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  Las dos caras de Enero  (The two faces of January)
  Dirigida por Hossein Amini
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LAS DOS CARAS DE ENERO es un thriller de suspense protagonizado por VIGGO MORTENSEN, nominado por la Academia de Hollywood, (El señor de los anillos, La carretera, Una historia de violencia), KIRSTEN DUNST, nominada a los Globos de Oro y Mejor Actriz en el Festival de Cannes, (Spider-Man, Melancolía, María Antonieta) y OSCAR ISAAC (Drive, El legado de Bourne, A propósito de Llewyn Davis). La película está basada en la novela con el mismo título de Patricia Highsmith, adaptada por HOSSEIN AMINI, nominado a los Oscar, (Drive, Blancanieves y la leyenda del cazador), que se coloca por primera vez detrás de la cámara.

LAS DOS CARAS DE ENERO está producida por TOM STERNBERG (El talento de Mr. Ripley), TIM BEVAN y ERIC FELLNER, de Working Title, y ROBYN SLOVO (El topo). La producción ejecutiva corre a cargo de TIM BRICKNELL (Breaking and Entering), RON HALPERN (A propósito de Llewyn Davis) y MAX MINGHELLA. El equipo creativo está compuesto por el director de fotografía MARCEL ZYSKIND (Un corazón invencible, Mamut), el director de producción MICHAEL CARLIN (El último rey de Escocia, La duquesa), el diseñador de vestuario STEVEN NOBLE (Nunca me abandones, Under the Skin), los montadores NICOLAS CHAUDEURGE (Fish Tank, Cumbres borrascosas) y JON HARRIS (Kick-Ass - Listo para machacar, 127 horas), y el compositor Alberto Iglesias (El jardinero fiel, El topo).

LAS DOS CARAS DE ENERO es una producción de Working Title y de Timnick Films para Studio Canal.


Nota del director
Leí la novela de Patricia Highsmith Las dos caras de enero hace más de veinte años. La trama era muy abierta, incluso inconsistente, a menudo ilógica, pero la historia y sus personajes imperfectos nunca me abandonaron desde entonces.

De todos los libros que he adaptado a la pantalla, es el único que he querido dirigir, quizá porque reconocí en mí mismo las muchas contradicciones emocionales y defectos de los personajes. La autora tiene la asombrosa facilidad de iluminar lo que más nos gustaría esconder en nosotros, sobre todo la falta de dignidad en nuestras emociones y nuestro comportamiento.

Sus personajes mienten, beben, tienen ataques de celos irracionales, son paranoicos y, a menudo, perfectos estúpidos. Pero son esas imperfecciones, esos defectos, lo que nos permite identificarnos con ellos.

El cine explora con frecuencia el lado más oscuro del ser humano, pero pocas veces se inclina hacia su lado más débil, y es exactamente lo que me fascinó del libro. Al principio del relato, Rydal habla de "los trucos crueles que los dioses reservan a los hombres". Los tres personajes principales de la historia están a merced de los dioses, pero también desafían y luchan contra el destino.

Como director, los tres me apasionaron. No he querido estudiarlos con lupa, sino más bien ser cómplice de sus errores, simpatizar con sus dilemas morales y emocionales, así como compartir sus miedos y sus tristezas.

En ningún momento me he sentido tentado por describir una postal de Grecia y de Turquía en los años sesenta, he querido mostrar un mundo que reflejara el estado psicológico y el descenso al inframundo de los personajes.

Para mí, y a pesar de sus defectos, estos tres personajes tienen algo de heroico. La vida se empeña en vencerlos, pero en la derrota recuperan la dignidad y el humanismo, convirtiéndolos en un grito que se alza desafiante a los dioses.

Hossein Amini
Londres, enero 2014



Nacimiento y principio
Para el director novel Hossein Amini, LAS DOS CARAS DE ENERO es un proyecto pasional que despertó su imaginación creativa hace más de quince años. Desde que leyó el thriller psicológico escrito por Patricia Highsmith, publicado por primera vez en 1964, se quedó enganchado y ha luchado durante más de una década para llevar la historia a la gran pantalla. La atracción que sintió por la original y absorbente novela de suspense, una de las más oscuras incluso para los seguidores más fervientes de la escritora, se debe a los tres protagonistas y al extraño triángulo que van formando en el transcurso de la historia.

