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  Cómo acabar sin tu jefe 2  (Horrible bosses 2)
  Dirigida por Sean Anders
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La secuela de la comedia de 2011 Cómo acabar con tu jefe reúne a Jason Bateman, Charlie Day y Jason Sudeikis de nuevo en los papeles de Nick, Dale y Kurt.

"Cómo acabar sin tu jefe 2" ha sido dirigida por Sean Anders y producida por Brett Ratner, Jay Stern, Chris Bender, John Rickard y John Morris. Sus productores ejecutivos son Toby Emmerich, Richard Brener, Michael Disco, Samuel J. Brown, John Cheng y Diana Pokorny.

El guion es obra de Sean Anders y John Morris, a partir de una historia de Jonathan Goldstein y John Francis Daley, junto a Sean Anders y John Morris, todo ello basado en los personajes de Michael Markowitz. El equipo creativo incluye al director de fotografía Julio Macat, el diseñador de producción Clayton Hartley, el responsable de montaje Eric Kissack y la diseñadora de vestuario Carol Ramsey. La música corresponde a Christopher Lennertz.

"Cómo acabar sin tu jefe 2", una producción de New Line Cinema Presentation y Benderspink/RatPac Entertainment, será distribuida por Warner Bros. Pictures, una compañía perteneciente a Warner Bros. Entertainment.


"Puede que no sea por el dinero. Puede que sea por no tener que volver a trabajar para otra persona. Diría que apostamos por nosotros mismos".


En 2011, el público de todo el mundo conoció a Nick, Dale y Kurt, los desafortunados héroes de "Cómo acabar con tu jefe", quienes soportaban el yugo de unos superiores tan horribles y fuera de control que pensaron que lo único que podían hacer era quitarlos de en medio. Por suerte, tuvieron un fracaso estrepitoso, y convirtieron su proyecto en un ciclo cada vez más intenso de pánico y malas decisiones que les catapultaron al éxito en taquilla y nos hicieron pensar que no todo el mundo está hecho para el homicidio, por muy justificable que este pueda parecer. Además, los tres también podrían replantearse su futuro profesional…

Y eso es exactamente lo que hacen en "Cómo acabar sin tu jefe 2", con un invento original en una reedición del viejo sueño americano.

"Desarrollan un producto que creen que pueden fabricar, comercializar y vender", explica Jason Bateman. "Han invertido todo lo que tienen, y deciden apostar por ellos mismos, lo cual no es una muy buena idea en su caso particular. Las cosas no tardarán en torcerse".

La nueva entrega los lleva a un territorio desconocido y les enfrenta a formidables nuevos enemigos, pero con la misma química insuperable, energía desenfrenada y entusiasmo desbocado que Bateman, Charlie Day y Jason Sudeikis desplegaron en la primera película.

"Las cosas más pequeñas son las que más te hacen reír a veces", reflexiona Day, "como cuando están entrando por la fuerza en una casa, o saliendo por la fuerza de una casa, o cuando simplemente están sentados en el coche pensando en cómo hacer cosas que, sencillamente, no son capaces de hacer. Creo que ahí reside su encanto".

"Todavía podemos sorprendernos", admite Sudeikis. "Charlie, Jason y yo nos convertimos en una especie de unidad autónoma con muchas comprobaciones y equilibrios. En mi carrera, he tenido la enorme suerte de trabajar con unos elencos estupendos, y este es uno de los mejores".

El director y coguionista Sean Anders, que coincidió con Sudeikis el año pasado en la exitosa "Somos los Miller", está de acuerdo. "Se llevan de maravilla", afirma. "Pasamos mucho tiempo trabajando en el guion uno o dos meses antes del rodaje y, luego, cuando llegaba el día, hablaban entre ellos y aportaban nuevas ideas. Lográbamos rodar una o dos tomas más o menos como aparecían en el guion antes de que se volvieran locos, y así fue como surgieron algunos de los momentos más divertidos. En ocasiones, mi trabajo ha consistido en asistir como público y luego poner a punto un material muy bueno, porque, de eso, hemos tenido de sobra".

