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  The collection  Dirigida por Marcus Dunstan
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El equipo encargado de guión y dirección que forman Marcus Dunstan y Patrick Melton (Saw IV, V VI y 3D) nos trae The Collection, una cinta de suspense y terror que nos deparará un susto detrás de otro. Dirigida por Dunstan y protagonizada por Josh Stewart (El caballero oscuro: La leyenda renace, The Collector), Emma Fitzpatrick (La red social) and Christopher McDonald ("Boardwalk Empire," Réquiem por un sueño).


La producción
Puede resultar sorprendente que una película tan aterradora como The Collection tenga sus raíces en una época más plácida de la industria cinematográfica. Concretamente en el filme de Terence Young Sola en la oscuridad de 1967, con Alan Arkin y Audrey Hepburn en los papeles principales. La historia se inspira en este thriller de suspense, donde Hepburn interpreta a una mujer ciega a quien aterrorizan tres matones en busca de una muñeca llena de heroína, que supuestamente está en su apartamento.

Más de cuatro décadas más tarde, el guionista-director Marcus Dunstan y su co-guionista de siempre, Patrick Melton, tomaron los elementos básicos de esa narración y los retocaron hasta convertirlos en el éxito del cine de terror y crímenes The Collector, la antecesora de The Collection. En homenaje a Sola en la oscuridad, los guionistas llamaron al protagonista masculino Arkin, por Alan Arkin, e hicieron que su protagonista femenina, Elena, tuviera su propia discapacidad física: la sordera.

Además, añaden un giro importantísimo al subgénero de la "invasión del hogar" que impregna ambas películas, según explica el mismo Dunstan. "¿Qué ocurre si un ladrón interrumpe el crimen de un hombre muchísimo más malvado? Ese es el ADN de la primera parte: el Sr. Malo frente al Sr. Peor. Y así vemos que, de repente, nos identificamos mucho más con el Sr. Malo. Cuando vemos a un delincuente callejero enfrentarse al malo de una película de terror, el delincuente callejero se convierte en todo un antihéroe con auténtico titanio en la sangre. Me encanta esa sensación. Esas eran las películas que me gustaban cuando era un chaval".

The Collection sigue la historia de Arkin (Josh Stewart), al cual vimos por última vez atrapado en un pequeño baúl rojo. Pese a los traumas sufridos, un grupo de soldados entrenados lo obliga a guiarles en una misión para rescatar a Elena (Emma Fitzpatrick) de las garras de un asesino enloquecido. El título hace referencia a la afición del maníaco por "coleccionar" y mutilar seres humanos para exponerlos en un hotel abandonado que ha convertido en un museo de la muerte.

Los cineastas decidieron dar rienda suelta a la acción —y al baño de sangre— casi desde la primera escena. "Desde el punto de vista de la narración, lo difícil era presentar a los personajes mientras se sucedían las escenas de terror", explica Dunstan. "En ningún momento contamos con un entorno tranquilo donde llegar a conocerlos". En lugar de eso, los responsables de la cinta utilizaron la larga secuencia inicial, en la que Elena se reúne con sus amigos en una fiesta en un almacén subterráneo, como una especie de señuelo.

"Quisimos despistar a los espectadores, llevarles a pensar que se trataba de la típica película de terror con adolescentes atractivas, de esas que toman decisiones estúpidas y se meten en situaciones horrendas", afirma Melton. "Esa clase de estereotipos se establece en muy poco tiempo".

"Sin embargo, la escena de la fiesta en el almacén tiene un final repentino y sangriento. Hacen su aparición la cuchilla de una cosechadora, varios artilugios medievales y más de 200 litros de sangre falsa, y ahí es cuando empieza la película de verdad", continúa Melton. "No es que se convierta en una película sesuda, pero sí que tiene más trasfondo que la típica cinta de terror".

Según explica Dunstan, contar con personajes tridimensionales en sus películas es un principio fundamental de su cine.

