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  Oldboy  Dirigida por Spike Lee
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Dirigida por Spike Lee, protagonizada por Josh Brolin, Elizabeth Olsen, Sharlto Copley, Michael Imperioli, Linda Emond, James Ransone y Pom Klementieff.

Con un guión de Mark Protosevich (Soy leyenda, La celda), la película está producida por Roy Lee, Doug Davison y Nathan Kahane, y los productores ejecutivos son Joe Drake, John Powers Middleton y Peter Schlessel.

Remake de la película de Park Chan-wook.


Una nueva visión de OLDBOY
La historia de Oldboy, que gira en torno a una misteriosa y épica venganza, ha alcanzado el nivel de leyenda entre los seguidores de novelas gráficas y de películas de culto. La fascinación nació a finales de los años noventa, cuando Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi crearon un manga de ocho entregas acerca de un hombre al que encierran sin explicaciones en una cárcel privada con la única compañía de un televisor y que cuando es liberado al cabo de muchos años se dedica a intentar descubrir quién le robó la vida para saber por qué fue castigado de semejante forma.

El inquietante argumento inspiró una película al gran director coreano Park Chan Wook. Estrenada en 2003 y protagonizada por Choi Min-Sok, chocó, desconcertó y emocionó al público en el mundo entero. La película era elegante y explosiva a la vez, plagada de peleas de artes marciales perfectamente coreografiadas, suspense en la mejor tradición de Hitchcock y una especie de poesía primitiva, hasta el punto de que la crítica no tardó en llamar a Park Chan Wook "el Quentin Tarantino del Lejano Oriente". También añadió una asombrosa dosis de humanismo al remolino ético que vive el protagonista. Explorando las numerosas formas de encarcelar a alguien físicamente, y lo que es aún más aterrador, mentalmente, la película permitió mostrar el paralelismo entre el prisionero cuya única compañía es un televisor y que no entiende su destino, y la vida en el mundo moderno.

Entre los muchos seguidores de la película estaba el director Spike Lee, conocido por películas de temas sociales contundentes como Haz lo que debas, Nola Darling, Malcolm X, La última noche y el doble documental acerca del huracán Katrina "When the Levee Broke", pero al que siempre le han fascinado los thrillers sobre el comportamiento humano. No hace mucho ha dirigido la inteligente y elegante Plan oculto, la historia de un ingenioso atraco a un banco, protagonizada por Denzel Washington.

Como les pasó a muchas otras personas, Spike Lee se sintió tremendamente atraído por Oldboy la primera vez que vio la película coreana. "Me quedé asombrado", recuerda. "Era una historia sin precedentes con los mejores ingredientes de misterio y de venganza retratados de la forma más dura posible. Nadie había visto nada igual, yo tampoco".

Pero Spike Lee no leyó el guión de Mark Protosevich para una versión estadounidense de OLDBOY y empezó a imaginar la historia a su manera hasta bastante tiempo después. En ningún momento pensó en mejorar la película de Park Chan Wook, sino en volver al cómic original y seguir su instinto.

"Nunca pensé en OLDBOY como en un remake", explica el director. "Más bien me parecía la reinterpretación de una historia genial que podía presentarse de diferente manera. Park Chan Wook hizo una película genial, pero antes de eso estaba el manga japonés, y me pareció una oportunidad para ofrecer una nueva visión del material original".

Para conseguirlo, Spike Lee deseaba respetar la película coreana, pero sin copiarla. "Cuando empezamos a pensar en hacer OLDBOY, Josh Brolin se puso en contacto con Park Chan Wook, y sus palabras fueron: ‘Hagáis lo que hagáis, que sea vuestra película’", recuerda.

Y es precisamente lo que hizo. No le preocupó que la historia se trasladara de sus orígenes japoneses y de los paisajes coreanos que la hicieron famosa a un escenario estadounidense. "Es una gran historia y funciona en cualquier lugar, pero tenía claro que no debíamos obviar ninguno de los temas que toca", dice.

