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  Yo, Frankenstein  (I, Frankenstein)
  Dirigida por Stuart Beattie
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Del co-guionista de la exitosa saga sobrenatural, Underworld, llega la película de acción Yo, Frankenstein, escrita para la pantalla y dirigida por Stuart Beattie, sobre un argumento de Kevin Grevioux y Stuart Beattie, basada en la novela gráfica de Darkstorm Studios Yo, Frankenstein creada por Kevin Grevioux. La historia cobra vida gracias a un elenco que incluye a Aaron Eckhart, Bill Nighy, Yvonne Strahovski, Miranda Otto, Socratis Otto, Jai Courtney, Kevin Grevioux y Aden Young como Victor Frankenstein.

Este es un mundo totalmente nuevo, es una mitología totalmente nueva y un abordaje totalmente nuevo de este personaje clásico. — Stuart Beattie, director/guionista

De los realizadores de la exitosa Underworld, llega una nueva y atrapante historia de enemigos mortales y rivales supernaturales centrada en una versión moderna de la criatura del doctor Frankenstein. El thriller gótico de acción Yo, Frankenstein sumerge a los espectadores en una guerra entre gárgolas vigilantes y demonios feroces para conquistar las almas de la humanidad. Ahora, la criatura del doctor Victor Frankenstein, Adam (Aaron Eckhart), se ve envuelta en el turbio conflicto en el que los dos bandos se enfrentan para descubrir el poderoso secreto de su inmortalidad.

"Esta es la historia de cómo el monstruo de Frankenstein empieza a ganarse su humanidad", señala el director y guionista Stuart Beattie. "En nuestra película lo llamamos Adam y lo llevamos a una aventura moderna en la que se ve involucrado en una guerra oculta entre dos razas supernaturales del bien y del mal. Cada bando tiene sus propios motivos para querer a Adam, y él tiene que luchar para saber cuál es su objetivo. Tiene que descubrir quién es, qué es y por qué es. Tiene que tomar decisiones difíciles para convertirse en la persona que sabe que debería ser… Pero que tal vez no quiere ser".

Los productores de la película son Tom Rosenberg (Underworld), Gary Lucchesi (Primal Fear), Richard Wright (The Lincoln Lawyer, Underworld), Andrew Mason (The Matrix, Tomorrow, When the War Began) y Sidney Kimmel (The Place Beyond The Pines, Lars and the Real Girl). Los productores ejecutivos son Troy Lum, Eric Reid, David Kern, James McQuaide, Bruce Toll, Jim Tauber, Matt Berenson y Kevin Grevioux. El director de fotografía es Ross Emery. Michelle McGahey es la directora de arte, Marcus D’Arcy es el editor, Cappi Ireland es la diseñadora de vestuario. La música es de Johnny Klimek y Reinhold Heil, el casting lo hizo Nikki Barrett, y el casting en Estados Unidos estuvo a cargo de Deborah Aquila, CSA y Tricia Wood, CSA


La recreación de Frankenstein
La renovada perspectiva de Yo, Frankenstein sobre uno de los más célebres monstruos creados por el hombre comenzó a formarse cuando Tom Rosenberg, de Lakeshore Entertainment, adquirió los derechos de una novela gráfica del mismo nombre. En esa historia concebida en la febril imaginación de Kevin Grevioux, el creador de Underworld —cuya inventiva les otorga a los monstruos clásicos y mitológicos un matiz feroz y contemporáneo—, Rosenberg vio el potencial para volver sobre uno de los personajes con más resonancia de todos los tiempos.

Dice Grevioux: "Siempre fui un admirador de los monstruos de Universal, desde que era niño, y siempre me interesó traerlos al mundo moderno. Después de co-crear Underworld, pensé que podía intentar algo con Frankenstein, pero con una historia que hablara sobre el monstruo y no sobre el doctor Frankenstein, que indagara quién es y qué es ese monstruo. Lakeshore hizo un trabajo increíble en la producción de Underworld, de modo que eran las personas a las que naturalmente recurriría una vez terminado el guion. Ellos saben cómo manejar el género y de inmediato se sintieron atraídos por la historia".

