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  El poder del Tai Chi  (Man of Tai Chi)
  Dirigida por Keanu Reeves
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"Lo blando y lo flexible podrán con lo duro y lo fuerte." - Lao Tzu, del Tao Te Ching

La raíz de la palabra china "taiji" podría traducirse aproximadamente como "polaridad suprema", el punto en que la energía se carga a partes iguales con tranquilidad y movimiento. Para alcanzar este estado de iluminación, los que practican el arte marcial del Tai Chi Chuan suelen esforzarse en realizar movimientos lentos y controlados que requieren una gran dosis de equilibrio, paciencia y serenidad.

Es posible que los adeptos occidentales se sorprendan al enterarse de que el Tai Chi tiene una larga historia dentro de las artes marciales, tal como lo demuestran las numerosas leyendas de luchadores, guerreros y competidores en torneos que usan sus principios y sus movimientos. Aunque muchos lo consideran un arte marcial "blando", principalmente cerebral y defensivo, el Tai Chi tiene una vertiente "dura" que permite golpear con una exactitud y una rapidez letales, deteniendo la agresividad del contrincante mediante un simple movimiento. Sin embargo, los maestros de Tai Chi recomiendan a sus discípulos que no luchen con dureza ya que las lesiones suelen ser mutuas.

La lucha entre lo blando y lo duro, entre la luz y la oscuridad en el alma humana sirve de telón de fondo en el drama de artes marciales EL PODER DEL TAI CHI, la primera película como director de Keanu Reeves, un gran admirador de las artes marciales. "Chen Lin-Hu es un chico normal con una destreza increíble y grandes conocimientos", comenta Keanu Reeces sobre el personaje principal de la película. "Es el último discípulo de Ling Kong Tai Chi, vive en Pekín y trabaja como repartidor. En cierto modo, lleva una doble vida. Es tradicional por las artes marciales, y moderno por su trabajo. Su maestro le anima a pensar en quién es y en su poder. Tigre quiere que el mundo vea de qué es capaz, aunque su maestro cree que demostrar su poder en público no sirve de nada. La historia es el recorrido de Tigre a través de la luz y de la oscuridad".

El origen de la historia se remonta a casi 15 años, cuando Keanu Reeves conoció al especialista en artes marciales Tiger Chen como parte del equipo de especialistas de Matrix. Durante el rodaje de la trilogía se hicieron amigos. A medida que Tiger hacía trabajos más importantes como especialista, crecía la admiración de Keanu Reeves por su ética profesional y su imaginación. "Ensayaba los combates de Kung Fu con Tiger y me contaba historias de su maestro de Tai Chi y su método de entrenamiento fuera de lo común", recuerda el director. "Eso nos llevó al terreno del Tao de la vida, el Chi, las artes marciales y muchas otras cosas". Y en esas conversaciones surgió la idea de colaborar en un guión que no se limitara al Tai Chi como una excusa para combates y secuencias de acción, sino que reflejara los valores filosóficos del arte marcial.

"El enfrentamiento entre la tradición y la modernidad es el tema principal de la película", explica el guionista Michael G. Cooney. "Tiger lucha con los valores de un hombre tradicional en una sociedad donde ya no tienen cabida esos valores. Para conseguir el éxito en el mundo moderno hay que ser despiadado, y si a uno le han inculcado valores tradicionales como el respeto hacia los demás y la búsqueda del equilibrio en la vida, lo más seguro es que se quede atrás. Y es exactamente lo que le pasa a Tiger. Por mucho que luche, siempre tiene la sensación de quedarse atrás".

Además de captar los aspectos más generales de la historia, Michael G. Cooney también tuvo que incluir tres idiomas en el guión: una cuarta parte de la película está en inglés, y el resto en mandarín y en cantonés. A pesar de no hablar ninguno de los dos idiomas, estaba más que dispuesto a enfrentarse al reto: "He viajado bastante y he conocido diferentes culturas. Siempre me han interesado las peculiaridades cotidianas, los comportamientos", dice. "Para incluir esas cosas en el guión recurrimos a Tiger muchas veces. Le preguntábamos lo que él diría en una situación, lo que su madre diría en otra, cosas así. Luego empezamos a trabajar con guionistas chinos para las últimas versiones. Fue un proceso evolutivo entre los dos idiomas chinos, el "chinglish" y el inglés para que los diálogos fueran auténticos y correctos culturalmente. Sobre todo no queríamos ofender a nadie, como ocurre en las películas de la II Guerra Mundial donde todos los nazis, por alguna curiosa razón, hablan inglés con acento alemán. Queríamos que fuera una película china, pero estamos seguros de que todo el mundo se identificará con la historia".

