El juez, película que une por primera vez juntos en la gran pantalla al dos veces oscarizado Robert Downey Jr. (Chaplin, Tropic Thunder: ¡Una guerra muy perra!) y al también oscarizado Robert Duvall (Gracias y favores). La película también está protagonizada por la nominada al Oscar® Vera Farmiga (Up in the Air) y el oscarizado Billy Bob Thornton (El otro lado de la vida), a las órdenes de David Bobkin.
El reparto de la película incluye a Vincent D'Onofrio, Jeremy Strong, Dax Shepard, Leighton Meester, Ken Howard, Emma Tremblay, Balthazar Getty y David Krumholtz.
El juez está producida por Susan Downey, David Dobkin y David Gambino, ejerciendo de productores ejecutivos Herbert W. Gains, Robert Downey Jr., Jeff Kleeman y Bruce Berman. El guion es obra de Nick Schenk y Bill Dubuque, e historia de Dobkin y Schenk.
El equipo creativo de Dobkin tras las cámaras incluye al oscarizado director de fotografía Janusz Kaminski (Salvar al soldado Ryan, La lista de Schindler), el diseñador de producción, Mark Ricker, el editor Mark Livolsi y la diseñadora de vestuario, Marlene Stewart. La banda sonora corre a cargo del 12 veces nominado al Oscar, Thomas Newman (Al encuentro de Mr. Banks, Skyfall).
"Los secretos de nuestro pasado se convierten en los mayores desafíos de nuestras vidas..."
El engominado abogado de Chicago, Hank Palmer, se dispone a desplumar a su último cliente de cuello blanco de la fiscalía del Estado de Illinois, cuando recibe un mensaje avisándole de que su madre acaba de morir. Hank no tiene contacto alguno con su padre, y su madre es la única persona de su familia con la que ha mantenido el contacto en su pueblo en los últimos veintitantos años. Ella, su muerte, es lo único que puede hacerle volver a su pueblo, pero lo que le espera en la idílica Carlinville, Indiana, es mucho más que un funeral, y la bienvenida que le brindan, cualquier cosa menos acogedora. Antes de que pueda huir de allí, Hank se ve en la encrucijada de tener que defender a su propio padre, venerable juez de la ciudad durante 42 años, quien súbitamente se ve sentado en el banquillo de los acusados.
Según el director y productor de la película, David Dobkin: "Da igual la edad que tengamos, en cuanto pisamos la casa en la que crecimos pasamos a ser exactamente lo que éramos cuando salimos de ella. Volvemos a asumir los mismos hábitos, repetimos las conductas y forma de comunicarnos de nuestra juventud, los mismos malentendidos por no hablar claro, los mismos problemas sin solución, sean grandes o pequeños, que acaban influyendo de forma decisiva el resto de nuestras vidas".
Juntando por primera vez a los pesos pesados de la interpretación, Robert Downey Jr. y Robert Duvall, la película trata de explorar los cambios de papeles que afrontamos en nuestra vida, ya se deba a situaciones emocionales o a las simples circunstancias, al tener que cuidar a nuestros padres, ya ancianos, y enfrentarnos a nuestra propia historia personal; cómo, ya siendo adultos, nos vemos de repente en un ambiente familiar que nos es totalmente ajeno, y cómo ni siquiera las mejores intenciones logran que tomemos las decisiones adecuadas ni, al final, lograr los mejores resultados.
En palabras de la estrella y productor ejecutivo de la película, Robert Downey Jr.: "Lo que me encanta de esta historia es el increíble sentimiento de pertenencia a un lugar; haberte ido de casa y tener que volver y enfrentarte a todo aquello que llevas evitando durante años, y además tener que asumirlo todo de golpe; la percepción tan distinta que dos personas pueden tener de los éxitos y los fracasos de la vida, incluso aunque se parezcan mucho entre sí, sean conscientes de ello y quieran o no reconocerlo. Además, la narración incluye un montón de giros, sorpresas y mucho sentido del humor. Para mí, esta película es la versión del S.XXI de un rodaje clásico".
Dobkin afirma que el papel de Hank Palmer no solo se concibió teniendo a Robert Downey Jr. en mente, sino que, para él, ni siquiera se barajó alternativa alguna al actor: "Había conocido a Robert un año antes, y congeniamos muchísimo. Cada vez que tengo tan buenas vibraciones con un actor al que admiro, mi subconsciente empieza a buscar o a idear un proyecto en el que creo que podría encajar a la perfección. Por eso, en cuanto esta película empezó a asomar por mi cabeza, Robert siempre estuvo incluido en ella".
La relación que Dobkin quería explorar principalmente era la existente entre un padre patriarcal y fuerte, y el hijo que se había ido de casa y, debido a un enfrentamiento constante y, aparentemente, irreparable entre ellos, no había vuelto nunca a casa ni se había enfrentado a los fantasmas de su pasado.
Robert Duvall, que interpreta al juez duro como el acero, afirma que aceptó de inmediato el papel ya que "era un guion inteligente, muy bien escrito y con personajes maravillosos; sin duda la película que todo actor quiere hacer. Además de eso, pensé que sería fantástico trabajar con toda la gente que ya formaba parte del proyecto. David puso toda su pasión y compromiso en el proyecto de una forma muy positiva, y por eso no pude rechazarlo".
Downey y Susan Downey, su compañera en las labores de producción, a la par que esposa, habían creado hacía poco su propia productora, Team Downey, y decidieron que El juez sería su primera producción. Según la propia Susan: "Robert y yo ya teníamos en marcha muchos otros proyectos con los que llevábamos tiempo trabajando, y este apareció de improvisto. Es una de esas cosas que solo haces si el guion es fantástico... y lo era".