"Otras películas de terror se quedan en la celebración de la muerte de los personajes y el ingenio de la degollina en sí misma", observa el director. "Pero, si consigues que el espectador se preocupe por los personajes, porque tienen vida propia y defectos con los que identificarse, la experiencia se enriquece muchísimo. Y entonces, al añadir ese elemento aterrador e imprevisto de un acosador, un depredador, la película cobra mucho más interés. Se mete en la cabeza del espectador y lo sigue hasta su casa, hasta sus pesadillas".

Cuando llegó el momento del casting para The Collection, los cineastas ya tenían claro quién sería su protagonista masculino: Josh Stewart.

Durante la preparación del rodaje de The Collector, la directora de casting, Monika Mikkelsen, les envió las imágenes de una audición que había hecho Stewart (El caballero oscuro: La leyenda renace, Mentes Criminales) para el papel de Arkin. Aunque ya habían visto a otros muchos actores, Dunstan asegura que reconocieron al instante que Stewart tenía algo especial.

"En un segundo, se convirtió en nuestro hombre", recuerda Dunstan. "Era vulnerable al tiempo que podía ser violento. Pero aquello no habría sido más que un detalle si no hubiese tenido esa profundidad, esa expresión de angustia en la mirada y esa astucia absoluta que Josh es capaz de mostrar. Es capaz de interpretar a alguien inteligente, peligroso y vulnerable a la vez, como una especie de malabarista y, además, lo hace sin esfuerzo. De no ser por él, no habría película. Toda la película gira en torno a un solo hombre". Estaba claro que el equipo iba a contar con Stewart para la secuela.

Stewart recuerda la sesión de casting de última hora en la que logró el papel. "Me llamaron un miércoles por la mañana, hice la audición el miércoles por la tarde, me subí a un avión el viernes y empezamos a rodar el lunes", asegura, y añade que el guión le atrajo por varios factores. "Lo bueno era ese elemento de juego del gato y el ratón que no suele prodigarse en este género. Además, contenía más de 70 páginas sin diálogo, salvo algunas cosas que me decía a mi mismo. Apenas se decía nada. Al igual que un actor, un director borda su trabajo cuando es capaz de contar una historia sin necesidad de machacar al espectador con palabras".

El actor describe su personaje: "Es un tío que, claramente, se ha equivocado de camino más de una vez. Ha cometido errores en esta vida y los ha pagado de muchas formas distintas. Pero ahora, su conciencia se ha impuesto hasta el punto en que se siente en deuda con el mundo, por todo lo que él le ha arrebatado. Y por eso intenta hacer las cosas bien".

Stewart asegura que el papel le resultó especialmente difícil desde el punto de vista de la exigencia física. Durante el rodaje, el actor se rompió un dedo y se dislocó un hombro.

"No imaginaba que sería un papel tan físico y tan duro emocionalmente", asegura el protagonista. "Al trabajar en un thriller de acción/terror, te encuentras en un estado de tensión constante desde que empiezas hasta que te vas a casa. Tienes que llevar esa tensión en el cuerpo. Tu aspecto tiene que ser el de alguien que puede morir en cualquier momento, y transmitir eso durante más de cuatro semanas te deja destrozado. Cada mañana te cuesta un poco más meterte en situación, por mucho que intentes continuar en un mismo estado".

Para prepararse para el rodaje de The Collection, Stewart afirma que volvió a practicar el boxeo, deporte que ya había practicado en la universidad.

"Volví al boxeo y entrené mucho, para ponerme más fuerte y más grande. Quería aumentar la masa muscular y tener la fuerza necesaria", asegura. "Además, pedí a una persona que me sacudiera con el palo de una escoba en el torso desnudo durante tres minutos cada día, para endurecerme. Como luego, mientras duró el rodaje, recibí un golpe cada cinco segundos, aquello me permitió tener el nivel necesario de resistencia para aguantar".

Pese al tremendo castigo sufrido, Stewart se muestra dispuesto a rodar otra secuela. "¡Si se hiciese, pasaría de usar el palo de una escoba a emplear una pala!", bromea. "Tras las palizas que he soportado en las dos primeras, una tercera no me mataría".

La protagonista femenina, Emma Fitzpatrick, describe al actor como "un tipo duro, pero de los de verdad".