Con un reparto tan versado en el arte de la comedia, la colaboración y la improvisación han campado a sus anchas, y no solo en el caso de Bateman, Day y Sudeikis. Entre los actores que repiten experiencia encontramos a Jennifer Aniston, quien lleva su interpretación de la dentista adicta al sexo Julia Harris a un nuevo nivel, y Jamie Foxx, que desarrolla un poco más su papel como asesor independiente en cuestiones delictivas y peor negociador del mundo, Dean "MF" Jones; mientras que Chris Pine, en el papel de Rex Hanson, recorre todo el espectro que va desde lo suave hasta la total locura pasando por las travesuras. Incluso Christoph Waltz, cuyo malo, Bert Hanson, está escrito para resultar intimidante y amargo, se dejó llevar.

Anders fue muy específico acerca de lo que quería ofrecer con esta secuela: "Nuestra idea era que tenía que tener su propia historia, sin limitarnos a presentar a tres nuevos jefes y tres formas diferentes de matarlos. Queríamos que estos tipos, que son muy divertidos y a los que todos queremos, se enfrentaran a una nueva aventura que les llevara a una desesperación con la que no contaban, y a las soluciones desesperadas que se derivan de ello".

"Como a la mayoría de la gente, lo que me encantó de la primera película fue no solo su concepto, sino también su fenomenal interactuación cómica", afirma el productor Chris Bender. "Me hizo tener curiosidad por saber qué les ocurriría a los tres más adelante. Son unos personajes tan buenos que quisimos colocarlos en otra situación imposible, dejarlos sueltos y ver qué pasaba".

Esta vez, son sus nuevos sueños de emprendedores los que se vienen abajo cuando un inversor sin escrúpulos les roba su invento y todo el dinero que tienen. O, teniendo en cuenta el préstamo que pende sobre sus cabeza, todo el dinero que puedan llegar a tener en algún momento.

Es cierto que no todo el que fracasa en un acuerdo de negocios secuestra al hijo adulto del timador para recuperarse de sus pérdidas, pero esa forma de pensar fuera de lo normal es lo que hace tan divertidos a Nick, Dale y Kurt. Sus tentativas de asesinato previos no salieron bien, pero quizás es que no era lo suyo, tal y como sugiere Dale secundado efusivamente por Kurt. Un secuestro es algo para lo que podrían tener verdadero talento… Y, además, lo bueno es que nadie resulta herido.

Pero las cosas empiezan a complicarse cuando su víctima es quien domina la situación.

A propósito de ese potencial, el productor John Morris, coguionista de "Cómo acabar sin tu jefe 2" junto con Anders, afirma: "Nos encantaba la idea de que urdieran y prepararon un plan de secuestro en el que es la propia víctima quienes les obliga a seguir adelante. Además, los coloca a los tres, que no tienen ningún don para el crimen, en la tesitura de tener que pensar en qué hacer basándose en las películas que han visto". Al mismo tiempo, "nos estamos mofando también de la forma en que todos vemos esas películas y comentamos los errores que cometen los delincuentes, como si nosotros pudiéramos hacerlo mucho mejor".

El productor John Rickard, junto con los otros productores de "Cómo acabar sin tu jefe 2", Brett Ratner y Jay Stern, es un orgulloso veterano de "Cómo acabar con tu jefe". Al igual que sus compañeros, Rickard estaba buscando algo fresco que capturara el humor negro, el placer culpable y el tono bajo y sucio de la primera entrega, y afirma que fueron Anders y Morris "quienes se inventaron realmente la nueva historia y encontraron formas divertidas de poner en nuevos problemas a nuestros tres protagonistas. Y han hecho un gran trabajo. Todos nos hemos esforzado para dotar a esta película de su propia identidad asegurándonos al mismo tiempo de que estuvieran fuera de control".

"Tiene todo lo que le gustó al público de la primera película y va un poco más allá, con los personajes, el concepto y la comedia, que trata de lo que es estar fuera de tu medio", comenta Brett Ratner. "Ser productor de esta cinta me ha reportado la enorme diversión de poder ver cómo trabajaban en conjunto estos actores, a los que ya conocía por separado. Y la química es innegable. Y verlo resulta de lo más divertido".

Quizás lo más sorprendente de ver a Nick, Dale y Kurt juntos de nuevo, aparte de su optimismo inquebrantable y su colaboración sin fisuras, es que no han aprendido demasiado de la experiencia anterior, ni se han replanteado sus habilidades para la resolución de problemas.

Como señala divertido Anders: "Lo malo de muchas secuelas es que la primera historia somete a los personajes a una especie de transformación, en la que comienzan como una persona y luego se convierten en otra mejor y más sabia al final. Pero 'Cómo acabar con tu jefe' no estaba llamada a servir de bálsamo a nadie; no iba de eso. Así que tuvimos mucha libertad para lanzarnos de cabeza al proyecto y poder conservar lo alocado y divertido de los personajes pero sin hacerles aprender grandes lecciones vitales. De hecho, creo que lo más acertado sería decir que, al final de la segunda película, aún no han aprendido nada".


