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  El mayordomo  (The butler)
  Dirigida por Lee Daniels
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Acerca de la producción
En 2008, en las semanas previas a la histórica victoria electoral de Barack Obama, el escritor y antiguo corresponsal en el extranjero del Washington Post Wil Haygood se propuso algo: encontrar a un afroamericano que hubiera trabajado en la Casa Blanca y presenciado el movimiento por los derechos civiles entre bastidores. Tras innumerables llamadas, Haygood encontró a la persona que buscaba justo delante de sus narices en Washington, DC. Se llamaba Eugene Allen, tenía 89 años de edad, y había servido a ocho presidentes, desde la década de 1950 hasta la de 1980. Tras reunirse con Allen y su mujer Helene durante horas, el escritor pudo trazar el perfil de un hombre que tenía un acceso de primera mano inaudito a algunos de los acontecimientos más importantes de la historia del siglo XX del país (y a los hombres en el poder responsables de los mismos).

La copresidenta de Sony Pictures Entertainment, Amy Pascal, leyó en un primer momento la entrevista con Allen en el Washington Post y le hizo llegar el material a la productora Laura Ziskin. El Post publicó la historia el viernes siguiente a la victoria de Obama. Ziskin, responsable de grandes éxitos como "Pretty Woman", "Mejor... imposible" y la franquicia de "Spider-Man", se mostró inmediatamente de acuerdo en que la historia de Allen tenía un potencial extraordinario para convertirse en una película épica. Pese a haber recibido ofertas de varios productores más por los derechos de la historia de Allen, Haygood quedó convencido de que la pasión y la visión de Ziskin para el proyecto era inigualable y aceptó poner en marcha el proceso para realizar la película cuanto antes.

Sony adquirió los derechos del proyecto, con el guionista Danny Strong (que escribió recientemente el telefilme de gran éxito de crítica de HBO "Game Change") encargado de crear una historia ficticia inspirada en el artículo de Haygood. Al final, Sony decidió no seguir adelante con la película. Eso obligó a Ziskin, cuya pasión por el proyecto era inquebrantable, a volver a empezar y reunir la financiación de manera independiente. A la hora de buscar posibles inversores, Ziskin decidió abordar a empresarios y entusiastas del cine especialmente dedicados a proyectos artísticos con un mensaje social, como la cofundadora de BET Sheila Johnson. Con el tiempo, se fueron sumando otros como Michael Finley y Buddy Patrick. Al final, haría falta un buen número de socios para sacar adelante el proyecto, con varias compañías dedicadas a la financiación comprometidas para llevar el proyecto a buen puerto, que incluyen nombres como Earl Stafford, Harry I. Martin, Jr., Charles Saveur Bonan, Film Partners y Al Film.

Ziskin tenía pensado para dirigir el proyecto a Lee Daniels, que acababa de cosechar un éxito descomunal con la ganadora del Oscar® "Precious". Cuando el proyecto al que estaba ligado por aquel entonces, "Selma", no consiguió despegar, Daniels quedó libre para comprometerse con Ziskin. Su pericia en el mundo del cine independiente también resultó útil para ayudar a reunir el dinero necesario para la producción. Daniels y Ziskin, junto con su socia en la producción, Pam Williams, colaboraron estrechamente para desarrollar el proyecto, pese a que Ziskin estaba cada vez más enferma de cáncer. Tras el desgraciado y prematuro fallecimiento de la productora en junio de 2011, Williams asumió las riendas para asegurar que el resto de la película estuviera listo.

Forest Whitaker y Oprah Winfrey fueron los siguientes en aceptar los papeles principales de Cecil y Gloria Gaines. David Oyelowo, que había trabajado con Daniels en "El chico del periódico", también aceptó interpretar a Louis, su testarudo hijo activista. No tardarían en contar con la participación de una larga lista de grandes estrellas confirmadas, como Yaya Alafia, Mariah Carey, John Cusack, Jane Fonda, Cuba Gooding, Jr., Terrence Howard, Elijah Kelley, Minka Kelly, Lenny Kravitz, James Marsden, Alex Pettyfer, Vanessa Redgrave, Alan Rickman, Liev Schreiber y Robin Williams. Muchos de los actores sentían tanta pasión por el proyecto, que aceptaron un recorte sustancial de su caché; algunos estuvieron incluso dispuestos a cancelar compromisos anteriores y fechas de giras para poder tomar parte en el rodaje. Daniels rodó la película en Nueva Orleans, durante el verano de 2012, a lo largo de 41 días, un margen de tiempo relativamente breve, teniendo en cuenta el amplio alcance histórico de la producción y el gran tamaño de su reparto.