Rosenberg se acercó a Hopscotch Features, una productora australiana con la que Lakeshore había colaborado para hacer The Cave, y allí también se mostraron entusiasmados con la idea. "De inmediato nos atrajo la idea de volver a imaginar al célebre personaje de Mary Shelley en colaboración con Lakeshore", señala Andrew Mason, de Hopscotch. "La idea de abordar al monstruo de Frankenstein, de profundizar en el lado humano del personaje, que raras veces se ve pero que es cautivante, es una idea totalmente atractiva. El monstruo es una de las figuras más fascinantes de toda la literatura, y yo tuve cada vez más la certeza de que esta historia llena de acción no sólo era naturalmente cinematográfica, sino que también tenía relevancia para nuestro tiempo".

En la búsqueda de alguien que pudiera capitalizar totalmente esas cualidades cinematográficas en una historia para nuestra época, los productores llegaron al guionista y director Stuart Beattie, con quien Mason había realizado la innovadora Tomorrow, When The War Began. Beattie ya demostró que puede mezclar personajes clásicos con acción moderna en sus guiones, desde The Pirates of the Caribbean hasta G.I. Joe, pero ésta era una oportunidad para volver a concebir una criatura que ha servido de material para la historia del cine desde 1910.

Al igual que los productores, Beattie no pudo resistirse a la idea. De inmediato se sintió atraído por el concepto que Grevioux había imaginado para el monstruo de Frankenstein, que sigue vivo e intenta encontrar su humanidad dos siglos después de que lo trajeran al mundo. Pero Beattie tomó esa fascinante idea y la llevó en la dirección que le dictó su imaginación.

Con esa idea como base, Beattie forjó un universo gótico enteramente original, en el que los humanos viven a la sombra de demonios feroces y gárgolas que buscan la paz en una batalla tan eterna como la guerra entre la Luz y la Oscuridad. Después, agregó la creación de Frankenstein, que se llama a sí mismo Adam, y los secretos de su vida inmortal en el centro de la lucha entre los dos bandos. El resultado es una versión actualizada de Frankenstein, con una historia llena de acción, humor, romance y las tentaciones que siempre representan el poder y la posibilidad de la inmortalidad.

Beattie explica: "Imaginé un mundo entero, una historia y sus personajes. Estaba buscando criaturas que no había visto nunca en una película. Hemos visto vampiros, hemos visto hombres lobo, hemos visto zombis, de modo que me interesaba encontrar algo distinto. Las gárgolas y los demonios me parecían cosas nuevas que la mayoría de las personas ha oído nombrar pero sobre las que tal vez no se sabe mucho. Era suelo fértil para que yo creara una mitología totalmente nueva".

Los productores se entusiasmaron mucho con este abordaje épico. "Sentimos que la mejor manera de hacerle justicia a este personaje inmensamente complejo era mostrarlo en medio de una lucha sumamente complicada, una lucha entra las fuerzas del bien y el mal", señala Mason. "Stuart reveló la apasionante —e impredeciblemente humana— naturaleza de este personaje en la batalla más importante de su vida".

Rosenberg agrega: "El guion de Stuart era maravilloso. Había algo tan fantástico y de otro mundo en él que a todos nos entusiasmó mucho la idea de darle vida".

Gary Lucchesi, presidente de Lakeshore Entertainment, estaba igualmente impresionado. "Sabíamos que la idea de traer a Frankenstein a la época contemporánea era adecuada, del mismo modo que fue una idea adecuada convocar a Stuart Beattie para que escribiera y dirigiera la película. Stuart abordó la historia de un modo maravilloso", señala Lucchesi.

El creador de la historia también se alegró cuando se enteró de dónde había sacado el concepto Beattie. "Stuart tiene un gran sentido de lo fantástico", afirma Kevin Grevioux. "Le dio forma a una historia muy interesante usando todas sus habilidades, y nos ayudó a crear algo verdaderamente maravilloso. Además es un gran compañero de trabajo"

Mientras escribía el guion, Beattie se sintió cada vez más fascinado con la criatura de Frankenstein como un personaje que durante dos siglos de soledad luchó con la línea que separa al monstruo del humano, siempre obligado a permanecer en los márgenes de la sociedad. Además de la novela gráfica de Grevioux, Beattie se inspiró en la innovadora novela de Mary Shelley de 1818, pero fue más lejos, pues imaginó a esa criatura en un mundo moderno.