Ocuparse del negocio
"Me sentí un tanto insultado porque solo habíais pedido 500 000 dólares por mí. Así que le añadí otro cero".

Aunque como mejor funcionan es en conjunto, o en lo que Jason Bateman ha bautizado como "ese monstruo de tres cabezas, una especie de tonto colectivo", "Cómo acabar sin tu jefe 2" permite a Nick, Dale y Kurt brillar también con luz propia a título individual.

Jay Stern afirma: "Esa es la verdadera fuerza y el secreto de esta especie de banda. Hay espectadores en todo el mundo que no se identificarán plenamente con ellos, pero todos vemos algo de nosotros mismos en Dale, o en Nick, o en Kurt, así que el público tendrá múltiples oportunidades para empatizar con ellos".

Uno de los tres protagonistas, Bateman, recibió posiblemente el encargo más complicado porque, como Nick, tuvo que borrar cualquier atisbo de sonrisa de su rostro durante la mayor parte del tiempo, algo difícil, dadas las circunstancias.

"No diría que es un hombre recto en el más estricto sentido de la palabra", afirma Anders. "Su personaje es bastante más prosaico. Así que mientras Charlie se dejaba llevar frenéticamente y Sudeikis aportaba esos estupendos toques con total entusiasmo, Bateman tenía que resultar divertido simplemente con la mirada. No es que no se dejara llevar en un par de ocasiones, pero resultaba difícil lograrlo".

"Su dominio de los tiempos es extraordinario", añade Bender. "Sabe exactamente cuándo introducir una frase o una mirada que pone a los otros dos en su lugar por ser tan idiotas".

Pero por mucho que Nick crea que está al frente de todo y que es el listo y la voz de la razón, y a pesar de todas las observaciones válidas que pueda llegar a hacer sobre los fallos de lo que están a punto de llevar a cabo, lo cierto es que siempre terminan siguiendo adelante con el plan.

Bateman lo explica así: "Mi trabajo como Nick consiste en ser lo más cercano posible a un representante del público, y reaccionar a lo absurdo de estas situaciones con suficiente realismo para que no parezca que todo es una locura. Pero, sinceramente, casi cualquiera es más inteligente que estos tres; a nadie se le ocurriría que asesinar a su jefe o secuestrar a su socio de negocios sea la solución a nada, o que tiene la más mínima oportunidad de salirse con la suya de esa forma. Pero, si fueran inteligentes, no habría historia".

Dale, el personaje de Charlie Day, probablemente no estaría de acuerdo con este análisis. Solo sabe moverse en los extremos: pasa del miedo y la negación total al compromiso más absoluto. Ante todo, el primer impulso de Dale es evitar todo lo que le pueda causar problemas con su mujer, una tendencia que ya vimos en la primera película cuando ella es tan solo su prometida y que se ve amplificada ahora porque hay mucho más en juego en el hogar.

"Tienen trillizos", confiesa Day. "Aunque eso no se dice en el guion, supongo que se quedaron embarazados a la primera y, sorpresa, ¡son trillizos! Estas son el tipo de cosas que le pasan a Dale. En cierto sentido, sus sueños se han hecho realidad, se ha casado con la mujer que ama. Pero ya está un poco cansado de eso y, cuando asumen el enorme riesgo de crear su propia empresa, el nivel de estrés de Dale ya es más que excesivo".

También resulta más que excesivo lo lejos que está dispuesto a llegar para que las cosas salgan bien.

"Dale no descansa, está como loco en un momento y absolutamente relajado al siguiente", comenta Anders. "Es el más neurótico y fácil de amedrentar de los tres; eso lo convierte en el menos previsible, y Charlie le aporta una energía increíble y contagiosa: resulta absolutamente perfecto. Dale se lanza de cabeza a cualquier idea alocada diciendo que es genial y, un segundo después, está gritando histérico que es una estupidez y que les va a arruinar la vida".

Kurt, por su parte, no se preocupa como Nick ni entra en pánico como Dale; él se limita a seguir hacia adelante con la absoluta certeza de que todo va a salir bien, a pesar de que todos los indicios indiquen lo contrario, pero es que él es así. Si algo sale mal, lo único que hay que hacer es pensar en resolverlo, ¿no?