Un ejemplo perfecto de esa dureza fue su reacción cuando se dislocó el hombro. "Yo intentaba aguantar las arcadas mientras veía cómo se lo recolocaban", recuerda la actriz. "Luego, empujó a todo el mundo y dijo: ‘Necesito un cigarrillo’. Desapareció durante diez minutos, volvió y rodó la escena".

Sin embargo, Fitzpatrick asegura que Stewart también tenía un lado más amable y generoso, que la ayudó mucho e incluso la llevó a tomar un café antes de que comenzase la producción.

"Se comportó como si fuese mi hermano mayor", afirma la actriz. "No me conocía de nada. No me debía nada. Sin embargo, me sentí muy segura con él durante todo el rodaje".

A la hora de elegir quién interpretaría a Elena, los cineastas buscaban a una actriz que estuviese a la altura de la intensidad de Stewart. Cuando Joseph Middleton, el director de casting de The Collection, les invitó a fijarse en el trabajo de Fitzpatrick en La red social, los responsables de la cinta se quedaron atónitos.

Dunstan comenta que su reacción inicial fue un rotundo: "¡Vaya, ahí la tenemos!". Además, añade: "Era una chica joven capaz de protegerte en un segundo. Y todo lo que hacía rezumaba una calidad humana tremenda, con la que uno se identificaba al instante. Además, era muy hábil y no cedía ante el peligro, pero todo de un modo realista".

The Collection ofrece a Fitzpatrick el primer protagonista en un largometraje, tras haber debutado en el cine en La red social. Antes de iniciar su carrera como actriz, Fitzpatrick estudió teatro, música, danza y cine en la universidad de Belmont. Después de su graduación, pasó seis meses cantando temas clásicos en un crucero de la naviera Celebrity Cruises y luego trabajó como cantante para Big Band Beat de Tokyo Disney, un musical de jazz al estilo Broadway que se estrenó en el parque temático Tokyo Disney Sea.

Al igual que el personaje de Audrey Hepburn en Sola en la oscuridad, el papel de Elena combina belleza, vulnerabilidad y espíritu indomable.

"Está cansada de pasar miedo", comenta Dunstan. "No espera a que llegue alguien y la salve. Va a salvarse a sí misma. Las mujeres fuertes son una inspiración. En el cine de terror sobre todo, las mujeres suelen vivir un destino similar. Casi todas acaban con la misma camiseta sin mangas, subiendo a la azotea de una casa encantada en lugar de salir corriendo por la puerta principal. Nosotros quisimos que Elena fuese esa hermana mayor rompedora que siempre deseamos tener".

Fitzpatrick comenta que le intrigaba hasta qué punto los cineastas habían desarrollado el personaje de Elena. "Aunque no lo diga, se nota que tiene mucha confianza en si misma, lo que se traduce en momentos alucinantes", asegura. "Pensé que era una chica muy tenaz. Me encanta que alguien tan dulce y femenina sea capaz de hacer cosas tan fuertes".

También ayudó que el personaje tuviese más matices que la clásica mujer chillona de las películas.

"El terror no siempre consiste en gritar", observa Fitzpatrick. "Querían que la interpretación transmitiese emociones auténticas. De hecho, creo que no grito en toda la película".

Al igual que Stewart, la actriz también acusó físicamente el componente de exigencia emocional de su papel.

"Lo que más me preocupaba era tener la resistencia necesaria", recuerda. "Nunca había llevado el peso de una película entera. Sabía que podía transmitir esa vulnerabilidad emocional, pero nunca había asumido el reto de transmitirla durante tanto tiempo. Todo se vive a través de los ojos del personaje. Si tú no vives auténticos momentos de terror, el público lo nota. Aquello fue como vivir en un campamento de entrenamiento militar. Sentir tantas emociones durante tanto tiempo resultó agotador y tardé bastante en recuperarme".

Stewart afirma que Fitzpatrick consiguió superar las dificultades que le planteaba el papel y que el aspecto físico de la actriz le fue de ayuda en su interpretación.