"Yo creo que es un personaje maravilloso", señala Beattie, "porque está muy solo en el mundo y ¿quién desconoce lo que es sentirse solo? Es, literalmente, el único de su especie, y su búsqueda de compañía es una búsqueda de amor, es una búsqueda para encontrar un objetivo y otras cosas con las que creo que el público de todo el mundo va a identificarse".

Beattie también encontró inspiración en la tragedia de la historia original de Frankenstein, en la cual le niegan al monstruo una compañía que hubiera hecho que su existencia fuera menos dolorosa. Eso lo llevó a Beattie a poner a Adam en la órbita de una científica, que es la primera humana que establece un vínculo con él, aunque tenga que dominar el asombro de saber que él es real.

"Adam siempre quiso alguien con quien compartir su existencia", señala Beattie. "Desde el primer día, su padre lo trató como un perro y lo abandonó cuando nació. Sus vecinos lo echaron del pueblo solamente por cómo había sido creado, aunque él no tuviera la culpa. Cuando volvió a su padre para pedirle la única cosa que necesitaba —otra criatura como él—, su padre inicialmente aceptó hacerlo, pero a último momento se negó a cumplir su promesa. Y desde entonces, durante doscientos años lo único que ha querido es amor".

Para el productor Richard Wright, que también produjo Underworld: Awakening y Underworld: Rise of the Lycans, sintió que el personaje, del modo en que Beattie volvió a imaginarlo, tiene un lugar en nuestro mundo. "Cuando leí el guion por primera vez pensé que Stuart había dado en el clavo", recuerda Wright. "Logró llevar a cabo todas las cosas que nosotros queríamos conseguir: humanizar al personaje, darle forma a una historia atrapante, inventar rivales dignos y crear un mundo de criaturas fascinantes".


El Adán de Frankenstein
Como su tocayo, Adam, el monstruo de Frankenstein fue el primero de su especie, pero él sigue solo hasta el día de hoy, sin compañía, sin nadie con quien compartir sus experiencias no del todo humanas en el mundo.

Beattie sabía que su versión de la criatura de Frankenstein requeriría de un actor tan habilidoso con las emociones complejas como con las escenas de acción y suspenso. Los realizadores encontraron esa combinación única en Aaron Eckhart, conocido por un amplio abanico de papeles en películas de drama y de acción, papeles que tienen una cosa en común: una notable intensidad. Entre sus papeles más importantes se cuentan ‘Harvey Dent’, también conocido como ‘Two-Face’ en The Dark Knight, un soldado que lucha contra los alienígenas en Battle Los Angeles, un padre en duelo en Rabbit Hole y un portavoz de la industria tabacalera capaz de convencer a cualquiera en Thank You for Smoking.

Eckhart también tenía la imponente presencia física que hacía falta para interpretar a una criatura cuya apariencia tenía que ser impresionante y misteriosa. Según Wright, "con la incorporación de Aaron en el proyecto, se cristalizó la idea de lo que personaje sería para nosotros. Aaron tiene un rostro fantástico. Aunque se le pongan cicatrices en la cara y se lo maquille de manera grotesca, un actor tiene que ser apuesto, y al mismo tiempo los espectadores, hombres y mujeres, tienen que identificarse con él. Aaron tiene todas esas cualidades".

En cuanto aceptó el papel, Eckhart empezó a explorar el mundo interior de Adam y su eterno anhelo de saber cómo sería tener un alma humana. El actor vio al personaje como alguien que busca desesperadamente una identidad y una razón para su existencia. "Es un hombre que se busca a sí mismo. Creo que muchas personas pueden identificarse con eso", señala Eckhart.

