TriStar Pictures presenta El cielo es real, dirigida por Randall Wallace, el guionista nominado al Oscar® de Braveheart. El guión es de Randall Wallace y Christopher Parker, basado en el libro escrito por Todd Burpo con Lynn Vincent. El filme lo producen Joe Roth y T.D. Jakes y los productores ejecutivos son Sue Baden-Powell, Sam Mercer y Derrick Williams. Junto a Kinnear, Reilly y Corum, se unen al elenco la actriz ganadora del Emmy® Margo Martindale (Justified: la ley de Raylan, Agosto) y el actor nominado al Oscar® Thomas Haden Church (Entre copas, Un lugar para soñar). La música es de Nick Glennie-Smith.
Entre el equipo realizador se encuentra el director de fotografía ganador del Oscar® Dean Semler ACS, ASC (Bailando con lobos, Mad Max 2, el guerrero de la carretera, Apocalypto), el director de producción Arv Greywal (Lars y una chica de verdad), el montador dos veces ganador del BAFTA, John Wright A.C.E. (Apocalypto, Speed Máxima potencia) y el diseñador de vestuario Michael T. Boyd (Secretariat, Cuando éramos soldados).
Un niño, un misterio y las preguntas más importantes de la vida
En 2010, un libro de un autor desconocido cuya lectura fue fomentada exclusivamente por el boca a boca y el fuerte entusiasmo de curiosos y conmovidos lectores de repente y de la nada alcanzó la cacareada primera posición en la lista de ventas del New York Times. Hablamos de El cielo es real, de Todd Burpo y Lynn Vincent, que vendió más de 10 millones de copias en todo el mundo y se ha traducido a 35 idiomas, provocando animadas conversaciones sobre la naturaleza de la vida, la fe y la eternidad entre familias y comunidades en todo el mundo.
El viaje deslumbrante del libro empezó con la terrible pesadilla de unos padres: un niño enfermo del que los doctores dijeron que era improbable que se recuperara. Pero el pequeño Colton se recuperó y ese fue precisamente el comienzo de sus sorpresas. Tras la recuperación, el niño de 4 años comenzó a contar una historia increíble: que durante su delicada operación fue al cielo y vio un reino de belleza indescriptible y suma paz, encontrándose incluso con familiares fallecidos que el pequeño no conocía personalmente.
Al principio, la familia Burpo no sabía muy bien qué hacer con las revelaciones de su hijo. Cuando su hijo hablaba sobre ello lo hacía con inocencia infantil y ellos estaban convencidos al 100% que no se lo inventaba. Pero a pesar de que fueran personas de fe de hecho, Todd era pastor en su pequeña ciudad de Nebraska se estaban enfrentando con preguntas que nunca se habían planteado.
Claro que habían hablado e imaginado el cielo en abstracto; pero ¿acaso era posible que la experiencia de su hijo fuera real? Y si él había descubierto uno de los grandes misterios de la vida... ¿serían capaces de compartir este acontecimiento desconcertante con un mundo propenso a la incredulidad y al escepticismo? ¿Deberían?
Esta parte del viaje de Todd Burpo quien atravesó un mar de dudas y defendió a su hijo y sus propias convicciones que forjó a pulso fascinó a los realizadores responsables de la adaptación cinematográfica del libro. Ellos vieron una historia con la que cualquier persona que se haya preguntado sobre la vida, la muerte y el significado de todo ello, o que alguna vez se haya arriesgado por sus creencias más arraigadas, podría identificarse personalmente.
Como tantos otros, el director de El cielo es real y escritor al alimón del guión Randall Wallace ha perdido a seres queridos y ha considerado la promesa del cielo pero en muchas ocasiones se ha enfrentado también con las grandes preguntas sobre la vida aquí y ahora. Es uno de los guionistas más solicitados de Hollywood conocido por una filmografía que ha tratado de muchas maneras el poderoso tema del valor frente a la adversidad en películas como Braveheart, Secretariat, Cuando éramos soldados y El hombre de la máscara de hierro. El cielo es real haría lo mismo, pero además lo pondría en contacto directo con algunos de los temas más personales: la naturaleza de las creencias, las experiencias próximas a la muerte, la cuestión del más allá y el potencial de esta vida.
