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Destacado: Un grupo de inadaptados busca su destino en 'Mufasa: El Rey León'
  Todo el santo día  (Tutti i santi giorni)
  Dirigida por Paolo Virzì
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Premios David di Donatello'13
Premio Mejor canción original
Nominada Mejor Actor protagonista
Nominada Mejor Actriz protagonista


Sobre la película
En un diminuto apartamento con un pequeño jardín a las afueras de Roma viven Guido y Antonia, una joven pareja con personalidades opuestas. El es tan amable, paciente y educado como ella inquieta, sensible y descarada.

Rodeados de vecinos groseros y pertenecientes a un ambiente familiar que no podría ser más diferente, Guido y Antonia son los protagonistas de una original historia de amor que se desarrolla en una ciudad y en unos tiempos complicados y embrutecidos. Su amor parece fuerte e indestructible, hasta que el obstinado deseo de tener un hijo que no llega provoca consecuencias imprevisibles. La presión es muy fuerte y es muy difícil mantener la ilusión cuando parece que todo se desmorona.

Incluso los días de nuestros dos protagonistas corren en direcciones opuestas: Guido trabaja como portero de noche en un hotel y está conforme con su vida a pesar de su importante trayectoria en estudios clásicos. Realmente le gustan tanto que dedica las largas y ociosas horas detrás del mostrador de recepción a leer y disfrutar sus amados textos, que en la vida real le sirven de poco… Antonia trabaja en una empresa de alquiler de coches durante el día y escribe apasionadas canciones en inglés que canta ocasionalmente en clubs nocturnos entre el ruido y el desinterés general de la gente. Guido es su único y gran admirador. Para estar a su lado ha abandonado, sin recriminaciones, una prometedora carrera académica internacional. A Antonia, arisca y peleona, parece que nada de él le satisface, pero no puede vivir sin él. Pese a todo, un gran amor mueve sus vidas.

En otras palabras: dos personas que, cada una por separado, parecen seres inadaptados y necesitados de amor. Pero juntos crean un fuerte vínculo en medio de la frialdad y la ferocidad del mundo que tienen a su alrededor. Lo único que falta es un niño que ambos desean, pero por alguna razón no llega.

La película narra la historia de cómo Guido y Antonia pretenden convertirse en padres y consolidar su relación. El camino no será fácil, y en un determinado punto, su amor pasa por una dura prueba debido a los obstáculos que sortean en el intento por cumplir el sueño de sus vidas, pero no será el único reto al que se enfrenten. Ambos saben que ante todo deben vencer sus miedos e inseguridades para alcanzar la felicidad.

Todo el santo día es un romántico retrato de las relaciones de pareja actuales y de los obstáculos a los que se enfrentan día a día, conducido por dos personajes entrañables y profundamente humanos, con los que es imposible no sentirse identificado.


Comentario del director
Creo que es una comedia romántica en equilibrio entre la ironía y ternura. Tiene un reparto que parece sacado de la vida real en el ruidoso encanto de la Roma de hoy, con una historia inspirada en algo auténtico y angustioso, pero que hemos intentado contar con la gracia de un cuento de hadas moderno.


Con Virzì, el amor se hace Todos los santos días
“Una pareja, un amor infinito y un problema sin solución. Paolo Virzì vuelve al cine dos años después de La prima cosa bella, representante italiana en los Oscar en 2011, con una película sencilla y sin grandes pretensiones, protagonizada por actores semidesconocidos, que gira en torno a dos personas y su historia de amor. Casi una ópera prima. Su título es Todo el santo día (…) y de alguna manera cierra el círculo iniciado en 1994 con su primer largo, La bella vita, donde Sabrina Ferilli y Claudio Bigagli interpretaban a una pareja en crisis. En esta ocasión el director toscano ha puesto en escena “una historia humana en el seno de la desangelada sociedad italiana contemporánea”; más concretamente, en la desangelada periferia de Roma, ignorante y violenta, donde la excéntrica pareja protagonista parece haber caído por casualidad.

Especialmente Guido, un hombre de carácter reservado, apasionado por las lenguas antiguas, que parece un marciano, gracias al rostro de Luca Marinelli (La soledad de los números primos, L’ ultimo terrestre). Trabaja como recepcionista nocturno en un hotel, pero no le importa. En los muchos momentos muertos que tiene su trabajo se sumerge en lecturas más allá del tiempo. Al amanecer, vuelve a casa, donde le espera en el lecho su gran amor, Antonia (la cantante siciliana Thony, descubierta por Virzì en MySpace y autora asimismo de la hermosa banda sonora de la película). Es el extremo opuesto de Guido: atormentada, llena de pasión, lunática. Escribe canciones desesperadas y, de vez en cuando, las canta en algún bar en medio del desinterés de la clientela. Indisciplinada como una auténtica roquera, trabaja de día en una oficina de alquiler de coches. Guido le lleva el desayuno a la cama y hacen el amor todos los días. Sin embargo, a pesar de haberlo hecho cada día durante seis años, no consiguen tener hijos.

A quien no se cree la unión entre dos personalidades tan sumamente distintas, Virzì dice: “Estamos acostumbrados a creernos personajes grotescos como Fiorito [político italiano detenido recientemente por usar dinero público para fines personales] porque los periódicos hablan constantemente de ellos. Pero existen también Guido y Antonia y su extrañeza no resta un ápice a su autenticidad humana”. Los extremos se atraen, desde siempre. Guido y Antonia se quieren muchísimo y logran superar juntos obstáculos que harían desistir a la gran mayoría de parejas, que se separan por mucho menos. Lo absoluto de este amor proporciona a la película un toque de cuento de hadas. Y la espontaneidad de Thony, en su primera y quizás última aparición en la gran pantalla (no parece quitarle el sueño), es una bocanada de aire fresco para un espectador más bien resignado a ver casi siempre las mismas caras”.