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  Relatos salvajes  Dirigida por Damián Szifron
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Aventura cinematográfica de múltiples facetas, del realizador argentino Damián Szifron (El Fondo Del Mar, Tiempo de Valientes), seleccionada para ser proyectada en competición para la Palma de Oro en la 67º edición del Festival de Cine de Cannes (2014).

La película está producida por Hugo Sigman, Pedro Almodóvar y Agustín Almodóvar, con Matías Mosteirin y Esther García Rodriguez como productores ejecutivos.

Protagonizada por Ricardo Darín (Tesis sobre un homicidio), Oscar Martínez (El Nido Vacío), Leonardo Sbaraglia (Intacto), Darío Grandinetti (Hable con ella), Rita Cortese (Viudas), Erica Rivas (Tetro) y Julieta Zylberberg (Un novio para mi mujer). Gustavo Santaolalla (Amores Perros, Diarios de Motocicleta, Babel) es el compositor de la banda sonora.

Rodada en localizaciones de Buenos Aires, Salta y Jujuy, "Relatos salvajes" es una coproducción de Kramer & Sigman Films de Argentina, de El Deseo de Pedro Almodóvar y Agustín Almodóvar y de Warner Bros. Pictures International.


Notas del director
Este guión surgió del sector más libre de la imaginación, aquel que no anhela reconocimiento de ningún tipo porque ignora que está produciendo algo que en algún momento será visto por los demás.

Mientras desarrollaba otros proyectos —desde hace años trabajo en una extensa trilogía de ciencia ficción que por ahora llamo El extranjero—, y casi como descarga, fui escribiendo una serie de historias breves con mayor libertad, mayor desapego, y menor exigencia. Al reunirlas en un único volumen, advertí que estaban vinculadas por una serie de temas que les conferían unidad y cohesión: hablamos de catarsis, explosión, venganza y destrucción. Y del innegable placer de perder el control.

Este proyecto involuntario se volvió tan consistente que rápidamente trepó en urgencia y encontró su esquema de producción. A menudo pienso en nuestra sociedad, la occidental capitalista, como una especie de jaula transparente, más o menos visible, más o menos evidente, que reduce nuestra sensibilidad, nuestra creatividad, distorsiona los vínculos y nos hace perder enormes cantidades de tiempo en cosas que no nos importan. Calculo que El extranjero se concentra en esta jaula: ¿De qué está hecha? ¿Surgió por evolución o por diseño? ¿A quién beneficia? ¿Se puede eliminar? ¿Por qué otro tipo de orden podríamos reemplazarla? Relatos salvajes, en cambio, opera sobre los individuos que viven dentro y no son conscientes de su existencia. Y sobre el mecanismo imperceptible de aire comprimido que nos convierte a todos en una bomba de tiempo. En términos de estética, el desafío pasa por obtener toda la energía, plástica, sonora, que se libera cuando una determinada estructura pierde su equilibrio. Cuando un globo se pincha o un espejo se parte. Esa estructura, en última instancia, es la personalidad.

Hacia el inicio de un proceso creativo prefiero tener preguntas en lugar de respuestas. ¿Cuán realista debe ser la aproximación a estos universos? ¿Forman parte de la realidad tal como la conocemos o de la ficción? ¿Un personaje como el de Bombita, por ejemplo, pertenece al universo de Tarantino o al de Ladrón de bicicletas? ¿El parador de Las ratas, debe remitir a nuestra tradición —pensar en cómo lo filmaría Favio sería un ejemplo— o retrotraernos a un parador de ruta universal, al concepto, acaso platónico, de parador?

En Relatos salvajes, el mundo que conocemos se superpone con su peor versión: el mundo que tememos. ¿Cómo alcanzar, desde el diseño de la imagen y el sonido, ese estadío hipnótico, pesadillesco, en que la frontera de la civilización se diluye y comienza la barbarie? Intuyo que debemos purificar los conceptos. Reducir todo a su mínima expresión para garantizar así la máxima potencia. Someter las distintas decisiones de la puesta en escena a un proceso, no tanto de síntesis, sino de compresión.

Otro desafío que plantea el libro es el de las múltiples narraciones. La administración del oxígeno y el control del pulso son esenciales para dotar al conjunto de vitalidad. Pero para ser sinceros, el riesgo de la multiplicidad me conecta inexorablemente con el momento en que adquirí el placer por la lectura. Recuerdo como si fuera hoy el descubrimiento, en la biblioteca familiar, de una serie de antologías del Círculo de lectores —mi padre era socio— compiladas por Agustí Barta: Relatos maestros del crimen, Relatos maestros de suspenso y Relatos maestros de terror.

Más tarde llegarían los Cuentos asombrosos producidos por Spielberg hacia fines de los 80, el largometraje basado en la serie Al filo de la realidad, las Historias de New York de Scorsese, Coppola y Woody Allen, y los 9 cuentos de J.D. Sallinger. A mi criterio, estos antecedentes configuran un espacio que invitan al juego, la libertad creativa, y la experimentación. Adjunto al presente documento una serie de dibujos que le encargué a Juan Ferreyra, amigo personal y dibujante de Marvel, DC comics y Dark Horse. El arte conceptual puede ayudar al lector a intuir la forma en que estoy imaginando la película.