"Tiene un aire de inocencia", comenta. "Físicamente, nada más ver su cara, te cautiva. Te dan ganas de cuidarla, de protegerla, de ser su hermano mayor. Además, nos hicimos amigos enseguida y eso facilitó mucho las cosas para meternos en el papel".

El actor más experimentado de la película es Christopher McDonald (Boardwalk Empire, Réquiem por un sueño), quien interpreta un papel corto pero fundamental: el del padre de Elena, el acaudalado Sr. Peters.

"Es un tipo muy majo", recuerda Stewart de las pocas escenas en las que trabajó con este veterano. "Ha hecho muchísimas películas y ha trabajado con todo el mundo. Cuando te toca trabajar con alguien así, te limitas a hacer los deberes, a hacer todo lo que sabes. Y estás deseando ver qué sucede".

En cuanto al diabólico coleccionista, al que encarna el especialista Randall Archer (Shooter - El tirador), su rostro es un misterio hasta el final, puesto que, o lleva una máscara durante casi toda la película, o bien aparece mirando en dirección opuesta a la cámara. Para la creación de un villano tan retorcido, los cineastas se inspiraron en el concepto de una persona que combina sus impulsos asesinos con el gusto por coleccionar insectos.

"Es un entomólogo. Estudia los insectos", aclara Melton. "En resumidas cuentas, lo que hace es crear seres humanos deformes y dementes. Les coloca apéndices que no tenían y los expone como si fuesen un insecto que ha atrapado. Es lo que le gusta".

En cuanto a los elaborados mecanismos que emplea el coleccionista para atrapar y mutilar a sus presas, los cineastas aprovecharon su experiencia en la franquicia Saw.

"Estábamos muy metidos en el mundo de las trampas y ese tipo de cosas", explica Melton. "El coleccionista solo intenta atrapar a sus víctimas, pero muchas de sus trampas las acaban matando o desmembrando. Intentamos conservar ese concepto durante toda la película. Estudiamos varias trampas para insectos y animales y no quisimos excedernos con los diseños. Si exageras demasiado, pierdes autenticidad y realismo. Al final, la guarida se inspira en el mundo de los insectos, las trampas y la taxidermia".

Completan el elenco de actores Lee Tergesen (Monster), que interpreta a Lucello; Tim Griffin (El mito de Bourne), que hace el papel de Dre; y Andre Royo (The Wire), que encarna a Wally.

En lo que a Dunstan se refiere, los actores aseguran que el director es una grandísima persona y que fue un placer trabajar con él.

"Es una paradoja extrañísima", comenta Fitzpatrick. "Es un hombre encantador. La gente pensará que hay que estar como una cabra para hacer este tipo de películas. Pero él es el típico aficionado friki, lo cual lo hizo todo mucho más divertido. Creo que tuve muchísima suerte en ese sentido".

Stewart está de acuerdo. "Es el tipo de persona que no te pediría nada que no haría personalmente. Si quiere que entres en una habitación donde hay fuego, sientes que va a entrar contigo y no te va a dejar tirado. Además, es un tipo majísimo. Jamás levanta la voz y siempre está animando el cotarro".

Dunstan lleva ya doce años colaborando con Melton. Se conocieron en la universidad de Iowa, donde ambos eran operadores de cine y descubrieron su amor por el género del terror. Desde entonces, sus caminos no se han separado.

"Nos acabamos mudando a California, al mismo edificio", dice Dunstan. Agrega que elaboraron su primer guión, Feast, durante un fin de semana de Halloween. La película se estrenó en 2005.

"Trabajamos muy bien juntos", confirma Melton. "Cada uno aporta algo distinto y nos complementamos bien. Hemos logrado tener una especie de conexión. No nos preocupa herir los sentimientos del otro. Nuestras personalidades funcionan bien en equipo, como en un matrimonio".

Melton cuenta que le ayuda el hecho de no tener aspiraciones de director. "Ese es el fuerte de Marcus", asegura. "Hay una gran diferencia entre lo que uno quiere escribir y lo que se puede rodar, sobre todo cuando hay que ajustarse a un presupuesto. Marcus sabe lo que se puede y lo que no se puede conseguir dentro de ciertos parámetros presupuestarios".