Tiger Chen cree que la lucha de Tigre, su personaje, no sorprenderá al espectador, que podrá identificarse con ella aunque no sepa nada de artes marciales ni de filosofía Taiji. "Es muy fácil dejarse atrapar por la idea del dinero y del poder", dice el actor. "A los jóvenes les gusta el dinero, beber, fumar, pero son cosas que sobran en este mundo. Sin embargo, tampoco puede uno refugiarse en un templo de pureza porque está prohibido fumar y beber. Para ser un taoísta auténtico, hay que catar lo prohibido, hay que hacer el recorrido y ser capaz de llegar al final. Solo así se puede formar parte de la vida plenamente".

Además de usar su mote para el personaje y de colaborar con Keanu Reeves y Michael G. Cooney en la escritura del guión, Tiger Chen se alegró de poder prestar su experiencia y su punto de vista para mejorar la historia. "Creo que mis experiencias y mi personalidad son el 80% de Tigre", dice. "Keanu me dijo que no hacía falta inventarse a un personaje, que prefería meterme en la historia. Por eso era fácil hacerme preguntas tipo ‘¿Cómo reaccionarías en esta situación?’ Contestaba sin dudar". Estas largas conversaciones a menudo tuvieron lugar de un continente a otro mediante videoconferencias a horas intempestivas para Tiger. "Podían llamarme a medianoche para hacerme una pregunta", recuerda. "Les contestaba y se ponían a hablar entre ellos. Al rato me quedaba dormido delante del ordenador y media hora más tarde gritaban: ‘¡Tiger!’, para hacerme otra pregunta".

Al igual que el protagonista, Tiger Chen estudió Tai Chi de joven antes de pasar a otras formas de artes marciales para convertirse en especialista profesional de cine. "Dos años antes de que empezara el rodaje, fui a estudiar de nuevo con un maestro de Tai Chi para preparar el papel de Tigre", recuerda el actor. "El Tai Chi es un arte marcial único con una filosofía muy diferente. Se trata de saber usar el poder del oponente, y de devolver ese poder. Jamás se ataca primero".

Debido a la complejidad del Tai Chi como arte marcial, Tiger Chen, Keanu Reeves y el coordinador de combates Yuen Wo Ping (el legendario coreógrafo y director que trabajó en Matrix) se plantearon preguntas poco habituales para diseñar las secuencias de lucha de EL PODER DEL TAI CHI. "Tal vez sea la primera vez que se ven peleas de MMA (Artes marciales mixtas) contra Tai Chi", dice Tiger Chen. "Lo más complicado es que cada pelea debe ser diferente, no es cuestión de repetir los mismos movimientos. También hay que contar la historia, hacer el recorrido con Tiger". Todo esto obligaba a Keanu Reeves a hacer preguntas un poco raras a Tiger Chen. "Keanu me preguntaba: ‘¿Por qué lanzas una patada aquí?’ Era muy difícil contestar por qué golpeaba precisamente en ese momento"

"Las escenas de combate debían reflejar su recorrido", añade Keanu Reeves. "En qué punto emocional se encuentra Tigre, lo que implica saber qué le pasa por la cabeza, qué estilo de artes marciales escoge, qué siente durante la lucha y cómo cambia el resultado de la contienda. Cada escena de combate debía incluir el cambio y el desarrollo del personaje".

