Algunos hospitales psiquiátricos, con el fin de reducir gastos, deciden dar de alta a ciertos enfermos mentales considerando que pueden ser tratados en sus casas o en centros privados.
Suau, un enfermo que ha pasado siete años recluido por asesinato, queda en libertad. Sin saber qué hacer, vuelve a casa de su padre al que encuentra arruinado. Ha vendido muebles y cuadros y vive de la jubilación de su suegra.
Al principio la relación entre padre e hijo parece estable, pero el ambiente se va enrareciendo hasta que se enfrentan echándose en cara todas las equivocaciones del pasado. Al final llegarán a un acuerdo macabro con graves consecuencias para los dos.