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  The deep blue sea  Dirigida por Terence Davies
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El título
"Entre el diablo y el mar profundo" (literalmente) es un dicho que expresa un dilema, el tener que elegir entre dos situaciones indeseables ('entre la espada y la pared').

Quizá su significado original provenga de una referencia náutica, que evoca el mar profundo y un 'diablo' – una junta (el punto de encuentro de dos tablas de madera gruesa del casco de un barco) a la que es difícil acceder. Más concretamente, quizá fuera una referencia a la parte de la tripulación de la "cubierta inferior" de un barco de la Marina Británica. Los marineros de esa categoría muy a menudo se veían obligados, contra su voluntad, a alistarse. Por lo tanto, un marinero así, que se encontraba 'entre el diablo y el mar profundo', estaba, literalmente, por debajo de la cubierta superior del barco (la zona reservada para los oficiales de alto rango). Era, por lo tanto, un miembro de la tripulación de rango inferior.


El reparto
Rachel Weisz es la protagonista, Hester. Junto a ella, Simon Russell interpreta a su marido cornudo, William, y Tom Hiddleston a su amante, Freddie.

Por extraño que parezca, Davies desconocía la trayectoria de Weisz como actriz hasta que por casualidad una noche vio El hombre que vino del mar, en televisión. "Había una luminosidad en ella que me desarmaba. Cuando me enteré de quien era, viendo al final los títulos de crédito, llamé a mi agente para preguntarle si sabía algo de una tal Rachel Weisz. Me dijo: 'Terence, tú serás la única persona que no sabe nada de la tal Rachel'. Tiene esa misma luminosidad que tenía Celia Johnson. Le mandé el guión, hablamos y ella dijo que sí".

Aunque Weisz desconocía la obra de Davies, reconoció lo que ella misma veía como una "combinación de ensueño": una historia apasionante, un personaje fascinante y un director apasionado."Es una historia verdaderamente radical", dice Weisz, "sobre una mujer que renuncia a la seguridad financiera y emocional por un hombre más joven que ella, que no tiene dinero y que es mentalmente inestable, porque con él descubre el amor y el sexo. Es una historia existencial de una mujer que intenta hacer su propia vida, y no una vida definida por su padre, que es vicario, y que tiene un fuerte sentido de la moralidad, ni por su marido, que es juez, y que tiene un fuerte sentido de la decencia. Ella hace algo increíblemente indecente y aunque no nos parezca chocante ahora, es radical porque se trata de una mujer que intenta marcar las pautas de su vida, ella sola. Todo el mundo puede identificarse con la idea de encontrar la identidad propia, sin ser definido por otra persona. Ésa no será nunca una idea anticuada".

Al principio, Weisz y Davies tenían puntos de vista distintos sobre ciertos aspectos de la historia. "Yo veía la relación entre Hester y su marido William Collyer como una relación con mucho menos amor. Para mí, era un matrimonio completamente estéril, desprovisto de alegría, calor y amor. Pero cuando empezamos a trabajar sobre ello, yo empecé a ver que entre los dos hay una amistad, ambos son personas literarias, pueden bromear sobre ciertas cosas, pero son como hermanos. Lo suyo es algo seguro, asentado, sin pasión ni emoción, previsible y asexual".

Freddie sigue atrapado en la guerra; en cierto modo está prisionero. Es bebedor, e incapaz de mantener un trabajo. Hester se enamora locamente de él; no es una opción y no es algo que ella puede ignorar". La complejidad del personaje de Hester inspiró a Weisz. "Hester es una persona muy valiente, que se ha liberado de muchas cosas. Ama a Freddie más de lo que él la ama a ella y eso no le da ningún tipo de vergüenza. Pierde su dignidad por él y no le importa demasiado. Interpretar un personaje así es muy divertido".Trabajar con Davies por primera vez le ha permitido a Reisz apreciar su sensibilidad como guionista y como director. "Terence Davies ha construido el guión de una manera muy inteligente", explica ella. "Empieza con el intento de suicidio de Hester, luego pasa a un flashback donde se ve su vida pasada. Trabajar con Terence ha sido muy intenso. Como persona y como director me ha conmovido profundamente, y también me han encantado su humanidad y su increíble flexibilidad como director. Es una persona sumamente disciplinada en la gramática cinematográfica, siempre muy abierta a la experimentación. Es una persona muy especial".

