Sólo química es una comedia de Alfonso Albacete, producida por Rodar y Rodar y protagonizada por Ana Fernández (Cuestión de sexo, Los protegidos), Alejo Sauras y el actor argentino Rodrigo Guirao. Además de los tres jóvenes protagonistas, el reparto se completa con nombres como Jose Coronado, Natalia de Molina, María Esteve, Bibiana Fernández, Neus Asensi, Esmeralda Moyá, Silvia Marsó, Alex Monner, Rossy de Palma, Jaime Olías, Martina Klein, Miranda Makaroff.

El film del director Alfonso Albacete (Más que amor frenesí, Sobreviviré, Mentiras y gordas) posee un aroma a comedia romántica elegante, inteligente y comprometida. El género vuelve con fuerza y no tiene complejos a la hora de anunciarse como un homenaje al cine británico y sus historias emocionantes con buenos actores, con tintes de screwball comedy y del cine indie americano. Amor, lujo, música, sentimientos.

Un guión, firmado por el mismo Albacete y Mireia Llinàs, la fotografía de Carles Gusi (Celda 211, Te doy mis ojos, El niño), la dirección artística de Rosa Ros (Entre vivir y soñar, El habitante incierto), el vestuario de Olga Rodal y Laura Gasa (Los últimos días,) con las colaboraciones de los grandes diseñadores de la moda española actual Angel Schlesser, Amaya Arzuaga, Juanjo Oliva, Devota&Lomba, Santos Costura, Ana Locking, Jorge Vázquez, Andrés Sardá, Teresa Helbig, Roberto Verino, Nacho Aguayo, Jorge Acuña, The 2nd skin, María Barros, VSB, Aristocrazy, Sita Murt, Rosa Clarà y Torras.

Una producción de Rodar y Rodar Cine (Mar Targarona y Joaquín Padró) responsable de éxitos tan significativos como “El orfanato”, “Los ojos de Julia” y “El cuerpo”, se lanza ahora a la comedia imprimiéndole su particular sello. Sus películas se exportan a más de 40 países en todo el mundo.

Con la participación de Televisión Española, Canal+ y la colaboración de Televisió de Catalunya.


Notas del director
Todo empezó durante el rodaje de mi última película.

Salíamos de un hotel situado a unos treinta minutos del plató donde se habían construido algunos de los decorados. Eran a penas las seis de la mañana, pero allí estaban aún. La noche anterior, antes de subir a la habitación, ya las había visto aunque no les presté demasiada atención. Lo cierto es que todavía continuaban tras haber pasado toda la noche a la espera de que apareciera alguno de sus ídolos. En efecto, aquellas chicas que no tendrían más de catorce años, lanzaron un grito y corrieron hacia la puerta en cuanto el actor, recién levantado y todavía con cara de dormido, salió al exterior. Ellas sobreexcitadas le rodearon.

¿Existen los príncipes azules? Leí un artículo de Fernando González Molina a propósito de la presentación a los medios de su película en el festival de Málaga y la persecución de las fans cuando él y su protagonista estaban en el coche trasladándose al evento. Yo había vivido algo parecido un año antes junto a la misma estrella mediática y pude ratificar palabra por palabra lo que allí se relataba.

Yo mismo sentí el peligro que corrían estas chicas al lanzarse al vehículo entre el tráfico o al intentar volverlo alcanzar en el siguiente semáforo mientras el actor, preocupado, le pedía al conductor que tuviera cuidado para no atropellarlas. Los nuevos príncipes azules no tienen sangre real, no provienen de los palacios de las cortes europeas, son chicos de barrios normales y su reino es el futbol y la música y el cine y la televisión.

Cuando Mar Targarona y Joaquín Padró me propusieron desarrollar una comedia romántica no tardé ni un segundo en decirles que sí. El género, aunque poco trabajado en España, me atrae desde que hice “Sobreviviré” con Emma Suárez y Juan Diego Botto. Empecé a reunir todo el material junto a una joven guionista (Mireia Llinàs) que me iba a aportar frescura y su punto de vista femenino tan importante en este tipo de películas.

Necesitaba que la protagonista (OLI) fuera una chica enamorada perdidamente de un actor famoso, un personaje activo que luchara por conseguir hacer realidad sus sueños, una Cenicienta del siglo XXI deslenguada y sin filtro, que no necesitara Ada madrina y que por sí misma consiguiera sus propósitos. Hacía falta un nuevo príncipe (ERIC), alguien que no ha decidido serlo, si no que ha nacido para ello (como ocurre en la verdaderas casas reales.) Desde muy pequeño ha estado metido en el mundo de la publicidad y ahora es un rostro más que conocido de la televisión. Y para completarlo todo, necesitaba el punto crítico, alguien con sentido del humor, que no cree en el amor, en los príncipes, ni en las comedias románticas (CARLOS) y que se convertirá, sin quererlo, no sólo en uno de los vértices de este triángulo amoroso si no, además, en el narrador de la historia.

Quedó desde el principio claro qué tipo de film queríamos hacer. Sería una película actual, con jóvenes de hoy, un cuento narrado cinematográficamente con una estética cuidada, luminosa y llena de color, alejado del realismo social y cercana a las maravillosas comedias románticas inglesas, con la fuerza de las jóvenes comedias de cine independiente americano de hoy. Todo esto sin perder nuestra propia identidad, dejando a un lado el pudor para lanzarnos a hacer una historia llena de sentimientos, con mucho humor y música. «Sólo Química» será, ante todo, una comedia romántica para disfrutar, que pretende dejar un buen sabor de boca, no sólo a los más jóvenes sino a todos los que alguna vez creyeron que los sueños pueden hacerse realidad. Nos debatiremos entre los dos amores de la protagonista y seremos cómplices de sus sentimientos.

De la mano de Oli entraremos en un mundo vetado para la mayoría, que sólo lo conoce a través de las revistas, y viviremos con ella su búsqueda del amor que, por supuesto, es «SÓLO QUÍMICA».


La banda sonora
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