Al contrario, Spike Lee se decantó por una versión más primaria. En el centro de su interpretación del material está la idea de un hombre reducido a sus instintos más básicos, que se convirtieron en una parte importante de la intensa interpretación de Josh Brolin en el papel de Joe Doucett.

"Cuando encierran a Joe, recupera los instintos animales que todos llevamos dentro, pero que intentamos dominar", dice Spike Lee. "La mayoría de civilizaciones enseñan a controlarlos o, al menos, a no exhibirlos en público. Pero por dentro seguimos siendo animales instintivos".

Incluso cuando se apoderan de él las ganas de castigar al culpable, Spike Lee cree que Joe busca la salvación y la redención de un terrible destino que empieza a creerse que se ha buscado él solo. "Es una película de venganza", añade el director, "pero también es la historia de alguien que busca la redención. Joe es un alcohólico, un adicto, no es una persona maravillosa, y le hacen falta veinte años de encarcelamiento para empezar a ver la luz".

Pero sobre todo, según el director, los seguidores de la primera película deberían prepararse para ver "algo diferente, aun siendo un homenaje a lo que se hizo antes".


En el interior de la mente primitiva
Todo empezó cuando Spike Lee leyó la primera versión de OLDBOY escrita por Mark Protosevich, al que habían contratado los productores Roy Lee y Doug Davison, de Vertigo Entertainment, y Nathan Kahane, de Good Universe, para hacer una adaptación en inglés. El guionista también era un gran admirador de la película de Park Chan Wook, pero le interesó la idea de regresar al manga original y dejar volar su imaginación para enfrentarse a los temas de la película de otro modo.

"OLDBOY gira en torno a muchas cosas", dice Mark Protosevich. "Creo que trata de la lucha por encontrar la paz interior, de enmendar faltas cometidas en el pasado, de la familia, la crueldad y, claro está, del impulso de venganza, querer que alguien pague por lo que nos ha hecho, y el precio de dicha venganza".

"Nos hace pensar en cosas que hicimos en el pasado que pudieron ser muy dolorosas para otro, pero de las que no nos dimos cuenta a pesar de que la otra persona vivirá con ese dolor toda su vida".

Mark Protosevich quería zambullirse en la experiencia totalmente surrealista de Joe Doucett, un hombre al que apresan sin acusarle nunca, sin juicio, que permanece encerrado, obligado a enfrentarse a sí mismo, a su mente cada vez más devastada, viendo cómo pasa el mundo a través de un televisor.

"Me documenté mucho acerca de personas que habían estado encerradas en zulos, por ejemplo, rehenes de terroristas, y leí los resultados de los experimentos que se hicieron en los cincuenta separando a crías de monos de sus madres", explica el guionista. "Imaginé el sinfín de emociones que debe sentir un preso en un lugar así, lo que un encierro semejante puede hacer a nuestra psique, a nuestra alma, y si realmente puede convertirnos en alguien diferente".

El guionista se dejó influenciar por la descripción que el manga hacía del protagonista, a quien el encarcelamiento convierte en una persona letal, salvaje y con una voluntad de hierro. También incorporó a un personaje que solo aparece en la novela gráfica, la directora de la escuela de Joe Doucett cuando era pequeño, que tiene mucho que contar. "Edwina Burke ofrece una interesante visión del pasado", dice Mark Protosevich, "la de una persona que se acuerda de cosas de las que el héroe ni se dio cuenta".

Aunque se ciñó a los temas básicos del manga y de la película original, el guionista añadió nuevos personajes y cambió otros para que se ajustaran a la cultura estadounidense del siglo XXI. Cuando Spike Lee decidió participar en el proyecto, los dos trabajaron juntos para pulir el guión y acercarlo a la idea del director. "La estructura en sí era un reto", comenta Mark Protosevich. "Es un auténtico rompecabezas y cada pieza debe encajar a la perfección. La estructura apenas cambió a partir del momento en que Spike se unió al proyecto, pero añadió un toque personal a cada pieza del puzzle".

