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  Corazones de acero  (Fury)
  Dirigida por David Ayer
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Un filme de David Ayer, protagonizado por Brad Pitt, Shia LaBeouf, Logan Lerman, Michael Peña, Jon Bernthal, Jason Isaacs y Scott Eastwood. Escrita y dirigida por David Ayer. Producida por Bill Block, David Ayer, Ethan Smith y John Lesher. Los productores ejecutivos son Brad Pitt, Sasha Shapiro, Anton Lessine, Alex Ott, y Ben Waisbren. El director de fotografía es Roman Vasyanov. El director de producción es Andrew Menzies. El montaje es de Dody Dorn, ACE y Jay Cassidy, ACE. El diseño de vestuario es de Owen Thornton. La música es de Steven Price. El casting ha corrido a cargo de Mary Vernieu, CSA y Lindsay Graham, CSA. Los créditos no son definitivos.

"Hacía tiempo que admiraba el trabajo de David Ayer, en especial Sin tregua", dice Brad Pitt, quien encarna el papel protagonista de Don "Wardaddy" Collier en el nuevo filme de Ayer, Corazones de acero. "Sabía hasta qué punto está dispuesto a llegar para conseguir el realismo y la autenticidad y conocía su planteamiento único. Esos ingredientes lo convierten en una persona sobresaliente. Además, es veterano, por lo que cuenta con experiencia de primera mano y con ese conocimiento que tiene de la materia, nos atrapó a todos".

"Corazones de acero no es una peli de guerra de la época de tu abuelo", afirma el productor Bill Block, quién presentó el filme para QED antes de que Columbia Pictures asumiera los derechos de distribución. "No creo que hayamos visto el horror físico que padeció la división acorazada. Sin hombres y potencia de fuego suficientes ganaron únicamente porque libraron un auténtico combate en su estado más crudo".

"Nadie como David para escribir sobre el hombre en su estado más vulnerable", asegura el productor John Lesher, quien colaboró previamente con Ayer en su aclamado filme Sin tregua. "Temáticamente sus películas guardan relación: tratan del amor entre amigos y hermanos, entre padres e hijos, y algunos de estos temas también tienen su eco en este guión".

Corazones de acero transcurre en la Alemania de 1945, en la fase final de la guerra. "Ya casi se ha acabado la guerra y el moribundo elefante del imperio Nazi se sostiene sobre sus últimas patas" explica Ayer. "Transcurre en un mundo diferente al que acostumbras a ver en el cine bélico, que celebra campañas victoriosas como la invasión del continente europeo, el desembarco en Normandía, o la batalla de las Ardenas, en resumidas cuentas las famosas batallas en las que participaron las tropas americanas. Uno de los periodos olvidados es este último suspiro del imperio Nazi frente a un desgastado ejército americano que lleva años luchando, al que le quedan pocos hombres y encima están agotados. En la Segunda Guerra Mundial luchabas hasta ganar, morir, o sufrir una herida considerable y regresar a casa. El régimen fanático se colapsa, es un momento de confusión donde el enemigo puede ser cualquiera. Es extremadamente duro para el alma del hombre combatir en estas condiciones".

Es precisamente en este entorno en el que Ayer crea el personaje de Don "Wardaddy" Collier, interpretado por Brad Pitt. "Wardaddy es el jefe del carro de combate, su responsabilidad es mantener con vida a sus hombres" explica Pitt. "Es responsable de sus operaciones, su motivación, y sobre todo, asegurar que funcionen como una máquina. Sus decisiones determinarán quién se rinde y quién sigue. Pero al principio del filme la dotación ha perdido uno de sus miembros y mandan a un chaval nuevo a la familia. No es porque sea nuevo o no tenga experiencia trabajando en carros de combate, es una auténtica amenaza a nuestra sobrevivencia; si no es capaz de espabilarse todos correrán peligro y alguno morirá. Es un chaval inocente y la cuestión es: ¿cómo crías a un niño en un día? Wardaddy debe espabilarlo un poco para que el chico reaccione. Tiene que priorizar en todo momento la seguridad de sus hombres".

Al pelotón de Wardaddy llega un tal Norman Ellison, un joven sin preparación alguna para la guerra. "Ha sido formado para trabajar como mecanógrafo pero le envían al frente en la segunda división acorazada para hacer de conductor suplente. Está aturdido y abrumado, pensando que esto debe de ser un error" explica Lerman. "Norman llega para sustituir a un hombre muerto, Red, quien ha servido con los demás integrantes de la tripulación básicamente desde los inicios de la guerra. Entonces llega este chaval joven e inocente- la clase de chico que desearías tener como hijo o hermano pequeño. La guerra no es lugar para un muchacho así. Tendrá que cambiar si es que piensa sobrevivir, y Wardaddy le enseñará cómo".

En el curso de estas fatídicas 24 horas, dicho entrenamiento será puesto a prueba cuando los cinco hombres del tanque Fury – Wardaddy, el jefe de carro; Boyd Swan, el tirador; Grady Travis, el cargador; Trini García, el conductor; y Norman, el conductor suplente – se enfrentan a una tropa alemana de 300 soldados en un combate en el que ambos bandos lucharán desesperadamente por sobrevivir.

La intensidad con la Ayer redactó el guión de Corazones de acero se ha convertido en su estampa profesional, pero al igual que los guiones de Día de entrenamiento, A todo gas, y sus otros filmes, también se pone de manifiesto en esta ocasión esa profunda conexión entre los personajes. "Las películas de David son viscerales y reales, pero también tratan del amor y la amistad entre amigos que son como hermanos, en las circunstancias más duras y extremas", dice Block.

En este filme, Ayer también ha perfilado una relación compleja, ya que el vínculo entre el muchacho Norman y el veterano Wardaddy forma el núcleo de la historia. "Norman es joven, dulce, e ingenuo. Por una parte estas cualidades hacen de él un personaje tierno con el que te encariñas, pero también conforman el obstáculo que debe superar", explica Ayer. "Wardaddy será el encargado de apartar el velo de su inocencia".

"En muchos sentidos, Norman es el hijo que nunca tuvo Wardaddy", prosigue Ayer. "Hace de mentor, de padre a Norman, lo va guiando hasta que el muchacho se convierte en un soldado eficaz".

La suya es una historia compleja que Ayer cuenta mediante una estructura engañosamente sencilla. "El filme en sí transcurre en 24 horas, desde el amanecer hasta el amanecer del día siguiente", apunta el productor Ethan Smith. "Es muy directa su construcción pero muy elocuente y complicada su forma de narrar".

Con su filme Sin tregua de 2012 Ayer cosechó el aclamo por un estilo directoral único y provocativo. Según el productor Bill Block Corazones de acero supone un nuevo paso en la carrera de Ayer. "Es una evolución del estilo de David Ayer, una película más formal cuya fotografía es bellísima. Mientras que en Sin tregua, creó un estilo tipo documental, esta película es un filme de época a la vez que mantiene su seña de identidad de intensa realidad".