Una discusión con el director Lee Daniels

P: Háblanos un poco del origen de la película y de cómo fue trabajar con la productora Laura Ziskin.

R: Recibí el guión del filme de una productora que tenía en alta estima llamada Laura Ziskin, que ya ha fallecido. La adoraba y me encantaba la idea del artículo de Wil Haygood para el Washington Post, del que Amy Pascal, de Sony, había adquirido los derechos. Estaba entusiasmado, ya que fue después de "Precious" y me encantaba trabajar con Laura. La cosa estaba entre otro director muy famoso y yo para ver quién dirigiría la película, y ella me quería a mí. Me entendía, pocas personas son capaces de sintonizar conmigo, pero ella lo hacía, así que estaba realmente prendado de ella.

Laura me llamaba a las tres de la mañana con comentarios sobre el guión. Por aquel entonces, estábamos escribiendo la historia para Sony. En cierto momento, creía que la estábamos creando para Denzel pero, al final, decidió pasar del proyecto, al igual que Will Smith. Cuando le llevamos el guión a Amy Pascal, le entusiasmó. Podía verse que sentía gran pasión por la película y por mí pero, al hacer sus cuentas, simplemente no cuadraban. Laura nunca había tenido que meterse en el mundo de recaudar dinero para hacer una película, puesto que siempre había trabajado con grandes estudios, así que yo le dije: "vengo del mundo del cine independiente; yo te enseñaré cómo hacerlo". Y nos pusimos a buscar a buscar financiación.

Por aquel entonces, Laura enfermó. Volaba de un lado a otro, ayudándome con el aspecto creativo y también a recaudar dinero. Voló a Nueva York una semana para reunirse conmigo. Trabajamos desde su hotel del Upper East Side porque estaba demasiado enferma para salir. Al martes siguiente, estaba de vuelta en casa, en Santa Mónica. Había encontrado a una mujer negra que acababa de ganar la lotería y quería invertir en la película. Ese día, le dije a Laura: "¿Cómo lo consigues? Acabo de verte hace un par de días y aquí estás, consiguiendo otra inversora más. ¡Eres increíble!". Me respondió que tan sólo estaba aprendiendo de mí. Pocos días después, entró en coma y se acabó. Falleció un domingo por la tarde.

Esta película es para ella. Creía en mí más de lo que yo mismo creía. No me creía capaz de hacer algo tan grande. Es una película enorme. Abarca varias generaciones del movimiento por los derechos civiles. Ningún estudio quería hacerla, incluso después del éxito de "Precious" y de todo el dinero que había ganado esa película, pero Laura estaba convencida de que podíamos conseguirlo. Pam Williams, que llevaba la compañía de Laura, me ayudó a terminar de reunir el dinero.


P: ¿Por qué querías hacer esta película? ¿Qué hacía la historia tan importante para ti?

R: La historia era importante para mí porque nunca había visto una película que recogiera el movimiento por los derechos civiles, desde sus inicios hasta la administración de Obama, visto a través de los ojos de un padre y un hijo. Esta película pone en perspectiva todo por lo que tuvo que pasar la gente, incluso en mis tiempos, para que pudiéramos hacer cosas como votar. Va más allá de blanco y negro, lo que era importante para mí, porque es una historia de padre e hijo, además de ser una historia sobre los derechos civiles. Trasciende las razas, trasciende América, es universal. No es simplemente una lección de historia, sino más bien la historia de una familia.

