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  Somos los Miller  (We're the Millers)
  Dirigida por Rawson Marshall Thurber
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Comedia de acción protagonizada por Jennifer Aniston y Jason Sudeikis y dirigida por Rawson Marshall Thurber.

Rawson Marshall Thurber dirige Somos los Miller a partir de un guión de Bob Fisher, Steve Faber, Sean Anders y John Morris, quienes a su vez se basaron en una historia original de Fisher y Faber.

Protagonizan la película, además de Jennifer Aniston y Jason Sudeikis, Emma Roberts, Nick Offerman, Kathryn Hahn, Will Poulter y Ed Helms.

Producen Vincent Newman, Tucker Tooley, Happy Walters y Chris Bender, con David Heyman, J. C. Spink, Marcus Viscidi, Toby Emmerich, Richard Brener y David Neudstadter como productores ejecutivos.

El equipo creativo del director incluye al director de fotografía Barry Peterson, el diseñador de producción Clayton Hartley, el montador Mike Sale y la diseñadora de vestuario Shay Cunliffe. Theodore Shapiro y Ludwig Goransson se encargan de la música.


DAVID - Cálmate, ¿vale? Todo va a salir bien

ROSE - Ah, sí, claro, porque lo único que estamos haciendo es pasar dos toneladas de marihuana a través de una frontera internacional en una autocaravana alquilada. ¿Qué podría salir mal?


¿Qué puede resultar de juntar a un traficante de drogas, una stripper, una adolescente huida de su casa y un chaval que sigue siendo virgen, y mandarlos a México a por un alijo de marihuana? Añádase una autocaravana llena de marihuana hasta los topes, un narco furioso, una peligrosa tarántula, una partida al Pictionary porno, una canción a coro improvisada, y el resultado serán los Miller... Por si alguien pregunta.

El director Rawson Marshall Thurber señala lo siguiente: "Es una versión muy inteligente de la eficaz fórmula 'película de carretera + comedia familiar', un viaje frenético que te hace plantearte cosas; eso es lo que me llamó la atención de la historia".

Al cineasta le gustó la lógica en la que se basa la reunión de estos cuatro outsiders: "A un varón blanco de treinta y tantos que cruce la frontera solo en un Hyundai lo va a parar la policía nueve de cada diez veces; pero a una familia estadounidense por los cuatro costados, de viaje en su autocaravana durante el puente del cuatro de julio... Nadie va a ser tan listo, ¿no?"

Parece un plan estupendo que luego resulta no serlo en absoluto... Y no solo a causa de todas las leyes quebrantadas por los Miller o de los alocados narcos que les pisan los talones.

El productor Chris Bender señala: "David Clark es un traficante de poca monta que lleva la marihuana que vende en una mochila; y entonces lo mandan a por una enorme cantidad de droga. La idea que se le ocurre para poder llevar a cabo su propósito hace que acabe viviendo la peor de sus pesadillas: compartir un espacio cerrado con un grupo de personas que no le caen bien, a pesar de haber sido él mismo el responsable de convencerlos para que interpretaran el papel de su familia de mentira".

Nada resultaría más incorrecto que afirmar que los veteranos actores cómicos Jason Sudeikis y Jennifer Aniston, quienes protagonizan la película, se caen mal; ambos han trabajado juntos varias veces, pero esta ha sido la primera vez que se daban la réplica el uno a la otra como protagonistas de una película.

Jennifer Aniston explica: "Después de Cómo acabar con tu jefe, nos apetecía volver a trabajar juntos en algo que estuviera muy bien, pero esta vez durante toda la película y no solo en unas cuantas escenas. Jason es una persona muy divertida y además somos muy amigos; el guión era muy divertido también, así que fue fácil decir que sí".

Jason Sudeikis, que respondió igualmente bien al humor del guión y al núcleo de la historia, señala: "hay algo de eso en el guión. El tema subyacente es el hecho de que tu familia no tiene porque ser, necesariamente, la familia en la que naces sino la que eliges... Aun a pesar de que mi personaje la elija por conveniencia y desesperación, nada más".

La idea que se acabaría convirtiendo en Somos los Miller surgió, de hecho, en la frontera, tal y como recuerda el guionista Steve Faber: "Yo antes cogía el coche y bajaba a México para aclararme las ideas. Cuando llegaba a la frontera, siempre veía a la policía registrando a la misma clase de tíos: pelo largo hasta la cintura, furgoneta Volkswagen y los perros policía tirándole de la ropa en busca de droga. Y me dio que pensar: si de verdad querían pasar la droga por la frontera, puede que les fuera mejor alquilando una autocaravana y adoptando un aspecto más formal, más propio de gente mayor. Ojo, con esto no quiero decir que la idea me parezca bien".

El guionista Bob Fisher presenció escenas semejantes en la frontera, y destaca: "Mientras tanto, veías autocaravanas repletas de familias de vacaciones que pasaban la frontera sin que las miraran. De ahí nació la idea para una película sobre un traficante de marihuana a pequeña escala que alquila una autocaravana y contrata a una familia de mentira para ayudarle a pasar un montón de marihuana por la frontera".