"Ésta es una película muy David Ayer en el sentido de que es una peli bélica que parece de lo más auténtica, tanto en su estética como en su sentir", asegura el productor Ethan Smith. "David se mete de lleno en la documentación y trabaja codo con codo con asesores tácticos y militares para acertar en todos los detalles. Su proceso directoral incluye el rodearse de los mejores de varias disciplinas para alcanzar la corrección".

El productor John Lesher dice que la documentación rindió sus frutos con personajes y experiencias que cobran vida en la pantalla porque nos resultan creíbles. "A mí me fascinó", afirma Lesher. "Me dijo, „pásate por mi despacho.. Vi todos los libros y toda la documentación que había realizado para preparar la historia. Me quedé impresionado, y con razón".

Pero según Lesher, Ayer escribió además un guión con el que cualquier generación se pudiera identificar y percibir como auténtico. "Lo que me atrapó y resultó tan interesante es que la sentí muy moderna", recuerda Lesher. "Sí, trata de la Segunda Guerra Mundial, y esa documentación, autenticidad y especificidad realmente cobran vida en el guión pero al final, trata de hombres que van a la guerra".

Kevin Vance, uno de los asesores militares del filme, dice que el compromiso con el realismo conllevó un compromiso con una película furiosa y visceral como jamás se había visto en el género de la Segunda Guerra Mundial. "La mayoría de las películas de la Segunda Guerra Mundial la asocian a la buena guerra y lo es. Pero más de 60 millones de personas murieron en dicho conflicto. Esta realidad supone una dualidad que no se ha analizado a fondo, y es lo que exigió David de esta película".

Una de las claves de los realizadores para "acertar" con el realismo fue reclutar la asistencia de algunos veteranos de la segunda división acorazada que combatieron en la Segunda Guerra Mundial. "David defiende la autenticidad a capa y espada", explica Pitt. Para lograrla, relata que David "nos preparó ciertas experiencias que resultaron ser muy bonitas. Pudimos conocer a varios veteranos de guerra, todos tenían noventa y tantos años de edad; imagínate, habían sobrevivido el desembarco en Normandía y la batalla de las Ardenas… te sentías tan pequeño en la presencia de estos hombres, escuchando sus historias. Nos describieron sin pelos en la lengua cómo era estar en un carro de combate: hablaron del calor, el agotamiento, el aceite, y el permanente hedor a muerte que respiraban. La mayoría de ellos no estaban cualificados ni contaban con el entrenamiento ni equipos necesarios. Se enfrentaban a enormes dificultades tales como la inclemencia del tiempo, la escasez de alimentos, la falta de sueño. Y tuvieron que avanzar en condiciones más que espantosas".

Block, QED, y Pitt organizaron un encuentro entre el reparto y los veteranos de la Segunda Guerra Mundial, algunos de los cuales contaron relatos de primera mano, explicando cómo operaron un tanque en algunas de las batallas más sangrientas de la guerra. Cuatro hombres en particular les llegaron a los actores, con quienes compartieron sus memorias y experiencias.

Donald Evans, quien combatió en una compañía de reconocimiento del 66 regimiento blindado de la segunda división acorazada reconoce que cuando le asignaron a ella "no sabía mucho de la segunda. Ni siquiera si estaba en África o dónde".

En 1940 Paul Andert mintió respecto a su edad para alistarse en el ejército a los 17, y durante la guerra fue sargento del 41 batallón de infantería de la segunda división acorazada. "Patton fue el comandante de nuestra división y se esforzó mucho por educarnos" afirma el veterano. Recuerda las memorables palabras de Patton explicando lo importante que era que cada uno de nosotros hiciéramos lo que pudiéramos para mostrar liderazgo: "Nos dijo Patton: „Los espaguetis no se empujan, se tira de ellos". – es decir, que como líder, cuando tú mueves ficha, tus hombres te seguirán. Andert recordaría estas palabras vez tras vez, batalla tras batalla. "Él nos puso el fuego del combate en el cuerpo, plantó esa idea de que tienes que ser tú el primero en salir ahí fuera y moverte. No debes quedarte quieto".

George Smilanich fue conductor durante la guerra y dice que aunque a cada hombre se le había encomendado una tarea, "todos los miembros de la tripulación sabíamos hacer lo que hacían los demás. Podíamos rotar si quisiéramos – si perdíamos a alguno en una batalla, uno de los demás saltaba al ruedo y hacía su labor, fuera cual fuera. Sabíamos conducir un jeep, un camión semioruga, o un tanque. Éramos una gran familia feliz – si yo quería que el conductor suplente me cambiara el sitio se lo pedía; si el tirador quería un descanso, el conductor suplente lo sustituía. El jefe de carro daba las órdenes y nos decía lo que debíamos hacer y lo que no. Así era. Y cuando perdíamos a alguno pues entraba otro".

Ray Stewart tenía tan solo 21 años de edad en la primavera de 1945 – en este sentido guarda relación con el personaje del joven Norman Ellison. Le asignaron a un tanque en el puesto de tirador. El veterano recuerda: "En ese carro había cuatro hombres entrenados por Patton y yo era el novato. Mi intención era hacerlo lo mejor posible. En ese momento yo estaba de prueba y el jefe de carro no me quitaba ojo. Al cabo de un tiempo el tirador tomó su lugar; él se convirtió en líder del pelotón. Claro que acto seguido entró otro chico a relevarlo".

¿Cómo se siente al estar en un tanque y recibir el impacto de las armas de fuego del enemigo? Aunque te protejan unos cuantos centímetros de acero, sigue siendo angustioso. "Cuando te disparan ametralladoras y las balas rebotan a tu alrededor sientes cada impacto en el vehículo acorazado o en el carro de combate. El sonido en sí es aterrador", confiesa Evans. "No tienes dónde esconderte".

Cuando un carro de combate es destrozado se le asigna un nuevo vehículo a la dotación. ¿Qué clase de valor necesitas para meterte en el próximo tanque? Stewart se encoge de hombros: "Sales, te metes, y punto".

Los detalles de los recuerdos de la dotación cobran vida en Corazones de acero – por ejemplo, que cada quinta bala disparada por las ametralladoras eran trazadoras; que había tantas trazadoras que el calor era capaz de derretir el cañón; que la diferencia entre la artillería entrante y la saliente es que a la entrante le acompañaba un silbido escalofriante; que los tanques Sherman desprovistos de potencia de fuego se las ingeniaban con su excepcional movilidad para plantar cara a los potentes tanques Tiger de los alemanes. Son éstos los detalles que hacen que la película parezca auténtica.