La historia le sucedió primero a Dobkin cuando, tras sufrir en sus propias carnes una importante pérdida personal, empezó a reflexionar sobre cómo en la cultura estadounidense las personas adultas se relacionan con sus padres de avanzada edad. En palabras del propio Dobkin: "En muchas partes del mundo, distintas generaciones conviven bajo el mismo techo durante toda su vida. Es algo totalmente natural. Para la mayoría de nosotros, sin embargo, lo normal es no vivir con tus padres por lo que, en cierta forma, somos ajenos a su proceso de envejecimiento tanto físico como emocional. Por eso empecé a visionar a estos tres hermanos y a su padre, reunidos tras la muerte de la madre, y cómo sería esa situación".
Dobkin trabajó con el guionista Nick Schenk para perfilar la historia, crear los personajes y el guion base. El director afirma: "Me encanta cómo escribe, por eso le llamé. Nos reunimos, le conté la idea que tenía y creó este emotivo viaje personal".
A lo que Schenk añade: "Lo que más me impactó de la idea de David era que ambos teníamos reciente la pérdida de nuestra madre: David acababa de pasar por ello, y yo estaba pasando por ello en ese preciso momento. En muchas familias la madre ejerce una especie de función de unión entre todos los miembros de la familia. Por eso, si la madre es quien muere primero, el resto de miembros de la familia toma su propio camino y la relación se distancia, aunque también esta muerte puede suponer un motivo de unión de la familia".
Una vez los Downey se habían unido al proyecto, fueron reuniéndose de forma periódica tanto con el productor David Gambino, de Team Downey, como con Dobkin para seguir dando forma al argumento y a los personajes. En palabras del propio Dobkin: "Era importante explorar los antecedentes de pena y remordimiento, tanto del padre como del hijo, y cómo ambos chocan ahora en su intenso de resolver este misterio actual en medio de un juicio por asesinato en el que el hijo tiene que ejercer de defensa de su padre".
Robert Downey Jr. añade: "Desde el principio nos encantó trabajar con David, y las cosas suelen acabar tal y como empiezan. Su empuje y su visión fue lo que nos hizo unirnos al proyecto".
Fue entonces cuando pidieron al guionista Bill Dubuque que crease una historia usando todos esos ingredientes. Gambino indica: "Bill creció en el Medio Oeste estadounidense así que conectó enseguida con la historia del juez omnipotente de un pueblo, y su relación con sus hijos, en particular con Hank. Sin duda captó el ritmo de los personajes, quiénes eran".
Y Dubuque afirma: "Sabía que buscaban un ambiente típico del Medio Oeste, y pensaron que esa era justo mi especialidad. La película también exigía una lucha verbal muy cargada de diálogos, que es lo que mejor se me da. La historia se localiza en gran medida en la sala de un juzgado, pero no es un drama judicial, es un drama familiar. Por eso era importante saber muy bien el trasfondo de cada personaje. ¿Por qué estos dos hombres en particular son tan diferentes y, a la vez, tan parecidos? ¿Qué fue lo que ocurrió? Sabía que, si lograba condensar todo eso en el guion, todo el mundo podría identificarse con ello".
Susan Downey indica: "Recuerdo perfectamente cuando empecé a leer el borrador del guion de Bill. Más o menos cuando iba por la página 60 le dije a Robert que me asustaba seguir leyendo porque era imposible que fuese tan bueno como la primera parte, pero lo fue".
Y Dobkin añade: "La forma de escribir de Bill tiene algo especial. Es una escritura limpia, afilada y escueta. Sus personajes no tienen miedo a equivocarse ni a complicarlo todo. Es muy literaria, a la par que entretenida".
Un lujo no siempre al alcance de todos los actores en la fase de preproducción de una película, el tiempo dedicado a los ensayos fue bastante generoso y culminó en una improvisación de 90 minutos en la que los miembros de la familia, Downey, Duvall, Vincent D'Onofrio y Jeremy Strong, se pusieron en la piel de sus respectivos personajes antes de que las cámaras empezasen a grabar.
En palabras de Dobkin: "Improvisamos una escena en directo y salió genial gracias a haber ensayado la dinámica familiar tan en profundidad. Fue un proceso apasionante y muy provechoso. Fue fantástico ser testigo de todo lo que se puede conseguir empleando las técnicas más clásicas, un acercamiento a la interpretación tan propio de la vieja escuela. Absorbían rápidamente todo lo que yo ponía sobre la mesa, lo reflejaban perfectamente en sus personajes y abrían una senda completamente nueva por la que discurrir. Es como juntar a las mejores jugadores de fútbol o de baloncesto: cuando pones juntos a los mejores tienes la seguridad de que van a saber cómo jugar. Tienen las herramientas, el talento y la experiencia para lograr algo verdaderamente sobresaliente".
HANK: Tenemos que establecer una defensa firme.
JUEZ: No hables en plural, Henry...
Padres e hijos
Si los pecados de los padres van a ser expiados por los hijos, ¿quién va a expiar los pecados de los hijos? Hank Palmer, carísimo abogado adicto al trabajo, es, sin duda alguna, el hombre que todo gran delincuente querría tener a su lado ante un tribunal. Dejando sus escrúpulos fuera de la sala, es un maestro manipulador de la ley y sus servicios solo están al alcance de los mejores postores; los inocentes, afirma fríamente, no se pueden permitir sus servicios.
Dobkin recuerda perfectamente cómo, al principio del proyecto, le preguntó a Robert Downey Jr. si su personaje era consciente de que se encontraba en una crisis o si sólo lo sentía, a lo que Downey contestó que, aunque era consciente de ello, no lo sentía. Hank es plenamente consciente, a nivel intelectual, de su incapacidad para tener sentimientos reales. Se encuentra perdido en su vida, sin rumbo definido, incluso a pesar de haber llegado a la cúspide de los objetivos que se había establecido.