El equipo formado por los guionistas Sean Anders y John Morris se mostró deseoso de desarrollar la historia y darle una vuelta de tuerca más: "Nos atrajo la idea de cuatro personas heridas y solitarias que se convierten en una familia sin darse cuenta; verlos resistirse a ello con todas sus fuerzas a la vez que, en el fondo, lo desean, nos pareció un trasfondo perfecto para una comedia".

Rawson Marshall Thurber sonríe: "Creo que lo que han hecho los guionistas al crear a los Miller, y a los increíbles personajes que los rodean durante su divertida y frenética aventura, ha sido algo fantástico".


DAVID - Este es mi hijo, Kenny Miller, y esta es mi encantadora hija... Casey, Casey Miller, eso es. Y yo soy David Miller; somos los Miller.


Al principio de la película, David Clark es un simpático traficante de barrio en Denver (Colorado) que va de un sitio a otro vendiendo marihuana a sus clientes habituales. Tal y como explica Jason Sudeikis, "David es un tío al que la gente localiza mediante llamadas o mensajes, por oposición al traficante que vende en las calles: vende marihuana a cocineros, hombres de negocios, amas de casa, madres de hijos pequeños... a una clientela distinta de la que la mucha gente asociaría con la marihuana, a no ser que conozcas al tipo de personas a quienes les gusta de verdad fumar marihuana".

El actor destaca que ese estilo de vida, sin ser algo a lo que mucha gente aspire, le va bien a David: "Él está estupendamente: va a su rollo, paga el alquiler, es su propio jefe, sigue su propio horario, no se mete en la vida de los demás y pasa inadvertido".

Todo ello cambiará cuando, de forma inusual, David trate de ayudar a una dama en apuros, una joven punki callejera a quien asaltan varios hombres con el propósito de robarle el smartphone: con la premisa de que no hay buena acción sin su castigo, David verá cómo él mismo sufre un robo. Privado de su producto y sus beneficios, solo será cuestión de tiempo que su proveedor le dé un ultimátum y le haga una oferta que David no podrá rechazar.

Obligado a viajar al sur de la frontera y regresar a Denver con un "pellizco" de marihuana a cambio de 100.000 dólares y su vida, a David se le ocurre la idea de crear una pseudo-familia para hacerlo todo más sencillo. Señala Jason Sudeikis: "David se da cuenta de que hacer pasar el viaje por unas vacaciones en familia puede contribuir a evitar que lo detecten; pero antes de nada, tendrá que contratar a una familia de mentira".

Lo cierto es que la relación entre David y la mujer a quien acaba contratando para que haga de su falsa esposa es tirante desde el principio, antes incluso de que se le ocurra su descabellado plan. En los primeros instantes de la película, vemos a David y su vecina Rose O'Reilly (de profesión, stripper), intercambiar pullas en la entrada del edificio donde viven, lo cual deja claro que nunca han sido precisamente amigos. El director de Somos Los Miller señala que no es ese el caso en lo que se refiere a Jason Sudeikis y Jennifer Aniston: "Hay algo que no creo que puedan hacer todos los directores: crear química entre los actores. Pienso que uno se limita a cruzar los dedos y tener esperanza en que la haya; y con Jennifer y Jason tuvimos mucha suerte. Durante la primera semana de rodaje, hicimos una toma en la que solo aparecían ellos dos; ambos seguían el ritmo del otro y fue divertido, sencillo y encantador. Simplemente, encajaron tal y como yo había esperado que lo hicieran".

Jennifer Aniston da fe de ello: "Jason tiene una fantástica capacidad para la improvisación; es sencillamente magistral. Eso nos llevó a meternos en una dinámica increíble entre los dos en la que nos íbamos pasando la pelota el uno al otro".

El director animó al reparto a ser creativo, cosa que Jennifer Aniston disfrutó enormemente: "Me encanta trabajar con directores que dan un paso atrás y nos dejan actuar y divertirnos cuanto queramos. Rawson confiaba de verdad en nosotros tanto para hacer nuestro trabajo como para encontrar el equilibrio entre lo sensato y lo descabellado; para mí, lo más divertido fue interpretar la realidad de la locura en la que se meten los personajes".

Rose acepta de mala gana ser la "esposa" de David, y solo después de darse cuenta de que no tiene otra opción. Como señala Jennifer Aniston, "al principio, Rose no quiere apuntarse a la aventura porque, a pesar de ser una stripper, tiene una moral, unos límites, y quebrantar la ley no es algo que quiera hacer. Pero resulta que en su trabajo están cambiando las reglas en un sentido con el que ella no está de acuerdo; y además, está sin blanca. Como David le ha ofrecido pagarle un montón de dinero, Rose siente que no tiene otra opción que incorporarse al plan".

El productor Chris Bender señala: "Rose es el tipo de mujer que ha tenido malas experiencias con sus novios, que ha confiado en la gente equivocada, de la que se han aprovechado y que ha acabado haciendo strip-tease porque no ha tenido demasiadas opciones más. La oferta de David solo es levemente más aceptable que lo que debería hacer en el caso de rechazarla, pero es más aceptable... Y a fin de cuentas, solo se trata de un fin de semana".