A Keanu Reeves le impresionó la facilidad con que Tiger Chen interpretaba las escenas de lucha y su expresividad emocional. "Tiger es un actor de talento", recalca. En la trilogía Matrix entendió inmediatamente que no bastaba con ejecutar los movimientos, había que meterse en la piel del personaje. Y sigue diciendo: "Le vi trabajar con Laurence Fishburne y me di cuenta de que sabía lo que significaba rodar una escena en un decorado. Estaba acostumbrado a actuar, se entregó al papel porque lo entendió a la perfección". La interpretación de Tiger Chen en una secuencia de lucha obligó a Keanu Reeves a rodarla de otra forma: "Tuve que cambiar la colocación de las cámaras por la forma en que miraba al contrincante. Eso demuestra que entendía el personaje y la situación, que es un actor de verdad. Tengo muchas ganas de saber qué hará en el futuro".

Para Keanu Reeves no solo se trataba de guiar a Tiger Chen, un especialista profesional nada acostumbrado a interpretar un papel protagonista que debe llevar el peso emocional de la historia, también debía supervisar a un equipo internacional en el que la mayoría no hablaba inglés, e interpretar el papel de Donaka Mark, el oscuro antagonista del héroe. "Al actuar y dirigir al mismo tiempo he descubierto que como director se mira hacia fuera. Para plasmar la idea que se tiene hay que mirar hacia fuera, colaborar con los demás. El actor mira desde fuera, pero se mete dentro de un personaje, es una visión interior. Al hacer las dos cosas a la vez, es un poco como tener dos pares de ojos. Era un mundo totalmente nuevo para mí, pero fue fantástico explorarlo".

Como actor, Keanu Reeves tuvo que hacer salir su lado más oscuro para interpretar al complejo Donaka, un exitoso hombre de negocios capaz de cualquier cosa con tal de proteger a su organización de lucha clandestina. "Para Donaka, su organización clandestina significa mucho más que los combates", comenta Keanu Reeves. "Es un personaje mefistofélico que disfruta viendo cómo los combatientes evolucionan y cambian; es fascinante y atrae hacia el lado oscuro. Me divertí encarnándole. El recorrido del protagonista está lleno de sorpresas, pero el malo sabe todo lo que pasa, y eso proporciona libertad y placer al intérprete. No he dado vida a muchos malos, solo a un par, pero disfruto haciéndolo".

¿Y qué le pareció el actor Keanu Reeves al director Keanu Reeves? "Keanu es un auténtico profesional", contesta, riendo. "Nunca llega tarde, se sabe los diálogos. Le costó un poco comprender cómo debía moverse, sobre todo el primer día, pero después todo fue bien". El actor Keanu Reeves solo tiene alabanzas para el director: "Es su primera película como realizador, pero nada más verle, me pareció que le conocía de toda la vida. Nos llevamos muy bien. Estaba seguro de que sabía lo que hacía".

Como director novel, Keanu Reeves sabía que necesitaba un equipo de primera para ayudarle a plasmar su visión y dar a la película un estilo potente y único. Su primer colaborador fue el experto en combates Yuen Wo Ping. "Coincidimos en Matrix", dice el realizador. "No solo es una leyenda, también es una persona maravillosa. Fui a verle, le pedí por favor que hiciera la película, leyó el guión y le gustó. Además, ya había trabajado con Tiger y aceptó. Fue un gran apoyo para mí. Verle trabajar y diseñar las peleas con él fue grandioso".

El conocido diseñador de producción japonés Yohei Taneda, conocido sobre todo en Estados Unidos por su trabajo en Kill Bill. Vol. 1 y nominado en ocho ocasiones por la Academia Japonesa de Cine, se encargó de crear los extraños cuadriláteros clandestinos y el templo en la montaña donde estudia Tigre. "Taneda-san es muy profesional y muy amable", dice Keanu Reeves. "Los decorados del templo son extraordinarios. Supo encontrar el equilibrio entre el mundo tradicional y el moderno gracias a su gran sensibilidad y gusto. Ha aportado mucho a la película. Se ha ocupado de crear los lugares donde nos movemos".

