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  Trash  (Ladrones de esperanza)
  Dirigida por Stephen Daldry
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TRASH – LADRONES DE ESPERANZA está dirigida por STEPHEN DALDRY a partir de un guión de RICHARD CURTIS basado en la novela de ANDY MULLIGAN.

Producida por Working Title en asociación con O2 Filmes y PeaPie Films, los productores son TIM BEVAN, ERIC FELLNER y KRIS THYKIER. La producción ejecutiva corre a cargo de BEL BERLINCK, ANDREA BARATA RIBEIRO, FERNANDO MEIRELLES, AMELIA GRANGER y LIZA CHASIN.

Stephen Daldry se ha rodeado de talentosos técnicos de la talla del director de fotografía ADRIANO GOLDMAN; el diseñador de producción TULÉ PEAK; el montador ELLIOT GRAHAM; la diseñadora de vestuario BIA SALGADO, y el compositor ANTONIO PINTO.

El productor Kris Thykier fue el primero en pensar en el proyecto después de leer el libro antes de su publicación. "Vivimos una era dorada en la que se escriben libros para jóvenes adultos sobre temas muy importantes", dice. "Un gran número de las mejores historias que se adaptan a la gran pantalla proceden del mundo de la literatura para jóvenes adultos".

Se dio cuenta inmediatamente del potencial de la novela. "Reyes de la basura no dulcificaba el mundo en el que vivían los personajes", sigue diciendo. "La vida de esos chicos es de una dureza inimaginable, y no sólo es importante mostrar el horror y la miseria, sino que en estos barrios también viven personas".

"Stephen es un director dramático sin par", añade el productor Eric Fellner, "y ha aportado autenticidad, honradez y una profunda emoción a cada fotograma que ha rodado".

Martin Sheen, que interpreta al padre Julliard, compara la historia a Las aventuras de Huckleberry Finn, de Marc Twain. "Gira en torno a tres chicos con un optimismo inagotable, con mucho coraje y con un gran sentido de la aventura", explica. "Los jóvenes intérpretes nos hacen creer que se puede superar lo imposible".

En opinión de Andy Mulligan, el autor de la novela, TRASH – LADRONES DE ESPERANZA es una película diseñada para que corra nuestra adrenalina al tiempo que nos conmueve. "Como espectador, me gusta que me lleven a sitios increíbles", dice. "Creo que cualquiera que vea esta película tendrá una experiencia muy gratificante".

El guionista Richard Curtis añade que TRASH – LADRONES DE ESPERANZA es sobre todo una historia optimista. "Me gusta que haya películas emocionantes que traten de situaciones sociales muy serias", explica. "Intentamos demostrar que no se debe categorizar a nadie porque no haya estudiado o porque trabaje en un basurero. Son personas reales, llenas de emociones".

La historia parte de una premisa básica de la narrativa: el triunfo del bien sobre el mal. "Las cosas cambian, y Brasil es uno de los mejores ejemplos para probarlo", sigue diciendo el guionista. "La película habla de la corrupción y de la violencia, pero se centra más en la batalla librada contra estos dos males y no tanto en la desesperanza de un barrio".

"Recomendaría esta película a cualquier niño, adolescente y adulto porque es realmente para todos", dice Martin Sheen. "Vivimos momentos difíciles en los que no se anima a los jóvenes a perseguir sus sueños. Y esta película no solo demuestra que se puede ser heroico, sino que es necesario serlo".


Los primeros pasos: El descubrimiento del libro
Como la mayoría de ideas buenas, el deseo de convertir la novela Reyes de la basura en una película surgió durante una comida. El productor Kris Thykier tenía una reunión con la importante agente Jenny Casarotto, que le pasó el libro después de que causara sensación en la feria de Fráncfort.

"Todavía no se había publicado, pero todos estaban muy emocionados", recuerda el productor. "El editor de El curioso incidente del perro a medianoche acababa de comprarlo y Jenny me pasó las galeradas. Lo leí esa misma tarde, fue un flechazo".

Andy Mulligan había escrito la novela para despertar emociones. "Tenía claro desde un principio que no sería un libro lento", explica el antiguo profesor. "No hay nada peor que estar ante una clase de adolescentes aburridos porque el libro que estudian carece de acción, de violencia, de esas cosas que nos atraen a todos".

