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  Zarafa  Dirigida por Rémi Bezançon, Jean-Christophe Lie
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Los codirectores y coguionistas de Zarafa son Rémi Bezançon y Jean-Christophe Lie. Bezançon es un director de ficción francés con películas como Un feliz acontecimiento y El primer día del resto de nuestra vida. En cuanto a Lie, responsable gráfico de los personajes, ha sido animador asistente para los estudios Disney en El jorobado de Notre Dame, Hércules o Tarzán, y supervisor de animación de títulos como Bienvenidos a Belleville. En Zarafa también han participado destacados animadores como Bolhem Bouchiba (Ratatouille) y Laurent Kircher (El Ilusionista).

Zarafa ha podido verse en prestigiosos festivales internacionales como la Berlinale (Sección Generation K-Plus), BAFICI (Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires) o en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Y ha estado nominada a los Premios Annie 2013 a la Mejor Dirección y a los Premios César 2013 a la Mejor Película de Animación.

Han dicho
"Una absorbente y colorida historia para niños con trasfondo histórico. Zarafa es una inteligente y exitosa superproducción de animación (…) Una atractiva historia sobre un niño esclavo huido y la jirafa con la que inicia una bella amistad en su largo periplo de África a Francia (…) Siguiendo la estela de Bienvenidos a Belleville y El Ilusionista de Sylvain Chomet, o de la nominada al Oscar Un Gato en Paris, Zarafa ofrece otro ejemplo de la sobria animación gala alternativa al típico 3D de Hollywood". (The Hollywood Reporter)

"El viaje de la primera jirafa transportada de África a Paris se cuenta fantásticamente en Zarafa". (Variety)

"Una aventura animada para todas las edades visualmente espléndida, Zarafa tiene todos los ingredientes para conseguir el éxito internacional, empezando con una historia inspirada en hechos reales contada de una manera preciosa. (…) Cualquiera que esté buscando una película de calidad para niños y que puedan disfrutarla los adultos, debe estar atento al estreno". (Screen Daily)

"Rémi Bezançon y su co-realizador Jean-Christophe Lie insuflan un bello espíritu de aventura a esta epopeya conmovedora y palpitante". (Le Figaro)


La verdadera historia de Zarafa: recordando los hechos históricos
En 1826, Bernardo Drovetti (un piamontés que representa a Francia como Cónsul en Alejandría) sugiere al Pachá de Egipto, Mehemet-Ali, que se envíe una jirafa a su país. La idea no era suya: Uno de sus servidores se la había propuesto, un Nubio llamado Hassan. El animal regalado a Carlos X, Rey de Francia, permitiría enriquecer la Casa de Fieras Real del Jardín de Plantas, recién abierta en París. El Sultán acoge esta propuesta con alegría, ya que buscaba una manera de mejorar sus relaciones con el Reino de Francia.

Zarafa, una jirafa huérfana de tan solo dos años, deja el desierto de Kordofan en Sudán para ser embarcada con dirección a Marsella. El puente de la nave es especialmente adaptado para que pueda sacar la cabeza. A bordo, tres vacas lecheras emprenderán también el viaje para alimentarla. Desde que llegan a puerto francés el animal causa sensación. El prefecto de la ciudad acoge la jirafa en su propiedad donde se queda varios meses. La primavera siguiente, Zarafa sigue su periplo hasta París, esta vez por vía terrestre. Geoffroy Saint-Hilaire, en ese momento responsable del Museo Nacional de Francia ligado al Jardín de Plantas, acoge a la jirafa antes de la presentación oficial a Carlos X el 9 de julio de 1827 en el castillo de Saint-Cloude. El Rey es uno de los últimos en poder disfrutar de su regalo, ya que Zarafa no ha pasado desapercibida al subir por el valle del Rhone después de pasar por Bourgogne antes de entrar en la región de París. Pero según los códigos en vigor de la corte, debía ser la jirafa la que fuera conducida al Rey y no éste el que fuera a buscarla. Zarafa se vuelve extremadamente popular en Francia a partir de 1827, produciéndose una verdadera jirafamanía. Hay que decir que este animal tan poco conocido a principios del siglo XIX se consideraba perteneciente al mundo de las leyendas. Ante de poder admirarla in situ no había de las jirafas más que representaciones primitivas y aproximativas. El entusiasmo por el animal recién descubierto duro más de tres años. Zarafa vivió dieciocho años. Actualmente está disecada y conservada en el Museo de Historia Natural de la Rochelle.


