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  Ahora me ves...  (Now you see me)
  Dirigida por Louis Leterrier
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AHORA ME VES... está protagonizada por Jesse Eisenberg ("La red social", "Bienvenidos a Zombieland"), Mark Ruffalo ("Los vengadores", "Shutter Island"), Woody Harrelson ("Los juegos del hambre", "2012"), Mélanie Laurent ("Malditos bastardos"), Isla Fisher ("De boda en boda", "El gran Gatsby"), Dave Franco ("Infiltrados en clase", "Scrubs"), Common ("Terminator Salvation", "Wanted (Se busca)"), José Garcia ("Un gran equipo"), con Michael Caine ("Origen", "El caballero oscuro") y Morgan Freeman ("Objetivo: la Casa Blanca", "Million Dollar Baby").

La película está dirigida por Louis Leterrier ("Furia de Titanes", "El increíble Hulk") a partir de una historia de Boaz Yakin ("Safe", "Hostel") & Edward Ricourt y un guión de Ed Solomon ("Men in Black (Hombres de negro)") y Boaz Yakin & Edward Ricourt. Sus productores son Alex Kurtzman ("Star Trek", "La proposición"), Roberto Orci ("Star Trek", "La proposición") y Bobby Cohen ("Cowboys & Aliens", "Jarhead: El infierno espera"). Los productores ejecutivos son Boaz Yakin, Michael Schaefer y Stan Wlodkowski ("Monte Carlo", "Come, reza, ama").

Los directores de fotografía son Larry Fong, ASC ("300", "Watchmen") y Mitchell Amundsen ("Red Dawn (Amanecer rojo)", "Odd Thomas"). Peter Wenham ("Infiltrados en clase", "Fast & Furious 5 (A todo gas 5)") se ha encargado del diseño de producción. Robert Leighton ("Así somos", "Ahora o nunca") y Vincent Tabaillon ("Venganza: Conexión Estambul", "Furia de Titanes") han realizado el montaje. El diseño de vestuario ha corrido a cargo de Jenny Eagan ("Contraband", "Cowboys & Aliens"). Brian Tyler ("Los mercenarios (The Expendables)", "Un ciudadano ejemplar") ha compuesto la banda sonora original.


Acerca de la producción
El fascinante y seductor universo de los ilusionistas profesionales ofrece un telón de fondo deslumbrante para el director Louis Leterrier en su electrizante thriller de atracos AHORA ME VES..., una auténtica carta de amor al mundo de la magia. Policías y delincuentes rivalizan para tratar de tomar la delantera a sus adversarios, mientras la película desvela antiguos secretos e inventa otros nuevos, poniendo al día ilusiones clásicas y llevando a los espectadores en un viaje que explora la idea de lo imposible.

El productor Bobby Cohen, presidente de Kurtzman/Orci, admite ser lo que denomina un "friki de la magia en secreto". "De niño, mi abuelo me llevaba al Holiday Inn local a ver a magos que diseñaban sus propios trucos y los vendían allí", recuerda. "Podías comprar barajas especiales de cartas, varitas o cubiletes y bolas. Mi abuelo me regalaba cada año tres o cuatro trucos, que yo guardaba en una cajita. En Pascua, me dedicaba a dar la lata a mis parientes con mi repertorio".

Cohen, que ha ejercido como productor de docenas de películas, que van desde el drama de la Tormenta del Desierto, "Jarhead: El infierno espera" a la disparatada comedia de Robin Williams "¡Vaya vacaciones!", llevaba años intentando sacar adelante una cinta de acción de temática mágica. "A mis socios, Alex Kurtzman y Roberto Orci, también les interesa la magia", señala. "Hemos pasado mucho tiempo buscando un guión así".

"La simple idea en sí de la magia provoca una doble reacción visceral en la mayoría de la gente", asegura. "Por un lado, queremos que nos sorprendan pero, por otro, queremos saber cómo lo hacen. A menudo hablamos de la mejor manera de conseguir incluir ambas experiencias en una película".

Cohen y sus socios encontraron por fin el equilibrio que buscaban en el guión original de Edward Ricourt de AHORA ME VES... El filme es un proyecto sumamente personal para el guionista, que empezó a darle vueltas a la idea cuando aún era estudiante en la Universidad de Nueva York. Recuerda: "Una noche, le conté mi idea a mi padre. Se mostró enormemente entusiasmado. Por desgracia, falleció al día siguiente, y no he podido evitar sentir desde entonces que le debía conseguir que se hiciera esta película. Todavía se me pone la carne de gallina pensando en lo orgulloso que se sentiría".

Ricourt quería escribir una clásica cinta de atracos, pero buscaba un elemento único que sirviera de gancho y lo distinguiera de todas las demás. "Buscaba algo un poco distinto", sostiene. "Empecé con la idea de que fuera una especie de historia de Robin Hood, en la que la verdadera hazaña no es llevarse el dinero, sino cómo se hace. ¿Y si los cuatro magos más importantes del mundo se juntaran y se convirtieran en una gran unidad imparable? Juntos, podrían conseguir lo imposible".

Ideó a un grupo de individuos excepcionales, cada uno con una habilidad específica muy particular. "A medida que me fui inventando a cada personaje, se convirtió en una especie de historia de superhéroes", prosigue Ricourt. "Crearlos servía en parte como una forma de hacer realidad mis deseos: si pudieras tener un superpoder, ¿cuál sería? A algunos les gustaría leer la mente, o hacer aparecer cosas de la nada. Me parecía que eso servía para darles una base más sólida a los personajes y hacía que la magia resultara más real".

"Ver cómo se forma un equipo siempre es un proceso muy entretenido", sentencia Cohen. "Ya sean ‘Los siete magníficos’, ‘Ocean’s 11’ o ‘Los Cuatro Jinetes’, es emocionante. Yo no había visto nunca en el cine a un equipo de magos. Una de las cosas divertidas que nos permitió hacer eso fue darle a cada miembro una presentación muy dinámica, específica del talento y la personalidad de cada uno."

