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  Magia a la luz de la luna  (Magic in the moonlight)
  Dirigida por Woody Allen
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A Woody Allen le encanta la magia desde que hacía trucos cuando era un adolescente, y, desde entonces, la magia y los magos han aparecido frecuentemente en sus trabajos, como por ejemplo en el número de monólogos The Great Renaldo; en el corto galardonado con un premio O. Henry The Kugelmass Episode, en la obra de teatro The Floating Lightbulb (en la que uno de los personajes principales es un joven mago); en Edipo reprimido, uno de los segmentos de Historias de Nueva York; y en Scoop, donde él mismo interpretaba al mago Splendini. En sus películas también han aparecido hipnotizadores (Broadway Danny Rose, La maldición del escorpión de jade), un curandero (Alice), y una adivina (Conocerás al hombre de tus sueños). La fantasía y las extravagancias son temas recurrentes en muchas otras películas del director, y así lo demuestran películas como Zelig, La rosa púrpura del Cairo, MIDNIGHT IN PARIS o la más reciente comedia romántica de Woody, Magia a la luz de la luna.

Los videntes causaron furor en los años 20, época en la que se desarrolla Magia a la luz de la luna. Según Allen: "En la época eran toda una sensación, y muchos famosos, como Arthur Conan Doyle [creador de Sherlock Holmes] se lo tomaban todo muy en serio. Había sucesos de todo tipo, como por ejemplo fotografías de espíritus de las que todo el mundo hablaba, y las sesiones de espiritismo eran muy habituales". El mago más importante de aquella época, Harry Houdini, acudió a muchas sesiones de espiritismo, donde desacreditaba a todos los videntes con los que se topaba. Resulta curioso, pues la motivación de Houdini no consistía en destapar las mentiras de aquellos artistas, sino que lo que realmente le interesaba era descubrir que la posibilidad de comunicarse con los muertos existía de verdad, por lo que tanto fraude le decepcionó profundamente; sin embargo, cuando falleció, seguía teniendo esperanzas de que hubiera vida más allá de la muerte.

A simple vista, Stanley Crawford (Colin Firth) es lo opuesto a Houdini. Stanley es un mago mundialmente famoso que hace trucos disfrazado de un personaje chino llamado Wei Ling Soo, y rechaza por completo la idea de que exista el más allá. Según Allen: "Es una persona inteligente, racional y apasionada de la ciencia, así que los fraudes y la estupidez de un público crédulo le irritan bastante". Colin Firth, el actor que interpreta a Stanley, opina que: "Es arrogante, crítico, cínico, y se cree intelectualmente superior. Como se le da muy bien el ilusionismo, desconfía siempre de lo espiritual, místico u oculto. Se enorgullece de poner al descubierto a personas que aseguran que suceden cosas mágicas de verdad en sesiones de espiritismo. Creo que nunca he tenido un papel protagonista que estuviera tan cerca de ser totalmente antipático; seguro que el público está deseando que alguien le dé un tartazo en la cara. Llega a un nivel en el que es tan despectivo con todo el mundo que deseas con todas tus fuerzas que se le bajen los humos".

A Stanley le pica la curiosidad cuando su amigo de la infancia y compañero de profesión Howard Burkan (Simon McBurney) le habla de una médium, Sophie Baker (Emma Stone), que vive con una adinerada familia estadounidense, los Catledges, en el sur de Francia. Howard ha hecho todo lo posible por desenmascarar los trucos de Sophie, pero sus supuestos poderes le desconciertan, así que le propone a Stanley que retrase un viaje que había planeado con su prometida Olivia (Catherine McCormack), para que puedan ir al sur de Francia y descubrir que Sophie es un fraude.

Simon McBurney opina: "Creo que la razón por la que a Stanley le gusta estar con Howard es porque éste hace que Stanley se sienta bien consigo mismo, pues reconoce abiertamente que lo considera el mejor mago de todos, y así confirma que Stanley tendrá un lugar en el Olimpo de los grandes magos". Howard opina que Stanley es "el mejor desacreditador del mundo" y así logra convencer a Stanley para que acepte el reto.