El universo de los directores (Por Rémi BEZANÇON y Jean-Christophe LIE)

La génesis del proyecto
Rémi Bezançon: Coescribí el guión en 2001 con Alexander Abela, un guionista y director inglés. En esa época, deje voluntariamente el proyecto en un cajón porque no había realizado todavía un largometraje, y no me sentía preparado a enfrentarme a la dirección de una película de animación. Rodé mi primera película Un amor de altura (Ma vie en l’air, 2005), protagonizada por Marion Cotillard, tres años después.

En 2008, volví a retomar el guión. Se lo pasé a Valérie Schermann, productora en Prima Linea Producciones, que se entusiasmó con la idea. No quería que me limitara a ser el guionista. Ya estaba dando vueltas a la idea de asociar a dos directores que vinieran de universos diferentes: la ficción y la animación. Como no tenía ni la confianza ni el tiempo para enfrentarme en soledad a un proyecto tan complejo como el de ZARAFA por estar inmerso en el rodaje de mi tercer largo, Valérie Schermann me presentó a Jean-Christophe Lie: Un gran director curtido en el arte de la animación, ambos podíamos levantar la película. Su llegada me tranquilizó. Entre tanto, había reescrito el guión con Jean-François Halin, guionista de las dos entregas del famoso agente OSS 117 dirigidas por Michel Hazanavicius: OSS 117: El Cairo, nido de espías (OSS 117: Le Caire, nid d’ espions, 2006) y OSS 117: Perdido en Río (OSS 117: Rio ne répond plus, 2009). Hicimos el trabajo junto a Vanessa Portal, guionista de Un feliz acontecimiento (Un heureux événement, 2011). Halin añadió toques de humor a la trama y me persuadió para que el personaje de Hassan no matara a la mamá de Zarafa, como había escrito en la primera versión. Era una acción que el espectador no nos perdonaría.

Jean-Christophe Lie: Llegué bastante más tarde al proyecto. Acababa de terminar mi primer cortometraje de animación L’homme à la Gordini –seleccionado en competición para el 62 Festival de Cannes y doblemente premiado en el Festival de Annecy, 2010– cuando Valérie Schermann y Christophe Jankovic me propusieron leer el guión de ZARAFA. Desde el principio, me enganchó y lo consideré una especie de road movie animada. Todas las imágenes estaban muy claras en mi cabeza. Por ejemplo, la travesía del desierto me recuerda a Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, David Lean; 1962). Después de conocer a Rémi, me quedé muy tranquilo por su experiencia como realizador. Además, el proyecto era muy bonito. Todo partía de un guión original. ¿Se puede pedir algo mejor para tu debut en la dirección? Otro punto importante que me ha seducido en la historia era que Rémi no quería hacer hablar a los animales en la película. La decisión fue que sólo Zarafa tuviera una voz interior al final, pero no forzaríamos que se movieran sus labios como recurso narrativo para poder reforzar la textura onírica del cuento.

La historia de una jirafa: del papel a la pantalla
Rémi Bezançon: Quería proponer al público un cuento para los niños sin la cursilería que supondría basarse en la historia real de Zarafa, alejándonos de la realidad histórica. La jirafa real pasó cuarenta y cinco días de cuarentena en Marsella. Sin embargo, en pantalla, su viaje hasta Francia habría sido un poco repetitivo si nos hubiéramos ceñido a la realidad. Había partes de la historia en la que los personajes se limitaban a andar. Con mi coguionista reforzamos la intriga para hacerla épica. De ahí que basásemos la historia en un emocionante viaje en globo. Éstas son nuestras licencias creativas en relación a los hechos históricos para que funcionaran sin problema si la transformábamos en un cuento. De repente, integramos la idea de un narrador que cuenta la historia a unos niños en un pueblo africano. ¡Me han dicho que si supiera hacer una película de animación no habría escrito esta historia nunca! Pero es justo eso lo que la convierte en algo realmente especial. Jean-Christophe Lie: La primera vez que quede con Rémi, me dijo: Hacemos esta película en scope o no la hacemos. Quería recrear grandes espacios y yo estaba completamente de acuerdo con ello. Podríamos hacer planos americanos (utilizados profusamente en el western) con grandes paisajes. Luego me dije: ¡Una jirafa en scope! ¿Cómo va a salir en la línea vertical? Era complicado visto su altura… ¿Podríamos hacer los planos correctamente con ella en presencia de otros personajes? ¿Cómo íbamos a conseguir que se movieran todas las manchas de su cuerpo? Finalmente, sus movimientos se convierten en algo muy interesante para animar. Buscábamos conseguir una gracia absoluta con su figura longilínea y sus desplazamientos.

