prospect Park fueron las localizaciones elegidas para una escena de persecución con numerosas idas y venidas. Varias escenas de interior se filmaron en los renombrados estudios Silvercup West en Astoria, Queens. El barrio de Chinatown de Manhattan proporcionó una especie de ambiente de otro mundo, y es el lugar donde Karl y el skater Garv reciben a nuestros exhaustos aventureros.
Probablemente, la ciudad de Nueva York no volverá a ser la misma; tampoco nuestra concepción de los babysitters.