"Veo a Sudeikis como un cómico atlético", señala Anders, "porque, en primer lugar, es increíblemente rápido y puede correr con el balón solo, o pasarlo, o atacar, lo que toque en cada momento. Ha trabajado mucho tiempo en Second City y Saturday Night Live en un entorno altamente competitivo en el que siempre tienes que darlo todo; y tiene la musculatura especialmente entrenada para ello".

La visión que Sudeikis tiene de Kurt es la de un "viva la vida, casi como un cachorro. Le gusta divertirse, y eso es lo que hace. También es un adicto a la adrenalina, siempre que no tenga nada que ver con las alturas; si puede permanecer en la misma longitud y latitud, se apunta a todo. Creo que Kurt, al igual que sus compañeros, es un producto de la generación del 'Sí, podemos', y cree que puede lograr todo lo que se le ocurra".

Esa actitud, combinada con su pasado accidentado, es lo que, a criterio de Sudeikis, hace que Kurt y sus amigos se metan en tantos líos. "La actividad criminal en la que se vieron envueltos en la primera entrega no ha cambiado demasiado su mundo", señala. "Se fueron de rositas. Y eso les ha hecho pensar que pueden hacer cosas que no deberían hacer, como ser sus propios jefes".

O hacerse inventores. En este caso, del "Shower Buddy". Se trata de un amasijo de tubos y contenedores que se coloca encima de la cabeza y dispensa el jabón, el agua y el champú como en un lavadero de coches. Está diseñado para aliviar el estrés y el esfuerzo de tener que hacer todo eso a mano.

El dispositivo es obra, en realidad, de Jonathan Goldstein y John Francis Daley, autores, junto con Anders y Morris, de la historia de "Cómo acabar sin tu jefe 2". En palabras de Goldstein: "Nos pasamos días tratando de encontrar inventos plausibles. Resulta que es muy difícil crear algo que en realidad no existe, por no hablar de darle un nombre divertido". Pero cuando llegan a un producto diseñado para simplificar un proceso que ya resulta tan básico como es humanamente posible, creen que les ha tocado la lotería. "Piensan que el 'Shower Buddy' es el tipo de producto que podría aparecer en un catálogo", añade Daley. "Y también se presta a una demostración intencionadamente pornográfica en directo en la televisión".

A lo que se refiere es a la desastrosa aparición de los protagonistas en Good Morning Los Angeles con la intención de recaudar fondos para el proyecto mostrando su prototipo. La cosa sale mal por muchos motivos, como confiesa Sudeikis: "Porque son tan malos inventando como asesinando".

No obstante, llaman la atención de Rex Hanson, interpretado por Chris Pine, y que representa a un gigante de las ventas por catálogo propiedad de su padre multimillonario, Bert Hanson, encarnado por Christoph Waltz. Rex, un encantador de serpientes curtido y bien vestido, les propone un trato que su astuto padre cierra con un apretón de manos y que hace que Nick, Dale y Kurt terminen alquilando despreocupadamente un almacén, contratando a personal y trabajando como animales para atender su primer pedido de 100 000 unidades. Todo va como la seda hasta que Bert cancela el pedido de la noche a la mañana –esa era su intención desde el primer momento–, llevándolos a la ruina y robándoles tanto las existencias como la idea, que rebautiza como el "Shower Pal". Y ellos no pueden hacer nada. Al menos, nada racional.

"Puesto que ya se han despedido de sus trabajos y han invertido todo lo que tenían en esta empresa, están realmente jodidos", afirma Bateman. "Y no pueden tratar de resolver la situación por la vía leal porque carecen de recursos para enfrentarse a esa batalla judicial".

Llegados a ese punto, es más que un insulto o una estafa: tienen a sus espaldas toda una vida de contratiempos y frustraciones, y no aguantan más. Tal y como explica Day: "Tienen la sensación de que nunca van a llegar a nada porque siempre va a haber alguien que se encargue de pisotearles. No importa lo que se esfuercen, nunca van a lograrlo en un mundo con gente como Rex y Bert, porque no se lo van a permitir. Así que piensan: 'Bien, ¿qué podemos hacer? No tenemos más opciones. Vamos a secuestrar al arrogante hijo de Bert y lo entregaremos a cambio del dinero que necesitamos para saldar nuestras deudas'".

