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  Así nos va  (And so it goes)
  Dirigida por Rob Reiner
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La película está dirigida por Rob Reiner y los productores ejecutivos son Liz Glotzer, Jared Goldman, Ron Lynch, Andrew Scheinman, Martin Shafer, Tamara Birkemoe, Remington Chase, Grant Cramer, Shaun Redick, Raymond Mansfield, Vitaly Grigoriants y Stepan Martirosyan. La película está producida por Rob Reiner, Alan Greisman y Mark Damon. El guión es de Mark Andrus.


El director, Rob Reiner, sabe de comedia y, desde luego, ha demostrado cómo mezclar con éxito humor y romanticismo. Hizo que el público estuviera ansioso por que se juntaran Meg Ryan y Billy Crystal en su comedia clásica de 1989 CUANDO HARRY ENCONTRÓ A SALLY… Y en 1995, con EL PRESIDENTE Y MISS WADE, hizo que el público deseara que el presidente Andrew Shepherd, interpretado por Michael Douglas, y la representante de lobby Sydney Wade, interpretada por Annette Bening, superaran su dificultades en el ambiente político para poder prosperar como pareja.

"Básicamente hago la misma película una y otra vez", ríe Reiner. "La mujer siempre está por delante y más evolucionada y es más capaz emocionalmente. Y el hombre es como un idiota dando vueltas, intentando hacerse a la idea, hasta que se da cuenta de que debería estar con esa mujer". Y así es en ASÍ NOS VA.

La idea de la película vino durante el junket para el éxito de 2007 de Reiner, AHORA O NUNCA, protagonizada por Jack Nicholson. "Absolutamente todos los periodistas hicieron la misma pregunta", recuerda el director, "¿qué quieres hacer antes de morir?" El socio productor de toda la vida de Reiner, el productor de ASÍ NOS VA Alan Greisman, recuerda la típica respuesta de Nicholson. "Pensó durante un momento y después contestó, 'Yo me siento en mi salón con los pies sobre la mesita fumando un cigarrillo y me pregunto: ¿me queda tiempo para un gran romance más?' Fui a Rob y le dije, 'Esa es una gran idea para una película'". La maquinaria se puso en marcha y así surgió el tema para una nueva película. Reiner cuenta, "Eso me llamó la atención: personas que se encuentran en cierto momento en su vida, en un momento más tardío de su vida".

El escritor Mark Andrus, quien había escrito otro gran éxito de Nicholson, MEJOR IMPOSIBLE de 1997, se unió al equipo para trabajar en el guión. "La idea principal", dice Reiner, "es sobre personas que han decidido que están acabadas, que no van a volver a tener relaciones románticas. Y de alguna manera se encuentran". En las manos de Andrus, el argumento creció para tratar temas más amplios sobre las segundas oportunidades en la vida – no sólo a nivel romántico, pero también en cuestiones laborales así como en conflictos familiares.

Ahí reside una gran humanidad, más allá de lo cómico, que a su vez contribuyó a atraer a distintos talentos. El productor Mark Damon recuerda, "la primera vez que leí ASÍ NOS VA fue en un vuelo a Toronto. Entre mis risas y mis lágrimas, me di cuenta de que estaba leyendo un guión excepcional que podría convertirse en una película excepcional en las manos acertadas y con el reparto adecuado. Con una cantera de nominados y ganadores del Premio de la Academia, sabía que sería una película de la que me sentiría orgulloso de haber formado parte, orgulloso de producir y orgulloso de distribuir. Rara vez he estado tan seguro de las perspectivas de una película, y en cuanto me bajé del avión, llamé a Rob Reiner y Alan Greisman de Castle Rock y les dije 'Me apunto'. Rob tiene mano firme como director, los actores le adoran y consigue interpretaciones maravillosas de ellos. Fue emocionante verle dar vida a la promesa de este guión en la gran pantalla".