Lo que también me encantó de esta historia era que el padre se parecía mucho al mío. Este hombre, Cecil, ve cómo disparan a su padre en una plantación después de haberse abolido la esclavitud. Tiene una forma distinta de entender cómo comunicarse con los blancos, al igual que mi padre. Va a la Casa Blanca a trabajar como mayordomo porque cree que puede servir así a su país. Se siente orgulloso de su trabajo y orgulloso de trabajar para mantener a su familia, pero su hijo se siente avergonzado. Este mayordomo ha visto asesinar a su padre por responderle a un hombre blanco, así que no conoce otra cosa que mostrarse sumiso y servir. Su hijo, por otro lado, cree que hay otra forma de vivir. Empieza pasivamente con Martin Luther King, marchando por el derecho a votar. Entonces asesinan a King y se da cuenta de que la vía pasiva no funcionará. Así que se vuelve más militante, va con Malcom X y luego con las Panteras Negras. Su padre, mientras tanto, lo desaprueba todo porque, no sólo está trabajando para los blancos, sino que trabaja en la Casa Blanca, para el presidente de los Estados Unidos.

Se plantea la pregunta de quién tiene razón y quién se equivoca. ¿Es a base de servir a los presidentes y servir pasivamente? Al conseguir que los blancos te acepten y confíen en ti, ¿estás consiguiendo un avance para la gente de color? ¿O lo correcto es marchar, denunciar y estar dispuesto a morir por aquello en lo que crees? Esta clase de preguntas son las que hacen que Cecil y su hijo discrepen en la película, y ese elemento hacía que quisiera meterme en esta historia con todas las ganas con las que me metí en "Precious".


P: Esta película es distinta a todas las demás que has hecho. ¿Hay diferencias en tu forma de abordar el material con respecto a otros materiales con los que hayas trabajado anteriormente?

R: Esta ha sido la película más difícil que he dirigido nunca. No tardé en darme cuenta de que mi forma de ver el mundo y la forma de ver el mundo de una persona normal son distintas. No hay contenido sexual, escasas palabrotas y la violencia es mínima, pese a estar tratando con una época muy violenta. Así que, como cineasta, tuve que contenerme mucho, de lo que me siento muy orgulloso. Tuve un equipo de rodaje excelente y un grupo increíble de actores que me ayudaron a ayudarme, porque saben que soy un espíritu libre. Acepto a la gente que me acepta a mí y mi forma de pensar y trabajar. No es fácil hacer una película apta para todos los públicos cuando eres Lee Daniels, pero lo logramos.


P: ¿Cómo fue trabajar con Forest Whitaker?

R: Creo que la gente que lleva haciendo esto toda la vida y que están muy seguros de sí mismos son en realidad los más humildes. Forest, en concreto, es seguramente el actor más humilde con el que he trabajado nunca. ¿Cuántos ganadores del Oscar® están dispuesto a venir a hacer una audición para ti? También hacía exactamente lo que le pedía. Así es como sabes que tienes un actor muy seguro: hacen lo que les pides sin cuestionarlo. Muchos actores no se dan cuenta de que tienen que entregarse al director. Es un don muy poco común.

Oprah y él estuvieron mágicos como Gloria y Cecil. Forest aportó una elegancia, una clase y una vulnerabilidad al personaje de Cecil que no creo que nadie más hubiera podido conseguir. Tenía la capacidad de hacer cambiar a Cecil, que madurara y viera la luz.


P: Háblanos un poco del personaje de Oprah, Gloria Gaines, la mujer de Cecil.

R: Adoro a las mujeres. Son tan complicadas y hermosas de estudiar. Las mujeres negras resultan fascinantes de estudiar por cómo han sido capaces de evolucionar a partir de la esclavitud y adaptarse. Necesitábamos la voz de la mujer negra en el guión de esta película, y necesitábamos a una mujer complicada, como mi madre, o mis tías, o las vecinas que cuidaban de nosotros de pequeños. Por eso el personaje de Oprah, Gloria, es complejo. Puede que tenga una aventura y engañe a su marido, Cecil, porque nunca está, puede que beba demasiado, o fume demasiado. Pero creo que esa complejidad es lo que hace la vida interesante y una historia interesante. Los Gaines no son los Huxtable . No es que los Huxtable estén mal, pero aquí se trata de gente complicada, porque proceden de la esclavitud. Las cuestiones raciales son complicadas.

Cecil y Gloria tienen dos hijos en la película. Uno de ellos, Charlie, está en Vietnam, sirviendo de ese modo a su país. El otro, Louis, trabaja con Martin Luther King, Malcolm X y las Panteras Negras. El filme explora cómo esas circunstancias afectan a la familia Gaines. La madre, Gloria, se descontrola un poco, porque sus dos hijos están en guerra, uno internamente y el otro fuera del país.