"La historia trata temas fascinantes", reflexiona Wallace. "La pregunta qué ocurre cuando morimos es sin duda una cuestión que en el fondo todos en algún momento nos hemos hecho. Pero la historia de la familia Burpo también toca otras cuestiones de gran importancia: ¿Qué nos hace sentir vivos? ¿Cuál es la fuente de la fe? ¿Qué nos motiva? ¿Cuál es la herramienta que cambia nuestra vida? ¿Qué nos hace dejar de temer y empezar a avanzar en nuestra vida con confianza y seguridad? Lo que me gusta de esta historia es que atañe a todo esto".
Y agrega: "Las mejores historias son aquellas que cautivan la imaginación y nos conducen al futuro y aquellas que requieren valor para contarlas. Esta es una de ellas".
La historia llegó a Wallace de la mano del veterano productor de Hollywood, Joe Roth, quien leyó por primera vez sobre la familia Burpo en un artículo de dos párrafos sobre el libro antes de que se publicara. Habiendo producido docenas de exitosas películas desde la década de los 70, el instinto de Roth inmediatamente se activó.
"Desde hace 40 años tengo la costumbre de leer la sección de reseñas de libros del New York Times con la esperanza de que algún día me toparía con algo que nadie más había considerado pero hasta ahora no había tenido éxito porque cuando aparecía en el Times ya alguien lo había comprado", cuenta Roth. "Pero cuando leí sobre este libro, me pareció una idea genial para una película. Plantea una pregunta que todos nos hemos hecho: ¿qué ocurre después de la muerte? Sin importar tu religión o el trasfondo del que provengas, o si viviste hace 2000 años o en el año 2014, es una pregunta que fascina a cualquiera".
La naturaleza de la familia Burpo, pilares de la comunidad en el seno de un pequeño pueblo, lo hizo incluso más identificable e intrínsecamente dramático, considera Roth. "Hablamos de un pastor que cuando se enfrenta a la historia de su hijo, no está muy seguro si creerla o no y duda si debería comunicarlo a los vecinos y alterar el orden, o simplemente aparcar el asunto", explica Roth. "Y él se arriesgó, lo cual me atrajo él apoyó la visión de su hijo a pesar de que potencialmente hubiera podido perder su trabajo y le hicieran la cruz en el pueblo".
Roth estaba entusiasmado al enterarse que era el primer gran productor en hablar con la familia Burpo y solo cuatro semanas después de llegar a un acuerdo con ellos, sus instintos fueron recompensados cuando el libro llegó al nº1 en la lista de ventas, demostrando así su gran interés cultural. Para entonces, él ya estaba buscando a Randall Wallace para colaborar en calidad de escritor y director, habiendo trabajado con él como guionista en Pearl Harbor y Cuando éramos soldados.
Para Roth, anclar El cielo es real en la visión de un dotado escritor cinematográfico supuso una perspectiva muy interesante. "Probablemente Randy es uno de los guionistas más importantes de Hollywood y un director formidable", dice el productor. "Además, tiene un trasfondo ecuménico y una habilidad para contar historias interesantes sobre la esperanza".
A petición de la familia Burpo, Roth contó con el productor T.D. Jakes, un conocido pastor y líder espiritual, para llevar el proyecto a la gran pantalla. Jakes también se emocionó con la capacidad demostrada de la historia para dejar una huella en todos los que se toparan con ella desde aquellos que buscan crecer en su fe hasta aquellos que simplemente tienen curiosidad de saber más.
"Creo que todos podemos identificarnos con una familia común y corriente que se plantea las preguntas más importantes", dice Jakes. "Todos hemos experimentado alguna tragedia o adversidad y creo que el hecho de ver a esta familia atravesar una crisis, y encontrar soluciones reales, puede alentar a otros a creer que ellos también encontrarán su propia solución".
Aunque millones de lectores terminan El cielo es real sintiendo la emoción de haber profundizado en sus convicciones, Wallace es muy consciente de que no todo el mundo interpretará las cosas que Colton vio durante su operación de la misma forma y el guión lidia con esas mismas dudas.
"Algunos se mostrarán escépticos desde el primer momento", reconoce Wallace. "Yo era escéptico respecto a diferentes aspectos de la historia sobre lo que los personajes dijeron que ocurrió, lo que ellos creen que ocurrió, lo que contaron de su experiencia
lo cuestionaba todo. Pero una de las características de toda gran historia es el misterio y el suspense. Es ese cuestionamiento el que hace que avancemos en esta historia
y en la vida".
