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  Dredd  Dirigida por Pete Travis
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El mundo futuro del juez Dredd, creado por el guionista John Wagner y el dibujante español Carlos Ezquerra allá por 1977 para la publicación 2000 AD, ha crecido hasta cobrar vida propia. Con su infinidad de historias y personajes, fue elegido por votación Mejor cómic británico y Mejor cómic de la historia en los National Comics Awards.

Ahora, la inagotable imaginación del escritor Alex Garland da vida a DREDD como una película de acción futurista de cine negro moderno, que recupera para el célebre personaje la oscura encarnación visceral del venerado cómic de John Wagner y Carlos Ezquerra.

Alex Garland explica: "Me crié leyendo al juez Dredd. Los increíbles guionistas y dibujantes de la revista 2000 AD ejercieron una gran influencia formativa sobre mí. Andrew, Allon y yo hemos creado esta adaptación del juez Dredd poniendo especial énfasis en la adrenalina y el realismo, sin olvidarnos de la grandiosidad y el espectáculo que ofrece la ciudad de Mega City 1".

Además, cuentan con el respaldo de 2000 AD y John Wagner, cocreador del juez Dredd: "El guión de Alex Garland es fiel al concepto original que convirtió al juez Dredd en un héroe duro y popular. Es todo un viaje de alto octanaje por las oscuras entrañas de la inmensa ciudad del futuro. Hará las delicias de los fans".


Acertar con la historia
Juez Dredd, el venerado cómic del guionista John Wagner y el dibujante español Carlos Ezquerra sobre un inquebrantable agente del orden en un lejano futuro, hizo aparición hace más de tres décadas y, desde entonces, ha producido un legado propio. Se han dedicado novelas, revistas, juegos de mesa y de cartas, una superproducción fallida de Hollywood, juegos de rol y de ordenador, muñecos, fundas de edredón, máquinas del millón e incluso albornoces al icónico policía, juez, jurado y verdugo, que ha logrado convertirse en una leyenda a través del cómic.

En su apogeo, a finales de la década de 1970, en pleno gobierno de Margaret Thatcher, la revista británica de cómics 2000 AD vendía 100.000 ejemplares a la semana, y el joven Alex Garland quedó cautivado por su violencia oscura, visceral e irónica. "Tenía unos 10 años cuando encontré un ejemplar de 2000 AD en el quiosco local de prensa y me puse a leerlo", recuerda el célebre guionista y novelista, "me quedé obsesionado con todo el material que encontré allí, pero sobre todo con el juez Dredd. Esa historia sobre encontrar 2000 AD en una tienda y quedarse enganchado con el juez Dredd es muy común entre los hombres de mi edad... y en todos nosotros ha perdurado algo de ello cuando nos hemos hecho mayores, recuerdo que se debía en parte a que Dredd tenía un aspecto adulto, como si yo fuera quizá un poco más joven de lo debido para estar leyéndolo. Como ver una película para mayores de 18 años cuando no tienes más que 12, esa clase de emoción".

El novelista y guionista, famoso por su mezcla de exploración psicológica, dilema moral y tramas llenas de suspense en sus novelas "La playa", "The Tesseract" y "En coma", así como sus intensos guiones para "28 días después", "Sunshine" y "Nunca me abandones", asegura que siempre pensó que acabaría contando historias a través del cómic: "Mi padre es dibujante, así que siempre pensé que acabaría haciendo historietas. Solía dibujar cómics constantemente y, gracias a eso, aprendí mucho sobre cómo construir una narración". Cree que esa sensibilidad propia del cómic se puede apreciar en sus libros, que son muy cinematográficos, "y los cómics son muy cinematográficos, la extensión de los capítulos y el ritmo con el que avanza la trama. Así que, en cierto modo, es algo que está en mi formación, esa manera gráfica de ver la narración".

John Wagner, cocreador del cómic, comprende la reacción visceral de Garland a su obra y cree que el principal atractivo de Dredd es que es una mezcla de bueno y malo: "Es un poli muy duro y, en ciertos aspectos, apoyas completamente lo que hace, pero, en otros, piensas: ‘menos mal que hoy día no existe nadie como él’". Esa mezcla contradictoria de bien y mal es algo que cree que es lo que verdaderamente atrae sobre el legendario personaje: "Claro que Dredd jamás se vería a sí mismo como malvado, se cree íntegro y honrado, pero desde luego no es alguien que querrías tener en las calles, protegiéndote, porque seguramente acabarías sin atreverte a salir".

El productor Andrew Macdonald colaboró por primera vez con Garland cuando produjo la película de Danny Boyle "La playa", hace diez años. En 2002, Garland escribió "28 días después" para Boyle y Macdonald, que para entonces ya estaba dirigiendo la productora independiente británica DNA Films, junto a Allon Reich. Garland escribiría después el guión del alabado ‘thriller’ de ciencia ficción de Danny Boyle "Sunshine" y adaptaría la magistral novela de Kazuo Ishiguro "Nunca me abandones", que acabaría convertida en un filme conmovedor y provocativo para DNA Films.

