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  Nadie quiere la noche  (Nobody wants the night)
  Dirigida por Isabel Coixet
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Notas de la directora (por Ixabel Coixet)

El rodaje
Recuerdo frío. Recuerdo niebla. Recuerdo momentos de angustia cuando las dificultades crecían y el tiempo empeoraba y los perros de los trineos no obedecían ni a sus amos ni a nadie. Recuerdo momentos en que me preguntaba - después de catorce horas a la intemperie en medio de una ventisca gélida y a 8 grados bajo cero- por qué una tarde de hace más de cuatro años, cuando Andrés Santana me envió el guión de Miguel Barros "Nadie quiere la noche", me tiré de cabeza, absolutamente entusiasmada y sin pensar las enormes dificultades técnicas y logísticas que una aventura de estas características requiere. Lo cierto es que las pensé pero la belleza del guión, su absoluta originalidad, su decidida apuesta a contracorriente de casi todo hicieron que abrazara el proyecto con una pasión y entrega totales.

Flash-forward un año después, al recibir la llamada de Berlín invitándonos al Festival. Un Festival que ha supuesto todo para mí, que me ha hecho ser quien soy como cineasta. Y cuando la invitación se hizo para que "Nadie quiere la noche" fuera la película de inauguración, una oleada de emoción, nervios, miedo y alegría, todo mezclado.

Y la sensación de que el frío, el cansancio y los miles de problemas de esta increíble aventura han merecido la pena.

Juliette Binoche
Conocí a Juliette Binoche hace diez años, cuando un productor nos presentó en París con la idea de hacer una película que contaba la historia real de una actriz durante la segunda guerra mundial. Recuerdo como si fuera hoy mis nervios mientras la esperaba en un restaurante, y el silencio que se produjo en él cuando entró, despeinada, sin maquillar, con la cara roja de frío, sin prestar atención a los comensales embobados que dejaron los tenedores súbitamente en sus ensaladas de endivias para mirarla. La conversación fue estupenda, dijo que haría la película si yo la hacía . Yo salté de alegría y …. meses después el productor desapareció. Esas cosas pasan en el cine más a menudo de lo que se cree. Seguimos en contacto buscando una película que hacer juntas. La hemos hecho. Se llama "Nadie quiere la noche", y Juliette interpreta a la mujer de Robert E. Peary, el explorador que descubrió el Polo Norte en 1908. Mucha gente me pregunta cómo es trabajar con una actriz casi legendaria como es Juliette. Cómo es de verdad. Qué come. Cómo se viste. La fascinación que despierta se alimenta de un misterio que va más allá de los atormentados y fascinantes personajes que interpreta en la pantalla. Hay algo que está por encima de todo: es la actriz más currante y mejor preparada de la historia. En los cuatro meses entre la preparación y el rodaje no la he visto descansar un momento, literalmente. Tampoco he visto a nadie tan concentrado, tan apasionado, tan metido no sólo en el personaje sino en el mundo del personaje. Y estamos hablando de un rodaje a catorce grados bajo cero en la intemperie más brutal. Es valiente, arriesgada, apasionada y terriblemente inteligente. Es el mejor aliado imaginable con que un director puede contar. Es una máquina y su pasión se contagia a todos los miembros del equipo. Y cuando terminamos el rodaje, me dijo. "Ahora tenemos que hacer la película sobre la Segunda Guerra Mundial". Cuando quieras, Juliette!

Rinko Kikuchi
Es la segunda película que hago con Rinko. Cuando hicimos "Mapa de los sonidos de Tokyo", me prometí y le prometí que haríamos otra película juntas. Han pasado seis años y nuestras vidas se han ido cruzando en ciudades y rincones del mundo. Hemos pasado juntas momentos muy buenos y menos buenos. Ha estado ahí cuando la necesitaba y yo he estado ahí para ella. Nos hemos reído y hemos llorado. Confío ciegamente en ella y siento que ella confía en mí. Rinko es ahora parte de mi familia. Cuando leí el guión de "Nadie quiere la noche" supe que la única actriz que podía interpretar a Allaka era Rinko. Y no, no me ciega el cariño que le tengo. Porque soy totalmente consciente de que la capacidad de entrega de Rinko no tiene límites. Porque sé hasta qué punto puede abandonarse al personaje y crear una simbiosis con él. Porque tiene una carnalidad inocente y hermosa y salvaje y humana y etérea al mismo tiempo. Porque para mí, su rostro cruza fronteras y nacionalidades y trasciende . Aunque ha hecho grandes películas y ha estado nominada al Óscar, el mundo todavía tiene que descubrir lo inmenso de su talento. Ojalá lo hagan con la preciosa creación que del personaje de Allaka hace Rinko Kikuchi.


Notas del guionista (por Miguel Barros)
El viaje siempre ha sido el comienzo y el final de cualquier proyecto mío. Y no es de extrañar que el Polo Norte despertara mi interés desde un principio. Ese lugar intangible, solo imaginado, móvil y aparentemente desierto, siempre me pareció la metáfora perfecta de estos viajes a ninguna parte. La idea surge de la lectura de diversos libros sobre los exploradores; que de forma incesante, arriesgaron sus vidas para llegar a este punto remoto y soñado. A través de estas lecturas conocí a los personajes reales, de carne y hueso, y decidí hacerlos míos e imaginarlos en situaciones ficticias.

Viajé al norte del planeta en varias ocasiones para sentir el frío, la soledad y belleza del entorno. Eso duró poco. Yo no soy un explorador. Después, en el calor de mi casa, y aún con frío en las manos me dejé llevar por estas dos mujeres aisladas en el confín del mundo: Allaka y Josephine. O Josephine y Allaka. Y así empezó otro viaje, y esta vez no sabía mi destino final. Ellas decidieron cómo y dónde acabaría todo. Y así fue.

Meses más tarde el productor Andrés Santana mostró interés en esta historia, en este viaje. Y pasó a sus manos. Llamó inmediatamente a Isabel Coixet. Que, a su vez, recogió el testigo y ambos lo han llevado hasta lo que es hoy. Ha sido un viaje largo, cansado y lleno de ilusión.

A partir de ahora el público, si así lo desea, también viajará con nosotros, en medio de la noche polar, hasta ese lugar incierto, quizá solo soñado, que algunos llaman el fin del mundo.