Los mensajes de la película
Rémi Bezançon: Quería enseñar que la libertad es el valor más importante en la vida. La gente todavía lucha para obtenerla. La esclavitud moderna ha saltado a los titulares no hace mucho tiempo en Francia. La película aborda igualmente temas como la amistad, la búsqueda del padre y lo que significa hacer una promesa, sin ningún aspecto moralizador. Pero, por así decirlo, no me prohíbo ser mordaz con la corte de Carlos X. La crítica al abuso de poder es evidente en el film. Mas allá de ello, he deslizado algunos elementos de carácter pedagógico para los niños. Por ejemplo, me encantaría que cuando salgan del cine pregunten a sus padres qué es el budismo. En un momento dado todos los niños toma consciencia de lo que es la vida o la muerte, y estos conceptos no son siempre fáciles de explicar. La película puede dar pie a dialogar abiertamente al respecto. ¡Pero no hemos pretendido que ZARAFA sea una clase de historia o religión! Algunos temas son abordados mediante pequeñas pinceladas. Jean-Christophe Lie: Durante la restauración, La jirafamanía en Francia fue una moda sorprendente y absurda, y nos apeteció parodiarlo. También evocamos la existencia de la esclavitud de la manera más sutil posible. Estos dos puntos se escaparán sin duda a los más pequeños, que se interesarán más en el encierro de Zarafa en el Jardín de Plantas. Además, deseábamos enseñar el París de la época en su día a día: sucio, lluvioso y gris. Por eso, decidí reforzar la materialidad de los decorados utilizando un trazo de textura carbonosa.

Las investigaciones históricas
Rémi Bezançon: La jirafamanía no es una leyenda. No nos la hemos inventado. Tuvo una repercusión muy grande con la llegada de Zarafa a Francia. Este termino existió de verdad, y nos lo pasamos muy bien trasladándolo a la pantalla. Inventamos los zapatos de tacón muy a la moda con patas de jirafa, varios vestidos y hasta una bici-jirafa. Me encanta jugar con la realidad y el imaginario. Procedo de la misma manera en todas mis películas. Hay que sumergirse en el contexto de la época y tratar de entender la sorpresa del público que vio desembarcar esta jirafa en nuestro suelo. Hasta el momento, nadie en Francia había visto una jirafa; un animal extraordinario, muy grande, con un cuello largo y colores muy vivos. ¡Desde su llegada, Zarafa fue portada de las revistas de la época! En la película no tratamos esta situación porque es todavía un bebé. ¡Es muy mona y sigue siéndolo mientras crece!

Jean-Christophe Lie: Además de nuestra búsqueda en internet, el historiador Philippe Mellot nos aportó regularmente documentación porque existen pocas imágenes sobre las ciudades de Alejandría y París en el año 1825. La fotografía no empezó a desarrollarse hasta mediados del siglo XIX. Nos hemos inspirado en grabados y dibujos que debemos a pintores orientalistas de la época Romántica, como Delacroix. Presté también una atención particular al trazo de Toulouse Lautrec, al que adoro, aunque no pertenezca a esa época. Entre 1820 y 1830, parecía existir una moda por lo exótico. Este fenómeno arrancó en Inglaterra con el primer traslado de un elefante de Portugal hasta Austria, que tuvo lugar años antes. La jirafamanía nos divirtió mucho. En la película nos reímos un poco de la visión medio fascinante a la par que monstruosa que sentía la gente de la época por el animal. Parecía un dinosaurio, pero dotado de una especie de dulzura y gracia que no tenían otros animales exóticos como el rinoceronte o el elefante.