El escritor se sintió inspirado cuando la productora decidió ampliar sus horizontes y aventurarse en el terreno de las grandes producciones de cine de género, con intención de crear franquicias, y dirigido a un público más general, con estrenos mucho más amplios. A los productores Allon Reich y Andrew Macdonald se les ocurrió que tal vez pudieran hacerse con los derechos del juez Dredd y que Garland sería, evidentemente, la persona perfecta para escribir el guión.

Sin embargo, seguir la pista de los derechos resultó algo complejo, reconoce Macdonald: "Fue complicado, porque los derechos cinematográficos habían pasado por muchas manos. En determinado momento, fueron propiedad de Disney, luego llegó la versión de Stallone. Pasamos dos años intentando aclarar la cuestión de los derechos". Pero, en todo ese tiempo, el equipo no perdió la confianza en que los conseguirían, de modo que Alex se puso a trabajar en los primeros borradores de un posible guión.

Lo irónico es que fue precisamente el fracaso de la versión de Stallone de 1995 lo que posibilitó que los cineastas pudieran poner en marcha este relanzamiento del personaje para la gran pantalla. "Curiosamente, fue lo que nos permitió hacernos con los derechos", explica Garland. "Si ese primer intento hubiera sido un gran éxito, jamás habríamos conseguido los derechos. Nos abrió la puerta. También sabíamos que las expectativas de la gente estarían definidas por esa película, así que, desde el principio, buscábamos algo completamente distinto. Algo que fuera mucho más duro y atrevido".

Macdonald concuerda con lo dicho por Garland: "Los derechos eran propiedad de Rebellion, que está dirigida por dos hermanos, Jason y Chris Kingsley, que también son productores, y se mostraron muy protectores, sabían que era una propiedad con valor y querían sacarle provecho de la manera apropiada. Nos llevó cierto tiempo convencerlos de que éramos la gente adecuada, pero acabábamos de hacer ‘28 días después’ y les dijimos que queríamos hacer algo así. Una película que no agradara a todo el mundo, que es lo que intentó hacer la primera, y acabó aguando el personaje de Dredd. Cambiaron el tono del cómic, lo que fue un craso error".

Hasta el propio Sylvester Stallone se muestra de acuerdo con esa crítica, y ha reconocido en declaraciones anteriores que fue "una oportunidad completamente desaprovechada... para mí fue más bien cuestión de desperdiciar las grandes posibilidades que ofrecía esa idea... no estuvo a la altura de lo que podría haber sido". Esta vez, los cineastas querían mantenerse fieles a la visión de Wagner y Ezquerra, y tanto Reich como Macdonald han defendido siempre la importancia y la integridad del guionista y del contenido original.

"Siempre hemos tenido claro la importancia que tiene mantener cerca al creador del material original y lo vital que es aprovechar sus vastos conocimientos e información sobre dicho material. En ‘Nunca me abandones’, colaboramos muy estrechamente con Ishiguro y participó en momentos estratégicos", comenta Macdonald. "Cuando decidimos hacer DREDD, era esencial ir a ver si podíamos conseguir el apoyo de la persona de cuya imaginación surgió inicialmente, que en este caso es John Wagner, así que quedamos con él. Ya ha visto otras obras suyas adaptadas al cine y se mostró básicamente escéptico, aunque fue muy amable".

Wagner recuerda recibir un mensaje por correo electrónico de Garland donde le solicitaba reunirse con él: "Pensé: ‘¡Agh, otro más no!’. Entonces me reuní con ellos y me dije: ‘¿Esta gente va realmente en serio?’". Comenta que estaba "deseando que produjeran una segunda película del juez Dredd, porque quería que se hiciera como es debido y, tras nuestra reunión, quedé impresionado con su franqueza y creí de verdad que iban en serio. O sea, el hecho de que les importara lo suficiente para implicarme tan pronto supuso mucho para mí. En 1995, hicieron la película equivocada, no se leyeron al juez Dredd y sencillamente rodaron otra historia. Esta vez, se estaban embarcando en lo que sabía que sería el auténtico juez Dredd que conozco".

Garland quedó encantado de poder contar con Wagner a la primera oportunidad: "Si en esa primera reunión John hubiera dicho: ‘No quiero otra película, la última fue demasiado dolorosa y no funciona en la pantalla, debería quedarse simplemente como personaje de cómic y ya está’, creo que nos habríamos marchado pensado ‘está bien’. Pero yo conocía a Dredd. Lo he leído toda la vida y estaba muy seguro de poder hacerlo bien".

El productor Allon Reich considera que el consenso entre Garland y Wagner fue algo fortuito y permitió obtener una visión cinematográfica muy particular para DREDD: "Es su visión creativa. Alex es un gran aficionado al cómic, se crió con el juez Dredd y está sumido en el mundo de 2000 AD y Mega City 1, además de ser un guionista con experiencia". Garland aprovechó mucho del material original, en opinión de Reich, pero también lo hizo independiente como película, con identidad propia. "Es completamente un producto de su imaginación y de su visión creativa, la película lleva totalmente su sello, sin duda alguna".