Cuando a Simon Russell Beale le ofrecieron el papel de William, lo vio como una oportunidad para explorar un nuevo territorio emocional en "este hombre muy herido, que está sufriendo". "Es juez, y por lo tanto puede ser algo displicente con sirvientes, y algo imperioso, pero es, básicamente, buena persona", dice Beale. "Y vuelve una y otra vez, para intentar recuperarla, pero también para ayudarla. Él la ama, y eso está allí siempre". "Es un magnífico retablo de la represión de una Gran Bretaña de la posguerra, de los años 50, muy gris, inmersa en una rigidez de conducta, donde una mujer no se divorciaba de su marido, donde una mujer no se portaba mal", continúa Beale. "Lo maravilloso de la protagonista es que ella decida salir de la jaula en la que está encerrada. El matrimonio de Hester y William no es un matrimonio infeliz. Podrían llevarlo aceptablemente, pero algo falta en la vida de Hester, y allí es donde la escritura acierta plenamente. Hester tiene una espina de acero – esa mujer hace algo, que, se mire como se mire, es malo. Hace mucho daño a una persona, pero al mismo tiempo se puede empatizar con ella y su deseo de hacer lo que al final hace. Rattigan es el Chéjov inglés, en cuanto a la profundidad de su análisis del dolor humano". Para él trabajar con Davies ha sido "una auténtica delicia". "Terence resume brillantemente ese ambiente, que él entiende muy bien, ese ambiente de racionamiento, de penuria, de falta de lujo. Ha hecho un trabajo estupendo y escribe muy bien los personajes de mujeres, y es muy sensible, lo cual es perfecto para este material, porque se trata de captar matices, de ajustes sutiles en la manera de plasmar las cosas. Cuando le pregunté cómo llegó a adquirir esa capacidad de hilvanar las cosas con esa brillantez visual, dijo que a fuerza de ir a ver muchas películas con sus hermanas. Al salir del cine hablaba de los planos con ellas. Es un perfeccionista".

Interpretar a Freddie ha sido uno de los retos más interesantes de la carrera de la estrella en alza, Tom Hiddleston. Es un papel que luchó por conseguir. "Todo está ambientado en un momento muy coartado, y es la historia de una mujer coartada, en un mundo muy coartado; es una historia sobre el triunfo del sentimiento sobre las convenciones", dice el actor. "Hester vive en un mundo que no ha diseñado; en primer lugar vive bajo el dominio de su padre vicario, y luego bajo el dominio de su marido, que es juez. Cuando conoce a Freddie, le atrae su libertad de espíritu y tener una aventura con él es la expresión de la ingobernabilidad del corazón, de que no se puede legislar sobre el corazón. También me ha gustado la tridimensionalidad de cada personaje. Por lo tanto no hay ningún tipo de enjuiciamiento. Collyer es un hombre intachable; no se le puede culpar de nada; es simplemente que Hester necesita amor y Freddie puede ofrecerlo. Parecía muy humano y compasivo".Siendo, como es, un condecorado piloto de guerra que luchó en la Batalla de Bretaña, a Freddie le cuesta entender la conducta de Hester. "La Bretaña de la posguerra ha sido difícil para Freddie, vive el momento, es un espíritu libre, sin ningún tipo de censura sobre sus emociones", dice Hiddleston. "El intento de suicidio de Hester le da que pensar, le hace contemplar la muerte de una manera que no quiere. Que ella valorase tan poco su vida le enfurece, ya que muchos amigos suyos murieron en la guerra. Allí se ve lo vulnerable que es. No quiere que la muerte de ella pese sobre su consciencia, ni es capaz de estar a la altura de una relación de semejante envergadura. Es la mirada de un escritor que comparte con nosotros su visión muy compasiva de la humanidad".

El nivel de entrega de Hiddleston al papel impresionó a los productores de la película. Dice Sean O' Connor: El personaje de Freddie era el más difícil de acertar en el cásting. Hace falta alguien sexy, seductor y encantador, pero que al mismo tiempo sea capaz de tratar mal a Hester a la vez de tener un carácter difícil. Es difícil ser las dos cosas.A Terence le gustó enseguida y como es muy instintivo esas cosas las sabe en veinte segundos. Tom estaba muy bien preparado e interpretó el papel exactamente como lo había imaginado Terence.El personaje le importaba mucho; siempre estaba defendiendo la causa de Freddie y su aportar a su personaje toda la fuerte carga de una persona muy dañada. Freddie es joven y lleva toda la vida rodeado de muerte; carga con todo ese dolor dentro y es comprensible que sea una persona difícil y que la relación con Hester sea una relación auto-destructiva.

