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  Transcendence  Dirigida por Wally Pfister
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TRANSCENDENCE está protagonizada por el candidato al Óscar Johnny Depp ("Descubriendo Nunca Jamás", la franquicia de "Piratas del Caribe"), Rebecca Hall ("The Town (Ciudad de ladrones)", "El truco final (El prestigio)", "Vicky Cristina Barcelona"), Paul Bettany ("El código Da Vinci", "Una mente maravillosa"), Cillian Murphy ("Origen", "El caballero oscuro: La leyenda renace"), Kate Mara ("House of Cards", "Shooter: El tirador"), Cole Hauser ("Objetivo: la Casa Blanca"), Clifton Collins, Jr. ("Star Trek", "Pacific Rim") y el ganador del Óscar Morgan Freeman ("Million Dollar Baby", la trilogía de Batman de Christopher Nolan).

TRANSCENDENCE es la ópera prima como director de Wally Pfister, director de fotografía ganador del Óscar y colaborador habitual de Christopher Nolan en títulos como "Origen", "Memento" y su trilogía de Batman. Pfister ha dirigido la película a partir de un guión de Jack Paglen.

Los candidatos al Óscar Andrew A. Kosove y Broderick Johnson ("The Blind Side (Un sueño posible)") han producido el filme con Kate Cohen, Marisa Polvino, Annie Marter, David Valdes y Aaron Ryder.

El equipo de colaboradores de Pfister tras las cámaras incluye al director de fotografía Jess Hall ("Retorno a Brideshead"), el diseñador de producción Chris Seagers ("X-Men: Primera generación"), el montador candidato al Óscar David Rosenbloom ("El dilema"), el diseñador de vestuario George L. Little ("La noche más oscura (Zero Dark Thirty)") y el supervisor de efectos visuales candidato al Óscar Nathan McGuinness ("Master and Commander: Al otro lado del mundo"). La música está compuesta por Mychael Danna, que recibió un Óscar por su labor en "La vida de Pi".

Alcon Entertainment presenta, en asociación con DMG Entertainment, una producción de Straight Up Films, una película de Wally Pfister, TRANSCENDENCE.


"Una vez activada, una máquina sensible puede superar rápidamente los límites de la biología... Y en poco tiempo, su poder analítico será mayor que la inteligencia colectiva de todas las personas que han pasado por la historia del mundo. Ahora imaginen, tal entidad con una gama completa de emociones humanas, además de una consciencia propia. Yo lo llamo Transcendencia".


¿Es la inteligencia artificial una amenaza para nuestro modo de vida actual? Tal vez aún no pero, ¿qué pasa si la llevamos al siguiente nivel, si los ordenadores reciben la capacidad no sólo de pensar, sino de sentir?

TRANSCENDENCE, ambientada en un futuro no muy lejano, explora la posibilidad muy real de que los humanos, en nuestro intento de crear un mundo mejor, más eficiente y autosostenible a través de la tecnología, podamos ir demasiado lejos. Pues las emociones no son siempre positivas: ¿acaso una máquina con la capacidad para ser amable no poseería también la capacidad para ser amenazadora? Wally Pfister, director de fotografía de renombre, que debuta en la dirección con esta cinta, comenta: "Me sorprendieron la fuerza y el peso de las ideas que contenía la historia, ya que son conceptos que creo que la gente tiene muy presentes en la actualidad".

TRANSCENDENCE propone que podemos conseguir lo que se ha dado en llamar la singularidad. Pfister explica: "Tal como lo definimos en la película, la singularidad consiste básicamente en subir el cerebro humano a un superordenador: la duplicación de cada sinapsis, cada neurona... hasta el último resquicio de actividad cerebral va a parar a una máquina, que entonces cobra consciencia".

La película pretende ilustrar la naturaleza coercitiva de las máquinas que creamos y de cómo nos controlan como cultura. Es un camino que podría decirse que ya estamos siguiendo y el filme intenta prever ese punto en que podríamos encontrarnos en 10 o 20 años, un momento revolucionario y emocionante... a la par que preocupante.

Johnny Depp interpreta al científico que no sólo es responsable de los avances que hacen posible la singularidad (transcendencia), sino cuyo cerebro se convierte en su primer sujeto de pruebas. "Lo que encontré especialmente interesante de esta historia fue la idea de que un hombre genial, un tipo sencillo que adora a su mujer y hace el crucigrama del periódico cada mañana, es capaz de llevar su pericia al punto en que el ego, el poder y la pasión podrían acabar por convertirlo en una especie de dios mecánico".