Pero escribir el guión no resultó ser tarea fácil. "Empecé escribiendo una historia con otro personaje del universo de Dredd, el juez Muerte, némesis de Dredd, y trabajé en ella durante un año, a lo largo de varios borradores", recuerda Garland. "De hecho, ese fue el primer borrador que vio John, pero me di cuenta de que no conseguía que me quedara bien, así que pasé a unos terroristas pro-democracia, que es otra de las historias escritas por John que me pareció especialmente interesante".

Pero Garland llegó a la conclusión de que esa historia tampoco servía para volver a presentar de manera eficaz al personaje en la gran pantalla. "De pronto, pensé: ‘No dejo de intentar ir a lo grande con esto’, necesitaba pensar de manera más sencilla y que se me ocurrieran otro tipo de historias de las que John solía contar. Que no fuera uno de esos relatos grandiosos de los que hay muchos a lo largo de la mitología de Dredd". El guionista empezó a simplificar y a buscar "algunas de las historias con más garra, que son como relatos cortos".

Al final, decidió escribir una película sobre un día cualquiera en la vida de Dredd, y Wagner quedó completamente encantado: "Ese era el problema de la primera película: era demasiado grandiosa. Intentaron abarcar demasiado. Alex lo ha reducido a un día cualquiera en la vida de Dredd, y creo que ha quedado mucho mejor así".

El largo proceso hasta tener finalmente un guión listo resultó fructífero y la reacción de todos al mismo fue sumamente entusiasta. Pete Travis recuerda: "Leí el guión de Alex y me dejó impresionado. Creo que Alex ha creado una historia que va más allá de la necesidad de ser un fan del cómic. Si vives en una ciudad, te da miedo la violencia, y DREDD está ambientado en un futuro que no dista tanto de nuestro presente. Creo que ha logrado crear un personaje con el que puedes conectar".

Andrew Macdonald lo resume en pocas palabras diciendo: "Lo que hizo DREDD posible fue que teníamos un gran personaje y un gran guión. Todo el que lo leía quería hacerlo".


Acertar con los personajes
"Preparamos un paquete muy atractivo, compuesto principalmente por derechos, productores, guión y un director con un sólido historial, y todos nuestros protagonistas principales se mostraron entusiasmados y encantados de participar", asegura Macdonald, "pero queríamos hacer una película que fuera dura y adulta, la violencia que precisábamos suponía que la película fuera para mayores de 18 años, tanto en Estados Unidos como en Europa, así que sabíamos que no podíamos gastarnos más que unos 40 millones. No iba a contar con un gran presupuesto y, además, sabíamos que teníamos a un personaje que no podía quitarse el casco, que era lo que queríamos, pero es que, además, estaba estipulado en nuestro contrato con los hermanos Kingsley. Pero entonces no puedes tener a una gran estrella de cine cuyo rostro no vas a poder ver. Necesitábamos a un gran actor, en lugar de un nombre conocido como Will Smith".

Reich interviene con su versión del proceso de selección del actor que encarnaría al icónico personaje: "Dredd es un personaje muy extremo, es el juez definitivo, la ley lo es todo para él. Las normas son las normas y él se dedica a impartir justicia sin las más mínimas contemplaciones. Es el mejor en lo que hace y el más temido. No admite discusión y no hay nadie más duro que él. Se inspiró en Harry, el sucio, es el personaje del cómic británico más longevo y se mantiene como uno de los más queridos; es más, la expresión ‘tipo Dredd’ es de uso corriente incluso entre gente que ni siquiera ha leído nunca el cómic".

El equipo necesitaba un actor que entendiera bien y aceptara ese legado y no viera como un obstáculo la idea de interpretar a un icono monolítico. Por su parte, Karl Urban, la estrella de "Star Trek" y "El Señor de los Anillos", se enteró de que iban a volver a adaptar el cómic a la gran pantalla y sintió curiosidad: "Me interesaba mucho, por mi experiencia de leer los cómics, así que me reuní con Alex, Andrew, Allon y Pete, escuché su planteamiento y estaba claro que querían hacer algo radicalmente distinto de lo que se había hecho antes, pretendían hacer una película que fuera mucho más dura, cruda y realista. Una cinta de acción y aventura de alto octanaje, mucho más fiel al material original, lo que despertó inmediatamente mi interés".

Reich comenta sobre Urban: "Ha realizado trabajos interesantes, como "Star Trek" y "El Señor de los Anillos", y adelantó un viaje que iba a hacer a Los Ángeles para reunirse con nosotros, nos gustó ver tanta pasión. Se crió con el cómic, así que tenía ya ciertas ideas con respecto a él, y le encantó el guión".