P: ¿Cómo fue conseguir que Oprah volviera a interpretar, después de una ausencia tan prolongada?

R: Ya había trabajado conmigo en "Precious" como productora ejecutiva. Después de esa película, le dije que quería volver a trabajar con ella, aunque como actriz, porque creo que tiene un talento increíble. Quería que hiciera algo con lo que cambiar un poco de aires, por decirlo así. Cuando le hablé de esta película, le gustó la idea, así que me puse a reescribir el personaje pensando en ella. Aceptó encantada el papel y me alegra muchísimo que lo hiciera.

Cuando trabajas con un actor, se necesita una confianza inequívoca. No puedo rodar una escena a menos que cuente con la confianza del actor. Es un arte, como idear un baile o pintar un retrato. Con Oprah en concreto, hacía mucho tiempo que no trabajaba como actriz, así que estaba muy nervioso al tener que cargar con la responsabilidad de conseguir que resultara tan buena como cuando hizo "El color púrpura". Estaba genial en esa película. Pero, en su primer día de rodaje, empezó directamente a toda marcha. Fue magnífico. Se ponía a la cola como todos los demás para el catering, no se creía por encima de ningún otro actor. Es una multimillonaria, pero no se comportaba como tal en el set. Llegaba todos los días por su cuenta, sin un séquito, y brindó su apoyo a todo el proceso. Estaba allí como un actor más, que venía para ponerse al servicio del personaje de Gloria. Estoy deseando volver a trabajar con ella.


P: ¿Cómo fue trabajar en una película con un reparto tan amplio?

R: Ha sido duro trabajar así, ya que normalmente hago películas que recogen un momento en el tiempo – un verano o un año y ya está. Esta, por otro lado, abarcaba décadas. Había una estrella detrás de otra. Empezamos con Robin Williams y pasamos a Vanessa Redgrave, y luego Mariah Carey y Lenny Kravitz y Cuba Gooding Jr. y Oprah Winfrey y Forest Whitaker y Terrence Howard. Para sacar interpretaciones de la gente, tienes que pasar tiempo con ellos. No basta simplemente con entenderse, hay que estar en perfecta sintonía. El tiempo es dinero, y no nos sobraba precisamente dinero, por lo que fue muy difícil. Pero los actores sentían una gran pasión por la película y estoy entusiasmado con todos y cada uno de ellos. Creo que Jane Fonda está sensacional como Nancy Reagan, creo que Alan Rickman está increíble como Ronald, al igual que Alex Pettyfer y David Banner.

El casting de los presidentes fue lo más peliagudo, porque no quería que los espectadores estuvieran: "Mira a John Cusack haciendo del presidente Nixon, o mira a Robin Williams haciendo de Eisenhower, o James Marsden haciendo de Kennedy". Tenías que hacerlos desaparecer y, para eso, tienes que evitar convertirlos en caricaturas y en su lugar hacer que sean humanos. Mi interpretación de ellos consistió en abordarlos como si fueran simples hombres. Como espectador, quiero que la gente sienta cómo el peso del mundo recae sobre estos hombres como presidentes, ya sean republicanos o demócratas, tanto si te caen bien como si no. Se trata de hombres que hicieron lo que pudieron para servir a su país. Kennedy fue bueno y malo. Nixon fue bueno y malo. Todo el mundo es bueno y todo el mundo es malo. Intento transmitir esa idea en todas mis películas, incluso con estos presidentes. Vivimos todos en una zona gris, y allí es donde está la magia cuando estás contando una historia.


P: ¿Hubo alguna escena concreta que resultara especialmente complicada de rodar, o que destacara en especial para ti?

R: Hay una escena en la que Oprah se sienta ante el tocador y se está pintando los labios. Esta borracha y quiere que su marido le haga el amor. Me ponía muy nervioso rodarla. Me decía a mí mismo: "¿Cómo consigo que el mundo no la vea como Oprah? ¡Es Oprah Winfrey! ¿Cómo consigo hacerla desaparecer?". En esa escena, habla de Jackie Kennedy y de cuántos pares de zapatos tiene Jackie. Está resentida por el hecho de que su marido esté en la Casa Blanca atendiendo a Jackie, en vez de atender a su propia mujer. Cuando fuimos a rodarla, estaba aterrado, porque resulta intimidante criticarla. Pero estuvo mágica y se enfrentó cara a cara con las líneas que había escrito para ella. Es una de mis escenas favoritas de la película.