Para Wallace, la fuerza de El cielo es real no depende solo de lo que dice Colton que vio en el cielo, sino aún más en como su historia ha tocado, y cambiado, tantas vidas aquí en la tierra. "Al final la cuestión que cada persona enfrenta en este mundo es ¿qué voy a hacer con el aire que respiro, con este corazón que late en mi pecho, con mis pensamientos? ¿Qué voy a hacer en esta vida? Lo que le ocurrió a Colton nos hace pensar en estas cosas", concluye.
A medida que avanzaba el guión, Wallace también empezaba a desarrollar una regla básica para la producción. "Cuando empezamos este proceso, lo único que les dije a todos aquellos que se sumaban a la película era recuerda el título: El cielo es real. Siempre sentí esta necesidad de convivir en una historia real sobre gente real así que era esencial que cada escena, cada acción y cada palabra, se percibiera como parte de la vida diaria".
La familia Burpo se sintió satisfecha con el enfoque realista y apasionado de Wallace. "Me gusta mucho cómo funciona la mente de Randall", dice Todd Burpo, que sigue siendo pastor en Imperial, Nebraska, aunque su libro se haya convertido en un fenómeno editorial a nivel mundial. "De hecho él incluyó varias cosas en el guión que no le había contado, pero de algún modo acertó con detalles de nuestra vida en el pueblo y de mi relación con mi abuelo. Pensó que se lo estaba inventando, pero se ajustó a la realidad perfectamente. Lo que ha hecho con el guión ha sido increíble".
Aunque entendían que la adaptación cinematográfica cambiaría algunas de las líneas de su historia, para la familia Burpo lo fundamental era mantener la más absoluta fidelidad al punto de vista de su hijo. "Todd me lo dejó muy claro: no quería verse en la situación de que su hijo Colton viera la película y le dijera Papá, yo no dije eso," explica Roth, "así que hemos cuidado el diálogo para mantener las palabras exactas de Colton".
Aunque la película está destinada a dar el mensaje cautivador de Colton sobre el cielo a muchas personas más, la familia Burpo es consciente de que el estreno de la película provocará más preguntas a las que tendrán que hacer frente pero no les molesta hacerlo. (Actualmente Colton está en el instituto y sigue hablando abiertamente de sus experiencias.)
"Sentimos que hemos plantado una semilla, o por lo menos la hemos sembrado, y la gente tiene la oportunidad de creerlo o no", explica Todd Burpo.
Para Wallace, lo más importante era presentar la historia de Burpo de una forma auténtica y convincente, y dejar lo demás a la meditación personal y la conversación y diálogo a posteriori. "Lo que creo que atraerá a la gente a El cielo es real es la idea de que la historia le cautivará. A la gente le gusta emocionarse, entusiasmarse y que se le hable al corazón", resume.
Eso, según el ejecutivo DeVon Franklin de TriStar Pictures, es exactamente lo que Wallace consiguió. "Muy pocos directores tienen un sentido del espíritu humano, y saben cómo encajar ese espíritu en el contexto de nuestras experiencias en el mundo, y Randy es uno de esos directores que ven el cuadro completo, sin perder la capacidad de traducirlo al sentir común", dice Franklin. "Lo que él ha hecho en esta película va más allá de lo que esperábamos. Él aporta esa humanidad hasta en las escenas más sencillas, incluso cuando la familia está sentada a la mesa de la cocina".
Greg Kinnear emprende el viaje de un padre
Desde el primer momento, Randall Wallace y los realizadores sabían que si querían llevar El cielo es real al público necesitarían un reparto de primera para que la familia Burpo y su inusual dilema realmente cobraran vida.
"El casting para esta película única fue muy importante por la cercanía y sencillez de la familia Burpo. Son personas de ética y valores, personas trabajadoras que creen en sí mismas", explica el productor T.D. Jakes. "Cuando se formó todo el reparto fue increíble ver como reflejaban por completo a la familia Burpo".
Seleccionar el papel de Todd Burpo fue un especial desafío ya que se trata de un entregado padre de familia con los pies en la tierra que se tambalea gracias a un fascinante misterio por el cual su hijo empieza a hablar de un viaje al cielo. Wallace dice que el primer nombre que se le vino a la cabeza fue el de Greg Kinnear. Kinnear saltó al primer plano en una serie de brillantes papeles cómicos en Mejor... imposible y Pequeña Miss Sunshine, para luego interpretar un amplio rango de personajes memorables y actualmente protagoniza al locuaz abogado en la serie de televisión "Rake".