El actor señala que su primer contacto con el juez Dredd se produjo a través de los cómics: "Empecé a leerlos cuando tenía 16 años y trabajaba en una pizzería de Wellington, Nueva Zelanda. Ya era aficionado a la ciencia ficción, así que me entusiasmó el personaje y disfrutaba mucho con el mundo de Mega City 1 y el propio Dredd. Es ese agente del orden futurista, más duro que nadie, el agente del orden definitivo, en una sociedad donde el procedimiento normal de la justicia ha cambiado. Ya no hay jurados, abogados y un complejo sistema legal, sino que todo se ha condensado en un solo hombre. Desde esa edad, siempre me han encantado los personajes tipo justiciero y el juez Dredd es uno de los mejores".

Como fan devoto, el actor quedó doblemente entusiasmado por el hecho de que los cineastas no querían verle nunca jamás la cara a Dredd: "Uno de los mejores aspectos de Dredd es que nunca conoces totalmente su identidad. Desde su creación en 1977, ha sido la representación sin rostro de la ley, un enigma, y hacer cualquier otra cosa no habría sido Dredd".

"No puedes cometer el error de interpretar al icono, tienes que interpretar al hombre, un hombre que tiene un trabajo increíblemente duro, en esta sociedad que se está desmoronando y descomponiendo", explica Urban. "Su heroísmo se define por ser un hombre corriente. Para mí, se acerca más a esos heroicos bomberos que se metieron en las Torres Gemelas el 11 de septiembre, y no podría estar más lejos del estereotípico superhéroe, porque no es Superman, ni Batman. No tiene un alter ego, lo que ves es lo que hay, llama a las cosas por su nombre, pero el auténtico desafío para mí, como actor, fue tratar de imprimirle el mayor dinamismo posible. Es duro, cómo transmitir emociones sutiles como la duda o la preocupación cuando no puedes usar los ojos, así que ha sido un proceso muy estimulante".

Urban asegura que siempre le han atraído los papeles más oscuros: "Cuando abordo un personaje, me interesan los fallos y las imperfecciones, lo que los hace humanos y tridimensionales. Dredd es harina de otro costal, es interesante porque sus emociones están completamente reprimidas, cualquier tipo de vida social normal que pudiera haber llevado ha quedado completamente purgada de su psique y, en cierta medida, me parece algo trágico, porque se le ha encomendado la labor de proteger a los ciudadanos de esa sociedad pero, al mismo tiempo, es incapaz de funcionar normalmente en esa misma sociedad".

Aparte de los retos psicológicos y emocionales que entrañaba el papel, interpretar a Dredd fue, naturalmente, una tarea sumamente agotadora. "Ha sido un papel muy físico. Desde que me incorporé al proyecto, y durante la preproducción, pasé mucho tiempo en el gimnasio para conseguir el estado físico y la disposición adecuados, y luego, cuando llegué para el rodaje, me metieron en un campamento de instrucción durante dos semanas y media, donde me prepararon en el uso de armas, movimiento técnico, aprender a moverse en un tiroteo, aprender a detener a ‘chorizos’, atravesar puertas y arrestar a gente. Uno de los aspectos más descabellados de lo que hago es aprender constantemente nuevas habilidades que jamás podría aprender en la vida real".

Urban se sintió agradecido por hacer una versión más realista, el tono de DREDD supuso que utilizaran armas reales, "La ‘Lawgiver’ es un arma plenamente operativa, basada en un sistema de 9 mm, así que dispara de verdad y puedes cambiar a automática o semiautomática. Es una ventaja más como actor cuando no tienes que imaginar algo y lo tienes realmente delante. La ‘Lawmaster’ es la moto de Dredd, basada en una moto de 500 cc, con un enorme armazón por encima, con ametralladoras, una distancia entre ejes ampliada, los neumáticos más gruesos que pudieron encontrar, es una auténtica fiera de máquina y fue muy divertido montar en ella". El actor afirma que era una de las cosas que tenía muy claras: "Me pareció importante que los espectadores tuvieran ocasión de verme en esa moto, montado en ella, moviéndome entre el tráfico. Aquí no hay trucos de fondos verdes o azules. Cuando ves a Dredd en la moto, lo acompañas en su viaje".

Luego estaba la cuestión de los diálogos y de cómo hablaría realmente el juez, Urban tuvo que decidir qué voz habría surgido de las páginas del cómic: "En la labor de documentación que realicé, la voz de Dredd se describía como una sierra cortando hueso", explica, "así que me pareció que tenía que intentar conseguir una resonancia que no se encontraba en mi registro normal. Era bastante más áspera y ronca en muchos aspectos, lo que puede ser difícil de mantener, además de que no puedes gritar con un tono áspero, así que se trata de algo que presenta sus propias dificultades".