Su intención siempre fue que Reyes de la basura estuviera llena de situaciones tensas y peligrosas. El autor tampoco quería que los tres jóvenes protagonistas fueran ángeles. "Quizá parezcan frágiles, tiernos y vulnerables, pero en muchos aspectos son duros como el acero y están acostumbrados a luchar para sobrevivir", añade.

Andy Mulligan acabó escribiendo una novela controvertida, varios colegios han rechazado incluirla en las clases de literatura y se le retiró un premio por ser "inadecuada" para niños. Pero el autor cree que los jóvenes lectores deben saber la verdad de este mundo. "Los chicos de Reyes de la basura se esfuerzan por salir de la situación en la que están", dice. "La novela lleva a los lectores a lugares nada agradables y les hacer ver que esos problemas existen para que piensen y reflexionen. No me parece mal".

La novela despertó mucho interés y se organizó una subasta para la venta de los derechos cinematográficos. Kris Thykier era consciente de que debía reunir a un equipo creativo muy fuerte para hacerse con los derechos. "Envié el libro a tres personas", dice. "Se lo mandé a Richard Curtis y a su compañera Emma Freud sólo para saber si les gustaría tanto como a mí. Y se lo mandé a Stephen Daldry, que casualmente no tenía nada que leer en ese momento".

El director no tardó en llamar a Kris Thykier. "Lo que más me enganchó fue la intensidad de la narración", recuerda. "Es un libro para jóvenes, fácil de leer, la historia se mueve con mucha rapidez. Me gustó la idea de un thriller de acción dirigido a un público joven, pero también me di cuenta de que me planteaba un reto enorme. Nunca había hecho nada parecido, y menos en un idioma que no era el mío".

Stephen Daldry es un director de actores, según Martin Sheen, y debía encontrar a tres jóvenes que pudieran llevar el peso de la película. "Es un hombre muy especial que nunca hace dos veces lo mismo", explica el actor. "Siempre descubre algo nuevo para que todo sea más atractivo e interesante, para que las tomas no pierdan espontaneidad. Es capaz de sacar lo mejor de cada uno, y no me refiero sólo a los actores, sino también al equipo técnico".

Una vez que Stephen Daldry le dijo que estaba interesado, Kris Thykier llamó a Richard Curtis para saber su opinión. El guionista acababa de adaptar con Steven Spielberg la novela Caballo de batalla, de Michael Morpurgo, y había disfrutado de la experiencia. "Me dijo que le interesaba", comenta el productor. "De pronto, podía contar con uno de los mejores guionistas del mundo y uno de los mejores realizadores del momento".

Richard Curtis apreció el potencial cinematográfico de la novela y se entusiasmó con la posibilidad de trasponerla a la gran pantalla. "Desde el principio tuve la sensación de que podría ser algo del estilo de las películas de Bourne", dice. "Imaginaba una película de persecución, pero con tres personajes maravillosos en el centro, de los que no se han visto en el cine. Además, había algo más importante que asesinos y malos, trataba de la justicia social".

Stephen Daldry deseaba trabajar con el guionista: "Es sumamente inteligente, además de ser la persona más simpática del mundo. Se le dio muy bien estructurar la narrativa y darnos ideas acerca de cómo debían ser los personajes".

Los tres, productor, director y guionista, tenían una muy buena relación con Working Title, una de las productoras de mayor éxito de Gran Bretaña que se ha ocupado de todas las creaciones cinematográficas de Richard Curtis, entre ellas Cuatro bodas y un funeral, Notting Hill, Love Actually y Una cuestión de tiempo, desde su primer guión, Un tipo de altura, que dirigió Mel Smith. Working Title también había colaborado con Stephen Daldry en los enormes éxitos Billy Elliot/Quiero bailar y "Billy Elliot The Musical", y con Kris Thykier en la taquillera comedia Les doy un año.

"Kris nos presentó el proyecto", explica Eric Fellner. "Ya había hablado con Richard, que quería ocuparse de la adaptación, y con Stephen, que deseaba dirigir la película. Creía que sería un gran largometraje y estábamos de acuerdo con él".

El equipo creativo no tuvo problemas en hacerse con los derechos, y Richard Curtis empezó a adaptar la novela.