Más allá de sus habilidades cómicas y encanto afable, Wallace pensó que la autenticidad subyacente en Kinnear era clave para el papel. "Conocía a Greg porque trabajamos juntos en Cuando éramos soldados", explica el director. "Yo buscaba a alguien que pudiera encarnar la masculinidad de Todd un hombre que instala puertas de garaje para ganarse la vida pero que además es un padre cariñoso, atento y sensible. Y también buscaba a alguien que pudiera hablar con el poder, la convicción y el carisma de un pastor. Por todo ello, creía que Greg era el fichaje perfecto".
A Kinnear le atrajo el realismo del dilema de la familia y como intentan averiguar qué hacer con la impactante información que les cuenta su hijo. "Me gusta la forma en que se narra la historia, de una forma muy humana y accesible", dice el actor. "Es la historia de una familia que experimenta algo extraordinario. A Randall se le da muy bien crear momentos de humor, humanidad y dignidad para esta familia, al tiempo que trata las grandes cuestiones de la vida".
Al analizar el dilema que vive Todd con su hijo, Kinnear pudo entender la negativa de este a desestimar sin más las palabras de Colton como si se tratase de un mero sueño infantil o los efectos secundarios de los medicamentos. "Es importante señalar que entonces Colton era un niño de cuatro años, así que no había ni pizca de fingimiento ni nada artificial en lo que estaba contando. Era totalmente inocente", dice Kinnear. "Y aunque los niños a esa edad pueden tener mucha imaginación, también dicen cosas que sabes que creen con todo su corazón. Así que es muy interesante interpretar a un padre que intenta examinar cuidadosamente lo que es real y lo que no lo es".
Al actor también le fascinó la lucha que libró Todd en su interior cómo pasa de la ansiedad y la confusión a ser un hombre nuevo por su renovado sentido de propósito. "Es interesante que lo que ocurre le obliga a Todd a ir más allá de lo que nunca imaginó, y a profundizar más de lo que nunca pensó, y eso me pareció fascinante", dice Kinnear, "especialmente teniendo en cuenta la repercusión para toda la comunidad".
Cuando Todd empieza a contar lo que Colton presenció en el cielo, ve cómo se desata el conflicto y surgen diferencias en el pueblo y en su propia iglesia y se pregunta cómo podrá abordar esta situación como hombre de Dios y simplemente como hombre. "Es un pueblo pequeño", comenta Kinnear. "Y en sitios así la gente se brida apoyo, lo normal es arrimar el hombro pero esa cercanía aumenta el riesgo, creando algunos retos para la familia Burpo. Cuando Todd empieza a hablar abiertamente sobre lo que Colton vio, la gente reacciona de diferentes formas y lo interpreta a su manera. Incluso algunas personas no quieren ni hablar del tema, pero Todd siente cada vez más que su historia es importante y tiene que encontrar la forma de contarla".
Al final, al igual que Wallace, Kinnear entiende la historia de El cielo es real no solo como una mirada al cielo sino como una visión sobre cómo vivir el regalo del aquí y el ahora. "Cualesquiera que sean tus opiniones de la vida después de la muerte, creo que esta película capta la belleza que nos rodea a través de la mirada de este niño y lo que él ha visto", resume.
Forjando a la familia Burpo
Para interpretar a Sonja Burpo, la vivaracha madre y esposa que vive algo extraordinario cuando su hijo dice que ha recorrido el cielo, los realizadores acudieron a Kelly Reilly, la actriz británica conocida por sus papeles como Mary Morstan en Sherlock Holmes y Sherlock Holmes: Juego de sombras.
Relly cautivó inmediatamente a Randall Wallace en su primer encuentro. "Es terrenal pero también delicada", dice él. "En 10 segundos ya supe que Reilly tenía que interpretar a Sonja. Muchos creen que las esposas de los pastores son dulces pero sin atractivo sexual, el tipo de mujer que parece una mosquita muerta. Esa imagen no tenía nada que ver con lo que yo creía que Sonja era o debería ser. Kelly es fuerte y apasionada y está magnifica en esta película".
Agrega Joe Roth: "Kelly es una mujer hermosa cuya carrera está emergiendo aquí en Estados Unidos. Yo la había visto en El vuelo, y lo hizo maravillosamente en el casting. Fue genial tener la oportunidad de darle este papel a un rostro poco conocido".