Stanley es mundialmente famoso y anónimo a la vez, y como nadie conoce la verdadera identidad del gran Wei Ling Shoo, se presenta en la residencia Catledge como un hombre de negocios llamado Stanley Taplinger, un británico culto y elitista que no se deja impresionar por Sophie Baker (Emma Stone) ni por su madre (Marcia Gay Harden), dos estadounidenses de orígenes humildes. Según Colin Firth: "Stanley cree que Sophie es una niña callejera sin importancia y cree que desenmascararla va a ser pan comido".

Para su sorpresa, descubre que Sophie puede evocar imágenes mentales e impresiones de la gente, su pasado y sus seres queridos difuntos, lo que le resulta inexplicable. Stanley analiza todos los movimientos de Sophie, pero esta le sorprende continuamente descubriendo acontecimientos de su pasado que no tendría manera de saber; además de destapar su identidad secreta. Aunque tiene pruebas de lo contrario, Stanley piensa que la desenmascarará pronto, pues sigue convencido de que es un fraude. En palabras de Emma Stone: "Stanley pone a prueba a Sophie constantemente, pero ella siempre le deja sin argumentos y, de este modo, cada vez se siente más poderosa. Además, le parece un hombre encantador, así que se podría decir que juega a provocarle.

Sophie y la Srta. Baker se han instalado en la residencia de los Catledge porque la matriarca, Grace (Jacki Weaver), está desesperada por contactar con su difunto marido. Jacki nos cuenta: "Grace es una persona ingenua y dulce. Cree firmemente que tiene que haber algo que vaya más allá de lo aparente, y hay mucha gente que piensa de la misma manera". La desesperación y la ilusión de Grace hacen que ésta sea un blanco perfecto para la Srta. Baker, quien le saca todo el dinero que puede para una "fundación" que quiere crear junto a Sophie. Marcia Gay Harden nos cuenta que: "Sophie es una persona encantadora, pero su madre no lo es tanto, es muy astuta, y como Sophie es una vidente con mucho talento, han conseguido llegar muy lejos con la combinación de sus cualidades. Para el director: "La Srta. Baker es una madre tenaz e interesada, y sabe que con su hija puede tener un plato de comida en la mesa, así que se aprovecha de la situación y juntas consiguen ganarse la vida. En cuanto atisba una oportunidad para conseguir una buena suma de dinero, sabe cómo sacarle beneficio".

Además de tener mucho talento como vidente, Sophie es una persona brillante y tiene una personalidad magnética, por lo que no es de extrañar que Brice Catledge (Hamish Linklater), el dulce retoño de la familia, se enamore perdidamente de ella. Según Hamish: "Brice estaría dispuesto a ofrecerle el mundo en bandeja, y no está interesado en ella porque sea una médium, aunque esto sea beneficioso para su madre, simplemente la quiere y quiere estar con ella". Woody Allen opina que: "Brice no es un mal tipo, pero es una persona un poco plana; sin embargo, le hace una a propuesta muy tentadora a Sophie, sobre todo tratándose de los años 20, pues tanto ella como su madre podrían pasar a ser ricas de por vida".

En la mansión también viven la hermana de Brice, Caroline Catledge (Erica Leerhsen) y su marido y psiquiatra George (Jeremy Shamos), quienes contactaron inicialmente con Howard para que controlara a Sophie, pues sospechaban de ella. En palabras del director: "Quería contar con un personaje que tuviera que ver con la ciencia, pues son este tipo de personas las que enturbian a la comunidad científica, por mucho uno piense que no tiene por qué ser así, la realidad es bastante diferente. George ha estudiado psiquiatría en la universidad de medicina y al principio no se traga que Sophie sea vidente, pero la joven es tan convincente que incluso George empieza a creérselo.

Cerca de la vivienda de los Catledge vive la querida tía de Stanley, Vanessa (Eileen Atkins), quien se encargó en gran parte de su educación cuando era un niño y a la que Stanley aprecia incluso más que a sus propios padres. Vanessa le entiende a la perfección y es la única capaz de encauzarle, una tarea difícil cuando se trata de alguien que se cree que lo sabe todo. Eileen nos cuenta lo siguiente: "Vanessa tiene un papel importante en su vida. Sigue viéndole como si fuera un niño, algo que muchos padres hacen durante toda la vida con sus hijos, así que cuando nota que algo no va bien con Stanley, no reacciona de una forma exagerada, sino que consigue lo que quiere diciendo lo contrario a lo que piensa de verdad, pues sabe que, de este modo, Stanley hará lo que ella cree que es correcto". Según Colin Firth: "Vanessa consigue que Stanley muestre sus verdaderos sentimientos de una manera muy tolerante y benevolente, no es algo explícito, sino que, pacientemente, le permite que haga su propio proceso de reflexión, a su ritmo, para que aprenda la lección".