"Trabajar con Terence Davies ha sido una auténtica delicia", dice Hiddleston. "Tiene la sabiduría de un sabio y la inocencia de un niño. Ahora Terence está viviendo su gran momento. Ya es conocido como uno de nuestros directores que mejor retratan en la pantalla los años 50, conoce tan bien la época, forma parte de su ser. Le interesan las complicaciones y ambigüedades del corazón humano. El material es muy poético, como él; trata del misterio del amor y eso le atrae".


Sobre la producción
En 2011 se cumple el centenario del nacimiento de Terence Rattigan, uno de los dramaturgos más celebrados y reconocidos del siglo XX. Experto exponente de la inseguridad británica ante temas como el sexo y las diferencias entre clases sociales, The Deep Blue Sea se considera la mejor obra de Rattigan. La historia de una mujer que lo arriesga todo por el hombre al que ama, The Deep Blue Sea es una indagación cruda y dolorosa en el miedo a la soledad y en la naturaleza del amor - algo, frustrantemente, tan poco fiable. Terence Davies, el galardonado director de Voces distantes, El largo día acaba, y La casa de la alegría, lleva a la pantalla esta gran obra. En manos de Davies, la historia en la que Rattigan explora "cómo el amor es inexplicable en términos de lógica", se convierte en algo más que un triángulo amoroso. Se convierte en un gran dilema que refleja el estado de la nación a principios de los 50 del siglo pasado. Gran Bretaña ya no es Grande. Está en bancarrota, en términos de su economía. Está agotada, en términos de su cultura. Y está acabada como potencia mundial. Es una época de racionamiento y de privaciones, en la que el lujo y los caprichos son un recuerdo de preguerra, como la vida anterior de Hester. La historia de Hester, de su afán de realización individual – el anhelo de la libertad personal, especialmente por parte de las mujeres – refleja las enormes transiciones sociales y culturales surgidas a raíz de la segunda guerra mundial, pero que sólo se concretaron en cambio real en los años 60.

El responsable de reunir a Terence Rattigan y Terence Davies fue el productor Sean O' Connor. Los administradores del Patrimonio Rattigan pidieron a O' Connor que contribuyese a las celebraciones del Centenario del nacimiento de Rattigan y, como había sido muy buen amigo del difunto Frith Banbury, el director de teatro que llevó a los escenarios londinenses The Deep Blue Sea en 1952, (con Peggy Ashcroft en el papel de Hester), O' Connor empezó a desarrollar una adaptación cinematográfica de la obra. Veía a Davies como un cineasta que podía hacer justicia a la obra, por su calidad como director, y por los nexos comunes que hay entre la obra de Davies y la obra de Rattigan, sobre todo en cuanto a la exploración de la situación de las mujeres en sociedades represivas y en la Gran Bretaña de la posguerra. "Voces distantes es una de mis películas favoritas. Trata de la situación de las mujeres y es una película muy dura, dolorosa, devastadora", dice O' Connor. "En el guión de The Deep Blue Sea ha plasmado la historia enteramente a través del punto de vista de Hester y ha prescindido de todo tipo de exposicionismo, para ir directamente al corazón de la historia. Lo que deja es una sensación de algo mucho más grande que la historia de un triángulo amoroso. Habla sobre una nación que está emergiendo de los escombros de una guerra e intentando hacer algo de sí misma. La historia esencial es muy del estilo de Rattigan, pero, quitándole todo exposicionismo y todos los personajes superfluos, la historia queda mucho más clara, y se convierte en una historia simbolista sobre la libertad personal y la realización de uno mismo".De hecho, dada su conocida admiración por los grandes melodramas populares de los años 40 y 50 – otrora tachados de "películas para mujeres", pero vistos ahora como articulaciones muy serias sobre las vidas y los deseos de las mujeres – era natural que Davies respondiera de esta manera a los temas que atraviesan la obra de teatro. Aun así, Davies, al principio, se mostró bastante receloso antes de aceptar el proyecto, la primera obra de teatro que iba a adaptar para la gran pantalla. Pero, cuanto más leía la obra, más le atraían los temas. "Es la historia de una mujer que deja a su marido, William, y su vida de lujo, por Freddie, un hombre más joven, del que se ha enamorado locamente. Es la primera vez que siente el amor erótico – su matrimonio era un una relación de compañerismo con un hombre amable – y eso le puede. Tras releer la obra, me di cuenta de que trataba del amor, la más extraña de todas las emociones humanas. Trata de cómo cada personaje – Hester, su marido Collyer y Freddie – quiere una forma de amor distinta del amor que tiene con la persona de la que está enamorado, y de cómo eso no se puede dar. Y ése es un tema desgarrador".