"La primera vez que leí Las dos caras de enero fue mientras estudiaba en la Universidad", cuenta Hossein Amini, el aclamado guionista nominado a un Oscar y a un BAFTA por Las alas de la paloma (1997), y cuyos guiones de Jude (1996), Las cuatro plumas (2002) y Drive (2011) fueron muy aplaudidos. "Los personajes me impactaron. Chester es un auténtico malo de los que describe Patricia Highsmith, pero hace algo tan sorprendente al final que me obligó a repasar la historia y a reflexionar acerca de la extraordinaria compasión que siente la autora por las personas difíciles, tortuosas y peligrosas. No solo es capaz de conseguir que el lector se ponga en el lugar del malo, sino que le obliga a entenderlo. Quiere a los personajes con sus debilidades y sus fallos, y eso me conquistó. Cada vez que estaba entre dos proyectos, volvía a pensar en la novela".

Hossein Amini siempre fue consciente de que la adaptación de esta novela, una de las menos conocidas de Patricia Highsmith, representaba un reto. El libro se publicó nueve años después de su mayor éxito, El talento de Mr. Ripley, pero no fue recibido con el mismo fervor. Su editor incluso llegó a mandarle una carta donde decía que "una historia puede con dos personajes neuróticos, pero tres son demasiados". En los años siguientes, el director y guionista intentó conseguir una copia de la novela, pero descubrió que no se había reeditado. A pesar de todo, siguió pensando en Las dos caras de enero. Por fin volvió a leerla: "Cada vez que leía la novela, descubría algo nuevo. Reconozco que aprendí aún mucho más mientras realizaba la adaptación. Al principio pensaba que me alejaba del original, pero descubrí que mucho de lo que no se describe al principio está en la película".

Incluso un gran guionista como Hossein Amini puede tener dificultades en encontrar formas para que el espectador no se distancie de unos personajes tan difíciles. Decidió seguir el modelo de los sofisticados thrillers de antaño con un ritmo actual y una trama sin trucos artificiales. Curiosamente, el hombre que adaptó novelas como Jude el oscuro, de Thomas Hardy, Las alas de la paloma, de Henry James, Las cuatro plumas, de A.E.W. Mason y Killshot, de Elmore Leonard, estaba convencido de que entendía Las dos caras de enero mejor que cualquier otra novela que hubiera adaptado hasta entonces.

Hablando de su debut como director, "Hoss", como le llaman casi todos, aclara que no tenía ningún empeño en colocarse detrás de la cámara, simplemente quería contar esta historia. Hace unos seis años, durante una reunión con Tom Sternberg, que produjo El talento de Mr. Ripley y que se encontraba en Londres para la adaptación de La huella, protagonizada por Jude Law, le habló del proyecto y añadió que Diogenes, la editorial de Patricia Highsmith, no estaba dispuesta a venderle los derechos. "Me conquistó la pasión de Hoss y le dije: ‘Muy bien, vamos allá’", recuerda el productor. "Las negociaciones con la editorial fueron largas, pero me vendieron los derechos por un precio muy razonable".

Gracias a Tom Sternberg, el proyecto acabó en Mirage Enterprises, la productora propiedad de Anthony Minghella y Sydney Pollack, que se habían ocupado de El talento de Mr. Ripley, el primero como guionista y director, el segundo como productor ejecutivo. El UK Film Council, que ahora es el BFI Film Fund, se unió al proyecto y todos estuvieron de acuerdo en que Hossein Amini no solo escribiera el guión, sino que dirigiera la película. Antes de que Anthony Minghella falleciera en 2008, Tom Sternberg le mandó una primera versión del guión. Sin embargo, al fallecer Sydney Pollack dos meses después de Anthony Minghella, el productor Tom Sternberg y Hossein Amini recuperaron los derechos. Este último empezó a trabajar en serio y acabó la versión final en enero de 2010.

El guión no tardó en caer en manos de Viggo Mortensen. El actor se reunió con Hossein Amini en su casa de Madrid a finales de 2010 y se apuntó al proyecto. Nunca perdió el entusiasmo por interpretar a Chester a pesar de las dificultades para levantar el proyecto. "Ha sido increíblemente paciente y generoso en todo el proceso", dice Hossein Amini. Con Viggo Mortensen como estrella, Studio Canal aceptó participar en la financiación mediante una preventa en territorios como España y Argentina, donde el actor tiene el éxito asegurado.