"Los relatos de los veteranos son de máxima importancia porque hacen que la historia cobre vida" dice David Rae, uno de los asesores técnicos y militares del filme. "Te cuentan la verdad sobre el terreno explicando cómo una tripulación combatió en diferentes campos de batalla –Normandía, el norte de África, los Países Bajos, y finalmente Alemania, en ese último esfuerzo que supusieron los meses finales. Son sus relatos los que crean historias interesantes que te atrapan y con las que te vinculas emocionalmente".



Sobre los personajes
El líder de los hombres del Fury es Don Collier – más conocido por su mote de guerra, Wardaddy. El papel lo interpreta Brad Pitt. "Wardaddy representa la columna vertebral del ejército – los sargentos y suboficiales son el cemento del ejército y lo mantienen unido", explica Ayer. "No se anda con rodeos, es muy práctico y pragmático. Lo único que le importa es cumplir la misión".

Pero según Ayer, Wardaddy es también un hombre que oculta un pasado. "Intenta expiar algo de su pasado, mediante este increíble acto penitente de combatir en esta guerra y liberar Europa. Tiene su propio código moral pero no es el código moral civil. Es un código que dice mucho de la época en la que vivió. Es muy estoico, pero también muy vital, y tiene sentido del humor. Le tiene un gran cariño a sus hombres y odia al enemigo con todas sus fuerzas".

"Cuando leímos el guión por primera vez me llamó la atención la inusual evolución del personaje de Wardaddy", dice el productor Bill Block. "Cuando nos lo presentan lleva tres años combatiendo en al guerra. Es una máquina de matar de lo más comprometida y hábil – y lo que le ocurre le pasa de una forma nunca antes vista. Se convierte en un héroe compasivo, un líder para sus hombres, a quienes ayuda a completar su misión".

"Wardaddy es un personaje increíblemente interesante", dice el productor John Lesher. "Estos chicos llevan juntos y bajo su dirección desde el inicio de la guerra. Es un alma complicada, herida, y está decidido a transmitirle la sabiduría de la que disponga a Norman. Es un personaje original creado por David y consigue atraparnos. No hemos visto un personaje así".

Shia LaBeouf interpreta el papel de Boyd Swan. "Es el tirador y básicamente el segundo al mando del Fury", dice el actor. "Él opera las armas del tanque, un cañón de alta velocidad de setenta y seis milímetros. Es una máquina de matar fría y calculadora pero también es un hombre de fe – me resultó interesante descubrir cómo un hombre que lee las Sagradas Escrituras y profesa tener fe – es cristiano – concilia esa realidad con el combate".

Para indagar en esa dualidad LaBeouf se inspiró en encuentros con otros militares que presentaban características similares. Por ejemplo, LaBeouf pasó tiempo con Don Evans, veterano de la segunda división acorazada de la Segunda Guerra Mundial. "Es cristiano, un hombre justo, que te explicará la diferencia que existe entre matar y asesinar – y hay una gran diferencia. Eso Don lo dejó bien claro", dice el actor. "Vive su vida en base a la Biblia pero te matará si estás en el bando enemigo, y duerme perfectamente. Supongo que Dios puso a ciertas personas aquí para recoger almas – como si fuera la Parca divina".

LaBeouf también se sirvió de conversaciones con veteranos más jóvenes. "Conocí al capitán Shane Yates – quien además es ministro, predicador y capellán del ejército, para la cuarenta y dos", explica LaBeouf. "Tanto ellos como David me dejaron estar con ellos una temporada viviendo en su base de operaciones donde fueron destinados. Estuve un mes y medio o así con la Guardia Nacional y después me junté con los demás chicos y visitamos otro campo de entrenamiento pequeño en Fort Irwin".

A LaBeouf también le sirvió de inspiración la colaboración con David Ayer. "David tiene historias alucinantes en su pasado y cuando te las cuenta te quedas boquiabierto. Es nuestro Patton particular– está un poco loco, lo cual es ideal", dice el actor.

"Te sueles encontrar con arquetipos de personajes en las pelis de la Segunda Guerra Mundial – pero a partir de esos arquetipos a los que acude como inspiración, David crea personajes reales y auténticos", apunta John Lesher. "El personaje de Shia es ese arquetipo del chaval que estudió para ser predicador – eso ya lo hemos visto – pero en manos de David, es un hombre que cree en Dios, pero al que también le gusta matar. Shia nos da una interpretación tan profunda y penetrante, con tanto sentimiento... su compromiso no tuvo parangón... fue impresionante".

El eje del filme, según Lesher, es el personaje de Norman Ellison, interpretado por Logan Lerman. "Norman representa a los espectadores" explica. "Es el novato y apenas tiene formación militar. Su mirada es nuestra mirada, gracias a él aprendemos sobre el carro de combate y descubrimos la historia que cuenta la película. Es una historia de aceptación, la evolución de su personaje es el núcleo de la película".

Dice Ayer que en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial no era inusual enviar a hombres jóvenes escasamente preparados al frente de batalla. "Tras la batalla de las Ardenas, EE.UU se quedó sin hombres y a veces daban tan solo unas tres o cuatro semanas de entrenamiento básico en combate a estos chavales antes de enviarlos a la guerra. Norman no está nada preparado para todo lo que enfrentará y de alguna manera se convierte en su rehén, porque está encerrado en una jaula de acero y lo arrastran por todos los campos de combate. Norman acaba encontrándose metido en situaciones para las que no está equipado en absoluto y es responsabilidad de Wardaddy entrenarlo, ayudarlo a superar su sentido del bien y del mal que tiene como civil".

Logan Lerman interpreta al joven soldado. Dice que le llamó la atención el papel por su complejidad. "Hay muchos personajes simples para actores de mi edad" observa. "En cambio Norman era muy complicado y me estresaba el simple hecho de pensar en él. Me pareció un reto – es un gran papel, una gran historia y además tendría la ocasión de trabajar con mucha gente a la que admiro".

Una de esas personas era Ayer. Lerman estaba más que preparado para el intenso estilo directoral de Ayer y siguió las directrices del director cual soldado siguiendo a su general. "David te lleva de la mano por un viaje asombroso", asegura. "Apartó tiempo para nosotros para que pudiéramos prepararnos los actores. Nos introdujo al mundo en el que viviríamos – no fue fácil pero yo estaba dispuesto, e incluso emocionado. Me gustan los retos. Me entregué de lleno y puedo decir que ha supuesto una de las experiencias laborales más creativas y gratificantes que he tenido la suerte de formar parte".

Según Lerman, precisamente gracias a esa preparación anterior, Ayer se sintió cómodo durante el rodaje brindando a sus actores de cierta libertad a la hora de interpretar sus personajes. "Nos reunimos diariamente durante un mes y medio – pero en realidad nos reuníamos todo el rato, repasando el guión en cada ocasión" recuerda Lerman. "Llegó el momento que conocíamos tan bien el material, cada sección, cada parte, que llegamos a sentirnos cómodos y a dominarlo. Por eso pudimos jugar un poco con él, encaminarlo en otra dirección, salirnos un poco del guión".