Cuando Ricourt le presentó originalmente su historia de atracos a su amigo, el prolífico guionista, director y productor Boaz Yakin, se titulaba ‘Poof!’. "Me pareció un nombre gracioso y memorable", explica. "Boaz se rio tanto que ni siquiera me dejó terminar mi discurso. Pero se lo leyó y le encantó. Entendió perfectamente el concepto y se le ocurrieron unas cuantas ideas geniales, así que empezamos a colaborar. Eso sirvió para dotar a la historia de gran complejidad."

Durante siglos, los magos han formado parte de una cultura proscrita, comenta el guionista. "Al final, no es cuestión de dinero", apunta. "Lo regalan todo, porque van tras algo más importante. Se trata de un giro que no había visto nunca".

"La naturaleza de los magos tiene algo que tiende a lo subversivo y contracultural", coincide Cohen. "A los espectadores les va a encantar ver a los Jinetes ejerciendo su oficio, pero también seguimos la historia de los agentes del FBI e Interpol que les siguen el rastro, para intentar descubrir qué traman".

Como la película toma en consideración los distintos puntos de vista de cada bando, el espectador puede descubrirse animando alternativamente a cada uno. "Queríamos que las ilusiones nos dejaran atónitos y ver a los Jinetes salirse con la suya y dar los golpes", sugiere Cohen. "Pero también queremos saber cómo lo hicieron, lo que crea una gran fricción. Es un permanente juego del gato y el ratón, en el que acabas por no animar a los mismos todo el tiempo".

Con un nuevo borrador del guión en mano, obra de Ricourt y Yakin, Cohen y el resto de los productores se pusieron en contacto con el director francés Louis Leterrier y lo invitaron a aportar sus ideas para la película.

"Pensamos que ofrecería una película animada y vistosa, además de lograr que la magia resultara fabulosa", explica Cohen. "A veces, la gente asocia la figura del mago con ese tipo que aparece en las fiestas de cumpleaños infantiles y agita mucho los brazos. Aquí desde luego no se trata de eso".

Leterrier se ha labrado una reputación como uno de los mayores estilistas visuales del cine contemporáneo, creador de inolvidables cintas de acción como "Furia de Titanes", "Transporter" y "El increíble Hulk". Le atrajo la historia llena de matices y los fascinantes personajes de AHORA ME VES..., pero fue la posibilidad que ofrecía la película de echar un vistazo a los entresijos del mundo de la magia lo que sirvió para convencerlo definitivamente de embarcarse en el proyecto.

El director se presentó ante los productores rebosante de ideas para ampliar las posibilidades de la película. Quería llevar las ilusiones a un nivel nunca visto y hacer lo mismo con todo el resto de los elementos de la producción, tanto los efectos visuales, como las localizaciones, las secuencias de acción o el vestuario. También propuso filmar fundamentalmente en película fotográfica clásica de 35 milímetros, usando lentes anamórficas de hace 40 años, para captar mejor la rica imaginería romántica. Por último, sugirió utilizar a dos directores de fotografía distintos. Mitchell Amundsen se encargaría de las vertiginosas secuencias de acción del filme, mientras que Larry Fong supervisaría las intrincadas ilusiones.

"Louis demostró que entendía perfectamente lo que queríamos conseguir", opina Cohen. "Las películas de atracos son un género en sí mismo. La cuestión era ¿cómo aportar algo nuevo a ese género, sin dejar al mismo tiempo de centrarnos fundamentalmente en los personajes? Su influencia en el guión y en la selección del reparto elevó la película a un nuevo nivel".

"Louis y los productores aportaron autenticidad a la magia y crearon sets fabulosos", recuerda Ricourt. "Fue algo impresionante de ver. Fue increíble ver a los cientos de personas y miles de componentes utilizados para crear esta película".

Para ayudar a hacer realidad la ambiciosa visión del director, el veterano guionista Ed Solomon ("Men in Black (Hombres de negro)") también se incorporó al equipo. "Fue una labor de colaboración inspiradora", asegura Ricourt. "Me tomé el proceso como si fuera un partido de béisbol. Entra un lanzador para las ocho primeras entradas, aunque a veces necesitas a alguien que remate la faena si quieres ganar el partido. Pero respetaron mi visión de principio a fin. Me sentí muy afortunado de trabajar con guionistas tan buenos y con tanta experiencia".

También aportaron sus conocimientos al proyecto varios magos profesionales de primera fila, con diversas especialidades, desde el mentalismo a la prestidigitación, encabezados por David Kwong, fundador de Misdirectors Guild, compañía que asesora habitualmente a cineastas en el arte y el oficio de la magia. Estos especialistas ahondaron más de lo que se había hecho jamás en la mecánica y la filosofía de los espectáculos de magia, para dotar a la historia de un marco realista. En una época en la que la infografía permite conseguir lo imposible con una eficacia asombrosa, los cineastas insistieron en mantener el mayor número posible de elementos de las ilusiones en cámara.

"Hablamos de algunos de los principios básicos de la magia, así como de instruir a los actores y de ayudar a diseñar las ilusiones", explica Kwong. "Uno de nuestros objetivos más importantes era despertar el interés del público a nivel intelectual, para que comprendieran toda la preparación que conlleva la creación de las ilusiones. No desvelamos demasiados secretos, pero aprenderás a respetar lo que los Cuatro Jinetes son capaces de hacer".

AHORA ME VES... evoca los tiempos en los que las películas se proyectaban en una "linterna mágica", para recordar a los espectadores que las dos disciplinas siempre han ido de la mano, según Ricourt. "Cuando compras tu entrada y te sientas en tu butaca, estás dispuesto a creer en la magia, porque de eso trata el cine", sentencia el guionista. "Tienes que suspender temporalmente tu incredulidad. Dejas de lado lo que sabes que es real y te sientes dispuesto a creer lo que veas. Esta película refleja eso. ¡Todo es posible!".