El Storyboard
Rémi Bezançon: Jean-Christophe y yo empezamos nuestro trabajo en julio de 2009. El primer día lo dedicamos al storyboard. Nos llevó seis meses acabarlo. Este periodo me pareció muy largo, aunque Jean- Christophe me dijo que había sido relativamente corto para una producción de estas características. Me he dado cuenta de que ésta es la etapa clave en una película de animación a diferencia de los largometrajes de ficción. Normalmente, el storyboard me lleva dos meses. Cuando se decide hacer un plano y contraplano, los dibujas de manera simple. Para una película de animación, además de decidir hacer un plano/contraplano, también hay que imaginar la actuación definitiva de todos los personajes. Es imposible cambiarlo después. No podemos grabar una toma, luego otra y después montarla. El storyboard se corresponde exactamente a la película que será montada y se verá en el cine. Es muy preciso. Es más que una herramienta de planificación: es la construcción de la película entera. Toda la dirección esta ahí dentro. Técnicamente, a partir del guión, yo dibujaba los personajes de manera simple, como si fueran patatas, y Jean-Christophe convertía mis ideas en planos. El storyboard se dibujó completamente a cuatro manos. Haciéndolo nos dimos cuenta de que la película se cimentaba sobre la relación de Hassan y Maki, el pequeño esclavo. Sin embargo, no era tan evidente cuando leías el guión.

Jean-Christophe Lie: En el momento en el que estábamos haciendo el storyboard nos dimos cuenta de que cuanto más avanzábamos en la película, más personajes había. Partimos de Sudán, luego estamos en una Alejandría asediada por los turcos, más tarde atravesamos el mar Mediterráneo en globo aerostático y llegamos a Marsella, a continuación subimos hasta París. Aprendí a cortar para llegar a algo más condesado pero no fue fácil, sobretodo porque era mi primer largometraje. Había que cortar, ¿pero dónde? Era un obstáculo al principio pero luego se volvió el motor. Por retrasos varios nuestros dos storyboarders nos ayudaron mucho con las escenas de acción: Laurent Kircher y Bolhem Bouchiba.

También participaron en el desarrollo gráfico de algunos personajes, sobre todo de los piratas. Nos hubiera encantado hacerlos si no hubiéramos tenido problemas de tiempo. ¡Cuando somos realizadores desgraciadamente no tenemos mucho tiempo para animar! La coloración del storyboard fue también fundamental para hacerse una idea de lo que iba a ser la película antes de lanzarse a la creación de decorados. Para las escenas del desierto, por ejemplo, rápidamente decidimos que no habría nubes para dar sensación de vida. El minimalismo era de rigor.

La elección del 2D tradicional
Rémi Bezançon: Tenía muchas ganas de trabajar en 2D tradicional. Nunca quise pasar la película a 3D después. ¡De todas formas, Jean-Christophe es pro 2D! Desde el principio, quise hacer un cuento que se pareciera a un libro en el que se pasan las paginas. Era importante intentar conseguir esa sensación.

Jean-Christophe Lie: En principio no tengo nada en contra del 3D pero no creo que vaya hacer algo en 3D algún día. A través de este proyecto, hemos conseguido cautivar a animadores 3D que sentían la necesidad de desentumecerse los dedos con el 2D, de volver a los orígenes. ZARAFA prueba que el 2D no esta muerto. Sentí el apoyo de todo el equipo en todo momento.

El estilo visual
Rémi Bezançon: En términos de estética general, queríamos una primera parte que se desarrollara en África, el Mediterráneo y luego en Marsella: Mucho sol, colores vivos y un cielo azul. Para la segunda parte, la llegada a Paris; buscábamos una tonalidad mas oscura, plomiza, dura y sin sombra; que recordara a las descripciones de Víctor Hugo o de Dickens en el siglo XIX y que ayudara a la historia de una jirafa encerrada en un zoo. Queríamos que los personajes de la corte de Carlos X tuvieran mucho color, casi chillón, y que el pueblo, siempre detrás, fuera mucho más neutro.

Para los personajes, encontramos la mano de Jean-Christophe. Hay una pequeña influencia de Sylvain Chomet –director de El ilusionista, nominada al Oscar a la mejor película de animación 2011 y distribuida por Sherlock Films– con el que ha trabajado y una parte de Miyazaki por todo lo referente al mundo de los niños. El Rey Carlos X podría salir en una película de Sylvain Chomet porque es muy caricaturesco mientras que Maki o Hassan llevan la huella del universo de Hayao Miyazaki. Jean-Christophe Lie: Había previsto contar esta historia, que mezcla humor y drama, de modo que no fuese totalmente realista. Mis influencias personales (también he trabajado para los antiguos estudios Disney de Montreuil) me empujaban a dibujar algo que me gustara. Quería dar una imagen salvaje a Maki dibujándole cabellos hirsutos, pero es difícil conservar este tipo de detalles en la etapa de la animación. Por otro lado, algunos personajes son tratados de forma mas caricaturesca. Ese es el caso de Carlos X, que parece un Rey poco inteligente, y de su corte. Hemos creado un efecto de espejo burlesco entre ellos y la jirafa, encerrada detrás de las rejas, para plantear al espectador quiénes son realmente los animales. En esa época encontramos caricaturas de Gustave Daumier en los periódicos, ls cuales también nos influenciaron.