Tras colaborar con el actor Michael Peña en el filme Sin tregua, Ayer creó el papel del conductor del carro de combate, Trini García, especialmente para Peña. "Creo que unos 350.000 americanos de origen mexicano sirvieron en la Segunda Guerra Mundial, muchos de ellos como conductores en los cuerpos acorazados", apunta Ayer. "Es un hombre sofisticado, en su barrio hubiera sido uno de los tíos que está al mando pero en esta situación, ante el agotamiento, los nervios y el estrés, se ha refugiado en el alcohol. Se abusó mucho del alcohol en el ejército en esta época y no sería la primera vez que un conductor condujera borracho".

"Es chulo porque a pesar de sus idiosincrasias le rinde homenaje a todos los Latinos que lucharon en la Segunda Guerra Mundial y no fueron reconocidos", afirma Peña. "Me quito el sombrero ante David Ayer – hubo muchos hombres Latinos que fueron a la guerra y lucharon por su país y eso les afectó tanto psicológica como físicamente".

Jon Bernthal completa la tripulación del Fury en la piel de Grady Travis. "Este tío ha tenido una infancia difícil" dice Ayer. "Se crió en la era de la Gran Depresión, sabes, descalzo, y trabajó desde los ocho años en la finca familiar. Sencillamente no está preparado para la aventura al que le obligan las circunstancias".

"Si Wardaddy es el cerebro, Grady es el valor", prosigue Ayer. Ayer dice que como cargador, guarda una "relación especial" con el tirador. "Es el hombre que está echando carbón al horno, el que mete la munición en la artillería, y por ello su relación laboral es muy estrecha".

La suya es una relación que va más allá de lo laboral. "Grady piensa que Boyd es como la „madre. del grupo", dice Bernthal. "Grady le tiene un enorme respeto a Boyd por ser éste el centro espiritual y ético del grupo. Gracias a Boyd, Grady mantiene una relación con Dios y con algo superior. La relación entre cargador y tirador es interesantísima porque dependen el uno del otro. Pensarías que entre los dos no podría haber una estrecha relación – porque uno habla siempre de Cristo, de la Biblia, y al otro le van las mujeres y lo de matar. Pero los dos personajes son uno. Son dos caras de prácticamente la misma persona".


Sobre lo carros de combate
Se usaron cinco carros de combate para el rodaje, todos ellos variantes del tanque M4 Sherman: en el filme, los tanques se bautizaron Fury, Matador, Lucy Sue, Old Phyllis, y Murder Inc.

Para Ian Clarke, el coordinador de vehículos de la película, y Jim Dowdall, el supervisor de la tripulación del tanque, la tarea de encontrar cinco tanques originales de la Segunda Guerra Mundial comenzó como suele empezar el trabajo: llamando a sus colegas. "La fraternidad de vehículos militares en Reino Unido suele ser pequeña y todos nos conocemos", dice Dowdall. "Finalmente dimos con las personas que podían proporcionarnos los tanques y estaban dispuestas a dedicar tres meses de sus vidas a esta película".

A la hora de poblar la dotación de los tanques, afirma Dowdall: "Pensamos que la mejor opción sería echar mano de tripulaciones de tanques con experiencia- no coleccionistas sino tipos que han estado en Afganistán o en otros combates recientes porque además de poder operar los tanques adecuadamente sabrían qué hacer si algo no salía bien en un vehículo que tiene más de setenta años".

En cuanto al Fury en sí, la producción utilizó tres vehículos. El primero naturalmente fue un carro de combate real provisto por el museo del tanque en Bovington: se trata de un Sherman con un cañón de 76mm que data de finales de la guerra.

Además el equipo creó un set para planos adicionales: en este caso el segundo vehículo, el funcional, lo construyeron sobre una base de tanque. Montaron una plataforma encima para habilitar así el espacio necesario para que el equipo y las cámaras pudieran grabar sobre el tanque.

Para los planos del interior del Fury el director de producción Andrew Menzies creó un set interior. "Ese fue mi mayor reto técnico", recuerda. "Es un set muy pequeño y cada pared tenía que desprenderse para permitirle a David rodar desde cualquier ángulo. Pero además estaría sobre un cardán, por lo que se movería, y por ello tenía que dar la sensación de un vehículo en movimiento. Y piensa que si lo estás moviendo continuamente no querrás tener partes sueltas o que puedan desprenderse fácilmente".

Gary Jopling, el asistente del director artístico, creó el set del interior del tanque con dibujos y modelos antes de construir la estructura. "Hace todo lo que haría un tanque de verdad", asegura. "El cardán le permite movimiento para que pueda mecerse, y la torreta se gira 360 grados. El arma se eleva y dispara".

Para crear el interior, el departamento artístico estudió el interior de un tanque de verdad y lo amplió en un diez por ciento. De esa imagen escaneada, construyó un set a partir de una estructura metálica en forma de caja con una capa de resina de fibra de video. Para crear esas paredes que salen volando por los aires y permitir así la libertad de movimiento de la cámara, colocaron 42 piezas flotantes extraíbles.

A continuación Jopling y el equipo de atrezos vistieron el interior con equipamiento auténtico de tanques. "Recopilamos piezas de entusiastas de todo el país para asegurar que el interior pareciera auténtico", recuerda. "Todo funciona como lo haría en un tanque de verdad. La zona de Biblia es particularmente complicada. Por ejemplo, cuenta con un telescopio y eso hay que ajustarlo con mucho mimo y precisión".

Los realizadores hallaron también una solución creativa para que el Fury pudiera cargar un proyectil, disparar, y expulsar el proyectil vacío. "El equipo de efectos especiales creó un sistema de misil RAM que lo lanza como lo haría un arma de verdad, y luego se repliega. Un ram desliza la cabeza al proyectil y lo expulsa en una nube de humo, creando así la ilusión del disparo y la expulsión de un proyectil vacío".

El tanque, que era un set en movimiento que tenía que vestirse y mantenerse día a día para servir como vehículo funcional para la película – se convirtió casi en el segundo hogar de los actores que encarnarían su dotación. "En el campo de entrenamiento básico, les enseñaron a vivir fuera del tanque, pero después, cuando ya estuvo disponible el Fury no fuimos capaces de sacarlos de ahí", dice entre risas el supervisor de la tripulación del tanque, Jim Dowdall. "Ellos le dieron su propia estampa. Comenzaron a vivir y comer ahí metidos. Entre ensayos en lugar de salirse del carro de combate se quedaban ahí, hablando, conviviendo, compartiendo momentos como lo haría una tripulación de verdad. Creo que eso se percibe en la película, están familiarizados con su entorno".