Eckhart se inspiró mucho en la descripción que originalmente hizo Mary Shelley de la criatura de Frankenstein. Nacida de un experimento científico absolutamente heterodoxo, la criatura de Shelley enseguida es repudiada y perseguida, aunque lo único que quiere es amabilidad y compañía. En la interpretación de Eckhart, la criatura no ha encontrado paz ni siquiera doscientos años después de su nacimiento

"Históricamente, el monstruo de Frankenstein fue considerado un personaje despiadado, feroz", señala Eckhart. "Sin embargo, en esta película y en el Frankenstein de Mary Shelley, es una criatura que no sólo tiene cicatrices en su exterior, sino también en su interior, y eso es importante. Pero también se ve que su padre no lo quería, que tuvo que arreglárselas solo en un mundo peligroso. Lo único que buscaba era algún tipo de amor".

Con el peligro constante que enfrenta Adam, Eckhart tuvo que hacer un entrenamiento intensivo durante varios meses para interpretar el papel. "Entre otras cosas, aprendí un arte marcial que se llama Kali", explica. "Es una técnica de lucha muy compleja e intricada que usa mi personaje".

Beattie quedó impresionado con la habilidad de Eckhart para encarnar todos los aspectos de Adam, incluso su destreza física. "Es una gran alegría tener un intérprete que pueda hacer las escenas de acción cuando uno las filma", bromea el director. "Para mí, eso es parte de la atracción de la película: uno va a ver a Aaron Eckhart haciendo escenas de acción y peleando y, por dios, ¡qué bien las hace! Es maravilloso".

Grevioux coincide en que Eckhart encajaba con su visión moderna de la criatura de Frankenstein. "La destreza de Aaron para interpretar este personaje es totalmente increíble. Es un hombre apuesto que se transforma en un monstruo con más seriedad que en cualquiera de las otras versiones de Frankenstein que he visto", resume Grevioux.


Demonios, Gárgolas y un científico humano
La naturaleza poco común de Adam llamó la atención de dos antiguas razas que están en conflicto hace mucho tiempo: las gárgolas benévolas y los demonios infernales que viven en los márgenes del mundo visible. Desde que Victor Frankenstein reanimó a los muertos hace 200 años, su criatura ha sido la obsesión del príncipe Naberius, el líder de los demonios que ha estado intentando encontrar durante siglos una manera de forjar formas humanas sin alma que puedan ser poseídas fácilmente. Si fuese posible crear vida a partir de cadáveres humanos –como el Dr. Frankenstein insistió en que se podía-, esa sería la respuesta a la búsqueda de Naberius de dominar el mundo.

Quien toma el papel de Naberius es Bill Nighy, cuyo amplitud de interpretaciones lo ha llevado recientemente de The Best Exotic Marigold Hotel a Harry Potter and the Deathly Hallows, hasta Pirates of the Caribbean: Dead Man’s Chest, así como también ha interpretado al vampiro Elder Viktor en la saga Underworld.

Nighy se interesó desde el comienzo por el alcance de la historia."Era un muy buen guion, ajustado, con elementos de una guerra épica y de romance", dice.

También estaba entusiasmado por poder tomar un personaje tan magnífico y malvado. Dice Nighy de Naberius: "Estoy en muy buenos términos con Satán, y también soy de buena cuna, así como príncipe y líder de una legión de otros 666 demonios. He deambulado por el mundo durante miles de años, intentando encontrar una forma de habitar formas humanas para conquistar a las gárgolas, que son nuestros enemigos a muerte".

Los realizadores estaban agradecidos de que Nighy se uniera al reparto. "Habíamos trabajado con Bill una cantidad de veces en las películas de Underworld, y siempre fuimos grandes admiradores de su trabajo", dice Lucchesi.

Beattie agrega: "Bill es un regalo absoluto. Era perfecto para Naberius y afortunadamente le gustó mucho el guion. Hablamos mucho sobre cómo podíamos hacer que Naberius cobrara vida y pareciera real, y eso es lo que él logró".

Disfrazado del magnate de la biotecnología, el Dr. Wessex, Naberius contrata a Terra Wade, una muy humana y talentosa electrofisióloga, para llevar a cabo investigaciones de avanzada acerca de los efectos de la estimulación eléctrica en los muertos. Aunque también es una hermosa joven, Terra es en muchos aspectos una versión moderna del Dr. Frankenstein –brillante, pero con un pie en las áreas más peligrosas de la ciencia-, lo cual hizo que la elección de actriz fuera interesante.