Según Downey: "Hank está a gusto con lo que está a gusto: en su casa de Chicago, con su matrimonio en pleno desmoronamiento y ese caso de miles de millones de dólares que sabe perfectamente cómo puentear y ganar. Todo lo que le hace sentir a gusto es precisamente aquello con la que la gente suele sentirse incómoda".
Hank raramente baja la guardia y se mueve cautelosamente entre las incómodas relaciones de las que se ha rodeado, manteniendo al alcance de la mano a aquellas personas con las que tiene cercanía, grupo reducido tan solo a su madre y su hija. Ha levantado un grueso muro protector alrededor de su yo emocional y opta por desviar la más mínima oportunidad de reflexión sobre sí mismo mediante el humor sarcástico y la superioridad intelectual. Mantiene las distancias con el origen de sus primeras heridas, evitando así que se propaguen las grietas en su muro protector... hasta que se ve obligado a volver a casa de sus padres debido a la muerte de su mayor fuente de tranquilidad, su madre.
En palabras del propio Downey: "Una de las mejores cosas de interpretar a Hank es poder explorar ese lado de mi personalidad, ese lado que todos tenemos, que lo único que quiere es salir corriendo. En cuanto llega a Carlinville, lo único en lo que piensa es en encontrar una puerta mágica que, al atravesarla, le haga aparecer en cualquier sitio menos donde está.
Es un tipo muy cerrado que vive su vida mental y físicamente, pero con el lado emocional completamente anulado; vive una huida continua de las implicaciones de sus actos emocionales. También está muy habituado a ganar, hecho al que vincula en gran medida su identidad, su profesión, cosa que no le incumbe a nadie más que a él. De hecho, que su padre sea juez y Hank un gran abogado defensor, dice mucho de él".
Dobkin admira la libertad de Downey a la hora de interpretar a Hank: "Empezar una película con un personaje tan destrozado como está Hank, y ser fiel a ello, es un trabajo muy difícil de hacer. Robert no tiene miedo de hacer cualquier escena ni de provocar tanto rechazo en los demás como provoca Hank, ya que puede interpretarlo con el encanto suficiente para que la gente prefiera quedarse y ser testigo del viaje que está realizando. Es una mezcla perfecta de comedia y drama, y Robert controla perfectamente el tono de su trabajo. Cada día aparecía lleno de ganas de trabajar, curioso y queriendo hacer algo fantástico".
Según Downey: "Esta ha supuesto para mí la oportunidad de volver a mis orígenes interpretativos clásicos y comprobar si aún seguía siendo capaz de lograr un impacto emocional tan profundo como el que se consigue en el teatro. Hank está bajo una presión tremenda, y lo único que hace es asumir cada vez más y más peso, y volverse más y más inseguro, que es un sentimiento al que no está para nada acostumbrado ni le gusta demasiado. Cuando sabe que tiene la razón, nadie le hace caso; cuando no está tan seguro de estar en lo cierto, todo el mundo le pide respuestas. Todos los días se ve en la obligación se atravesar campos minados. Nunca antes había interpretado un personaje tan imbuido en temas de salvación y redención, y ese ha sido uno de los mayores desafíos de interpretar a Hank".
En una familia tradicional estadounidense típica, Hank sería el brillante ejemplo, la persona que dejó su pueblo natal para irse a la despiadada gran ciudad para hacer su propio camino, logrando un éxito sin precedentes. Ya se debieran a un caso de demostrar a su padre de lo que era capaz directa o indirectamente, las buenas notas de Hank en la escuela de Derecho y su ascenso hasta la cúspide del bufete de abogados en el que trabajaba son comportamientos típicos tanto de un "chico malo siendo bueno", como de "el hijo de alguien importante que traza su propio camino", o de, muy probablemente, una mezcla de ambos.
Al volver a casa de sus padres, recibe una bienvenida muy fría; su familia le ve como un libertino. Sus éxitos en el plano profesional siguen considerados por debajo de los de su padre, el Juez Joseph Palmer, quien lo ve todo o blanco o negro y alude constantemente a su fracaso matrimonial, criticándolo. Lejos de recibir una calurosa bienvenida del patriarca Palmer, Hank, que vive en un mundo lleno de grises, sale totalmente solo de la casa de forma tan poco ceremoniosa como su llegada.
En palabras de Dobkin: "Joseph Palmer representa el viejo mundo, la vieja guardia. Todo lo que hace lo hace por honor; considera que la forma en que un hombre vive su vida está completamente relacionada con el lugar en el que acaba ese hombre y cómo se le recuerda. Su legado, haber ayudado a la gente, haber defendido un ideal, es lo más importante para él. Hank, sin embargo, cree que el fin justifica los medios y que, mientras logres mantenerte en la cima y sea legal, todo vale. Incluso empleando la manipulación. Mientras el tribunal declare a su defendido inocente, no le importa lo más mínimo si realmente ha hecho cosas espantosas ni si tiene que hacerlas él mismo para ayudar a su cliente. La ley es quien decide si lo que hace está bien o mal. Su padre ve esta actitud como algo de lo que avergonzarse, otro mal comportamiento más del rebelde adolescente que fue Hank".
Robert Duvall afirma: "El Juez iría antes a la cárcel a perder su honor, sin duda, lo que complica mucho las cosas a sus hijos: Glen, Hank y Dale. A Dale, porque aún vive en casa de sus padres, y para Glen, porque no quiere tener que asumir el papel de padre de Dale, pero muy especialmente para Hank, cuyo subconsciente cree poder ganarse la aprobación de su padre si gana el caso".
Duvall ha disfrutado mucho explorando las posibilidades de un personaje tan complejo: Tiene muchísimas contradicciones, como nos pasa a todos. Es un tipo familiar que ama a sus hijos, pero siempre ha dejado el rol afectivo a su mujer, y ahora ya no está. Por eso tiene muchas carencias en lo referente a relacionarse directamente con sus hijos, especialmente con Hank. Llevan años sin hablar. Todo lo que sabían el uno del otro era a través de la madre de Hank, así que no saben cómo comportarse. El juez nunca ha perdonado a Hank algo que sucedió en el pasado y, de haberlo hecho, creo que no se permite admitirlo, ni siquiera a sí mismo. Así que he tenido un montón de cosas interesantes con las que trabajar, para buscar en mi interior".