Y para nuestro próximo truco...
Los productores, que necesitaban nada menos que a ocho actores para los papeles principales del filme, lograron reunir un reparto que es mucho más que la suma de sus partes. El elenco de AHORA ME VES..., que suma tres Oscars® y una docena de candidaturas entre todos, es uno de los más estelares de los últimos tiempos, pero no hubo en ningún momento problemas de egos propios de las estrellas.

"Reunimos a un grupo de personas que nos gustaban y con las que queríamos trabajar, más que a los actores de moda en ese momento", comenta Cohen. "Cada vez que añadíamos a alguien más, resultaba más fácil elegir al resto del reparto de la película. Jesse Eisenberg fue el primero en incorporarse. Luego llegó Woody Harrelson, porque disfrutó trabajando con Jesse en ‘Bienvenidos a Zombieland’. Mark Ruffalo quería trabajar con Jesse y Woody, y a Isla Fisher le entusiasmaba la idea de trabajar con los tres. Todo fue surgiendo de forma muy natural".

Michael Atlas, arrogante, elegantemente vestido y de habla refinada, se convierte en el líder de facto de los Cuatro Jinetes. "Seguramente fuera un friki en el instituto al que las chicas ignoraban", explica Ricourt. "Cuando empezó a aprender unos cuantos trucos de cartas, comenzó a recibir atención. Como artista de los escenarios, consigue a la chica y se gana la atención".

Atlas, interpretado por Jesse Eisenberg, candidato al Oscar® por su trabajo en "La red social", es un especialista en prestidigitación y un ilusionista completo. El actor aprendió a manipular monedas y cartas de verdad para el papel. "Jesse está genial como Atlas", afirma Cohen. "El personaje es un auténtico timador, con un enorme carisma. Es algo que nadie le ha visto hacer antes. Se esforzó al máximo y se entregó al 100%".

Atlas es, más incluso que el resto de los Jinetes, consciente de su público aun cuando no está en el escenario, lo que ha permitido al actor crear un personaje dentro de un personaje. "Está actuando todo el tiempo", señala Eisenberg. "Es un gallito, muy seguro de sí mismo, permanentemente interpretando su papel. Pero en realidad está representando su idea de lo que debe ser un mago, y se oculta tras esa fachada. Atlas necesita controlar siempre la situación, que es una de las razones por las que es capaz de realizar esas increíble ilusiones".

Al igual que sus tres compañeros, Atlas se encuentra en la cumbre de su particular especialidad, lo que crea cierto espíritu competitivo entre ellos. "Todos adoptan ciertas poses mientras intentan imponer su dominio pero, una vez pasado ese punto, se compenetran muy bien", aclara Eisenberg. "A Atlas le gusta diferenciarse afirmando que es el mejor mago que existe en ‘prestidigitación mental’".

Mientras los Jinetes montan dos actuaciones en vivo muy publicitadas, también trabajan en otro "espectáculo" aún más grande, que mantienen en el máximo de los secretos. "Atlas cree estar muy por delante del FBI", explica el actor. "Y, en muchos aspectos, lo está. La magia le ha enseñado a plantearse cómo va a reaccionar el otro bando antes siquiera de empezar. Le encanta que el FBI lo siga. Le encanta el hecho de que el mayor experto del mundo en desacreditar a magos lo esté siguiendo. Cualquier cosa que hagan no hace más que dejarlo en mejor lugar porque, pese a todos los recursos de los que disponen, siguen sin poder seguirle el ritmo".

Como a los Jinetes les interesan las ilusiones, más que el dinero que roban gracias a ellas, el público siente mayor simpatía hacia ellos, según Eisenberg: "Necesitan demostrar que pueden hacerlo, tanto a sí mismos como a los demás. Y en el fondo de todo ello hay una dualidad que hace que vayas cambiando de bando. Por un lado, estás con la policía mientras desvelan las ilusiones. Por otro, estás entre bastidores con los magos, viendo todo el trabajo y el ingenio que invierten en estos espectáculos".

Para Eisenberg, cuyos trabajos anteriores no incluían acción a gran escala, esta suponía su primera colaboración con Leterrier. "Louis ya había dirigido anteriormente películas enormes", observa. "No estaba muy seguro de lo que podría interesarle a un director como él trabajar con los actores, pero tenía muchísimas ideas sobre mi personaje y gran cantidad de referencias a películas que giran en torno a los actores. Me resultó revelador descubrir que podías hacer algo así en este tipo de películas grandiosas y visualmente deslumbrantes".

Isla Fisher llevaba desde los nueve años trabajando como actriz, hasta que saltó a la fama con su papel en la comedia de gran éxito de taquilla de 2005 "De boda en boda", lo que la convirtió en una actriz muy solicitada en Hollywood. En AHORA ME VES..., Fisher interpreta a Henley, una escapista cuyo truco característico es salir de un depósito de agua de 380 litros infestado de pirañas, mientras está encadenada de pies y manos.

"El papel de Henley estaba escrito en un primer momento para un hombre", recuerda Ricourt. "A lo largo del proceso de desarrollo, se convirtió en una mujer, lo que sirvió para añadir nuevos matices al personaje y complicar las relaciones entre los Jinetes".

Como antigua ayudante de Atlas, Henley solía llevar sus accesorios y acabar cada noche cortada por la mitad. Ahora que es su igual, su indomable espíritu femenino ayuda a mantener controlados los egos masculinos del equipo. "Atlas se siente intimidado por su genialidad y audacia", asegura Fisher. "Desde que empezó a hacerse valer por sí misma, la relación entre ambos pasó a convertirse más bien en una especie de rivalidad entre hermanos. No le tiene miedo a nada, una cualidad que es muy divertida de interpretar, y una razón importante por la que acepté el papel. En realidad, soy más bien miedosa".

