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  La venus de las pieles  (La vénus à la fourrure)
  Dirigida por Roman Polanski
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"El Todopoderoso le sacudió... Y le entregó a manos de una Mujer..."

La Vénus de las Pieles es una adaptación de la novela erótica del mismo nombre del escritor Leopold von Sacher-Masoch. La película está protagonizada por Emmanuelle Seigner y Mathieu Amalric bajo las órdenes de Roman Polanski.


Polanski
Nacido en París el 18 de agosto, 1933, de padres polacos, Roman Polanski se crió en Polonia. En 1941, su padre fue deportado a un campo de trabajos forzados en Austria y su madre fue llevada a Auschwitz. Ella nunca volvió y Roman Polanski fue acogido sucesivamente por varias familias polacas.

Tras volver a encontrarse con su padre después de la guerra, sus primeros trabajos como actor le llegaron con 14 años, en el programa de radio popular Wesola Gromadka. Ya adolescente, trabajó en la película THREE STORIES y tuvo pequeños papeles en varias películas polacas, incluyendo A GIRL HAS SPOKEN, THE INNOCENT CHARMERS y SANSON de Andrzej Wajda.

En 1955, ingresó en el programa de dirección de la Escuela de Cine de Lodz. Mientras estudiaba, dirigió sus primeros cortos incluyendo DOS HOMBRES Y UN ARMARIO en 1958 y ANGELES CAIDOS en 1959. Ambos recibieron premios en varios festivales. Más tarde fue contratado como ayudante de dirección del director francés Jean-Marie Trot, que estaba rodando una serie de documentales sobre la cultura polaca. Desde 1959 a 1961, trabajó en París y dirigió y actuó en otro cortometraje titulado EL GORDO Y EL FLACO, antes de volver a Polonia para dirigir un corto titulado MAMIFEROS en 1962. Ese mismo año, dirigió su primer largometraje, EL CUCHILLO EN EL AGUA, que ganó el Premio de la Crítica en el Festival de Cine de Venecia y fue nominado al Oscar como Mejor Película Extranjera. En REPULSION, su primera película en inglés, dirigió a Catherine Deneuve y ganó el Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín. Con CUL-DE-SAC, su siguiente película, ganó el Oso de Oro. Después, Polanski dirigió y actuó en EL BAILE DE LOS VAMPIROS y dirigió su primera película americana y una de las más taquilleras, LA SEMILLA DEL DIABLO. En 1972, volvió a Europa para dirigir su adaptación de MACBETH.

Durante ese mismo año, produjo WEEK-END OF A CHAMPION de Frank Simon, un documental sobre el piloto de carreras Jacky Stewart, (el piloto de carreras). Al año siguiente dirigió a Marcello Mastroianni en ¿QUE?

En 1974, volvió a Hollywood para dirigir CHINATOWN, película que le hizo ganar un premio Golden Globe y recibir 11 nominaciones al Oscar. En 1976, dirigió EL QUIMERICO INQUILINO en Europa con Isabelle Adjani y Shelley Winters. Con TESS, tres años más tarde, ganó tres Oscar y dos Premios Cesar (como Mejor Director y Mejor Película). En 1984, escribió su autobiografía, Roman por Polanski, que se convirtió en best seller en varios países.

En 1986, dirigió PIRATAS, una comedia de aventuras con Walter Matthau. Su siguiente película, FRENETICO, era un thriller con Harrison Ford y Emmanuelle Seigner, que también protagonizó LUNAS DE HIEL con Hugh Grant y Peter Coyote. LA NOVENA PUERTA vino después, con Johnny Depp y Lena Olin de protagonistas. En 1994, dirigió LA MUERTE Y LA DONCELLA, basada en la obra de Ariel Dorfman, con Sigourney Weaver y Ben Kinsley. Roman fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes en Francia.

En 2002, dirigió EL PIANISTA, basado en las memorias del pianista Wladislaw Szpilman. La película fue aclamada en todo el mundo y ganó numerosos premios incluyendo tres Oscar, la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes y siete Cesars.

En 2005, Polanski dirigió Oliver Twist, una adaptación de la novela de Charles Dickens, con Ben Kingsley haciendo el papel de Fagin.

En 2009, dirigió EL ESCRITOR, basada en la novela de Robert Harris, con Ewan McGregor, Pierce Brosnan, Kim Cattrall y Olivia Williams. La película ganó el premio a Mejor Director en el Festival de Cine de Berlín de 2010. Ese mismo año, dirigió UN DIOS SALVAJE, basada en la obra teatral de Yasmin Reza con Kate Winslet, Christoph Waltz, Jodie Foster y John C. Reilly.