Asimismo, Studio Canal pidió a Working Title Films que participara en el proyecto en calidad de productores después de su experiencia conjunta en 2011 con El topo. Robyn Slovo, la productora que representó a Working Title en está última película, se unió al proyecto a principios de 2012. Trabajó muy de cerca con Hossein Amini para dar los últimos toques al guión y se ocupó de la preproducción. "Era natural que trabajáramos juntos después de El topo en una película para adultos, inteligente, con clase, como LAS DOS CARAS DE ENERO".

La productora y el director escogieron a un equipo técnico importante encabezado por el conocido director de fotografía Marcel Zyskind, cuyo trabajo con el realizador Michael Winterbottom siempre había gustado mucho a Hossein Amini, el diseñador de producción Michael Carlin y el diseñador de vestuario Steven Noble. "Hoss y yo nos entrevistamos con todos y tomamos las decisiones de común acuerdo", explica Robyn Slovo. "Creo que para Hoss fue una gran ayuda tener a alguien a su lado que estuviera tan involucrado en el proceso como él".


Las tres caras de enero
Una vez que Viggo Mortensen se comprometió a interpretar a Chester MacFarland, el guionista decidió realizar algunos cambios en el personaje principal: "Viggo exhala heroicidad, y decidí dar un toque estilo Gatsby al personaje, algo que no está en la novela", dice Hossein Amini. "Me gustó la idea de un hombre apuesto, llamativo, carismático, destinado a perder. Me pareció que Chester encajaba con esa idea; sin embargo, en el libro da la impresión de estar agotado desde el principio".

A continuación, Oscar Isaac aceptó el papel de Rydal Keener. El actor ya había trabajado con Hossein Amini en el thriller Drive, donde interpretaba al marido de Carey Mulligan. A pesar de que el director no encontraba a un actor para dar vida al estafador de poca monta que cae bajo el hechizo de los MacFarland, Oscar Isaac reconoce que cuando Hossein Amini le pasó el guión durante el rodaje de Drive, "era impensable que me diera el papel de Rydal". Pero los hermanos Coen le escogieron para protagonizar A propósito de Llewyn Davis, y las puertas se abrieron de par en par.

"Había entrevistado a muchos actores, pero seguía pensando que Oscar sería perfecto", reconoce Hossein Amini. "Por suerte, los Coen le contrataron, y a partir de ese momento todos aceptaron que le diera el papel. Es un actor extraordinario. Tiene ternura. Basta con un primer plano de sus ojos para descubrir su inocencia, su vulnerabilidad".

En este caso, el guionista también alteró ligeramente al personaje original, alejándolo de "los chicos dorados" que tan bien describía Scott Fitzgerald, para darle un toque más crudo. Encontrar a la actriz para encarnar a Colette y completar el rompecabezas fue una tarea complicada porque era el personaje más alejado de la novela. "En el libro, Colette es muy diferente", dice el realizador. "Casi podría decirse que es una ninfómana, no tiene mucha cultura. Seduce a Rydal sin miramientos, convirtiéndole en parte casi involuntaria de la historia".

A pesar de estar prácticamente decidido por otra actriz, cuando le comunicaron que Kirsten Dunst estaba interesada en el papel, Hossein Amini se reunió con ella y cayó rendido. Ninguna otra intérprete podía ser Colette: "Kirsten aporta inteligencia y sofisticación a cualquiera de sus papeles. Cuanto más consideraba la posibilidad de que fuera ella, más veía que añadiría tridimensionalidad al papel. Los tres personajes están inspirados en la novela, pero son diferentes en muchos aspectos, sobre todo la mujer. En la película, ella comprende lo que pasa".

La actriz, que acababa de triunfar en Cannes con el Premio a la Mejor Actriz por su papel en Melancolía, de Lars von Trier, se comprometió inmediatamente. "Hace el papel de esposa de un hombre mayor que ella", explica Robyn Slovo. "Era de suma importancia que los actores que interpretaban a Chester y a Colette parecieran estar casados. Viggo y Kirsten no tuvieron problema en conseguir que la relación pareciera perfectamente plausible".