Si no has crecido en los años 50, no puedes tener ni idea de lo absolutamente escandaloso que era que una mujer hiciese algo así en aquella época. Lo que hace es muy valiente y bohemio. El público moderno no puede llegar a entender lo escandaloso de su conducta. Pero, el asunto es que ella renuncia a alguien que la quiere porque ha encontrado el amor erótico. Y la idea de hacer algo porque estás bajo el dominio de una emoción que no puedes controlar es algo intemporal".

Davies tuvo mucho cuidado de no emitir ningún juicio moral sobre los personajes. "Quería que hubiese empatía para todos los personajes, aunque hagan cosas que pueden ser juzgadas como malas o dañinas. Vemos a muchos personajes distintos – un microcosmos de cómo era Gran Bretaña en aquel momento – y quería que fuesen todos muy humanos, porque en cuanto se les da algo de humanidad, uno puede aceptar sus puntos buenos y malos. Así que tenemos a la señora Elton, que cuida de su marido, y al señor Miller, que es algo tosco, pero en el fondo muy tierno y siempre ofrece su ayuda. Son todas personas necesitadas, pero todas tienen sus distintos tipos de valentía".

Siempre era consciente de los paralelismos entre los temas explorados en la obra teatral y los temas que han impregnado su propia obra cinematográfica hasta ahora. "Mis películas siempre son sobre outsiders", dice. "Siempre me he sentido un outsider. Nunca he sentido que formaba parte de la vida; siempre me he sentido como espectador. Y creo que eso es lo que me interesa de todas las personas y cosas sobre las que he escrito. Lily Barth, en La casa de la alegría, es una outsider, como lo es Hester aquí. La naturaleza del tiempo es otra obsesión. Me encanta moverme y entrar y salir del tiempo lineal porque resulta algo placentero. Y los temas de la naturaleza del amor, la naturaleza de la culpabilidad, la idea de comportarse honorablemente incluso si eso hace daño a otra persona".

Abrir la historia hacia el lienzo más amplio de la película suponía sus propios retos pero también ofrecía al director la oportunidad de explorar una manera distinta de contar la historia. "El cine y el teatro son distintos. El cine puede revelar cosas", dice Davies. "Y si se pueden revelar cosas, entonces no hay ninguna necesidad de hablar de ellas. Pero también puedes enseñar las ambigüedades que surgen entre corte y corte. Y puedes entrar y salir del tiempo. Puedes hacer un fundido y el público sabe que se trata o bien de tiempo pasado o bien de un adelanto hacia el futuro. Así que puedes juguetear con la historia lineal y la historia recordada, que influye en toda la narrativa. Me encanta esa idea de la gente dentro de una ensoñación, pensando en el pasado, y en cómo afecta a su presente".

Si es cierto que estos toques estilísticos recuerdan una de las películas más emblemáticas de los años 40 – Breve encuentro, de David Lean – también es cierto que no es ninguna casualidad. En The Deep Blue Sea, Davies rinde homenaje tanto a aquel clásico de Lean, como a otros clásicos, como Carta de una desconocida, La extraña pasajera, La heredera, Siempre llueve en domingo, y Sólo el cielo lo sabe.