"Para Terra, necesitaba encontrar a alguien que pudieras creer que es tanto inteligente como fuerte", explica Beattie. "Cuando Yvonne Strahovski entró a la habitación, tenía esas dos cualidades. Es una de las actrices más apasionadas que jamás encontré, y en el trabajo con Aaron, la dinámica era increíble".

Strahovski -una estrella australiana en ascenso, que ha aparecido recientemente como "Hannah McKay" en la serie de Showtime Dexter- dice que leyó el guion y de inmediato le interesó interpretar a Terra. "Stuart Beattie es un guionista tan talentoso", dice ella. "No quería dejar de leer el guion".

Una vez que la eligió como actriz, Beattie la vio sumergirse en su papel. "Ella es el principal personaje humano en toda la película, y lleva el destino de la humanidad en los hombros", observa él. "Yvonne lo representó estupendamente".

Strahovski llevó a cabo una investigación poco común en la preparación para el papel. "Busqué mucho en internet sobre electrofisiología y cardiología para entender de qué se tratan. También me encontré con un cardiólogo que me explicó la correlación entre electrofisiología y la electricidad en las células y cómo funcionan", explica. "Es algo que sentí que necesitaba para entender bien a Terra".

Pero el verdadero desafío fue mostrar el vínculo cada vez más cercano con Adam, una criatura que ella al principio desestima como mera ficción, hasta que comienza a ver el potencial que tiene para ser algo más que el asesino solitario de demonios en que se ha convertido. "En muchos sentidos, Yvonne tiene uno de los papeles más difíciles de la película", dice Andrew Mason. "Ella podría haber hecho algo predecible con el papel de Terra, pero, en lugar de eso, encontró una complejidad iluminadora".

Adam también le presenta a Terra, para descreimiento de ella, la existencia de las gárgolas, un ejército del bien que intenta que el caos no reine en la Tierra. Para interpretar a la antigua líder de las gárgolas –la reina Leonore, que rescata a Adam y evita que sea destruido al comienzo de su vida- los realizadores eligieron a Miranda Otto, la actriz australiana cuyos filmes incluyen War of the Worlds, The Lord of the Rings: The Return of the King y What Lies Beneath.

Beattie dice que fue la autenticidad emocional de Otto lo que hizo que fueran buena pareja con un ser tan etéreo. "Todo lo que dice Miranda lo crees completamente, y a ella le corresponden algunas de las frases más fantásticas de la película", reflexiona. "Cuando Miranda y Aaron se enfrentan, son dos grandes actores en su salsa y es muy divertido mirarlo".

Otto estaba entusiasmada por tomar un papel raro de heroína de acción. "Me intrigó Leonore como líder y reina de la Orden de las Gárgolas. Me fascinó el dilema moral que el monstruo de Frankenstein le presenta. Se supone que las gárgolas están para proteger a la raza humana y ser una fuente del bien en el mundo, pero Adam no es humano ni demonio. ¿Cuánta compasión puede mostrarle, mientras lucha por el bien común? Leonore y Adam no siempre están del mismo lado".

La mano derecha de la reina Leonore, Gideon, es interpretado por otro actor australiano en rápido ascenso, Jai Courtney, que apareció recientemente como el hijo de Bruce Willis en A Good Day to Die Hard. Courtney describe a Gideon como "un hombre increíblemente leal que cree en la causa de la reina Leonore y en proteger a la raza humana".

Otra gárgola clave es Keziah, que reconoce la humanidad de Adam. Beattie eligió a la actriz australiana Caitlin Stasey, con quien había trabajado previamente en Tomorrow, When the War Began. Aunque Keziah es una gárgola de bajo rango, le dio a Stasey la oportunidad de interpretar un personaje obstinado. "Keziah está movida por el deseo de librar al mundo de demonios", explica Stasey. "Ella es muy valiente y con una moral alta, pero también es ruda e intimidante".