El productor Andrew A. Kosove encontró el tema igualmente fascinante cuando leyó el guión. "Siempre me ha interesado la cuestión de cómo los avances tecnológicos afectan a la vida de las personas. Me pareció que el guionista, Jack Paglen, planteaba maravillosamente la cuestión de qué es lo que define a una persona, en contraposición a un objeto inanimado, con un emocionante thriller de acción como envoltorio".

Al productor Broderick Johnson le gustó lo que define como "la yuxtaposición de un thriller de acción con una base muy emotiva y cercana: el choque de la tecnología con la experiencia humana. Pero la idea de poder subir a un ser querido a un ordenador y continuar así esa relación más allá de su forma física era, para mí, el eje central de la película", afirma.

"Me encanta cómo escribe Jack", admite la productora Annie Marter, "y hacía mucho tiempo que quería trabajar con él. Entonces leí sobre la singularidad y la idea me atrapó al instante. Me pareció a la vez fascinante y aterradora y, sorprendentemente, nada descabellada. Jack y yo hablamos del tema y se mostró de acuerdo".

Paglen, que llevaba cierto tiempo dándole vueltas a la premisa básica, empezó a desarrollar la historia hablando en primer lugar con su mujer, que es informática. "Es mi arma secreta", sostiene sonriente. "Hablamos largo y tendido sobre la faceta de ciencia ficción". Siguió elaborando la idea con Marter, sobre lo que comenta: "La verdad es que todo empezó a tomar forma a partir de la idea de una mujer que intenta salvarle la vida a su marido por todos los medios posibles, aunque su única opción sea mantenerlo con vida de forma virtual. Eso me abrió todo un mundo de posibilidades y ese argumento emocional humaniza los actos de esos personajes, a la vez que permite a los espectadores cuestionarlos".

Paglen presentó el concepto a las productoras Kate Cohen y Marisa Polvino, que fueron decisivas para conseguir que Pfister se embarcara en el proyecto como director. "La visión de Wally y su forma de ver TRANSCENDENCE encajaba a la perfección con lo que encontrábamos más fascinante de la historia y de las profundas consecuencias de la tecnología en nuestra sociedad", afirma Polvino.

Cohen concuerda: "Ya sabíamos que Wally era un director de fotografía increíble pero, después de reunirnos con él, también supimos que era el único que podía dirigir la película".

A Pfister le encantó el guión y buscó más información de diversos expertos, como el Dr. Jose Carmena, profesor de Ingeniería Eléctrica y Neurociencia de la Universidad de California, Berkeley, y el Dr. Michel Maharbiz, profesor de Ingeniería Eléctrica de la misma universidad, que ejercieron de asesores técnicos de la película. También contactó con el Dr. Christof Koch, antiguo investigador del Instituto Tecnológico de California, que en la actualidad es director científico del Instituto Allen de Ciencias del Cerebro de Seattle. Gracias a su colaboración con estos y otros, Pfister descubrió que las premisas científicas del guión no eran tan fantásticas como había pensado en un primer momento. Los avances en sus respectivos campos de investigación —neurociencias, nanotecnología, investigación celular y robótica— están haciendo poco a poco realidad lo que antes no era más que ciencia ficción.

Carmena señala: "Creo que la premisa de la película es sin duda inspiradora y futurista y, al mismo tiempo, vanguardista con respecto a los avances en interfaces cerebro-máquina".

El equipo responsable de la película se tomó naturalmente cierta licencia artística al servicio de la trama y del factor de intriga especulativa del filme. También querían conseguir que lo que en el fondo no deja de ser un estudio sumamente intelectual resultara claro y accesible para los espectadores, y transmitir una sensación de suspense y peligro a medida que avanzaba la historia. Sin embargo, como comenta Maharbiz: "Es ciertamente una película de ciencia ficción, pero la base de muchas de las cuestiones que se tratan, en especial en la primera mitad de la película, se están investigando en la realidad".

"Esas personas amplían cada día las fronteras de la tecnología", sugiere el productor Aaron Ryder. "Resulta emocionante poder simplemente tener una conversación con ellos. Resultaron absolutamente decisivos para ayudarnos no sólo a contar la historia, sino a comprender la historia que estábamos contando con respecto a los avances en inteligencia artificial y en la singularidad".

