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  El coro  (Boychoir)
  Dirigida por François Girard
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"Aplaudiros" - Dustin Hoffman como director de coro Carvelle en El coro.

Del reconocido director François Girard ("El violín rojo") surge la inspiradora historia de un chico rebelde con un don extraordinario a quien un profesor exigente reta a hacer realidad el sueño más improbable.

Un reparto estelar —que comprende a Dustin Hoffman, oscarizado en dos ocasiones; la también oscarizada Kathy Bates; Eddie Izzard, acreedor del Emmy dos veces; Debra Winger, nominada a los Oscars en tres ocasiones; Josh Lucas ("Una mente maravillosa"); y Kevin McHale (la serie Glee)— encabezan un elenco de actores que también cuenta con un fascinante grupo de debutantes que encarnan a los jóvenes cantantes que luchan entre sí mientras llevan su coro al nivel más competitivo.

Este conmovedor relato repleto de música se inicia con Stet (el debutante Garrett Wareing), que se esfuerza por ir tirando en un duro vecindario de Texas junto a su agobiada madre soltera. La directora de su escuela (Winger) está convencida de que su angelical voz es digna de campeonato, pero Stet no ve cómo puede ayudarle eso a encarar las negras realidades de su vida. Todo ello cambia cuando una repentina casualidad le sitúa en la Costa Este, en una de las más elitistas escuelas de coros de chicos del país: la National Boychoir Academy. Puede que sea su única esperanza, pero sabe que no encaja. Nunca ha estudiado música, no hay alma que le aliente, y le come las entrañas una rabia que no puede comenzar a mostrar. Y todavía peor, inmediatamente tiene que vérselas con la más exigente, intransigente y absorbente persona que jamás conociera: el elogiado aunque crecientemente hastiado profesor Carvelle (Hoffman).

Pero la determinación interior de Stet le hace emitir un sonido increíble. Y cuanto más canta, más percibe Carvelle su pasión crecer, una pasión que va a impactar no sólo en la vida de Stet sino también en la de aquéllos que le rodean. Desde el mismo Carvelle, pasando por su asociado snob Drake (Izzard), la realista directora de la escuela (Bates), el joven profesor que lucha por Stet (McHale), hasta llegar al distante padre (Lucas), que trata de ocultar su misma existencia a Devon (el debutante Joe West), cantante estrella y más fiero rival de Stet, la campaña de éste para redimirse comienza a captar la atención de todos. Pero al tiempo, todos saben que no hay voz de chico que sobreviva la adolescencia. El cambio se acerca, pero con él también una lección perdurable: llevar a lo más alto tu capacidad en cada momento.

Dirige EL CORO François Girard, basada en un guión original de Ben Ripley. La protagonizan Dustin Hoffman, Kathy Bates, Eddie Izzard, Debra Winger, Josh Lucas, Kevin McHale, Garrett Wareing, Joe West y River Alexander. Ejercen como productores Judy Cairo, Carol Baum y Jane Goldenring. Los productores ejecutivos son Michael A. Simpson, Eric Brenner, Tim Haslam, Hugo Grumbar, Grant Guthrie, Ben Ripley, Darrel Casalino, Guirec van Slingelandt, Rob van den Berg, Paul B. Loyd, Jr, Jeff Steen, Bob Westendarp, y Jarod Becker. La etérea música coral del film se entreteje con la banda sonora original de Brian Byrne ("Albert Nobbs") y una canción, "The Mystery of Your Gift", interpretada por Josh Groban, nominado a los Grammy y acreedor de varios discos de platino, que ha coescrito con Byrne. Informant Media (Corazón rebelde) ha financiado y producido la película.


Historia
El sublime y franco tono agudo de las voces preadolescentes acontecen como en un destello, y luego desaparecen: un aviso acerca de la breve belleza de la infancia y del profundo poder del tiempo. Durante siglos, los asombrosos tonos cristalinos logrados por los coros de chicos han devenido una inspiración espiritual y artística, pero incluso ahora, en el siglo XXI, en medio de un panorama cacofónico hecho de sonidos electrónicos, la claridad pura de la voz humana conmueve por dentro como nada.