Beattie resume: "Tenemos un reparto maravilloso, en todos los rangos. Hay muchos personajes grandiosos, con sus propias motivaciones, planes y viajes, y todos quedan envueltos en este viaje con Adam. Es una película de acción, sin dudas. Pero la historia avanza únicamente por las elecciones que hace cada personaje"


El mundo de Yo, Frankenstein
La historia de Yo, Frankenstein transcurre en una metrópolis gótica sin nombre que se parece a nuestro mundo contemporáneo, pero que, al mismo tiempo, lo lleva a un extremo más fantástico. Para que cobrara vida, Beattie incursionó en territorio visual nuevo, y lo hizo con un equipo que incluye al director de fotografía Ross Emery (The Wolverine, Underworld: Rise of The Lycans), la directora de arte Michelle McGahey (Tomorrow, When the War Began) y la diseñadora de vestuario Cappi Ireland (The Tender Hook).

Desde el comienzo, la decisión fue filmar en Melbourne, Australia. Melbourne quizá no parezca la ciudad más gótica del mundo, pero tiene una geografía tan versátil que logró servir como un amplio cuadro para la visión de Beattie de todas las tomas nocturnas y los intrincados escenarios.

Nacido en Melbourne, Beattie sabía que la ciudad podía transformarse tanto en el mundo del pasado de Adam como en el actual. "Todo lo que necesitas está allí. Hay grandes casas de efectos visuales, grandes locaciones y grandes escenarios de sonido. Básicamente, logramos crear una ciudad de estilo europeo completamente creíble", reflexiona.

Si bien el filme comienzaen el siglo XVIII, iluminado con faroles, la criatura conocida como Adam pronto emerge a una ciudad moderna, aunque se trata de una dividida entre antiguas catedrales de gran altura y los fríos laboratorios ubicados en sótanos donde se llevan a cabo los descubrimientos científicos.

Para capturar esas imágenes diversas, el director de fotografía Emery eligió el sistema de cámaras RED Epic® HD por su gran versatilidad. "Puedes tomar más riesgos y puedes capturar mejor tu imaginación", dice Emery acerca de las cámaras digitales. "Estaba muy contento con la manera en que el sistema funcionó en la película y con poder usar las cámaras de un modo en que los actores tuviesen más libertad para reaccionar frente a lo que estaba ocurriendo en la historia y entre sí".

Emery utilizó paletas de colores contrastantes para evocar el modo en que Adam está atrapado entre los mundos de los demonios, de las gárgolas y de los humanos, y con la sensación de no pertenecer a ninguno de ellos. "Usamos muchos colores que están entre colores primarios puros", señala. "Esto da al mundo su propia apariencia, y le recuerda al público que hay un alto nivel de fantasía".

En el medio de la fantasía, Emery también preparó una intensa atmósfera de acción, que refleja la lucha constante de Adam para sobrevivir como un ser perseguido. Emery disfrutó especialmente de colaborar con Beattie en las secuencias de batallas de Adam, con demonios heridos mortalmente que explotaban en las llamas del infierno.

"Adam se ha vuelto bastante bueno en encontrar las hordas de demonios y "descenderlos", como dicen", dice el director de fotografía. "Hicimos estas escenas con mucho cuidado, para resaltar la manera en que lucha Adam. Es una criatura muy física, con su propio estilo, primario y brutal".

Beattie, a su vez, estaba exultante por trabajar con Emery. "Es toda una leyenda", dice el guionista y director. "Lakeshore me pidió en un principio que me reuniera con él, y resultó que teníamos ideas muy parecidas sobre qué hacer y cómo hacerlo. Fue increíble trabajar con él".

Para la directora de arte McGahey, que trabajó antes con Beattie en Tomorrow, When the War Began, Yo, Frankenstein fue una rara oportunidad para diseñar una ciudad de fantasía desde cero. "Pensamos en ciudades europeas y del bloque del este", explica. "Veía la ciudad sobredimensionada, limpia pero sucia en las esquinas, y fría y vacía. Dentro de la ciudad, la catedral es un lugar de ascenso y el Wessex Institute es un lugar de descenso, de modo que los colores reflejan eso. La catedral es cálida y Wessex es muy, muy frío".

