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  Así en la tierra como en el infierno  (As above, so below)
  Dirigida por John Erick Dowdle
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Rodada cámara en mano y con cámaras de casco Panasonic, la trepidante y tensa ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO mezcla misterios de épocas pasadas con el fenómeno actual de la exploración urbana para construir una historia basada en personajes fuertes y una buena dosis de terror psicológico.

ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO es obra de un dúo famoso por thrillers de terror como La trampa del mal y Quarantine, así como por una de las películas de imágenes desconocidas de archivo más notorias del cine, The Poughkeepsie Tapes, formado por el guionista y director JOHN ERICK DOWDLE y el guionista y productor DREW DOWDLE. Es el primer largometraje que consigue autorización para rodar en zonas de las catacumbas parisinas prohibidas a los visitantes, lo que aporta credibilidad y una verdadera sensación de claustrofobia a una historia que indaga en auténticos misterios del pasado.

El equipo técnico está encabezado por los productores THOMAS TULL (Pacific Rim, Godzilla), JON JASHNI (Godzilla, el próximo estreno Blackhat), Drew Dowdle y PATRICK AIELLO (Dark Country, La sombra de la traición).

A ellos se les une el director de fotografía LÉO HINSTIN (Opium, L'amour fou); la diseñadora de producción LOUISE MARZAROLI (Hideous Kinky, Chocolat); el montador ELLIOT GREENBERG (La trampa del mal, Quarantine); la diseñadora de vestuario ANNIE BLOOM (The Poughkeepsie Tapes, How to Make Love to a Woman), y el músico KEEFUS CIANCIA (The Poughkeepsie Tapes, Diana).

La producción ejecutiva corre a cargo de ALEX HEDLUND (el próximo estreno Brilliance).


L'Empire de la mort: Una breve historia de las catacumbas
Es fascinante saber que hay más cadáveres enterrados debajo de las calles de París, en un vasto laberinto formado por un sinfín de túneles claustrofóbicos, que habitantes recorriéndolas.

Las catacumbas de París quizá encarnen las fobias más primitivas y arraigadas del ser humano, el miedo a la oscuridad, a la soledad, a los lugares cerrados y a quedar atrapado. Este inmenso sistema de túneles, en gran parte sin explorar, lleva siglos ejerciendo una poderosa fascinación en historiadores, exploradores y novelistas. El misterio es atemporal, ¿qué tesoros y qué terrores encierra?

A unos cinco pisos por debajo del suelo de París se encuentran los restos de unos seis millones de personas, más del doble de la población actual de la ciudad de París. Cuando los visitantes penetran en las catacumbas, lo primero que ven es un cartel con lo siguiente: "Arrête ! C'est ici l'empire de la mort", lo que significa: "¡Detente! Esto es el imperio de la muerte".

Los historiadores creen que las catacumbas podrían enlazar la historia de París con la evolución geológica del planeta. Se sabe que hace 45 millones de años la zona era un mar cuyo sedimento formó los depósitos calcáreos en los que se excavaron las catacumbas.

París crecía rápidamente en el siglo XVII y cada vez había menos sitio donde enterrar a los muertos. Los cementerios estaban tan abarrotados que muchos cadáveres no podían enterrarse a bastante profundidad, por lo que reaparecían en la superficie cuando llovía intensamente. Durante mucho tiempo, los habitantes del barrio de Les Halles, cercano al cementerio de Les Innocents (Los inocentes), el más grande y antiguo de París, tuvieron que aguantar el olor a putrefacción.

Hasta el año 1780 no se hizo algo para aliviar los problemas de higiene. Después de una larga temporada de lluvias, el muro que rodeaba el cementerio se derrumbó y los cadáveres en descomposición invadieron el barrio. Luis XVI lideró la cruzada para que los cuerpos empezaran a ser depositados en las antiguas canteras de las que se habían extraído las piedras para construir la ciudad. Fueron necesarios doce años para trasladar seis millones de cuerpos, algunos con más de mil años de antigüedad, a las catacumbas.1 De hecho, durante la Revolución Francesa se empezó a enterrar directamente en las catacumbas, pero la práctica cayó en desuso a partir de 1860.