Y fue esa emoción íntima la que parece que atrajo universalmente a un grupo de intérpretes fervientes, jóvenes y viejos, nuevos y legendarios, hacia la producción de EL CORO. Todo comenzó con un guión de Ben Ripley, quien, aunque quizá más conocido por el thriller de ciencia-ficción "Código fuente", también es un pianista clásico con un gran background en música. Cuando supo de la existencia de escuelas de coros de chicos donde éstos se esfuerzan al máximo con sus voces doradas en esos huidizos años antes de la pubertad, Ripley no pudo evitar sentirse intrigado por ese mundo desconocido donde los genios tienen fecha de caducidad. También se sintió atraído hacia el choque entre los chicos irreverentes y pillos de hoy en día y esa forma de arte antigua y etérea. Y lo más importante, vio la ocasión de vincular una historia de redención a los ricos temas de la infancia, la enseñanza, los sueños, la transitoriedad y los siempre cambiantes ritmos de la vida.

Así surgió la historia ficticia de Stet, el más improbable de los participantes en un coro de chicos, y del director de coro que, pese a su naturaleza perfeccionista y acerada, se ve empujado a ofrecerle una oportunidad.

El productor Judy Cairo ("Corazón rebelde") recibió el guión de Ben Ripley de manos de los productores Carol Baum y Jane Goldenring, y lo compró pensando en el célebre director capaz de llevar a la pantalla historias musicales de palpitante vida emocional: el francocanadiense director de escena, cine y ópera François Girard, entre cuyos largos consta el innovador "Sinfonía en soledad: un retrato de Glenn Gould", y el oscarizado drama "El violín rojo". Se sintió al instante conmovido por la historia.

"Judy Cairo me pasó el guión, del que no conocía gran cosa y, nada más comenzar a leerlo, me sorprendí muy conmovido" —recuerda Girard—. "Era un guión lleno de verdad, con muchas capas, escrito por un escritor muy sensible que resulta ser también músico, lo que no es baladí pues la música puede ser algo difícil de maridar con las palabras. Pero Ben Ripley supo entretejer ambas."

Girard también se sintió atraído por otro motivo irresistible. "Me dijeron que Dustin Hoffman había mostrado interés. A lo largo de los años, él y yo habíamos hablado acerca de materializar determinados proyectos que nunca fructificaron, así que, para mí, ésta también ¡era la ocasión de subsanar esa frustración!" —ríe—. "Pero, honestamente, desde el primer minuto de lectura, no pude evitar tener a Dustin en mente como el Director de coro Carvelle."

También al director le fue imposible evitar sentirse atraído por el mismo concepto efímero del coro de chicos, lo que refleja no sólo lo súbito que la infancia desaparece sino también lo importante que es, en cualquier edad, en cualquier campo de experiencia, aferrarse a las oportunidades que se nos presentan.

"La brevedad de los coros de chicos nos recuerda que en este viaje por la vida siempre ganamos algo y perdemos algo" —observa Girard—. "Los seres humanos tendemos hacia una percepción estática de nuestras experiencias, pero lo cierto es que cambiamos constantemente, nos movemos y evolucionamos sin cesar. Y pese a que queremos vivir con certezas, éstas se harán añicos de un modo u otro. Éstas son cosas ciertas para los chicos que cantan en el coro de esta historia, pero creo que todos podemos identificarnos con ellos."


Reparto
El viaje de esta película a las entrañas de un mundo poco conocido, su búsqueda de pasión musical, y su historia de sueños perdidos con los que reconciliarse, atrajo de inmediato un reparto de enormes presencias de la pantalla para los papeles adultos. Girard se mostró satisfecho por su efusiva respuesta y aún más, por su firme compromiso con esta producción independiente.

"Todos los personajes del guión de Ben me embargaron, y por medio del trabajo de actores del calibre de Dustin Hoffman, Kathy Bates, Eddie Izzard, Debra Winger, Kevin McHale y Josh Lucas aquéllos han cobrado vida, y tenemos la oportunidad de observarlos crecer hacia nuevas direcciones" —comenta Girard—. "Estoy muy agradecido por este reparto."

Si esta constelación de estrellas, con su cúmulo de premios y reconocimientos, constituía la base de la película, donde la labor de bastir el reparto tenía que superarse era en dar con los jóvenes actores del coro de chicos. Para Stet, así como para los principales compañeros y rivales de éste, los realizadores se embarcaron en una búsqueda internacional comandada por el director de reparto John Papsidera. La caza de Stet acabó en Los Ángeles, donde dieron con Garrett Wareing, de 12 años, un joven actor nacido en College Station, Tejas.