ASÍ NOS VA se centra en un agente inmobiliario de éxito llamado Oren Little, cuya mujer falleció hace años después de una larga lucha contra el cáncer. Oren está interpretado por el actor ganador del Oscar Michael Douglas, haciendo que sea la segunda vez que trabaja bajo la dirección de Reiner. "Me encanta trabajar con Rob, especialmente desde que trabajamos juntos en EL PRESIDENTE Y MISS WADE", dice el actor. "Hay un factor de confort – no tienes que pasar por los preámbulos. Hay algo directo. Y Rob confía en su instinto. No le gusta hacer muchas tomas, le gusta que las cosas vayan moviéndose hacia delante. Y se sabe el texto de todos. En cuanto dice 'acción' está en otro mundo. Pega la cara al monitor y mira todo con mucha, mucha atención. Y tiene una trayectoria estelar con comedias".

Douglas se sintió atraído al proyecto no sólo por la oportunidad de trabajar de nuevo con Reiner, sino también por el guión y las cualidades de su personaje. "Mark Andrus es un gran escritor. Tiene un tono poco convencional, maravilloso, y escribe estos personajes tan interesantes y bien definidos. Me di cuenta de que era una gran historia de amor con un buen toque de humor". Su personaje, Oren, tenía un atractivo particular: "Siempre me atraen personajes que no son muy atractivos, pero que acaban dando la talla", comenta Douglas. "Disfruto del reto de intentar que el público esté de mi lado".

La producción también contaba con otra ventaja, se filmó en una zona suburbana de Connecticut, no lejos de la casa del actor en Westchester. "Acababa de terminar Detrás del candelabro y PLAN EN LAS VEGAS, así que la idea de rodar en casa era genial. En coche, tardaba sólo 25 minutos en llegar a casa y ver a mis hijos cada noche. Eso era muy atractivo".

Oren, explica Douglas, en su día fue un agente inmobiliario de gran éxito. "Tuvo una vida llena de éxito, durante muchos años. Pero probablemente no fuera tan exitoso como padre. Su hijo, Luke, tuvo problemas con las drogas y Oren simplemente le mantuvo lejos, sin ningún tipo de contacto durante los últimos diez años".

Su mujer, Sara Beth, sufrió una larga lucha contra el cáncer, pero perdió, y la experiencia hizo que Oren acabase siendo un hombre extremadamente amargado. "Los últimos años le hicieron polvo. Después de ese tiempo, pasando por todo aquello con su mujer, está bastante solo. Se aísla de todos", explica Douglas. Reiner añade, "Oren nunca amó después de eso. Visita su tumba con frecuencia y no puede dejarlo estar. Y lo peor es que nunca reconectó con su hijo. Nunca hubo ningún tipo de reconciliación antes de la muerte de la mujer de Oren. Y todavía sigue sin querer que la haya".

Cuando conocemos a Oren, está en el proceso de vender la casa familiar – la casa donde cuidó a Sarah Beth durante sus últimos días y en la que crió a su familia. "No está muy bien, a nivel económico. Y el valor de las propiedades de la zona ha caído. Pero aún así sólo la vendería al precio que él cree que vale, aunque el valor actual sea la mitad", explica Douglas.

En cierto sentido, casi parece que no quiere vender. "Esa casa era su identidad. Para él y su mujer era un símbolo de estatus. Era su vida, donde criaron a su hijo y vivieron durante años y donde él cuidó de ella. Simplemente se niega a aceptar que su valor haya caído tanto", explica Douglas, añadiendo, "lo cual te demuestra que no deberías tener a un agente inmobiliario emocionalmente implicado con la casa".

No es que no lo intente. Oren hace grandes esfuerzos cuando enseña la casa a posibles compradores, colocando fotos de personas de la misma etnia que los clientes, en un intento en vano de demostrar que de alguna manera les entiende. "Es bastante superficial" dice Reiner.