Aunque los túneles de las catacumbas cubren más de 288 kilómetros bajo el suelo de París, tan solo una diminuta sección (aproximadamente 1,5 kilómetros) está abierta al público. El acceso a la gran mayoría de los túneles está prohibido por ser considerados peligrosos, pero ahí reside el atractivo para los exploradores urbanos.

Es difícil imaginar que exista una ciudad de la muerte tan cercana al infierno. Un lugar envuelto en el misterio y casi inexplorado… hasta ahora.


Los secretos más oscuros: El comienzo de Así en la Tierra como en el infierno
Los productores Thomas Tull y Jon Jashni, que fundaron la productora Legendary Pictures para ofrecer películas basadas en historias míticas con personajes creíbles, han demostrado que es posible, a través de largometrajes inteligentes y sofisticados, elevar el listón del género. ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO es una producción de reducido presupuesto y la primera de Legendary con Universal Pictures.

Junto al productor Patrick Aiello, que produjo The Double, protagonizada por Richard Gere, escogieron a los hermanos John Erick Dowdle y Drew Dowdle, que se hicieron famosos en 2007 gracias a las extrañas imágenes de archivo de The Poughkeepsie Tapes, para llevar el aterrador thriller a la gran pantalla.

El legendario Thomas Tull explica por qué se inclinaron por los dos cineastas."Drew y John son brillantes y no tardamos en descubrir que sobre todo les interesa desarrollar a los personajes. Sus películas muestran que no van a por el susto sin sentido; les fascina descubrir por qué los personajes son como son, qué les motiva a comportarse de determinada manera, y también les interesa lo que los espectadores podamos aprender de nosotros mismos viajando con ellos".

Los hermanos Dowdle, que ya tienen mucha experiencia en el género de terror, nos asustaron en 2008 con la estremecedora Quarantine y de nuevo en 2010 con La trampa del mal, que dirigieron y produjeron después de ser escogidos personalmente por M. Night Shyamalan. Reconocen que llevan tiempo interesados en crear situaciones aterradoras, rodando en lugares incómodos y pequeños, para lograr un tipo de terror que mezcle nuestra realidad con otra realidad alternativa.

El director John Erick Dowdle habla del proceso que siguen él y su hermano para desarrollar películas basadas en personajes muy definidos: "Todas nuestras películas tienen un punto en común: un momento de crisis. Hay algo en la intensidad de una crisis que nos atrae a los dos. Nos esforzamos en que nuestros personajes existan de verdad, en que sean creíbles. Así, cuando les ocurre algo, el espectador se identifica con ellos".

Los hermanos Dowdle saben que es más importante sugerir el miedo que asustar realmente. Cuando ya no queda la posibilidad de huir, cuando se cierran todas las puertas literal o metafóricamente, los personajes no tienen más remedio que enfrentarse al terror. Los cineastas conducen al espectador a lugares del inconsciente a través de mundos de pesadilla, utilizando nuestros miedos más profundos.

Para escribir el guión de ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO recurrieron a terrores inspirados en el mito y en la leyenda. El director dice que su hermano y él llevaban tiempo pensado en el personaje de Scarlett Marlowe, al estilo de un Indiana Jones actualizado, para ser el centro de una historia de aventuras. Cuando el productor Thomas Tull les llamó y les habló de una película situada en las famosas catacumbas parisinas, para los hermanos todo encajó y empezaron a escribir el guión.

Drew Dowdle habla de la asociación con los otros productores: "Ha sido genial trabajar con Legendary Productions porque son muy abiertos, están dispuestos a hacer las cosas de otra manera, a romper las reglas y, sobre todo, están de acuerdo en que no todo debe explicarse y que el espectador debe sacar sus conclusiones".