P: ¿Tuviste algún momento durante el rodaje de la película en que te sentiste especialmente próximo al tema que trata?

R: El momento en que realmente me di cuenta de lo que mis padres y abuelos habían pasado llegó cuando estábamos rodando la escena del autobús de los Freedom Riders. Estaba dirigiendo la escena en el autobús. Hacía calor. No había aire acondicionado, porque estábamos usando un auténtico autobús de la época que nos había proporcionado el departamento de atrezo. También tuve que dirigir al grupo del Ku Klux Klan fuera del autobús. Tenía delante a esa turba de unas cien personas furiosas, con indumentaria del KKK, entonces grité: "¡Corten!", pero, como no podían oírme, siguieron atacando el autobús. Fue en ese momento cuando de pronto me di cuenta de lo que debía haber sentido uno de los chicos que iban en esos autobuses de los Freedom Riders, hace todos esos años.


P: ¿Qué quieres que saquen los espectadores de esta película?

R: Dirigir esta película ha sido lo más importante que he hecho en toda mi carrera en el cine. Abordar un relato épico histórico es un trabajo increíble y resulta aterrador porque, como cineasta, quieres asegurarte de reflejarlo todo fielmente. Espero que la gente salga de la película con la sensación de no olvidar lo que ha pasado. Deberíamos recordar que ha muerto gente por nuestro país y que muchos héroes no se enseñan en el colegio. Esas personas son la razón por la que Obama es presidente.


Una discusión con Forest Whitaker

P: Esta película cubre simultáneamente un amplio período de la historia de Estados Unidos y cuenta una historia de un padre y un hijo, interpretados por David Oyelowo y tú. Háblanos un poco de esa dinámica.

R: Creo que lo que Lee Daniels ha hecho con esta película es realmente impresionante, porque ha tratado con el movimiento por los derechos civiles a través de mi personaje (Cecil) y el de mi hijo (Louis). Mi hijo empieza siendo un activista en la universidad, luego trabaja con Martin Luther King y después con Malcolm X. Es un espectro muy amplio de individuos dentro de ese movimiento concreto. Al mismo tiempo, me ves en la Casa Blanca durante esos momentos en los que se están tomando decisiones entre bastidores con los presidentes Kennedy, Johnson, Nixon, Reagan y demás. Estaban decidiendo la fisonomía de los derechos civiles y humanos del país y, con ello, del mundo.

También es una historia de un padre y su hijo. Mi personaje representa a la vieja escuela y la vieja guardia. Está cambiando opiniones con su mera presencia en la Casa Blanca, con su conducta y su aceptación. En cierto sentido, humanizo a la comunidad negra porque los presidentes y su personal tienen que tratar conmigo como persona. Y luego tienes a mi hijo, afrontando esas mismas cuestiones en las calles, con el movimiento por los derechos civiles, a través de acciones como marchas y sentadas. El conflicto es entre nosotros y nuestras distintas generaciones. Lo único que quiero es que mi hijo esté sano y salvo y tenga una buena vida; eso es lo que creo estar haciendo al intentar disuadirlo de su activismo. Acabo madurando al darme cuenta de que yo también merezco ciertos derechos, que es algo que consigo llegar a entender gracias a mi hijo.


P: Como mayordomo de la Casa Blanca, Cecil llega a tener contacto personal con presidentes y primeras damas. ¿Qué efecto positivo crees que tiene eso en el panorama general de las cosas?

R: Tenemos a todos esos individuos, como Colin Powell y Condoleezza Rice, que ocupaban puestos de poder antes del presidente Obama. No creo que Obama pudiera haber llegado a ser presidente sin los avances que lograron esos otros, que lograron que la gente entendiera, y aceptara, que había afroamericanos en cargos importantes. Estos individuos hicieron cambiar la opinión pública, aunque sólo fuera subconscientemente. Creo que Obama estaba destinado a ocupar ese cargo y me alegra mucho que lo hiciera. Pero para alcanzar ese destino ha habido un movimiento previo, las cosas van creciendo poco a poco hasta que llega un momento en que, como diría Malcolm Gladwell, se produce un momento crítico.