En teatro, Roman Polanski ha dirigido Lulu, la ópera de Alban Berg en el Festival de Spoletto, Rigoletto de Verdi en la Ópera de Munich y Los Cuentos de Hoffman de Offenbach en la Ópera de Batille. En 1981, dirigió y tuvo un papel en Amadeus, de Peter Schaffer, primero en Varsovia y luego en París. En 1988, fue el protagonista en la adaptación del clásico de Kafka, Metamorfosis, dirigido por Stephen Berkoff. Dirigió el musical Tanx der Vampire en 1996 en Viena con música de Joim Steinman y libreto de Michale Kunze, basado en EL BAILE DE LOS VAMPIROS. Desde entonces, ha dirigido Master Class, Maria Callas- Una lección por Terrence McNally y Hedda Gabler de Ibsen, en París.

Como actor, ha trabajado con otros directores. Particularmente en la película de Giuseppe Tornatore PURA FORMALIDAD al lado de Gerard Depardieu y en ZEMSTA, dirigida por Andrzej Wajda.


Entrevista con Alexandre Desplat (Compositor)

P: VENUS EN PIELES supone la tercera ocasión en que colabora usted con Roman Polanski. ¿Cómo ha sido trabajar en una película cargada de diálogo y de música?

R: Como siempre, tuve la suerte de ir mucho al rodaje, mucho más que en Un Dios Salvaje. El set era increíblemente realista. Es gracioso porque ya conocía el teatro Récamier – estuve en los ensayos de Papa Doit Manger, dirigido por André Ángel para la Comédie Francaise. Cuando llegué al set de VENUS…todo estaba tan bonito, con sus puertas batientes en la entrada, el escenario y todos esos dorados. Tuve la sensación de que siempre había sido así, olvidándome de su anterior aspecto vacío. Lo que más me sorprende de VENUS es que - a diferencia de UN DIOS SALVAJE, en la que la música era intrusiva - Roman quería que en esta ocasión, la música fuera el corazón de la película. Como si la película estuviera cubierta por un velo que se alzara con la música. Cuando me lo comentó, yo tenia dudas pero no le costo mucho convencerme. Su instinto es infalible. Esto es lo que me decidió a introducir música en bastantes situaciones. Nos dimos cuenta de que la música levantaba el velo. Fue como si la música ayudara a descubrir otra perspectiva. Dependiendo del momento, pudimos construir la sensación de ensoñación hacia un pasado posible y también enfatizar la singular relación entre ambos personajes.


P: La música marca la atmósfera de la película, que está a caballo entre la ironía y la seriedad. En ocasiones, sugiere algo diferente, que contrasta con el resto, particularmente en las primeras escenas. Se trata de algo impulsivo.

R: Es cierto. La actriz y el director juegan con la seducción de forma que la música también se recrea en el juego. Todo se origina en la música inicial y reaparece en el baile final. La música del comienzo es la que anuncia lo que seguirá a continuación. Se trata del mismo tema que repetimos y exploramos una y otra vez. Roman es, como muchos directores, que trabajaron en la época de la Nouvelle Vague con compositores como Georges Deerue y Marice Jarre, alguien que entiende la dramaturgia. Desde su arranque, la música anuncia el tema de la película. PIEL SUAVE (LA PEAU DOUCE) es un ejemplo maravilloso de esto. Si bien la primera escena es muy ordinaria, la música libera su dramatismo transmitiendo claramente el tema central. Te pongo un ejemplo: la toma larga del inicio rodada bajo la lluvia que nos lleva a un teatro en el que suena una extraña música. Se trata de un ritmo griego, reconocible por los entendidos. Para esta música de inspiración helénica, usé mis propios instrumentos griegos. Desde que comenzamos a trabajar, introduje una buena dosis de espíritu helenístico, que también es parte de mí. Soy mitad griego.


P: ¿Cómo definiría lo esencialmente griego de esta película?

R: Bueno, Afrodita hace su aparición al final. Hay muchas capas en las películas de Roman y a él le motiva jugar con todas ellas. Es tan divertido como jugar con las matrioskas, las muñecas rusas. Hay una en el interior de la primera, y una más, y una más… Es emocionante. Pero claro, necesitas trabajar con alguien con el talento y la locura de Roman para poder hacerlo. La misma situación se da con todos los que trabajan con él. Todos se divierten explorando y buscando oro dentro de si mismos. Lo que hice fue gracias a sus instintos y a su energía.


P: ¿Fue fácil componer la música del inicio de la película?

R: Roman irradia tanta energía y determinación que las cosas se aceleran. En EL ESCRITOR, por ejemplo, fue todo muy rápido. Lo mismo ocurrió en UN DIOS SALVAJE. Hay complicidad entre nosotros y funcionamos muy bien juntos. Desafortunadamente, no es el caso de todos los directores que no siempre son así de rápidos o extravagantes. A Roman le encanta la música y le gusta introducirla en sus películas. Para mí, trabajar con él, es maravilloso. Sientes que cualquier cosa es posible a su lado. Al escuchar sus bandas sonoras, las de sus primeras películas en particular, como la de Krysztof Komeda o QUIMERICO INQUILINO con Phillipe Sarde, te das cuenta de que se trata de pequeñas joyas. Te da un espacio en blanco y dice: ¡Adelante!