Keanu Reeves también está muy satisfecho de la relación entre Yohei Taneda y el director de fotografía Elliot Davis. "Colaboraron desde el primer momento y fue genial", dice. "Elliot siempre me preguntaba lo que quería hacer, lo que quería ver, pero también sugería planos que me servirían en el montaje. Lo mejor de todo es su sensibilidad y su capacidad de captar la esencia de los personajes, tal como ha demostrado en las entregas de Crepúsculo, Un romance muy peligroso y Yo soy Sam, por ejemplo". Keanu Reeves también explica que Elliot Davis estuvo más que dispuesto a probar técnicas nuevas para las escenas de combate: "Hablamos mucho del punto de vista objetivo y subjetivo, de cómo llegar a la cuarta pared. Intentamos imprimir mayor dramatismo a las escenas de peleas sin alejarnos de la acción".

El director de fotografía Elliot Davis nunca había trabajado en el Lejano Oriente. Uno de los mayores retos a los que se enfrentó al colaborar con un equipo chino fue entender la diferencia de cultura y de carácter. "En Occidente, la creatividad equivale a pensar de forma diferente, a romper moldes", dice. "Pero los chinos llevan muchos siglos siguiendo un sistema social, una jerarquía donde la creatividad consiste en no hacer nada inesperado. Al principio, le pedía a mi equipo que tuviera iniciativa. Finalmente, me di cuenta de que era mucho mejor decir: ‘Yo lo hago así, ¿cómo lo hacen en China?’ A partir de ese momento, nos escuchamos mutuamente. Me decían cómo lo harían ellos y yo lo adaptaba".

Al ser la primera película de artes marciales que rodaba, Elliot Davis confió plenamente en los conocimientos y la intuición de Keanu Reeves para rodar las secuencias de acción. Ambos estaban de acuerdo en que el desarrollo de la historia era lo más importante, incluso durante las peleas. "Keanu quería aclarar las peleas, no encuentro una mejor forma de describirlo", añade. "Nuestra mayor preocupación era que los combates sirvieran para impulsar la historia, que estuvieran al servicio de los personajes y no al revés". ¿Y qué piensa el conocido director de fotografía del director novel? "Keanu es muy intenso. Nunca perdió de vista su objetivo; para él, cada paso es importante. No creo haber trabajado antes con un director tan preparado. Se había documentado hasta la saciedad, había leído libros acerca del diseño de producción, de la fotografía, del guión, estaba totalmente preparado. Había puesto el listón muy alto. Durante el rodaje descubrió que la realización es en parte orgánica, que ciertas cosas no pueden controlarse y hay que aceptarlo. No dudó en hacerlo. Solía decir: ‘Esto es lo que nos han dado los dioses del cine hoy’. Acabó por convertirse en el modus operandi de la película: aprovechar al máximo lo que el día nos reservaba".

"No se puede pedir más", dice la actriz Karen Mok, que encarna a la dura policía Jing-Si, hablando del director. "Los directores tienden a intimidar, pero no es su caso. Es muy específico, aunque tampoco exige que se haga todo al pie de la letra, deja bastante espacio para que se pueda aportar algo al personaje. Además, es un buen director y un gran actor". Karen Mok también disfrutó del calendario de un rodaje al estilo occidental. "Normalmente, cuando rodamos en Hong Kong, no paramos ni un momento, no hay tiempo para nada. Pero en esta película podíamos probar cosas diferentes. Era como hacer un máster, aprendí mucho". Añade que le gustaría volver a trabajar con Keanu Reeves, ya que solo comparten una breve escena en la película: "Incluso me gustaría tocar en un grupo con él porque también es músico".

EL PODER DEL TAI CHI es una película con un atractivo universal porque cuenta la historia de un joven que acaba por entender su potencial y pone su poder al servicio del bien. "Mi intención era hacer una película moderna con moraleja, un relato admonitorio, una historia actual muy positiva y consciente basada en una idea y en un género clásico, el cine de Kung Fu", explica Keanu Reeves. Además de presentar una nueva rama de la práctica del Tai Chi y su polaridad de luces y sombras, poder y control, movimiento y potencial al mundo occidental, el director está seguro de que la película "ayudará a que nos concienciemos de la lucha que todos debemos librar para salvaguardar a nuestro auténtico yo y a nuestra cultura ante las seducciones, responsabilidades y retos de la época en que vivimos".