A Reilly le atrajo la historia desde el principio. "Me fascinaba que algo tan extraordinario pudiera pasarle a una familia normal, que pudiera afectarles tan profundamente y cambiar su vida a tantos niveles. Si algo me engancha me deja siempre con ganas de saber más y así ocurrió en esta ocasión. Quería saber cómo una familia lidia con algo como esto. Y cómo vuelven a vivir una vida normal después de algo así".
Reilly no tardó en comprender a Sonja. "Creo que ella no se altera por pequeñeces, es muy práctica, está muy presente y es muy real", dice la actriz. "Lo más importante es la familia, esa es la fuerza que le impulsa".
En la película, Sonja admite tranquilamente la experiencia de Colton como parte de los incomprensibles misterios de la fe, mientras que su marido busca comprobarlo para salir de dudas. "Randall explica que el personaje de Greg experimenta una especie de noche oscura del alma y Sonja le apoya en todo momento. Ella le ama con todo su corazón; haría cualquier cosa por él. Pero no puede ir donde él va, porque no ve el tema de la misma forma que él", observa Reilly. "Ella acepta la experiencia de su hijo y acto seguido hace la cena, porque cuidar a su familia es lo más importante".
A Reilly le encantó especialmente la oportunidad de trabajar de cerca con Greg Kinnear. "Siempre es agradable trabajar con personas que respetas y admiras, además él es un hombre maravilloso", asegura la actriz. "Fuimos capaces de crear a Todd y Sonja como un auténtico equipo. Sentí que Greg aportó mucha verdad y benevolencia, así como honestidad, a Todd".
El principal reto del reparto de El cielo es real era encontrar a un niño muy especial que pudiera interpretar a Colton Burpo con la inocencia natural y despreocupada que hace que esta historia sea tan convincente.
"Encontrar a Colton fue un gran reto porque la película no podía funcionar si Colton parecía artificial. Si parecía que se limitaba a recitar el diálogo, no te creerías nada de lo que contaba", explica Wallace.
La directora de casting Sheila Jaffe emprendió una búsqueda nacional y no se dio por vencida hasta encontrar a su Colton. "Vimos muchos videos y finalmente nos quedamos con ocho niños. Siete de ellos eran muy parecidos pero uno era diferente", recuerda Joe Roth.
Aquel niño era Connor Corum, oriundo de Cleveland, quien entonces tenía cinco años. "Era increíblemente natural, y no se dejaba intimidar por nada. Una vez que lo vimos no había opción él era el niño que buscábamos", dice Roth.
Cuando Kinnear empezó a trabajar con Connor se quedó embelesado por su naturalidad. "Muestra la mejor versión de un actor, en el sentido de que todo lo que hace es instintivo, sin esfuerzo, simplemente no hay ninguna artificialidad ni artificio. Casi me da envidia", bromea el actor.
Aunque la oportunidad fue emocionante para Connor, su madre Shannon dice que al principio se mostraron cautos. "Al principio, sentimos emociones encontradas. Nos preocupaba la idea de empujar a nuestro hijo al punto de mira y dudábamos si podría mantener los pies en la tierra y disfrutar su niñez", recuerda. "Por otra parte, fue pura emoción y alegría y algo muy positivo para nuestra familia. Mi abuelo, que cumplió 95 años en octubre del año pasado, está entusiasmado. Es un hombre muy espiritual y realmente creo que esto le ha dado algo maravilloso en que pensar en estos momentos de su vida".
Trabajar con Connor resultó ser algo natural para Wallace, que ayudó a la familia a sentirse cómoda. "Soy padre y también soy como un niño, de corazón, por lo que quería que Connor viniera al plató y se sintiera parte de una estupenda y gran familia", dice.
Continúa Wallace: "Él es un niño brillante. Siempre llegaba al plató preparado y Greg estaba encantado de trabajar con Connor. Algunas veces decía acción y rodábamos la escena y la magia simplemente se materializaba ante nuestra mirada. Otras veces Connor estaba lleno de energía, distraído y se subía por las paredes y teníamos que esperar a que se calmara. Y al final lo que pasaba, cuando ya se le había olvidado que esto era una película, es que empezaba a ser ese personaje en ese espacio, que es lo que queremos de cualquier actor, por lo que nos tenía fascinados".