A ninguno de los tres actores le preocupó que Hossein Amini careciera de experiencia detrás de la cámara. "En ningún momento sentí que trabajábamos con un director novel", dice Viggo Mortensen. "Hoss está muy preparado y ha sabido sacar provecho de la oportunidad. También ha permitido que los demás contribuyan y den su opinión. Conoce la historia a la perfección, pero no le ha asustado dejar que evolucionase en el plató. Ha dejado que nos arriesgáramos, incluso llevándonos al límite en algunas ocasiones. Me gusta porque no es lo habitual. Nunca se equivocaba en cuanto a los diálogos, la ambientación, el vestuario dentro del contexto histórico, pero tampoco olvidaba la vertiente humana".

"Como persona, me parece todo un caballero", añade Oscar Isaac. "Trabajamos muy bien juntos en Drive, donde íbamos cambiando a mi personaje durante el rodaje. Por eso confiaba plenamente en él".

Aunque los tres actores habían leído novelas de Patricia Highsmith, no conocieron Las dos caras de enero hasta después de aceptar los papeles. Oscar Isaac dice que Hossein Amini añadió profundidad a la historia, además de dar más cuerpo a los personajes. "La película es dinámica, realista", dice. "En la novela, Rydal tiende a ser un personaje pasivo, mientras que en la película es mucho más activo".

"El guión es muy matizado", añade Viggo Mortensen, que se sumergió en la historia de la Grecia Antigua mientras se preparaba para interpretar a Chester. "Los personajes no siempre dicen lo que sienten, sus palabras sirven a sus fines. No nos dábamos cuenta mientras interpretábamos las escenas, pero al final del día veíamos que había mucho más de lo que creíamos. Todos nos sabíamos el papel, pero siempre acabábamos descubriendo algo más. No se trata solo de que intentan engañarse mutuamente, sino del cambio que se produce a medida que avanza la historia".

Chester y Rydal no tienen miedo a las emociones. Rydal es muy sensible, incluso escribe poesía. Los dos son estafadores, aunque a un nivel muy diferente. Chester ha desplumado a varios inversores acomodados vendiéndoles participaciones en una explotación petrolífera inexistente, haciéndose con sumas importantes. Pero todo empieza a cambiar cuando un detective privado le encuentra en Atenas. Rydal trabaja en otro campo muy diferente, usando sus conocimientos del idioma y costumbres del país para sacar dinero a las turistas ingenuas que necesitan un guía.

"Decidimos que no le cuesta nada timar a las turistas, pero que no se siente del todo cómodo haciéndolo", explica Oscar Isaac. "En realidad, lo hace para llegar a fin de mes. No se siente culpable, pero le molesta. Desearía estar por encima de eso. Por un lado le gustaría poseer lo que tiene Chester, pero por otro le desprecia un poco. Aunque claro, no tiene ni idea de quién es Chester realmente".

"Cuando le vemos por primera vez, Rydal da la sensación de no estar cómodo consigo mismo", sigue diciendo el actor. "Es un hombre que busca su identidad y la figura paterna. En la novela se le describe como a un joven que busca la aventura en la mirada de los demás. Ansía la aventura".

Al contrario que en la novela de Patricia Highsmith, donde Chester se da cuenta enseguida de que Rydal es un timador y un mentiroso, por lo que se enfrentan desde el principio, Hossein Amini espera hasta casi la mitad de la película para oponerles. El equilibrio de poderes se mueve constantemente en la película, sobre todo a medida que los acontecimientos les unen inextricablemente y la dinámica padre-hijo se afianza. El padre de Rydal, con el que nunca se llevó bien, ha fallecido hace poco, y el joven admira a Chester. Este último, consciente del sentimiento que despierta en Rydal, lo explota abiertamente, mientras el duelo psicológico entre los dos hombres sube de tono.

El enfrentamiento y la dualidad que hay entre Chester y Rydal, se reflejan en el título de la película. El mes de enero toma su nombre del dios romano Jano, el dios de dos caras, del principio y de las transiciones. Al abrir la puerta de cada año, enero representa el final del año anterior y el nacimiento del siguiente, así como la dualidad de los seres humanos. Se le representa tradicionalmente con dos caras, cada una mirando en direcciones opuestas, una hacia el futuro, la otra hacia el pasado. El destino de Chester y de Rydal está unido como las dos caras del dios.