"Imagina que tu cerebro pudiera de pronto conectarse a Internet, tener acceso a cada dato allí disponible, financieros, médicos, políticos...", plantea Pfister. "¿Qué harías con semejante conocimiento, con semejante poder? ¿Lo utilizarías para el bien común, en provecho propio o para algo completamente distinto? Esta película ofrece a los espectadores la oportunidad de ver las posibilidades y preguntarse si es una elección que alguna vez tendrán que realizar".


"¿Cuál es la naturaleza de la consciencia? ¿Existe el alma? Si es así, ¿dónde reside?"


El Dr. Will Caster es un brillante investigador que ha pasado décadas tratando de aprovechar al máximo el potencial de la inteligencia artificial y lleva años creando un ordenador potencialmente sentiente denominado PINN (Red Neural Físicamente Independiente, por sus siglas en inglés), diseñado para procesar todo el conocimiento colectivo de la historia y combinarlo con una mente consciente subida a una máquina, con su gama completa de emociones incluida. Cuando se encuentra a punto de realizar un importante descubrimiento, Will sufre un atentado contra su vida, al convertirse en el objetivo más reciente de la Revolución de la Independencia Frente a la Tecnología, o RIFT, una organización extremista cuyo lema es Evolución sin tecnología. No se detendrán ante nada, ni siquiera el asesinato, para acabar con la creciente dependencia humana de la tecnología y su influencia en nuestro mundo. El cuerpo de Will sufre daño mortales pero, ¿qué hay de su mente y de su corazón?

Su intento de detener la investigación de Will resulta contraproducente, al servir precisamente como detonante para que se hagan realidad sus mayores temores y conducir sin querer a la prueba definitiva de la hipótesis de Will. Evelyn Caster, la mujer de Will, que también es informática, no piensa permitir que la muerte le arrebate al amor de su vida. Consigue la ayuda de su mejor amigo, el Dr. Max Waters, un neurobiólogo, para "salvar" a su marido de la única forma posible para ellos: subiendo a Will a PINN y consiguiendo así la transcendencia. Si lo logran, las posibilidades son infinitas... pero también los peligros.

Los productores sabían que necesitaban a un actor de gran carisma para interpretar un papel que le exigía ser una presencia fundamentalmente virtual durante buena parte de la película. Quedaron encantados de poder contar con Johnny Depp para encarnar a Will.

"Johnny es una persona inteligente, así que no le cuesta nada interpretar a otra; eso era un factor importante", afirma Pfister. "Pero también aporta una simpatía y un carisma que son innegables en pantalla. Es un gran comunicador y además da gusto trabajar con él".

El veterano Depp encontró al director primerizo "increíblemente colaborador, muy abierto. Su enfoque de cada plano no sólo era técnicamente atractivo, gracias a su experiencia tras la cámara, sino que también había verdadera poesía y emoción en la forma que tenía de ver desarrollarse cada escena y el modo en que quería contar la historia. Creo que ha realizado una transición impecable".

En cuanto a su personaje, Depp comenta: "Will es un buen tipo que, al intentar conseguir la trascendencia, no busca más que lo mejor para todo el mundo. Pero, al volverse tan poderoso, tener acceso básicamente a toda la información de Internet y creer en sus propios métodos, se hace muy difícil detenerlo. Cualquiera con semejante control, aunque no tenga más que las mejores intenciones, bueno... siempre habrá quienes vean las cosas de manera distinta. En el caso de Will, parece que podría ser demasiado tarde para detenerlo".

El dilema, tanto para Evelyn como para Max, consiste en si creer que la voz y la imagen procedentes de PINN son realmente el corazón y el alma de Will... o no lo son en absoluto. Más allá de eso, se ven obligados a plantearse si sus curiosas directrices e intenciones son realmente benévolas, tal como parecen, o forman parte de algún siniestro plan maestro que les está ocultando.

"Will y Evelyn tienen una relación de respeto mutuo y pasión", aporta Depp. "Los dos se sienten totalmente fascinados con todo lo que tenga que ver con el otro. A él le encanta que ella sea absolutamente brillante y pueda identificarse con él a todos los niveles".