Jon Bernthal – al igual que todos los actores – creó un vínculo afectivo con el Fury. "Dicen que lo importante no es lo grande que sea el perro sino lo grandes que sean sus ganas de luchar. Este tanque nuestro es un matón. No será el más grande ni el más fuerte, ¡deberías ver el Tiger! – pero es pura pasión".

Añade Logan Lerman: "Imagínate cómo habrá sido ver a estos tanques en funcionamiento, tratándose de vehículos que tienen setenta años de edad – fue una preciosidad".

Para Michael Peña, la realidad de aprender a manejarse y moverse en el tanque le ayudó a meterse en el personaje: "Entrenamos un montón fuera del tanque para asegurarnos que entrábamos y salíamos como auténticos soldados. Al principio te cuesta hasta meterte por la escotilla, porque es tan solo un poco más ancha que tu cuerpo, por lo que cuesta un poco", dice Peña. "Pero cuando ya lo has hecho cientos de veces aprendes tu propia técnica para entrar y salir con facilidad. Los músculos lo hacen de memoria".

Entre tanta acción dentro y fuera del tanque, grabar el diálogo requirió tenacidad y gran capacidad resolutiva. Al igual que instruyó a todos los encargados de equipo, Ayer le recordó a Lisa Piñero que la clave era el realismo – por lo que buscaron la forma de captar el sonido de la forma más realista posible, y con el look correcto y el sonido del equipo original. Sin embargo se toparon con dos obstáculos. Primero, que en las escenas interiores del tanque, el equipo de comunicación original no solo tenía 70 años sino que además nunca se diseñó con la idea de sobrevivir el paso del tiempo y no era capaz de captar el sonido en alta definición, ni siquiera podía hacerlo un ejemplar nuevo a estrenar. Segundo, en cuanto a las secuencias exteriores, los tanques de verdad e incluso el vehículo que edificaron eran tan sumamente ruidosos que ahogaban todos los demás sonidos.

Piñero y su equipo resolvieron estas dificultades con dos soluciones creativas. Primero, para conseguir la estética auténtica modificaron unos micrófonos de garganta T-30 vintage y micrófonos de mano T-17– originales de la guerra – con material de conexión nuevo y adaptaron los enchufes para comunicaciones del interior del tanque para admitir una señal de retorno de la mesa de sonido de Piñero. Así, estos atrezos prácticos se utilizaron como auténticos dispositivos de grabación.

En cuanto a los planos exteriores del tanque, los magos del sonido experimentaron primero con la colocación de los micrófonos para averiguar qué micros y qué lugares captaban el mejor sonido. En muchas escenas el tanque se movía y después se detenía y se producía un diálogo o una secuencia de guerra; en el caso de éstas el equipo de sonido colocaba cientos de metros de cables de micrófonos por un lodo espeso que tenía piedra de pedernal y arcilla. Finalmente para captar cualquier diálogo perdido por el estruendo de los tanques en movimiento, el equipo de sonido y los actores echaron mano de un camión especial insonorizado para las sesiones de doblaje de diálogos.

En este filme, el tanque americano se enfrenta a su mayor y más letal amenaza: el tanque alemán conocido como el Tiger. "Es el carro de combate por excelencia", explica Menzies. "Un Sherman realmente tenía todas las de perder frente a un Tiger – que está concebido como un arma formidable".

Se conservan solo seis Tigers de la época y el museo del tanque posee únicamente uno que está en condiciones operativas. "El Tiger 131 es un tanque muy importante", dice David Willey, comisario del museo. "El tanque que estamos utilizando estuvo en una colina en Túnez, fue atacado por tropas británicas del 48 batallón del Real Regimiento de Tanques y destruyó al menos dos de esos tanques de Churchill, pero fue alcanzado por otros – se observa en su estado degradado. La dotación alemana abandonó el tanque y tras la guerra lo donaron al museo del tanque".

"Dado que el tanque fue capturado en 1943, se ha utilizado un par de veces pero nunca como el uso que le hemos dado nosotros" dice Jim Dowdall, el supervisor de la tripulación de los tanques. "Hay que tener sumo cuidado porque el metal es viejo, y crear las condiciones perfectas para ser lo más amable posible con este vehículo".

Evidentemente los realizadores no arriesgaron en ningún momento para no dañar el Tiger de verdad por lo que crearon una copia del mismo para los planos de destrucción. Midieron el original y pudieron disponer de todos los planos originales que albergaba el museo. "Fabricamos el tanque en acero de 6,35 mm de grosor– es una estructura autónoma", dice el director de producción Andrew Menzies. "A continuación lo pusimos sobre una base más pequeña, y añadimos ruedas con efectos visuales en postproducción. Para todos fue importante lograr una copia absolutamente correcta, cuidando el más mínimo detalle, hasta en las tuercas y tornillos que lo mantienen unido".


Sobre la producción
Corazones de acero se rodó durante doce semanas en los campos de Oxfordshire y en la pista aérea de Bovingdon en Hertfordshire. Según el productor John Lesher, fue en base a ciertas comodidades prácticas que la producción eligió Inglaterra. "Primero, aquí hay excelentes equipos por lo que partíamos de buena base", explica. "Pero además Inglaterra cuenta con recursos asombrosos – tanques, vehículos acorazados, tanto alemanes como americanos. Finalmente consideramos la luz de Inglaterra – aquella preciosa luz del norte – y el clima podía equipararse al de Alemania. Por todas estas razones Inglaterra se convirtió en nuestro lugar ideal".

Pero antes de comenzar la producción Ayer y su equipo iniciaron una extensa documentación en la que indagaron en cada aspecto de la historia – desde la clase de carros de combate que se encontraría el Fury al tipo de artillería y otras armas que participarían en las campañas con las que se hubiera topado su dotación, hasta el más mínimo detalle de los uniformes y peinados.

"Se nota en los detalles", dice David Ayer. "Aunque un espectador no entienda lo que ve, cuando está bien hecho todo encaja y se parece a las fotos e imágenes de archivo que hemos visto en noticias, documentales y en TV. Eso es lo que busco".

Ethan Smith asegura que muchas veces la historia que ha mostrado el cine ha influido en nuestra visión de lo que fue la Segunda Guerra Mundial. David Ayer quiso volver a la fuente. "David nos explicó cómo a partir de finales de la década de 1940 cuando Hollywood empezó a hacer películas de la Segunda Guerra Mundial, se buscó una estética limpia" recuerda Smith. "Pero David quiso referenciar no la historia que presentó el cine, sino la verdadera historia en sí. Nos pasamos largas horas viendo imágenes del Cuerpo de Señales del ejército estadounidense y estudiamos atentamente cómo caminaban aquellos hombres, cómo llevaban sus armas, cómo preparaban una misión o incluso cómo se relajaban en la calle, y esas observaciones formaron la plantilla para nuestra película".