Según Dobkin: "La primera vez que leí el guion, el juez me recordó a Bobby Duvall. Creo que muy pocos hombres podrían haber interpretado este papel, hay muy pocos con la fuerza necesaria como para estar dispuestos a arriesgar tanto como exige el papel, y sin preocuparse por salir bien en pantalla. Duvall es un actor que merece la pena ver. Sus capacidades interpretativas son increíbles y creo que este puede ser uno de los mejores papeles de su vida, y eso es decir mucho. Y al decir esto no pretendo echarme flores a mí mismo, sino echárselas a él. Cada día aparecía y hacía cosas en sus escenas que me dejaban sin habla. No hubo ni una sola escena que no pudiésemos usar".
Downey asiente: "Aprendí muchísimo viéndole ser tan callado y ser, a la vez, tan imponente. Yo soy justo lo contrario, tenemos estilos opuestos. Sin duda, todos los teníamos. He podido ver juntas todas estas formas diferentes de trabajar y fusionarse perfectamente, lo que me ha generado un respeto aún mayor por este trabajo, gracias a esta experiencia".
Duvall también echa flores al joven actor: "Tiene mucho, mucho talento. Estaba súper relajado a pesar de simultanear sus funciones como actor con el trabajo detrás de las cámaras de productor, así que ha sido un placer".
Justo pero severo en un juicio, el juez Palmer se ha encargado de preservar la justicia en su pueblo durante más de cuarenta años. El hombre que hoy ve Hank en el banquillo se parece enormemente al que compartía techo con él cuando vivía con sus padres. Glen, el primogénito de la familia, interpretado por Vincent D'Onofrio, fue una estrella del béisbol con un lanzamiento que rozaba los 150km/h y, a los ojos de Hank, era claramente el hijo preferido de su padre. Y el juez carga en el entonces irresponsable Hank la responsabilidad de que Glen no pudiera seguir su sueño y alcanzar las grandes ligas.
Según D'Onofrio: "Creo que la familia va a reconocer los típicos dramas familiares que ocurren todos los días. Algunos son muy graciosos mientras que otros te rompen el corazón, que es justo lo que esta película tiene que tener, porque así es la vida".
El actor sintió una gran conexión con Glen, y disfrutó con la gran variedad de personajes que componen la familia y el pueblo: "Cada personaje es distinto y tiene su propio trasfondo, su propia historia. Todos tenemos momentos de gran emotividad. Estoy muy orgulloso de haber formado parte de este proyecto".
A pesar de que Glen, que regenta una tienda de llantas y neumáticos, vio cortada su carrera como estrella del béisbol por culpa de una lesión que tuvo en su adolescencia, las pruebas del potencial que atesoraba, así como las del orgullo que su padre sentía continúan más que visibles en la casa familiar, lo que para Hank supone todo un desprecio a sus propios logros profesionales y, para Glen, el recuerdo de lo que pudo haber sido. Por ello, aunque Glen no guarda rencor a su hermano pequeño y ha llevado una vida buena con su esposa y sus dos hijos, la mera idea de tener que asumir más responsabilidades si el juez no sale indemne del juicio le pesa sobremanera.
En palabras del propio actor: "La relación de Glen con su hermano menor, Dale, no es la mejor en este momento. Glen se siente frustrado porque siente que, al faltar su madre, si su padre acaba condenado tendría que ser él quien se encargase de Dale, y no está seguro de poder asumir algo así. O quizá lo que no le gusta es no tener elección alguna, dado que es indudable que Hank no va a asumir esa responsabilidad".
Jeremy Strong interpreta a Dale, una presencia amable entre las fuertes personalidades de su padre y sus hermanos. Además, y gracias a su cámara Super 8, es testigo de los problemas de los Palmer; los ojos y oídos que asisten tanto a los buenos como a los malos momentos que vive cualquier familia. Y a pesar de que la muerte de su madre le ha impactado de forma clara, al haber estado siempre muy cercano a ella, sigue comportándose como siempre, despreocupado e inocente, y ejerciendo de contrapunto a la tensión que le rodea.
Strong nos cuenta que: "ha sido abrumador interpretar este personaje. El guion no explicitaba demasiado cómo era, cómo había que interpretarlo, lo que revela lo bien escrito que está: para descubrir todo lo que hay es necesario leer entre líneas. Todo lo que se dice de él es que es alguien aparte de todo. Sabía que su papel en la historia era ser el inocente, así que le di un toque infantil, simplón. Pareció evidente que su comportamiento repetitivo era una forma de calmarse. Su miedo al cambio y su necesidad de que todo siguiera igual han sido las pistas que he seguido. Al ser tan reacio al cambio, por lo general metido en sí mismo, sin duda sirve a la historia como veleta emocional para todos los demás personajes".
Respecto a la cámara que su personaje lleva siempre consigo, Strong nos dice lo siguiente: "Ayuda a Dale a sentirse seguro ya que le sirve como una especie de barrera entre él y el mundo y además le sirve como propósito a realizar. Creo que el juez era quien solía grabar los vídeos familiares cuando sus hijos eran pequeños y, en algún momento, le pasa la cámara a Dale. Para él, es más que un hobby; es su forma de mantener en orden su mundo, preservar la memoria de su madre y mantener la familia unida".