Es conocido de todos que los personajes femeninos de las novelas de Patricia Highsmith son siempre menos interesantes y más unidimensionales que los personajes masculinos, y Colette MacFarland no es una excepción. Sin embargo, el director y Kirsten Dunst se esforzaron para aportar algo más al papel sin por eso cambiar la esencia narrativa del thriller.

"Lo que más me interesó desde el principio fue la historia", dice la actriz. "No me parece necesario interpretar siempre un tipo de papel. En muchas ocasiones simplemente quiero ser parte de la historia para comunicarla. Basta con querer ser parte de la película y trabajar duro. Aparte de eso, me gustó mucho la dinámica entre los tres personajes, daba pie a una energía muy especial. Siempre teníamos la sensación de no saber qué iba a pasar a continuación".

En cierto modo, la tensión de sentirse perseguidos por la policía griega y el hecho de que Chester no le contara a Colette qué le ocurrió realmente al hombre que les visitó aquella noche en Atenas, hace que se desenamoren. También está la creciente atracción que la joven siente por Rydal, a quien cree capaz de ofrecer compasión y comprensión, algo que no hace su marido. "Me centré en interpretar a alguien que ama y se desenamora", explica Kirsten Dunst. "La idea que Colette tenía de su matrimonio empieza a derrumbarse. Chester se convierte en una especie de monstruo, y Rydal ocupa el lugar del caballero andante".


¿Qué influyó a Hossein Amini?
Dadas las exitosas adaptaciones cinematográficas de las novelas de Patricia Highsmith, entre las que mencionaremos El talento de Mr. Ripley, de Anthony Minghella, y Extraños en un tren, de Alfred Hitchcock, el realizador sabía que el listón estaba muy alto: debería ser un thriller sofisticado e inteligente con personajes complicados, contradictorios, llenos de defectos, en un ambiente estresante y oscuro. "Es un thriller psicológico más intenso que El talento de Mr. Ripley porque siempre nos quedamos con los mismos tres personajes", explica Robyn Slovo. Hablando de las complejas decisiones morales a las que se enfrentan en LAS DOS CARAS DE ENERO, añade: "Ninguno de los personajes irá al cielo, o al menos, no sin pasar por el purgatorio".

Hossein Amini reconoce que sus influencias cinematográficas son múltiples, pero la de Hitchcock, el padre del thriller moderno, es obvia. Además, el realizador visionó numerosas películas rodadas en la época en que transcurre la historia, sobre todo thrillers franceses e italianos, "para ver el mundo, los paisajes, las composiciones de entonces", entre los que estaban La aventura, de Michelangelo Antonioni, y El desprecio, de Jean-Luc Godard, por su retrato de un matrimonio en decadencia. Pero cree que el espíritu de su película está más cerca de A pleno sol (1960), de René Clément, la primera adaptación que se hizo de la novela El talento de Mr. Ripley, con Alain Delon en el papel protagonista, que de la suntuosa adaptación que Anthony Minghella dirigió en 1999 protagonizada por Matt Damon y Jude Law. Añade que también adora el género negro francés y estadounidense, especialmente las películas donde el destino socava las esperanzas y sueños de los protagonistas.

"Hoss ha realizado un auténtico thriller psicológico", dice el actor Oscar Isaac. "Explora las neurosis de tres personas que acaban colisionando".

"La batalla psicológica entre los dos hombres siempre fue el tema que más me atrajo", dice Hossein Amini. "Me gusta la imagen de dos hombres enfrentados. Y aunque uno de los dos saldrá perdiendo, hay respeto mutuo y afecto entre ellos. Al principio, incluso comparé esta historia con el triángulo amoroso entre Teseo, Ariadna y el Minotauro. Pero, poco a poco, me pareció estar más cerca de Zeus y Cronos, del hijo que mata al padre para hacerse hombre".

Aunque el comportamiento de los tres personajes deja algo que desear, Viggo Mortensen no les considera amorales. "Todos escondemos algo, incluso la monja más buena puede guardar pensamientos y resentimientos ocultos", dice. "Estos personajes tienen deseos secretos, resentimientos y una moralidad muy particular. Chester es un oportunista, es verdad, pero en esta historia no hay nadie realmente bueno o realmente malo".