"'Cómo acabar con tu jefe' planteaba el desafío de hacer creíbles a estos personajes que planificaban el asesinato de otras personas", comenta Bender. "Sus jefes tenían que ser tan malos que el público quisiera verlos muertos pero, ¿cómo podemos justificar que vuelvan a apostar por el delito? Resulta exagerado, pero siguen siendo unos verdaderos perdedores, y todo lo que hacen aumenta tu simpatía por ellos. Cuando se enfrentan cara a cara con el peor capitalismo y la codicia empresarial, se ven empujados a un agujero que tienen que cavarse ellos mismos y, durante ese proceso, aportan una nota de humor a todas esas situaciones en las que las grandes empresas se aprovechan de la gente corriente".

Para ser sinceros, después de su primer intento mal preparado y peor ejecutado de drogar y secuestrar a Rex —con una nota de secuestro artesanal y óxido nitroso robado de la antigua clínica dental de Dale— se dan cuenta de que es mucho más difícil de lo que creían y piensan en abandonar cuando aún pueden. Pero ahí es cuando Rex toma las riendas de la operación. Puesto que se da cuenta de que es una forma de conseguir dinero fácil de su padre, quiere participar. Va a conseguir sacarle 4,5 millones de dólares, dejando que sus socios corran con todos los riesgos. No es la mejor idea que hayan oído en su vida, pero no tienen elección. Rex tiene su nota, las latas vacías de óxido nitroso y, sí, han dejado como un millón de huellas por su casa.

Pine, que denomina a su personaje "un narcisista feliz", cita algunos de los posibles motivos del voluble estado mental de su personaje. "Rex quiere poder y se ve constantemente frenado por su distante y malvado padre, que nunca está contento con nada de lo que hace y no se ha preocupado nunca demasiado por su hijo, un niño mimado y privilegiado. Pobre Rex. Me da risa. Es inteligente, pero no se conoce nada bien, y no hace sino empeorar a medida que avanza la película".

"Queríamos un malo único con muchas contradicciones y un gran sentido del humor, y también tenía que ser guapo, pulcro y molón, porque nos gustaba la idea de que nuestros protagonistas se sintieran atraídos por él", explica Anders. "También te da la sensación de que, hasta cierto punto, a Rex le gustan estos chicos, y se lo pasa bien con ellos. Por supuesto, tiene que joderles porque es como es, pero al mismo tiempo los considera sus amigos, y Chris ha sido capaz de alcanzar ese equilibrio a la perfección".

Pine, que quería trabajar en comedia y aceptó sin reservas el guion de "Cómo acabar sin tu jefe 2", adoptó un planteamiento deliberadamente relajado al reto que suponía integrarse en un trío ya armado. "Todos se lo toman muy en serio, pero también saben divertirse. Me dijeron que me relajara, que me integrara en el grupo y que siguiera la música de la escena", comenta, y eso les aportó a todo una energía interpretativa totalmente diferente.

Quienes sientan la tentación de juzgar con demasiada dureza a Rex deberían pensar de dónde viene: es el hijo de Bert Hanson, un hombre que, por decisión propia y consciente, hace nuevos enemigos cada día. "Lo que me gusta de Bert", confiesa Anders, "es que se trata de un tipo que irrumpe y les destroza la vida tras haberlo pensado, probablemente, menos de 10 segundos, sencillamente, porque son negocios".

Contar con Christoph Waltz en el papel del malo de los malos, admite el director, "daba un poco de miedo, trasladarle a estos escenarios estúpidos, porque resulta imposible no pensar en esos maravillosos y oscarizados papeles dramáticos que lo han hecho famoso. Pero es precisamente lo que tiene de bueno Bert. Su trabajo aquí consistía en ser un peso pesado. De no haber contado con alguien con la presencia de Christoph, Bert no habría resultado tan amenazante".

Waltz no tiene por qué resultar divertido porque sus escenas estaban preparadas para ser interpretadas de otra forma. Al fin y al cabo, es la crueldad despreocupada de su personaje lo que hace que Nick, Dale y Kurt se venguen, por no mencionar la profunda depravación a la que este padre sin escrúpulos incita a su propio hijo.

"Mi papel es bastante directo y serio, pero les da la oportunidad de entrar en acción, como si fuera el resorte de un mecanismo", reflexiona Waltz. "La comedia se basa en los tiempos, el ritmo y el tempo. En este caso, mi personaje es un vehículo para estos actores increíblemente divertidos, y eso es lo que hace que la maquinaria funcione. Tienen mucha energía que fluye constantemente. Resulta fascinante ver el proceso".