El actor sí que insistió, sin embargo, en recortar sus diálogos, y el guionista Garland se mostró totalmente colaborador: "Si se puede decir con una sola frase, mejor que con tres. Quería que fuera muy minimalista, que Dredd hablara lo mínimo imprescindible. Y no me cansaré de alabar a Alex y cómo me ayudó; ha sido una suerte contar aquí con él. Ha realizado una aportación increíble a toda esta película y para mí ha supuesto una baza magnífica tener al guionista presente en el rodaje. Si tengo alguna duda sobre una escena o las intenciones de un determinado punto, no tengo más que preguntarle, y Alex no se muestra puntilloso al respecto. Está encantado de mejorar el material y es un colaborador maravilloso, a menudo acudes a él y te dice: ‘eso es genial, a ver qué te parece esto’, y te planteará otra cosa, lo llevará más allá, elevará el material a un nivel superior y lo mejorará".

Mantenerse fiel a los orígenes del fenómeno de Dredd era tan importante para Urban como respetar la coherencia con la visión de Garland, por lo que fue un auténtico honor para él conocer al creador del personaje: "Tuve la gran fortuna de conocer a John Wagner y se mostró sumamente encantador y elogioso. Yo estaba algo nervioso, Dredd es su creación y, cuando conoces al creador, esperas estar a la altura de sus expectativas, y me imagino que las expectativas están muy altas", observa el actor. "He de decir que estuvo maravilloso y se mostró contento con lo que vio. Reconoció que estamos siendo fieles a su creación y que, aunque no estamos trasladando al 100% un mundo completo de los cómics a un medio como el cine, creo que podía ver y reconocer que nuestras intenciones eran buenas".

Reich dice que siempre tuvieron intención de elegir al actor que encarnaría a Dredd antes de plantearse a quién escoger para su compañera novata, la psíquica Anderson. "Vimos a muchas chicas distintas; Olivia Thirlby estaba rodando una película en Moscú, se grabó en una cinta y realizó una lectura estupenda. Después le hicimos una prueba ante la cámara con Karl en Londres y quedó perfecta".

La actriz de formación clásica, que se hizo popular en la escena independiente y entró a formar parte de la nueva ola de estrellas de Hollywood cuando fue descubierta como mejor amiga de la protagonista en el gran éxito "Juno", comenta que, como a todos, fue el guión lo que atrajo su interés: "Alex Garland ha escrito un guión estupendo y eso fue lo que llamó inicialmente mi atención. Desde el momento en que leí la primera línea de diálogo de Anderson, me llegó directamente al corazón y eso he de agradecérselo a Alex. Me sentí muy identificada con el personaje, así que preparé una cinta de audición, que es algo que hago, y que todos los actores hacen, cuando no puedes presentarte en persona a hacer las pruebas. Luego no supe nada de ellos durante unas tres semanas, así que me olvidé del tema y pensé: ‘en fin, supongo que habrán encontrado a otra’. Tomé la falta de noticias como malas noticias y luego resultó que la ausencia de noticias eran buenas noticias, porque, de repente, me enteré de que les había gustado mucho mi cinta y a partir de ahí todo salió adelante".

Thirlby posee lo que Reich califica de un aire de "actriz independiente de Nueva York", algo que "va perfecto. John Wagner se basó mentalmente en Debbie Harry para crear a Anderson y Olivia tiene sobradamente ese aire. Dredd no se quita el casco, lo que es duro para un actor y para los espectadores, mientras que Anderson no puede llevar casco, por suerte, porque interfiere con sus habilidades psíquicas. Podemos verle los ojos, así que es nuestro punto de contacto humano con la película, por lo que era importante contar con una actriz que pudiera mostrar esa vulnerabilidad, así como la fuerza para ser un juez".

Thirlby ve a Anderson como la persona que tiene todas las de perder en esta historia: "Lo tiene todo en contra, en todos los aspectos imaginables. Como les pasa a muchas personas, tiene que perderse para poder encontrarse, y tiene que rendirse antes de poder hacer lo que es verdaderamente capaz y está dispuesta a hacer. Empieza la película esforzándose mucho por causar buena impresión, hacer lo correcto y seguir los procedimientos adecuados pero, a lo largo de la película, la situación se va haciendo cada vez más peligrosa, hasta convertirse en cuestión de vida o muerte, la trama se complica y se ve obligada a olvidarse de todo lo que intenta hacer y ser sencillamente ella misma".

Pete Travis agrega: "Creo que Olivia posee una gran fuerza, que ha logrado transmitir a su personaje. Tiene una forma de mirarte que consigue que te dé mucha pena pero, al mismo tiempo, es muy dura cuando tiene que serlo".

"Dredd es en blanco y negro", explica la actriz, "mientras que ella existe en una zona gris, donde todo está realzado o empañado, según cómo lo veas, gracias al hecho de que ella sabe realmente qué es lo que las personas guardan en lo más profundo de su ser, quizá incluso mejor que ellos mismos. Es única, porque posee un profundo entendimiento del alcance de la experiencia humana. Conoce las mayores alegrías y las más profundas tristezas, porque puede sentirlas en otras personas".

La capacidad psíquica de Anderson conduce a situaciones intensas en la historia, que Thirlby reconoce que fueron emocionalmente agotadoras: "Suelen estar relacionadas con lecturas muy concretas del dolor de alguien, sobre todo en un tugurio como este, donde ocurren tantas cosas funestas, y hay varias ocasiones a lo largo de la película en las que no tiene más opción que asimilar todo el dolor que está sufriendo la gente. Eso es algo que le resulta siempre muy duro, su don es una maldición, no tiene más elección que sentir el dolor".