De hecho, Breve encuentro está presente constantemente en The Deep Blue Sea de Davies. Ambas son historias de mujeres convencionales desgarradas entre el cumplimiento de sus deseos y la opresión de la convención. Al igual que en Breve encuentro, The Deep Blue Sea es una narrativa subjetiva – toda la historia se plasma a través de la consciencia de Hester. Como la Laura de Celia Johnson, Hester articula su historia para el público en una voz en off, dándole así un verdadero sentido de intimidad. Ésta es su historia, su viaje. Y, otra vez, The Deep Blue Sea no es una narrativa lineal, sino un retazo de memoria y tiempo real – un estilo único que Davies ya explorara en sus obras autobiográficas, Voces distantes, y El largo día acaba.

O' Connor y Davies desarrollaron el guión con la ayuda del Patrimonio Rattigan. En junio de 2010, O' Connor llevó el guión al UK Film Council, que manifestó enseguida su interés en apoyar la película. En ese momento, el productor Kate Ogborn se unió a la producción. Juntos, Ogborn y O' Connor empezaron a montar la financiación. Querían rodar la película antes del final del 2010, para tenerla lista para las celebraciones del centenario de Rattigan. En julio de 2010, el nuevo gobierno británico anunció que el UK Film Council iba a dejar de existir.

Existía cierta preocupación de que la producción de la película fuese víctima de ese cierre, pero, afortunadamente, el UK Film Council pudo mantener su inversión en la película, además de la ayuda y del apoyo que había comprometido antes de la llegada del nuevo gobierno. El rodaje empezó en Londres en noviembre de 2010, tan sólo unos cinco meses después de la solicitud de ayuda que acompañaba a la presentación del guión.

The Deep Blue Sea es una producción de Camberwell/Fly Film, y la financiación ha venido del UK Film Council, Film4 (que ya había trabajado con Davies en Voces distantes, El largo día acaba y La casa de la alegría), Lipsync Productions, Protagonist Pictures y Artificial Eye.


Recreando la Gran Bretaña de la posguerra
Con The Deep Blue Sea, Davies vuelve a indagar en el universo de sus películas más emblemáticas, Voces distantes, El largo día acaba: Gran Bretaña en la posguerra, de los años 50 del siglo pasado.

Al igual que hiciera en sus dos obras maestras, Davies quería evitar los elementos habituales de las películas británicas de época. Dice el productor Sean O' Connor: "Ésta es una película de época anti-patrimonial, sobre cómo era la vida en los años 50 del siglo pasado. El invierno de 1947 fue el más crudo de la historia, el país estaba en bancarrota, habíamos ganado una guerra, pero habíamos perdido la paz, y estábamos viviendo en una sociedad de privaciones, de confusión y de devastación: todo era oscuridad, suciedad y frío. Queríamos articular lo deprimidas y deprimentes que eran las cosas en 1949 para rendir homenaje a la gente que vivió aquella época".

"Nos marcaron las películas de esa época", dice Kate Ogborn, "pero en vez de Breve encuentro, que deja una sensación reconfortante, nos fijamos en Mandy, de Alexander Mackendrick, que está ambientada en un universo de lugares bombardeados, y en Siempre llueve en domingo, de Robert Hamer, que se centra en 24 horas de un ama de casa interpretada por Googie Withers, y también en las imágenes de fotógrafos como Bill Brandt, que se metía en las casas de la gente normal y corriente para sacar testimonios fotográficos de sus vidas".

"No creo que Terence haga realismo", dice Ogborn. "Sus películas son reflejos emocionales auténticos de sus recuerdos, pero son más intensas que las películas de realismo social. The Deep Blue Sea tiene un look espléndido, pero no da la sensación de que el director haya pretendido presentar un package de la época. Estamos contando la historia a través de los elementos visuales y de las interpretaciones, y tiene mucha riqueza visual. Terence también tenía mucho interés en dar un look más suave a la película, de modo que está siempre al borde del límite, y ese look crea tensión por el crudo contenido emocional".

Los recuerdos personales de Terence de cuando crecía en los años 50 han marcado sus mejores películas y también marcan el look de The Deep Blue Sea. "Como yo crecí en los años 50, conocía bien el ambiente", dice. "Estábamos en bancarrota después de la guerra y todo era muy deprimente. Raramente se veían colores primarios, salvo en los musicales de Hollywood, ni en el lápiz de labios rojo que llevaban las mujeres. Si una mujer se ponía un vestido que tenía algo de color, parecía una estrella de Hollywood. Yo reconocía perfectamente a lo que renunciaba Hester – una vida de lujo, por un cuartucho lúgubre en una pensión sin baño".