¿Hasta qué extremo llegarías para salvar a un ser querido, a tu alma gemela, que se está muriendo ante tus propios ojos? ¿Es una elección filosófica o moral, o un simple instinto visceral? Evelyn está demasiado cegada por el amor y la pérdida para ser capaz de tomar una decisión objetiva. Una cosa es ver cómo se echa a perder la obra de Will, pero dejar escapar también la oportunidad de aferrarse a él le resulta inconcebible. Y si, de paso, puede encargarse de hacer realidad el trabajo de toda la vida de su marido, y tal vez mantenerlo con vida para siempre... es una tentación que le resulta irresistible.

La actriz Rebecca Hall se encarga de dar vida a Evelyn que, en opinión de la intérprete, "tenía que ser una presencia central en la historia muy dinámica y fuerte, y tomar algunas decisiones bastante complicadas. Supongo que, si no se encontrara en una situación en la que sus emociones están tan a flor de piel, sus actos le plantearían un mayor dilema ético. Pero está llorando la pérdida de su marido, así que esas consideraciones pasan a segundo plano; no se para a pensarlas como lo haría en otras circunstancias".

Pese a los actos más que cuestionables de Evelyn como viuda desconsolada, Hall encontró más que admirables las metas como científico de su personaje. "Quiere crear un futuro mejor, solucionar grandes problemas, como las enfermedades y el medio ambiente, y otras muchas cuestiones que afectan al planeta. Su visión cobra de repente una cierta urgencia —y pierde posiblemente el norte— por estas circunstancias imprevistas".

"El personaje de Rebecca pasa por un verdadero calvario emocional en la película", observa Pfister. "Vive un auténtico infierno y Rebecca hizo un trabajo fenomenal con él".

Hall se mostró encantada de trabajar con Pfister (a quien conoció en el rodaje de "El truco final (El prestigio)") para entender bien los complejos matices de la trayectoria que sigue su personaje. "Nunca había trabajado con un director primerizo que tuviera tanta experiencia como Wally. Tenía todo el entusiasmo y el optimismo de alguien nuevo, y los conocimientos y el entendimiento de alguien que lleva años haciendo esto y ya lo sabe todo".

La productora Kate Cohen observa: "Me encantó esa imparable historia de amor, la idea de que Evelyn se aferre a Will por todos los medios a su alcance —incluso viviendo con él bajo tierra, en la pantalla de un ordenador— simplemente para poder sentir que sigue con él. Se ha olvidado de cualquier posibilidad de seguir adelante con su vida, y él tampoco puede renunciar a ella. Soy una romántica incurable, y la trágica historia de amor entre estos dos personajes fue lo que me atrajo verdaderamente del proyecto".

La tercera persona en esta historia de amor es el Dr. Max Waters, interpretado por Paul Bettany. Con la muerte de Will, Max también se encuentra llorando la pérdida de uno de sus mejores amigos. Además, es el único que puede ayudar a Evelyn a cumplir el destino que ella ve para Will al intentar conseguir la trascendencia de su marido.

Aunque participa por voluntad propia, hay una diferencia de opinión fundamental entre ambos: Max cree que la tecnología debe tener sus correspondientes límites y que debería ayudar a los derechos humanos, no reemplazar la mente humana. Así que, cuando la consciencia trascendida de Will —si es que se trata realmente de Will— empieza a extenderse y absorber infinidad de conocimientos, Max teme que eso lo llevará a convertirse en una presencia omnisciente y controladora. Pero Max no alcanza a comprender con qué propósito.

Bettany se documentó para interpretar a un neurobiólogo. "Leí un libro llamado ‘Consciousness’, que es sencillamente extraordinario, y luego fui a conocer al autor, que es un científico del cerebro. Cuando llegué, estaba viendo encefalogramas y escuchando a Wagner", recuerda Bettany sonriente. "Dije: ‘Ejem, ¿profesor Koch?’, y levantó la mano para que no siguiera hablando hasta que terminara el aria".

Bettany habló largo y tendido sobre su personaje con Pfister, sobre todo del vínculo entre Max, Will y Evelyn. "Me gustó mucho que en el eje central de esta historia sobre nuestra dependencia de la tecnología y de los ordenadores y sobre los posibles beneficios y repercusiones de la misma, se encontrara una relación verdaderamente complicada entre tres amigos íntimos", explica. "Will y Evelyn están casados, pero me pareció que en el fondo Max sentía un cierto amor no correspondido por Evelyn, que pensé que le daba algo más de corazón a la película de una forma maravillosa".