Fisher se imaginaba a su personaje como un cruce entre Lisbeth Salander, la protagonista de "Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres", y el gran mito iconoclasta e independiente del cine, Katharine Hepburn. "Tiene que ser mejor que los hombres para verse en cierta igualdad de condiciones con ellos", señala la actriz. "Es luchadora, pero nunca se comporta como un hombre. Su lado femenino es la clave de su fuerza".

Fisher estudió la vida y obra de la ilusionista Dorothy Dietrich como preparación para el papel. "Quería que Henley fuera tan atrevida, deslumbrante y sorprendente en el escenario como fuera de él, de modo que nunca sepamos qué está pensando realmente", explica. "Dorothy es una escapista real que trabaja en la actualidad. Fue la primera mujer en atrapar una bala entre los dientes, que es una proeza asombrosa. No sólo se le da muy bien desviar la atención, sino que también sabe conectar emocionalmente con el público, con lo que consigue que se impliquen más en los números".

Trabajar con amigos y compañeros como Eisenberg sirvió para que el rodaje resultara muy agradable para la actriz, pero compartir escena con dos intérpretes veteranos fue uno de los mejores momentos de su carrera, según Fisher: "Trabajar con Michael Caine fue seguramente con lo que más disfruté. Es un perfecto caballero en el set, un consumado profesional y evidentemente posee un talento extraordinario. Para mí, fue un poco como si me hubiera tocado la lotería".

"¡Y encima oía hablar a Morgan Freeman a diario!", agrega. "Todo el mundo conoce esa voz profunda, conmovedora, tranquilizadora y divina".

Woody Harrelson se incorporó al reparto para interpretar al mentalista subversivamente divertido Merritt Osbourne, una antigua estrella en horas bajas, que se dedica a ganarse la vida como buenamente puede en el circuito de artistas callejeros. "Merritt no tiene un pasado muy limpio", apunta Ricourt. "Está rodeado de cierto misterio. Ha tenido problemas. Me gustaba la idea de que en otro tiempo había sido popular, pero ahora es como un viejo músico de rock que intenta revivir sus tiempos de gloria".

Harrelson, candidato al Oscar® en dos ocasiones (por "El escándalo de Larry Flynt" y "The Messenger"), colaboró estrechamente con el mentalista profesional Keith Barry como preparación para el papel de un adivino de capa caída, que no quiere dejar pasar la oportunidad de volver a ser el centro de atención. "También leí una serie de libros para prepararme", recuerda el actor. "Ha habido algunos mentalistas realmente fascinantes a lo largo de los años, que han hecho cosas increíbles. No sé ni de lejos cómo funciona todo eso, pero he hecho algún que otro experimento. Puesto que Merritt trabaja además con hipnotismo, también lo estudié un poco, e intenté hipnotizar a gente, en vano, pero creo que una vez me faltó muy poco".

Harrelson dice que fue Eisenberg quien le habló del guión. "Estaba deseando volver a trabajar con Jesse", afirma. "Y la cosa no hizo más que mejorar a medida que se fue sumando el resto del reparto. Fue un honor tener ocasión de trabajar con dos leyendas como Morgan Freeman y Michael Caine. Ya era amigo de Isla Fisher. Conocía el trabajo de Mélanie Laurent gracias a ‘Malditos bastardos’, donde estaba sencillamente increíble. Y Dave Franco, a quien no conocía para nada, se mostró incansable en su búsqueda de la excelencia. Estaba entusiasmado con todo el reparto".

Franco, que ha aparecido recientemente en "Infiltrados en clase" y en la comedia romántica zombi "Memorias de un zombie adolescente", interpreta a Jack Wilder, el miembro más joven del equipo. "Jack es aún bastante joven e impresionable", sostiene Ricourt. "Admira a los demás Jinetes y aspira a ser como ellos. Es un experto carterista, así que lo vemos por primera vez timando a los viajeros de un taxi acuático en Nueva York".

Jack tiene una gran pericia para hacer aparecer y desaparecer cosas, así como para manipular y lanzar cartas, una habilidad que acabará resultando sorprendentemente útil en la película. "Es un charlatán callejero que ha admirado toda su vida a los otros tres Jinetes", comenta Franco. "Empieza como un chico ingenuo que se alegra simplemente de poder estar con esos otros magos tan asombrosos. Ahora que es parte del grupo, intenta ganarse su respeto. Hubo ciertas similitudes entre su experiencia y la mía. Me encontré trabajando con gente a la que he observado y admirado mientras crecía. Tener ocasión de verlos trabajar y hacerles preguntas sirvió para tranquilizarme".

Leterrier aportó al rodaje una mentalidad muy práctica y directa que ayudó a mantener bien alto el nivel de energía, en opinión del actor. "Louis era como un niño chico. En mitad de una enorme escena de acción, era el tipo que se dedicaba a lanzarte fragmentos de silla. Siempre se encontraba en el meollo de la acción. Su ánimo era muy contagioso".

Franco insta a los espectadores a que acudan a las salas y se dejen sorprender, no sólo por las extraordinarias ilusiones creadas en la película, sino también por los inesperados giros. "Al leer el guión, quedé sorprendido por el final", admite. "Estaba muy bien escrito, y creo que la gente va a quedar sorprendida y encantada con cómo resulta todo".

Mark Ruffalo, otro candidato al Oscar® (por "Los chicos están bien"), está del lado de la ley y el orden en su papel de Dylan Hobbs, el agente del FBI encargado de investigar a los Jinetes. A Dylan, que estaba a punto de resolver un importantísimo caso de crimen organizado, le molesta enormemente que lo retiren del mismo para dedicarse a lo que él percibe como un asunto de lo más trivial.