Pero con una esposa falsa no va a ser suficiente; para ser una familia de verdad, David va a necesitar hijos de mentira. Kenny Rossmore, vecino de David y Rose, va a incorporarse al viaje como el hijo de ambos, "Kenny Miller". El joven actor británico Will Poulter interpreta a este solitario adolescente "con la llave colgada al cuello" que vive con su madre (por lo general ausente) en el mismo edificio donde residen David y Rose.

Como recuerda Will Poulter, "Rawson Marshall Thurber describía a Kenny como alguien tan tonto que resulta adorable; y así es realmente. En cierta forma, David siente lástima por él, pero al mismo tiempo no puede evitar que le exaspere: en las situaciones sociales, Kenny es absolutamente inútil, parece que no sepa cómo se interactúa con el resto de los seres humanos. Pero por alguna razón, Kenny siente que puede hablar con David, al que ve como ese tío tan cool que vende drogas. Yo creo que está buscando una influencia masculina en su vida, algo distinto de los tíos que su madre lleva a casa... cuando aparece por casa. Da la impresión de que Kenny no se da cuenta de que David preferiría hacer cualquier cosa antes que pasar su tiempo con él; por lo tanto, el viaje a México es la oportunidad perfecta para hacer algo con David y fingir que es parte de una intachable familia del Medio Oeste estadounidense… Cuyos miembros, en realidad, son totalmente incompatibles entre sí y no se llevan bien en absoluto."

Según el director de la película, "Kenny es un chaval de 18 años que sigue siendo virgen y ve a este traficante de droga como una figura paterna; en muchos sentidos, es el auténtico corazón de la historia. Y Will lo interpreta con la dosis justa de dulzura, inteligencia e ingenuidad".

Casey Mathis, a quien interpreta Emma Roberts, es una punki callejera con piercings que acaba completando la familia Miller en el papel de la hija que David nunca habría querido. Él sabe que ella vive en la calle, prácticamente, y ella que le puede sacar dinero a él: así que llegan a un acuerdo para que se una al viaje.

Emma Roberts admite que su personaje "se ha ido de su casa, tiene algo de delincuente, es una niñata, una rebelde, y su única motivación es el dinero. Los cuatro Miller no podrían ser más diferentes: todos son adorables, a su manera, pero cada personaje tiene alguna clase de defecto extraño, lo cual los convierte en un grupo muy curioso". La actriz añade, entre risas: "y en una familia bastante realista".

En el set, era habitual ver a Emma Roberts con su smartphone en la mano, twiteando, mirando el correo, etc.; llegó hasta a seleccionar un smartphone de atrezzo para su personaje idéntico al suyo propio con la idea de poder usarlo cuando no se la viera.

"Que callado se lo tenía...", señala Rawson Marshall Thurber con una sonrisa. "Es divertida en un sentido en el que, me parece, ni siquiera ella misma es consciente de lo graciosa que puede llegar a ser. No tiene filtro ninguno, así que dice lo que se le pasa por la cabeza y, a veces, dice las cosas más divertidas que te puedas imaginar. Estuvo fabulosa".

Al productor Chris Bender le encantó la forma de interactuar entre "padres" e "hijos", tan similar a la de una familia auténtica; especialmente, cuando el guión requería que Jason Sudeikis expresara su irritación con Kenny y Casey. "Hizo un retrato de David que me recordó al típico estallido de un padre al que exasperan sus hijos y acaba perdiendo los nervios; eso a pesar de que David no sea su padre. Fue muy divertido ver a Jason llevar al personaje a ese nivel, que todos entendemos".

El viaje a México es cosa de Brad Gurdlinger, una importante figura del tráfico de drogas en Denver y otros lugares; David y él fueron compañeros de residencia en la universidad, donde se dedicaron a vender marihuana. Desde entonces, sin embargo, la relación entre ambos ha cambiado: Brad, ahora, ha asumido el papel del muy excéntrico proveedor de David. Un proveedor, eso sí, al que el bienestar de su amigo preocupa más bien poco.

Rawson Marshall Thurber relata que "Brad es un personaje muy exagerado, un tío raro, simplemente. Teníamos un montón de ideas sobre quién podría interpretarlo, y queríamos apuntar alto: nadie mejor que Ed Helms para hacer el papel".

Este último asumió un papel breve pero crucial, y para alegría de los responsables de la película, aportó su propio sentido de lo descabellado al personaje.

Tal y como señala Helms, "Brad Gurdlinger es un narco pijo y algo obsesionado con las orcas, un personaje muy gracioso y muy raro a la hora de interpretarlo. Es un tío muy animado, muy positivo ante la vida; pero a la vez, tiene algo de sociópata, lo cual es una combinación increíble cuando trabajas el personaje".

Durante el viaje, los Miller se encuentran a una familia de auténticos entusiastas de las autocaravanas: los Fitzgerald. Según Thurber, "los Fitzgerald son buena gente, personas honradas que forman esa familia feliz y cariñosa que uno querría que fuese la suya; son un estupendo contrapunto a los Miller, que no son una familia, no se caen bien, y no son demasiado buena gente".