De Creta a Atenas camino de Estambul y Londres
El rodaje de LAS DOS CARAS DE ENERO empezó en octubre de 2012 en Creta. La novela de Patricia Highsmith transcurre en París, Estambul y Grecia, la cuna de la civilización occidental. Dada la crisis económica en Grecia y las consiguientes manifestaciones antigubernamentales, al principio se pensó en rodar toda la película en y alrededor de Estambul, para posteriormente trasladar el equipo a los estudios Ealing de Londres para los interiores. Sin embargo, ante la dificultad de encontrar algunos exteriores en Turquía, el director y la productora decidieron rodar en Creta, además de unos días en Atenas, antes de ir a Estambul. La versión de Hossein Amini no incluye París. El rodaje de la película, que contaba con un presupuesto de 21 millones de dólares, se dividió como sigue: tres semanas en Creta, cuatro días en Atenas, cuatro semanas en Estambul y dos semanas en los estudios Ealing.

Los libros de la autora describen la edad de oro de los turistas estadounidenses en Europa. Era muy importante conseguir plasmar esa sensación de "edad dorada", simbolizada por los MacFarland, en la pantalla. "El año 1962 fue un momento interesante para los turistas estadounidenses", comenta Viggo Mortensen. "Posiblemente eran un poco vulgares, un poco ruidosos, y se les podía sacar dinero, de eso no hay duda, pero todavía no eran los malos. En Europa aún se vivía el periodo dorado después de la II Guerra Mundial y se veía a los estadounidenses como unos ingenuos".

La película empieza en la Acrópolis, donde Chester y Colette conocen a Rydal cuando se ofrece como guía turístico a un grupo de ricas y jóvenes estadounidenses. Aunque parezca increíble, se obtuvo el permiso para rodar dentro del mismo Partenón, a pesar de que los visitantes tienen la entrada restringida. Para rodar en uno de los destinos turísticos más visitados de Grecia, el equipo del diseñador de producción Michael Carlin tuvo que tapar el sistema de iluminación y las señales actuales en la colina con escombros de polietureno. Hossein Amini también debió acoplarse para evitar dos enormes grúas instaladas en el perímetro. Cuando no fue posible, la imagen de las grúas se borró en posproducción.

Tan solo disponían de dos días para rodar la importante escena, y Hossein Amini reconoce que no fue tarea fácil. "Había cientos de turistas ahí mismo", recuerda. "Dependíamos literalmente de su buena voluntad. La mayoría de la gente fue de lo más amable, pero de vez en cuando alguien se enfadaba, decía que había comprado la entrada y que pasaba delante de las cámaras".

Otros exteriores se rodaron en Estambul y Creta. Un edificio de la Universidad de Turquía hace las veces del inmenso lobby del Gran Hotel de Atenas, y otra escena en el aeropuerto de Atenas se rodó en el hipódromo de Estambul. El dramático enfrentamiento entre Chester y Rydal, que empieza en la terraza de un café y acaba con una persecución, se rodó en el Gran Bazar de Estambul, uno de los mercados cubiertos más grandes y más antiguos del mundo. La impresionante, fascinante y dramática escena en que la policía griega persigue a los dos hombres en el laberíntico mercado es un verdadero tributo a El tercer hombre.

"Irónicamente, uno de nuestros mayores logros fue convertir el Gran Bazar en el Gran Bazar", dice Michael Carlin, riendo. "Solo se puede rodar en el mercado de noche, cuando permanece cerrado al público. Todas las tiendas están cerradas, todo está oscuro y, créanme, los tenderos saben negociar. En algunos casos, era más fácil y más barato reconstruir los escaparates, pero la mayoría no tuvo problemas en cooperar con nosotros".

También aquí, el departamento de decoración tuvo que cubrir las señales modernas y sustituir algún elemento decorativo. "Casi nos costó más que reconstruir el palacio de Bleinheim", añade Michael Carlin, sonriendo. La secuencia se completó en ocho días. "Para la parte del café, que está situado en la parte más laberíntica del bazar, hubo que redecorar una docena de tiendas en todas las direcciones y construir trampantojos teatrales. Tardamos dos noches en rodar esa escena", explica el diseñador de producción. "Lo desmontamos todo y nos trasladamos a otro decorado para rodar la noche siguiente. Los turcos fueron maravillosos con la logística".