Camino a Río: Del guión a la pantalla
Cuando Andy Mulligan recibió un correo electrónico anunciándole que el productor Kris Thykier estaba interesado en llevar su novela a la gran pantalla, el autor no se sorprendió. Siempre había estado convencido de que el libro era muy cinematográfico y lo describe como "un thriller de acción con mucho ritmo". Pero también sabía que el interés de un productor no significaba que habría un estreno. "Muchas productoras están interesadas en novelas", dice. "Pensé que no se materializaría".

Pero las cosas siguieron su curso. "Me enteré de las personas que estaban interesadas", recuerda. "Kris Thykier no tardó en juntar un equipo compuesto por Richard Curtis y Stephen Daldry. Empecé a pensar que podría ocurrir, los equipos de tal calibre no abundan".

Pero el proceso no fue sencillo. En esa época, Kris Thykier producía Les doy un año; Richard Curtis rodaba Una cuestión de tiempo, y Stephen Daldry colaboraba en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. "Nuestras vidas se cruzaban y descruzaban", recuerda el productor, riendo. "Y volvían a cruzarse. Tardamos cuatro años en empezar a rodar".

Andy Mulligan se reunió con el productor, el director y el guionista muy al principio de la preproducción con la intención de participar en la adaptación. Pero reconoce que se dio cuenta rápidamente de que sería mejor no intentar contribuir a la escritura del guión. "Estoy dentro de la novela Reyes de la basura, y me sentí incapaz de quitar partes de la historia. No se me dio nada bien imaginar cómo podría contarse la historia de otro modo".

También vio que el equipo creativo conocía perfectamente el modo de conseguir que la historia funcionase para un público de cine. "Cuando se conoce a alguien como Richard Curtis, con su experiencia en la escritura de guiones de todo tipo, es mejor reconocer que no es el trabajo del autor intentar ayudar en el guión. Richard es un maestro y no se me ocurrió querer meter las narices en su trabajo".

Richard Curtis es conocido sobre todo por sus comedias, como las series "La víbora negra" y "Mr. Bean", o taquilleras comedias románticas como Cuatro bodas y un funeral y Notting Hill, pero también es un respetado guionista dramático después de escribir el telefilm "The Girl in the Café" y la película War Horse/Caballo de batalla. "Richard entiende los personajes y la estructura como nadie", dice Kris Thykier. "Es un guionista brillante. Me interesaba que un guionista acostumbrado a la dinámica del humor pasara a aplicarla a la acción".

Eric Fellner, que ha trabajado en repetidas ocasiones con el guionista, está de acuerdo: "Abarca más géneros a medida que crecen sus intereses. Es verdad que sus primeros éxitos surgieron con la comedia, pero es un guionista brillante y un gran analista de historias".

A continuación vino un periodo de intenso trabajo durante el que Kris Thykier, Stephen Daldry y Richard Curtis se reunieron varias veces para hablar y entender la mecánica de la historia con el fin de plasmarla en la gran pantalla. "Escribí una primera versión muy rápidamente, y Kris y Stephen se dedicaron a destriparla", recuerda el guionista. "Luego otra, y los tres la destripamos".

Viajaron a Brasil para poder seguir con el desarrollo del proyecto. "Fue entonces cuando empezamos a cambiar más cosas para que encajaran con lo que habíamos visto", sigue diciendo. "La novela no transcurre en ningún sitio en particular. Descartamos ciertas cosas, añadimos otras, ampliamos algunos personajes. Pero básicamente, creo que la adaptación es muy cercana al libro".

Regresaron a Brasil en varias ocasiones durante el desarrollo del proyecto para conocer mejor un mundo que les era totalmente extraño. "Ha sido una de las películas en las que más colaboración he tenido", dice Richard Curtis. "Viajamos juntos cinco veces a Brasil, y pasamos mucho tiempo hablando y discutiendo cada una de las escenas de la película".

Kris Thykier dice que la clave de la adaptación dependía de que los elementos de la persecución funcionaran con los jóvenes protagonistas. "Era necesario encontrar una forma de adaptar las escenas de persecución con los chicos", explica. "Debían ser los auténticos protagonistas para mantener la tensión. Después de escogerlos, trabajamos con ellos durante varios meses con el fin de entrenarlos en varias técnicas gimnástica y en parkour. Queríamos saber hasta dónde podían llegar para que las persecuciones fueran lo más auténticas posibles".