La productora Susan Downey nos indica: "No conozco a nadie que no tenga algún tipo de relación única o peliaguda con sus padres. Crecer consiste precisamente en esto: dejar atrás la familia y convertirte en ti mismo. A veces es un proceso plagado de conflictos que, en ocasiones, son solo algo menor, pero el conflicto es algo que siempre está presente. Gracias a los vídeos caseros que Dale reúne logramos presenciar momentos de la vida de la familia Palmer antes de estar tan rota, y vemos que era una familia llena de amor y cariño, formada por un padre y una madre maravillosos, y tres niños fenomenales. Queda claro que tuvo que ocurrir algo, y gran parte de la película se centra en explorar esos secretos, alguno de los cuales ya conocen los personajes y van revelándonoslos, pero otros que ni siquiera ellos conocen, secretos que se han ocultado entre sí y que iremos descubriendo a la vez que ellos mismos gracias a unas interpretaciones perfectamente moduladas.
En palabras de Gambino, productor de la película: "Robert, Vincent y Jeremy decidieron pasar tiempo juntos antes del rodaje para desarrollar los vínculos, la cercanía que se tiene cuando dos personas son hermanas para que, una vez empezase el rodaje, ya existiese esa familiaridad, y así lo hicieron. Sin duda te crees que estos tres se han criado con este hombre y comparten una infancia común".
Y Dobkin añade: "La relación entre los tres hermanos y su padre superó todo lo que ponía el guion. La química entre los cuatro fue muy especial, muy dinámica. Su trabajo estuvo tan lleno de matices, han mostrado tantas caras distintas... Sinceramente, podría tirarme horas y horas viéndoles actuar sin dejar de sentirme cautivado por ellos ni un solo segundo".
SAM: Me encanta verte aquí, pero no soy tonta, Hank. Sé cómo eres.
HANK: ¿Qué crees que sabes?
Fuegos nuevos y viejas llamas
Al regresar a Carlinville para asistir al funeral de su madre, Hank es consciente de que va a reencontrarse con su padre y sus hermanos, pero lo que no se espera es encontrarse a su gran amor del instituto, Samantha Powell.
Para Dobkin: "Sam es ese recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue, esa persona que pasó por nuestra vida y que, al mirar atrás, nos hace pensar qué habría podido pasar de haber sido más maduros, si todo hubiese ocurrido y un momento y un lugar distintos, si un par de decisiones se hubieran tomado en sentido opuesto..."
Vera Farmiga, que ya había trabajado con Susan Downey con anterioridad, estaba impaciente por volver a hacerlo. Además, el guion logró tocarle en lo más profundo: "Relata en detalle una historia conmovedora, brutalmente sincera y muy emotiva. Sinceramente, no conozco a ningún padre que, de forma consciente o inconsciente, no intente poner fin a una etapa de conflicto con su hijo, ni tampoco en el caso contrario. Esta historia es una historia preciosa que trata del perdón, no solo del padre y los hijos, sino que todos y cada uno de los personajes, en cierto modo está aprendiendo a perdonar o ser perdonado".
A Farmiga le gustó que Sam no tenga reparo alguno en recordar a Hank su mal comportamiento cuando era adolescente: "La dejó compuesta y sin novio, literalmente, sin aviso ni disculpa alguna. Han pasado más de 20 años, y aquí está de nuevo, su primer amor. Me entusiasmó poder aventurarme en una situación así poniéndome en la piel de una mujer como Sam: elegante, atrevida, inteligente y segura de sí misma. Sin duda me dio un escenario estupendo en el que trabajar: es tan fuerte dentro de su vulnerabilidad, está tan a gusto en su propia piel y con las decisiones que ha tomado. No es alguien que necesite demostrar nada ante nadie, justo lo contrario que Hank que, en cierta forma, necesita demostrarse su valía una y otra vez".
A lo que Robert Downey Jr. añade: "En cierta forma creo que Sam es el centro de la película. Es la chica a la que Hank abandonó, y probablemente lo mejor que le ha pasado nunca, por más que se resista a ello. Hank no quiero aceptar lo que tiene justo frente a sus narices: una mujer tremenda, directa, alocada, avanzada y femenina, que Vera ha sabido interpretar estupendamente.
Y prosigue: "Ha impresionado a todo el mundo. A veces pasa que tienes frente a ti en cámara a alguien tremendamente sincero y que te mira directamente a los ojos, retándote, y con Vera esto pasa todos los días. Es fantástica".
Farmiga opina igual de Robert Downey Jr.: "Robert es ese tipo de hombre que, en cuanto compartes dos minutos con él, sientes que le conoces de toda la vida. Pareció como si hubiésemos entablado una especie de amistad instantánea. Tiene muchísima energía y es súper atento, empático, bromista y se entrega al 100%".
Pero Sam no es la única persona del pasado de Hank que aparece en Carlinville. Aún más inesperada es la aparición de Dwight Dickham, un fiscal de Gary, Indiana, que guarda rencor a Hank debido a un lío legal ocurrido en el pasado. Dickham está deseoso de poner en su lugar a Hank y, a su vez, al juez.
Billy Bob Thornton, que ha trabajado en numerosas ocasiones con Duvall, da vida a Dickham: "En muchas películas soy el enjuiciado, no el fiscal, así que pensé que tenía que echarle un vistazo a este proyecto. El guion era maravilloso, uno de esos que no dejan lugar a dudas. Creo que al público le gustan las buenas historias, y esta lo es. Conocía un poco a Robert Downey Jr. y siempre había querido trabajar con él, y para mí siempre es un plus trabajar con Duvall".
Thornton describe a su personaje como: "un abogado muy seguro de sí mismo que raya lo arrogante. Tiene una cuenta pendiente con el personaje de Downey y por eso se coloca en esta posición para asegurarse de que puede nivelar la contienda, pero también cree que la justicia y considera que tiene la razón en este caso. Según cómo se mire, es el chico bueno haciendo el mal, o el chico malo haciendo el bien".
