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Destacado: Llega a las salas de cine comerciales 'Vaiana 2'
  El vendedor  (Le vendeur)
  Dirigida por Sébastien Pilote
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"Impecablemente interpretada, conmovedora y afinada". VARIETY (Dennis Harvey)

"Sicotte está soberbio...y Sébastien Pilote captura su interpretación con extraordinaria delicadeza" . THE HOLLYWOOD REPORTER (John Defore)

"Una película poderosa". SCREENDAILY (Mark Adams)


Largometraje debut de Sébastien Pilote. Estrenada en competición oficial en SUNDANCE en 2011, ha recorrido festivales como los de Los Ángeles, Boston, Río de Janeiro o San Francisco, donde se hizo con el Premio de la Crítica.

Competición Oficial SUNDANCE 2011
Sección Oficial LOS ANGELES 2011
PREMIO FIPRESCI SAN FRANCISCO 2011
MEJOR PELÍCULA CINEMA JOVE VALENCIA


Notas del director
"…un caballo es un hermoso animal… puedes vender un caballo…" (Chekov, The Cherry Orchard)
Un recuerdo de mi infancia: cuando era muy pequeño solía ir con mi padre a los concesionarios de coches y dábamos vueltas y vueltas mirándolos. Eso era todo. Hablábamos a menudo con los vendedores, y yo solía elegir el color del coche, pero para mi decepción nunca comprábamos ninguno. Durante toda mi infancia, mi padre compró uno, tal vez dos, coches nuevos. "Completamente nuevo". El resto del tiempo, compró "flamantes coches de segunda mano", como los llamó Springsteen.

Mi padre tenía muchos amigos que eran vendedores de coches. Uno que trabaja en el concesionario de Buick, otro que había sido un antiguo trabajador de la construcción y acabó vendiendo coches... “¿Cómo estás Gerald? ¿Muy liado, verdad?”. Los vendedores de coches eran amigos de mi padre. Era genial. Cuando yo le preguntaba “¿Conoces a ese hombre, papá? ¿Quién es?”, a mi padre le resultaba difícil contestar.

Hace poco fui a comprar mi primer coche nuevo. Para mi sorpresa, me di cuenta de que yo también era amigo del vendedor. Entonces entendí algo obvio: mi padre no conocía a los vendedores de coches mejor de lo que les conocía yo. Los vendedores de coches no son amigos de nadie pero a la vez son amigos de todos. Esta película cuenta la historia de uno de esos vendedores de coches.

Siempre me han resultado muy interesantes como personajes, entre otras cosas porque no son demasiado apreciados. Somos muy recelosos de los vendedores de coches de la misma manera que lo somos de los comerciantes de caballos. Y sin embargo, ese cierto desprecio hacia el trabajo del vendedor contrasta con la devoción hacia el coche en sí, un objeto tan mitificado en nuestra sociedad, como lo fueron los caballos en otra época. Ya no podemos imaginar la vida sin automóviles. Por su parte, el vendedor Marcel Lévesque no puede imaginar su pequeña ciudad sin su querida fábrica. “La planta ha estado siempre ahí, y es donde tiene que estar”. Pero mientras todo empeora a su alrededor, los economistas y nuestros “amigos” los asesores financieros nos dicen que “una crisis como esta sólo sucede una o dos veces cada siglo”. Cuando pase, volveremos a vivir como antes.

Hice esta película en la pequeña ciudad de Dolbeau-Mistassini, una ciudad industrial de una zona minera en el Norte de Quebec. La zona ha sufrido severos reveses en los últimos años y el cierre de fábricas y el éxodo de jóvenes a otras ciudades están acabando con ella. Es así. Pero el objetivo de hacer El vendedor no era hablar de la región o la situación de un modo global; había algo mucho más importante para mí. Quería hablar de la burbuja en la que todos parecemos estar viviendo a través del personaje de Marcel Lévesque.

Para mí, Marcel Lévesque es ese tipo de persona que ha dejado su casa material y espiritualmente para unirse al sistema lo mismo que a una religión. En mi cortometraje Dust Bowl quise mostrar a un hombre que no sabía vivir de otra manera más que a través de su trabajo y la pérdida de éste supondría un auténtico fracaso para él. El Vendedor se basa en un principio similar: Marcel Lévesque ha llegado a un punto crucial en su vida en el que sus cimientos parecen estar desmoronándose. Y como consecuencia de su descontento por el resultado del trabajo, está descontento con otras personas. Desde esa premisa, he querido mostrar a un hombre con determinación, independientemente de lo que le pase a su alrededor.

En los blockbuster siempre hay un asteroide a punto de caer a Tierra pero siempre hay también alguien dispuesto a salvarla. El cowboy y el científico aprenden a trabajar juntos; el punky ayuda a la madre con el carrito; el militar, el millonario y el repartidor de pizza encuentran la forma de hacer estallar el asteroide justo antes de que nos mate. Todo el mundo trabaja codo con codo. Mientras, en la vida real, mi sensación es que cinco minutos antes de que el asteroide impacte sobre La Tierra, aún habrá personas llenando el depósito en la gasolinera.

En definitiva, en El Vendedor he querido mostrar una fuerza espectacular de la naturaleza: nuestra incapacidad para imaginar una forma diferente de vivir. No podemos imaginar la vida sin trabajo al igual que no podemos imaginar vivir sin las personas que queremos.