Hablando de la película, el productor Jon Jashni dice: "Thomas y yo estamos absolutamente empeñados en dar el apoyo necesario a los equipos creativos para hacer películas en las que den lo mejor de sí mismos. John y Drew nos han demostrado una y otra vez que saben llevar a un equipo – y lo digo literalmente – hasta las puertas del infierno y de vuelta. Estamos impresionados por lo que han conseguido y esperamos que esta sea la primera experiencia de otras muchas".

Mientras se documentaban sobre la historia de las catacumbas para escribir la sobrenatural historia de Scarlett Marlowe, descubrieron una leyenda según la cual el alquimista francés Nicolas Flamel, que vivió en el siglo XIV, llegó a obtener la piedra filosofal. Un enigmático rastro de pistas deja entender que Flamel está enterrado en el centro de las catacumbas, en un lugar que solo los más valientes pueden alcanzar para encontrar el mayor descubrimiento de la humanidad.

Se dice que a través de la piedra, cuya historia remonta al origen de los tiempos, se puede obtener oro desde cualquier metal, además de la inmortalidad. Muchos dieron su vida intentando conseguir semejante tesoro. Era una buena base para contar la historia de la heroína Scarlett Marlowe y de hasta dónde es capaz de llegar para limpiar el nombre de su padre.

Los hermanos también quedaron fascinados con la idea de indagar en la cultura de los "cataphiles", los intrépidos exploradores de las catacumbas. No tardaron en enterarse de que, en años anteriores, la exploración urbana (entrar sin permiso en estructuras o ruinas abandonadas) se ha convertido en un fenómeno mundial entre los jóvenes gracias a las redes sociales.

Para estos amantes de las emociones fuertes, las catacumbas parisinas son el equivalente del Santo Grial y pueden hacer temblar hasta a los más osados. Auténticos maestros de lo subterráneo, se hacen llamar "cataphiles" y exploran los laberínticos túneles prohibidos. Es un grupo cada vez más numeroso con una identidad cultural muy definida que se expresa a través de la música, el arte callejero, la ropa y los clubes ilegales.

Al mezclar la épica búsqueda del tesoro de Nicolas Flamel por parte de Scarlett, con un grupo de "cataphiles" cuyos miembros tienen razones muy particulares para apuntarse a la aventura, los hermanos Dowdle sabían que podían llevar al público a un mundo surrealista, sacado directamente de las páginas del Infierno de Dante Alighieri. De hecho, la famosa obra del poeta, así como las magníficas ilustraciones de Gustave Doré, influyeron en las tremendas imágenes de las catacumbas de la película.

Tanto metafórica como figurativamente, los hermanos Dowdle decidieron que el mejor título sería ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO. El oscuro mantra de la película nos acerca a una antiquísima creencia: la única forma de combatir a los demonios que nos rodean es enfrentarse a los demonios que todos llevamos en nuestro interior.


El descenso a la demencia: El reparto del thriller
El reparto de ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO está formado por seis personajes centrales atrapados en sus miedos más íntimos dentro de las catacumbas, a 66 metros por debajo del suelo. Los hermanos Dowdle sabían lo importante que era encontrar a los actores adecuados para que la historia funcionara, además de conseguir que los intérpretes confiaran lo suficiente en ellos como para trabajar de forma muy poco ortodoxa.

Tanto si se trataba de ponerse cascos con lámparas para iluminar la escena u olvidarse de las tradicionales marcas en el suelo, como de trabajar con técnicas experimentales o rodar únicamente las reacciones, todos estaban más que dispuestos a intentarlo. Hablando de los actores, Drew Dowdle dice: "Por suerte pudimos escoger al mejor actor para cada papel. El casting es de suma importancia en películas de este tipo, y hemos sido afortunados, todos han estado maravillosos".