Asimismo, Ayer y su equipo fueron asesorados por tres consultores militares y cuatro veteranos de la división acorazada de la Segunda Guerra Mundial, quienes trasladaron sus conocimientos y experiencias a la producción.

Kevin Vance y David Rae fueron los asesores militares elegidos para trabajar con los actores y convertirlos en una auténtica tripulación de un carro de combate. Entre otras responsabilidades, Vance y Rae diseñaron un campo de entrenamiento básico para los cinco actores protagonistas.

Vance colaboró previamente con David Ayer en Sin tregua, en la que le habló al reparto sobre las distintas facetas que distinguen a un policía de barrio. En el set de Corazones de acero, ayudó a los actores a adentrarse en esa mentalidad de guerrero.

Vance trabajó catorce años en la unidad de Operaciones Especiales en Estados Unidos y estuvo muchos años en zonas de alto riesgo en todo el mundo; Rae se pasó 23 años de su vida en las fuerzas militares británicas, y gran parte de los mismos transcurrió en la división acorazada de ese país.

Como parte de su responsabilidad, Vance y Rae organizaron un campo de entrenamiento básico para los actores. "Queríamos que el elenco pensara y actuara como un equipo, como un solo hombre. Ciertos elementos los planteamos de forma individual para alentar la competitividad y aumentar el estrés pero al final lo que buscábamos es que dependieran el uno en el otro, que no fuera actuado, sino que realmente se convirtieran en una tripulación", dice Vance. "Cada elemento lo incorporamos con intención. Hasta su ropa, armas, y raciones – todo era muy básico porque queríamos imitar aquella época. Fueron expuestos a los elementos esa semana para que probaran a una escala menor todo lo que padeció la generación de la Segunda Guerra Mundial: lluvias, barro, viento – y falta de sueño. Se nos reservaron seis días de preproducción para pasarlos en el campamento, y de los seis asignamos los primeros días para destruirlos mental y físicamente- les mantuvimos en un estado permanente de agotamiento, agujetas e incomodidad. A partir de ahí les construimos juntos, como un solo hombre. Aquella metamorfosis era crucial".

Según Rae dicho entrenamiento no fue una broma pesada– era necesario. "Tenían que tener ese vínculo sí o sí. Se tiene que notar en pantalla- y si no estuviera presente se notaría porque el aire que se respira en una dotación es de gran cercanía. El cliché no hay rango en un carro. – es cierto. Todos sabemos quién manda y dónde está el límite y aunque no lo cruzaríamos estamos muy, muy unidos. Lo sabemos todo el uno del otro. Nos cuidamos mutuamente. Es una hermandad, una convivencia en un tanque".

Pero fue más que una conexión emocional – los actores tenían que saberse sus papeles dentro del tanque tanto como sus propios nombres. "Tienes que saber ejecutar tu tarea. Cuando comienza la batalla tus músculos lo hacen todo de forma automática", recuerda Rae. "Ya sea 1945 o 2014, trabajas como una máquina. Mi meta personal para el entrenamiento básico era asegurar que parecieran cinco personas que se mueven en la misma dirección".

"El entrenamiento lo íbamos a hacer sí o sí", afirma Pitt. Es muy cuidadoso a la hora de señalar las diferencias entre su entrenamiento como actores y las dificultades que enfrentan los soldados en tiempos de guerra– "éramos turistas", explica – pero aunque fue una simulación la experiencia se ajustó lo más posible a la realidad. "Estábamos metidos de lleno: en pie a las cinco de la madrugada, dos horas de entrenamiento físico, ejercicios rutinarios, obstáculos, hasta bien entrada la tarde, las raciones de comida nos las servían frías, dormimos a la intemperie y bajo la lluvia, y como alguien tenía que vigilar, nos turnábamos cada hora. Lo diseñaron para rompernos, para darnos a probar un poco de adversidad, para después volver a construirnos cuando estábamos en nuestro punto más bajo de motivación".

Aquella experiencia no tuvo precio, asegura LaBeouf. "Nos conocimos muy bien. Seis días en el bosque y ya empiezas a conocer más a tus compañeros y a trabajar como uno. Todos somos parte de algo más grande y lo estamos haciendo por nosotros y por muchos hombres que nos han precedido y siguen haciendo esto. Creo que el campamento hizo que miráramos de otra manera a algo tan simple como una bandera; es un talismán, es muy religioso, espiritual, y trascendente. Mi padre es veterano por lo que siempre le he tenido un enorme respeto a la profesión pero la verdad estar ahí sentado con Kevin y con los chavales en el bosque, fue algo muy emotivo".

"El entrenamiento básico fue parte absolutamente vital del proceso", añade Jon Bernthal. "Creamos confianza y eso no pasa por el simple hecho de estar en un set".

El homólogo de Vance y Rae en el bando alemán fue Ian Sandford, un ex paracaidista del ejército británico quien colaboró como parte de los asesores militares alemanes. Al estar profundamente interesado en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, aprendió alemán de manera autodidacta para leer los manuales de entrenamiento originales. En etapas posteriores de la producción prestaría apoyo a los actores que encarnaron a las tropas alemanas para enseñarles el manejo de las ametralladoras.


Sobre la fotografía
El director de fotografía Roman Vasyanov, quien colaboró previamente con el guionista y director David Ayer en Sin tregua, comenta que para esta película tomó un acercamiento muy diferente en cuanto a fotografía se refiere. En contraste a Sin tregua, inspirada por un estilo más documental, Corazones de acero sería mucho más clásica en sus métodos y planteamientos. "Supe tras la primera lectura del guión que no podría rodarse con cámara en mano", recuerda. "Lo teníamos que hacer con coreografía y plataforma rodante y la fotografía sería temperamental… la cámara se limitaría a seguir la pista sin aportar más energía".

Añade el productor John Lesher: "La gramática visual del filme es preciosa, un estilo de rodaje a la antigua. Queríamos un planteamiento más a lo David Lean: sencillo, bonito y clásico".

En cuanto a la estética explica Vasyanov: "Quería hacer una película muy naturalista y minimalista. Para mí la película es primeramente un drama, y todo lo demás es secundario. No quería pasarme con la iluminación ni hacer virguerías con la cámara, no es una película de acción. Probablemente sea ésta la película más minimalista que haya hecho y eso es lo que hace que la interpretación cobre protagonismo".

Explica Vasyanov que muchas de las películas recientes sobre la Segunda Guerra Mundial se han visto influenciadas por el famoso fotógrafo de guerra Robert Capa, pero que Corazones de acero tomaría un rumbo diferente. "Elegí un lenguaje totalmente opuesto – es una especie de viaje en carretera", asegura. "Cuando ves imágenes reales de la guerra no ves que el camarógrafo vaya corriendo cámara en mano. Lo normal era usar un objetivo con zoom de largo alcance. En ocasiones ese plano general cuenta mejor la historia que miles de primeros planos porque sientes un aspecto diferente de esta demencia que es la guerra. Sientes el silencio".