Estando en transición, como está, y sin los ingresos que tuvo en su día, Oren se ha instalado en un modesto dúplex en un edificio que tiene junto a la costa en Bridgeport, en Connecticut, donde también vive una pequeña familia que espera su primer hijo y una viuda. "Él se llama Oren Little, así que el sitio se llama Little Shangri-La", señala Reiner.

"No creo que nadie sepa que él es el dueño del edificio", explica Douglas. "Sólo saben que es uno de los vecinos gruñones del edificio. No tiene nada amable que decir a nadie. Ni siquiera aparca su coche de manera que facilite el acceso de su vecina embarazada al edificio. Simplemente no hace nada por nadie. Es un cascarrabias".

Aún así, Oren está más o menos satisfecho con su vida tal y como es. "Crecí en esta zona, conozco a este prototipo de Nueva Inglaterra", dice Douglas. "Es un poco dandy, le gustan sus martinis. Vivir solo va con él. Ha abandonado cualquier idea romántica. Es como una vieja solterona. No busca a nadie. Está sobreviviendo. Tiene su rutina, y va a intentar vender la casa. Tiene suficiente dinero gracias al edificio para sobrevivir, leer su periódico y, probablemente, beber más de la cuenta".

Todo eso empieza a cambiar cuando va conociendo a su vecina de al lado, una hermosa mujer de su edad llamada Leah, interpretada por Diane Keaton. "Conozco a Diane desde hace mucho y siempre he sido un gran fan, pero nunca había trabajado con ella", dice Reiner. En la película, Leah es una cantante, así que, a pesar de que se había hablado de muchas candidatas para el papel, la preciosa voz de Keaton hizo que fuera la actriz idónea para el papel".

Además, siempre he pensado en ella como una comediante con un don increíble", añade Reiner. "Y además es realmente sexy. Y para una película como ésta, tienes que encontrar a dos personas que son de esa edad que también tengan una cualidad romántica, que puedas creer que tienen un lado romántico, sexual".

Trabajar con la actriz fue una delicia tanto para Reiner como para Douglas. "Diane interpreta de una manera tan cercana a quien es realmente", cometa Reiner. "Eso es lo que adoro de ella – no hace ni un movimiento deshonesto, porque está totalmente en sintonía consigo misma". El nerviosismo característico en sus personajes también viene de la naturalidad de la actriz. Reiner añade, "tiene esta manera nerviosa de cuestionarlo todo y de preocuparse por todo, y de ser ansiosa todo el tiempo. Y es increíblemente dulce y cariñosa, e interesante, bella y sexy. Reúne muchísimas cualidades".

"Diane era una desconocida intrigante para mí, porque nunca habíamos trabajado juntos antes", cuenta Douglas. "Es tan única e impredecible – nunca sabes exactamente qué va a salir de su boca. Puede que varíe un frase si cree que tiene algo mejor, que siempre resulta ser genial". Al veterano actor también le pareció fascinante el estilo de trabajo de Keaton. Añade, "Escucha música con unos cascos hasta el mismísimo momento en que dicen 'Acción.' Se los quita…y empieza".

A los productores les encantó la oportunidad de juntar a estas dos leyendas en la gran pantalla por primera vez. El productor Greisman comenta "Michael y Diane fueron sin lugar a dudas los actores perfectos para la película. Su química es palpable, lo cual hace que la evolución de su relación sea creíble, pero son sus talentos cómicos combinados es lo que hace que sea tan divertido de ver".


Sobre la localización y el diseño del set
Oren y Leah viven en el mismo edificio, Little Shangri-La, un set precioso y fascinante, construido en cinco semanas por el diseñador de producción Ethan Tobman y su equipo, antes del rodaje de cinco semanas y media en junio y julio de 2013.