"Nuestra idea era que la película fuera una experiencia única para cada personaje", sigue diciendo el guionista y productor. "Pero también queríamos que el público pasara por la misma experiencia. No nos pareció que hiciera falta entrar en detalles acerca de los demonios de cada uno. En muchos casos, basta con una imagen y algunas pistas. A partir de esa imagen, es fácil extrapolar la carga de cada uno".

Los cineastas empezaron buscando a la actriz para el papel de Scarlett, una joven arqueóloga británica con una buena dosis de rebeldía a la que atormenta la muerte de su padre. Sabe que no podrá parar hasta demostrar que no estaba loco. Drew Dowdle explica las conexiones de Scarlett con el mundo de la alquimia: "Teníamos el entorno a través del padre de Scarlett, un alquimista de renombre mundial. Y el padre de la alquimia es Nicolas Flamel, que estaba enterrado en el primer cementerio cuyos huesos fueron a parar a las catacumbas".

Para encarnar a una mujer compasiva y simpática, aunque con muchos defectos, los hermanos buscaron a una joven que fuera creíble en el papel de una arqueóloga con buenas dosis de aventurera y que pudiera humanizar a alguien que acaba de sufrir la pérdida de un ser muy querido.

Hicieron pruebas a unas 300 actrices, aproximadamente, en Los Ángeles, París y Londres hasta encontrar a la actriz galesa Perdita Weeks. Después de conocerla, no les quedó ninguna duda de que era la protagonista que buscaban. Pero lo que no sabían los hermanos era que Perdita Weeks había hecho dos pruebas, una de rubia y otra de morena. John le dijo a Drew que había encontrado a la actriz perfecta, una rubia, pero Drew protestó diciendo que la Scarlett ideal era una chica morena… hasta que se dieron cuenta de que hablaban de la misma.

"Para el papel de Scarlett, buscamos a una mujer con la que no solo apeteciera viajar, sino que fuera inteligente y divertida. Los dos estábamos convencidos de que Perdita podía transmitir todo eso y más".

Perdita Weeks sabía que encarnar a Scarlett no sería fácil. "Scarlett es un personaje maravilloso para una actriz porque se transforma durante la película, tanto en su relación con los otros personajes como en su viaje inesperado de autodescubrimiento", dice. "Su mayor motivación es redimir la memoria de su padre, sus estudios de alquimia y su convencimiento de que la piedra filosofal existe. Tiene una voluntad de hierro que le permite aprovecharse de la gente, incluso manipular a los que la acompañan, pero cae bien. Scarlett cambia a medida que avanza la película, siempre es interesante interpretar a un personaje así".

La actriz era consciente de que se esperaba mucho de ella durante el rodaje. No solo debería pasarse muchas horas maquillándose, también debería andar y arrastrarse por el barro durante gran parte del rodaje. "Ha sido mi papel más duro físicamente hablando hasta la fecha", explica. "Tenía que correr con un casco cargado con una cámara y baterías, hacer rápel por agujeros estrechos y arrastrarme por túneles llenos de huesos con las rodillas destrozadas, y todo esto, cubierta de sangre y tierra. Ha sido agotador, pero también muy estimulante. La especialista que me dobló, EMILIE RICHARD, era brillante. Se encargó de las escenas más arriesgadas y permitió que Scarlett rodara dos escenas al mismo tiempo".

Ya que los actores pasan la mayoría del rodaje dentro de las catacumbas, los hermanos Dowdle consideraban que cada miembro del reparto debía ser como la pieza de un rompecabezas. No estaban dispuestos a conformarse con los típicos estereotipos de las películas de terror, por lo que siguieron su búsqueda para completar el resto del reparto.

Los cineastas le pidieron a Ben Feldman que interpretara a George, un arqueólogo que conoce a la perfección el arameo y se dedica a restaurar monumentos históricos (y a menudo no abiertos al público). George ha pasado por una historia de amor no correspondido, y las catacumbas hacen resurgir tristes recuerdos y su falta de seguridad. A pesar de no querer unirse a la aventura, Scarlett acaba convenciéndole porque le necesita para traducir los antiguos textos grabados en las paredes.

