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  Futbolín  (Metegol)
  Dirigida por Juan José Campanella
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Futbolín es un largometraje de animación dirigido por Juan José Campanella y realizado en 3D estereoscópico para exhibición comercial en salas cinematográficas.

El guión está basado en el cuento “Memorias de un wing derecho”, de Roberto Fontanarrosa, y ha sido escrito por el propio director, Eduardo Sacheri, Axel Kuschevatzky y Gastón Gorali.

Se trata de una producción hispano-argentina con ambición internacional.

FUTBOLÍN es el primer proyecto cinematográfico de Juan José Campanella después de haber obtenido el Oscar de la Academia de Hollywood por “El secreto de sus ojos”.


Sobre la película (por Juan José Campanella)
"Nuestra intención era crear un mundo único y original. Creo que lo hemos conseguido, porque no he visto nada igual en ninguna otra película. En mi humilde opinión."

Amadeo es un chico de pueblo pequeño con grandes habilidades como jugador de futbolín. El tiempo va pasando y ésa es la única destreza que ha desarrollado. Por supuesto, esto puede ser muy conveniente y útil cuando se es un niño, pero uno crece y esta habilidad se convierte más en una carga que otra cosa. No sirve de nada tener este talento en un mundo de adultos.

Capi es un jugador de futbolín con toda la arrogancia de un capitán de fútbol, pero que a medida que avanza la película se va convirtiendo en más humano y mucho más multidimensional.

Esta es la historia de un joven que se ha convertido en una estrella del fútbol internacional y que regresa a su ciudad natal con un plan: comprar toda la ciudad, convertirla en un gran estadio, y por fin resolver un conflicto personal pendiente con Amadeo: la humillación de haber perdido un partido de futbolín cuando eran niños. Y aquí es cuando los jugadores de futbolín comienzan a intervenir en la historia.

Siempre me ha gustado la animación pero, lamentablemente, era como una zona prohibida para mí, porque el dibujo a mano alzada era algo con lo que nunca me pude relacionar. Vengo del mundo de las computadoras como editor y ahora que la animación ha llegado al mundo de la computación, me puedo sentar con un animador y hablar un código común, y para mí eso es mucho mejor, es mucho más creativo y propicio para la comunicación.

Logramos el estilo de la película poco a poco, por prueba y error… después de un montón de pruebas. Tuvimos que crear un mundo compatible con la animación en 3D, y trasladarlo al mundo de la informática sin perder lo original y lo único de la creación.

Esta película demandó muchísimo trabajo, un montón de gente con talento, una gran cantidad de técnicos, un montón de gente creativa... y quise que ese trabajo, esfuerzo y talento se viera en la pantalla.

En las películas de animación hay que tener un cierto ritmo para no perder la atención de los niños, pero ésta es una película para la familia ya que también tiene elementos dirigidos a los adultos. Hay ciertos chistes que sólo los adultos entienden pero que no impide a los niños disfrutar de la película.

Es una película para toda la familia, y para chicos de 6 años en adelante.


Notas de producción
Futbolín no es una película sobre futbolines, ni siquiera es una película de fútbol. Es por sobre todas las cosas una historia de amor, amistad y superación. Nuestros protagonistas descubren tras varios años de rutina que deberán poner el cuerpo y enfrentarse a un nuevo mundo con reglas muy distintas a las conocidas.

Amadeo, un chico retraído pero virtuoso, dejará la seguridad de vivir detrás de los controles de su juego favorito para ponerse al frente de un equipo de locos dispuestos a recuperar su pueblo, pero sobre todo, la dignidad. El Capi, un dogmático del fútbol y de la vida de 20 centímetros de altura forjado y a plomo, recorrerá su propio camino. La sabiduría de un viejo caudillo como él, se verá puesta a prueba cuando deba abandonar su lugar de pertenencia y enfrentar un mundo nuevo. Afuera los códigos del fútbol no siempre funcionan.

Esta aventura comenzó hace más de siete años cuando me reencontré con el cuento “Memorias de un wing derecho” del genial escritor Roberto Fontanarrosa. El “Negro” aún vivía y había viajado de Rosario a Buenos Aires para recibir un premio. “Me deben dar poco tiempo de vida porque me están entregando premios todos los días” me dijo con su sentido del humor inquebrantable cuando nos conocimos en el lobby de un hotel del centro porteño. De aquella reunión recuerdo su humildad y ese don de gente que te hacía sentir como un par, lejos de toda pose. Tiempo después, algo muy similar pasó cuando tuve la oportunidad de conocer a Juan JoséCampanella, de quien era y soy un ferviente admirador.

La cita fue en un restaurante en Palermo y estuvo marcada en el calendario por más de 5 meses. Cuando le escribí para proponerle llevar adelante este proyecto, Campanella se encontraba en Estados Unidos filmando una serie de televisión. Esperé y esperé intentando contener la ansiedad junto a Ivan Kozicki, co-productor ejecutivo. Nunca voy a olvidar ese día porque a los pocos minutos de llegar la comida comencé a contarle la idea de llevar el relato de Fontanarrosa al cine. Conversamos acerca de la metáfora que significaba compartir un mismo territorio con tus enemigos durante tanto tiempo y la imposibilidad de concebir un mundo distinto fuera de esa realidad. ¿Pero qué pasaría si ese mundo cambiara y tus enemigos se convierten entonces en tu único sostén?