En el banquillo contrario se encuentra C.P.Kennedy, interpretado por Dax Shepard, el antiguo vendedor de antigüedades ahora abogado, a quien el juez encomienda su defensa en un primer momento. Por desgracia, su inexperiencia empieza a revelarse en cuanto alcanza las expectativas más pesimistas de Hank.
En palabras de Shepard: "Sin duda, C.P. no es algo estúpido; es imposible sacarse la carrera de Derecho si no eres inteligente. Su problema es que es campechano y sincero, además de bastante inocente. No se parece en nada al tiburón que es Hank. Antes de este caso solo se había encargado de otro de tipo penal, defendiendo a un acusado, y el veredicto dictaminó la culpabilidad de su defendido. Por eso, al asumir este caso no es más que un 0 a la izquierda, lo que no es precisamente garantía de éxito".
Muy al comienzo de la historia, tras el entierro de su madre, el padre de Hank se despide de él de forma apresurada y sin siquiera darle un apretón de manos. Su necesidad de salir de casa de sus padres incluso antes de volverse a Chicago lleva a Hank y a sus hermanos al bar del pueblo. Allí, Hank se toma una cerveza y disfruta de la compañía de la encantadora y joven camarera, Carla, interpretada por Leighton Meester.
La propia Meester nos cuenta: "Hank habla de forma tranquila, pero Carla es bastante atrevida. Tiene boca, y no tiene miedo a equivocarse".
La actriz se ríe mientras nos cuenta una llamada que le hizo Downey al saber que había logrado el papel: "Me llamó para felicitarme... a eso de las 7:30 de la mañana. Ni siquiera sé qué hacía levantada y en marcha tan temprano, pero me preguntó si era yo, se me presentó y me dijo que me había llamado hacía una hora y no le había contestado. Le dije que entonces me había llamado a las 6 de la mañana, pero ni se inmutó. Incluso en una llamada hecha a primera hora de la mañana a una amiga, estaba súper metido en el trabajo".
El reparto lo completan la joven Emma Tremblay, en el papel de Lauren, la hija de Hank, de 7 años; Ken Howard como el juez Warren, que preside el juicio de su estimado compañero; David Krumholtz como Mike Kattan, el fiscal de Chicago a quien no dejan de irritarle los métodos poco ortodoxos de Hank; y Balthazar Getty como el nuevo policía de Carlinville, el persistente Ayudante Hanson.
Según Dobkin: "Al trabajar en un proyecto durante años no esperas que te acabe sorprendiendo, descubrir algo nuevo pero, gracias a que creo en los procesos y amo la interpretación, puse todas mis esperanzas en el reparto, y han sido fantásticos. Todo el mundo ha vuelto a abrirlo todo y a darle vida más allá de lo que yo podía haber imaginado".
HANK: Créeme. A a nadie se le ha perdido nada en Carlinville, Indiana
Todo el mundo huye de allí.
Ciudades grandes y pueblos pequeños
Para Dobkin, el pueblo ficticio de Carlinville, en Indiana, se creó con la intención de que fuera un pueblo de postal: "Si coges el coche y te plantas en el centro de EE.UU., acabarás llegando a algún lugar en el que nada haya cambiado, sencillo, tranquilo, auténtico y cerrado. Un pueblo protegido por un abogado como el juez Palmer, que representaría su legado, sus ideales. Un pueblo que Hank Palmer puede haber querido, pero en el que nunca encajó. Un pueblo que puede hacerle sentir como si se hubiera exiliado del Paraíso".
Los directores encontraron su Paraíso, su Carlinville, en Shelbourne Falls, Massachusetts. Situada en la parte noroccidental del estado, a lo largo del Mohawk Trail, la histórica villa cuenta con una rica historia y una potente comunidad artística formada por numerosas galerías de arte, librerías y estudios por toda la zona.
El director artístico, Mark Ricker que, cuando vio Shelburne Falls por primera vez: "fue fascinante, encajaba en un 98% con la película. Intentamos encontrar ubicaciones en las que pudieras sentirte muy a gusto, un lugar al que quisieras volver. A la hora de transformar la calle principal, solo tuvimos que modificar parte de la señalización y decorar un poco las ventanas.
Una de las cosas que David dijo fue que quería que pareciera como si el pueblo estuviese atrapado en el tiempo, con un toque a lo Norman Rockwell, y que el año de construcción de cualquiera de los coches que apareciera en la película no fuese posterior a 1990. Para darle al pueblo el look que queríamos utilizamos varias estrategias, ya fuese la elección de un color determinado, el uso de una fuente tipográfica concreta o reflexionando sobre quién podría haber sido el anunciante que promocionase el Festival Blueberry".
Las escenas en Shelburne Falls se rodaron en tres semanas y se incluyeron las fachadas de negocios locales tales como la Baker Pharmacy, la Ice Cream Parlor, la Good Spirits Liquor Shoppe y el Ayuntamiento, que se usó como frontal de la Oficina del Sheriff del Condado de Crawford.
El equipo también incluyó las preciosas cascadas del pueblo, situadas al lado del Salmon Falls Artisans Showroom, y que sirvieron como exteriores del Flying Deer Diner. El interior, sin embargo, se rodó en el Golden Herbal Apothecary, previamente el Mole Hollow Candle Company. Ricker añade: "El interior del Flying Deer Diner, donde trabaja Sam, se creó de 0 en un armazón vacío de ese edificio para poder conservar la vista de esta maravillosa cascada".
El equipo también aprovechó la serpenteante carretera de doble sentido para realizar las escenas de carretera en los pueblos cercanos de Colrain, Hadley y Deerfield.
El equipo se trasladó de Shelburne Falls hasta Plymouth para rodar durante tres días en una cabaña en la orilla de un lago, y un día en el Tribunal Superior de Plymouth, lugar donde rodaron la escena del juicio de Chicago.