En ese sentido, creo que el personaje de Cecil es un buen ejemplo de un individuo que contribuye a cambiar la opinión general sobre una raza. En la película, la corbata de Kennedy y el clip de Johnson son los dos regalos que Cecil recibe y conserva. Ambos presidentes cambiaron la política de los derechos civiles en el país, Kennedy empezó primero, antes de que lo asesinaran. A Johnson lo tacharon a veces de racista y lo vilipendiaron por su postura sobre Vietnam, pero también hizo cosas que fueron monumentales para los derechos humanos en Estados Unidos y consiguió que se aprobaran ciertas leyes.


P: Cecil se disgusta cuando su hijo dice que Sidney Poitier no es más que un negro que se comporta como los blancos quieren que haga. ¿Cómo interpretas eso?

R: Cecil se enfada porque, para él, Sidney Poitier es un activista y un pionero. Antes de que llegara él, era impensable que un hombre negro pudiera protagonizar películas como "Un retazo de azul" y "Como el viento". Los caminos que él abrió todavía se están transitando hoy día; el trabajo y el acceso que él creó fueron algo sin precedentes. Cuando el hijo de Cecil discute que este hombre no merece respeto, Cecil como padre, quiere mostrarse cordial, pero le resulta insoportable.

Dicho esto, lo que Lee hace en esta película que me parece estupendo es explorar la actitud de "Tío Tom ". El hijo de mi personaje, Louis, me ve en ciertos aspectos como un "Tío Tom". De hecho, a veces se avergüenza de mí. Martin Luther King le dice que mi puesto en la Casa Blanca es de hecho muy importante. Gente como Bill "Bojangles" Robinson o Louis Armstrong fueron considerados durante cierto tiempo como "Tíos Tom". Pero, antes de ellos, los afroamericanos no podían actuar en ciertos locales ni entrar en ciertas salas porque no les estaba permitido. Eran activistas, que abrieron caminos inaccesibles hasta entonces, para que luego otros pudieran transitar por ellos. Si te estás moviendo por la selva y usando un machete para abrirte paso entre la maleza, sabes que la persona que pasó por allí antes que tú te ha ido abriendo un camino para que a ti te resulte más fácil avanzar.


P: Háblanos de cómo fue trabajar con todos esos otros actores que interpretaban a los distintos presidentes de los Estados Unidos en la película.

R: Fue fantástico, porque yo venía a ser el nexo común entre todos. Eso es lo que tienen los que trabajan en la Casa Blanca, es su casa, en cierto modo. Cuando hablé con algunos de los mayordomos de verdad que habían trabajado realmente allí, decían que habían pasado allí años, habían visto pasar a un presidente detrás de otro, pero ellos habían seguido trabajando entre bastidores.

Durante el rodaje, vivías una nueva experiencia con cada nuevo actor que hacía de presidente. John Cusack interpreta a una especie de Nixon loco. Me encantó trabajar con él, ya que es un gran actor. La escena en la que está en pleno Watergate, poniendo las cintas una y otra vez, fue emocionante de hacer. James Marsden aportó relajación y comodidad al papel de Kennedy. Me encantó trabajar con él. Su personaje está muy relacionado con el mío. Ya había trabajado antes con Robin Williams. Disfruté con su calma y simplicidad en el papel de Eisenhower. Fue muy delicado. Hizo un trabajo precioso transmitiendo dolor y contemplación.


P: Este filme supone el regreso de Oprah a la interpretación. ¿Qué crees que le atrajo de esta película en concreto que la convenciera para volver?

R: Ya conocía a Lee, por supuesto, por haber producido "Precious" y confiaba en él como realizador. Ella y yo nos conocemos desde hace mucho y hacía tiempo que queríamos trabajar juntos. Pero creo que, fundamentalmente, era importante para ella por los acontecimientos históricos que recoge y por cómo muestra Estados Unidos a través de esos ojos. Creo que también le interesaba explorar los temas de la familia y el amor. Una de las cosas que tienen nuestros personajes como marido y mujer a lo largo de la película es un profundo vínculo de amor, por encima de todas las tensiones, del alcoholismo de su personaje y de todo lo demás. Creo que, como artista, debe de haber sentido curiosidad por este personaje, porque es fuerte y complejo, y hace un trabajo asombroso. Estoy encantado de haber podido hacer la película con ella, no podría imaginarme haberla hecho con nadie más.