Pero la actriz disfrutó con la preparación para las escenas de acción, el uso de armas y la formación táctica necesarias para su papel: "Me siento orgullosa de saber recargar y retraer la corredera, es genial llegar a un decorado con pasillos y saber la manera correcta de avanzar tácticamente por un sitio así. Tuve que aprender a dar patadas giratorias, que son muy difíciles, y otros movimientos básicos de lucha, pero todo se hizo de tal modo que resultara creíble que Anderson pudiera tener capacidad física suficiente para matar a alguien a mano limpia".

La actriz británica Lena Headey, más conocida por interpretar a ‘Cersei’ en la serie de gran éxito del canal HBO "Juego de tronos", además de ser la protagonista femenina de la visionaria y taquillera adaptación del cómic "300", fue la última en incorporarse al reparto principal, para encarnar a Ma-Ma, la villana responsable del imperio de la droga de Slo-Mo, en torno al cual gira la historia. "Uno de nuestros arquetipos era Pattie Smith", explica Reich, "y ese tipo de autocontrol tan increíble, así como la capacidad para sentir que no le importa lo más mínimo lo que opine nadie, ya que ella piensa comportarse como le venga en gana. A eso hay que añadirle luego una brutal faceta criminal. Lena tiene una capacidad asombrosa para eso y lo interpretó de una manera que no esperarías".

Cuando creó el guión para DREDD, lo que hizo Alex Garland fue juntar a dos polos opuestos que tendrán que sobrevivir a una jornada de formación; como apunta John Wagner: "Tenemos a Dredd (que es a la vez tu mayor héroe y tu peor pesadilla) y a Anderson (frágil, interesante, inteligente, cualquiera diría que jamás podría convertirse en juez, porque tiene demasiado corazón). Es una pareja con un contraste sumamente interesante, sobre todo tal como los ha juntado Alex. Ambos están sacados del cómic original, pero la antagonista, Ma-Ma, y su banda están creados para la película, aunque están inspirados en ese mismo universo y encajan perfectamente en ese mundo".

Garland observa: "Ma-Ma ha tenido una vida muy dura y, en determinado momento, decidió devolvérsela al mundo. Hace cosas que son irremediablemente brutales. Pero también quieres buscarle algo de dimensión a su personaje y saber que la propia Ma-Ma se pregunta: ‘¿por qué no me alcanza ninguno de esos disparos?’. Tiene una vena puramente animal y su vida ha tomado un rumbo que la lleva inevitablemente a chocar con Dredd, de forma un tanto curiosa".

Headey se metió de lleno en el papel, pese a no gustarle demasiado todo ese violento arsenal del que hace uso su personaje: "No me emocionan especialmente las armas. Tendrán muy buena pinta, pero me dan miedo y se me dan de pena".

A la hora de elegir al actor que encarnaría a Kay, el secuaz de Ma-Ma, los cineastas querían poner énfasis en el duro realismo de la película: "Pretendíamos hacer algo más real con nuestro tratamiento 3D que la típica adaptación cinematográfica de un cómic", asegura Reich, "y contar con alguien de "The Wire (Bajo escucha)", como Wood Harris, era como una declaración de intenciones de la película. Un villano de ese calibre, con el realismo que aporta su trabajo, es clave para el tono que buscábamos, y está fantástico".

La estrella, que saltó a la fama como el irascible capo de la droga ‘Avon Barksdale’ en la alabada serie de HBO, y también dejó buena impresión como el jugador de fútbol americano de instituto ‘Julius Campbell’ en la película del año 2000 "Titanes, hicieron historia", tiene un punto de vista muy complejo sobre interpretar a villanos en la pantalla: "Son gente que hace cosas malas y son malos tipos, pero a menudo tienen muchas buenas razones por las que hacen lo que hacen. Kay es sin duda alguna un villano, pero lo veo como un villano justificado, en ese sentido. No se considera peor que los jueces. El juez Dredd va por ahí literalmente juzgando y matando a quien hace cosas malas, y el sistema es el que dicta lo que está mal y lo que está bien. A lo largo de la historia, todo el que se enfrenta al sistema es el malo. Pero a veces echamos la vista atrás y nos damos cuenta de que no estaban muy equivocados. Desde mi punto de vista, como actor, puedo hacer lo que hace él sin problema porque me doy cuenta de cómo se lo ha justificado a sí mismo mentalmente. No se ve como un villano... Está atrapado en esa vida. Muchos malvados son así. Cuando los conoces, son inteligentes y brillantes, pero no dejan de ser villanos en nuestro mundo, aunque, en su mundo, están jugando una compleja partida de ajedrez".