El actor se enamoró del guión nada más leerlo y reconoce que comparte muchos rasgos con su personaje. "Para encarnar a un personaje es necesario encontrar cosas en común", explica. "En este caso fue fácil porque George tiene una vertiente bastante idiota y a mí me enorgullece decir que también la tengo. Además, comparto con él la búsqueda del conocimiento y el deseo de entender".

El actor, nominado a un Emmy, recuerda las largas horas en el barro. "No ha sido la experiencia más cómoda de mi vida", dice, riendo. "Ahí estábamos, en unas cuevas antiquísimas, llenas de arañas, huesos y piedras. Era maravilloso, divertido, aterrador e interesante al mismo tiempo".

John Erick Dowdle alaba al actor: "Queríamos a alguien divertido, que cayera bien y que pareciera realmente inteligente para encarnar a George. Ben es todo eso y más".

Para interpretar a Benji, el cámara, documentalista y cómplice claustrofóbico, los cineastas se inclinaron por la joven promesa Edwin Hodge, que se familiarizó con el género en las dos entregas de La noche de las bestias. "Filmar dentro de las catacumbas ha sido una experiencia increíble", dice el actor. "La verdad, soy un poco como Benji, puedo tener ataques de claustrofobia en lugares pequeños, pero no iba a perderme esto por nada del mundo. Ha merecido la pena superar mis temores para trabajar en esta película".

La obsesión de Scarlett por encontrar la piedra filosofal la lleva hasta el mal afamado "cataphile" Papillon, un auténtico especialista de la navegación subterránea. Los directores escogieron al actor francés François Civil para interpretar al "padrino" de las catacumbas, un valiente explorador urbano que intenta huir de su pasado.

El actor explica qué motiva a su personaje: "Papillon no tiene miedo a nada bajo tierra, pero no puede olvidar que fue incapaz de salvar a un amigo. Por eso quería interpretarlo mostrando que usa su ego para enmascarar una enorme inseguridad".

Los otros dos miembros del equipo que ayudan a Scarlett a descubrir el mayor secreto arqueológico existente son Zed (interpretado por Ali Marhyar, La noche más oscura), un ágil explorador de catacumbas, hombre parco en palabras, y Souxie (la recién llegada Marion Lambert), la mujer fatal de los túneles, dispuesta a seguir a Papillon hasta los lugares más recónditos y oscuros.

Una muestra del estilo de rodaje de los hermanos Dowdle es que los actores no conocieron al hombre que interpretaría al alma en pena "La Taupe" (El topo) hasta el mismo día que debían rodar con él. Cuando COSME CASTRO apareció en el plató con la mirada perdida y vestido con sucios andrajos, los seis intérpretes se pegaron el mismo susto que cuando el espectador le ve por primera vez.


La creación del terror: El diseño y el rodaje del thriller
Los hermanos Dowdle sabían desde un principio que no iba a ser un rodaje tranquilo y cómodo, pero no se esperaban los quebraderos de cabeza que supone llevar a un equipo de filmación y a un puñado de actores varios pisos bajo tierra.

Debido a un presupuesto muy reducido, ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO se rodó en algo menos de dos meses. En numerosas escenas, tanto los actores como el equipo se arrastraban por el suelo de las catacumbas, y en otras, la cámara perseguía a los actores lanzados por los oscuros túneles cuya única iluminación era el foco de sus cascos. A pesar de las duras condiciones, el director de fotografía Léo Hinstin y los hermanos Dowdle se esforzaron hasta el límite para que las escenas fueran perfectas.

ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO es la primera película que ha recibido el permiso para rodarse en las catacumbas. El gobierno francés puso generosamente a disposición de los cineastas la zona abierta al público, así como las zonas habitualmente cerradas. Los hermanos Dowdle están muy agradecidos a Legendary por haberles apoyado en su empeño.