Los productores estaban entusiasmados cuando vieron hacia dónde se dirigían Spike Lee y Mark Protosevich. "La imaginativa aportación de Spike Lee profundiza en vertientes muy oscuras sin olvidar los elementos del original", explica Roy Lee.

Doug Davison, que se ha ocupado del proyecto desde su entrada en Vertigo, la productora que cofundó con Roy Lee, añade: "La película explota las razones por las que la venganza demuestra ser un terreno tan fértil para el cine. Es un sentimiento muy básico, toca algo en el cerebro y permite que nos identifiquemos con la necesidad de venganza. Hay un denominador común en todas las películas de Spike, las interpretaciones emotivas, potentes y directas de los actores, por lo que estábamos convencidos de que su visión de la historia sería original".


Un alma encarcelada: Joe Doucett
Una cosa estaba muy clara desde que comenzó la preproducción de OLDBOY: el actor protagonista debía moverse en los abismos de la psique humana. Todos estaban de acuerdo en que un intérprete capaz de hacerlo era Josh Brolin, que se ha dado a conocer con soberbias interpretaciones en No es país para viejos, W. (en el papel del presidente George W. Bush), Mi nombre es Harvey Milk, Wall Street 2: El dinero nunca duerme y Valor de ley, entre otras. Pronto le veremos en Una vida en tres días, de Jason Reitman.

"Josh no es un actor de un solo papel, es muy flexible", dice Spike Lee. "Siempre me han gustado los actores que no tocan las mismas notas. En esta película, realiza una auténtica hazaña porque encuentra la forma de interpretar a alguien al que encierran durante muchísimo tiempo y que, de golpe, se encuentra de nuevo en un mundo completamente diferente al que dejó. Ha asimilado totalmente al personaje y lo ha llevado hasta el fondo".

Josh Brolin aceptó el papel con todas las consecuencias, dispuesto a interpretar a un personaje más bien gordo al principio de la película que gana musculatura a lo largo de la historia, y a pasar por todas las emociones implicadas en el extraño y terrible viaje de Joe Doucett. Como gran admirador de la primera película, el guión de Mark Protosevich le sorprendió.

"Al leer el guión de Mark, tuve la misma reacción que cuando vi la película de Park Chan Wook. Fue una reacción orgánica, visceral, ante una culminación horrenda. Tiré el guión al suelo, pensando: ‘Dios mío, es horrible, horrible, pero brillante’. No me interesa estar dos horas delante de una pantalla si la historia no me conmueve de algún modo. Por eso acepté este papel, pega fuerte".

El actor reconoce que tenía muchas preguntas, muchos miedos cuando empezó a pensar que estaría solo en la pantalla durante toda la primera parte de la película, teniendo que comunicar angustia, desaliento y desesperación. "Spike es muy práctico, pero también muy generoso. Para las escenas en la habitación del hotel, rodábamos tomas de siete a ocho minutos. Como actor, inventaba cosas, intentaba vivir el momento, pero Spike conseguía crear una atmósfera donde cabía todo", explica Josh Brolin. "Podía ser algo peligroso, tonto, incómodo, ridículo, frustrante, triste, rabioso, todo era posible. Spike siente un profundo interés por el comportamiento humano y se empeña en que siempre seamos mejores, y eso ayuda mucho".

"Posiblemente vayamos a ver películas de venganza para poder vivirla a través de otros", añade. "Pero esta historia es especialmente interesante por lo que le ocurre a Joe. Le sacan de la sociedad durante veinte años, y puede que sea lo mejor que le haya pasado en toda su vida. Quiere vengarse, pero aunque no se dé cuenta, su historia también gira en torno a la expiación, a saber la verdad de uno mismo".