"Da siempre miedo trabajar con actores de 12 años" —admite Girard—. "Muy pocos han trabajado antes, así que no tienes nada más que la audición, que no es mi recurso favorito pues puede resultar engañoso. Pero se hizo rápidamente evidente que Garrett tenía una significativa capacidad interpretativa requerible en Stet. Inusualmente para su edad, se concentra mucho. Me impresionó su intensidad y su disciplina; creo que se le abre una excitante trayectoria como actor".

A medida que la producción avanzaba, Girard comenzó a trabajar estrechamente con Hoffman en el desarrollo de Carvelle como hombre de tres dimensiones lleno de contradicciones. Esta leyenda del cine, dos veces oscarizado, y otras siete nominado, resulta célebre por comunicar la vulnerabilidad de sus personajes, y aunque Carvelle procede con sus alumnos como una insensible fuerza motriz, alberga dudas y remordimientos que Stet evidencia.

"El trabajo con Dustin comenzó con el texto" —explica Girard—. "Invertimos mucho tiempo antes de la producción simplemente trabajando, hablando y bebiendo té. Fue un compañero increíble, muy alentador y del todo entregado. Él mismo ha dirigido un film, por lo que pienso que sentía empatía en torno a las dificultades de ese rol!"

También comenzaron ha deconstruir las muchas facetas del personaje. "Al principio, Dustin se cuestionó por qué debía encarnar este papel" —precisa Girard—. "Carvelle comienza como alguien muy severo, es muy duro con Stet, se hace antipático al público. Pero con Dustin en el rol siempre supe que incluso su dureza encerraba una componente encantadora. Siempre se percibe la calidez de corazón de Dustin, y eso marca distancias con este tipo de personaje. Posee esa ternura inherente a su presencia".

Además, fue mientras trabajaba con Hoffman que Girard comenzó a ver la historia de modo distinto. En lugar del relato simple en el que un profesor despiadado resulta que da una oportunidad a un alumno desfavorecido, también deviene la historia de un chico que provoca que su mentor revise su propia vida e inspiraciones, antes de que se haga demasiado tarde.

"Toda esta idea de un chico que le dice al maestro ‘tu reloj está contando, anciano’ evolucionó en los últimos estadios entre Dustin y yo mismo" —añade Girard—. "Cada vez más, los dos cobramos interés en el impacto inverso de Stet sobre Carvelle. Que el maestro instruya al alumno es obvio, pero que el maestro reciba una lección procediendo así resulta incluso más interesante. Hacia el fin de la historia, hay algo que ha cambiado en Carvelle".


Música
En toda la producción, abundó el talento musical, que viabilizó una canción original para los créditos finales interpretada por Josh Groban, el cantante clásico que devino una de las mayores estrellas del pop del mundo; la escribieron Groban y el compositor de la película, Brian Byrne, nominado a los Globos de Oro, responsable de la banda sonora de la fascinante "Albert Nobbs".

Aunque tras todo ello estaba la música coral. Todos los grandes compositores han dejado su huella en este género, a menudo entendido como llamado a las alturas de la belleza musical. Y pese a que el sonido a veces se asocia a la Edad Media o a las iglesias modernas, las voces de los coros han experimentado recientemente un gran resurgir, al punto de ser tema de los reality shows televisivos.

Según Girard, la voz humana a capela siempre será algo extraordinario. "Creo que a la gente le encanta, incluso a instrumentalistas como Yo-Yo Ma y Joshua Bell porque escuchan la voz humana en sus ejecuciones" —comenta—. "Cuando he dirigido óperas, algunos de los ensayos más felices han sido en los que los coros se lanzan a armonías vocales que logran que me salten lágrimas. Ahí se acumula un grandioso poder emocional".

El sonido de un coro de chicos lleva ese concepto a su más alto nivel. "Mientras escogía la música, efectué una profunda investigación y escuché mucho, y no dejé de percibir una pureza que alcanza el corazón de un modo especial. Tuve que acortar mis escuchas pues me embargaba la emoción, la nostalgia. No hay experiencia parecida que la mezcla de la inocencia de los niños con la visión de los grandes compositores, hecha de espíritu conmovido" —concluye Girard—. "Así que ésa fue la fuerza motriz para El coro: esas voces puras que hurgan en tu corazón abierto de par en par".