El viaje a Brasil: El rodaje de Trash – Ladrones de esperanza
La novela no transcurre en un país específico. El autor Andy Mulligan dio clases en Brasil, India, Filipinas y Malasia, por lo que la historia podía desarrollarse en cualquiera de esos países. "Leyendo Reyes de la basura, no se sabe en qué país estamos", explica. "Lo hice por una razón concreta: no me pareció estar cualificado para emitir un juicio acerca de un país que amo. La basura podía estar en cualquier parte".

Los productores se desplazaron a Manila y a India para ver localizaciones, pero acabaron inclinándose por Río de Janeiro.

"Río es un lugar muy exótico, culturalmente es muy específico y muy diferente del mundo occidental", dice Eric Fellner.

Pero Río también es una ciudad que cuenta con técnicos muy experimentados y con un gran apoyo a la producción gracias al interés del gobierno por la industria cinematográfica. Los productores se pusieron en contacto con el cineasta brasileño Fernando Meirelles, nominado a un Oscar por la película Ciudad de Dios, que también transcurre en las favelas de Río.

"Stephen conocía a Fernando, por lo que le llamamos cuando se nos ocurrió rodar la película en Brasil", recuerda Kris Thykier. "Le preguntamos si podía echarnos una mano con un jefe de localizaciones y si le parecía que podía rodarse allí".

"Decidimos rápidamente que rodaríamos en Brasil", dice Stephen Daldry", y se debió en gran parte a la experiencia que Fernando Meirelles y su productora O2 Filmes tienen con actores no profesionales. Siempre supimos que para TRASH – LADRONES DE ESPERANZA necesitaríamos a tres chicos que nunca hubieran actuado". Además, los tres jóvenes actores no solo necesitarían apoyo durante el rodaje, sino después, durante el periodo de promoción, y O2 tiene la reputación de saber ocuparse de los actores con los que trabaja.

La idea gustó a Fernando Meirelles, que mandó toda la información requerida a los cineastas antes de que él y sus colegas brasileños se convirtieran en socios productores. "Son los productores brasileños", explica Kris Thykier. "El equipo técnico es totalmente brasileño y sobre todo se hablaba portugués durante el rodaje. Han sido una parte muy importante de la película".

"Fue una suerte contar con Fernando", añade Eric Fellner. "Tiene una gran experiencia haciendo pruebas a chicos de la calle, cuidándolos, guiándolos y enseñándoles a comportarse delante de la cámara".

Cuando Andy Mulligan se enteró de que el rodaje tendría lugar en Río, le pareció el lugar perfecto. "Todos sabemos, por el cine brasileño, que Río es el corazón de una fantástica cultura cinematográfica", dice. "Nunca dudé que los decorados tenían un sinfín de posibilidades".

El director aclara que la ciudad que se ve en la película quizá sea desconocida para aquellos que han estado en Río. "Intentamos alejarnos de los lugares más cómodos y conocidos de todos", dice. "Estábamos mucho más lejos, en barrios donde nunca habían visto un equipo de rodaje. No sólo fue un descubrimiento para mí, sino también para algunos de los técnicos brasileños. Encontramos localizaciones en las que nadie había rodado".

Una vez tomada la decisión de que se rodaría en Río y de que el idioma hablado sería sobre todo el portugués, los productores contrataron al asesor de guión Felipe Braga para que añadiese una auténtica voz brasileña al guión de Richard Curtis. "Fernando Meirelles y su socio Braulio Mantovani nos presentaron a Felipe Braga", dice Kris Thykier. "En su opinión, era el mejor guionista joven de Brasil".

La colaboración fue fructífera y Felipe Braga añadió los toques necesarios para anclar firmemente la adaptación de Richard Curtis en Río de Janeiro. "Trabajó con Richard y Stephen para que el guión fuera realmente brasileño en cuanto a política, contexto, idioma y personajes", sigue diciendo Kris Thykier.

"Era inevitable que los diálogos cambiaran bastante, pero la estructura permaneció intacta", añade Stephen Daldry.

Otra colaboración inestimable fue la del codirector Christian Duuvoort, que ya había trabajado como instructor en Ciudad de Dios, desarrollando una relación cercana con los tres chicos y ayudando a Stephen a dirigirlos para obtener interpretaciones naturales y espontáneas.