Una calle en un mercado al aire libre al que Rydal lleva a los MacFarland y donde Chester le compra una pulsera a Colette también se rodó en Estambul. Rydal les explica el significado de la cabeza de serpiente, un diseño cretense que simboliza la inmortalidad y se usa como amuleto de la buena suerte, mientras aprovecha para demostrar sus conocimientos de griego al regatear – aparentemente – con el joyero y, de paso, conseguir un buen beneficio para él. Los departamentos de decoración y de vestuario se apoderaron de una pequeña calle en el distrito Ballat, el antiguo barrio griego de Estambul, y la hicieron retroceder en el tiempo. Se añadieron contraventanas para cubrir las persianas de plástico, y los extras fueron vestidos de acuerdo con la época.

La parte más relajada del rodaje se llevó a cabo en Creta. El equipo se instaló en el pintoresco pueblo de Chania para rodar en las estrechas callejuelas, en el puerto y en los montes cercanos. Una parte del puerto es un yacimiento arqueológico donde se asentaba una mezquita otomana y desde donde hay una espléndida vista de los antiguos faros venecianos. El departamento de decoración creó una pequeña plaza en esa parte del puerto para rodar la secuencia en que el trío cena después de haber salido huyendo de Atenas y la búsqueda desesperada que emprende Chester de su esposa y Rydal. "Me encantó Chania", reconoce Oscar Isaac con entusiasmo. "Nunca había estado en un lugar tan mágico como ése, me pareció asombroso".

La huelga general facilitó el rodaje en Cnosos, la ciudad minoica donde nació el mito de Teseo y el Minotauro, ya que en el palacio no había turistas por la huelga de los guardas. Los interiores del palacio se recrearon en los estudios Ealing, pero Hossein Amini rodó dos días en el mismo Cnosos, donde transcurre uno de los acontecimientos más sorprendentes de la historia.

"Todo estaba extremadamente bien planeado", dice Viggo Mortensen. "Los decorados eran perfectos, los montes en Creta, Cnosos, Estambul… Consiguieron autorización para rodar dentro del Partenón, algo realmente asombroso. Y en Cnosos tuvimos suerte porque estábamos solos. El tiempo nos acompañó durante todo el rodaje en exteriores. Según un dicho persa, ‘La suerte sonríe al eficiente’. Lo tenían todo preparado y la suerte nos sonrió".
En los estudios Ealing se rodaron los interiores del hotel de Atenas, la pensión de Chania y las partes subterráneas de Cnosos. Hubo que construir el exterior del Gran Hotel en los estudios porque el decorado exterior en Estambul desapareció. "Llegamos para rodar una buena mañana y descubrimos que todo el hotel estaba envuelto en andamios", recuerda Michael Carlin. "Las cosas van muy deprisa en Estambul".

El director de fotografía danés Marcel Zyskind acompañó a Hossein Amini en todo momento, e hizo posible que el realizador plasmara su visión en la pantalla. "Es joven y dinámico. Tenía que rodar muy deprisa porque había muchos decorados", dice el guionista y director, que en principio quería rodar en 35 mm, pero acabó inclinándose por el digital. Sin embargo, Marcel Zyskind escogió lentes anamórficas, que permiten obtener una imagen más suave, más clásica.


La moda prêt-à-porter
Chester y Colette visten como una pareja estadounidense elegante y adinerada. Chester casi siempre lleva traje, sobre todo uno de color crema después de la huida de Atenas cuyo diseño está inspirado en El gran Gatsby, como reconoce el diseñador de vestuario Steven Noble. Para Colette, el diseñador encontró dos vestidos de época y diseñó el resto de su vestuario, que se confeccionó con copias digitales de telas de época. Sin embargo, redujo los accesorios que llevaría entonces una mujer de la clase social de Colette, limitándose a sombreros y guantes.

"Se viste a la última moda de la época. Era el final del típico look de los cincuenta, con faldas anchas y cinturas estrechas. La silueta se estilizaba mucho más", dice Steven Noble. "Los dobladillos seguían por debajo de las rodillas. Diseñé faldas muy estrechas para que Kirsten se contoneara al andar".

El diseñador se documentó e inspiró en revistas y películas de la época, además de visionar películas caseras rodadas en Creta a mediados del siglo pasado. Para el vestuario de Rydal, que lleva dos años viviendo en Atenas, Steven Noble buscó ropa fabricada en Grecia y la encontró en una tienda de alquiler en Londres. "El dueño es griego, lo que fue de mucha ayuda", explica, sonriendo.