El rodaje de DREDD
Rodar DREDD en 3D fue una decisión comercial, pese a que ninguno de los miembros clave del equipo creativo había trabajado nunca en ese medio. "Es una tecnología nueva, que ninguno de los nuestros había usado", señala Andrew Macdonald. DNA Films se dio cuenta de que el 3D estaba dominando el cine infantil, familiar y fantástico. Parecía el camino más evidente y natural a seguir pero, por la naturaleza de la película, querían hacer algo distinto. Macdonald sabía que, si iban a hacer su primera película en 3D, más les valía tener un enfoque singular del medio, así que la primera persona en quién pensó para rodar la cinta fue el legendario e inconformista director de fotografía Anthony Dod Mantle, con quien había ya trabajado anteriormente en "El último rey de Escocia" y "28 días después".

Dod Mantle recibió un Oscar® y prácticamente todos los galardones profesionales existentes por su trabajo con Danny Boyle en "Slumdog Millionaire", donde captó la vida en los suburbios llenos de gente y actividad de Bombay con la energía y vitalidad del realismo espontáneo y natural. "Observas la tecnología del 3D y piensas: ‘me gustaría usarla para hacer algo interesante con ella", plantea Macdonald, "y sabía que, si lograba convencer a Anthony, que filma con todo tipo de equipos, desde cámaras digitales domésticas a 35 mm, para que trabajara en esta película, haría algo muy interesante y atrevido".

El instinto de Macdonald y la relación de Dod Mantle con DNA Films resultaron ser bazas fundamentales para DREDD. Su estrella, Karl Urban, reconoce con admiración: "Ha sido un privilegio contar con Anthony Dod Mantle como director de fotografía. Es sumamente insólito que una película de este tipo pueda disfrutar de un director de fotografía de su calibre; ha tomado decisiones realmente interesantes, que no asociarías necesariamente con una película de estilo acción y aventura. Eso nos da una cierta ventaja, que hace que esté deseando ver el producto final, porque el componente 3D va a ser un complemento estupendo para la película".

"Pensé que sería interesante hacer algo diferente, que trascendiera un poco los límites de lo establecido", prosigue Macdonald. "Para ello, tuve que buscar a la gente adecuada con la que poder hacer algo así, puesto que no lo había hecho nunca. Y la persona más importante es el cámara. Anthony había trabajado antes conmigo en "28 días después", con cámaras de vídeo domésticas, y en 16 mm en "El último rey de Escocia", es una persona a la que le gusta probar nuevas ideas y tecnologías, y es así como consigue algunos de sus resultados más fascinantes. Se incorporó al proyecto y quiso hacer algo distinto con el 3D. Quería sentirlo de verdad y ‘envolver’ la historia en las tres dimensiones, para que resultara ultrarrealista. Anthony es uno de los mejores del mundo manejando la cámara en mano y aquí le interesaba especialmente hacer primeros planos en 3D, que es algo que la verdad es que no se había hecho nunca".

El director de fotografía se muestra modesto sobre si la película cambiará los parámetros del cine de acción en 3D: "Puede que consigamos un gran impacto, pero lo cierto es que no estamos haciendo ‘Avatar’, ‘Resident Evil’, ‘Tron’ o ‘Alicia en el País de las Maravillas’. Nuestra película trata sobre la violencia", asegura, desviando con modestia todos los elogios que ha recibido en este rodaje. "La gente que se mueve en torno a este proyecto serán los que definan en última instancia si estamos creando un nuevo cine en 3D o no".

Dod Mantle observa que rodar en 3D obliga a plantearse todo teniendo en cuenta la profundidad: "Ahora pienso más en el espacio 3D y, en esta película, creo que se me permite pensar más en la profundidad que en la longitud o en líneas horizontales. Te obliga a pensar más en la profundidad que en la línea horizontal del plano. No creo que la gente piense en 3D, es muy difícil, porque estamos acostumbrados al 2D".

El productor Allon Reich ofrece una estupenda indicación sobre el estilo que tendrá la película, al decir que se inspiraron en el cine policiaco clásico para crear su visión de DREDD: "Sentíamos que no había más remedio que hacerla en 3D, se trataba de una decisión comercial que teníamos necesariamente que tomar. Pero queríamos hacerla emocionante y, además, el guión es muy real y visceral, que era precisamente lo que queríamos conseguir con la película. Tomamos como modelos títulos como "Harry el sucio", "Tarde de perros" y "Uno de los nuestros". Era filmes muy centrados en un mundo muy específico, aunque el nuestro estuviera ambientado en realidad en el futuro. Pero, del mismo modo, puedes sentir que nuestras paredes están hechas de hormigón y funciona con nuestra visión de Mega City 1, al intentar utilizar nuestro 3D para conseguir un resultado muy real, no algo como ‘Alicia en el País de las Maravillas’".