Corazones de acero se rodó enteramente en película y no digitalmente. En palabras de Vasyanov: "supe que nuestra paleta de colores sería muy limitada y el color del negativo es claramente superior. Además, se trataba de una película anamórfica, panorámica. Hicimos un par de pruebas y la resolución era fantástica, con grandes contrastes y una profundidad y nitidez de imagen preciosas. Resultó ser la mejor forma de captar la belleza del paisaje y el paso de los carros de combate".

Uno de los mayores retos de Vasyanov fue el de iluminar con autenticidad el interior del Fury. "Me pasé un par de horas en un tanque de verdad y estudié la escotilla para ver cómo se comportaba la luz. La mayoría de las veces el cielo está cargado y el día resulta nublado por lo que el sol no penetraba la escotilla hasta el interior del tanque. En base a esto creamos un sistema de luces LED que colocamos en el suelo y en las paredes. Trabajamos en niveles bajísimos de iluminación, lo suficiente como para enfocar y hallar la exposición adecuada".


Sobre el diseño de producción
El director de producción Andrew Menzies fue el encargado de realizar la visión de Ayer para crear un look auténtico para el filme. "Este filme no tuvo mucho de diseño; más bien se trataba de reproducir la historia" explica Menzies. "Para ello, prácticamente cada viñeta de la película la sacamos de imágenes que obtuvimos gracias a una intensa investigación. Hubo varias imágenes que se quedaron conmigo cuando investigaba la zona del batallón – encontré imágenes de archivo en las que aparecían hombres sumergidos en barro hasta las rodillas. A duras penas podían arrastrar sus pesados equipos y materiales en esas condiciones. Aprendí que esa fue realmente la esencia de esa época de la guerra… la mayor parte del día se resumía en barro, rutina y frío".

"Como en cualquier película el ambiente, el ánimo, es clave", prosigue. Y en Corazones de acero, esa sensación se puede resumir con una palabra: barro. "La idea era conseguir la mayor cantidad posible de barro y mugre. Añadimos barro y metimos toneladas de lodo para construir la textura del filme. El barro fue el cemento conectivo de la película".

El único exterior en donde se limitó la cantidad de barro fue en el set del pueblo alemán que edificó Menzies en una pista aérea en Bovingdon, Hertfordshire. Menzies estudió el diseño de las ciudades alemanas para incorporar sus característicos elementos arquitectónicos – contraventanas, madera, yeserías – en su construcción.

Las secuencias que transcurren en la villa alemana conforman el acto intermedio del filme y representan una ruptura en el clima de la película. Se trata de una aldea que se ha mantenido casi al margen de la guerra. "Es la primera vez que pueden desmelenarse, soltarse, es el lugar donde los hombres encuentran alcohol, comida y mujeres– en un entorno así podían relajarse", explica Menzies. "Por lo que empleé colores un poco más alegres en la aldea, en esta parte de la película disfrutas de un pequeño descanso de la adversidad de la guerra".

Este plató se construyó en doce semanas. "David quería rodar los tanques a su paso por el pueblo por lo que diseñamos la aldea en torno a la acción, los tanques, y los francotiradores en las ventanas. Acabamos con una plaza en la que transcurre la mayor parte de la secuencia. El tamaño de la aldea lo definió el tamaño de los tanques; porque si la plaza era muy pequeña los tanques se verían ridículos".

Una de las estructuras más inusuales que tuvo que edificar Menzies fue la del aserradero que arde incesantemente en la batalla que se produce en el cruce de caminos y supone el clímax de la película. "Es una construcción muy inusual porque tenía que parecer un edificio de madera pero a la vez tenía que arder durante el transcurso de una semana que es lo llevaría rodar la secuencia bélica y evidentemente el fuego tenía que ser controlado, teníamos que tener la capacidad de encender o apagar la llama a nuestro antojo. Al final la edificamos de acero y hormigón. Parece de madera pero no lo es y ardió durante la semana en cuestión".


Sobre el vestuario
En aras de mantener la producción tan realista como fuera posible, Ayer y su equipo documentaron a conciencia los uniformes militares de la época para crear el vestuario del filme. "Estudiamos muchas fotografías y tuvimos la suerte de contar con buenos asesores que nos instruyeron sobre lo que sería correcto", explica Ayer. "El grado de detalle de los uniformes es increíble. A diferencia de los militares estadounidenses que básicamente llevaban ropa de trabajo al frente de batalla, el ejército militar alemán llevaba uniformes confeccionados por sastres siguiendo las técnicas de confección europeas; muchos de ellos fueron hechos a mano. Lo que resulta aun más interesante es que los alemanes- particularmente los oficiales– combatían en lo que nosotros denominaríamos uniformes de gala, es decir con medallas incluidas".

El diseñador de vestuario Owen Thornton trabajó estrechamente con Ayer para estudiar exactamente cuáles eran las exigencias. "Estuvimos dos años documentándonos para acertar con los trajes y uniformes del periodo", señala el diseñador. "Repasamos el inventario de lo que llevaría un soldado americano en 1945. Europa había vivido uno de los inviernos más largos de los últimos cincuenta años por lo que la estética del soldado había cambiado notablemente; habría llevado un abrigo sobre una chaqueta de campaña sobre un jersey, sobre una camisa, sobre una camiseta interior. Procuramos recrear la imagen de un soldado sin techo que vive en trincheras, come comida fría, y no ha visto ni una ducha ni una chuchilla de afeitar en meses".

Ya entrando en materia de su documentación asegura Thornton que los realizadores evitaron la historia pintada por Hollywood para optar por las fuentes originales. "Analizamos miles de fotografías del Cuerpo de Señales del ejército de EE.UU. Las fotos originales de la Segunda Guerra Mundial eran muy específicas", dice Thornton.

"Comenzamos desde enero de 1945 hasta el final de la guerra. Repasamos minuciosamente los archivos de la segunda división acorazada y buscamos entre las fotografías personas que nos llamaran la atención".

Además de reflejar la personalidad de cada soldado en su uniforme, trazaron líneas generales a partir de la documentación. Thornton comenta lo siguiente: "Al final de la guerra el bando americano era variopinto y estaba más desaliñado. Su ropa se asemejaba a la ropa de trabajo civil. Como tejido se utilizó mucho el rayado de espiga y los uniformes eran muy sueltos; las chaquetas de campaña eran de lana por lo que eran de color marrón. Por el contrario el ejército alemán de la misma época lucía uniformes completamente diferentes. Los esculpían al cuerpo, eran mucho más entallados. Además el ejército alemán echo mano de artistas cuya única tarea era dibujar nuevos estampados de camuflaje por lo que a finales de la Segunda Guerra Mundial habían unos 35 estampados diferentes. Incorporamos tantos como pudimos".