Los Fitzgerald se enamoran de los Miller de forma instantánea, pero la enfermiza dulzura de los Fitzgerald termina por resultar difícil de tragar para los Miller.

Nick Offerman interpreta a Don, el patriarca de la familia Fitzgerald. "Para morirme de la risa con Nick Offerman, me basta con que se ponga a leer la parte de atrás de una caja de cereales", señala el director de Somos los Miller. "Tiene que ver con el timbre de su voz, o a lo mejor con su enorme cara de bulldog... Es tan bueno que podría pasarme la vida viéndolo una y otra vez".

Según Nick Offerman, "los Fitzgerald son el tipo de gente tan simpática que te entran ganas de pegarles. Son personas de esas que te pueden matar a base de amabilidad, no saben aceptar un no por respuesta". A los Fitzgerald les alegra muchísimo encontrarse a otros amantes de las autocaravanas -los Miller- en una cuneta y necesitados de ayuda. Offerman s subraya: "A nuestros personajes les entusiasma encontrarse otra maravillosa familia de vacaciones en su autocaravana; yo creo que es su sueño, recoger a todas las familias que se vayan encontrando y llevárselos al camping a comer galletas con malvaviscos, cantar canciones junto al fuego y jugar al Pictionary. Les vuelve locos que los Miller puedan unirse a la fiesta".

Este veterano actor de comedia se lo pasó casi tan bien durante la producción como su personaje, a veces: "Lo más difícil de esta película era mantenerse impasible: la situación es una locura, y además la mayoría de mis escenas son con Jason Sudeikis, Jennifer Anniston y Kathryn Hahn, que no paraban de contarme chistes".

Kathryn Hahn interpreta a Edie Fitzgerald, la efusivamente hospitalaria esposa de Don: "conozco bien a esta clase de gente", señala. "Tengo un montón de tías y tíos que saben cómo montarse una buena comida en un camping a base de unas cuantas cosas: normalmente, Fritos, galletas saladas destrozadas y alguna clase de carne".

La actriz describe a su familia en la pantalla como "una familia decente, patriota, creyente y temerosa de dios: somos la encarnación de los valores familiares".

"Kathryn tiene una energía asombrosa", señala Chris Bender; "y esa misma energía funciona muy bien con el personaje; es un entusiasmo hacia la vida y hacia conocer gente que le va muy bien al personaje de Edie".

Molly Quinn interpreta a Melissa Fitzgerald, la hija adolescente de Don y Edie, cuya inocencia y alto factor geek encajan perfectamente con Kenny. Tal y como detalla la actriz, "Melissa es una chica muy dulce e ingenua que busca el amor, pero no cualquier clase de amor sino uno romántico, del tipo que se encuentra en los libros y los videojuegos. Así que cuando ve a este chaval, siente una conmoción y piensa que es su Legolas".

También protagonizan Somos los Miller Tomer Sisley, que interpreta a un narco rival de Brad Gurdlinger, y Matthew Willig, quien da vida al matón del narco, One-Eye. Aparecen algunas caras conocidas en breves cameos: "Tenemos a Luis Guzmán, Tom Lennon y Ken Marino", según detalla Rawson Marshall Thurber. "Hemos intentado incluir en el reparto a auténticos monstruos de la comedia en cada uno de los pequeños momentos de la película". El director, desde luego, acabó pagando el precio por ello: "al principio del rodaje, fui muy profesional y no me reía de nada; pero a las tres semanas, creo recordar, empecé a reírme con las tomas de todo el mundo. No podía evitarlo".


DAVID - Anda y vete a comprarte ropa nueva: pero ya sabes, ropa de la que les gusta llevar a los críos, y no esta asquerosidad.


Para transformar a este grupo de inadaptados en los Miller, la diseñadora de vestuario Shay Cunliffe se reunió con Rawson Marshall Thurber, quien tenía las ideas muy claras sobre cómo veía a cada uno de los personajes.

Tal y como señala, "creo que cualquier actor podría decirte que una gran parte del personaje surge de la ropa que llevan puesta, con lo cual es importante acertar. Shay es fantástica. Enfoca todas las ideas desde la perspectiva del personaje, y siempre quiere que el actor se sienta bien, ya tenga que llevar unos pantalones vaqueros cortos, una visera o una deslumbrante chaqueta vaquera: cualquier cosa que les haga sentirse como el personaje en ese preciso instante".

Según cuenta Shay Cunliffe, "para el momento en el que el personaje de Jason Sudeikis se convierte en David Miller, sabíamos que queríamos un impecable look de americano medio; eso estaba muy claro en el guion. Pero también era importante no pasarnos y que la mala pinta lo hiciera irrisorio; hacía falta, por lo tanto, encontrar un look que sirviera para contar la historia de un padre de familia americano por los cuatro costados, pero sin reírnos de ello".

La diseñadora de vestuario disfrutó con la transformación de Jennifer Aniston, que pasa de stripper a madre de familia; para ello, trabajó con los estilistas de Aniston, quienes llevan mucho tiempo con la actriz. "Colaborar con ellos fue muy divertido, no parábamos de mandarnos fotos entre nosotros; y me agradó mucho que Jennifer estuviera tan dispuesta a parecer de verdad una madre de familia, hasta en el detalle de las zapatillas Keds".