Completando a la familia Burpo está su hija mayor Cassie, interpretada por Lane Styles, una joven actriz de Winnipeg, Canadá. "Lane es una pequeña tremenda actriz", dice Kelly Reilly. "Tiene una naturaleza tranquila y elegante y es muy inteligente y perspicaz".
A medida que la historia se desarrolla, otros dos personajes más se van entrelazando en el misterio de las vivencias de Colton: los amigos de La familia Burpo y líderes de la junta administrativa de la iglesia Nancy Rawling y Jay Wilkins, interpretados por dos premiados actores: Margo Martindale, que vimos recientemente en Agosto y Thomas Haden Church, nominado al Oscar® por Entre copas de Alexander Payne.
A Martindale le gustó que su personaje aportara otra perspectiva la de una mujer que ha luchado con su propia pérdida devastadora y es escéptica porque no puede tragar con falsedad alguna. Nancy también representa la preocupación que la historia de Colton pudiera dejar en ridículo a su pequeña pero vital congregación. "Nancy es tradicionalista. Se ha criado en la iglesia en una familia conservadora. Pero también es una mujer que ha perdido un niño, ha bebido tragos amargos y experimentado el dolor y está buscando la forma de volver a estar abierta al amor", explica la actriz.
Cuando Nancy escucha la historia de Colton es casi como una afrenta para ella, dice Martindale. "Al principio, incluso se enfada con Dios", señala. "Si Colton fue al cielo y volvió, ella se pregunta por qué no le devuelve a su hijo. Su viaje en la película es entender que Dios la ama a ella y a su hijo tanto como ama a Todd y a Colton. Y creo que hay un atisbo de compasión en todo ello".
Wallace estaba fascinado con la profundidad que la actriz aporta a su papel. "La única persona que hubiera imaginado para interpretar a Nancy es Margo", declara. "Había trabajado con ella en Secretariat y me pareció profundamente poderosa y natural. En esta película cuando ella mantiene una conversación crucial con Greg, parece que estás presenciando un momento de la vida real, algo conmovedor y directo al corazón".
Para Martindale, gran parte del placer de la película era enfrentarse a temas que son para muchos una parte esencial de su vida. "Cuando tocas temas profundos con las personas, siempre haces preguntas como ¿Cuáles son tus creencias? ¿Cómo te sientes? ¿Qué supuso esa experiencia para ti?" dice la actriz. "Por eso creo que hay ciertas historias que pueden enriquecer la forma en la que ves la vida".
Jay Wilkins, interpretado por Thomas Haden Church, no solo es el banquero de Todd en tiempos difíciles sino también su mejor amigo que le intenta ayudar en su crisis familiar. Para Wallace, Haden Church siempre fue su favorito para el papel. "Thomas es de Texas. Está muy arraigado en lo que es natural y puedes creerte completamente que es un hombre que puede ser tanto un banquero como un bombero voluntario", anota Wallace. "También es una fuerza de la naturaleza".
Haden Church no conocía el libro cuando recibió el guión, pero la historia le cautivó. "Me gustó que trataba el tema de hacer frente a una crisis de fe, y que el enfoque fuera tan humano", dice él. "En una comunidad como la de la familia Burpo, no muy diferente a la mía en Texas, si una familia está en crisis las personas cierran filas a su alrededor con amor y solidaridad y eso también me gustó. Me atrajo el hecho de que también es la historia de una comunidad".
Otro atractivo para Haden Church fue lo bien que congenió con Wallace, con quien nunca había trabajado. "Lo que admiro de Randall es que es una persona muy honorable y un verdadero colaborador. Nuestras conversaciones eran reflexivas y estimulantes y siempre estaba abierto a ajustar las cosas para adecuarlas a mi personaje y mejorar mi relación con el personaje de Greg", dice él.
En cuanto al impacto de su personaje en Todd Burpo, Haden Church dice: "Jay es alguien que realmente entiende que tiene que retar a Todd como solo puede hacerlo un amigo íntimo él le reta a avanzar, a decidir en su corazón cuál es la verdad y luego a vivir esa verdad".
Encontrar el cielo en una pradera
Así como Randall Wallace insistió en que los personajes de El cielo es real se basaran en la vida diaria, en cuanto a la estética de la película estaba decidido a descubrir la belleza y grandeza desplegada en torno a la familia Burpo en su casa de la pradera en Nebraska. Para logarlo reunió a un equipo técnico de primera incluyendo al director de fotografía ganador del Oscar Dean Samier y al director de producción Arv Grewal.