Una parte importante de la confección del vestuario es hacer parecer que las prendas han tenido su uso y se han desgastado. Los que trabajamos en vestuario denominamos "desgaste" a este proceso de envejecimiento de la prenda. "Parte de nuestro equipo de vestuario se dedicó a desgastar las prendas, son artistas que trabajan la tela y hacen que una prenda nueva aparente tener años de uso", explica Thornton. "Hacen que el color pierda intensidad, que los bolsillos estén a punto de romperse. Rasgan la tela y luego la reparan. Desgastamos unos 350 uniformes americanos y otros 350 uniformes alemanes –cada traje es único y cada soldado tiene su propia historia".

Evidentemente el desgaste de Norman Ellison dista mucho de los demás combatientes del Fury. Mientras que los cuatro integrantes restantes llevan años luchando juntos, Norman es el novato. "No fuimos sutiles respecto a quién era el nuevo" dice Thornton. "Los trajes de los demás tíos están cubiertos de mugre, grasa, agujeros, manchas y están muy deteriorados. Los hombres están mugrientos y agotados. El aspecto de éstos lo creamos con mugre y a base de mucho desgaste, mientras que el traje de Norman está recién estrenado, impoluto. Él sí que está afeitado, luce un corte de pelo bonito y tiene las uñas limpias".

Además de los trajes militares el guión de Ayer también contempló trajes civiles que exigirían la misma atención y detalle de confección. Maja Meschede, la diseñadora de vestuario civil fue la encargada de supervisar dicho proceso y para ello se desplazó a Berlín para alquilar ropa de los años 30 y 40. "Cada artículo por pequeño que fuera – botones, enganches, corchetes, cordones – tenía que ser de la época", explica la diseñadora. "En esa época los tejidos tenían mucha más textura y una cualidad tridimensional que no tiene el tejido actual". Todos los trajes que tuvieron que confeccionar, como los vestidos de Irma y Emma, los crearon utilizado tejidos originales de la época.


Sobre la música
Para la banda sonora de Corazones de acero David Ayer acudió a Steven Price, quien recibió un Oscar® este año por su trabajo en Gravity. Tras leer el guión Price supo que se le presentaba una asombrosa oportunidad. "El guión me atrapó" recuerda. "David es muy diestro creando personajes; sientes que les conoces y quieres conocerles más, y eso pasa desde el principio de la película, lo cual es un gran logro".

Price quiso ponerse manos a la obra desde que arrancó la producción por lo que visitó a Ayer en el plató cuando rodaban no muy lejos de su hogar en Inglaterra. Recuerda Price: "Fue increíble, vi mucho humo a lo lejos. Al acercarnos vimos que rodaban planos largos de una de las batallas de los carros de combate. No se veían cámaras, era como si estuvieras presenciando una batalla intensa. Hablé con David, y de esa primera conversación comprendí lo que intentaba hacer y quise ser parte de ello".

"Esta película trata la guerra que en realidad no ha contado en el cine: las últimas semanas de la Segunda Guerra Mundial. Es fácil imaginar que a estas alturas la experiencia del soldado no sería tan intensa al acercarse la victoria aliada pero nada que ver con la realidad", prosigue Price. "No hubo bando que se rindiera sin luchar hasta el último suspiro. Es una historia jamás contada y la forma en la que la cuenta David es auténtica, muy emotiva, y bellísima".

Price explica que aunque la película contiene grandes secuencias de acción bélica, también nos lleva por un recorrido emocional ya que los hombres que conviven y combaten en ese tanque forman una especie de familia. "El filme trata el tema de esta familia – llevan tres o cuatro años padeciendo las más horribles experiencias, y la película nos muestra cómo encajan dichas experiencias. David y yo hablamos de la psicología de los personajes y edificamos un marco común que explicara en qué momento de su vida se encontraban".

Al igual que hizo en Gravity, en la que incorporó los sonidos de las radiofrecuencias en la banda sonora, Price fue capaz nuevamente en esta ocasión de hallar una voz inconfundible para la música de Corazones de acero mediante instrumentos inusuales y poco convencionales en fusión con composiciones orquestales, corales, e instrumentos en solitario. En este filme recurrió a grabaciones hechas en el set de rodaje, y más adelante, echó mano de armas, chapas identificativas, y partes del tanque en sí que volvieron a protagonizar un papel en este caso sonoro ya que participaron como instrumentos de percusión en el estudio de grabación. "Usé ciertos sonidos que registramos durante el rodaje – tales como proyectiles que llovían sobre el tanque – y después los manipulé y los transformé hasta convertirlos en el ambiente de fondo musical", explica. "Cuando llegamos a las sesiones finales seleccionamos algunos de los atrezos originales. Nos los llevamos al estudio Abbey Road, y creé elementos de percusión con ellos que me sirvieron para la banda sonora. Así, los elementos visuales del filme dieron paso a elementos sonoros y acústicos que formaron después el tejido de la banda y eso es lo que buscaba– extraer algo de la estética visual y de la visión de David e incorporarlo en la música. Cuando me planteo trabajar en una película me gusta pensar en qué podría hacer para que la música sea lo más personal e inconfundible posible, que se note que no podría pertenecer a ninguna otra película".

Price también incluyó el uso de un coro que en muchas ocasiones cantó y entonó en alemán. "La idea era que aunque se supone que los personajes están ganando la guerra, el hecho es que están en el mismísimo centro de la Alemania Nazi y están rodeados. La sensación es inquietante, de toda la composición musical en sí se desprende esa sensación de peligro. Por eso quise que el coro hiciera cosas diferentes, a veces cantó como grupo, a veces en solo, con el micrófono bien pegado a la boca. Esta presencia constante es como un manto permanente de oscuridad".

Los dos temas principales del filme corresponden sin lugar a dudas a los temas musicales asociados a Wardaddy y Norman, ya que gran parte de la película trata esta relación. "La nuestra es una banda muy temática. Al reflejar el guión de David, versa sobre las relaciones de los personajes, y esa fue la clave para entender cómo se combinaban dichos temas según vamos conociéndoles mejor", explica Price. "Inicialmente los temas que escuchas en la película son motivos asociados a Wardaddy – al principio su tema es muy abrupto pero se va desarrollando según lo vamos conociendo mejor. Por otra parte Norman comienza sintiéndose abrumado y aterrado, por lo que su tema es inquieto y cambiante, nada seguro. Según transcurre el filme el personaje va adquiriendo fuerza y también lo hace su tema. De hecho, los temas van evolucionando gradualmente en el transcurso de la película. Gran parte de mi labor en esta película consistió en reducir los temas musicales a su más pura esencia para dar con las combinaciones que realmente nos hablaran emocionalmente".