Stanley parece estar cada vez más desconcertado con Sophie, y por eso acude con ella a la casa Vanessa, pues sabe que su tía es muy perspicaz a la hora de analizar a la gente, y es allí donde Sophie lleva a cabo la sesión de telepatía más espectacular e inexplicable de su vida. Según Eileen Atkins: "Creo que a Vanessa no le importó realmente cómo lo hiciera Sophie, pues, en lugar de pensar que la joven tiene unas habilidades increíbles, piensa que ha conseguido leer su interior muy rápido, y está muy contenta de haber experimentado esa conexión. Asimismo, cree que todo es posible y piensa que es posible que Sophie tenga poderes para leer la mente; no niega rotundamente que existan los milagros, pues cabe la posibilidad de que existan. Colin Firth opina que: "Vanessa es la más inteligente de todos, y sabe que la estupidez consiste en creer que lo sabemos todo. La gente sabia acepta que hay muchas cosas que no sabemos y que la certeza no aporta sabiduría".

Sin embargo, Stanley pasa del más profundo escepticismo a tener una fe ciega ante la hazaña de Sophie. Según Colin Firth: "No se trata simplemente de que ahora crea en Sophie, sino que algo que ha estado enterrado en su interior durante años se transforma de repente en una especie de felicidad infantil. 'Si lo que he visto es real, eso significa que me he equivocado en todo, y, por lo tanto, puede que existan cosas más allá de lo que se percibe a simple vista, lo que significa que todo es posible. Puede que haya vida más allá de la muerte, entonces, cabe la posibilidad de que Dios exista'. Stanley desea con todas sus fuerzas dominar la magia, y se ha pasado toda la vida intentándolo, y la desilusión por no tener magia real en su vida le lleva a despreciar a aquellos que afirman dominar esta doctrina". Emma Stone nos cuenta lo siguiente: "Me encantó que Stanley, un hombre tan bueno a la hora de crear ilusiones para grandes grupos de gente, cambiara su manera de pensar por Sophie, quien le hace creer en un mundo que no puede ver".

Mientras que Sophie hace que Stanley rejuvenezca emocionalmente, este hace que la joven crezca intelectualmente. Woody Allen nos lo explica así: "Como Stanley es tan exigente y está tan documentado, hace que Sophie tome contacto con algunos temas por los que ella nunca se habría preocupado, y, al mismo tiempo, consigue que se interese por muchos de estos temas y los estudie". Según Emma Stone: "Sus gustos y su forma de entender el mundo se expande porque ha crecido en un mundo muy diferente al de Stanley, así que le resulta muy emocionante aprender de él". En palabras de Woody: "Sophie tiene el potencial para ser mucho más culta de lo que las circunstancias le han permitido ser".

El romanticismo del decorado del Art Déco de los años veinte y el resplandor de las zonas del sur de Francia le aportan un encanto natural a la película. El director de fotografía Darius Khondji, conocido por su magnífico trabajo en películas como Se7en, de David Fincher, también ha trabajado en películas alegres y brillantes de Allen como MIDNIGHT IN PARIS y A Roma con amor. Khondi nos explica lo siguiente: "Queríamos que fuera una película muy alegre y ligera, pero con una paleta de colores fuerte que le diera una estructura visual a la película. Me inspiré principalmente en el trabajo del fotógrafo francés Jaques Henri Lartigue. Hemos utilizado lentes viejas de Cinemascope de los años setenta y lo hemos grabado en rollos de película en los que usábamos un proceso especial para bajar la intensidad del contraste y suavizar las imágenes de forma natural. Posteriormente, trabajamos con el supervisor de colorido Pascal Dangin, quien nos ayudó a reproducir las imágenes con un toque "autocromado" propio de los colores de principios del siglo veinte.