Por su parte, como si tratar con los Hanson y evitar la ley no fuera ya un trabajo a jornada completa, Nick, Kurt, y especialmente Dale, se enfrentan a la complicación extra que supone la doctora Julia Harris, la misma exjefa terrible de Dale, interpretada de nuevo por la inolvidable Jennifer Aniston.

La sexy dentista con una libido insaciable y cierta fijación por Dale, que en su día le hizo pasarlo tan mal que estaba dispuesto a matarla, parece estar registrando grandes avances para superar sus propios demonios. Está en rehabilitación, e incluso ofrece su consulta, marco de tanto libertinaje, como lugar para reunirse después de horas a su grupo de terapia.

"Intenta mejorar como persona. Asiste a un grupo para adictos al sexo y parece que lo lleva muy bien ya", afirma Aniston, aunque reconoce que el verdadero compromiso de Julia con su nuevo estilo de vida no está del todo claro. "Creo que sabe que todo el que asiste a esas reuniones es bastante vulnerable y está siempre a punto de caer en la tentación, así que, para ella, se abre otra vía para posibles flirteos. No está bien. Para nada".

Anders trabajó con Aniston en la exitosa comedia del año pasado "Somos los Miller", de la que fue guionista junto a John Morris. Acerca de su trabajo en "Cómo acabar sin tu jefe 2", afirma lo siguiente: "Jennifer llevó bastante lejos a su personaje en la primera entrega, así que nos sentamos con ella para hablar de la nueva historia, de cómo sorprender y enganchar, y nos dijo: '¿Podemos ir un poco más lejos? ¿Puedo estar aún más loca?' No se le pone nada por delante, es muy divertida. Ha aportado muchas palabras escandalosas que funcionan muy bien en sus diálogos. Se ha divertido de lo lindo con este personaje".

Sudeikis, el otro protagonista de "Somos los Miller" junto a Aniston, bromea: "Su disposición para hacer de ninfómana malhablada era algo maravilloso que no podíamos dejar pasar".

Aniston admite que parte de la diversión de volver a interpretar este papel tan provocativo reside en las reacciones del director y sus compañeros actores durante la producción. A propósito de sus escenas con Jason Bateman, al que conoce desde hace años, comenta: "Creo que los dos tratamos de hacer pasar vergüenza al otro, y nos divertimos mucho. Y Charlie es otra persona a la que me gusta sacar los colores. Es adorable. Está dispuesto a todo, pero se sonroja a la mínima".

En cuanto al personaje de Charlie, Dale, la pregunta que se hacen el propio Dale, sus amigos y, probablemente también el público de todo el mundo, sigue siendo: ¿por qué él? Sin duda, puede aspirar a más. A pesar de todas sus conquistas, y de que puede conseguir a cualquier hombre que se le ponga a tiro, ella sigue manteniendo su fijación por el que en su día fue su ayudante por un sencillo motivo, tal y como sugiere Anders: "Le dijo que no. Creo que ese es el principal motivo por el que la gente quiere las cosas. No hay nada más atractivo que lo que no puedes tener".

Volviendo de nuevo al reparto, encontramos a Jamie Foxx en el papel de Dean "MF" Jones, el enigmático exconvicto con el cuero cabelludo tatuado que ya asesoró a los protagonistas en "Cómo acabar con tu jefe" y que esta vez sigue siendo su enlace con todo lo que estos perciben como un submundo del que no saben nada. De hecho, tal y como dice Jones con gran acierto, los tres —con una tentativa de homicidio ya a sus espaldas y un secuestro en curso— son los delincuentes más estúpidos y atolondrados que haya conocido nunca.

Para Jones, el problema es que están tratando de hacerlo de dos formas: manteniendo su imagen de tipos normales, limpios y cumplidores mientras conducen un coche lleno de cinta americana y cuerdas.

Según Foxx: "Jones empezó como una especie de asesor en homicidios y se ha convertido en un motivador. Es una relación de amor complicada. Les trata de enseñar que puede que ya no necesiten su ayuda, que tienen que dejar de dar vueltas. Tienen que hacer suyo y aceptar el delincuente que llevan dentro. Es como si fuera una especie de arenga en el descanso de un partido y Jones fuera el entrenador que les dice 'Tenéis que salir ahí fuera y traeros el trofeo a casa'".