Al principio de la película, cuando Rose trabaja de stripper, la vemos, como es natural, rodeada de sus compañeras de trabajo en el club. Shay Cunliffe estudió el look de las strippers en la ciudad de Wilmington (Carolina de Norte), donde se rodó parte de la película: "allí viví una nueva dimensión del shopping, sobre todo en relación a la ropa de pole dancing", recuerda entre risas. "Fui a las tiendas para bailarinas profesionales que hay en Wilmington y los dependientes me dieron muchos consejos sobre la altura correcta de los zapatos de plataforma; aprendí mucho".

A Shay Cunliffe le gustó especialmente ocuparse del vestuario de Casey, el papel que interpreta Emma Roberts: "hacer que pasara de chica callejera y zarrapastrosa a dulce hija adolescente fue un proceso del que disfruté mucho".

Emma Roberts experimentó sensaciones parecidas: "me entusiasmó trabajar en la transformación del personaje, lo mismo en su ropa que en el peinado y el maquillaje. A Casey había que darle el típico look femenino: pelo más corto y flequillo a un lado, y extensiones que parecen un poco rastas con mechas. Eso, y el flequillo sobre la frente y mucho eyeliner, porque antes de convertirse en la hija de los Miller se escondía detrás de su look punk".

En el caso de los Fitzgerald, y según Shay Cunliffe, tanto Nick Offerman como Kathryn Hahn se mostraron entusiasmados ante la posibilidad de pasarse un poco de la raya con sus respectivos looks: "Kathryn se trajo un álbum de fotos familiar y dijo que optáramos por los pantalones cortos poco ajustados pero en plan sexy." Shay Cunliffe añadió una visera a su personaje, y según comenta, "Una vez se la puso, no se la quiso quitar; Kathryn la lleva hasta en las escenas de noche".

En cuanto al vestuario para el personaje de Don Fitzgerald, la diseñadora de vestuario recuerda lo siguiente: "Le pusimos a Nick unos pantalones cortos lavados y holgados; pero gran parte de la diversión residió en dotarlo de las perfectas riñonera, gafas de sol y demás".

Sobre Brad Gurdlinger, el personaje que interpreta Ed Helms, Shay Cunliffe señala que es "de lejos, y en mi opinión, el personaje más extravagante de todos, por lo que decidimos que nunca repitiera look; es alguien tan narcisista, y va tanto de playboy, que siempre quiere estar perfecto. En una escena, es un hombre de negocios; en la siguiente, se convierte en artista moderno y por supuesto va vestido de tal, con chaqueta y pañuelo en torno al cuello. Siempre se viste acorde con el momento".

La diseñadora de vestuario revela que los distintos atuendos de Brad Gurdlinger van más allá de lo que puede verse en la pantalla: "Hay muchos detalles que el público no puede apreciar: por ejemplo, toda su ropa lleva sus iniciales, hasta el bañador que se pone para bañarse en el jacuzzi y los puños de sus camisas. Su narcisismo desborda la capacidad de la cámara".

Kenny, sin embargo, nunca cambia de aspecto: bien sea Kenny Rossmore o Kenny Miller, siempre lleva chinos o chinos cortados, y las camisetas que Will Poulter describe como "estilo Dónde está Wally". Sin embargo, es probable que, de todas las cosas que Will Poulter luce en la película, la más memorable sea un postizo, y no una prenda de vestir.

"Fue interesante...", aventura el actor británico; "recuerdo leer en el guión que mi personaje tiene un... bueno, un testículo del tamaño de una piña, y me entró la duda acerca de si sabrían o no que yo no poseo un atributo así. ¿Acaso sale en mi página de IMDB, o algo parecido? De todas maneras, rodar la escena con el postizo fue muy gracioso; no voy a mentir, el postizo daba frío y era horroroso a la vista. Puedo deducir, por la reacción de Jason, Jennifer y Emma, que emanaba dolor: no podían dejar de mirarlo. Llegados a ese punto, lo único que quería era rodar la escena y volver a ponerme los pantalones".


KENNY - ¿O sea que ahora vas a ser un traficante aún mayor?

DAVID - No, Kenny, traficante, no: contrabandista. Es diferente.


La acción de Somos los Miller transcurre en Denver, México y las carreteras que unen ambos lugares. Sin embargo, la producción se llevó a cabo en Wilmington (Carolina del Norte), así como en Santa Fe y los alrededores de Albuquerque (Nuevo México).

Según Rawson Marshall Thurber, "estuvimos en Wilmington unos cuantos meses y me encantó: contamos con un grandísimo equipo y casi todo lo que queríamos hacer, antes de trasladarnos a Santa Fe para rodar los exteriores que corresponden a México en la película, nos salió bien".

A pesar de una tremenda ventisca acaecida durante el primer día que el equipo pasó en Wilmington y las ocasionales tormentas eléctricas, el productor Chris Bender recuerda que el tiempo de Carolina del Norte oscilaba entre el bochorno y el calor; también le pareció que la ciudad resultaba "muy auténtica. De hecho, teníamos la impresión de estar de viaje de verdad, porque, aparte de sacar adelante el trabajo que hicimos en el estudio, rodamos bastante material en Wilmington: el apartamento de David, los exteriores de la supuesta Denver y una persecución. Encontramos localizaciones por todas partes. Wilmington hizo un muy buen trabajo sustituyendo a Denver."