"Estábamos decididos a ayudar a John y a Drew en lo que fuera necesario para transmitir la sensación de que los personajes estaban atrapados en las catacumbas", explica el productor Patrick Aiello. "Reconozco que no fue fácil obtener la autorización para filmar dentro de la zona habitualmente cerrada al público, pero el gobierno francés nos prestó la mayor ayuda posible. Hubo que comprobar la solidez de la estructura, la calidad del aire, la salubridad de los túneles. Nada de esto habría sido posible sin ayuda oficial".

No solo el reparto era internacional, entre el equipo técnico, en su mayoría francés, el ayudante de dirección era alemán (WILLIAM PRUSS) y el segundo operador, italiano (PERLUIGI DE PALO). Todos arrimaron el hombro sin quejarse a pesar de las dificultades.

El equipo tuvo que bajar absolutamente de todo a las catacumbas, la maquinaria, los decorados y el atrezo. Por ejemplo, un piano y, aunque no se lo crean, un coche. Incluso se les autorizó a quemar el vehículo dentro de un túnel para una escena clave.

A pesar del impecable diseño de producción de Louise Marzaroli, los hermanos Dowdle reconocen que habría sido algo más fácil rodar en un plató, pero insisten en que fue muy divertido filmar en las catacumbas. "Aunque teóricamente Drew es el productor y yo soy el director, la línea es bastante vaga porque siempre estamos juntos mirando los monitores", dice, riendo, John Erick Dowdle. "Pero en esta película no era posible hacer llegar el cable a unos monitores instalados en un sitio confortable. Además, las comunicaciones por radio en los túneles era muy mala, y no nos quedo más remedio que correr detrás de los actores mirando la imagen en monitores manuales".

Antes de rodar, los hermanos Dowdle estuvieron localizando durante diez días en París. "Muchas de las imágenes proceden de referencias literarias, sobre todo del Inferno, de Dante Alighieri", explica Drew Dowdle. "Queríamos crear un entorno infernal. Nuestra idea era no añadir nada, rodarlo todo en las catacumbas y en otros lugares que sirvieran para aumentar las catacumbas. Fue una hazaña conseguir los permisos, pero era primordial para nosotros rodar in situ. Con los permisos en la mano y una vez decididas las localizaciones, nos rendimos ante la evidencia de que el equipo de rodaje debía ser muy reducido, tipo guerrilla".

John Erick Dowdle describe un día de rodaje: "Llevábamos tres horas y media o cuatro en los túneles y nos arrastrábamos bajo unas enormes formaciones rocosas. Era terrorífico, la ambientación perfecta para la película".

Sin cobertura de móvil y sin electricidad, los actores y el equipo solo podían contar con los demás. Una de las mayores dificultades fue la poca altura de los túneles. "Lo lógico habría sido alumbrar el suelo mientras avanzábamos para no tropezar", dice el director, "pero preferíamos mirar hacia arriba por si nos dábamos con la cabeza en el techo".

Aparte de la cámara principal, una RED EPIC, todas las demás cámaras se montaron en los cascos de los actores. "Nos gusta rodar tomas muy largas para que los actores entren en situación y se sientan completamente dentro de la secuencia, como ocurre en un escenario de teatro", explica Drew Dowdle.

En cuanto al sonido de ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO, el compositor Keefus Ciancia, la montadora de sonido KELLY OXFORD y la diseñadora de sonido KAREN TRIEST se encargaron de crear una evocadora banda sonora que obliga al espectador a preguntarse que aparecerá detrás de la siguiente esquina. Basándose en los inquietantes ruidos que pueblan las catacumbas y en la falta de eco de un lugar así, los hermanos Dowdle querían asegurarse de que el espectador oyese exactamente lo mismo que los personajes que se adentran en un lugar único en la Tierra; y lo han conseguido.