En medio de la conversación Campanella se puso de pie y me dijo “voy al baño”. A los pocos minutos regresó con una convicción sorprendente: “Además de escribir el guión me gustaría dirigirla, si estás de acuerdo”.

Lo que siguió fueron 6 años de trabajo duro, únicamente posibles gracias a la incorporación del productor histórico de Campanella, Jorge Estrada Mora. Amante del buen cine y los grandes emprendimientos, Estrada Mora es un visionario que apuesta por la innovación y por brindar a Campanella y equipo, una total libertad creativa. Con él llegaron el Grupo Prisa, y el grupo Antena 3 de España, para convertir a Futbolín en una coproducción internacional.

Para desarrollar la idea y escribir el guión se sumaron Axel Kutchevatzky, productor asociado de extensa trayectoria en cine, y el reconocido escritor Eduardo Sacheri, escritor y co-guionista del “Secreto de sus Ojos” con quien Campanella ya había logrado un éxito sin precedentes. El guión y el desarrollo del universo llevó más de 18 meses. Después siguieron otros 8 meses de preproducción. Formamos un ámbito de trabajo para intercambiar ideas entre el equipo de guión y el flamante equipo de arte, liderado por Nelson Luty y Mariano Epelbaum, directores de arte de la película. Muchas de las ideas que quedaron plasmadas en la película surgieron de aquellas sesiones de trabajo entre ilustraciones e historias que se retroalimentaban constantemente. Campanella finalmente dirigía al equipo y reescribía constantemente cada escena.

Y llegó el día de comenzar la producción.

Formar el equipo de los casi 400 artistas, productores, programadores, y técnicos que dejaron cuerpo y alma en este proyecto. Más de 15 nacionalidades diferentes se unieron en una babel que reconocía el idioma del cine como su lengua madre.

Más de 3.000 entrevistas condujo el equipo liderado por Diego Rosner, productor ejecutivo, quien dejó gran parte de su vida y su salud capilar en esta película. Para él, convocar artistas de grandes estudios como Pixar, Dreamworks, o Weta, era una combinación de brindarles la posibilidad de trabajar junto a uno de los más reconocidos directores de la región, hacerlo con total libertad artística y sin la injerencia de los clásicos ejecutivos de Hollywood. Y si esto no era suficiente, para completar la seducción se ofrecía un dossier con imágenes de Buenos Aires, Madrid, los bares y la vida nocturna, y hasta la posibilidad de traer un acompañante a cargo de la producción. Después de todo, significaba embarcarse de lleno y durante más de dos años en un solo proyecto.

A veces pienso en el equipo que formamos como en la tripulación de un barco pirata. Más allá del gran profesionalismo y talento de todos, había distintas motivaciones personales en cada uno. Había idealistas, aventureros y hasta mercenarios, todos en busca del mismo tesoro al final del viaje: lograr una gran película.

Sergio Fernandez fue el responsable de llevar adelante este barco como jefe de producción. Félix Monti, el legendario director de fotografía, aportó todo su conocimiento del cine clásico y lo llevó al entorno de la animación digital. Se cruzaban 3 generaciones. “El Chango” Monti que hacía la dirección de fotografía de películas cuando aún se editaban en moviola pasó meses rodeado de artistas argentinos, estadounidenses y europeos con piercings, tatuajes y cientos de monitores de LCD, bajo la supervisión de Eduardo Casado Dominguez. Sin embargo, el choque generacional rindió sus frutos. Los artistas jóvenes admiraban la sensibilidad y erudición de Monti y él finalmente aprendió a configurar su casilla de email en el celular. Esta interacción entre talento del cine clásico y talento del cine digital, creo que es una de las claves de Campanella para hacer de Metegol una película de su autoría. A este equipo se sumó Sergio Pablos, uno de los animadores más respetados del mundo y creador de “Mi Villano Favorito”.

La producción siguió con innumerables cruces del Océano. Las características de la coproducción hacía que parte del equipo se encuentre a cada lado del Atlántico. Manuel Polanco, Mikel Lejarza, Mercedes Gamero y Gustavo Ferrada, los productores Españoles, sumaron miles de millas para mantener la producción en ritmo junto a Roberto Schroder, productor ejecutivo, responsable de administrar mes a mes el proyecto.

Universal Pictures sumó toda su experiencia en animación para la distribución de la película en Iberoamérica.

La demanda tecnológica que insumió Futbolín merece un capítulo aparte. El proyecto exigía mayor capacidad de procesamiento de datos que la que utiliza un Banco con millones de clientes, pero gracias a la colaboración de grandes socios tecnológicos como HP, Intel y Telefónica pudimos sortear este obstáculo. Los desafíos fueron constantes durante los más de 3 años que llevó la producción de la película. Sin embargo creo que en un punto todo esto es anecdótico, porque al final del día lo que intentamos hacer es contar una buena historia.

Gaston Gorali
Productor y Co-Guionista