En Nuevo México hacía mucho más fresco; y según Chris Bender, "posee algunos de los paisajes y las vistas más hermosos de los Estados Unidos. La dimensión de los exteriores que rodamos nos ayudó mucho a la hora de darle a Somos los Miller el toque de gran película de carretera".

Uno de los interiores más destacables de la película es la oficina del narco Brad Gurdlinger, situada en un rascacielos de Denver. Ed Helms se hizo con el mundo de su personaje, y señala lo siguiente: "Brad es el cretino por antonomasia, y como tal, tiene el despacho decorado en ese gris moderno, crudo y metálico que es a la vez intimidante e insípido".

Los responsables de la película, en colaboración con el diseñador de producción Clayton Hartley, decidieron que el despacho de Brad reflejara lo desagradable del personaje, así como su extraña obsesión: las orcas. Para ello, fue necesario rodar con pantalla verde en el set y añadir efectos visuales en posproducción. Tal y como subraya Ed Helms, "detrás de la mesa de Brad hay un enorme tanque lleno de agua con una orca dentro; ¡su mascota es una orca y la tiene nadando detrás de él! Que un millonario idiota se compre su propia ballena y la coloque en un acuario del tamaño de una pared me pareció una idea muy inspirada".

En sí mismo, el acuario es solo un elemento de un tema general; Rawson Marshall Thurber encontró otro símbolo, aunque inanimado, del fetichismo en el que vive el personaje de Brad: "Durante la preproducción, me puse a mirar cosas en Internet y encontré el Whaletone, que es un piano digital en forma de orca; me quedé alucinado. Cuando lo vi, supe que teníamos que utilizarlo para el personaje de Brad. Escribí a Clayton Hartley y a los productores y a todos nos entusiasmó la idea; entonces, descubrí que solo había un piano Whaletone en el mundo, en ese momento, y que estaba en Polonia. Así que hicimos que nos lo mandaran a Wilmington y lo pusimos en el despacho de Brad".

Los responsables de la película querían que cada vez que Brad apareciera en la misma estuviera haciendo algo inesperado; de esta forma, y aparte de las escenas con la orca y el piano Whaletone, el guión incluye una en la que Brad se dedica a esculpir un bloque de hielo para crear una escultura con temática de ballenas. Para ello, Clayton Hartley localizó a uno de los mejores escultores de hielo de los EEUU, le pagó un pasaje de avión a Wilmington e hizo que el equipo construyera un congelador en el plató donde se pudiera albergar un bloque de hielo de casi siete metros: a continuación, el escultor lo cortó en dos bloques, a su vez, y cuando se rodó la escena, mostró a Helms como trabajar el hielo con una sierra eléctrica para que diera la impresión de que la escultura era obra suya.

De todos los objetos que aparecen la película, el más destacado es, sin duda, un vehículo de uso recreativo tuneado, de lujo y alta gama: concretamente, una autocaravana Coachmen Encounter Class A con chasis Ford de casi 10.000 kilos y llantas de aluminio de unos cincuenta centímetros de diámetro. A pesar del generoso tamaño de la autocaravana, Clayton Hartley y el director de fotografía Barry Peterson colaboraron en un plan que permitiera a Rawson Marshall Thurber conseguir todos los efectos deseados: se usaron dos Encounters, junto con una autocaravana más pequeña para los Fitzgerald, y se construyeron réplicas del interior de los vehículos en el set, con paredes desmontables y paneles frontales para rodar con más facilidad los planos en interiores. Dichas réplicas se colocaron sobre una base móvil para simular el movimiento que se produce al estar un vehículo en marcha.

Como destaca el productor Chris Bender, "Las autocaravanas que se ven por la carretera son lo más. Una de las Encounters se utilizó también para las escenas con especialistas: en una de ellas, la autocaravana destroza las puertas de un garaje, y en la otra se precipita por la cuneta de una autopista". Por suerte, esta última escena se rodó en una sola toma: "Me asusté una barbaridad, porque pareció como si la autocaravana fuera a volcar".

Barry Peterson, que rodó las escenas en formato ARRIRAW, reconoce que "al principio, la autocaravana imponía, dado el volumen de todo lo que había que rodar en un espacio cerrado. Al final, los amplios planos aéreos y de situación nos dieron el espacio suficiente para abrir el foco e introducir al público en una película que es a la vez aventura y comedia. Cuando Clayton Hartley me dijo que estaba haciendo un set sobre base móvil, supe que el equipo y yo podríamos lograr unos movimientos de cámara y una iluminación interesantes. Rawson Marshall Thurber tiene un estilo muy visual, lo cual nos permitió jugar con la película en lo estilístico y lo fotográfico".

La frontera entre México y los EEUU se creó en una autopista que se cerró para la producción durante tres semanas; resultó tan realista que una conductora que se encontraba por la zona giró hacia un lado, salió del coche y empezó a llorar al creer que se había perdido y había acabado en México.