La chica, el extraño y la guardiana
Después de la liberación de Joe Doucett, dos personas cobran importancia en su búsqueda de la verdad: una joven que se convierte en su única confidente en el extraño mundo al que ha vuelto, y un enigmático desconocido que quizá tenga pistas que le lleven a conocer quién estuvo detrás de su cruel encierro.

El papel de Marie Sebastian, que no sigue la misma dirección que el personaje de la película de Park Chan Wook, sino que toma un giro desgarrador, recae en Elizabeth Olsen, conocida por varios papeles dramáticos en los tres últimos años, entre los que destacaremos su premiada interpretación en Martha Marcy May Marlene.

Marie trabaja como voluntaria en una unidad médica móvil y conoce a Joe Doucett poco tiempo después de su liberación. "Marie reconecta a Joe con el mundo, con su propia humanidad", explica el guionista Mark Protosevich. "Liz aporta mucho a Marie, la convierte en un mujer joven y fuerte, que forma parte íntegra de la sociedad moderna actual".

A pesar de los riesgos que conllevaba el papel, el guión conquistó a Elizabeth Olsen: "Nunca había leído un guión que jugara con una realidad tan extrema", dice. "La historia de OLDBOY gana impulso a medida que se hace más extraña, pero es totalmente creíble, envuelve al espectador".

Añade que entendió inmediatamente la atracción que Marie siente hacia Joe a pesar de su comportamiento y su historia. "Marie tiene la necesidad de cuidar a la gente, en parte porque no cuida de sí misma", explica. "Además, ese hombre es misterioso, quiere saber qué le pasó, qué le convirtió en lo que es ahora".

Pero cuanto más sabe de Joe, más aumenta el misterio. La actriz dice que fue genial trabajar con Josh Brolin porque este fue capaz de hacerse con el papel de un hombre desquiciado. "Josh y yo nos llevamos muy bien, pero cuando se metía en el papel, se volvía mucho más frágil e instintivo, sin respeto a las normas sociales. Para mí, como Marie, era fantástico reaccionar ante eso. Pero llega el momento en que Marie deja de ser amable y empieza a ponerse dura", recuerda.

Josh Brolin reconoce que el trabajo de la actriz le impresionó. "Lizzie es asombrosa", dice. "Consigue que cada palabra sea creíble. Tiene un talento innato y es un placer verla interpretar".

A medida que Marie y Joe se conocen mejor, los dos se preocupan cada vez más por el desconocido que llama a Joe por teléfono. El papel clave de Adrian está interpretado por Sharlto Copley, un actor sudafricano que debutó y se dio a conocer en Distrito 9, y al que hemos visto recientemente en Elysium, con Matt Damon y Jodie Foster. "Como mucha gente, descubrí a Sharlto por su impresionante trabajo en Distrito 9", dice Spike Lee. "Es un actor maravilloso".

Hablando de su personaje, Sharlto Copley dice: "Es la némesis de Joe. Se oye su voz antes de ver su cara. Curiosamente, cuando por fin Joe le ve, no le reconoce. Es otro giro fascinante de la trama. Me gusta mucho que el hilo conductor de OLDBOY, la venganza, este salpicado de giros sorprendentes. El final es muy fuerte, no quiero hablar más para no estropearlo".

El actor estaba entusiasmado ante la oportunidad de trabajar con Spike Lee: "Spike es un verdadero artista. La película en ningún momento parece un remake porque ha aportado sus propios parámetros a la historia. Como director, permite que haya momentos espontáneos dentro de la estructura de esta poderosa historia de venganza. Pule los que más le gustan, pero si se fía del actor y cree que va en la buena dirección, le da rienda suelta. Y eso, desde un punto de vista interpretativo, es fantástico".

Michael Imperioli (Los Soprano) es Chucky, dueño del bar del barrio y fiel amigo de Joe, y la actriz francesa Pom Klementieff es Haeng-Bok, la mujer cuyo extraño paraguas hace comprender a Joe que ha vuelto al mundo real.

