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  Nunca es demasiado tarde  (Still life)
  Dirigida por Uberto Pasolini
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4 premios en el Festival de Venecia 2013. Dirigida por el productor de "Full Monty". Una película particular, original y única repleta de sensibilidad. Protagonizada por Eddie Marsan (‘Sherlock Holmes: Juego de sombras').


Notas de producción
NUNCA ES DEMASIADO TARDE es el segundo largometraje que dirige Uberto Pasolini. Exitoso productor de películas como Full Monty (The Full Monty) y Palookaville (Palookaville), Pasolini debutó como director con Machan, una cinta que fue un éxito de crítica. Comedia amable sobre un grupo de esrilanqueses que se hacen pasar por un equipo de balonmano cuando les deniegan un visado para entrar en Alemania, Machan disfrutó de una larga vida en el circuito de festivales, en el que ganó premios del jurado y del público.

NUNCA ES DEMASIADO TARDE también se inspira en personas y hechos reales. En sus lecturas sobre los hombres y mujeres cuyo trabajo consiste en organizar funerales para las personas que no dejan deudos al morir, Pasolini reconoció algo tan profundo como universal.

"La idea de las tumbas solitarias y los funerales desiertos me llamaba mucho la atención", explica Pasolini. "Es una imagen muy poderosa. Empecé a pensar en la soledad y en la muerte, y en lo que significa formar parte de una comunidad, y en cómo el concepto de vecindad ya no existe para mucha gente. Escribiendo el guión me sentí culpable de no conocer a mis vecinos ni la comunidad en la que vivo. Por primera vez fui a la fiesta de mi calle, porque quería participar en ese pequeño intento de crear un vínculo entre vecinos".

Esta sensación de falta de compromiso con la comunidad dio lugar a reflexiones más profundas sobre la sociedad moderna. "¿Qué estamos diciendo sobre el valor que la sociedad adjudica a las vidas individuales? ¿Cómo es posible que haya tanta gente olvidada, que muere sola?", se pregunta el cineasta. "La calidad de nuestra sociedad se juzga por el valor que otorga a sus miembros más débiles, y ¿quién es más débil que un muerto? Nuestra forma de tratar a los muertos es un reflejo de cómo nuestra sociedad trata a los vivos. Y en la sociedad occidental parece fácil olvidar cómo se honra a los muertos. Estoy convencido de que el reconocimiento de las vidas pasadas es algo fundamental para una sociedad que se pretende civilizada".

Pasolini integró estas ideas en una película sobre un funcionario de la administración local, John May, un hombre de mediana edad cuya última misión, antes de ser víctima de una reducción de personal, consiste en organizar el funeral de un hombre que ha muerto solo en el piso de enfrente de su casa. Decidido a convertir su último trabajo en un éxito, John May recorre el país buscando a la familia y los amigos del hombre. Por el camino conoce a la hija distanciada del padre muerto, que le ofrece la posibilidad de un futuro de amor y compañía.

La pasión que sentía por esta historia y sus temas hicieron que le fuera imposible entregar a otro las riendas del proyecto. Y así, como en Machan, Pasolini decidió dirigir él mismo la película y escribir el guión.

"Con NUNCA ES DEMASIADO TARDE yo quería una película tan estática como indica su título ['vida inmóvil']. Mis principales referencias visuales eran las últimas cintas de Ozu, con esas imágenes tan reposadas, pero tan poderosas, de la vida cotidiana".

Dirigir a un reparto inglés fue una experiencia nueva. "En Machan tuve un reparto increíble de actores esrilanqueses, a los que dirigía a través de un intérprete, por lo que más que a través del lenguaje, dirigía a través de la tonalidad. En NUNCA ES DEMASIADO TARDE no sólo tuve bastante menos tiempo para ensayar con los actores, y un plan de rodaje mucho más corto, sino que hablábamos el mismo idioma, por lo que tenía un vínculo emocional más profundo con las palabras concretas. Afortunadamente, gracias a la brillantez de los actores con los que trabajé, conseguí arrancarles los mismos tonos, inflexiones y énfasis en los que pensaba al escribir el guión".

Encabezando el reparto de Pasolini encontramos a Eddie Marsan, sin duda uno de los mejores actores de carácter del Reino Unido, y alguien cuyo talento ha sido reconocido por directores de renombre internacional como Martin Scorsese, Steven Spielberg, Mike Leigh y J.J. Abrams. Pasolini escribió el personaje de John May –el concienzudo empleado de servicios funerarios, el hombre que organiza los funerales de los muertos sin compañía– pensando en Marsan, porque estaba absolutamente convencido de que este actor podía sacar a la luz las complejidades del personaje con la quietud de su trabajo.