El guión de ASÍ NOS VA originalmente tenía lugar en San Diego, según comenzaron a diseñar el proyecto pensaron en imágenes de bungalows y pequeños edificios. "El guión tenía ese tipo de arquitectura donde la gente comparte balcones y escaleras", cuenta Tobman. Pero según avanzaba el proyecto, Reiner y los productores decidieron cambiar la localización a Nueva Inglaterra. Tobman añade, "ese tipo de arquitectura realmente no se da en la Costa Este. Pero nos quedamos con lo funcional del argumento, de manera que la gente vive una encima de otra, compartiendo el edificio".

Encontrar una localización para una estructura como ésta no fue fácil, de hecho, fue imposible. Después de seis semanas buscando desde Nueva Jersey hasta los Hamptons, pasando por la costa de Connecticut, Tobman finalmente encontró un pueblo en Connecticut llamado Black Rock, cerca de Bridgeport y Long Island Sound, que parecía responder a lo que necesitaban. "Llegamos por casualidad a esta parte deprimida de Connecticut, que ha estado en declive económico desde los 20 o los 30".

Pero tenía atractivo. "Black Rock es una zona muy bonita", dice Douglas, quien conoce la zona al haber vivido cerca durante muchos años. "En su mayoría, se compone de casas pequeñas habitadas por policías o bomberos retirados, o casas de alquiler. Bridgeport es una ciudad bastante dura, Black Rock no. Y te da una sensación parecida a Southport, que está justo al lado", donde tiene lugar la película.

Tobman encontró un edificio pequeño en una calle sin salida en Burr Creek, que tenía los elementos necesarios para Little Shangri-La. "Era un edificio de dos alturas, compartido por dos personas, con entradas en la planta baja", describe el diseñador. "Así que cada inquilino tenía un dúplex. Necesitábamos hacer que pareciese que eran cuatro viviendas distintas".

Se añadieron enrejados y escaleras en espiral, para crear la ilusión de cuatro viviendas. "Añadimos enrejados con oquedades ovales, de manera que siempre estás en contacto con tu vecino. Si alguien sube las escaleras, es inevitable interactuar con la persona de abajo, lo que siempre ofrece una gran narrativa visual, especialmente para el personaje de Michael, que sólo quiere que le dejen en paz".

Todas las superficies del edificio - así como la estructura de al lado, que aparece bastante en escena – se cubrieron. Tobman añade, "todo el lateral de aluminio se quitó, y pusimos tablas de madera, que envejecimos. Y revestimos las paredes interiores con madera antigua. La frase que tenía Rob en mente era que tenía que tener un aspecto "molón desvanecido". Algo típico de la zona de Catskills de los 40, que diera la impresión de que este sitio era un lugar decente en los 70 y 80, pero que había visto tiempos mejores".

Se construyó un puerto de más de 30 metros, con yates y barcas, y se puso césped a un espacio de casi 2000 metros cuadrados, en lugar del pavimento, para que diera la sensación de que había un amplio jardín. Tobman cuenta, "plantamos un montón de hojas, para que pareciese que había crecido de manera descuidada – de nuevo, era encantador pero estaba de capa caída". Tobman se aprovechó de otro recurso importante cuando diseñó la vivienda de Leah: Diane Keaton. "Algunos actores aparecen el día de rodaje y o bien les gusta todo o lo odian todo. Sabía que Diane sabía de decoración de interiores y que tenía mucho éxito en el tema inmobiliario, y tiene un gusto excelente. Acudí a ella en la fase de preparación porque quería que fuera parte del proceso, y lo fue".

Aproximadamente un mes antes del rodaje, Tobman voló a Los Ángeles y pasó el día con la actriz, hablando de su personaje. "Hablamos de lo que colgaría en sus paredes, de cómo serían sus muebles. Y lo que decidimos juntos – que no estaba en el guión al principio – fue que el personaje era una actriz de teatro que había tenido cierto éxito junto a su difunto esposo, Eugene, en los 70 y 80 en Nueva York y Nueva Jersey".