"Paul es un actor extraordinario", asegura Pfister. "Max sigue una trayectoria emocional a lo largo de esta película, de principio a fin, y Paul aportó mucho a su interpretación. Estoy encantado de haber podido contar con él para este papel".

En la película, Will, Evelyn y Max se conocen desde que estudiaron con el profesor Joseph Tagger. Aún mantienen una estrecha relación con su mentor, los cuatro se reúnen al principio de la historia cuando Tagger y su equipo se convierten en objetivos de RIFT.

Morgan Freeman, que encarna a Tagger, explica: "Interpreto a un viejo experto en informática que lleva años trabajando en el desarrollo de la inteligencia artificial. También apoya el trabajo de Will y Evelyn, pero tiene muy presente que ‘el poder absoluto corrompe absolutamente’. No puedes poner tanto poder en manos de una sola persona porque, por buena que sea esa persona, por mucho bien que quiera hacer, podría acabar haciendo más mal que bien".

El ocupado actor estaba deseando trabajar con Depp. "Habría leído la guía telefónica", bromea. "Johnny sabe lo que quiere y cómo conseguirlo sin histrionismos. Es una interpretación muy sutil".

Freeman también estaba encantado de ver a Pfister en un papel distinto, tras haber trabajado en varias ocasiones con él como director de fotografía. "Una de las principales ventajas de Wally es que escucha. Escucha con verdadera atención y eso es muy importante".

Tagger elude la muerte a duras penas, pero otros, como Will, no tienen tanta suerte. Kate Mara interpreta a Bree, la cabecilla del grupo extremista, cuyo compromiso con su ideología antitecnológica no conoce límites.

"Wally y yo hablamos mucho sobre lo que podría haber conducido a Bree a ese punto en su vida, qué podría hacer que alguien que empezara con muy buenas intenciones para proteger el medio ambiente llegara tan lejos como para matar a alguien", aporta Mara. "Lo que descubrimos sobre su vida en la película es que ha podido ver de primera mano los posibles peligros de experimentar con la inteligencia artificial en un laboratorio. Evidentemente, la afectó de tal modo que se pasó al otro bando".

"Estamos convirtiéndonos en una sociedad tan dependiente de los ordenadores y de los mensajes de texto que las relaciones personales están desapareciendo", comenta la productora Marisa Polvino. "Nos interesaba mucho plantear la cuestión de si eso es bueno o malo, ¿será nuestra perdición? Nos pareció que RIFT sería la clase de grupo radical que surgiría de esos miedos y consiguen que cueste mucho decidir si estás de acuerdo o no con ellos".

En cuanto surgen los sellos distintivos de un grupo terrorista, entra en escena el FBI. Cillian Murphy encarna al agente Buchanan, que empieza encargándose de proteger a los investigadores de inteligencia artificial de nuevos ataques de RIFT y acaba teniendo que centrar su atención en Will.

Murphy plantea: "Puede que Buchanan no esté muy seguro de qué se propone Will en última instancia una vez conseguido tanto control pero, como agente del gobierno, sabe que no le puede permitir ir más lejos, así que hará lo que sea necesario para pararle los pies".

Al igual que Freeman, Murphy ya tenía experiencia en otros rodajes anteriores con Pfister. "Me quedé encantado cuando me llamó Wally y me dijo que tenía un papel para mí que podría interesarme", recuerda el actor. "Siempre quiero trabajar con gente a la que admiro y con la que tengo una relación previa, y es un tipo con un talento enorme. Así que sobre la marcha le dije que contara conmigo".

El reparto se completa con Cole Hauser, como el coronel Stevens, que ayuda a Buchanan a dar caza a Will, Clifton Collins, Jr., como Martin, que ayuda a Will a alcanzar sus objetivos, y Lukas Haas, como un peligroso miembro de RIFT.

"Fue asombroso verse rodeado de un grupo de actores tan increíble", afirma Pfister. "Y lo pasamos bien cada día; no hubo un solo día de rodaje en el que no disfrutáramos mientras nos poníamos manos a la obra con el trabajo que teníamos pendiente".


"El objetivo de Internet era hacer del mundo un lugar más unido. Tal vez fuera algo inevitable, un choque ineludible entre la humanidad y la tecnología".