El trabajo en pareja
Rémi Bezançon: Quería contar esta historia como las que suelo contar en el cine de ficción, de donde vengo. He conservado de forma natural mi manera de dirigir para la animación. Pero como somos dos directores, Jean-Christophe también ha hecho sus aportaciones. Esta originalidad ha enriquecido la película. Fue uno de los principales deseos de Valeria Scherman cuando quiso producir la película. Con Jean-Christophe siempre estuvimos de acuerdo en todo desde el primer storyboard al último que hicimos. Teníamos la misma película en la cabeza aunque vengamos de universos completamente distintos. Otro punto que tenemos en común es que somos los dos unos perfeccionistas y hasta que la película no estuvo acabada, trabajábamos en ella, hasta el final. Después de dos meses de storyboard me di cuenta que no le gusta que le veamos dibujar.

Jean-Christophe Lie: Las obligaciones del rodaje de la tercera película de Rémi nos forzaron a trabajar bastante rápido. De hecho, quemamos un poco las etapas del proceso de animación. Normalmente, antes de meterse con el storyboard tendríamos que haber hecho un desarrollo de los lugares donde se desarrolla la acción y croquis de los personajes, pero lo hicimos todo al mismo tiempo. Y salimos bien parados. Tanto el uno como el otro a veces nos enfrentábamos respecto a la concepción de los planos. A veces me pasaba que encontraba algunas de sus ideas demasiado rígidas, pero Rémi me hacía ver que había utilizado opciones idénticas en mi trabajo anterior. Es muy difícil en 2D representar de manera volumétrica los rostros realistas de frente, y tenia miedo de que no funcionara teniendo en cuenta el numero de animadores que se necesitan. Todo esto no nos ha impedido hacer toda la película a cuatro manos. Fui yo quien hizo un trabajo de investigación de los personajes. Los creé y fueron evolucionando con el storyboard. Eso no es muy normal. Durante este tiempo, Rémi definía algunos planos, creaba magnificas elipsis, reflexionaba sobre el lugar representado en los planos generales, buscaba documentación.

Los desafíos encontrados
Rémi Bezançon: La verdadera diferencia entre el cine tradicional y las películas de animación es la relación entre los actores. Cuando creamos un dibujo animado ningún actor actúa, las voces se graban después de crear el storyboard: nos toca decidir los movimientos, los desplazamientos y las intenciones de los personajes sobre el papel. Tenemos que meternos en su piel. Mientras dibujábamos el storyboard nos levantábamos a menudo, hacíamos mímica, actuábamos. Por eso, los animadores tienen siempre un espejito cuando dibujan.

Jean-Christophe Lie: Como se trata de mi primer largo de animación, al principio quería hacer algo menos ambicioso que la película en la que se ha convertido. Pero muy rápido y de manera completamente natural, la idea de un estilo de animación nuevo se impuso. Los primeros animadores que se unieron al proyecto – Sobre todo Bolhem Bouchiba, el cual ha trabajado en Ratatouille (Brad Bird & Jan Pinkava, 2007) y Laurent Kircher, en El Ilusionista– son veteranos de la animación. Empezaron a proponerme cosas fabulosas y eso hizo funcionar el engranaje. Después, todos los animadores tuvieron ganas de hacer lo mismo.

La música
Rémi Bezançon: Hay dos colores musicales en la película. Como se trata de un viaje, la música avanza y evoluciona con los personajes. El trabajo ha sido el mismo para la iluminación. Para la parte que tiene lugar en París necesitábamos una música de cámara como la utilizada en la época que mezcla un clavicordio y un alto. Para la primera parte, en Alejandría, el compositor aprendió a tocar muchos instrumentos africanos, egipcios y griegos. La tonalidad es mas sinfónica.

Jean-Christophe Lie: Desde las primeras pruebas de color que hice, basándome en un estilo realista y según la narración de la historia, la primera referencia fue Lawrence de Arabia. Después, la idea era que la música evocase el genero de la película, una road movie de aventura para niños. Para la parte africana no queríamos un color musical demasiado étnico.