Jones resultó ser un personaje lleno de posibilidades y uno de los favoritos del público en la primera entrega, así que su papel se ha ampliado en la secuela "sacándolo de su reservado favorito en un bar, que utiliza habitualmente para hacer negocios, y trasladándolo a una persecución en coche, entre otras cosas", comenta Anders.

"Jamie resulta divertido sin proponérselo", prosigue el director. "Es un actor increíble, sabe cantar, y tiene experiencia en la comedia de sketches y la improvisación; es uno de esos tipos que saben hacer de todo, un intérprete consumado. Nadie dudaba que sería capaz de hacer frente al trío compuesto por Bateman, Day y Sudeikis, y resulta increíblemente divertido, a veces, tan solo con una mirada o una pausa".

Para completar el reparto principal, Lindsay Sloane vuelve a dar vida a Stacy, la mujer de Dale. Ahora es la madre agobiada de unos trillizos, pero sigue conservando su instinto para saber cuándo su pareja se ha metido en líos, aunque no tenga muy claros los detalles. El veterano Jonathan Banks da vida al impasible y eternamente suspicaz detective Hatcher, mientras que Keegan-Michael Key y Kelly Stables se dedican a hacer bromas y darse la réplica con altas dosis de cafeína en el programa matutino en el que Nick, Dale y Kurt presentan su invento.


Aspectos técnicos
"No es por aquí, no es por aquí. Gira. ¡Para el coche! ¡¿A quién le estás escribiendo?!"

"Cómo acabar sin tu jefe 2" combina mucha acción y risas: pulsos de pulgares y golpes, asaltos, armas, personas que acaban dentro del maletero de un coche y una trepidante persecución nocturna por el centro de Los Ángeles en la que participan varios coches de policía, un tren, un puente y una valla de tela metálica muy resistente.

La persecución es un cóctel de acrobacias, efectos especiales y croma, tal y como señala Anders. "Rodamos distintas partes durante semanas. Nuestro supervisor de efectos especiales, Jeremy Hays, fue un verdadero miembro más del reparto; se llegó a subir a la valla para tratar de imaginar cómo hacer que el coche pudiera seguir circulando. El equipo de efectos visuales, por su parte, se volvió loco tratando de rodar la tela metálica con un gran croma. En última instancia, tuvimos que tirar el coche y dejarlo colgando de un puente. Fue una noche estupenda, me encantó estar ahí y hacer todas esas cosas", admite sin ocultar que es un fanático del cine. "Me encanta todo esto".

Para coreografiar esta desquiciada escena a gran velocidad, el equipo recurrió al coordinador de acrobacias Thomas Robinson Harper, entre cuyos trabajos anteriores destacan la compleja carrera de "Matrix Reloaded". Harper destaca la idea que Anders tenía de que "en una comedia física como esta, es importante que las cosas resulten lo más reales posible, ya que se logra un mayor impacto. Ya sabes lo que dicen, todo es muy divertido hasta que alguien pierde un ojo… y entonces resulta desternillante".

"Conducir en sentido contrario del tráfico es, se crea o no, más peligroso que volcar a 120 km por hora", añade Harper. "Participaron unos 18 especialistas del más alto nivel, y el conductor del coche que llevaba la cámara, Mike Majesky, es uno de los mejores en lo suyo".

Con tres Rancheros del modelo antiguo para rodar la carrera vintage de Jones, a partir de una sugerencia de Anders, el equipo de Harper los remodeló dotándolos de nuevos neumáticos, frenos y parachoques. Luego, explica: "Instalamos el cambio trasero. Creamos una marcha inferior denominada tracción positiva, que hace que las dos ruedas traseras giren al mismo tiempo y puedan deslizarse. También teníamos un freno de giro, con un cilindro maestro que actuaba sobre los frenos traseros bloqueando ambas ruedas para un mayor deslizamiento. Por último, colocamos argollas en el suelo para amarrar los cinturones de seguridad de los especialistas".

También utilizaron lo último en arneses, e introdujeron grandes bloques de espuma en el tren trasero del vehículo para absorber los impactos contra el suelo. "Sabíamos que teníamos que estar a altura del tipo de comedia que se traían entre manos", explica Harper.

Pero no solo los especialistas tuvieron que darlo todo. Jamie Foxx, como conductor del coche, y Jason Bateman, Charlie Day y Jason Sudeikis, como sus aterrados aunque extrañamente fascinados pasajeros, también tuvieron un papel destacado en la escena.