Y Ricker añade: "Uno de los mayores retos de rodar en la zona rural de Indiana, en los alrededores de Boston, era intentar evitar cierta vegetación y construcciones: básicamente las típicamente coloniales de Nueva Inglaterra. Sorprendentemente, la cabaña en la orilla del lago fue muy difícil de encontrar. En Massachusetts, muchas cabañas construidas a la orilla de un lado están rodeadas por edificios, y lo que buscábamos era una que no tuviese nada alrededor. Al final la encontramos en Fearing Pond, situado en el corazón del bosque estatal de Plymouth, Myles Standish. En ese estanque solo hay un puñado de cabañas desperdigadas. Estuve analizando la zona un par de veces, y al final di con una cabaña que parecía que podía encajar con lo que buscábamos. Estaba totalmente seguro de que el interior iba a estar lleno de minicuartos pero, al entrar, había un enorme espacio diáfano con una gran cubierta. Tuvimos mucha suerte al dar con esta cabaña".
Un vez finalizado el rodaje en Plymouth, se fueron a Boston, donde fueron aprovechando distintos barrios de las afueras de Milton para rodar los exteriores de la casa del juez; Attleboro, para la funeraria; Dedham, para las escenas en una iglesia y el exterior del juzgado; Belmont, donde su Estación Eléctrica Municipal sirvió como interior de la estación de policía; y Buckland, donde un pequeño mercado se convirtió en el interior del hipermercado en el que dan comienzo los problemas del juez Palmer. También se rodaron escenas en el Old Kindred/Braintree Hospital de Waltham y, un día en el histórico Concord, donde estuvieron en el Massachusetts Correctional Institution.
Completando las localizaciones en Boston, se rodaron escenas de flashback en un campo de béisbol de Quincy; el Aeropuerto Municipal de Worcester se usó para representar uno de Indiana; y una casa muy moderna de Belmont sirvió como la casa de Hank en Chicago. Ricker sigue contándonos: "Las escenas del comienzo tienen lugar en Chicago y nos presentan a Hank, quién es y la vida que se ha hecho. Tenían que contrastar con lo que se encuentra al volver a casa de sus padres para que así se pueda entender por qué se va de Carlinville, por qué necesitó irse de allí".
Las últimas semanas de rodaje se realizaron dentro de un almacén gigantesco y vacío, en Norwood, en el que Ricker y todo su equipo construyeron, por partes, la casa de la familia Palmer y el interior del juzgado de Carlinville en el que trabaja el juez Palmer. Y Ricker continúa: "Es muy poco práctico, si no imposible, cerrar la sala de un juzgado durante tres semanas. Si solo fuese un día o dos, al menos se pueden reorganizar los horarios. El interior de nuestra sala encaja de alguna forma con el que usamos para rodar las escenas de exterior, en Dedham. Nos inspiramos bastante en la arquitectura del exterior del edificio, pero básicamente optamos por la típica sala de juzgado del Medio Oeste, íntimo, bonito y tradicional, como el de la película Matar a un ruiseñor. De hecho, es muy probable que hayamos examinado todas las salas de juzgado que hayan salido alguna vez en una película. Entonces seleccionamos las partes que más nos gustaron, además de varios descubrimientos de David, y logramos unirlo todo para conseguir lo que queríamos.
Temáticamente, esa sala de juzgado y ese juicio simbolizan la América sensata, una historia de lo bien hecho y lo mal hecho. Ese fue un gran punto de partida para nosotros y, además, contar con Robert Duvall sentado en el lugar del juez, habiendo aparecido en Matar a un ruiseñor interpretando un papel tan diferente a este, tiene algo de poético". En un guiño más hacia esa película, la sala del juzgado cuenta con un anfiteatro en el que se cuela el personaje de Downey para observar cómo trabaja su padre.
Para realizar los tres decorados que formaban el interior de la casa del juez, Ricker tomó como referencia la casa de Milton en la que se rodaron las escenas de exterior. "La casa de los Palmer es la típica casa victoriana hecha de forma artesanal, así que intentamos dar ese mismo nivel de detalle también a su interior".
En lo que respecta a decoración de interiores, Ricker mantuvo siempre presente que había sido el hogar de una familiar de cinco personas durante más de 40 años. "Tenía que haber capas y capas de historia y recuerdos familiares. Tenía que parecer una casa de otra época, aunque sea una historia actual. Nos imaginamos que probablemente habrían remodelado la cocina en el pasado reciente, y por eso hay electrodomésticos modernos".
En la planta de arriba, Dobkin quiso que todo estuviese centralizado, por lo que todas las habitaciones dan a un pasillo central. "Desde el punto de vista arquitectónico, es como si el juez hubiese querido poder vigilar a sus tres hijos. Es imposible escapar a su mirada acechante", bromea Ricker, y añade: "La habitación de Hank y la de Dale están unidas a través de un baño porque queríamos que tuvieran un espacio privado común".
Respecto a la decoración, escogieron posters de bandas de rock para la habitación de Hank, y los trofeos de béisbol de Glen, en su antiguo cuarto. No obstante, cuando Hank vuelve para el funeral descubre que su padre se ha adueñado de su habitación, llenándola de su equipo de pesca, documentos jurídicos, juguetes y libros viejos. En palabras de Ricker, cuando Hank entra en su habitación por primera vez es como si sintiese que su infancia ha sido borrada del mapa.
Ricker y su equipo también añadieron detalles en la casa que puede que pasen desapercibidos pero que logran funcionar de forma sutil como caja de resonancia del efecto de las escenas. Por ejemplo, en el sótano, donde Dale pasa las horas muertas trabajando con sus vídeos caseros, hay un sofá que es el mismo que aparece en un flashback a la Navidad de 1970.
