Biografía de los directores
Àlex y David Pastor nacieron en Barcelona. Àlex estudió guión en la ESCAC, mientras que David se graduó con un master en dirección en la Universidad de Columbia, en NY.
En el 2005, el cortometraje de graduación La ruta natural ganó más de 80 premios en festivales de todo el mundo, incluido MEJOR CORTO INTERNACIONAL en el FESTIVAL DE SUNDANCE 2006 y una nominación al GOYA.
Su primer largo, Carriers (Infectados), fue una producción de PARAMOUNT PICTURES, protagonizada por Chris Pine (Star Trek) y Piper Perabo (The Prestige).
Notas de Àlex y David Pastor
La idea de Los últimos días surgió en el año 2007, cuando estábamos montando nuestra primera película, Carriers (Infectados). La sala de edición se encontraba en la séptima planta de un edificio en la zona sur de Manhattan y, desde la ventana, veías al anochecer cómo se iban encendiendo las luces de las ventanas de todos los edificios de la ciudad. Daba la sensación de que cada edificio era una isla, aislada del resto del archipiélago urbano y la gente en su interior, náufragos. Esa fue la semilla original de la historia: ¿Qué sucedería si realmente cada edificio fuera una isla rodeada por un océano inquebrantable?
De aquí nace un thriller apocalíptico en el que el fin del mundo está precipitado por algo tan sencillo, y a la vez tan devastador, como una forma extrema de agorafobia. ¿Qué pasaría si la humanidad perdiera la capacidad de vivir en espacios abiertos y quedara atrapada en esos edificios?
Tal vez en un guiño a algunos de nuestras películas favoritas, desde El ángel exterminador a Hijos de los hombres, las causas de la epidemia no están explicadas. En la película se barajan hipótesis, desde un agente biológico arrastrado por una nube de ceniza volcánica hasta la radiación de los teléfonos móviles, pero para nosotros las causas son más intangibles y a la vez más fundamentales.
Durante siglos de progreso y evolución, hemos desarrollado estilos de vida cada vez más alejados de la naturaleza y del tipo de vida para la cual nuestros cuerpos fueron diseñados. Vivimos en entornos artificiales y climatizados para evitar el frío y el calor exterior. Pasamos los días en trabajos sedentarios, sentados frente a ordenadores, realizando tareas repetitivas que están conectadas solo indirectamente con nuestra subsistencia. Ya no somos esos cazadores-recolectores que se mantenían activos y tenían que realizar todo tipo de tareas, desarrollar todo tipo de habilidades, para encontrar comida y refugio.
¿Y cómo nos afecta este estilo de vida? Cada año suben los niveles de alergias y de obesidad. Según la OMS, en el 2020 la segunda causa principal de muerte será la depresión. Vivimos enganchados a pastillas que tratan nuestras disfunciones (somníferos, antidepresivos, antiácidos
). El progreso no parece hacernos más felices.
Los últimos días coge esta tendencia y lo lleva al terreno de lo fantástico: qué pasaría si la humanidad desarrollara una alergia a los espacios abiertos. El resultado es el colapso de la civilización y el desarrollo de nuevas maneras de sobrevivir dentro de edificios, túneles, etc. Marc, un arquetípico hombre moderno se ve lanzado en una aventura en la que involucionará a un estado más primitivo y finalmente encontrará una felicidad que le eludía en su vida cotidiana.
Los últimos días es, así pues, una película que nos parece optimista: plantea la destrucción del mundo (brutal, salvaje, dolorosa), pero también su renacimiento. En este sentido, nosotros creemos que no es una película sobre el fin del mundo, sino sobre el fin de un mundo, el nuestro. Pero éste no es el único mundo posible y es esta posibilidad de un nuevo comienzo lo que pretende plantear la película.
Es este optimismo una de las cosas que diferencia a Los últimos días de nuestra anterior aproximación al género apocalíptico. Carriers era una película oscura, nihilista (algunos dirían que realista) sobre los peores instintos del hombre surgiendo cuando la supervivencia se ve amenazada. Si Carriers recogía nuestros miedos sobre la raza humana, Los últimos días recoge nuestras esperanzas. Se podría decir que es su antítesis.
Los últimos días revisita el género apocalíptico, pero lo hace alejándose del drama con elementos de terror de Carriers. De hecho, es una película que nace con voluntad de explorar géneros: thriller apocalíptico, película de aventuras, buddy movie, road movie subterránea por las entrañas de una ciudad moderna
La decisión de ambientar la película en Barcelona es a la vez atípica y obvia. Atípica porque es la primera vez que Barcelona es el escenario del apocalipsis, al menos en el cine. Obvia porque cuando el mundo se acabe, nos va a pillar a todos por igual, vivas en Nueva York o Dubai. Así que, ¿por qué no? Barcelona es nuestra ciudad y en Los últimos días queríamos traer el fin del mundo a nuestra realidad más cercana, una realidad tan reconocible para el espectador que dota a las imágenes de una especial potencia cuando las ves transformadas por la catástrofe. La Barcelona de la película es una Barcelona invertida, donde las avenidas están desiertas y los interiores están abarrotados, donde los animales campan por las calles y los hombres intentan cazarlos como pueden, donde los túneles de metro se han convertido en avenidas y las estaciones en campos de refugiados.
En su viaje por encontrar a Julia, Marc realiza el mismo recorrido de cada día, pero lo que antes era un trayecto de veinte minutos en metro se convierte, tras el apocalipsis, en una odisea de tres días fraguada de peligros. El apocalipsis trae la aventura a la puerta de casa.