"Dylan cree realmente en la ley, en la igualdad de todos ante la misma", explica Ruffalo. "Se muestra muy rotundo al respecto. Esa es su principal motivación a lo largo de toda la película".

El reparto fue un factor importante en su decisión de interpretar a Dylan, según comenta. "Me pasé la mayor parte del tiempo trabajando con Mélanie Laurent, que es una actriz de un talento asombroso y muy divertida. Jesse y yo tenemos una gran escena en la película, al igual que Woody y yo. Es como un reparto estelar, y yo pude interpretar un poco con todo el mundo, lo que fue fantástico".

Ruffalo encontró atractiva la justificación populista de los golpes de los Jinetes, así como muy actual. "Recibí el guión antes de que surgiera lo de Ocupar Wall Street y todo el movimiento de los indignados", recuerda. "Pero creo que el tema está sumamente arraigado en la cultura contemporánea y pudimos desarrollarlo para convertirlo en una historia de Robin Hood moderna, con magos que roban a los ricos para devolvérselo a la gente corriente".

La impresionante escala de la película, así como su complejidad narrativa y su espectacularidad visual apoyada en el uso de la magia, la convierten en un vehículo ideal para el prodigioso talento de Leterrier, en opinión del actor. "Es justo el tipo de proyectos en los que suele trabajar Louis", sostiene. "Supo llevarlo a la perfección, convirtiéndolo en un drama centrado en los personajes, que resulta ser a la vez una película de atracos con magia. Es un maestro en la narración visual y aun así se tomó las molestias de conseguir interpretaciones realmente excelentes para una gran producción de concepto sencillo. Es algo insólito, en mi experiencia".

Dylan se ve obligado a colaborar con Alma, una agente de Interpol que no había hecho más que sentarse en un despacho de París hasta que fue elegida para investigar el primer golpe. "No sabe cómo comportarse con ella", explica Ruffalo. "Es un lobo solitario al que le gusta hacer las cosas por su cuenta, y se ve obligado a compartir un caso con esta hermosa y encantadora francesa".

Alma, interpretada por la actriz francesa Mélanie Laurent, resulta ser un elemento impredecible en la investigación. "Lo que resulta tan peligroso de ella es que se encuentra en una zona gris", observa Ruffalo. "Para él, todo es blanco y negro. Ella quiere creer en la magia. Le interesa saber cómo lo hacen, y al investigarlo le falta poco para arruinar el plan de Dylan para desacreditarlos".

"Para las fuerzas del orden, este caso debería ser sencillo", acepta Cohen. "Hay un delito, sigues las pistas y atrapas al delincuente. Pero Alma, que es una dura agente de Interpol, también tiene algo de romántica y encuentra divertida la caza. Se sumerge en la historia de los ilusionistas y aprende a apreciar su disciplina y su paciencia".

Dylan y los demás agentes del FBI asignados al caso están dedicados a atrapar a los Jinetes y encerrarlos, mientras que Alma es la única a la que le interesa averiguar cómo y por qué están haciendo todo eso. "Le interesa mucho entender la magia, no sólo la mecánica, sino la filosofía", sostiene Laurent, cuya primera producción estadounidense fue la cinta de Quentin Tarantino "Malditos bastardos". "Lo único que quiere Dylan es encerrarlos a todos. Como ella llega a obsesionarse un poco con la magia, tiene otro punto de vista. Creo que, si yo fuera policía, tal vez sería como Alma, seguro, porque soy muy curiosa. Quiere saberlo todo de todo".

La tensión entre los dos empieza desde el momento en que se conocen. "Por supuesto, nos odiamos mutuamente de inmediato", comenta Laurent. "Pero, cuando dos personas se odian tanto, es porque hay cierta atracción entre ellos. Ella aporta algo nuevo a la vida de él y a su forma de trabajar".

La actriz describe su experiencia de trabajar con Ruffalo como ver un espectáculo de magia. "Me sentía todo el tiempo como una niña", sugiere. "Me reía muchísimo todos los días. Nunca me lo había pasado tan bien trabajando con alguien. Y es excelente. No sé si podría ser la misma película sin él".

Los cineastas estaban buscando dos actores principales prominentes para interpretar los jugosos y cruciales papeles de reparto del escéptico de la magia Thaddeus Bradley y del turbio industrial Arthur Tressler. "Siempre esperamos poder conseguir a un par de actores legendarios para interpretar a Thaddeus y Arthur", aduce Cohen. "Pero nos tocó el premio gordo con Morgan Freeman y Michael Caine, frente a frente, en nuestra película. Cuando supimos que contábamos con ellos, retomamos el guión y adaptamos esas escenas a las habilidades de cada uno. Morgan, como Thaddeus, es perfectamente elegante y astuto. Como Tressler, Michael demuestra que aún posee esa faceta agresiva que sabía usar tan bien en películas como ‘La trampa de la muerte’, ‘Alfie’, o, más recientemente, ‘Harry Brown’. Resulta sumamente entretenido ver a dos maestros lanzándose directos el uno al otro".

Thaddeus Bradley, famoso por desacreditar a magos, es un antiguo mago que se dio cuenta de que se podía ganar más dinero desvelando trucos que realizándolos. Podría haberse convertido en el mejor mago en activo, pero en vez de eso prefirió dedicar su talento a descubrir los secretos de sus antiguos compañeros. Cuando el FBI se queda atascado en su investigación del golpe de París, decide recurrir a Thaddeus por su experiencia en ese terreno.

"Thaddeus es la antítesis de todo lo que representa un mago", proclama el asesor de magia David Kwong. "El público cree que quiere saber cómo se hacen las cosas pero, hasta cierto punto, la verdad es que no es así. Cuando conoces el secreto, la ilusión se viene abajo, el halo de misterio desaparece y el truco pierde la capacidad de despertar el asombro y la admiración".