Chris Bender recuerda otra inesperada consecuencia de una de las escenas rodadas en una carretera cerrada: "Estábamos en Wilimington rodando la escena en la que a Kenny le muerde la araña, y ello exigía que se impidiera el acceso a la carretera durante un tiempo determinado; como la policía iba parando a los coches, alguien del que solo puedo suponer que fuera un verdadero traficante de drogas entendió que se trataba de un control, tuvo miedo, arrojó una bolsa llena de drogas del coche y salió corriendo antes de que la policía pudiera atraparlo. Con lo cual, bromea el productor, "yo creo que Somos los Miller es una película sobre la marihuana que en realidad evita el consumo de drogas. En realidad, estamos contribuyendo a la lucha contra el delito".


DAVID - ¡Muy bien hecho, Millers! Ya somos oficialmente contrabandistas internacionales! ¡Añadidlo al currículum! ¿Qué tal si ponemos música de victoria?


¿Qué sería de un viaje familiar sin canciones a coro? Como señala Rawson Marshall Thurber, "queríamos reflejar esa clase de momentos que toda familia vive cuando sale de vacaciones en coche: el padre que se enfada, los críos peleándose en el asiento de atrás, o todos cantando a coro una canción que suena en la radio".

El director reconoce que fue Jason Sudeikis quien sugirió usar la vieja canción de TLC "Waterfalls", pero también le reconoce el mérito a Will Poulter a la hora de lograr que funcionara tan bien en pantalla: "Will entiende mucho de rap, se lo sabe absolutamente todo; con lo cual, pensamos que sería muy gracioso que el personaje de Kenny se encargara de rapear la parte que hace la cantante Left Eye en la canción original; y lo hizo estupendamente".

Jason Sudeikis está de acuerdo: "no creo que esa escena hubiera podido existir sin la afición de Will al rap ni tampoco sin sus aptitudes para rapear, que son geniales; puede atreverse con cosas mucho más complicadas que 'Waterfalls', aunque admito que a mí me costó aprenderme de memoria una parte de la canción".

El actor debió aprender, igualmente, a conducir una autocaravana; tanto él, como Nick Offerman recibieron clases de conducción para aprender a manejar esta clase de vehículos; o al menos, para que dieran la impresión de que eran capaces de hacerlo. Jason Sudeikis revela que "en sueños, he ido en uno de esos autobuses para giras, como si fuera una estrella del rock; y con los grupos de comedia siempre he viajado en furgonetas para nueve pasajeros o similares. Nunca me ido de vacaciones en familia tal y como aparece en la película; pero entiendo que si necesitas trasladar una tonelada de marihuana, te hace falta una autocaravana de una tonelada de peso".

Por suerte para el actor, contaba con formación previa -aunque de otra clase- que le vino bien para los momentos de conducción de la película; tal y como nos cuenta bromeando, "he jugado a muchos videojuegos: he conducido un autobús enorme en el Grand Theft Auto y he pasado por encima de coches de policía, prostitutas... De todo. Y yo diría que la física funciona más o menos igual para eso que para las autocaravanas. Eso sí, no se me ocurriría conducir por Manhattan en esa cosa".

Jennifer Aniston, que se crió en Nueva York, tampoco se había subido nunca en una autocaravana: "para nosotros, ir Central Park era una aventura; si no eso, al centro comercial Paramus Mall en Nueva Jersey. Lo cierto, sin embargo, es que siempre he querido hacer un viaje en autocaravana: creo que sería realmente divertido recorrer la costa de California hasta las zonas de viñedos, e ir parando por las playas tan bonitas que hay de camino".

Rawson Marshall Thurber disfrutó del tiempo que el reparto y el equipo psaron en la carretera rodando Somos los Miller. El director bromea de esta forma: "con las comedias, siempre cuesta trabajo saber cómo va a reaccionar el público, mientras estás rodando; pero tengo que decir que creo que hemos hecho la Ciudadano Kane de las comedias familiares de carretera sobre tráfico de marihuana".


Entrevista a Emma Roberts (Casey)

P: ¿Qué te atrajo de Somos los Miller e hizo que quisieras unirte al reparto?

EMMA ROBERTS: Me acuerdo de que la primera vez que leí el guión pensé que era uno de los más graciosos que había leído nunca: era sencillamente divertidísimo, una locura, pero a la vez el centro de la historia es la familia y me pareció que molaba mucho, la verdad. Es raro que una comedia sea tan loca pero a la vez tenga raíces profundas en algo, y lo genial es que esta película sí lo tiene.


P: ¿Qué puedes contarme de Casey, tu personaje? ¿Qué te gustó más de él?

E.R.: Casey es graciosa porque se pasa gran parte de la película en plan sarcástico y sintiéndose fatal por montones de cosas, así que me encantó interpretarla porque me tocó hacer mucho rollo de entornar los ojos, resoplar y resollar. Supongo que yo pasé por una fase de ese tipo, y me gustó poder interpretarla.


P: En tu opinión, ¿cuál fue tu mayor reto a la hora de interpretar este personaje?