La nueva visión de la historia intrigó a Michael Imperioli, que ha trabajado en numerosas ocasiones con Spike Lee. "Es un relato muy estilizado con cierto artificio, pero Spike sabe crear historias muy realistas basadas en personajes, apoyándose en detalles sutiles, humor y autenticidad", comenta el actor.

Pom Klementieff se sintió atraída por un papel que sirve para despertar a Joe Doucett después de su largo encierro. "Soy la última persona que Joe ve antes de que le secuestren, y la primera que ve cuando le liberan", explica.

La actriz también entiende que OLDBOY plantea muchas preguntas "Ver una película así es como recibir un puñetazo en la cara; aborda problemas morales que nos obligan a preguntarnos qué está bien y qué está mal. Si me ocurriera algo tan horrible, ¿cómo reaccionaría?"


Una ciudad sin nombre, un hotel del que no se sale
Spike Lee decidió crear un mundo nuevo donde transcurriría esta nueva versión de OLDBOY, una ciudad estadounidense sin nombre de la que arrancan a Joe Doucett sin previo aviso para devolverle al mismo lugar veinte años después. Para conseguirlo, se rodeó de un equipo creativo sin par: el director de fotografía Sean Bobbitt, el montador Alexander Brown, la diseñadora de producción Sharon Seymour y la diseñadora de vestuario Ruth Carter.

Spike Lee estaba empeñado en que Sean Bobbitt se encargara de la fotografía porque le gustaba mucho el estilo intenso e inmediato que desprenden sus colaboraciones con Steve McQueen (12 años de esclavitud). "Descubrí el trabajo de Sean en Hunger, y luego en Shame, que enseño en mi clase en la Universidad de Nueva York", explica Spike Lee. "Respeté su trabajo y él, el mío; los dos sabíamos que queríamos hacer algo diferente en esta película. Es un director de fotografía genial. Sean entiende que la cámara sirve al actor".

"Spike es uno de los pocos directores de cine de autor en Estados Unidos, deja un toque de genialidad en todo lo que hace", dice Sean Bobbitt, convencido de que su experiencia en noticias y documentales, donde sobre todo cuenta la rapidez, le ayudó en este rodaje. "Spike dirige el momento, quiere captar el momento; sus trabajos siempre son inesperados y suelen sorprender".

Spike Lee y Sean Bobbitt decidieron usar formatos múltiples para dar texturas distintas a cada parte de la historia de Joe Doucett con cámaras de 35 mm, Super 16 y Super 8. "Spike quería rodar OLDBOY usando negativo de 2 perforaciones en vez del habitual de 4 perforaciones", explica el director de fotografía, que ya ha filmado cinco películas con este método. "El resultado es una imagen con mucha textura".

La película se rodó casi íntegramente en Nueva Orleans. Sin embargo, al contrario que la mayoría de realizadores, Spike Lee se esforzó en que no fuera reconocible. "La película está concebida para transcurrir en una gran ciudad estadounidense sin nombre, pero Nueva Orleans es única", dice. "Encontrar localizaciones neutras fue un auténtico quebradero de cabeza".

La tarea recayó en la diseñadora de producción Sharon Seymour, que se había ocupado de Argo, dirigida por John Affleck, y de Los idus de marzo, dirigida por George Clooney. Reconoce que se lo pasó muy bien buscando las localizaciones idóneas que encajaran con la visión de Spike Lee.

"La película contiene un elemento de fantasía yuxtapuesto a un mundo arquitectónicamente muy realista, y jugamos con los dos", explica la diseñadora. "Spike nos dio una enorme cantidad de referencias artísticas cuando preparábamos la película. Tenía una idea clara de cómo quería que fuera, con fuertes contrastes, sombras y luces, claustrofobia y amplitud, libertad y encierro. Era mucho más que encontrar el perfecto cuarto con una cama y una silla".