"La soledad de John May forma parte intrínseca de la película, pero él no es consciente de esa soledad, no ve que hay otras formas de vivir", dice Pasolini. "Tendemos a asumir que si nosotros pensamos de una manera, todo el mundo tiene que pensar igual, y con la soledad y la sensación de soledad proyectamos nuestros miedos en los que nos rodean. Hay gente cuyas vidas personales parecen vacías, pero que son autónomos emocionalmente y se realizan en otros aspectos de sus vidas, en el trabajo, por ejemplo. La vida de John May es una vida plena en sí misma, está llena de las vidas olvidadas a las que se ha consagrado. Y aunque a lo mejor nosotros no queremos vivir una vida "estática", es importante que no nos sintamos ajenos a él. Y cuando empieza a abrirse en la película lo disfrutamos, claro: empieza a probar otras comidas, viaja a sitios en los que nunca había estado, comparte una botella con dos vagabundos. La habilidad y la humanidad de Eddie consiguieron llenar de verdad los actos y los pequeños cambios en la vida de John May".

Para Marsan el aliciente fue la sensibilidad del guión.

"Es un estudio muy bonito y fascinante sobre la mortalidad y la soledad, y sobre la importancia de compartir la vida", dice el actor. "El guión de Uberto es muy sentido y emotivo. Se basa en temas muy sinceros, el vivir y el morir, la familia y la comunidad. No es una historia calculada ni manipuladora. Nace del corazón, y eso la hace única. Por eso quise hacerla".

Para Marsan, como actor, el personaje de John May significó unos retos muy especiales. "Yo sabía que los funcionarios de servicios funerarios existían, pero no lo aislados que podían estar o lo excéntricos que podían llegar a ser", continúa el actor. "Trabajan solos, o sea, es un trabajo bastante peculiar. Pero lo que percibí es que John, aunque vive aislado, no se siente solo. John May es un hombre muy inusual, no expresa mucho, por eso era más importante mostrar lo que piensa en cada momento. Es algo que para él es muy interno, y que por eso puede ser difícil de interpretar, porque tienes que descubrir lo que siente y luego no expresarlo. Pero así son los buenos personajes: complejos y reales, no alguien que va con el corazón en la mano. Es muy concienzudo: estar a cargo de los asuntos de los muertos le procura una sensación reconfortante y gratificante. Lleva una vida muy estructurada, y cuando se queda sin empleo pierde el refugio que el trabajo era para él, y entonces va a tener que experimentar la vida de frente. Y cuando empieza a investigar la vida de su vecino de enfrente, en su último trabajo para el concejo local, entonces empieza a abrirse a los demás. Porque el muerto estaba muy cerca: vivía enfrente de él, y ese piso tan desordenado es el reverso del piso de John May, igual que su caótica vida es el reverso de la ordenada existencia de John. Y entonces éste adquiere conciencia de su propia mortalidad. Su investigación sobre la vida del finado arrastra a John a un viaje psicológico y geográfico. Y la vida le da una bofetada".

Dando la réplica a Marsan, en el papel de Kelly, encontramos a Joanne Froggatt. Ahora conocida por su papel de Anna en la popularísima serie de televisión "Downton Abbey", Froggatt llamó la atención de Pasolini con su premiado trabajo en el telefilme "In Our Name", en el que da vida a una soldado con problemas para reintegrarse en la vida civil.

"Para el personaje de Kelly, la hija del muerto, yo quería a una actriz que supiera combinar vulnerabilidad herida con cierto optimismo y esperanza", dice Pasolini. "Con el brillante trabajo que hizo en 'In Our Name', Joanne consiguió expresar fuerza y debilidad en un personaje absolutamente creíble".

Froggatt veía a Kelly como una mujer agradable y normal. "La han herido en la vida, y habiendo sufrido el abandono de su padre y su marido, ha construido su vida en torno a los perros. Es una solitaria, hasta cierto punto. Entonces conoce a John May y empiezan a construir una amistad".

Lo que atrapó a Froggatt fue la originalidad del guión de Pasolini. "Me pareció una historia muy inusual, y esa clase de historias siempre me atraen, porque no llegan muy a menudo. Es una historia muy tierna, con un tema interesante sobre el que yo nunca había reflexionado ni leído nada. Y cuando supe que el protagonista era Eddie me apeteció todavía más, porque soy muy fan suya".