El departamento de arte de Tobman creó posters, cartelas y entradas creíbles, así como críticas de obras ficticias en las que habían aparecido Leah y Eugene, hasta el punto de buscar a un actor para salir como el marido de Leah en las numerosas fotos que adornan las paredes.

En contraste con la vivienda de Leah, la de Oren está increíblemente desangelada. "La casa de Leah es luminosa. La de Oren es oscura y sucia, claustrofóbica y abigarrada", dice Tobman. "No tiene nada de personalidad y ni un ápice de feminidad. No ha habido ninguna presencia femenina en el apartamento desde la muerte de su esposa".

El set acabado dio en el clavo, según Reiner. "Es como un personaje en la película", dice. "Es un mundo en sí mismo. Tuvimos escenas en cada uno de los apartamentos. Podíamos rodar desde cualquier ángulo. Ethan y su equipo hicieron un trabajo fantástico".


Sobre la música
Cuando Oren conoce a Leah descubre que está intentando tener éxito como cantante en restaurantes locales, como The Oaks Bistro (en realidad, era el Long Ridge Tavern de Stamford). "Es una cantante de club frustrada, que no sabe realmente qué está haciendo con su vida", dice Douglas. "Y tiene la mala costumbre de no ser capaz de terminar ninguna de sus canciones".

Las canciones que canta Leah – y Keaton – las escogieron entre la actriz y el director. "Repasamos muchísimos catálogos distintos y nos preguntamos qué tipo de cosas estaría cantando", recuerda Steiner. "Intentamos que fuera variado. Nos imaginamos que había interpretado comedias musicales, así que hay unos estándares un poco antiguos".

Mientras que la partitura para la película fue escrita por Marc Shaiman, fue Reiner quien eligió el excelente conjunto de canciones que se oyen en la película, con temas de la juventud de Leah y Oren.

La película empieza y acaba con el clásico de Judy Collins de 1960, "Both Sides of Now". "Tuve esa idea desde el principio, porque quería tocar música de esa época", explica Reiner. "Quería esa canción para los títulos al comienzo y al final, pero si usábamos el tema original, con nuestro presupuesto, no nos lo hubiéramos podido permitir". La única manera de hacer que nos pudiéramos permitir la canción fue pidiéndole a Collins que la grabara de nuevo para la película. "La ha cantado miles de veces y quería darle un giro nuevo, como querrían la mayoría de los artistas. Pero siempre me acordaba de la versión de cuando yo era un chiquillo, que es un recuerdo icónico. Y así es como lo hizo, justo como la había interpretado originalmente".

Las actuaciones de Leah tienen un fallo fatal: no puede cantar una canción entera sin desmoronarse. "Hace que piense en su marido", dice Reiner. "Así que cada vez que canta algo que le recuerda a su marido, empieza a venirse abajo. Y me encanta porque, de vez en cuando, simplemente se echa a llorar. Y simplemente dice 'Es algo que hago'".

Parte del problema es en lo que dice entre canciones, donde no puede dejar de hablar del difunto Eugene. "Intento ayudarla con eso", dice Douglas. "Siempre tiende a traer a colación a su difunto esposo, así que le digo que se aleje de la gente muerta".

Oren, de hecho, se declara su manager extraoficial. "Creo que tiene un motivo oculto. Aunque intenta guiarla, hacer sugerencias e intenta conseguirle mejores trabajos, empiezan a dialogar mucho más", lo cual eventualmente les lleva a tener un romance.

Además de su nuevo manager, Leah también confía en su fiel pianista, un hombre afable con un peluquín terrible llamado Artie, que es clavado al tipo zoquete de la serie All in the Family. "Encontré a un actor que trabajaba por el salario mínimo", cuenta Reiner, a quien aparentemente acabó dejando de lado y tomó su lugar.