Esos contrastes también funcionaron en los diseños de vestuario de Cappi Ireland, que ha ganado dos veces el premio al Mejor Vestuario que otorga el Australian Film Institute. Ella disfrutó especialmente de diseñar los trajes de las gárgolas. "Las gárgolas son una especie de grupo etéreo y monástico de guerreros, así que tenían que verse poderosos y fuertes, y al mismo tiempo vulnerables y suaves", explica la diseñadora. "Y luego, por supuesto, está la reina Leonore, que queríamos que luciera como una belleza etérea y luminosa, y Miranda de veras lo es".

Ireland evitó a propósito el traje estándar de gladiador. "Miramos más imágenes de monjes guerreros, e intentamos alejarnos del estilo típico de cuero", sigue Ireland. "Queríamos hacer algo que no hubiese sido hecho antes. También envejecimos todos los trajes de las gárgolas, para que se vieran como si hubiesen sido usados durante siglos y reflejaran las batallas en las que participaron".

Para Naberius, ella buscó un estilo malvado y elegante. Ireland señala, "a veces puedes crear algo siniestro haciendo que el personaje se vea muy bien. Bill Nighy usa trajes italianos hermosos, elegantes y hechos a medida, de modo que cuando él muestra su maldad, es aún más escalofriante".

El plato fuerte para Ireland fue el propio Adam, sobre todo porque él aparece después de 200 años de deambular por la Tierra. Ella buscó crear el estilo de alguien que viene de afuera y que aprendió a mezclarse. "Con el paso del tiempo, las cicatrices de Adam se curaron y se ve solo un poco inusual, caminando por las calles de la sociedad moderna", observa. "Queríamos un estilo que sugiriera que Adam puede entrar y salir del mundo humano, aunque él no se sienta parte de él".

El intrincado trabajo con prótesis de los supervisores de efectos con maquillaje, Nick Nicolaaou y Paul Katte –cofundadores de Make-Up Effect Group, con base en Australia, conocidos por su trabajo en The Hobbit- fue igual de importante para la creación de los personajes, especialmente los demonios. Beattie fue claro desde el comienzo con que no quería que los demonios fueran caricaturas, sino variaciones oscuras y retorcidas de la forma humana.

Nicoalou y Katte buscaron en internet inspiración humana. "Buscamos imágenes de personas con arrugas y mandíbulas fuertes. Ellas fueron la base para nuestras esculturas. Esculpíamos una cara humana y luego la deformábamos para que pareciera lo más demoníaca posible", explica Nicolaou.

Ellos crearon un estilo distinto para cada demonio, definiendo el rango según los cuernos. "Está el rango subalterno, que tiene caras pálidas, muchas venas y roturas en la piel. Y luego están los demonios típicos, que tienen los cuernos más pequeños, seguidos por los demonios del medio, como Zuriel y Helek, que tienen una estructura de cuernos ligeramente más fuerte, para sugerir mayor dominación", dice Nicolaou. "Y luego está el príncipe Naberius, que tiene el diseño de cuernos más complejo de todos".

Nicolaou y Katte dicen que el maquillaje de Adam fue uno de los desafíos creativos más exigentes de sus carreras, en gran parte porque Beattie quería recorrer una fina línea entre la apariencia grotesca y cosida de un monstruo clásico de Frankenstein, y un semblante más sutilmente extraño, adecuado a la larga vida de Adam y su humanidad en evolución.

"Para el Adam actual, usamos lo que llamamos calcos prostéticos, que son básicamente un calco tridimensional con una película de tipo de acetato que aplicamos como una curita", explica Katte. "Para el Adam de 1700, en cambio, usamos un maquillaje de silicona, con un diseño de suturas más elaborado y una apariencia más contraída".

El dúo disfrutó especialmente de colaborar con el reparto y el equipo. "Nos resulta muy divertido hacer un buen trabajo, pero lo es más aún cuando trabajamos con personas que valoran lo que haces", dice Katte. "Eso hizo una gran diferencia para que hiciéramos nuestro mejor trabajo".