TRANSCENDENCE, rodada en Los Ángeles y Nuevo México, se desarrolla en toda una serie de lugares, desde las calles de Berkeley, California, a un pueblo perdido en el desierto o un escondrijo en plenas montañas. El diseñador de producción Chris Seagers colaboró estrechamente con Pfister, el director de fotografía Jess Hall y el supervisor de efectos visuales Nathan McGuinness para crear el aspecto y la atmósfera que deseaban para la película.

"Contamos con un equipo fantástico, compuesto de artistas que estaban todos muy interesados en el tema y entusiasmados por formar parte del mismo", cuenta Pfister. "Mi experiencia me ha hecho apreciar los rodajes simplificados, conjugados con efectos visuales interesantes y un estilo general naturalista, y fueron capaces de plasmar exactamente la visión que yo tenía".

"Wally siempre tenía una idea muy clara de lo que quería", recuerda Seagers, "pero luego nos daba margen de maniobra y aceptaba encantado nuestras aportaciones".

Seagers señala que, desde su punto de vista, "resultó ser un proyecto ligeramente insólito, ya que el estilo en sí trasciende de lo tradicional y familiar a un mundo casi inquietantemente estéril que no necesita humanos, sino que funciona por sí mismo. Así que empezamos con los humanos que levantaron el lugar y luego fuimos presentando cada vez menos humanidad".

El set al que se refiere es un complejo en el ficticio pueblo perdido en el desierto de Brightwood, llamado el Centro de Datos de Brightwood. La instalación, construida por lugareños contratados por Evelyn siguiendo las instrucciones de su marido, está fundamentalmente bajo tierra, donde Will, que no deja de evolucionar, puede seguir ampliando el alcance de sus conocimientos, accediendo y fusionándose con todos los discos duros del mundo. El set se creó en platós de Albuquerque y, según Seagers, necesitó largos pasillos para ajustarse a la visión de Pfister. Por suerte, gran parte de lo que necesitaban ya estaba allí. "Wally quería algo que no diera la impresión de ser de este mundo, pero que tampoco pareciera pura ciencia ficción", explica Seagers. "Los platós que hay junto a la I-25 en Nuevo México eran perfectos, porque tenían techos bajos, suelos de hormigón muy llanos y pasillos muy, muy largos —uno tenía más de 90 metros de longitud— así que pudimos rodarlo todo de manera práctica, que es algo que prefiere hacer siempre que sea posible".

El exterior de Brightwood se filmó en la ciudad de Belén, donde el equipo de Seagers construyó cinco edificios y colocó una serie de caravanas. El "pueblo" se diseñó, planificó y construyó en tan sólo ocho semanas, y los habitantes de Belén se mostraron muy dispuestos a colaborar con la producción, que básicamente ocupó su pueblo mientras duró el rodaje allí. Además, el equipo de efectos visuales, bajo la supervisión de McGuinness, utilizó fondos verdes para dotar al pueblo de la atmósfera de desierto remoto que buscaban.

En Rio Puerco, la producción construyó un campo solar en el que se desarrollan muchas de las secuencias de acción de la película. Seagers estaba dispuesto a rodar en un campo solar de verdad, pero no tardó en darse cuenta de que no sería seguro realizar allí las escenas arriesgadas y las explosiones necesarias. "Al final", explica, "decidimos crear la nuestra propia, tomando lo que está disponible en la actualidad y dándole una estructura algo más escueta. Y lo hicimos todo en blanco y negro, para darle un aspecto más contrastado".

La película empieza en Berkeley donde, según explica Seagers, "todo tiene unos tonos madera, pero urbanos, muy propios del Norte de California. Cuando vemos la base de RIFT, que también está en el bosque, es todo natural; de hecho, como son antitecnología, todo allí es muy sencillo, analógico, así que nos inspiramos en los luditas".

La gama de colores de la película cambia cuando la historia se traslada al desierto. "Una vez llegamos al Centro de Datos de Brightwood", prosigue, "es muy neutral, con mucho cristal, así que también es reflectante y translúcida". Esa translucidez alcanza su máxima expresión en la residencia de Evelyn en Brightwood, donde también reside Will en su mundo virtual, y ella puede ver su imagen mire donde mire. "Fue un set complicado de crear, porque todo estaba hecho con retroproyecciones, así que tenía reflejos en los reflejos. El peligro que se corre con eso es que puede acabar convertido en una gran caja de espejos, así que tuvimos que jugar con las texturas y la estructura para conseguir que funcionara".