"Realmente no me gusta salir en las películas que dirijo", dice. "Acababa de aparecer en EL LOBO DE WALL STREET, y fue divertido porque no me dio ningún dolor de cabeza. Todas las jaquecas fueron para Marty Scorsese. Pero cuando dirijo no me gusta, porque mi cerebro se parte en dos. Estoy disfrazado y después estoy dirigiendo, y me paseo como un idiota. Pero de vez en cuando veo algo y digo, 'Bueno, vaya, yo podría hacer ese papel'".

¿Y el peluquín? "Cuela del todo", dice. "De hecho, fue un proceso. Tenía que encontrar algo que tuviera muy mal aspecto. En un momento dado, lo cortamos y parecía Hitler. Y pensé '¡Jo! Esto no es bueno. Los judíos no deberíamos tener el aspecto de Hitler'". Se hicieron ajustes y, como comenta Douglas, "la pieza acabó siendo algo asombroso".


Sobre la niña
Leah y Oren acaban relacionándose más estrechamente con la llegada de un miembro de la familia que Oren nunca supo que existía, su nieta Sarah, interpretada por Sterling Jerins de 10 años. "Estaba trabajando en GUERRA MUNDIAL Z, interpretando a la hija de Brad Pitt, cuando leyó para nosotros", recuerda Reiner. "He trabajado con muchos niños a lo largo de los años y o tienen una cualidad natural o no la tienen. Y ella la tiene. Ella tiene una disposición naturalmente feliz y energética. Y podía llorar cuando se lo pedías – ni siquiera se lo pedí". Douglas añade "tenía un sentido intenso de la realidad. Fue tan buena desde la primera escena en la que sale, cuando dice adiós a su padre – con tan sólo una inquietud contenida. Y fue maravilloso ver cómo interactuaba con Diane. Un talento natural desde el principio".

La llegada de Sarah paraliza por completo los planes narcisistas de Oren. "Está vendiendo su casa, está preparado para mudarse. Está a punto de retirarse y mudarse a una cabaña para pescar", dice Reiner. "Y antes de que todo ocurra, su hijo Luke (interpretado por Scott Shepherd), a quien no ha visto en diez años, se planta en su casa y le dice que tiene que irse a prisión y que tiene una hija de nueve años, de la que se va a tener que hacer cargo Oren. Así que se encuentra en esta situación indeseada y se ve obligado a lidiar con ello".

Douglas dice, "No quiere tener nada que ver con ella. No es su problema". Y, hasta que vea cómo librarse, Sarah puede ser… el problema de Leah. "Inicialmente deja a Sarah con Leah, en la casa de al lado. Tipo 'encárgate tú de ella'. Leah es una persona cariñosa y le encantaría hacerse cargo de ella. Pero hace que Oren se tenga que empezar a enfrentar algunos de sus problemas. Y el diálogo que establecen hace que Oren sea un pelín más cálido. Es el comienzo de su relación".


Sobre el romance
Los dos intentan salir de la manera más modesta, aunque el torpe intento de Oren por impresionarla ("la última vez que tuve sexo, me reventé un ligamento") acaba llevándoles a la cama. "Leah llega a decir 'no me voy a quitar el sujetador' en la escena", comenta Reiner. "Todo esto es de Diane. Cree que hay demasiada ansiedad en torno al acto sexual. Lo incluimos porque me dijo 'Bueno, ¿podría hacer la escena de sexo con la ropa puesta? Así que sólo mostramos el resultado".

Después de tantos años alejado de la escena romántica, ninguno tiene ni idea de qué hacer a continuación. "Es el momento de '¿Ahora somos pareja?¿Qué hacemos ahora?'", explica el director. "Él está nerviosísimo y quiere largarse de ahí. Está intentando marcharse y ella está muerta de la vergüenza con el hecho de que él se esté escaqueando, e intenta hablar de forma distendida. Para mí, es una escena perfecta. Porque uno tarda un tiempo hasta que está preparado para profesar su amor por alguien. Y en ese momento de la vida, una mujer no quiere sexo sin compromisos".