E.R.: No fue un papel que me supusiera un reto, la verdad, fue divertido. Lo duro fue estar tres meses fuera de casa, de hecho, porque rodamos la película en Carolina del Norte. Pero también fue divertido porque haces amigos entre la gente con la que trabajas, se convierten en tu familia. La verdad es que era un equipo divertidísimo y un gran reparto, así que nos unimos mucho y además venían amigos a verme.


P: ¿Y qué te ha parecido trabajar con Jennifer Aniston y Jason Sudeikis?

E.R.: Bueno, siempre he sido muy fan de Jennifer, así que poder trabajar con ella me gustó mucho, la verdad. Es un encanto, quedamos algunas veces fuera del trabajo y es la persona más cariñosa y más normal del mundo. Y Jason es divertidísimo, un tío genial. Se inventó un montón de lo que hace en la película, así que nos moríamos de risa mientras intentábamos aguantarnos para poder seguir con la toma.


P: ¿Cómo te las arreglaste para trabajar con un reparto tan gracioso? No solo con Jennifer y Jason, sino con Kathryn Hahn, Nick Offerman y Mark Young. ¿Cómo se mantiene uno impasible en una atmósfera semejante?

E.R.: Sí, fue difícil. Quiero decir, había momentos en que nos estábamos riendo pero a la vez hacíamos todo lo posible para mantenernos impasibles; y cuando nos reíamos, nos limitábamos a intentar seguir dentro del personaje, lo cual fue muy difícil, está claro.


P: Y, ¿cómo es Rawson Thurber como director? ¿Estaba abierto a la colaboración de los actores, os permitía improvisar?

E.R.: Sí, hay un montón de escenas en la película en que estoy improvisando, y Rawson es una persona estupenda a la hora de trabajar. Nos dejaba improvisar e inventarnos cosas, la verdad es que ha sido fantástico. Cuenta unos chistes muy buenos, la verdad, y nos los soltaba para que los utilizáramos en la película, molaba un montón.


P: ¿Hubo algún momento en el que alguien soltara algo tan gracioso que no pudierais seguir?

E.R.: Bueno, hay una escena en la que estamos todos en la autocaravana y Jason como que se sale por la tangente, se pone a gritarnos. Esto, que fue una cosa que se inventó totalmente, acabó entrando en la película, de hecho. Jason va en plan "yo soy Marky Mark y vosotros The Funky Bunch". No podíamos seguir, así que fue bastante gracioso. Esa vez perdí el hilo de verdad: tenía que fingir que grababa la escena con el móvil del personaje pero la verdad es que grabé parte de ella con mi iPhone, así que hice fotos y se las enseñé después a Jason. Las fotos salieron movidas, eran muy graciosas, muy poco favorecedoras. Luego las borré. [Se ríe].


P: Hablando de grabar cosas, ¿puedes contarnos cómo fue rodar la escena en la que a Will Poulter le muerde una araña? Se ha hecho legendaria, gracias al tráiler de la película.

E.R.: Sí, esa es una de las partes de la película que más me gustan: es tan graciosa… Nos moríamos de la risa, de lo graciosa que era. Me acuerdo de que quería ver el postizo de Will. Cuando se lo estaban poniendo, yo estaba en plan "¿puedo entrar yo también?"; y Will, "¡No!". Y yo, "pero si es de mentira, ¿qué pasa?'". La verdad es que fue gracioso.


P: Tienes muchas escenas con Will Poulter. ¿Puedes contarnos cómo es a la hora de trabajar?

E.R.: Pues es un tío de lo más divertido. Es muy británico, que no te lo esperas porque su personaje en la película es como un chaval americano tontorrón; y cuando conoces a Will, ¡es tan británico!... qué gracioso es, no te lo esperas.


P: En la película, los personajes hacéis un viaje fingiendo que sois una familia. Me preguntaba por qué hace este viaje tu personaje: ¿cuáles crees que son sus expectativas y sus deseos?

E.R.: Bueno, creo que no tiene nada mejor que hacer y que necesita el dinero, y creo que no espera conectar de verdad con la gente, pero está claro que lo hace. Creo que es una sorpresa estupenda para todos. No creo que los personajes pensaran de verdad que iban a desarrollar esos lazos entre ellos, y es algo increíble, la verdad.


P: ¿Cómo fue rodar tantas escenas en esa autocaravana tan grande?

E.R.: Acabamos hartos de verdad de la autocaravana porque rodamos en un plató dentro de ella durante meses, de un tirón. Cuando terminé de rodar mi última escena, salí de la autocaravana al aeropuerto y de vuelta a Los Ángeles. Así que pasamos mucho tiempo dentro de ella.


P: Esta película es una comedia, pero también tiene un toque dulce. ¿Puedes contarnos algo sobre el equilibrio entre la locura de la comedia y el corazón de este viaje que hacen juntos los personajes?

E.R.: Sí, ha sido estupendo que una comedia tan divertida tenga un contrapeso en el núcleo de la historia. La película va de la familia, y, de alguna forma, tu familia puede ser, sencillamente, las personas a quienes tú consideras tu familia. Es estupendo que los Miller se hagan su pequeña familia, y me gusta que se vea eso al final de la película.