Freeman encontró el material muy interesante y sus compañeros de reparto todavía más. "La historia explora un terreno totalmente nuevo", asevera. "Pero la película cuenta con más ingredientes que simplemente el guión. Hay un reparto increíble, con el que estaba deseando trabajar, del primero al último. Y, aunque Michael Caine y yo trabajamos juntos en las películas de Batman, esta es la primera vez que nos encontramos frente a frente".

"También fue fascinante conocer mejor la magia", prosigue. "Sobre todo, me interesaba explorar este personaje. Es inteligente, pero también es egoísta y demasiado indulgente consigo mismo. Thaddeus se siente muy importante cuando lo llama el FBI. Están estancados y él es la persona a la que recurren".

Dar la espalda a la comunidad de la magia ha convertido a Thaddeus en un traidor a ojos de esta. "Para un ilusionista, la idea es hacer pensar al público que lo que está haciendo no es realmente un truco", agrega Freeman. "El propósito de Thaddeus es desvelar el truco. Es una simple cuestión económica. Gana mucho dinero en especiales de televisión y DVDs que muestran cómo se hacen esas ilusiones. No me parece muy simpático, porque me gusta creer en la magia".

Freeman comenta que le resulta más fácil ponerse de parte de los Cuatro Jinetes. "Nada de lo que están haciendo es malvado", observa. "De hecho, yo lo calificaría de altruismo vengativo, todo ese tema de devolverle a la gente su propio dinero. Puesto que no lo hacen para enriquecerse, eso hace que me ponga de su parte".

Caine disfrutó hincándole el diente al papel de Arthur Tressler, el empresario multimillonario que patrocina los extravagantes espectáculos de los Cuatro Jinetes. "Tressler ha conseguido un éxito enorme", cuenta Caine. "Utiliza a todos los que lo rodean como si fueran peones en una partida de ajedrez. Por desgracia, no es tan listo como se cree. Lo que no se da cuenta es que son estafadores pero, en lugar de realizar un timo de poca monta en la calle, realizan este sobre un escenario".

El alabado actor comenta que decidió aceptar el papel porque es una de esas películas que le gustaría ver. "El misterio me resultó fascinante", observa. "Puede que creas saber por dónde van a ir los tiros pero, créeme, no lo sabes. Los giros son realmente extraordinarios. Es una película excepcional, en la que nada es pequeño. Todo es enorme".

Leterrier le dio a Caine una pista importante sobre la naturaleza de su personaje. "Louis comparó a Tressler con Bernie Madoff", desvela el actor. "En cuanto lo dijo, supe adónde iba. El guión está muy bien escrito y mi parte es sustanciosa. Cuando estoy allí, lo que quiero es dejar huella".

Uno de los aspectos más destacados de la experiencia fue trabajar con Freeman, comenta. "Morgan y yo tenemos una escena maravillosa juntos. La relación de Tressler con Thaddeus es muy complicada y un poco siniestra, pero también divertida. Creo que, por muy terribles que puedan ponerse las cosas en la vida, siempre hay una risa. Y aquí también la hubo".

Y también hay otro personaje desconocido pero esencial en la película, ¿un quinto Jinete, tal vez? "Uno de los grandes secretos de la película es cómo llegaron a juntarse estas personas", explica Cohen. "Y quién los juntó. Es algo con lo que nos divertimos mientras desarrollábamos la película. Los golpes son una tarea enorme, que exige una planificación tremenda, así que tenemos que sospechar que los Jinetes no trabajan solos. Y no faltan candidatos".


¿Crees en la magia?
Uno de los problemas inherentes de meter magia en una película es que los espectadores dudarán instintivamente de si lo que ven está sucediendo realmente, pero el equipo responsable de AHORA ME VES... estaba decidido a prescindir de la infografía y otros efectos especiales siempre que fuera posible. Consultaron con algunos de los magos más destacados del mundo para garantizar la autenticidad de las ilusiones de la película y proporcionaron a los actores los medios para aprender y realizar ellos mismos sus trucos.

"Buena parte de lo que aparece en la película se rodó en directo", asegura Ruffalo. "Los trucos de magia están pensados para realizarse ante el público de la película tanto como para los espectadores de la sala de cine. ¿Acaso no es el cine el truco de magia definitivo?".

Los valores centrales del ilusionismo y la magia profesional están entrelazados en el guión del filme. "A menudo, la gente intenta escribir películas sobre la magia sin tener ningún conocimiento real de la misma", aduce Cohen. "No se trata únicamente de la destreza manual que hemos enseñado a la gente, aunque todos los actores aprendieron los fundamentos básicos de sus especialidades. Trajimos a muchos magos excelentes para que nos asesoraran, como David Kwong, nuestro asesor jefe de magia, o Jonathan Levit, que realiza actuaciones por todo el país".

Kwong, mago profesional con un título de Historia por Harvard, lleva estudiando magia desde que era adolescente. "La mayor parte de los magos empezaron siendo muy jóvenes", sostiene. "A mí me inspiró un mago en un huerto de calabazas. El momento en que supe que quería dedicarme a la magia fue cuando me volví a mi padre y le pregunté: ‘¿Cómo lo ha hecho?’, y mi padre me respondió: ‘No lo sé’. El mago había conseguido engañar a mi padre, que todo lo sabía".

Kwong considera su forma de abordar la magia más intelectual que la mayoría. De hecho, su truco característico implica una baraja de cartas y un crucigrama, lo que lo ha llevado a crear crucigramas para el New York Times.

"Quiero cuestionar el modo en que la magia está evolucionando hacia ilusiones de alta tecnología", afirma. "Aprecio el ejercicio de agudeza mental y me encantan los rompecabezas. Los rompecabezas, como las ilusiones, cuestionan lo que sabemos. Nos regimos por unas determinadas restricciones e intentamos ver cómo podemos ser creativos dentro de los parámetros que nos dan".