En el centro de la película está la habitación infernal en la que Joe se despierta una mañana con una soberana resaca sin saber todavía que será su cárcel durante muchos años. Sharon Seymour quería que la decoración fuera bastante prosaica como para sacar de quicio a Joe y a la vez lo suficientemente atractiva para intrigar al público. También debía diseñar un decorado que tuviera en cuenta todos los ángulos que Spike Lee y Sean Bobbitt necesitaban para mantener el dinamismo de las escenas.

"El espacio no cambia durante los 20 años de cautiverio de Joe", explica la diseñadora. "El decorado insensibiliza. Por eso, el papel de la pared, los detalles arquitectónicos, las ventanas, el suelo, todo lo que podíamos controlar debía ser interesante".

Sean Bobbitt estaba de acuerdo con la idea de la diseñadora: "Era importante hacerla visualmente interesante", dice. "Pero trabajar con un actor de la talla de Josh Brolin fue una gran ayuda. En muchas ocasiones era suficiente seguirle con la cámara, él hacía el resto".

El exterior y las entrañas de la prisión secreta se rodaron en un antiguo complejo de la Marina situado en el barrio de Bywater en Nueva Orleans. El edificio de hormigón, construido en la época de la I Guerra Mundial, ofrecía la mezcla perfecta, era práctico y macabro a la vez. Otra zona del complejo también sirvió para rodar una de las escenas más complicadas de la película, la desproporcionada pelea entre Joe, armado con un martillo, y 35 secuaces decididos a eliminarle.

Spike Lee siempre supo que quería un concepto diferente para la tremenda escena.

"En principio, Spike tenía la idea de que la pelea tuviese lugar en una escalera circular para que no fuera una simple línea de combate que se moviera hacia delante y hacia atrás, sino que subiera y bajara", explica el director de fotografía. "Sharon Seymour propuso que usáramos las grandes rampas que hay en el astillero, e inventó un esquema para unir cuatro niveles".

Spike Lee y Sean Bobbitt realizaron un plano secuencia de tres minutos y medio utilizando una grúa telescópica de 22 metros montada en una base giratoria que requería diez operarios para su funcionamiento.

"Mi idea siempre fue rodar la escena en una sola toma", dice Spike Lee. "Por suerte, el coordinador de peleas JJ Perry y el coordinador de especialistas Mark Norby son auténticos genios para este tipo de cosas".

"Spike me dijo que necesitaba una supersecuencia, una toma especial", recuerda JJ Perry. "Nos pusimos manos a la obra. Josh y yo ensayamos seis semanas seguidas con los especialistas, y puedo decir que no hay muchos actores capaces de memorizar una coreografía tan complicada. Josh es una joya. No solo se entrenó físicamente, sino que memorizó cada uno de los movimientos y detalles para que todo pareciera real".

"Llevaba 22 años esperando para diseñar un plano secuencia como este", añade JJ Perry, "ahora esperaré otros cinco años para superarlo".

Spike Lee recurrió a la diseñadora Ruth Carter, nominada en dos ocasiones por la Academia de Hollywood y con la que había trabajado en numerosas películas, para que creara un vestuario a caballo entre el realismo y la tenebrosa fantasía de la historia. "La primera película de Ruth fue Aulas turbulentas, mi segundo largometraje", recuerda el realizador. "Confío plenamente en su sentido visual. Entiende cómo funcionan los diseños y los colores en la pantalla, y no todo el mundo es capaz de eso".

Todos los elementos de OLDBOY se unen para elevar la historia, pero Spike Lee siempre estuvo dispuesto a bajar con el personaje hacia un oscuro dilema del que, por mucho que lo intente, no encuentra escapatoria. Al preguntarle si podía imaginarse saliendo de un encierro de más de veinte años en una pequeña habitación, Spike Lee dice: "No lo soportaría. No me gustan las cuestiones hipotéticas, pero estoy seguro de que perdería el juicio si me encerraran en una habitación sin posibilidad de salir. Incluso con un televisor".