"En cuanto me puse la ropa, algo cambió en mí, me comporté de otra forma", explica Kirsten Dunst. "Lo que peor llevé fueron los zapatos con tacones de aguja. No era nada cómodo visitar el Partenón con un calzado semejante".

Steven Noble y todo su equipo se esmeraron para que todos los extras estuvieran vestidos y peinados correctamente para la época, algo que ayudó a los tres protagonistas. "A menudo, incluso en películas importantes, los figurantes que están al fondo no van vestidos correctamente según la época en que está situada la historia", dice Viggo Mortensen. "O las pelucas están torcidas… Nadie se preocupa mucho. Pero en esta película, cada persona con la que nos cruzábamos o que veíamos iba impecablemente vestida y peinada, tanto en Grecia como en el Gran Bazar. Es una gran ayuda a la hora de interpretar".

Aunque la película transcurre en 1962, Hossein Amini y el equipo se esforzaron para que LAS DOS CARAS DE ENERO nunca parezca anclada en el pasado. Viggo Mortensen subraya la importancia del enfoque bastante libre del director. "Parte del equipo estaba obsesionado con que todo fuera correcto", explica. "La corbata, los gemelos, los libros, las lámparas, los objetos, pero aparte de eso, y gracias a la forma de trabajar de Hoss, nunca nos sentimos aprisionados por el periodo o el lenguaje".


Todo tiene un fin
Para componer la banda sonora de la película, Hossein Amini se inclinó por Alberto Iglesias, que ha trabajado mucho con Pedro Almodóvar. "Tenía la sensación de que necesitábamos algo clásico, una partitura al estilo de Bernard Herrmann, y Alberto es uno de los pocos compositores cinematográficos capaces de hacer bien algo así", dice el director. "La partitura que ha compuesto está enamorada de los tres personajes, y hace que el público sienta lo mismo. Es necesario que el espectador se meta en la piel de nuestros protagonistas, y la partitura de Alberto nos acerca a ellos".

Para el director, el aspecto más exigente llegó cuando se sentó en la sala de montaje para montar el drama de suspense. Reconoce que, al principio, la sensación fue de ceguera total mientras buscaba el equilibrio para que fluyera la narración. "He aprendido muchísimo en la sala de montaje", dice. "Una de las lecciones es que una historia puede empezar como un drama, pero cuando se convierte en un thriller, no puede volver atrás porque el espectador ya está metido en otra cosa".

"También fue muy interesante descubrir que podíamos pasar de 120 a 90 minutos sin perder nada de la historia", sigue diciendo. "Cuando se rueda en sitios tan maravillosos como Grecia y Turquía con un director de fotografía realmente asombroso, es difícil resistir la tentación de querer filmar la belleza. Pero la impresión final es la misma, aunque la toma dure tres segundos en vez de seis".

A pesar de haber dicho que su ambición como director se limitaba a esta película, Hossein Amini reconoce que ahora le gustaría repetir. "Es adictivo", dice. Y Kirsten Dunst añade, riendo: "Creo que el segundo día de rodaje, Hoss ya dijo: ‘Me encanta, qué ganas tengo de dirigir otra película".

"No negaré que Hoss se pasó algunas noches sin dormir, ¿a qué director no le ocurre?", dice la productora Robyn Slovo. Pero ha nacido para esto. Le encanta y se le da de maravilla. Cada director tiene su estilo, pero los buenos saben lo que quieren y cuándo lo han conseguido".

Hossein Amini se siente orgulloso de la película que acaba de terminar. Hace hincapié en que las interpretaciones de Viggo Mortensen, Kirsten Dunst y Oscar Isaac son las grandes bazas del film. "Siempre vuelvo a la novela, cuya fuerza son tres personajes muy convincentes", explica. "Quería que al público le cayeran bien tres personajes desagradables. Es una película que gira en torno a los celos, el alcohol, la rivalidad; tres cosas negativas, pero humanas. Nos lleva a la idea en que se apoyan las tragedias griegas, donde los hombres se enfrentan a los dioses, pierden, pero son heroicos en la derrota. Su humanismo es su victoria".