En cuanto al director de fotografía que trabajaría con Stephen Daldry, un nombre encabezaba la lista, el de Adriano Goldman. "Es una estrella y trabaja en todo el mundo", dice el realizador. "Fue una bendición que aceptara volver a Brasil, de hecho nació en Río. Fue el primero al que acudimos hace tres años, pero estaba ocupado. Por suerte para nosotros, se liberó y pudimos contar con él".

Adriano Goldman, además de una asombrosa mirada para filmar Río, también tiene mucha experiencia trabajando con actores no profesionales, ya que había rodado "Cidade dos homens", la serie que nació a partir de la aclamada Ciudad de Dios. "Conocía perfectamente el contexto en el que íbamos a movernos", dice Stephen Daldry.

"Es una película al estilo Daldry", explica el director de fotografía. "Tiene mucha seguridad escogiendo los encuadres, y permite que el equipo y sus compañeros den lo mejor de sí mismos. Es muy sofisticado en cuanto al aspecto general y siempre se esfuerza en hacer películas hermosas".

El primer paso fue decidir cómo se rodarían las escenas del basurero con las que empieza la película y donde nos familiarizamos con los personajes y sus vidas. Visitaron Jardim Gramacho, uno de los mayores vertederos del mundo, que sirvió como telón de fondo para el documental nominado por la Academia de Hollywood Waste Land, de Lucy Walker. Después de funcionar durante 32 años, las autoridades municipales lo cerraron en junio de 2012. El equipo de producción pudo hablar con los recogedores para saber más sobre la vida en un basurero.

"Trabajamos con muchos recogedores y participamos en actividades en sus barrios", explica el productor Kris Thykier. "De hecho, gran parte de la figuración está compuesta por auténticos recogedores. Son personas increíblemente alegres, llenas de esperanza y siempre dispuestas a reír. En la novela, y es algo que queríamos capturar en la película, los jóvenes recogedores quizá sean considerados como ‘basura’, pero son personas muy positivas que pueden cambiar el mundo para mejor".

Los recogedores de Gramacho enseñaron a los tres jóvenes actores cómo se trabaja en un vertedero. "Les explicaron la estructura de la recolección, qué se recicla y qué no, con qué se saca dinero y con qué no, qué problemas había, qué enfermedades, les hablaron de las drogas, de la economía de la recolección", dice Stephen Daldry. "Qué retos y qué oportunidades ofrecía el mayor proyecto de reciclaje de Brasil".

Los productores siempre fueron conscientes de que rodar en un vertedero auténtico sería peligroso y también difícil de controlar. Los enormes basureros de ese tipo contienen todo tipo de objetos, como vidrio, herramientas puntiagudas y material hospitalario. Prefirieron construir su propio vertedero después de recolectar 2.000 metros cúbicos de basura segura a base de plásticos y papel, a los que añadieron objetos clave, como chasis de vehículos, para reforzar la veracidad del decorado.

La creación de un barrio de chabolas sobre pilotes en la orilla de un lago cercano fue otro reto ya que no había ningún lago cerca de la localización escogida. El diseñador de producción Tulé Peak diseñó un lago que fue debidamente excavado y llenado con agua usada para el riego. Se soltaron peces en el agua para impedir una plaga de mosquitos. Al poco tiempo, los perros del vecindario se apoderaron del lugar, añadiendo un toque de autenticidad.

Stephen Daldry reconoce que filmar en Río le impactó. "En realidad, es una película brasileña", dice. "Tan solo había un par de ingleses y un par de estadounidenses. Y no solo es una película brasileña porque el equipo era brasileño, sino porque plasma los sueños y las aspiraciones de los tres jóvenes protagonistas".

Martin Sheen está totalmente de acuerdo. Nunca había estado en Sudamérica, y para él fue una revelación: "Me asombró la enormidad del país", dice. "Creo que la película refleja fielmente la cultura y el carácter de los brasileños".

Andy Mulligan, que nunca había estado en un plató antes de TRASH – LADRONES DE ESPERANZA, disfrutó viendo cómo rodaba Stephen Daldry. "No sé muy bien qué esperaba", dice, riendo. "Pero con Stephen controlándolo todo, era un entorno muy tranquilo. Me pareció que se trataba de un grupo de profesionales que realizaban su trabajo con total eficacia en torno a Stephen, que se fija en el más mínimo detalle".

Le gustó el hecho de que Stephen Daldry animara a los actores a improvisar para que dieran lo mejor de sí mismos. "Aprovecha todo lo inesperado que surge durante el rodaje. Es un maestro componiendo los encuadres. Me di cuenta de que hacía cambios sutiles en la posición de la cámara, en los colores. Será una película maravillosa".


