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  Al sur de Granada  Dirigida por Fernando Colomo
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Gerald Brenan, un joven idealista inglés de noble familia, llega en los años veinte a un pequeño pueblo de la Alpujarra granadina. Allí, alquila la casa del cacique y contrata a María, la amante y criada de éste. A lomos de unas mulas llegan a los pocos días sus dos mil libros: ha venido a España para cumplir su sueño de ser escritor. Pero la tranquilidad que buscaba se verá pronto alterada por la sucesión de acontecimientos que comienzan a desencadenarse con su presencia.

Coincidiendo con la visita de sus amigos ingleses conoce a Juliana, una atractiva y sensual muchacha que le fascina inmediatamente. Con la ayuda de Paco, su amigo y compinche en la aldea, prepara un plan para conseguirla. Pero no es una tarea fácil, Juliana es virgen y Gerald tiene que aprender las "extrañas" costumbres del pueblo. Para más complicaciones Doña Clara, su casera, le hace una insólita propuesta: si se casa con Ángeles, la hija ilegítima que su difunto marido tuvo con María, la criada, le dará la casa y tierras y le nombrará su heredero. Pero Gerald ha descubierto con Juliana la plenitud del amor físico, que su educación victoriana nunca le permitió ni imaginar.

Los personajes:
Gerald Brenan
Con 25 años, a lomos de unas mulas y 2.000 libros llegó este joven aspirante a escritor a Yegen, un pueblecito de La Alpujarra para cuyos habitantes era prácticamente un marciano. Eran los primeros años 20 del siglo pasado y para la estricta educación victoriana que había recibido, pensar en el sur de España, en Andalucía, era sinónimo de libertad, sensualidad, romanticismo y alegría de vivir.

Gerald Brenan, "Don Geraldo" para los del pueblo, no sólo encontró la paz que quería para leer y escribir, sino que también descubrió el amor en toda su plenitud física encarnado en la joven Juliana, una adolescente bella y sensual con la que tuvo a su única hija. Fue una experiencia iniciática que le marcó para siempre; de hecho su obra posterior sobre España no es sino la de alguien que se enamoró de Andalucía, donde vivió durante largos periodos y adonde volvió en 1984, para pasar los últimos años de su vida.

Su interés por instalarse en un lugar tan tranquilo y "salvaje" como La Alpujarra respondía también a su intención de leer a todos los autores que le interesaban y no había podido conocer debido a los tres años que pasó en el frente, durante la I Guerra Mundial. Andalucía supuso para Brenan el encuentro con Góngora, Quevedo, Garcilaso, San Juan de la Cruz y, sobre todo, Santa Teresa, a quien profesó siempre una absoluta admiración. Su tranquilidad, sin embargo, no fue completa, ya que los habitantes del pueblo le metieron en mil y una situaciones sorprendentes que le hicieron descubrir la agitada y activa cotidianeidad que marcaba a las gentes de un lugar tan humilde pero tan lleno de vitalidad.

Juliana
Joven alpujarreña, de gran belleza y temperamento y con quien Gerald Brenan vivió la gran pasión de su vida. Su sencillez, ingenuidad rural y procedencia humilde dejan al descubierto también una personalidad fuerte, decidida y, sobre todo, de una generosidad increíble. Como en sus primeros encuentros evita al joven inglés, éste sigue el consejo de su amigo Paco y la contrata como criada para tenerla cerca.

Además de joven y bella, Juliana canta y baila con una sensualidad que enamora. Brenan actúa, en cierto modo, como su "pigmalión", estableciéndose entre ambos una relación en la que los dos reciben algo nuevo del otro: ella, el descubrimiento de los libros, de la cultura; él, el encuentro con el amor físico, con la pasión de forma natural y netamente humana.

Paco
Este joven andaluz de rápidos reflejos, algo pícaro y todo un buscavidas se convierte en el mejor amigo de Brenan a su llegada a La Alpujarra. Para él no hay "casi" nada imposible, ya que sabe cómo arreglarlo todo: con buenos regalos y sabias palabras, sus objetivos y los de su amigo inglés siempre acaban cumpliéndose, aunque a veces también le lía en asuntos que no acaban bien del todo. La llegada de Brenan le ha influido notablemente ya que empieza, incluso, a leer El Quijote. Pero su máxima ilusión es salir del pueblo y marcharse a Buenos Aires, a la Argentina, su gran sueño.

María
Entra en casa de Don Gerardo con el afán de conseguir mejor posición económica y tratar de casar a su hija Angeles. Mujer en los cuarenta, enredada con los caciques del pueblo, manipuladora por supervivencia y, por qué no, por conseguir acaso una situación social mejor, siempre está dispuesta a preparar a Brenan y sus amigos cualquier plato con abundantes nutrientes: tortilla de patata, arroz con bacalao, migas, gachas... Como les sucede a Paco y a su hija Angeles, los ingleses le parecen unos bichos raros, pero más "bicho" le parece Juliana, la joven que Brenan ha contratado también como criada y con la que se lleva "a matar".

Virgilio
El cura del pueblo se siente cercano a nuestro protagonista porque con él sí puede hablar claro, ya que procede de una cultura religiosa diferente. Hombre alto y fortachón, en los cuarenta, consigue sorprender a Brenan con su comportamiento liberal y poco ortodoxo. Representante de la Iglesia Católica pre-conciliar, don Virgilio no puede evitar que su corazón mande más que su cabeza y el secreto que mejor tiene guardado acaba por desvelarse tal y como se suceden en el pueblo los acontecimientos: provocados por las inevitables fuerzas de la naturaleza.

Doña Felicidad
Mujer de posición, hermana del médico del pueblo, devota y fiel a todas las celebraciones religiosas de Don Virgilio, a quien se siente muy unida. En su relación con Brenan, ella contribuirá en su acercamiento intelectual con España, ya que es quien le recomienda que lea a Santa Teresa. Su dedicación a su hermano viudo y sus sobrinos, le hará tomar decisiones de última hora que cambiarán el curso de los acontecimientos.