Dod Mantle explica que el propio guión de Garland influyó mucho en las decisiones que tomaron en materia visual: "Estudiamos referencias cinematográficas y cómo se ha representado la violencia en los últimos años en el cine y cómo funciona el miedo en el cine. Así que nos fijamos en los primeros tiempos de Coppola y los primeros tiempos de Clint Eastwood. La idea de un villano de Harry el sucio como la encarnación del mal. En DREDD, la forma de mover la cámara se basa fundamentalmente en la realidad a la vuelta de la esquina, es casi tangible, pero justo a la vuelta de la esquina. Estamos moviéndonos en un terreno más o menos a medio camino entre la acción, el drama y una película política artística. Aunque estamos tratando con personajes y elementos espectaculares, estamos intentando enclavarnos dentro de nuestro propio género, en algún lugar entre el arte, el entretenimiento y la política".

Insiste en que el elemento 3D no será algo gratuito y asegura que está estrechamente vinculado con la visión de Garland del cómic: "El 3D puede ser muy efectista, llamativo y tentador, además de muy entretenido y visual. Pero, como se trata de una historia seria sobre controlar la violencia, evitar la violencia o hacer uso de la violencia, camuflada en la historia de un héroe legendario, no deberíamos caer en eso". Afirma que su exploración del medio fue emocionante: "Intento definir un espacio no definido, que no se había explorado antes en el 3D. De hecho, estoy descubriendo mi propio alfabeto en 3D y puede enredar la percepción, en esta historia, la cámara lenta y las secuencias con múltiples capas serán extraordinarias. Hay imágenes muy complejas, en las que sientes que no sabes muy bien dónde mirar, pero es extraña e irresistiblemente hermoso".

El mundo de Mega City 1 era fundamental para la visión de DREDD: "La historia trata tanto sobre el juez Dredd como sobre la gente que vive allí y cómo es la vida en ese mundo", observa Urban. "Alex ha hecho un gran trabajo mostrando la vida que lleva esta gente a través de minúsculos detalles que sirven más o menos para humanizar la película. Las condiciones son terribles, con pobres y ricos, y sientes que la vida es muy difícil para esta gente. Es una sociedad en decadencia".

Macdonald dice que pensaban en ciudades reales mientras imaginaban Mega City 1: "DREDD es un historia policiaca futurista y quería hacer que resultara realista. La primera película intentó recrearlo todo, algo que es muy difícil de hacer, mientras que ‘Blade Runner’ o ‘District 9’ utilizan un lugar real y lo combinan con el futuro. Así que tienes la sensación de estar rodeado de edificios nuevos y antiguos". Ya existen en la actualidad grandes megalópolis con elementos en común con Mega City 1, algo alocadas y descontroladas, como São Paulo, Ciudad de México, Yakarta o Johannesburgo, y la producción de DREDD dio un importante paso adelante cuando Macdonald conoció a la estrella de "District 9", Sharlto Copley, que lo invitó a Sudáfrica, donde se asociaron con Michael Murphey, de Kalahari Pictures, los productores sudafricanos de "District 9". La disponibilidad de los estudios de cine recién creados de Ciudad del Cabo les proporcionó el lugar ideal donde recrear Mega City 1 en Sudáfrica.

"La ciudad, para los que no lo sepan, es ridículamente grande y caótica, y uno de los aspectos clave sobre ella es la sensación de tamaño", explica Alex Garland, "Los bloques de apartamentos donde vive la gente son descomunales. Son como ciudades en sí mismas, porque albergan muchas cosas en su interior. No solo zonas comerciales, sino centros médicos, colegios... puedes nacer, vivir y morir allí sin poner un pie fuera, si quisieras, y conseguir transmitir esa sensación era uno de los elementos clave de la película. La ciudad es un personaje y, en este caso, el bloque también es un personaje".

Las escenas de acción y violencia de la película requerían montar enormes tinglados para rodarlas, pero los estudios de Ciudad del Cabo estaban perfectamente equipados para proporcionar todo el material necesario, pese a tratarse de la primera película que se rodaba en las flamantes instalaciones. Macdonald afirma que rodaron allí el 70% de la película: "Una o dos secuencias de las más importantes, como cuando Ma-Ma y su banda montan su ametralladora y masacran a cientos de personas en su intento de matar a Dredd. Esa era una secuencia enorme, que precisó diez días de rodaje, gran cantidad de dobles, ocho sets distintos, algunos exteriores y otros interiores, y todo ello mezclado con efectos visuales, que harán que quede extraordinaria".

La producción de DREDD ha tenido la suerte de gozar de una sinergia de posibilidades que se han conseguido hacer realidad y, como punto de partida de esta nueva adaptación del legendario cómic, todos los implicados creen que podría servir como trampolín de una nueva franquicia cinematográfica. Como comenta Karl Urban: "Nuestra pequeña pero ambiciosa película posee cierta envergadura y magnitud. Estamos intentando trascender los límites y, sí, es la historia de presentación, donde tienes ocasión de conocer a Dredd, Anderson, el mundo de Mega City 1 y sus habitantes, y supongo que nuestra esperanza es que, si tiene éxito y consigue llegar al público, podamos hacer más entregas, en las que ampliar y explorar estos personajes y el mundo en el que viven". Llegados a este punto, DREDD tiene todo un mundo de posibilidades por delante.