Recorriendo las favelas: El reparto de la película
Brasil es una fuente de talentos interpretativos gracias a las numerosas producciones cinematográficas y televisivas del país, pero el mayor desafío para el director y los productores era encontrar a los chicos que llevan el peso de la película.

Stephen Daldry tenía muy claro que quería trabajar con chicos que nunca hubieran estado delante de una cámara. "Me pareció obvio un elevado nivel de autenticidad para que fueran creíbles como recogedores", explica. "No podían ser actores profesionales, lo que en cierto modo facilitó mi trabajo porque no tuve que ‘desenseñarles’ lo que habían aprendido".

"Trabajamos con un director de casting genial llamado Chico Accioly", sigue diciendo Kris Thykier. "El casting de los chicos no fue nada sencillo, y hasta que empezamos a rodar no supimos realmente si los tres serían capaces de darnos lo que queríamos".

Lo primero fue organizar una prueba abierta en Río de Janeiro. Después de una primera selección, el director de casting se dedicó a ver qué papeles encajaban mejor con los posibles candidatos y a hacerles trabajar juntos. De principio a fin, el casting duró un año, empezando con miles de chicos que fue seleccionando poco a poco hasta quedarse con Rickson Tevez, Eduardo Luis y Gabriel Weinstein.

Stephen Daldry reconoce que los tres jóvenes le impresionaron: "Desarrollaron una profesionalidad auténtica y entendieron a la perfección qué papel tenía cada uno en la historia a medida que avanzaba el proceso. Sus interpretaciones son extraordinarias".

Rickson Tevez es Rafael, el idealista líder del grupo. El chico, de 14 años, vive con su familia en Rocinha, la favela brasileña más extensa. Hablando de su personaje, le describe como "un chico muy persistente, algo travieso". Lo que más le atrajo de Rafael fue esa persistencia, ya que los chicos libran una batalla imposible y luchan contra sistemas que no entienden debido a su corta edad.

Rickson Tevez se lo pasó muy bien dando vida a Rafael gracias sobre todo a la forma de dirigir de Stephen Daldry. "He visto unas cuantas películas y he oído decir que los directores exigen a los actores que hagan exactamente lo que ellos quieren", explica. "Pero Stephen no es así. En vez de decirte qué hacer o qué pensar, primero pregunta qué piensas tú del personaje. Es increíble".

Eduardo Luis, también de 14 años, dice que su personaje, Gardo, es el que da caña, algo que encajaba bien con él. "Gardo es como yo, valiente, y no soporta que le critiquen. Siempre piensa que tiene razón", dice el joven actor.

Descubierto en la escuela de samba Caprichosos de Pilares, donde toca el tambor, para él fue un sueño rodar la película. "No hubo un solo día en que pensara: ‘Hoy no ha sido un buen día’, cada día era genial", dice. "Rodar esta película es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Tuve la oportunidad de conocer y trabajar con muchos famosos y experimentados actores con los que pude intercambiar ideas".

Para Gabriel Weinstein, de 15 años, que encarna a Rato, trabajar con actores del calibre de Martin Sheen, Rooney Mara y Selton Mello fue una experiencia incomparable que resume así: "Me entendían, podía ser yo mismo con ellos. Fue maravilloso trabajar con los tres, y Stephen es genial, bueno y humilde. Ojalá pudiera trabajar con él siempre".

Stephen Daldry dice que trabajar con los tres jóvenes actores fue un auténtico descubrimiento por lo mucho que daban de sí mismos a los papeles. "Los tres proceden de entornos difíciles, pero son extraordinarios. La película se convirtió en su historia, fueron capaces de transmitir lo que sienten y piensan".

Para conseguirlo, era importante que los tres se llevaran muy bien, algo que no les costó. "Cuando se pasa ocho meses con otros chicos, no se acaba siendo amigos, sino mucho más", dice Eduardo. "Era imposible que no fuéramos amigos".

Andy Mulligan tuvo la ocasión de ver las primeras imágenes durante su viaje a Brasil. "No había visto a los chicos hasta entonces", recuerda. "Los auténticos héroes de TRASH – LADRONES DE ESPERANZA son estos tres chicos. Tienen carisma, son valientes y estaban dispuestos a conseguirlo como fuera. Me parecieron fascinantes".