Pero a pesar del ambiente que predomina en gran parte de la historia, Davies tenía mucho interés en dar un tejido visual de cierto brillo a la película. El DOP, Florian Hoffmeister, creó un look que daba a la película grandes bucles de luces y sombras sutiles.

"Me obsesiona Vermeer", dice Davies. "Me encanta el brillo que se consigue cuando se enciende una luz roja en un cuarto deslucido. Se consigue un resplandor bonito. En la secuencia que rodamos en Aldwych para recrear la estación subterránea del metro de Londres, teníamos pequeñas lámparas de parafina, que arrojaban halos del tipo de luz que procedería de una vela, y poco más. Le daba un aire acogedor y cálido, como un regazo materno. Y ese brillo cálido hace que lo que es una situación insoportable – el estar esperando que caigan las bombas mientras se está bajo tierra, esperando a que pase – sea llevadera".

El diseñador de producción, James Merifield, que ha diseñado la producción para películas como Brighton Rock, de Rowan Joffe, y la adaptación para la BBC de La pequeña Dorrit, tenía el reto de crear un look para una historia que se desarrolla principalmente dentro del entorno muy contenido de un dormitorio.

Davies le enseñó una foto – de color sepia, manchada – que recordaba la infancia del director, y eso le dio a Merifield la inspiración necesaria para el diseño.

"Me parecía que esto ofrecía la posibilidad de hacer algo bastante estilizado, bastante intenso, siendo fiel a una historia que es, evidentemente, muy real en términos de las interpretaciones", dice Merifield. "Así que seguí esta foto, creé el look entero con tonos sepia, y cogí todos los colores y las des-saturé".

El resultado es un color otoñal, marrón, ocre, sirope, caramelizado, dentro del que pueden aparecer salpicaduras de color – el interior de una maleta, o el abrigo rojo-fantasía que lleva Hester, por ejemplo. "Si colocas un color primario contra un fondo saturado, se convierte en algo más cálido. Yo quería recrear algo de esa sensación que produce el hecho de ver ese technicolor tan brillante en una sala de cine – uno piensa ¡Qué bien! ¡Qué bonito! – y James y la figurinista Ruth Myers entendían perfectamente lo que yo quería. Y han hecho un trabajo estupendo".

"Terence es fácil de entender porque es un libro abierto", dice Merifield. "Su frase ya clásica es 'Si no puedo ver el plano, no lo puedo rodar'. Por lo tanto, lo importante era aprender a entender las necesidades de Terence, pensar en lo que podría funcionar a partir de eso, y luego presentarle distintas opciones. Me obsesiona el detalle, y a Terence también, y como yo sabía que él iba a rodar hasta en el último rincón y recoveco del set, yo tenía que asegurar que cada rincón y recoveco estuviese debidamente adecuado".

Encontrar localizaciones aptas en Londres fue todo un reto. La obra de teatro está ambientada originalmente en Ladbroke Grove, el otrora ruinoso distrito de North Kensington, que es, ahora, una de las zonas más cotizadas de nuestra capital. Así que Producción decidió ir a buscar localizaciones en el norte y este de Londres, y tuvo un golpe de suerte; dio con una casa en Islington que no había cambiado desde que el dueño se mudó allí a vivir en 1950. Es una auténtica reliquia de la era; era el set perfecto para el cuartucho de Hester y Freddie. Y cuando el departamento de arte empezó a trabajar encontró allí el linóleo original de los años 40 que se utilizó en el set en los Estudios 3 Mills.

"Resulta cada vez más difícil rodar el Londres de los años 40", dice Ogborn. "Es difícil hacer una película de época con un presupuesto ajustado, porque limita tus opciones; limita donde puedes emplazar la cámara y por lo tanto todos tuvimos que ser más inventivos".


La música
La obra de Terence Davies destaca por los leitmotifs de sus resonancias musicales. Para The Deep Blue Sea, emplea una banda sonora desgarradora y muy apasionada, con el Concierto para Violín de Samuel Barber. A lo largo de la película, el Concierto para Violín articula la profundidad y la pasión del dilema de Hester, de la misma manera en que el Concierto para Piano 2, de Rachmaninov, articula la crisis emocional del personaje de Celia Johnson en Breve encuentro. No es ninguna casualidad que Davies decidiera que el segundo intento de suicidio de Hester tuviese lugar en una estación de metro. Las resonancias con los pensamientos suicidas de Celia Johnson en Milford Junction son evidentes. Ambas mujeres, provocadas in extremis, llegan a contemplar acciones extremas.