Sin saber qué hacer, Oren recurre a una mujer mayor, una malhumorada compañera de profesión llamada Claire, interpretada por la veterana actriz Frances Sternhagen, que también apareció en la película de 1990 de Reiner MISERY. "Representa el pasado de Oren, han sido amigos durante mucho tiempo. Es una persona que no se anda por las ramas", dice Reiner. "Y Frances sabe cómo entonar todas esas frases, es como un marinero. Y lo cierto es que es una señora muy dulce y delicada. Es una intérprete fantástica". Douglas comenta "Me encantan los castings inesperados, tener a esta señora tan elegante hablar como un soldado. ¡No podía creerme las palabras que salían por su boca!"

A pesar de que tan solo el hecho de ver cómo interactúan Leah y Sara empieza a derretir el corazón de Oren, éste todavía intenta encontrar la madre de la niña, quien resulta ser una toxicómana. "Al principio está determinado", dice Douglas. "No quiere asumir ninguna responsabilidad con respecto a ella. Pero cuando encuentra a la madre, empieza a abrir los ojos, a darse cuenta de que esta niña ha tenido una vida dura".

Leah, de hecho, le reprocha su frialdad, diciéndole 'No puedo creer lo que estás haciendo. ¿No tienes un ápice de compasión?' "Se enfada mucho con ella, porque sí tiene compasión", dice Reiner. "Simplemente está muy enterrada".

"Leah es la responsable de que Oren resucite y sus sentimientos afloren de nuevo", dice Douglas. "Le acusa de no tener sentimientos, después de todos los años que estuvo cuidando de su mujer. Ella le devuelve a la vida".

Oren empieza a ser tan humano que acaba ayudando a su vecina a dar a luz en su sofá. "La actriz Yaya Alafia estaba embarazada de verdad en ese momento", explica Reiner. "Pudo dar a luz antes de realmente dar a luz".

La escena le resultó algo familiar a Douglas. "He estado presente en el nacimiento de mis tres hijos", cuenta. "Pero nunca he tenido que lidiar con los restos del parto en mi sofá".

Manteniendo su promesa de ayudar a Leah con su carrera, Oren acaba consiguiendo una prueba para el dueño de un club, "Victor's", rodado en un restaurante en Greenwich. El dueño del club está interpretado por el único e irrepetible Frankie Valli. "Fue perfecto", recuerda Reiner. Si Keaton parece nerviosa esta vez, no era sólo una interpretación. "Michael acababa de interpretar a Liberace en la película de la HBO. Y yo estaba sentado ahí tocando el piano, y Diane estaba en su propio mundo. Le pregunté, bromeando, '¿Cómo te sientes? ¿Estás nerviosa teniendo una prueba con Frankie Valli?' Dijo, '¿Frankie Vallie? ¿Dónde está Frankie Valli?' Yo dije, 'Ahí mismo. Pero no te preocupes, porque yo también estoy nervioso. Tengo que tocar delante de Liberace'".

Al final, Oren, habiendo disgustado a Leah con su torpeza romántica, cree que ha estropeado todo de tal manera que más le vale seguir con sus planes de mudanza. "Cree que ella ya no quiere nada con él, así que debería seguir como estaba e irse", describe Reiner. "Pero entonces se da cuenta de que tiene los ingredientes para una pequeña y genial familia, y sabe que tiene que ganársela de nuevo".

Oren también está cerrando un ciclo con su hijo, habiéndose dado cuenta de que Luke ha criado a una niña estupenda, a pesar de todo. Douglas dice, "Los muros caen. Es bueno saber que, a cualquier edad, puedes recuperar sentimientos y emociones después de haber estado tan aislado". Esa es la cuestión precisamente, Reiner dice: "En cualquier etapa de la vida el amor es el amor. Esos sentimientos no mueren. Y te comportas como un adolescente sin importar la edad que tengas". El productor Damon concluye "ser parte de ASÍ NOS VA es lo que hace que me encante estar en el mundo del cine".