La mayor parte de los exteriores de The Collection se filmaron en Atlanta, donde también se ubica el Argento Hotel, un hotel de ficción con el nombre del legendario director de cine de terror. En realidad, la guarida del coleccionista es un antiguo internado. "Solo por verlo ya deberían ponerte la antitetánica", comenta Dunstan sobre el destartalado edificio. "El diseño y el grado de deterioro eran perfectos".

Aparte de los que se rodaron en ese edificio, la mayoría de los interiores, incluidos los de las escenas hospitalarias, se construyeron y filmaron en el CBS Studio Center de Los Ángeles. Dunstan otorga al productor ejecutivo Tom Luse (Jeepers Creepers) el mérito de saber aprovechar al máximo hasta el último dólar del presupuesto.

"Cada moneda de 5 céntimos que le dábamos, la transformaba en 500 dólares", cuenta el director. "Tenía clarísima la forma de conseguir que esta película quedase muy por encima de otros proyectos de la competencia que contaban con el doble de presupuesto".

Pese al caos y el horror reinantes en la película, el rodaje propiamente dicho fue muy poco conflictivo. Según comentan tanto cineastas como actores, el ambiente en el plató fue casi siempre relajado y divertido. "Apenas hubo notas discordantes", asegura Melton.

Stewart lo confirma. "Era difícil no sentirse como un crío", comenta. "El plató parecía la versión para adultos del luego de mesa Mouse Trap, y todos teníamos que jugar. Con este tipo de cosas, es fácil que todo acabe siendo oscuro y horripilante. Si te dejas llevar, puedes pasar un par de meses muy malos. Nosotros nos centrábamos mucho cuando era necesario, sobre todo cuando hacíamos algo que era potencialmente peligroso. Pero, al mismo tiempo, todos teníamos la sensación de ser muy afortunados por poder ganarnos la vida con esto".

En el caso de Dunstan, las dificultades que se encontró durante la producción fueron, en parte, artísticas; es decir, encontrar y mantener el equilibrio perfecto entre acción y terror.

"La mezcla de acción y el terror ha de estar muy bien hecha", afirma. "Muchas películas de acción acaban convirtiéndose en un escaparate de escenas sangrientas, mientras que en las películas de acción se aprecia una especie de ballet, con largos silencios acentuados por los disparos. Las películas de acción son intrínsecamente emocionantes, pero no suelen intimidar ni dar miedo. Sin embargo, las mejores, como El justiciero de la ciudad o El expreso de Corea, combinan elementos de acción con una vena muy cruel (hombres peligrosos que persiguen a hombres malvados). Eso provoca momentos realmente virulentos, en los que sientes emoción por la acción y temor por todos los protagonistas. Ese era nuestro objetivo".

Aparte de esas dificultades, el director encontró las habituales en el rodaje de una película con tantos efectos especiales. Por poner un ejemplo, para filmar la larga secuencia inicial de la fiesta, que se convierte en un baño de sangre, hubo que contar con equipo muy nutrido, una grúa, numerosos extras, un minucioso trabajo de especialistas, efectos digitales y muchísimos litros de sangre. Por intimidatorios que resultasen aquellos días, el equipo consiguió terminar siempre a tiempo, comenta el director. Además, ensalza la labor del director de fotografía Sam McCurdy y del operador de cámara BJ McDonnell.

Para Dunstan, hacer películas como The Collection es un privilegio. "Tenemos la oportunidad de contar historias, de asustar al público, de invitar a la gente al cine, apagar las luces y asustarlos por diversión. El único modo de cumplir ante una oportunidad así es esforzarnos de la forma más sincera para hacer un buen trabajo".

Al igual que Dunstan y Melton remontan a su infancia el inicio de su amor por el cine de terror, esperan ser capaces de transmitir a otras personas ese peculiar placer que consiste en asustarse.

"Empezamos viendo películas que no debíamos ver a nuestra edad", confiesa Dunstan. "Y ahora aspiramos a que algún crío se lleve una bronca por quedarse despierto hasta muy tarde mientras ve una de nuestras películas".