Volviendo al entorno de los años 50 por primera vez desde El largo día acaba, Davies vuelve a utilizar la música popular y el tipo de canciones que se cantan en los pubs, para así explorar el trasfondo cultural de principios de los 50. Estas canciones colocan la historia en un momento histórico muy particular, pero también dicen algo sobre la situación de los personajes principales. Por ejemplo, You Belong To Me, de Jo Stafford, es tanto una exótica canción de amor como una expresión del amor asfixiante y descompensado de Hester por Freddie. Una canción folclórica tradicional, Molly Malone, abre la vía para un concierto espontáneo durante un bombardeo aéreo, pero, temáticamente, esta canción, sobre la vida y la muerte de una joven apasionada, resuena directamente con la historia de Hester.

La música es fundamental para la película", dice O' Connor, "y estaba allí incluso antes de que termináramos el guión. La pieza de Barber era la guía. Es bonita, pero tiene un sentido del dolor que es muy particular a Davies, y también de nostalgia, que también es propio de Davies. Es una pieza meditativa e imprime un ritmo a la película. Lo tocamos en el set, así que literalmente infunde algo a los planos y a las interpretaciones de los actores, con el resultado de que todo se une muy bien, dentro de una extraña alquimia".


Sobre Terence Rattigan
En sus inicios, Rattigan escribió comedias ligeras, y después de la segunda guerra mundial empezó a abogar por dramas más serios. Los más famosos de esa índole son The Winslow Boy (1946), The Browning Version (1948), The Deep Blue Sea (1952), y Mesas separadas (1954). Muchas de sus obras han sido llevadas a la pantalla y muy a menudo son reestrenadas.

A Rattigan no le gustaba el Londres movido de los 60 y se fue a Bermuda a vivir de las ganancias de los guiones muy lucrativos que escribía, entre ellos The VIPS y The Yellow Rolls Royce. Durante una época era el guionista mejor pagado del mundo.

Le concedieron el título de Sir a principios de los 70 y regresó a Gran Bretaña a vivir, y allí se produjo un resurgimiento de su obra y reputación hasta su muerte, en 1977, a la edad de 66 años.

Quince años después de su muerte, gracias, sobre todo a una reposición de The Deep Blue Sea, en el Teatro Almeida, dirigida por Karen Reisz, Rattigan es percibido hoy como uno de los mejores dramaturgos del siglo, como un experto coreógrafo de las emociones, y un anatomista del dolor emocional humano.


Biofimografía Terence Davies / Director / Guionista
Conocido por los temas que recurren en su obra una y otra vez: el aguante emocional (a veces físico), la influencia de la memoria en la vida cotidiana y los efectos potencialmente destructivos de la religiosidad dogmática en la vida emocional de los individuos y las sociedades. Estilísticamente, las obras de Davies destacan por sus composiciones simétricas, su estructura "sinfónica" y su ritmo comedido. Además, en todas sus películas, es el único guionista.

Davies fue a La Escuela Nacional de Cine, y su trilogía de obras autobiográficas, conocida como La Trilogía Terence Davies, ha sido proyectada en festivales de cine a lo largo del mundo y ha cosechado muchos premios.

Hasta la fecha, Davies ha dirigido cinco largometrajes: Voces distantes, y El largo día acaba, dos películas en gran parte autobiográficas ambientadas en los años 40 y 50 de Liverpool. Sus dos películas siguientes son adaptaciones: The Neon Bible, protagonizada por Gena Rowlands y La casa de la alegría, con Gillian Anderson. Su obra más reciente es un documental, Of Time and the City, que se estrenó en Cannes en 2008, y fue muy bien recibido por la crítica.

Ha producido dos obras para la radio, A Walk To The Paradise Gardens, escrita originalmente para la radio, y emitida por BBC Radio 3, y una adaptación en dos partes de The Waves, de Virginia Wolf, que fue emitida por BBC Radio 4, en 2007.


Festivales
Toronto International Film Festival 2011 Sección Oficial.

Festival de Cine de San Sebastián 2011 Sección Oficial.