Y sigue diciendo: "Stephen dio en el clavo. Son diferentes de los niños que creé para la novela porque Stephen los hizo más exagerados, más cinematográficos. Rafael es duro, pero también tierno, y su actitud hacia la vida es menos brutal que la de Gardo, un chico muchísimo más duro y fuerte. Los dos lo hacen a la perfección".

Martin Sheen también se quedó impresionado con el trabajo de los jóvenes actores. "Supieron hacerse con la esencia de los personajes", dice. "Son muy jóvenes, pero no tienen un ápice de sentimentalismo. Su entusiasmo y su sentido de la aventura es contagioso".

La novela nació a partir de un encuentro entre Andy Mulligan y el personaje de Gabriel Weinstein. "Rato está basado en un chico al que conocí en Manila. Y cuando me presentaron a Gabriel, me emocioné hasta llorar. Por fin tenía delante de mí al chico que había imaginado. Es delgado, enjuto, duro, un auténtico superviviente. Pero al ser tan joven, despierta la ternura, queremos protegerle".

Los tres esperan poder seguir trabajando como actores después del estreno de TRASH – LADRONES DE ESPERANZA. Rickson Tevez dice: "Voy a clases de interpretación, nunca se sabe. Ha sido una experiencia genial y espero repetirla".

Los productores solo pensaron en dos nombres para interpretar al padre Julliard y a Olivia: Martin Sheen y Rooney Mara. Ambos encajaban a la perfección con los papeles y se entusiasmaron al leer el guión. "Martin lleva casi diez años trabajando con los recogedores del vertedero de Smokey Mountain en Manila", explica el director. "Rooney ha hecho lo mismo en Nairobi. Ambos conocen y tienen experiencia con personas como las de la película, algo vital para nosotros".

El padre Julliard es un alma atormentada, un hombre que ha dedicado toda su vida a intentar mejorar la vida de otros y que ha llegado a la conclusión de que todos sus esfuerzos apenas han servido de nada. "Es de esos hombres que viven con la idea de hacer concesiones", explica Stephen Daldry. "Pero los tres chicos no entienden de concesiones, son luchadores idealistas como él fue antaño".

"Es un misionero estadounidense cuyo mayor reto es conseguir que los más pobres del barrio estén a salvo", explica Martin Sheen. "Hace tiempo que abandonó la idea de conseguir algún cambio social; tampoco se fía de las autoridades porque ha recibido demasiados golpes en su lucha por la igualdad social. Se ha ido apartando del mundo".

Pero el actor insiste en que no ha perdido la fe, solo la fe en el sistema contra el que lucha. "Decidió apartarse y centrarse en los más pobres del barrio, y le bastan las pequeñas victorias", sigue diciendo. "Sin embargo, no era consciente de que se había rendido hasta encontrarse con los tres chicos y ver lo que persiguen. Se convierten en su inspiración y en su fuerza".

Martin Sheen reconoce que admira a su personaje y se interesó por construirle un pasado que explicara a la persona que vemos en la pantalla. "Sugerí que perteneciera a la orden Maryknoll, una comunidad de misioneros estadounidense que se hizo muy popular a principios del siglo XX", explica. "Se les llamó ‘los Marines de la Iglesia’ porque se centraban en salvar almas en las zonas rurales".

El actor creció en el seno de una amplia familia de emigrantes pobres y comprende la situación de los personajes. Desde que se hizo famoso, no ha dejado de luchar por la justicia social. "Una vez me preguntaron si ser activista había afectado a mi carrera", recuerda. "Contesté que lo esperaba sinceramente, porque sino, no había tenido sentido serlo. Es posible que perdiera algunos papeles por mis opiniones sobre ciertos temas, pero me gusta creer que conseguí otros por ser como soy. Mi papel en TRASH – LADRONES DE ESPERANZA me lo confirma".

"Se aprende mucho viendo trabajar a Martin", dice el autor Andy Mulligan. "Richard Curtis dio más envergadura al papel del padre Julliard. El personaje da la sensación de haber perdido el control, de no ser lo que era a pesar de seguir esforzándose. Martin lo entendió perfectamente".

En muchos aspectos, Olivia es la persona que el padre Julliard era antaño. Acaba de llegar y los chicos se aprovechan de su ingenuidad, pero les conquista la pasión que siente por su trabajo. "No sabe si los chicos le están diciendo la verdad", explica el director, "pero se deja llevar por la historia".