Junto a Dobkin y Ricker, trabajando en el rodaje de la película más in situ que de forma digital, para mantener un aspecto clásico, también estuvo el famoso director de fotografía Janusz Kaminski. En palabras de David Dobkin: "Quería que la película se rodase en un lugar que pareciese de otra época pero que, aun así, fuese actual. Janusz es pintor, y ver todos los días cómo trabaja con la luz es presenciar el trabajo de un gran artista. Ha sido fantástico poder contar con él; cada escena que veía en el monitor era grandiosa. Además, es una persona con una energía inagotable y, cuando trabaja, parece un niño en medio de una tienda de chucherías. Es súper divertido trabajar con él".
A lo que Susan Downey añade: "Nos entusiasmó poder contar con Janusz. Robert, Gambino y yo siempre hemos sido grandes fans suyos y, en lo que respecta a esta película, queríamos lograr ambientes con estilo a la par que realistas, y Janusz sin duda logra dar ese toque a todo lo que hace".
Ricker, que ya había trabajado con Kaminski antes, añade: "A Janusz le gusta iluminar la escena a través de ventanas prácticas. Por eso las añadimos a los diseños de nuestros decorados siempre que fue posible, especialmente en la sala del juzgado. Hubo muchos debates sobre la procedencia de los puntos de luz, cuál era su origen y si era luz natural o artificial".
El director de arte también trabajó mano a mano con la diseñadora de vestuario, Marlene Stewart, para prepararla para las elecciones de estilo, color y todo eso que él y Dobkin habían tomado. Según Ricker: "Le envié fotografías de todas las ideas que estábamos valorando para cada ambiente, de forma que pudiese saber qué nos estábamos planteando".
Y Stewart añade: "Aunque pueda parecer mentira, las películas ubicadas en la época actual son algo más complicadas de diseñar que las de época o las fantásticas. Este proyecto era interesante porque se trataba de una historia más contenida, el estudio de un personaje y una historia sobre EE.UU., un EE.UU. idealizado que quizá ya no existe".
En la escena inicial en Chicago, Stewart tuvo que plasmar el lujoso mundo de Hank para que pudiera ser contemplado de un solo vistazo: "Hank es un abogado poderoso, un as, y representa un nivel determinado de éxito económico. Es el tipo de persona que podría encargar todos sus trajes y camisas hechos a medida. Tiene una imagen muy potente. Me gusta crear trajes y vestuario masculinos, así que esperé ansiosa esta fase del diseño. Creamos todos los trajes de Hank. Al hacerlo, tienes la oportunidad de adentrar en el mundo de la ropa hecha a medida, que es muy interesante. Sin olvidar el hecho de que a Robert los trajes le quedan estupendamente [risas]".
Al volver a su pueblo natal, Hank sufre una transformación, que nos relata la propia Stewart: "Deja atrás su forma de vestir. Al entrar en la que era su habitación cuando era pequeño vuelve a su infancia y se encuentra con la ropa que había dejado olvidada en su vida anterior. Se relaja. Se abre a sus orígenes y se integra mucho más en Carlinville, símbolo de un estilo de vida mucho más sencillo en el que la gente se relaciona entre sí".
Stewart nos sigue relatando: "Me ha encantado trabajar con Robert. Es súper generoso y se sienta contigo a charlar durante las pruebas. Significa mucho que siempre esté así, participando y charlando. Como diseñadora de vestuario que soy, creo que es lo que más te puede ayudar: una persona que te da su tiempo para que, juntos, podáis dar forma a un personaje trabajando juntos".
El vestuario del personaje del juez Palmer, defensor de los valores más tradicionales en un pueblecito en el que el tiempo parece haberse detenido, era bastante clásico. Stewart nos lo cuenta: "El juez es un hombre que se encarga de sus cosas y, cuando algo que le gusta, empieza a usarlo y a cuidar de ello. De hecho, usé su coche, un Cadillac Coupe DeVille del 73 como piedra angular y ejemplo para diseñar su vestuario. Usé ese año como referencia del momento en el que pudo haber elegido cómo vestir: camisas Arrow de manga corta y pantalones de corte más antiguo. Su ropa es de la época en la que todo se fabricada todavía en EE.UU. También hemos usado algunas cosas actuales, pero solo aquellas más clásicas".
HANK: No puedo hacer esto.
SAM: Eres abogado y es tu padre. Si te vas ahora, te arrepentirás.
Tocando un acorde
Para acentuar los temas alegres y muy a menudo conmovedores de la película, Dobkin decidió optar por el conocido compositor Thomas Newman para que se encargase de la banda sonora de El juez.
En palabras del propio Dobkin: "La banda sonora de Thomas Newman siempre ha formado parte de la película. Su estilo original y único es el único que nos planteamos. Yo me encargué de diseñar la parte visual y la probamos en el rodaje con unas escenas. Su banda sonora nos guió hasta el interior de los personajes".
A lo que Newman añade: "Desde el principio, mi estrategia para crear la banda sonora de El juez fue intentar suavizar los momentos dramáticos, permitiendo que el ingenio y el humor encontraran su sitio sin sacrificar las partes de contenido más emotivo".
Dobkin añade: "Thomas puede ser, a la vez, increíblemente melancólico y, luego, en un instante, girar de forma maravillosa hacia la esperanza y la cordialidad. Nos ha guiado de forma meticulosa a través del gran misterio que es Hank Palmer, cómo llegó a ese punto y si será capaz o no de llegar a un punto libre de la pesada carga de su pasado".
La historia y los personajes de la película son universales; todos, de una u otra forma, es padre o hijo y, joven o viejo, alterna disfrutar con este proceso y resistirse a él.
El director destaca: "Todos hemos pasado por lo mismo que esta familia, o muy probablemente lo haremos en algún momento. Espero que el público acoja esta serie de sentimientos y actitudes y disfrute con las interpretaciones increíblemente poderosas de Downey, Duvall y el resto de este extraordinario reparto que ha dado vida a los personajes de la película de una forma que persiste en la retina incluso tras haber acabado la película".