Kwong fundó la consultora cinematográfica Misdirectors Guild, que ha asesorado a los productores de varias películas que tratan sobre el mundo de la magia, como la reciente "The Incredible Burt Wonderstone". "Somos un grupo de especialistas de élite en magia de toda clase de disciplinas", explica. "Nos consideramos una organización semi-secreta especializada en todo tipo de temas mágicos. Me permite combinar mis dos pasiones, el cine y la magia, en una sola carrera".

Su labor empezó ayudando a los guionistas a infundir a la historia de los verdaderos principios de la magia. "Me siento muy orgulloso de cómo hemos logrado meter los principios de la magia en esta película", sostiene. "Hemos hecho hincapié en cosas como la idea de que un mago siempre va un paso por delante del público, algo que puede verse a lo largo de toda la película, hasta el mismísimo giro final".

Kwong también ayudó a conceptualizar las ilusiones, forzando a veces los límites de lo que se puede conseguir en la actualidad. "Queríamos que la película se fundamentara en exhibiciones reales de prestidigitación, para recordar a los espectadores que todas estas grandes ilusiones se basan en años y años de práctica", comenta. "Tenemos muchísimos trucos de magia reales de monedas y cartas, y estamos muy orgullosos de esa autenticidad".

"Por otro lado, los Cuatro Jinetes están inventando cosas increíblemente nuevas e innovadoras", prosigue Kwong. "Nos obligaron a ser creativos e idear números emocionantes, que tal vez me resulten imposibles de realizar hoy, pero espero poder realizar mañana".

El dominio de la magia de Kwong servía para convertir a hombres hechos y derechos en críos de seis años, según Ruffalo. "Siempre que se pasaba por el rodaje, nos volvíamos todos locos", recuerda el actor. "La gente quiere creer en esa clase de misterio. Hace del mundo un lugar más interesante. Ya estés hablando de religión, de lo oculto o de David Copperfield, todos hacen uso de lo místico. La gente quiere creer". El equipo de realización también se hizo con los servicios del mentalista irlandés Keith Barry, que puede o no haber hipnotizado a Cohen para que lo contratara. "Hay quien dice que me hipnotizó para llegar a un acuerdo antes de que yo estuviera listo", bromea el productor. "Pero creo que yo ya estaba dispuesto a aceptar, así que no me parece que realmente funcionara".

Barry se pasó la mayor parte del tiempo preparando a Harrelson. Las sesiones culminaron en una actuación para unos 25 voluntarios. "Llevamos a Woody a un pequeño teatro e hizo su número delante de ellos", recuerda Cohen. "Se mostró incansable en lo referente a aprender los métodos apropiados para dormir a alguien".

La visión de Leterrier fue lo que impulsó las secuencias más espectaculares de la película. "Louis siempre sostuvo que estos eran los magos de mañana", aporta Kwong. "Fue un reto difícil y un ejercicio divertido. Tomamos cosas como volar por el escenario, inspirado por David Copperfield, y se nos ocurrió la idea de meter a Henley en una burbuja".

Stephen Pope, el coordinador de especialistas que colaboró estrechamente con Kwong para crear la escena, dice que todos los elementos mágicos tenían que incorporarse con sumo cuidado a las escenas, así como el diseño de producción, los efectos especiales e incluso el vestuario. "Si un personaje tenía que hacer aparecer algo de la nada, ¿de dónde sale eso en realidad?", plantea Pope. "¿Lo hacemos de manera práctica o con efectos visuales? Hubo muchas reuniones entre todos los departamentos para planificar cada uno de los elementos de las escenas de acción".

En una escena concreta, Henley está encerrada en una enorme burbuja y flota desde el escenario a la platea alta. "Evidentemente, hubo que suspenderla de cables y el set se tuvo que diseñar en torno a ese factor", explica Pope. "El diseñador de producción Peter Wenham había diseñado un set precioso, pero entonces llegué yo y dije: ‘eso no puede estar ahí, porque necesito mover los cables. Tuvimos que rediseñar unos cuantos detalles, aquí y allá. La verdad es que no había trabajado nunca antes con temas de magia y resultó fascinante resolverlo todo".

Según Kwong, Fisher estaba especialmente empeñada en hacer sus propias escenas peligrosas. "Trabajó como una mula. Aprendió a aguantar la respiración para la escapada en el agua. Se mete de verdad bajo el agua con esas ataduras. Fue increíble ver su perseverancia y su dedicación al trabajo".

En la primera aparición de Henley en la película, la están sumergiendo en un depósito de agua lleno de pirañas, encadenada de pies y manos. "Louis me dijo lo impresionado que quedó al verme hacer mis propias escenas arriesgadas, pero la verdad es que ni siquiera sabía que tuviera otra opción", asegura. "Al tercer día, en uno de los últimos planos, hubo un problema con el seguro y mi cadena se quedó atrapada en la rejilla del fondo. Pensé: ‘¿así es como voy a morir? ¿Delante de todos estos extras, en mi traje de baño?’".

Esa escena puso a prueba sobradamente la paciencia de Pope. "Teníamos que hacerla a prueba de fallos, pero cada ajuste suponía que había más ajustes aún que hacer para incluirlo", explica. "Hasta un cambio menor del plató tenía un efecto goteo que afectaba a todo lo demás que hacíamos. Tuvimos que diseñar un depósito con sus correspondientes protocolos de seguridad. Si, Dios no lo quiera, tuviera un problema ahí dentro, había que poder vaciar el depósito en diez segundos. Una vez resuelto eso, nos dimos cuenta de que el peso del agua era excesivo para el plató, así que tuvimos que replanteárnoslo. Al final salió todo genial, pero nos obligó a darle muchas vueltas".

Casi todos los actores tuvieron que realizar ellos mismos ciertas escenas peligrosas, según comenta Pope. "Como grupo, eran muy ágiles y atléticos. Muchas veces, teníamos que contener a los actores, porque eran tan lanzados que querían hacerlo todo ellos".