"Sean quería que estuviera llena de vida y acción", comenta el supervisor de efectos visuales Bruce Jones, responsable de combinar el metraje rodado por especialistas y fondos de 360 grados con la interpretación de los actores en una réplica del vehículo sobre un croma. "Era un vehículo totalmente pivotante con airbags, así que, cuando teníamos que simular un giro marcado a la derecha o a la izquierda, lo dejábamos caer rápidamente y todos se apelotonaban dentro, con lo que parecía que estaban virando a toda la velocidad en las esquinas, deslizándose de izquierda a derecha, de atrás hacia delante, o, si frenaban bruscamente, salían disparados".

Con un tono falsamente escandalizado, Day recuerda: "Estábamos, no sé, a unos 7 o 10 metros del suelo en el coche, y un tío dijo de repente a través de una especie de interfono 'Vamos a voltear el coche 90 grados', y corta. Luego, gritaron acción y voltearon el coche. Pero suerte, les salió bien, y pudimos contarla, pero la cosa podía haber acabado muy mal…"

Los actores nunca estuvieron en peligro, aunque no se dieran cuenta. Según John Rickard: "El supervisor de efectos especiales había colocado una plancha para que pudieran apoyar los pies mientras estaban volteando el coche, pero no se dieron cuenta, así que sintieron de verdad que estaban cayendo, como si fuera una montaña rusa".

Chris Pine, por su parte, relata su propia experiencia con la comedia física en una fase temprana del rodaje. "Era mi primera escena importante, en la que Rex va a la oficina de su almacén y trata de convencerles para que le dejen participar en el plan del secuestro", comenta. "Rex siempre se lo pasa bien hasta que las cosas no le salen como espera y puede llegar a perder. Entonces, cuando le rechazan, empieza a darse golpes con la cabeza contra la mesa hasta que le aceptan. Me pasé todo el día haciéndolo, y llega un momento en el que dejas de pensar en ello o incluso dices '¡Es genial!'; luego, te vas a tu casa y no puedes mover el cuello. Pero sí, fue muy divertido".

Pine ya sabía donde se estaba metiendo. En palabras de Rickard: "El primer día, fue como: 'Hola, encantado de conocerte. ¿Te importa meterte en el maletero de este coche?'"

Además de rodarse en el centro de la ciudad en calles tan conocidas como Hill, Grand, Olive, Olympic, la calle 6, la calle 11 y Broadway, la producción volvió al Licha's Bar and Grill en la calle 7, donde los protagonistas conocen a "MF" Jones en "Cómo acabar con tu jefe" y en el sigue usando como oficina un reservado mal iluminado a la vieja usanza. Otras localizaciones en la ciudad de Los Ángeles y sus alrededores incluyen el Staples Center, el campo de golf Trump International junto a la costa en Palos Verdes, y el paso a nivel de la calle 22 y Signal, en el cercano San Pedro.

El diseñador de producción Clayton Hartley recreó algunas partes de la consulta de la dentista Julia Harris en un plató, al que sumó un recibidor, pasillos y un baño para una escena en la que Dale y Kurt añaden el robo a su lista de cargos. El espacioso despacho de Bert Hanson presenta una eléctrica colección de amenazantes esqueletos de animales, artefactos militares y recuerdos deportivos y populares únicos para crear un efecto general de riqueza intimidante, descarada e inalcanzable. Una casa particular en lo alto de una colina de Los Ángeles fue utilizaba para rodar los exteriores e interiores de la ultramoderna y ostentosa residencia de Rex, donde los protagonistas ponen en marcha su plan de secuestro en una escena que resulta muy diferente —y mucho más divertida— de lo que habían imaginado.

La diversión era sin duda la palabra mágica, tanto si estaban rodando como si no.

"Creo que lo que la gente espera de una segunda parte, y lo que nosotros queríamos también, era ver de nuevo a Bateman, Day y Sudeikis juntos", afirma Anders, "y que Nick, Dale y Kurt intentaran algo nuevo que no deberían hacer".

"Es evidente que los actores sienten mucho cariño por sus personajes, al igual que el público", concluye. "Son el tipo de personas con las que te gustaría tomarte una copa y esa la verdadera alegría y satisfacción de hacer una película como esta. Si los actores se sienten libres y de verdad están disfrutando con su trabajo, creo que la diversión y la química traspasan la pantalla. La gente la nota, y les trasmite que están ahí para pasárselo bien".