"A los equipos de diseño y efectos y a nuestro director de fotografía, Jess Hall, se les ocurrió una forma increíble de mantener a Johnny presente en las escenas posteriores a la muerte del cuerpo de su personaje, después de subir su mente a un soporte informático", explica Kosove. "Tenían a Johnny presente en el set, actuando con Rebecca, pero su interpretación se proyectaba sobre la pared. Así que, en vez de filmar su actuación más tarde, sobre un fondo verde, tenemos la verosimilitud de contar con él presente allí mismo en el momento. Creo que el resultado no es sólo visualmente impresionante, sino que también resulta más sincero emocionalmente".

Hall se inspiró para esta técnica en el videoartista contemporáneo Bill Viola. "Su trabajo se relacionaba con lo que estábamos haciendo porque realizamos un uso intensivo de proyecciones de cámara y eso es algo que él consiguió dominar en el espacio de las galerías", sostiene Hall. "Me fijé en su forma de proyectar en distintos materiales y luego experimentamos un poco, hasta que conseguimos que saliera como nos interesaba para la película".

Hall rodó el filme en película fotoquímica de 35 mm. "Tiene una profundidad, una saturación de color y un contraste maravillosos. Se puede conseguir una textura de gran intensidad, a la vez que sutil y realista", aporta. "Sabes que estás trabajando con luz y emoción, no con unos y ceros, y me encanta la forma que tiene de captar los rostros y tonos de piel de los actores".

Además de aportar el mundo digital en el que reside Will, el equipo de efectos de McGuinness se encargó de ampliar y realzar los sets donde fuera necesario, sobre todo en los escenarios más grandes, como las huertas solares y el Centro de Datos de Brightwood.

"Por mucho que construyéramos físicamente en el propio set, cuando te encuentras en mitad del desierto, incluso 400 paneles solares habrían parecido poca cosa", razona McGuinness. "Montamos 75, filmamos toda la acción entre ellos y luego creamos el resto para que se extendieran hasta donde alcanza la vista".

Sin embargo, McGuinness señala que el efecto visual más específico de TRANSCENDENCE estaba mucho más vinculado al personaje de Will Caster y la evolución de sus aptitudes, "con el fin de que estuviera al servicio del concepto general de la película. La tecnología que Will diseña y pone en práctica era una extensión de aquello en lo que se había convertido. Podía ser orgánico, metálico, sólido, líquido o una combinación de todo ello. Por ejemplo", comenta, en referencia a uno de los efectos más difíciles, "¿qué aspecto tendría una lluvia invertida? Tuvimos que resolver todo ese tipo de cuestiones y muchas más, hasta el mínimo detalle".

Johnson observa: "El personaje de Johnny va de un humilde hombre de ciencia en un hogar modesto a una omnipresente inteligencia artificial que logra superar a todo Internet. Ya sea un ser benévolo o malévolo, necesitábamos que los espectadores sintieran su presencia en cada fotograma de la película".

El equipo y el reparto reflexionan que la película plantea cuestiones profundas dentro de su argumento de ciencia ficción y presenta escenarios que invitan a pensar en los efectos que el avance y la evolución de la tecnología podrían tener en nuestra cultura y en nosotros mismos como individuos.

"La gente lleva miles de años librando guerras por ‘mi dios es mejor que tu dios’", señala Depp. "En el siglo XXI, creo que es apropiado fijarse en el modo en que los seres humanos adoran la tecnología y lo que eso podría suponer para nuestro futuro. Tanto si estás del lado de la tecnología como de la ecología, seas un pacifista o un extremista, la mayoría de la gente tiene opiniones muy claras y la cuestión sobre hasta dónde deberíamos permitir que llegara nuestra dependencia de los ordenadores es una pregunta que hace falta plantearse".

Pfister resume: "Según los expertos, la inteligencia artificial del tipo que mostramos en TRANSCENDENCE está por llegar, nos guste o no. Lo que quería hacer con la película era ofrecer a la gente un vistazo a uno de los caminos que podría seguir nuestro mundo en las próximas décadas y sumirlos en un debate intelectual, moral y emocional sobre este tema tan actual, de una manera que sirva para hacerlos reflexionar, sin dejar por ello de resultar ameno".