"La película aborda múltiples temas, pero en esencia habla de la vida, de cómo nos identificamos con otras personas y de la tristeza de vivir en soledad", sigue diciendo Froggatt. "En ella hay tristeza, pero también una calidez real: cómo personas que no se conocen pueden conectar a través de un entendimiento mutuo y unas circunstancias. Sospechas que Kelly y John se apoyarían mutuamente, y que esto es el comienzo de una buena relación".

Froggatt, además, es una gran defensora del cine independiente. "Me encanta que se sigan haciendo este tipo de películas", explica. "Esta película la ha escrito, dirigido y producido Uberto. Él tenía una visión artística del conjunto. Fue magnífico trabajar en un proyecto con alguien así, porque tienen tanto entusiasmo y pasión que acaban contagiándote. Uberto comprende a la perfección la historia emocional de los personajes y tiene mucho instinto para el diseño. Esta clase de trabajos son los mejores en algunos aspectos. Es una obra nacida de la pasión".

La experiencia de trabajar con Marsan cumplió todas las expectativas de Froggatt. "Eddie siempre es brillante", dice. "Es uno de los mejores actores británicos que hay en activo ahora mismo. Siempre aporta algo distinto al proyecto. Tiene una excentricidad muy real y sabe conectar con lo auténtico. Es muy interesante verle trabajar; te metes por completo en lo que hace. Por eso me gustó mucho trabajar con él".

Para Pasolini fue un placer trabajar con Marsan y con Froggatt. "Durante el rodaje se afinaron muchas cosas, y eso fue posible por lo buenos actores que son Eddie y Joanne. ¡Y por la enorme paciencia que tienen!".

Después de pasar varios meses investigando la historia del personaje de John May, para lo que visitó casas de personas recién fallecidas junto a funcionarios locales de la vida real, Pasolini empezó a rodar su película en mayo de 2012, en localizaciones de Londres y del sureste de Inglaterra. Detrás de las cámaras contó con la ayuda de Stefano Falivene, director de fotografía, de la diseñadora de producción Lisa Marie Hall, la figurinista Pam Downe y los montadores Tracy Granger y Gavin Buckley.

"El rodaje transcurrió sin ningún problema", dice Pasolini. "No tuve que renunciar a nada. Para el presupuesto que tiene, que es relativamente bajo, ésta es una película muy compleja. Hay muchas localizaciones repartidas por el país. Pero fue un proyecto de dimensiones asequibles, porque no pedimos nada colosal. Conté con un jefe de producción muy bueno y todos mis colaboradores sabían perfectamente cómo hacer una película con poco dinero".

A su director de fotografía, Stefano Falivene, le dio una consigna muy clara: cámara fija, mundo ordenado y el mundo visto y sentido desde el punto de vista de John May. "No quería que hubiera planos de John May sobre el hombro de otros de los personajes con los que interactúa, porque quería que el espectador tuviera una relación lo más personal posible con este personaje. Por eso siempre nos quedábamos con él, nunca con nadie más. Sólo nos quedamos con otra persona cuando conoce a Kelly. En las escenas en las que sale Kelly, por primera vez metemos unos contraplanos por encima del hombro, y después de Kelly hay un plano de tres con los dos borrachos, a la puerta de la iglesia. En este momento, el personaje establece con otras personas un vínculo fotográfico que no había establecido nunca hasta el momento en la película. Son cosas muy sutiles, pero que me ayudaron a decidir dónde situar la cámara".

Pasolini escogió la paleta de colores del filme junto a la diseñadora de producción, Lisa Marie Hall, y la figurinista Pam Downe. "Como la película es, en parte, un viaje del despertar de los sentidos, hablamos de que estuviera desaturada al principio e introducir los colores de forma gradual. Por eso al principio hay muy poco color, casi todo son tonos pastel de gris, azul y marrón y tonos monocromáticos. Según avanza la película va surgiendo el color. Y en los decorados hay mucha simetría entre las casas que visita el personaje y la suya propia: por ejemplo, las ordenadas filas de ropa interior y de botellas en la casa de la mujer del gato al principio de la película se parecen a las líneas rectas y la pulcritud de su propio piso."

El rodaje de la película concluyó a finales de junio. El hecho de que Pasolini lograra hacer realidad sus ambiciones creativas acredita el talento de sus colaboradores creativos y de sus actores. "De lo que más orgulloso estoy es del trabajo de Eddie Marsan", dice el cineasta. "Que es un actor extraordinario lo sabe todo el mundo, pero la verdad es que nunca había hecho un papel protagonista en una película. Me alegra mucho haberlo podido hacer yo".