Efectos visuales y escenas peligrosas
Para dar vida propia y un aspecto real en la pantalla a los cambiantes demonios y gárgolas de Yo, Frankenstein, Stuart Beattie incorporó al equipo al supervisor de efectos visuales James McQuaide, conocido por su sangriento trabajo en la serie de películas Underworld. McQuaide supervisó cerca de 1000 tomas de efectos visuales para la producción, en colaboración con varias firmas de efectos australianas.

"Mi objetivo en Yo, Frankenstein fue tomar el gran guion que había elaborado Stuart y encontrar el modo de que los efectos visuales sostuviesen y mejorasen la historia", dice McQuaide.

El proceso comenzó con largas conversaciones sobre las gárgolas, que suelen imaginarse como maliciosas esculturas medievales de piedra usadas para ahuyentar a los malos espíritus, pero que en la visión de Beattie constituyen toda una raza animada con magníficos poderes para hacer el bien. Beattie quería arrancarlas de los pináculos de las grandes catedrales y transformarlas en criaturas voladoras de dos metros y medio de altura y una envergadura de nueve.

"Lo que me encantó de las gárgolas es que son muy cinematográficas", dice Beattie. "Vuelan, tienen alas robustas, y garras y dientes feroces que lo destrozan todo. Son geniales. Son los guardianes del bien, los centinelas de los tejados que vigilan en busca del mal".

Beattie supo muy pronto que estas criaturas del gótico clásico solo podía materializarse en una computadora. "Soy un fan de los efectos reales y de las prótesis, pero estas criaturas solo podían parecer reales animándolas por computadora", explica.

Se investigó mucho sobre la historia de la arquitectura y el aspecto tradicional de las gárgolas, pero Beattie y su equipo de efectos también tuvieron otras consideraciones, como las implicaciones físicas de que aquellos enormes cuerpos volasen. "Recordemos que se trata de criaturas enormes hechas de piedra y muy pesadas, pero que no solo deben volar, sino que tienen que poder transportar a los humanos. Teníamos que hacer creíble que pudiesen planear como un pájaro y pesar como un poderoso guerrero 'matademonios", dice el director.

La rápida transición de las gárgolas a su forma humana constituyó otro reto divertido para McQuaide y su equipo. "He hecho muchos trabajos de transformación para otras películas —dice McQuaide— y siempre hemos adoptado un planteamiento parecido al de American Werewolf in London, en la que el público ve cómo cambian la geometría y el volumen de las criaturas. Sin embargo, en esta película queríamos hacer algo diferente".

"Estas criaturas se transforman envolviéndose en sus alas para emerger de ellas con forma humana, como las mariposas cuando salen de su crisálida", continúa NcQuaide. "Las alas se convierten en túnicas humanas. Pero dar a las alas la textura adecuada fue un reto terriblemente difícil, sobre todo porque tenían que pasar de parecer piedra a tener la textura de una túnica y viceversa. No he visto nunca una imagen así".

Las escenas de acción en la película se sincronizaron con los efectos, y estuvieron supervisadas por Chris Anderson, cuyos créditos cinematográficos se remontan al primer Mad Max. A Anderson, que había trabajado antes con Beattie en Tomorrow, When The War Began, le entusiasmó especialmente el hecho de que Aaron Eckhart estuviese en perfecta forma para rodar sus propias escenas de acción. "Descubrimos que Aaron es un doble de acción increíble", dice Anderson. "Entrenamos durante cuatro meses para prepararnos para el papel. Había muchas batallas que coreografiar y teníamos la intención de hacer algo nuevo en cada una de ellas".

Para Beattie, todos los elementos de su rodaje, muy técnico, eran igual de importantes, ya se tratase de secuencias de lucha coreografiadas con creatividad, de un trabajo de diseño imaginativo o de inteligentes efectos digitales. Sin embargo, según él, al final lo más importante era la potente historia humana que había detrás.

Lo resume así: "Hacer que la acción pareciese real y fotografiarla de forma que se viese que eran nuestros actores, y no sus dobles, los que participaban en las escenas fue un gran reto. Además, hay muchas transformaciones de efectos visuales. Intentamos que cada parte de la película fuese diferente, fresca y nueva; pero en el fondo, el motor es la historia de Adam y su proceso de transformación de monstruo a humano".