"Llega a Brasil con mucho optimismo y un toque de ingenuidad", dice Rooney Mara, que encarna a Olivia. "Viene a mejorar la vida de la gente y, de paso, la suya".

Cuando Andy Mulligan se enteró de que Rooney Mara daría vida a Olivia, se alegró mucho. "Basé el personaje en mí mismo, una persona que visita el Tercer Mundo y se queda estupefacta ante lo que descubre", explica. "Olivia es una versión de mí, se enfrenta a los mismos problemas y no cabe duda de que los chicos la engañan".

Rooney Mara aporta una ternura al papel que según el autor funciona perfectamente: "Está claro que Rooney Mara disfruta enseñando y rodeada de niños. Creo que le pasó lo mismo que a Olivia, durante un momento pensó que podría cambiar algo".

La actriz se basó en su trabajo como voluntaria para construir el personaje. "Tengo bastante experiencia en este tipo de barrios, y una de mis pasiones es viajar", dice. "Cuando me ofrecieron el papel, pensé que me apetecía ver cómo funcionarían esos dos mundos. Además, siempre había querido trabajar con Stephen Daldry, me apetecía mucho hacer la película".

Trabajar con los tres chicos y asistir a su adaptación fue lo mejor del rodaje para la actriz: "Tienen una energía tremenda y protegen mucho a sus personajes. Fui a Brasil para ensayar y regresé para rodar. Me sorprendió descubrir que se habían convertido en actores".

El papel también supuso hacer realidad el sueño de trabajar con Martin Sheen, uno de los actores favoritos de Rooney Mara. "Aporta un tremendo conocimiento al personaje, es un actor apasionado".

"Rooney es una actriz respetada y ha sido un placer trabajar con ella", dice Martin Sheen. "A mi edad, no se suele trabajar con una preciosa y joven estrella. Fue una oportunidad única, nos lo pasamos realmente bien. Su talento, humanismo, comportamiento y disciplina en el plató son admirables".

Rickson Tevez dice que tanto Martin Sheen como Rooney Mara se esforzaron en que los tres jóvenes actores se sintieran cómodos en el plató. "A pesar de no saber portugués intentaron hablar con nosotros, fue genial", recuerda.

La actriz reconoce que no fue fácil comunicarse con los chicos. "Probamos con el poco portugués que sabíamos y ellos con su poco inglés", dice. "Pero la barrera del idioma añadió un aura de misterio".

Martin Sheen dice, riendo: "Me temo que el portugués no se me dio muy bien. Había estudiado mucho antes, pero al llegar a Brasil sufrí de amnesia. Por suerte, los chicos también habían estudiado inglés y me animaron mucho. Son auténticos profesionales".

La historia, los actores estadounidenses, el director y el guionista atrajeron a varias estrellas brasileñas. "Hemos tenido la suerte de trabajar con grandes actores, como Wagner Moura y Selton Mello, las dos mayores estrellas de Brasil ahora mismo", dice Kris Thykier. "Es la primera vez que trabajan juntos en una producción internacional".

"He seguido su carrera y fue una suerte contar con ellos", añade Stephen Daldry. "En Brasil hay muchos actores de calidad y hemos podido trabajar con los que encabezaban nuestra lista".

Selton Mello encarna a Frederico, el policía que lidera la caza de los chicos y el gran antagonista de la historia. El actor cree que era básico dar una faceta más humana al personaje: "No cabe duda de que Frederico hace cosas horribles, pero también se ve su otra cara. Es un buen padre, un buen marido, las cosas no son tan sencillas".

Reconoce que la razón principal por la que aceptó el papel fue para trabajar con Stephen Daldry en un guión de Richard Curtis. "Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida", dice. "Stephen viene del teatro y le gusta trabajar con actores. Me llevó por caminos inesperados".

Wagner Moura está de acuerdo: "Los realizadores como Stephen no abundan. Me ayudó mucho en el plató, aunque yo podía apoyarme en el genial personaje que habían creado Andy Mulligan y Richard Curtis".

Y hablando de su personaje, acaba diciendo: "José Angelo es un hombre de principios, lleva toda la vida trabajando por una causa. No es un mártir, pero sí hizo algo importante para los chicos, tiene un alma enorme".