Dave Franco tuvo que combinar tanto su preparación de especialista como sus habilidades mágicas en una extraordinaria escena. Su personaje es un carterista, con manos extraordinariamente ágiles, comenta Pope. "Uno de los trucos que hace es lanzar cartas, algo en lo que Dave se volvió un auténtico experto. Coreografió una escena entera de lucha en torno a eso. Puede lanzar una carta unos 12 metros y darte —tengo una marca en la cara que lo demuestra".

Kwong y Pope colaboraron para la creación de la secuencia. "Yo lo llamo combate mano a juego de manos", apunta Kwong. "Creamos un nuevo estilo de lucha que se aprovecha de la sorpresa y el engaño. Dave tiene una habilidad innata en el lanzamiento y la manipulación de cartas, así que queríamos que utilizara esas habilidades de una forma distinta. Practicó durante semanas el lanzamiento de cartas y ahora parece que lleve años haciéndolo".

"David me enseñó suficientes trucos para parecer un mago de verdad", observa Franco. "Aprendí a lanzar cartas asombrosamente bien. Un día, me pasé tres horas intentando cortar un plátano por la mitad así. No dejaba de pensar: ‘¿Y me están pagando por esto?’".

Junto con el coordinador de lucha Chuck Jeffreys, Kwong y Pope crearon una batalla campal que llevó unas dos semanas filmar. "Es un carterista jujitsu", señala Pope. "No queríamos que resultara demasiado de artes marciales, pero al mismo tiempo queríamos incorporar la clase de maniobras de evasión que había creado para eludir a un policía por la calle o a un tipo furioso al que acabara de robarle la cartera. David explicó cómo hacen realmente las cosas los carteristas. Si van a robarte el reloj, no lo agarran sin más. Primero lo desabrochan con un movimiento y luego te distraen con otra cosa, antes de volver para llevárselo. Ese tipo de información ayudó mucho a Chuck a la hora de idear la pelea".

No era la primera vez que Franco hacía escenas de acción, pero no por eso dejaron de resultarle complicadas. "Era una enorme secuencia coreografiada y estábamos completamente moliéndonos a palos entre nosotros", recuerda. "Acabé destrozado. Hubo momentos en los que pensé que no podía continuar, pero entonces veía la grabación en el monitor y estaba quedando tan increíble, que quería hacer otra toma más".

Cohen compara las deslumbrantes ilusiones ejecutadas por los Cuatro Jinetes con secuencias de acción. "Tradicionalmente, en una película de acción sueles tener tres grandes secuencias de acción", explica. "Nosotros diseñamos tres actuaciones espectaculares para los Cuatro Jinetes y queríamos que cada una de ellas resultara distinta. Decidimos ambientarlas en tres ciudades diferentes, que infundieran a cada actuación la energía y carácter únicos de esa ciudad. Empieza en Las Vegas, ante 5.000 espectadores, en el MGM Grand. Siempre, cuanto más grande, es mejor, así que hay luces brillantes y enormes pantallas de televisión. Es excesivo y deslumbrante, como todo lo que tenga que ver con Las Vegas".

Para su siguiente truco, los Jinetes se trasladan a Nueva Orleans, una ciudad de gran misticismo y tradición. "Nueva Orleans tiene el vudú y la leyenda de Marie Laveau, la famosa practicante criolla de magia negra", prosigue Cohen. "Esa actuación se lleva a cabo en una gran sala de cine de las de antaño, con terciopelo rojo y molduras doradas, a la maravillosa luz de las velas. Posee una cierta delicadeza".

No hay lugar mejor para rodar una película sobre la magia que Nueva Orleans, en opinión de Kwong. "Es una ciudad construida sobre magia. Es el hogar y el corazón del vudú, y la cultura de las calles es de artistas haciendo sus números. Si te das un paseo un día cualquiera por Royal Street, te encuentras innumerables artistas callejeros, magos, malabaristas y músicos. Es la ciudad perfecta para las ilusiones".

La producción pudo reflejar el auténtico corazón de Nueva Orleans, filmando incluso en Bourbon Street durante el Mardi Gras (las famosas celebraciones del martes de Carnaval de la ciudad). "Ese es seguramente el lugar más difícil en el que he rodado en mi vida", afirma Franco. "Teníamos como mitad de extras y mitad de gente corriente borracha tambaleándose por la calle, mientras Mark Ruffalo me persigue entre la multitud. Lo acribillaron a cuentas gente que ni siquiera trabajaba en la película. Fue una locura".

El juego del gato y el ratón entre los Jinetes y las autoridades culmina en la ciudad de Nueva York, donde la famosa exposición de arte al aire libre 5 Pointz de Brooklyn sirve como telón de fondo cubierto de grafiti. Los Jinetes presentan su última ilusión en lo más alto de un viejo edificio industrial, rodeados de helicópteros, focos y miles de espectadores.

"Para cuando llegan a Nueva York, todo tiene ya un aire muy underground", señala Cohen. "Los Cuatro Jinetes están llevando la magia de vuelta a las calles, en una actuación gratuita para el público. Está pensada para que la cubran los helicópteros de las noticias, como Nochevieja en Times Square o los Yankees al convertirse en campeones de béisbol, todo al mismo tiempo".

Cohen comenta que lo que más le enorgullece es que la propia película es el mayor truco de magia de todos y, para comprenderlo, el público tendrá que acudir a verla. "Eso es lo que verdaderamente distingue a esta película", sentencia. "Es un filme inteligente que debería atraer a un amplio espectro de espectadores. Como cineasta, lo que más quiero es que venga mucha gente distinta a ver la película y que la disfruten".

A los niños les encanta la magia, a los adultos les encanta la magia. Tenemos humor, tenemos persecuciones de coches y peleas cuerpo a cuerpo que utilizan magia. Tenemos grandes trucos que son como rompecabezas para que el público los resuelva. Hay de todo".