Khondi le dio un brillo especial a la luz de Emma Stone. En palabras del director de fotografía: "Woody me pidió que intentara transportar su belleza a la película, y espero haberlo conseguido. Creo que tiene un resplandor natural, fruto de combinar el color de su piel, su pelo y sus ojos, pero, sobre todo, fue su manera de interpretar el papel la que me inspiró a fotografiarla de esta manera". Hamish Linklater opina que: "Emma es preciosa, pero con esa luz, parecía como si hubiera salido de un cuadro cada día". Emma Stone lo recuerda así: “Básicamente, Darius me metió en una caja blanca llena de luz. Invirtió mucho tiempo en enfocarme, así que se lo agradezco mucho".

Los interiores y exteriores de la casa de los Catledge se grabaron en dos lugares: Villa Einroc en Antibes y Villa la Renardière en Mouans-Sartoux. Otros de los lugares en los que se desarrolló el rodaje son: el bar y el restaurante del Hotel Belle Rives en Juan-les-Pins; para la casa de la tía Vanessa se utilizó una viña del Château du Rouët de Le Muy, la parte del Berlín Cabaret se grabó en el hotel Negresco de Niza, y el edificio Ópera de Niza se utilizó como el exterior del teatro Berlín). El observatorio en el que Stanley y Sophie se refugian durante la tormenta todavía sigue funcionando; es el Observatorio de la Costa Azul (Observatorio de Niza), construido en 1887 en la cima del monte Gros; la cúpula fue diseñada por Gustave Eiffel (el diseñador de la famosa torre). Los diseños arquitectónicos coinciden con los de la época, pero, en los diferentes escenarios, la diseñadora de producción Anne Seibel tuvo que añadir mobiliario de aquel periodo. La escena del baile se rodó en un escenario creado por Anne en el patio trasero de una de las casas de Villa Eilenroc donde se estableció el hogar de los Catledge.

La mayor parte del vestuario que podemos ver en la película está conformado por prendas originales de la época que la diseñadora de vestuario Sonia Grande y su equipo encontraron en una extensa búsqueda por todo el mundo en ciudades como París, Londres, Madrid, Roma, Toronto y Los Ángeles. En palabras de la diseñadora: "Intentábamos usar prendas originales siempre que se podía, pero si no encontrábamos los elementos que requerían los personajes y sus atuendos, los creábamos a partir de tejidos originales o ropa que reciclábamos y restaurábamos. Un esquema de colores surgió de manera orgánica, pues los "creyentes" generalmente vestían colores pastel o blancos y los "escépticos" vestían colores oscuros. Según nos cuenta Woody: "Principalmente, obedecimos a la lógica del momento, pues resultaba lógico que Stanley, Howard y George llevaran traje, ya que, cuando lo investigamos, eso era lo que se llevaba en la época, y eso pegaba con la idea de intentar que los demás tuvieran colores más claros, más abiertos al lado mágico e imaginativo de la vida".

Como en todas sus películas, en Magia a la luz de la luna, Woody Allen recurre a tomas largas cargadas de diálogo, movimientos de cámara y posicionamiento estratégico. Colin Firth opina que: "Aparentemente parece algo simple, pero eso significa que todo tiene que salir correctamente. A veces hay que hacer siete u ocho tomas y si a Woody le gusta que se te haya caído el sombrero, luego tienes que repetir lo mismo todas las veces. No hay ensayos, así que la primera toma te sirve de prueba y tienes que repetirla hasta que se hayan eliminado todas las imperfecciones y todo el mundo esté listo". Según Emma Stone: "Trabajar con Woody ha sido como un sueño hecho realidad. Había oído que es alguien muy tranquilo, serio y que guarda las distancias, pero en mi caso ha ocurrido todo lo contrario, fue increíblemente cercano y divertido, y me contó muchas historias". Colin Firth opina lo siguiente: "Como director, estuvo muy involucrado e hizo un trabajo muy detallado; venía y te daba instrucciones sumamente precisas, minuciosas y específicas de lo que quería, a no ser que le gustara lo que acababas de hacer, en cuyo caso pasábamos a lo siguiente". Según Eileen Atkins: "Si hacíamos una escena que nos salía muy mal, cuando terminábamos nos decía: 'Bueno, no ha ido muy bien, ¿no?' Entonces yo me reía y le contestaba: 'Ha salido fatal. ¿Qué vamos a hacer ahora?' y él se reía también y me decía: 'Hazlo mejor ahora'. Y así es como hay que hacerlo; Woody te da instrucciones si se las pides, pero en realidad conoce el trabajo de los actores porque él también es actor. Sabe que si escoge al reparto adecuado y trata a los actores correctamente, puede dejarles que hagan su trabajo".