Grewal recuerda que Wallace acudió a él con una palabra para describir la visión general que buscaba. "Majestuoso fue el primer término que empleó Randall" señala el director de producción. "Así que nos esforzamos por encontrar los exteriores más amplios y majestuosos".
Al rodar en Winnipeg, Canadá, Wallace y Grewal utilizaron abundantes campos de trigo, radiantes campos de girasoles y un cielo azul infinito como fundamento para la arquitectura visual de la película. Explica Wallace: "El acercamiento cinematográfico fue tomarnos en serio el concepto de que el cielo es real- para decir que Dios ha pintado este mundo que vemos de tal manera que nos haga detenernos y nos maravillemos. Cuando llegamos a Winnipeg, estaba cubierta de dos metros de nieve. Pero luego la nieve se derritió y la tierra dio paso a una gloriosa primavera. Empezamos a rodar el cielo y los campos germinados, y comenzamos a ver algo celestial".
Las localizaciones también se mantuvieron auténticas por ejemplo, la estación de bomberos, los camiones de bomberos y otros equipos de extinción de incendios que aparecen en la película pertenecen a los bomberos de Rosser, Manitoba, quienes trabajaron como extras en la película junto a varios miembros del departamento de bomberos voluntarios de Imperial, Nebraska.
Para la residencia familiar de los Burpo, Grewal buscó una vivienda que fuera un lugar de reunión cómodo para la familia y que además diera una sensación envolvente de esplendor natural. "Cuando vimos la casa por primera vez, situada en un hermoso prado, supimos que era esa", recuerda Grewal. "En el interior, la geografía de la casa permitía el movimiento de cámara y mucha interacción con los actores".
Cuando comenzó el rodaje, Wallace colaboró muy de cerca con el director de fotografía Semler para mantener esa mezcla de autenticidad y sencillez tejida a través de los elementos visuales.
"Los elementos visuales de la película se produjeron de una forma muy orgánica" comenta Grewal. "Por ejemplo en la primera escena, Dean y yo decidimos que el espacio debía estar lleno de hermosos rayos de luz. En mi documentación, estudié los dibujos conceptuales del museo Guggenheim y fotografías del Partenón en las que un haz gigante de luz penetra la estructura. En mi labor de investigación me topé con imágenes de rayos de luz que penetraban los maderos de un granero. Al final, encontramos un granero holandés abandonado y deteriorado por el lado en el que pegaba el sol permitiendo que se filtrara la luz por las vigas, y Dean luego lo capturó a la perfección".
Una de las razones por las que queríamos que Dean Semler rodara esta película era porque es uno de los mejores cámaras del mundo, con quien he trabajado durante 25 años", apunta Joe Roth. Queríamos aportarle a esta película una riqueza, una sensación de espacios abiertos, una especie de realidad aumentada que transmite que lo que tenemos aquí en la tierra es bastante milagroso, y Dean lo consiguió.
Para los realizadores la idea de que el público viviera esa exaltación visceral se convirtió en un aspecto fundamental tanto en la estética de la película como en su narración. "Creo que todos pensamos que esta historia conectará con la gente de una forma increíble", concluye T.D. Jakes. Es una historia sobre la valentía, el temor y la fe y cuán a menudo conviven en el ámbito del ser humano y cómo los gestionamos".
Agrega Devon Franklin: "Entre todos los taquillazos y películas de superhéroes, creo que esta película encontrará un lugar entre el público porque contiene preguntas universales: ¿Quiénes somos? ¿Hay algo después de la muerte? ¿Cómo superamos lo perdido? Creo que si formas parte de una familia verás tus luchas plasmadas en la pantalla, pero no te dejaremos ahí. No se trata solo de mostrar las luchas, sino también de reflejar esperanza y amor".
Para el director y escritor al alimón Randall Wallece, el amor es el elemento fundamental que toda persona podrá experimentar en la fascinante historia de la familia Burpo, incluso a medida que indagan en lo que Colton vio desde su perspectiva particular. "En realidad trata la idea que puede que descubramos que la vida es más grande de lo que nunca imaginamos" resume Wallace. "Y puede que encontremos no solo amor, sino cómo dar amor- y para mí, ésta es la esencia de la fe".