P: ¿Roman es rápido en tomar decisiones?

R: Sí. En EL ESCRITOR, por ejemplo, al escuchar la música que le propuse, decidió que iría sobre los créditos de inicio de forma inmediata. Lo mismo ocurrió con VENUS…Cuando le envié la pieza de inicio, me dijo: ¡Esto es!


P: ¿Le definió Roman el tipo de música que buscaba, el ambiente que quería crear?

R: No, no hubo una definición real en términos musicales. Creo que el baile arcaico del final fue un catalizador. El hecho de poder jugar con un ritmo griego durante el clímax de la película, que marca una dirección totalmente inesperada, me dio alas. Me sentí como Hermes.


P: ¿Cómo se ha desarrollado su relación desde que trabajaron juntos en EL ESCRITOR?

R: Para empezar, el hecho de haber vuelto a colaborar me ha hecho muy feliz. Le admiro tanto que la primera vez que le conocí, hace cinco o seis años, en una cena con amigos, ni siquiera le dirigí la palabra. Siento tanta admiración por sus películas que no sabia como dirigirme a él. Ahora tenemos una relación más normal. Cuando trabajamos, somos iguales. Nos sentamos juntos al piano, yo sugiero cosas y él dice lo que piensa. Disfrutamos mucho. Jugar es una parte muy importante de nuestro trabajo. Creo que cada vez que comenzamos un proyecto, sabemos que el otro nos va a sorprender. Seguimos fascinados por la relación entre la música y la esencia dramática de una película. Las posibilidades son infinitas.


P: En esta película, la música es como un laberinto infinito de espejos…

R: Cierto. En ocasiones, he trabajado en películas que al verlas más tarde durante los visionados, reuniones de producción o su estreno, no he tenido la sensación de estar viendo algo nuevo. Con VENUS, asistí a los rodajes pero al verla una y otra vez, siempre encuentro algo nuevo, algo diferente. La película es un torbellino de energía y eso no es frecuente. Como dije, Roman quería mucha música en esta película. El quería que la música levantase el velo y los misterios de la historia y de esa manera, los amplificara. El efecto de amplificación se hace obvio la primera vez que Emmanuelle se convierte en el personaje de Vanda y Matheiu se gira hacia ella. La música arranca y nos lleva a un mundo de fantasía. La música juega con los reflejos que has mencionado, y continua sonando cuando los actores paran. Tampoco aparece necesariamente cuando los actores se ponen en marcha. Esta sutileza hace que la película no caiga en lo didáctico, sino que aporte fluidez a la narrativa musical. Ayuda a construir la confusión que existe entre ambos actores y la película.


P: Roman toma parte en la creación musical, a todos los niveles, ¿no?

R: Por supuesto. Le encanta. Cuando grabamos en Paris, venía al estudio para aportarme claves. Allí estaba él editando y mezclando la música. No para nunca. Los grandes nunca paran.


P: Sorprende que esta película haga eco de su trabajo anterior. ¿Usted se dio cuenta de eso mientras trabajaba en la película? ¿Lo tomó en cuenta a la hora de componer?

R: Por supuesto que me di cuenta pero no lo incorporé a la hora de crear. Cada película es diferente. Esos ecos del pasado eran obvios. Lo ves cuando Matheiu interpreta el personaje del director. Refuerza esa impresión. No solamente por su parecido con Roman a nivel físico, sino por sus maneras, su forma de caminar, cuando ella le maquilla, cuando calza tacones…. Es imposible no pensar en QUIMERICO INQUILINO. Roman ha encontrado un mundo increíblemente parecido al suyo.


P: ¿Qué es lo que más le llamo la atención cuando se encontraba usted en el rodaje?

R: La forma que tiene de dirigir a los actores, su precisión impecable y su increíble energía. Va dando saltos de aquí para allá. Su concentración es impresionante y su exactitud en cada movimiento, cada detalle, cada fuente de iluminación, cada gesto de una mano de un actor… Es impresionante ver a Roman trabajar.


P: Si pudiese quedarse con un momento de la experiencia de VENUS EN PIELES ¿cuál sería?

R: Creo que el momento en que Polanski escuchó por primera vez la música para el baile final. No sabía cómo iba a reaccionar. Verle tan feliz y tan asombrado, tan emocionado por la música, fue muy estimulante. Siempre buscas eso, dar con la nota correcta y cuando la encuentras y Roman Polanski te dice que lo has conseguido, vives un momento mágico.