Como tuvieron que trabajar en lugares aislados, los actores se hicieron amigos y cenaban juntos de vez en cuando, algo que no es muy común en los rodajes. Emma nos lo describe así: "Colin dice que hacer una película es como un proceso de alquimia, porque te tienes que creer lo que estás haciendo y tienes que pensar que este es tu mundo cuando ejerces esta profesión. En esta película he estado metida en una pequeña cápsula del tiempo a la que me encantaría volver; ha sido una de mis experiencias de trabajo favoritas". Según Colin Firth: "Emma es una de esas personas que da energía a todo el equipo, pues llegó a conocer a todo el mundo y todos la queremos mucho. Es una chica alegre por naturaleza y creo que eso era un estímulo para el grupo. Ahora somos muy buenos amigos".

En palabras de Emma Stone: "Estábamos en el sur de Francia, el tema principal era la magia y la película estaba ambientada en los años 20. Creo que todos nos sentimos arrastrados a una atmósfera alegre del tipo 'Sueño de una noche de verano'; en mi opinión, la experiencia del rodaje y la propia historia de la película transmiten la misma sensación que tienes cuando vas a un espectáculo de magia. Siempre que he ido a ver una actuación de un mago he pensado que aquello tenía que ser real, a pesar de que es imposible; creo que lo que hay que hacer es dejar a un lado la incredulidad y dejarse impresionar de verdad por alguien, porque la gente quiere historias, cuentos de hadas y mitos". Colin Firth opina lo siguiente: "Creo que todo depende de si crees o no en el misterio, o lo dispuesto que estés para aceptar algo inclasificable, que no se puede resolver científica o lógicamente. La gente tiene actitudes y relaciones extremadamente diferentes con ese tipo de cosas; a algunos les gusta el misterio e intentan resolverlo científicamente, otros manifiestan una hostilidad absoluta a aquello que no se puede resolver o explicar y también hay gente a la que le gusta que los misterios sigan siendo un enigma. Simon McBurney nos cuenta su opinión: "Cuando sucede algo inexplicable, en ese preciso momento, es como si volvieras a tener cinco años y tuvieras la misma sensación que te producía ver cómo las flores se abrían en primavera o que tu tío hiciera aparecer una moneda detrás de tu oreja; tiene que ver con la parte de nosotros que quiere ver el mundo de una forma diferente. Hay muchas cosas que nos devuelven a esa sensación de la niñez, como el extraordinario talento musical, una actuación magnífica en el teatro, los museos o las maravillas de la naturaleza, elementos que te transmiten una sensación de eterno asombro, y eso es algo mágico.

El mayor de los misterios es el amor, algo que es tan real como imposible de explicar. Según Emma Stone: "Es normal que quieras añadirle un poco de magia a todo. La magia de esta película es el amor, y el amor surge sin más, puede que no tenga mucho sentido para la lógica, pero eso es lo bonito y lo mágico". En palabras del director: "El hecho de que te sientas atraído por alguien la primera vez que ves a esa persona es algo inexplicable. Puedes intentar buscar razones, como por ejemplo: me gusta el estilo que tiene, su sentido del humor, su manera de pensar, su aspecto... pero al final, no sabes por qué no te atrae otra persona que tenga el mismo estilo, sentido del humor o lo que sea; resulta complejo porque tiene que ver con algo intangible. Seguro que dentro de millones de años, los ordenadores podrán representar matemáticamente lo que sucede, pero por ahora, y en un futuro próximo, no hay pruebas de que eso vaya a cambiar. El entusiasmo que te produce conocer a alguien y sentir algo romántico y positivo es mágico".